EMILIO RODRIGUÉ
PSICOANÁLISIS, VIDA Y LITERATURA
La dimensión psicoanalítica en la obra de Emilio Rodrigué
Resulta fascinante emprender la tarea de adentrarse en la obra de Emilio Rodrigué, atendiendo a la vastedad de su producción, a las diversas facetas de la misma, a los tantos rumbos que a lo largo de los años fue transitando.
Así, a la par de conceptualizaciones rigurosas respecto al psicoanálisis, encontramos sus búsquedas y hallazgos existenciales expresados en bella prosa poética, y también chispa, ingenio y humor en relatos testimoniales que tienen tanto de confidencia.
Todo esto desplegado en el tiempo de su larga vida y polifacéticos escritos. Su itinerario resulta zigzagueante y encontramos que retoma desde otros lugares, y nuevas sabidurías los viejos temas, contándolo todo con la frescura de una celebración permanente.
Y cuando digo todo, me estoy refiriendo tanto a su trayectoria en psicoanálisis, en que asume la valentía de la ruptura con las formalidades del academicismo, cuanto al relato de la historia de su vida en que la sinceridad llega a los límites insospechados de reconocerse como “psicópata doméstico” (tal como lo designara su sobrino Chamaco) y al fin, a la singularidad de su estilo literario, donde juega con la palabra y logra iluminarla y devolverla transformada, como cuando asevera “El absurdo con letra entra” dando una vuelta de tuerca a lo ya dicho, para hacerle decir otra cosa.
Emilio logra eludir la trampa de “escribir soso” hasta en los temas más áridos y comparte las reflexiones sobre sí mismo y el mundo con la misma generosa disposición.
Cuando algo lo inquieta o lo sorprende busca el aspecto literario, o la posibilidad de desarrollarlo más. Así supo escribir de algún suceso: “Da para un cuento”. De otro “Puta, hay que pensar en eso!” (¡nada menos que de la monogamia!). Llega a mostrar la descripción de una sesión por un paciente como la circunstancia de “dos personas hablando”, y ello como algo promisorio sobre lo cual volver. También llega a señalar como subtema del manual que escribía sobre la búsqueda de la sabiduría, a la amnesia corporal de los “hombres atriles”, subtema que jerarquizará. Así lo leemos mientras se pregunta, propone y saca conclusiones.
Son ideas que esboza a medida que surgen, para que las sigamos pensando.
Va encontrando en lo vivido lecciones que nos comparte: Así La Casona, Ondina, San Mateo, Guarulhos, el Axé Opó Alfonjá pasan a ser lugares no solo geográficos sino escenarios de crecimiento.
La impresión durante la lectura de sus textos (desde su novela “Heroína” al monumental y en dos tomos “Sigmund Freud, el siglo del Psicoanálisis” y pasando por la narrativa de sus experiencias en ensayos novelados) es que aunque Emilio tenga al escribir, y siempre, interlocutores invisibles, el lector se siente interpelado. Y aunque finja en el texto estar dando indicaciones al linotipista, y aunque sus dedicatorias tengan ternura y originalidad, su escritura es siempre la de alguien que monologa y nos otorga el privilegio de escucharlo hablar, pero que advierte acerca de lo necesario de sospechar de lo dicho y escrito por él, y con ello trasmite una sinceridad inusual.
Como si socarronamente nos advirtiera: -Mirá que no todo es así, no termines de creerme…. Sabiendo como buen tramposo que vamos a quedar capturados, pese a su aviso, en el anhelo de seguir leyéndolo, en la expectativa de ese plus que pone a sus textos, quien como él, escribe desde las vísceras, desde cada experiencia inscripta como lecciones de vida, desde la aspiración de llegar a sabio y la certidumbre de estar jugando como niño, en esa su vida vivida y contada como pocos pueden hacerlo.
Me encontré con Emilio a principios del 2007, en “El libro de las separaciones”, subtitulado “Una biografía inconclusa”, (Sudamericana, junio del 2.000). Desde allí quedé en la necesidad de buscar sus otros libros. Y aunque pronto y a través de su: “Sigmund Freud. El siglo del Psicoanálisis” (Sudamericana 1996)
, pude tomar contacto con la magnitud de su sabiduría, fue con otros de sus escritos que me motivé para escribir este comentario.
Traté de seguir un itinerario sus distintas etapas y vincular su obra y su vida.
Así el recorrido fue minucioso a través de sus ensayos y sus crónicas noveladas en los que da cuenta de sus ideas y afectos, en donde su escritura “explora un espacio que difiere tanto de la autobiografía como del autoanálisis”.
Valga este texto como intento de compartir mi entusiasmo con un psicoanalista que se muestra ante todo, como un ser humano con historia, con pasiones y con alegría.
1- Los grandes temas:
PSICOANÁLISIS
Sus definiciones de psicoanálisis se reiteran a lo largo de toda su producción, pero sin dejar de aportar un matiz distinto cada vez.
Mi posición es la de psicoanalista. El psicoanálisis es mi perspectiva y mi enfoque. Por supuesto, también es mi limitación. (1)
…(intento) describir cuál es nuestra concepción del proceso analítico y cuál es nuestra finalidad primera: promover el cambio, el insight, el descubrimiento. Nos interesa más que nada el psicoanálisis como instrumento de conocimiento.(2)
Pero aportará también:
Un trabajo científico tendría que ser más impersonal, con sobriedad en las palabras. Sí, les confieso que siento que estoy rompiendo las tácitas reglas de juego. Pero creo que hay que hacerlo. El análisis es una aventura sucia; no existe la asepsia de las emociones. (3)
El psicoanálisis opera sobre un saber posiblemente imposible, imposiblemente posible. Aparece el comodín en la baraja metafísica.
El psicoanálisis es esencialmente una técnica de meditación del otro que es uno. Son las peripecias de un encuentro. No nace en la torre de marfil. No se trata de una meditación individual adaptada a la clínica. Ella germina en el universo de la intersubjetividad. El psicoanálisis es un beso de lengua. No es menos, quizá sea más. Uno sale cambiado de practicarlo.(4)
Repitamos: la meditación psicoanalítica no tiene memoria. Por un lado el psicoanálisis hace que el inconsciente devenga consciente, pero ese es un pre-requisito para que luego se olvide. La memoria es, por definición, la única propiedad psíquica que se puede extinguir. El psicoanálisis como disciplina que en el acto de recordar enseña a olvidar. (5)
Y se lo lee protestar enfáticamente sobre lo inamovible de su identidad, al ser puesta en duda por Deleuze, cuando lo visitaba en Ondina y debatían sus inscripciones teóricas. Así dice:
Yo soy psicoanalista en todo lo que hago: escribo como psicoanalista, vivo psicoanalíticamente, psicoanalizo psicoanalíticamente y hasta en los Moteles está la causa Freudiana. Soy una máquina psicoanalítica. (6)
Y respecto al autoanálisis iniciado en sus caminatas en las playas de Ondina dice:
Lo importante de la vida psicoanalítica es su propia formulación que nos lleva al mundo de los objetos internos. ¿Dónde está el interlocutor? ¿Qué lugar ocupa esta instancia que especula psicosomáticamente?
El montaje clínico sólo puede operar desde un espacio virtual ajeno al objeto cuerpo y al objeto mente.
Nace una nueva instancia, entonces consciencia de conciencia, que va más allá de la mera ampliación de la conciencia…esta conciencia de conciencia, al presidir desde un sitial inédito, descentra la mente. Uno es hablado por ella… (7)
Y asume un tono zumbón cuando en su “Carta a un psicoanalistas del 2.100” de “La respuesta de Heráclito” dice:
El psicoanálisis cambió a faz de la tierra. El pensamiento freudiano transformó el mundo más allá de toda expectativa, al punto en que podemos decir que el neurótico contemporáneo es una criatura inventada por Freud. El proyectó su propia neurosis en el planetario actual y ahí reside buena parte de su genio: su neurosis le dio sentido a la nuestra.
Él modeló al hombre actual, pero lo modeló hasta un cierto momento y ese momento puede estar acabando. (8)
No deja de lado sus dudas, en las que podemos seguirlo, tanto respecto a la compleja índole de la tarea, como con respecto a sí mismo.
Respecto a la tarea:
Recuerda las palabras de un hombre de ciencia citado por Sourieau: “Si yo revelase el hilo de mis pensamientos, tal como se me presentan en el curso de una investigación, se me tomaría por insano.” Es este contexto irracional el que configura las circunstancias que interesan al psicólogo. (9)
Del mismo tono es la reflexión vertida por un personaje de su novela:
Yo me pregunto doctor, yo me pregunto: ¿qué pasaría si alguien, un lego cualunque, estuviera presente, escuchando esta sesión? ¿Qué diría ese tipo? Diría, me corro la fija, diría que usted y yo estamos más locos que dos cabras –dijo Mortimer y escuchó la inevitable carraspera premonitoria.(10)
También considera:
No recuerdo bien que crítico constructivo del psicoanálisis, quizá fuera Julián Huxley, señaló que el analista comprende mejor los motivos que los hechos.(11)
Respecto a sí mismo
Yo, con 23 abriles llevaba tres años de análisis didáctico. Era muy chiflado. Ahora pienso que padecía lo que luego Erikson llamó Crisis de la Identidad, pero ni siquiera el rótulo existía entonces. Fui un paria psiquiátrico. Imaginate un gran rompecabezas que viene sin lámina. Huraño, feo, autista, muy inteligente (aunque ese es uno de los grandes enigmas), nadador meritorio, hijo de francés, nieto de un negrero del azúcar; ateo rabioso porque mi madre casi me entrega al seminario. (12)
Y resulta de una lucidez implacable en dicho autoanálisis cuando piensa sus adicciones en vinculación con las instancias psíquicas:
Me han visitado tres adicciones: alcohol, tabaco y anfetaminas, en ese orden de actualidad.
Las anfetaminas son demonios consecuentes, cumplen lo que prometen: speed. Otorgan hipervigilia. Grandiosa perversión del superyo.
…Después vino la lucha con el cigarrillo, el gran vicio zonzo.
Si la anfetamina es la perversión del superyó, el tabaco es la superperversión del Yo. No te pone ni lúcido ni dormido ni alegre ni borracho. El tabaco te pone en vos mismo…
…Nada más lejos de las anfetaminas que el fruto de la vid. El vino es la leche de los viejos y la sangre de los jóvenes. El alcohol, como droga del Ello, maldita pero también sagrada. (13)
(con la marihuana) Había descubierto lo que suponía imposible: se puede burlar al superyó. Hacerle un corte de narices. Yo pensaba que todo superyó es sobornable, pero que no puede ser burlado. El superyó tiene su precio y es usurario en la cobranza…el superyó es un gran coimero, siempre se lo puede untar. Como organismo difusor de moral es, en sí mismo, lo más inmoral posible.
…La marihuana burla al superyó. Estaba ante una droga inédita que permitía alterar los estados de conciencia, sin levantar las heces del fondo. Marihuana, droga de la antiresistencia.
Diría más, a riesgo de pararme al pie de la pira, la marihuana como droga sublimatoria. Complemento vegetal que fija y articula el proceso de meditar… (14)
En su descripción de sí mismo nos dice:
¿Cuál es mi delirio? Creo que tengo algo del delirio ajeno. Participo del autismo del Loco, la erotomanía del Lumpen, la certeza mesiánica de Felix. Súmese a la mixtura una pizca de psicópata domésticus. (15)
TRANSFERENCIA Y RESISTENCIA
El despliegues de temas en su obra es inabarcable, pero vale señalar que hay algunos privilegiados.
Así en “Contexto…” resulta impecable el desarrollo sobre las diferentes maneras de concebir la transferencia.
(El) instrumento básico en el proceso analítico (es) la interpretación transferencial. Ello nos llevó a postular nuevos conceptos respecto de las transformaciones que se producen en la transferencia, concebida como un proceso, y la naturaleza de esa inducción denominada “el aquí y ahora”. (16)
…Strachey señaló que la interpretación transferencial es la única que efectúa cambios en el paciente. Acuñó el término de “interpretación mutativa” para caracterizar la transformación que genera la intervención transferencial. Para Strachey la mutación tiene lugar cuando el paciente coteja la diferencia existente entre la imagen fantástica y arcaica que ha proyectado en el analista y el analista “tal como es”. Viene a ser, en último término, un proceso de rectificación de la fantasía por la realidad.
…Nuestra aseveración general es la siguiente: la transferencia es un principio básico de transformación de los procesos mentales, que opera a todos los niveles del suceder psíquico, siendo una manifestación del proceso de simbolización. Es una constante psicológica.
…(no obstante) Se puede decir que la situación analítica es la menos transferencial de todas las situaciones. Ello se desprende del hecho de que en todo análisis, y desde el “vamos” el analista al interpretar la transferencia que se está dando en cada momento, está rectificando el equívoco transferencial. En la medida en que se conocen las emociones, los conflictos y las modalidades y que se establezcan conexiones entre esas formas de sentir y los objetos primarios, la transferencia, con toda la lentitud del caso, se va resolviendo.
Propongo darle el nombre de “actualidad” a esta cualidad ilusoria, onírica de la transferencia en el encuadre analítico. La llamo actualidad por varios motivos. Antes que nada para recalcar el hecho de que se da en la sesión –la realidad interna de la sesión- difiere de la realidad que impera fuera del consultorio…El campo de la actualidad transferencial tiene por universo esa virtualidad que es la disposición a transferir. (17)
Es respecto al valor otorgado a la palabra, subrayado en los párrafos precedentes, que encontramos estas aseveraciones. Pertenecen a su obra “El contexto del Proceso Psicoanalítico” en coautoría con Genevive Tronquoy .
Retomará en primera persona el tema cuando cuenta sus experiencias con “El Dorado”, y con Leopoldina.
En el pasado tuve grandes momentos clínicos, sesiones inspiradas como las de Dorado en “El paciente de las 50.000 horas”, donde se observa el poder de la palabra, momentos en que la gitana del inconciente marca las cartas…No dije nada especial en el laboratorio. Estaba presente, acompañaba, a veces con la mano en el pecho del paciente, respirando al unísono, sin apurar ni apurarme. Extraordinariamente simple y eficaz: mediando con la mano, la respiración, la atención flotante y la palabra.
Ello me lleva a retomar la vieja metáfora del psicoanalista como espejo…el psicoanalista usa su propia neurosis como azogue. (18)
En cambio en otro pasaje:
Leopoldina me ignoraba…tenía esa sensación, totalmente cutánea de que ningún pseudopodio de su libido me tocaba. Las consecuencias no deben sorprender: yo me burrificaba, convirtiéndome en un analista insulso, sin chispa, ni genio. El lego ignora que el amor del paciente es el combustible que pone en marcha a todo el aparato psicoanalítico. Nuestra cocaína. (19)
Y es en un texto particularmente testimonial :
Solo una vez un paciente me aniquiló…Me refiero a la vez que recibí el gran golpe que mueve el piso: el impacto psicotizante. Alguien dijo justo lo que no tenía que decir en el momento prohibido. Curioso que solo pasó una vez. Tenemos, al fin y al cabo, un par de talones de Aquiles… (20)
Tal como en la ficción hace decir a su personaje:
“La conclusión más notable de esos servicios íntimos pagos, es que solamente una vez un paciente me hizo realmente mal. Fue el mazazo en la cabeza, el salto a la yugular.
Pero piensen, en cincuentamil horas una sola vez, un puñado de palabras me afectaron profundamente” (21)
¿Cuáles fueron esas palabras? ¿Por qué tuvieron ese impacto?
Emilio no lo reveló. Tal vez por pudor, y así es que quedamos frente a un enigma. Hubiera sido interesante cotejar aquellas circunstancias a las que él hizo referencia, con aquellas experiencias que todos atravesamos, que obran en una sesión para perturbarnos, enmudecernos o impotentizarnos.
Así como en “El contexto…” hay una completísima referencia a la transferencia, y un desarrollo de los fenómenos de identificación proyectiva y proyección identificativa, que son desplegados en todo su estatuto teórico, en “La lección de Ondina” hay otra cosa que vale mencionar: un abordaje de la resistencia en sus múltiples formas.
Nunca encontré más atenta y minuciosa descripción de la que lleva adelante Emilio Rodrigué en este trabajo. Es como si se lo escuchara pensar en voz alta.
En los últimos meses usé la playa para pensar. Ahora voy a escribir.
En la línea de partida espera el enemigo. Se llama resistencia. Tiene mil caras, apáticas, engañosas, urbanamente cínicas, reactivamente solícitas. Una persona “en” resistencia es lo contrario de un enamorado.
¿Por qué comienzo este manual con la historia de una cura milagrosa? ( La cura de Belén) No lo sé. Lo cierto es que la experiencia quedó olvidada, postergada, reducida a anécdota. Descubrir una veta de precioso metal y nunca más tomar el camino de los túneles. La resistencia ante lo extraordinario.
A veces la resistencia se presenta como desgana. Falta de energía, merma de vitalidad. Ella nos coloca en piloto automático, funcionando como si fuéramos nosotros mismos, pero en realidad estamos en Babia.
...Estoy nervioso…El culpable, no cabe duda, es el libro. El libro sobre resistencias como resistencia al libro.
…Toda resistencia, en su fondo, es miedo a la muerte. El hombre actual –el hombre urbano, alfabetizado, televisado- es un gran neurótico (siempre lo fue por otra parte
La resistencia como la inercia de lo que ya sé y creo ser.
…El centro habitual de nuestro punto de vista, como dice Lacan, el más sabido de los hijos de Freud en catar resistencias. (22)
Me pregunto, en esa resistencia a lo extraordinario que él menciona, y describe como “veta de precioso metal” desaprovechado, qué litigio se libró en Emilio entre la racionalidad más austera y la intuición prometedora pero descalificada. Intuición que finalmente dejó de lado, para lamentar después las posibilidades desdeñadas. ¿Y no estará describiendo un litigio que se libra en todos nosotros? Cuando dejamos a la deriva algo por ceñirnos a la asepsia y perdemos la posibilidad de explorar más allá ¿cómo opera la resistencia ante lo extraordinario?
UN APORTE ORIGINAL . LA BRECHA
“El paciente de las 50.000 horas” abundará en cierta crítica al psicoanálisis y señalará sus discrepancias.
Su propuesta de achicar lo que él llama LA BRECHA, encuentra uno de los aportes más creativos cuando recupera algo: el hablar “no oracular” en la sesión, como genuino recurso. Aporte desafiante para tanta capilla ortodoxa, cuando objeta el momento que vive el psicoanálisis a quien describe empobrecido y estancado.
No existe el envejecimiento natural de las teorías. Las ideas no mueren de muerte natural: son asesinadas por nuevas ideas o cometen suicidio.
Hay que indagar los factores específicos de inhibición, las contradicciones incompatibles y los elementos refractarios dentro de la teoría psicoanalítica. Encaro, entonces, el envejecimiento del psicoanálisis como un síntoma a desenmascarar.
En este trabajo me centro en la discrepancia entre la experiencia clínica y lo que luego se escribe sobre ella. Al abismo que separa la vivencia de la escritura lo llamaré LA BRECHA, es una falla para las ciencias del hombre, pero se vuelve particularmente nociva en psicoanálisis donde la palabra circula como la única moneda.
…Usted es una persona, yo soy una persona y hablamos”.
¿Por qué?- le pregunté.
El paciente reflexionó…y luego dijo que yo le parecía una persona que piensa y tiene dudas. Ahí termina la sesión que me dejó defraudado por ser un caso más de un paciente que aprecia algo por motivos erróneos. No le interesaba lo dicho sino la forma en que lo había dicho. Con todo pensé que el incidente de “dos personas hablando” era promisorio. (23)
Esto está en coincidencia con lo formulado, años atrás, a través de sus personajes en “Heroína”:
. Seré ingenua, pero lo que una persona realmente vive, ¿es realmente lo que nosotros describimos? Cuando Penny dijo que nosotros no sabemos lo que ella realmente siente ¿no nos está diciendo una verdad importante? Me temo que el término psiquiátrico le quita vida a la cosa viva. ¿Qué estamos perdiendo cuando hablamos de identificación proyectiva’
(Es que hay que estar en la pomada, gato. Una monografía sin identificación proyectiva no es ecuménica. No pasa.)
Ahora…sueña. Y creo que eso se lo debe al terapeuta, no tanto por lo que dijo, porque a menudo nuestras palabras en sí no importan, si no por estar con alguien que reflejaba humanidad. (24)
Aquí es como si pudiera seguirse el ritmo de sus asociaciones y la emergencia de un tema al que nos convoca a pensar con él, mientras se lo formula a sí mismo.
Se refiere al “incidente de dos personas hablando” como promisorio y da con ello la pista de pensar “las verdades” que porta el paciente , y las palabras que “reflejan humanidad” del terapeuta, como datos a jerarquizar.
Luego continúa en “El paciente de las 50.000 horas”:
La transcripción es un correlato de mi forma de trabajar, o puesto al revés, mi forma de trabajar se presta para ser registrada de tal forma que no se produzca una pérdida sensible de sentido. Me brinda un foro para hablar del psicoanálisis como experiencia clínica. Porque aquí no importa si mis interpretaciones fueron buenas o malas, profundas o superficiales, oportunas o no; lo que importa es mi pretensión de que lo dicho tiene sentido clínico para los psicoanalistas. Mi pretensión es que he estrechado LA BRECHA. (25)
Expresa también sus escrúpulos para incluir esta “construcción de un lenguaje íntimo”, posibilitado por la fluidez del diálogo, señalando que esas consideraciones pueden ser estimadas como poco científicas. “Pero eso no les impiden existir”. Y respecto a la importancia de plasmar por escrito los planteo agrega:
Se puede decir que el trabajo escrito es un agente que completa el proceso de cura y de ese modo adquiere la dimensión protagónica de ser terapéutico en sí mismo. De pronto se me antoja que es buen criterio de valoración de un trabajo clínico su cualidad de entrar (escrito) como cierre del proceso. (26)
OTRA SINGULARIDAD
Esa singularidad se expresa en muchos momentos. Le abre primero a él y luego a todos nosotros para dar espacio a innovaciones como el concepto de “resto del sueño” en el libro en coautoría con Syra Yahin Lopes: Un sueño de final de análisis.
Syra venía hablando, de algo que llamaba Resto del Sueño, la marca que el sueño deja en la vigilia del soñante…me pareció importante constatar como mi resistencia, hubiese bloqueado lo principal, un hijo científico de nuestra tarea, una contribución al psicoanálisis. (E.R.)
Pensar en términos de Resto de Sueño presupone una innovación, por lo menos en nuestra clínica inmediata. Una cosa es pensar vagamente en términos de influencia onírica, otra es recortar un suceder específico que se manifiesta como resto articulado. (como) estructuras y no (meros) estados de ánimo. Considero esta estructura postonírica como una contribución con aspiraciones teóricas. (Syra)
El analista vivía un problema relativo a la esencia del psicoanálisis…¿no será que este final fue por demás de bueno?
Por demás de bueno es aquel final que deja de serlo. El acto de finalizar el análisis eclipsado por el de escribir-un-libro-juntos…Si el libro proyectó su sombra en el final propiamente dicho…caben tres posibilidades: una terapia inconclusa, una supervisión perfecta o la magia simbólica del passe. (E.R.)
La licencia poética ayuda para decir que el analista sucumbe a la embriaguez del encuentro de la asociación libre con la atención flotante. Encuentro que se urde en el telar de la transferencia. Y las palabras de amor son siempre vanas.
Las Grandes Sesiones son momentos fugaces más allá de las resistencias comunes de todos los días. Vistos bajo la sobria luz de la supervisión, el dueto se esfuma como tela de sarcófago egipcio. (E. R.) (27)
Ignoro si aún hoy, a décadas de esta publicación, otro analista haya desplegado una audacia similar, permitiendo a la creatividad volcarse sin reticencias, y asumir una modalidad como la de la escritura de éste libro, que sin duda abre sorprendentes caminos en la exploración psicoanalítica.
MÁS PARA CONSIDERAR
“La respuesta de Heráclito” trae un texto, “La respuesta de Heráclito Gomez” en dónde con sutileza replantea algunos dogmas y con ironía formula utopías, como la del “Hombre metonímico”.
El tono risueño no evita el sobresalto a quienes lo leemos.
Freud en Análisis Terminable avanza en la idea de que el psicoanálisis crea condiciones inéditas y que puede surgir una nueva forma de pensar, aunque no esclarezca en qué consiste esa novedad. Esa novedad fue el surgimiento el Hombre Metonímico. La mutación quedó parcialmente encubierta durante todo el siglo XX. Se trata de un cambio estructural del aparato psíquico por lo que ahora popularmente se denomina “mutación de la asociación libre”. Gracias a esta gimnástica mental el Hombre Metonímico escapa al cepo electrónico y el analizado recupera la plenitud de su elasticidad mental.
Esa salida metonímica se llamó la Reacción Terapéutica Positiva, RTP, Freud salvó la dignidad y excelencia de nuestra especie. (28)
2- Abrir la puerta para ir a jugar
Diferentes de la seria formalidad de “Biografía…”, “El contexto…” y su “Sigmund Freud…” serán otros escritos. Aquellos en que introduce comentarios personales, reflexiones sobre lo que va viviendo y relato de experiencias.
Si hay alguien que da cuenta del espíritu zumbón de esta etapa de su producción es Hernán Kesselman cuando en el comentario a “El paciente de las 50.000 horas” dice:
“En la oscuridad de la noche bahiana, a la hora en que los lobos aúllan, un candidato a psicoanalista, envuelto en negra capa, escribe con aerosol furtivamente en las paredes: “Si Freud viviera sería heterodoxo”. (29)
En este período su producción que se había iniciado años antes y que sin duda refleja la amistad ¿encarnada? en los ladrillos de La Casona. ¿Pueden los ladrillos entibiarse para acompañar la gesta del grupo de amigos?
…la Casona era un arca…se tuvo conciencia de la necesidad de encontrar un refugio terapéutico en la amistad. No solo la amistad cura, también la cura amiga.
Me apena haber usado la Casona como sanatorio de convaleciente y no como un sitio para crecer. Creo que éramos los primeros en hacer de la vida una terapia y la gente nos daba por locos; lo que paradójicamente era una buena aproximación. (30)
De esa época y esos intercambios es la idea de lucha contra la tristeza, que más tarde describiría así:
Sí, ya sé, el amor te mató, pero debiste salir antes de ese pozo. Ya sé, estabas inmerso en el cuerpo sin órganos de la melancolía, desde donde todo se detiene, pero…
Frente a este tipo de fosa hay que construir, con los materiales disponibles, una antifosa. El Emilio joven no sabía que hay que convertir a la ciudad en tu jardín, al diluvio en tu acuario. Para eso se precisa de narapoia … una especie de yudo existencial. Hay que usar la fuerza de la melancolía, en contra de ella misma.
El sabio debe vivir con rabia de vivir…la ira convertida en virtud. Hay que usar todo, hasta la muerte, como palanca de vida (31)
Los Psicoargonautas, el grupo de amigos y colegas, co-gestores de lo vivido en La Casona, como espacio común en lo teórico, en lo personal cotidiano y en lo existencial, influyen en esta época. Su producción está impregnada de la relación con ellos. El vínculo con Martha Berlín es otro de los que motorizan un libro: “El Anti yo-yo”, escrito por ambos.
Es con ella con quien asume el desafío de escribir sobre sus analistas como si ellos fueran:
Gemelos asociando libremente, jugando en rueda libre con la más pura de las atenciones flotantes (32)
También es ella quien lo estimula en la producción de su “Sigmund Freud, El Siglo del Psicoanálisis”.
El reconocimiento explícito de su cansancio por las rigideces ya había sido descripto en una ficción : “Heroína”. Y su hostilidad por lo que llama “el macartismo del encuadre” es explícito en “El paciente de las 50.000 horas”. Son textos complementarios en su espíritu:
Mi vivencia de hoy es que si yo mañana iniciara un análisis convencional,… me invadiría una sensación de pereza agobiadora.
Yo tendría que llevar otra vida para aceptar gustoso seis o más horas diarias de escaramuzas sutiles con pacientes neuróticos. Se necesita tener una casa, un perro y televisor, muchos años pasivos por delante, un estilo de vida donde la bonhomía sea el ancla de nuestras virtudes. Se necesitaría ser un analista domesticado del Barrio Norte, en la década del 60, para desenvolverse sin la amargura de una contradicción invalidante…Imposible escuchar y ser escuchado con la intensidad del rito y con la fuerza oracular de la interpretación que cambia un destino.
…Construimos una caracterología que valora el pensamiento reflexivo y que desconfía de la acción.
Me llama la atención la hostilidad con que estoy escribiendo. Expresa sin duda mi resentimiento hacia las dos décadas en que imperó en nuestro medio un “macartismo del encuadre”.
Estoy resentido en la medida en que me sometí a él.
Casi veinte años en que nos forzamos por construirán encuadre aséptico donde tanto el paciente como el analista entraban en un molde absurdamente convencional y desvitalizante. Época donde la experiencia viva del análisis era relegada por las consignas periféricas “institucionalizantes”. (33)
Ante la relación intensa, íntima, torturada, tormentosa, que crece, semana va semana viene, entre el analista y el “enfermo mental” llama la atención que sean relativamente pocos los analistas que revientan, ¿o no?
Cuando lo hablé con Mimí, me dijo: No estoy segura de que sean pocos. Muchos analistas se vuelven locos pero mantienen la fachada, el cascarón cuerdo…los que revientan no se vuelven locos furiosos. Se alienan, se vuelven dogmáticos. (34)
La burla que impera en “El Anti yo-yo” respecto a la institución con la que rompiera es ácida. La remite su descripción de un trabajo científico, tal como imagina que debiera ser para ser aprobado.
Te voy a contar un secreto. ¿Me prometes silencio?
Se trata de los trucos en los trabajos científicos de la APA. Breve curso de cómo escribir un trabajo sin dolor. Primero tenés que elegir un tema que esté más o menos de moda, algo que le guste a un par de didactas, mejor aún, algo que esté ligado al último simposio de la institución, mejor aún, algo que esté ligado al próximo simposio de la institución, Tengo una idea, dijo y puso un casette virgen en el grabador. Lo vamos a escribir juntos.
”Título: Contribución a la Identificación Proyectiva en un paciente con sabañones”. (35)
En relación a ésto había relatado en su novela, el comentario de una sesión de la APA (desde su alter-ego, un presunto paciente):
Quería decirle que anoche fui a la APA. La APA. ¿Se recuerda?...Todo parecía importante como en los viejos tiempos, pero sentí que había algo raro. algo andaba mal, y de pronto la verdad se me cayó encima. Era un grupo de viejos…Cuando empezaron a pedir la palabra, pobrecitos, daban lástima. ..
Tuve pena y me fui temprano, antes que terminara la reunión. Bajé pensando y cuando salía, entraba una rata.
-Una que?
-Una rata. Se lo juro. Nos cruzamos en la puerta. Nos miramos un momento y yo dije: “-¿Así que vos querés entrar rata? ¡Estás loca! Mirá, eso de recibir enseñanza sistemática de Freud es relativo. Antes entrar daba prestigio, pero ahora, rata, es un quemo”. Se había hecho humo cuando se me ocurrió la pregunta clave: “Pero escuchá: ¿no es que ustedes abandonan los barcos?”…(36)
Al fin de estas reflexiones también refiere una crítica y una autocrítica cuando recuerda los tiempos turbulentos, respecto a los que hace una reflexión dolida: el penoso reconocimiento de esa Babel (nunca tan apropiada la designación de Babel) y el canibalismo subsecuente.
Cronicar las reuniones previas a La Ruptura…Recuerdo que uno se corría la fija de arañar la historia. Notable como con Plataforma mi intuición se fue para el carajo. Justificar Plataforma es como justificar el canibalismo porque nos comimos como chanchos salvajes. Ves, Erica, éste es el tema emocional que no le quisiera dar al capítulo, aunque es cierto: nos comíamos vivos.
…se podría trazar un paralelo entre la APA y la Sociedad Canaricultora Argentina. Nos enloquecimos al salir de la jaula dorada. Perdimos la misericordia. Nos faltaba calle, pedana, baldosa y como Tarzán (el canario que fugó de su jaula) no teníamos la medida de los nuevos límites. Vivíamos empalagados de virtud elevando la postura revolucionaria en un siete y medio absurdo, donde no cabía la duda, el reparo, la agachada, ni siquiera la sonrisa. Era cuestión de quien tenía la poronga más larga.
Enfatizar que también fuimos al revés del canario porque él aprendió las artes de la guerra, nosotros perdimos nuestra única arma: la comprensión psicológica, nuestra profesionalización en Freud. Para Plataforma la plusvalía era más importante que un sueño. Repito, tiene que quedar bien en claro que renunciamos al uso de la psicología. Eso es grave.
Fue una pulseada entre los arquitectos de la torre de Babel, cada uno bajando línea desde las distintas lenguas. Estábamos muy rayados, mareados por la tormenta que habíamos desencadenado en nuestro diván intrapsíquico.
…En ese entonces todo era posible y estaba por hacer. No conocíamos los límites…Fue un gran pecado de soberbia…(37)
OSADÍAS Y DESCUBRIMIENTOS
Esta actitud crítica prevalece cuando relata su experiencia en Esalen y en Huatlua frente a San Mateo (Méjico), en donde de diferente modo su historia de ex psicoanalista didacta de barrio Norte, se filtra, pero en este caso para bromear sobre ese pasado que lo atraviesa y lo constituye, pero que él tiene el desparpajo de interpelar.
El suyo es un aprendizaje continuo, que nos comparte a medida que transita en el paso a paso de las experiencias.
(experiencia en Huautla, frente a San Mateo con hongos alucinógenos)
Empiezan los rezos en a pieza contigua, donde está el altar con el pato Donald. Una voz tonante, un tanto nasal, rezaba las Avemarías, y el coro, magnificado por el hongo, contestaba con tono lúgubre de letanía. Por momentos reconozco la voz de Jorge, más urbana y psicoanalítica que las demás.
La locura se presenta en el umbral de la ruptura. Escalofríos, posición fetal, carcajadas delirantes.
Estar bien plantado en la tierra sin afincarse. Esa fue la lección de San Mateo. (38)
(en Esalen)
-Soy psicoanalista –anuncio, y mis filtros y antenas captan las vibraciones del suspenso, como si estuvieran a punto de escuchar las confesiones de una gran prostituta.
Miro al espejo de cerca. Ahora lo miro en vez de ser mirado por él.
-¡Qué cara más extraña!- comento…
Me retorcía en la escuela cuando me llamaban Eslabón Perdido. Curioso, reflexioné, con el tiempo llegué a gustar de la animalidad de mi boca trompuda y naríz ancha.
En segundo lugar puntualizo, casi contrafóbicamente, gusto de mi pene. Lo tomo en la mano como si fuera una palomita (¡si me vieran los viejos colegas de la Asociación Psicoanalítica en estos momentos!). Grande, moreno, amoroso. Nada que ver con esos precarios pene albinos. Camino hacia la cámara…(39)
Creo poder imaginarme su mirada cachadora cuando escribía sobre la voz “urbana y psicoanalítica” de Jorge en Huatla. Creo poder representarme el gesto tímidamente burlón mientras portaba su pene ante la cámara en Esalen, cuando recordaba a sus formales colegas de la Asociación Psicoanalítica.
Debo confesar que son imágenes y representaciones muy interesantes.
3- Un psicoanálisis aplicado a sí mismo.
“La lección de Ondina” lo muestra en otro camino, que él transitará, contándonos el paisaje y las viscisitudes de la marcha:
El manual comparte algo del solitario que soy. Este libro no es de técnica ni de teoría psicoanalítica, tampoco es una novela, aunque es el género que más se le aproxima: es un psicoanálisis aplicado a mí mismo. En eso mi escritura es novedosa: explora un espacio que difiere tanto de la autobiografía como del autoanálisis, aunque limita con ambos. El psicoanálisis aplicado no es autoanálisis. El análisis aplicado se aplica sobre el autoanálisis.
Estamos ante el espinoso problema de plantar un árbol genealógico que no resulte un rosal petizo. Mi rosal es bífido, como la estrella del aikido. Un pie es psicoanalítico. El otro es literario. Yo no soy un psicoanalista que escribe bien o un escritor con oficio psicológico. Soy una mutación, ese es mi delirio genético. Mi oficio todavía no tiene nombre.
Cuál es el delirio de este jubilado tropical? Tengo una respuesta fácil. Mi delirio es ser sabio. Este libro se confecciona en el telar mágico de los delirios. Pero mi locura, como debe ser, está en estado naciente, cuando Rodrigué aún no es rodrigueano. Delirio químicamente puro. Monto el potro diariamente en las playas de Ondina.
Comer el hongo fue importante como paso para asumir el delirio. Algo pasó en ese primer piso inconcluso. Ahí descubrí el poder de mi raigambre sin raíces. (40)
Y aprende de las pérdidas, como la muerte de Beatriz, donde cuenta las estrategias para sobrevivir, construyendo lo que llama sus burbujas protectoras. Tal como la narapoia fue útil en algún momento, en la época de La Casona, ahora escribe:
Tengo tristeza, tengo alivio. Lloro, como ravioles y camino la ciudad. Percibo claramente el funcionamiento de la burbuja autista. Ella es particularmente útil en estos momentos. Después de los 50 se corre el riesgo de reventar como un sapo si uno no anda provisto de ella. Están los muertos por enterrar, los adulterios por cometer y las plagas de Egipto. Consejo a todo cuarentón: construya su burbuja. Sea marxista-leninista dentro de una burbuja, sea demócrata cristiano en una burbuja ungida en agua bendita.
Este manual enseña a construir burbujas. Hay que usar los materiales disponibles. Se utilizaron (en mi caso) las adicciones, se destilaron las fobias, los 50.000 pacientes fueron reclutados, se salvaron princesas africanas, se cometieron folie á deux, hasta con la mamá. Uno ha sido escandaloso y la burbuja puede ser un poco chanta, fabricada por un Dios que primero fue hincha de River. Pero funciona.
¿Cuáles son los componentes de la burbuja? ¿Qué es lo principal? ¿Qué es lo secundario? Para aclarar este orden jerárquico: creo que Ondina, en mi caso es secundaria…(41)
Empieza preguntándose:
¿Será la sabiduría la superación del conflicto? Pregunta básica. Casi la razón de ser de éste libro.
Y termina respondiendo
Lo importante de la Lección de Ondina es que Ondina no es importante. (42)
Es Hernán Kesselman otra vez quien piensa con él en la importancia del grado de entusiasmo con una forma de vivir. Y en esa ilusión más cercana a la realidad misma, la respuesta.
La lección de Ondina, (está) escrito como una introducción personal a la sabiduría. La playa de Ondina fue mi placenta de sabio. Ondina caminada, corrida, nadada, lugar que a veces pienso como la universidad de las palmeras. (43)
También en Ondina incorpora el tema del cuerpo.
El descubrimiento y la utilización de la dimensión olvidada, postergada, ninguneada. Encuentra una metáfora singular y creativa para hablarnos de su tema y le da jerarquía en su manual de sabiduría:
Mi cuerpo lancha absorbe el desdén inédito que la cabeza irradia. Tuve rabia por tamaña injusticia…como si mi cuerpo quisiera ahorcar una cabeza que, a su vez, quiere ahorcar al cuerpo. La furca sube y baja por mi garganta que ha tragado ese alacrán bifronte. ¡Cómo se odian!
Cuerpo atril del gran libro psíquico.
La mente olvida que es el cuerpo. Amnesia corporal de los hombres atriles. Subtema del manual. (44)
Es con pena y con gozo que comparte su nueva visión: pena por la ignorancia y el desconocimiento previos acerca de su cuerpo y gozo por el entrenamiento que lo lleva a adueñarse de posibilidades que había desdeñado.
Respecto al tema del erotismo, nos comparte:
Estaba terminando el manuscrito de “Ondina Supertramp”…el libro usaba el erotismo para hablar de lo que los franceses llaman la rage de vivre. El hedonismo como arte libidinal del hombre solitario en el otoño de su vida. Conciban el motel como huevo primordial donde se proyecta Eros con todas sus sinuosas dimensiones. Amor que da lo que no tiene con una sonrisa. (45)
Y no tiene empacho de tomar enseñanzas de sus amigas, como Mimí Langer a quien debe su teoría de la jubilación a la que adhiere.
Cuando Emilio cumple 50 años, lo recibe en el club de los sabios. Huérfano de padres y con sus hijos crecidos, el árbol plantado y su libro escrito, lo invita a reinventar su vida y le dice:
Tu libertad es el gran premio de la sabiduría, dijo. Pero la libertad no es fácil, es una condición solitaria, nadie se apoya en ti y tú no te apoyas en nadie. Tienes más autonomía y menos responsabilidad.
Así hablaba Mimí Langer. (46)
También señala la diferencia en relación a Mimí, su amiga entrañable en su modo de la referencia de lo privado. El proceso de duelo encuentra en la escritura su cauce para Emilio. (Tanto en referencia a la muerte de Noune, cuanto de Beatriz)
Y de pronto pienso en Mimí. Reincido en lo que ella no haría: testimoniar lo íntimo. Pero en este caso escribir para mí es darle sentido a una muerte. El método de la crueldad, además, da dividendos, con ese bisturí se traza la línea transferencial que permite sortear los laberintos de la histeria y del olvido. Corro, eso sí el riesgo de suponer que sé adónde voy. Una vez más, sólo sé que no se nada.
La veleidad pública es la debilidad privada. En casa de soprano, tapones de cera, la más ingeniosa variante en la moraleja del herrero neurótico. (47)
Sobre el tema de la vejez da cuenta de sus reflexiones:
En Guarulhos vino un insight. Hay que aprovechar la condición de viejo, usar de las pocas ventajas que la vejez te da: cine por la mitad de precio, saltar la cola del banco. La clave es la siguiente: no hay que tener vergüenza de ser viejo. Asumirse viejo, con orgullo.
Para resumir, me sentí bien por dejar de tener vergüenza por ser viejo. Esa fue la principal lección de Guarulhos. (48)
De sus pacientes toma un par de conceptos: el de Gallinero zen, (las inquietudes en el sótano del alma) y concepto de veradicida, que se autoaplica como escritor incontinente.
Pero deja en claro que no es de total y absoluto confiar en él cuando dice:
Todos tenemos un entrepiso de pequeños secretos inconfesables; absurdo bric a brac en el altillo. Grandes resistencias nimias. Mi escritura se nutre de ellas, como si los secretos fueran historia fallidas analizables, lo que no es una mala caracterización. (49)
Gracia me dice terrorista. Yo no soy terrorista en el día a día, en la feria y en el consultorio, pero soy terrorista cuando me pongo a escribir. Soy un “veradicida”. El término “veradicidio” fue acuñado por una paciente y significa una pulsión radical por lo verídico; decir aunque cueste lo que cueste. Pero, un momento, hay cosas que nunca diría y concuerdo con Nelson Rodrigues cuando dice “todo individuo esconde cosas que no confiesa ni al sacerdote, ni al psicoanalista, ni al médium después de muerto”. (50)
Es Lourdes, en Bahía, quien lo introduce en el Brasil proletario, A ella le dedica “Ondina Supertramp” y la refiere como interlocutora permanente, con la que dialoga, enseñando y aprendiendo, como lectora perspicaz de sus textos:
Porque Lacan, Lourdes, fue un problema central para todo analista en la ruta del Psicoanálisis… que pasa por París, continíúa por Argentina, Brasil, México…y retorna a Europa vía Barcelona, subiendo con línea de puntos hasta Londres
Lacan fue, en un comienzo, mis Falklands…fue un dispositivo analizador, piedra en el camino que me llevó a todo un replanteo de todo mi meccano psicoanalítico…Lacan, Lourdes, es alguien que inventó una nueva forma de pensar. El se alimenta del pasado y lo renueva. Como Orumilá, al Orixá de las respuestas. (51)
Si Lacán hubiera supuesto que alguna vez un “gurú tropical” transmutado psicoanalista del barrio norte, iba a cotejarlo con Orumilá…¿Qué hubiera pensado?
Puede sorprender que se describa contándola como lectora privilegiada y apelando a su criterio y sensibilidad para pensar cuestiones. Es revelador el fragmento en que reproduce una supervisión con Lourdes, aportando esta las más sutiles de las sugerencias.
Todo parece apuntar en la producción escrita de Emilio Rodrigué en esta área del psicoanálisis a una creciente flexibilización y sabiduría que surge con frescura y espontaneidad.
En “Gigante por su propia naturaleza” las experiencias vividas en el Terreiro del morro de Cabula, en San Salvador de Bahía, del todo nuevas y originales ponen a prueba su flexibilidad y capacidad para establecer relaciones entre temas supuestamente ajenos e incompatibles. El demuestra que pueden concebirse nexos y establece y describe estas relaciones tal vez por primera vez en la historia del pensamiento. Así la lección de ser menos pusilánime por lo vivido en una ceremonia (el Borí) es, según escribe, la lección del Axé que a él lo enriquece, pero ¿qué podrá surgir de su aproximación al Candomblé Bahiano desde el Psicoanálisis y cómo podemos repensar su sugerencia de reconsiderar un tema: el de la persona desde el fenómeno de la posesión?
En fin, es con la experiencia del candomblé en donde establece analogías entre el inconciente y Exú ; entre la libido y el Axé, con tanta libertad de pensamiento como de acción cuando se trata de aceptarse sacerdote de Shangó. (El dios del trueno)
Y es capaz de establecer nexos, como el siguiente:
Lacan dice: “Si hay una imagen que puede representar a noción freudiana del inconciente sería la del sujeto acéfalo, sujeto que no tiene ego. Sin embargo es el sujeto que habla, por mantener todos los discursos insensatos de los personajes del sueño, los que justamente adquieren sentido de ese sin sentido”.
Exú como paradigma de la pasión. (Corresponde al diablo)
Exú como la pulsión del inconciente, portador de los discursos insensatos del sexo, aquel que habla desde otro lugar, llamado Las encrucijadas del Ello…(52)
También aporta respecto a la energía :
Se me acaba de ocurrir que el axé puede ser el fluido que permite que el deber deseante circule. El axé sería la libido celestial. (53)
Y se permite leer la idea de posesión, propia del culto del candomblé desde un lugar cuestionador del dogma de persona.
Alguien definió el candomblé como el culto de los poseídos, en poético contraste con el cliché de que el candomblé es la sociedad de los desposeídos.
La manifestación divina directa problematiza uno de los dogmas culturales de nuestra sociedad: el dogma de la Persona. “El poseso – Mario Golldman- es un ser evidentemente unitario y, sin embargo, de modo paradójico, él es más que uno” .
La teoría de la personalidad no explica el candomblé, al contrario, la posesión puede llevarnos a formular una nueva dimensión del concepto de persona.
Hay que partir de lo siguiente: uno es más que uno, pero esos elementos no se adicionan.
La ciencia… intenta dar cuenta de todo fenómeno en términos humanos, exclusivamente humanos, sin la injerencia de más que uno…De ese modo la posesión queda explicada apelando al desdoblamiento de la personalidad…
Yo aquí repito que la noción de persona es tan ilusoria como la de divinidad…
Desde el lado del psicoanálisis concuerdo con Joao Ríos en afirmar que todos estamos posesos. Posesos por nosotros mismos . Ese es nuestro estado natural, presos en la furca de nuestro narcisismo: somos el lago que refleja a Narciso y los ojos de Narciso que reflejan el lago. Narciso es el yo, el lago viene a ser el Yo Ideal. No en vano Freud compara la neurosis con la posesión demonológica…Somos posesos sin saberlo (54)
SUS DUDAS
Otra preocupación es la de ser maestro, Maestro con la gran M. Maestría y paternidad, ahí las coordenadas de cruzan y yo si que ando a la deriva.
Hay que tener certezas para ser Maestro y yo soy un virtuoso de la incerteza. (55)
Hay cosas que nunca se pueden llegar a saber. Confirma mi idea de que existe un nivel donde somos una cosa y también lo contrario. ¿O será que sólo los autistas piensan de esa forma? ¿Comprenden el dilema donde el punto ciego quizá sea el evidente? (56)
Cabe una última reflexión :
Emilio Rodrigué llega a plantearse con Pichón Riviere tanto para sí mismo, como para nosotros, nuestra tarea como la de un “cafisho de la angustia”. (tarea que parafraseando a Mafalda llevamos adelante y que a veces nos lleva por delante a nosotros)
Con esto da cuenta de una de las dimensiones de la cuestión. Pero también vale, cuando se dice un psicoanalista reivindicando su mirada, pero entiendo que vale más aún cuando reconoce que esa mirada:
Por supuesto, también es mi limitación. (57)
Cabe decir que si es una limitación, es también una posibilidad, y reconocer con humildad:
No se puede pedir a un terapeuta la genialidad continua, (él) es un mero artesano del alma (58)
María del Carmen Marini- verano del 2009
1- Rodrigué Emilio: “Biografía de una comunidad terapéutica”. EUDEBA, 1965,
2- Rodrigué Emilio y Genevive T. de Rodrigué: “El contexto del proceso analítico” Paidos 67
3- Rodrigué Emilio: “Heroína”- Editorial Sudamericana. 1970
4- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
5- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría”. Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
6- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
7- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría” Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
8- Rodrigué Emilio: “La respuesta de Heráclito”. Topía Editorial, 2006
9- Rodrigué Emilio: “El contexto del proceso analítico” (con Genevive T. de Rodrigué) Paidos 67
10-Rodrigué Emilio: “Heroína”- Editorial Sudamericana. 1970
11-Rodrigué Emilio: “Biografía de una comunidad terapéutica”. EUDEBA, 1965,
12- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
13- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
14- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
15- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
16- Rodrigué Emilio y Genevive T. de Rodrigué: “El contexto del proceso analítico” Paidos 67
17- Rodrigué Emilio y Genevive T. de Rodrigué: “El contexto del proceso analítico” Paidos 67
18- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría” Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
19- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
20- Rodrigué Emilio: “El paciente de las 50.000 horas”. Editorial Fundamentos, 1977
21- Rodrigué Emilio: “Heroína”- Editorial Sudamericana. 1970
22- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría” Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
23- Rodrigué Emilio: “El paciente de las 50.000 horas”. Editorial Fundamentos, 1977
24- Rodrigué Emilio: “Heroína”- Editorial Sudamericana. 1970
25- Rodrigué Emilio: “El paciente de las 50.000 horas”. Editorial Fundamentos, 1977
26- Rodrigué Emilio: “El paciente de las 50.000 horas”. Editorial Fundamentos, 1977
27- Rodrigué Emilio y Syra Yahin Lopes: “Un sueño de fin de análisis”Ediciones Nuva Visión. Bs.As., 1991
28- Rodrigué Emilio: “La respuesta de Heráclito”. Topía Editorial, 2006
29- Rodrigué Emilio: “El paciente de las 50.000 horas”. Editorial Fundamentos, 1977
30- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
31- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría” Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
32- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
33- Rodrigué Emilio: “El paciente de las 50.000 horas”. Editorial Fundamentos, 1977
34- Rodrigué Emilio: “El paciente de las 50.000 horas”. Editorial Fundamentos, 1977
35- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
36- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
37- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
38- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría” Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
39- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría” Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
40-Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría” Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
41-Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría” Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
42-Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría” Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
43-Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
44-Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría” Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
45- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
46-Rodrigué Emilio: “La respuesta de Heráclito”. Topía Editorial, 2006
47- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría” Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
48- Rodrigué Emilio: “La respuesta de Heráclito”. Topía Editorial, 2006
49- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría” Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
50- Rodrigué Emilio: “La respuesta de Heráclito”. Topía Editorial, 2006
51- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
52- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
53- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
54- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
55- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
56- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
57- Rodrigué Emilio y Genevive T. de Rodrigué: “El contexto del proceso analítico” Paidos 67
58- Rodrigué Emilio: “Heroína”- Editorial Sudamericana. 1970
La dimensión Personal y autobiográfica en los textos de Emilio Rodrigué
“No soy un psicoanalista que escribe bien, o un escritor con oficio psicológico. Soy una mutación, ese es mi delirio genético. Mi oficio todavía no tiene nombre” (1)
“… se equivoca el que cree que yo escribo una biografía. Es otra cosa, sutilmente opuesta. Como si mi vida fuera la autobiografía de mi autobiografía. Una ficción de ficción. Escribir lo que vivo y vivir lo que escribo a veces se alinean a punto de convertirse en un mismo acto. Y en la creatividad de esa confluencia la reflexión ética deviene acción moral y sos tu propio guía …”.(2 )
Inicio con estos epígrafes, mi comentario acerca de las dimensiones personal y autobiográfica de Emilio Rodrigué. Me referiré a lo escrito por el mismo sobre distintos momentos y aspectos de su vida, sobre su niñez y su adolescencia, sobre sus amores (y no sobre sus odios, pues si los tuvo parece no haberlos alentado), sobre su religiosidad y su irreverencia, sobre su hedonismo y su compromiso existencial.
Este comentario decía, es un precipitado. Un precipitado de lecturas de su obra y de las resonancias que me produjo, también del intercambio a través de un puñado de correos que fueron y vinieron. Correos que circularon entre Bahía y Rosario en los meses previos a que tuviera ese gesto de mal gusto. El de irse, ya que conversábamos y me dejó con la palabra en la boca (sin duda su cortesía de caballero le hubiera llevado a evitarlo si hubiera podido, pero se ve que no pudo).
También este comentario surge del deslumbramiento que me suscitó un hombre que se atrevió a contar como ninguno el entrecruzamiento del psicoanálisis con su propia vida. Y si él plantea que no escribe una autobiografía en sus textos sino algo diferente, donde la crónica de lo vivido y la ficción se entraman de manera singular, yo voy a tomar en este texto a sus escritos desde el lugar en que él se posiciona. Respetando su interpelación de no caer en las simplificaciones de creer que todo lo que dice es tal cual, sin intentar deslindar la confidencia de la chanza, el poema de la fanfarronería, la reflexión de la ironía.
1- SU NIÑEZ
Problemática del despertar
En la recorrida por el pensamiento de Emilio Rodrigué creo discernir dos temas que parecen subrayados en sus textos: 1- la inagotable sucesión de duelos de los que nos da cuenta a lo largo de su historia, que son duelos que nos atañen en cuanto lo humano universal implicado en ellos, y 2. su infinita capacidad para seguir aprendiendo, sin sosiego, sin aliento, procesando, estableciendo conexiones originales, poéticas, ríspidas, deslumbrantes, humorísticas, en un descubrimiento permanente de sí, y de los otros.
Respecto a esto segundo viene bien lo escrito por Pavlovsky en la contratapa de “La respuesta de Heráclito”:
“…siempre buscando, siempre buceando. De todos nosotros el que más se radicalizó. No políticamente. Pero si existencialmente”.(3)
La de Emilio fue una radicalización existencial en las búsquedas de sentido, que lo llevó a vivir todas las pérdidas, sin negar ninguna y refiriéndolas por escrito en una especie, como él dice, de una “pornografía de la muerte” tal vez para exorcizar el dolor implícito en ellas.
Y volvemos al primero de sus temas, el de las pérdidas.
Pérdida de la inocencia la primera, vinculada a la ilusión de inmortalidad que se hace trizas y al descubrimiento del sufrimiento en el esfuerzo diario en despertar.
Despertar a este “valle de lágrimas” como salir del paraíso protector del sueño, despertar como crecer, ¿despertar como renuncia a qué esperanza?
“Revisando mi vida, primero tuve la problemática del despertar…Al cumplir seis años desperté llorando porque había perdido la inocencia de la primera infancia. Me di prematuramente cuenta que la vida corría entrópicamente cuesta abajo. A los seis años dejaba de ser el principito de la casa para atravesar este valle de lágrimas con el sufrimiento legañoso de tener que levantarse temprano para ir a la escuela, el yugo de la escuela que anticipa el yugo del trabajo”. (4)
“Yo fui un niño socrático, inseguro de todo. El saber del autismo. Fui un niño silencioso, puro, autista. Esos chicos abstraídos, maravillosos y siniestros, movidos por una locura que los separa de los demás niños, con otros gustos, con espacios imaginarios que no son ni la apatía ni el éxtasis. Pibes idiotas, pibes poetas”.(5) Ondina
La madre
La relación con su madre remite a un espacio compartido especial: el de la Iglesia en que ella es equiparada a una Madonna, y él a esos niños Jesús en imágenes, ambos, la madre y él, sumergidos en la penumbra perfumada del Templo.
“Fui un niño muy religioso. Cuando mi madre arañaba los cuarenta años, en los tiempos de mi concepción, algo grave ocurrió, sospecho que el amor de mi padre por otra mujer. Fue la hora de su conversión religiosa. De creyente tibia…pasó a ser mujer de la Iglesia, una militante de Cristo. Desde muy chico me llevaba todos los días a misa de 11. El templo fue mi Jardín de Infantes.
Una folie á deux teística. La maravilla de tener el pesebre enclavado en casa, en pleno centro porteño. Viamonte 763.
Por más transparentemente invisible que nuestra relación fuera, mis hermanos me trataban de un modo especial.
-No es como los demás- solían decir, trayendo regalos. Es que María Mercedes era 20 años mayor que yo; Jack 18”.(6)
¿Cuánto de ese vínculo atraviesa su historia y llega a impregnar su relación con Gracia, su esposa bahiana? ¿Cuánto de la religiosidad de una parece eco de la religiosidad de la otra? Leemos que llega a preguntarse, cuando en la ceremonia en que será propuesto como sacerdote de Shangó, y mientras busca con la mirada a Gracia, su referente en el recinto:
“…comienzo a darme cuenta de que participo como actor principal de una obra cuyo guión desconozco. Pero no doy con la pollera de mamá.¿Será que uno realmente se separa de ellas en la vida?” (7)
Las polleras o pollerones de las sucesivas damas que tuvieron lugar en su agenda e ingerencia en sus proyectos, ¿cómo funcionaron? ¿como replicas?. ¿como refugios?, ¿como trampolines?
El padre
La relación con el padre lleva la impronta de los designios de clase: el Champagne en la cucharita de plata, como el automóvil con chofer de su niñez marcan una inserción a veces festejada y otras cuestionada;
“Una tradición paterna consiste en iniciar al recién nacido en champaña.
Champagne francés en cucharita de plata como primer alimento terreno. La historia familiar cuenta que yo pasé de los brazos el partero al regazo festivo de mi padre. Fue un puntapié hedónico de la vida. Con la magia profana del ritual”…(8)
“…El aguijón del secreto no yace en la traición futbolera (haber sido de River antes de serlo de Independiente) sino en lo que ella revela: mi infancia sin calle, sin potrero, mi descolorida infancia vista a través de la ventanilla de un buick.” (9)
Pero con ese padre de las grandes ambivalencias surge una crítica en que se desnuda otra dimensión:
(El padre) “ Llevaba una doble vida. Mantenía dos hogares completos, con juegos de sábanas, baterías de cocina, hijos, cuadernos de estudio, todo duplicado.
…hay algo más jodido. Mi viejo puso nuestros nombres a sus hijos naturales y tuvo entonces dos Migueles, dos Jacks, dos de cada uno de nosotros.
…es absurdamente siniestro. No sabés cómo me destruyó esa duplicación de nombres…no puedo aceptar esa traición…¿Existe mayor abuso de mi identidad que compartir el nombre con un hermano que no es mi hermano?
-Y te podés reconciliar o queda como punto oscuro?
-Ahí justo está el lío. La reconciliación la veo imposible, pero no acepto el punto oscuro. Por algo lo cuento…
Y de pronto lagrimeo apenado por mí: absurdo pero cuantas estaciones quedan por recorrer aún en este peregrinaje al reencuentro de mi padre, cuántos abrazos certeros y tacles al vacío antes de llegar al buen retiro. No puedo renunciar: no tolero el punto oscuro que queda como pozo séptico en mi intento de apadrinarme y no sirvo para el cuchillo, no me quiero mutilar de toda explicación. Entonces, Erica, te pido que le demos otra vuelta a la bigamia”.(10)
2- DE LOS SOVIET BOYS A LOS PSICOARGONAUTAS
El viaje a Rusia como presidente de la Federación Argentina de Psiquiatras, dio inicio a una amistad que se consolidaría luego. Fue a partir de lo compartido en ese viaje, que cobró forma la idea de un espacio físico, de una casa en la que poder reunirse al regresar y que sirviera al despliegue del grupo.
“En Moscú se sella nuestra amistad a primera vista. Nos atrajo nuestra veta de delincuentes juveniles. Allí nacieron los Soviet Boys, como nos llamaban escandalizadas las matronas de la delegación.
…Fue sin duda un enamoramiento homosexual, relación particularmente repudiada por el código psicoanalítico que acepta vírgenes pero que rechaza putos.
Se tuvo conciencia de la necesidad de encontrar un refugio terapéutico en la amistad…fundamos en Buenos Aires la terapia por la amistad”.(11)
En paralelo a la fuerza del grupo de los Psicoargonautas como se llamaron, está su reconocimiento explícito a las mujeres de las cuales se sintió deudor. “Mis maestros fueron maestras”. Su analista Paula Heinman, Mimí Langer interlocutora privilegiada. Susan Langer maestra con la que transitó escarpados aprendizajes y la cuarta maestra de color verde, que Emilio reivindica en sus potencialidades terapéuticas, en tiempos en que la despenalización era un sueño aún imposible.
Respecto a su “escribir a cuatro manos” vale su reconocimiento a las colaboradoras de sus libros: Beatriz su primera esposa, (como observadora de los grupos psicológicos) Genevive Tronquoy (que él llama Noune de Rodrigué), Martha Berlin, Syra Tahin Lopes. Su reconocimiento estuvo también a Gracia y las otras que potenciaron su energía para que su creatividad siguiera expresándose hasta el final.
Resulta interesante en las dedicatorias de “La respuesta de Heráclito”: A la mujer que tiene que permanecer anónima. ¿Otra mujer amada en esos tiempos?
Sus textos nos dejan imaginar la fuerza de los vínculos entramados en su vida para posibilitar que fuera como fuera y escribiera como escribiera.
3- LOS ATROPELLOS DE LA HISTORIA
Como a todos, los hechos de nuestra historia reciente, que fue la suya, lo involucraron para que pudiera contar sus resonancias sobre lo vivido. El gran autista sale al mundo y ya no es tal su autismo.
Ezeiza lo envuelve en su espiral.
“Caminamos y caminamos hasta que la historia se descarriló y todavía no comprendíamos nada porque la violencia al principio se transmite muy lentamente en una multitud que va ciega al peligro, y una masa de violencia transformó la fiesta en tragedia, Y yo, sonámbulo, no lo podía creer y caminaba entre la gente tirada cuerpo a tierra como sabio loco buscando mis anteojos”.
“Para todo argentino, Ezeiza tuvo algo de Hiroshima”…(12)
El exilio lo convoca y arma su vida como sabio itinerante. Echa sus anclas entre Bahía y Europa, adonde fructificarán su reflexión y su juego.
“¿Qué nombre darle a la sensación de que se nos mueve el planeta? No es un exilio. Hay más fatalismo en el exiliado. Es austero. Es un remordimiento silencioso de la posible claudicación. El exiliado está enganchado nostalgiosamente a su país desde el bar de los refugiados. Nosotros no. Es distinto. Es como si uno no perteneciera al paisaje, al clima de una ciudad que ha perdido su padre o su demonio. Para nosotros es cumplir con las transformaciones que presuponen el fin de una época.” (13)
Época que vive sin percatarse de su condición. Instalado en un recreo bahiano, sin ponerse límites, ni cumplir formalidades. Pero…
Pero es en Bahía donde atravesará la zozobra de poner sus papeles en orden, cuando es conminado a salir de Brasil en quince días y debe terminar con su nomadismo sin destino
“Mi condición errante de vida, mi precariedad en las recámaras de Brasilia. Ostracismo con ostras y champán, pero ostracismo al fin. Muchos tuvimos o quisimos salir y salir no es fácil”. (14)
Más tarde Malvinas lo sacude desde la llamada de Marcos, su hijo, y se lo ve compenetrado del dolor de un fracaso absurdo.
“Hiroshima como el analizador del siglo. Hiroshima como las supermalvinas. Yo argentino, puedo comprender a Hiroshima desde las Malvinas, el escándalo de la desastrosa derrota…
La derrota de las Malvinas fue una pequeña gran explosión en el corazón de los argentinos. Hay cosas que nunca vamos a perdonar”.(15)
4- SOBRE LA RELACIÓN AMOROSA : “Yo no soporto el desamor”
Sus comienzos
Elena, que con crueldad él y sus amigos llamarían “el naso patinante” es, en la adolescencia, la primera por la que se siente mirado y que con ello lo confirma. Ese regalo inesperado ilumina la pista de patinaje para que luego pueda recordar
“nadie quería nada de mi..y de pronto una chica me mira, me mira y se sonríe y la bóveda del Ring se vuelve multicolor en un deslumbrante arco iris…alguien me quiere, decía feliz…” 174
“Yo nunca besé a Elenita..Y de ahí pasé a encamarme con una divorciada. Cogí antes de besar en la boca…Un caso raro de inversión sexual”.(16)
Ondine es su iniciadora sexual durante un viaje en barco hacia el Sur. Desde la experiencia de mujer mucho mayor que él, “tomó las riendas con su charme de gordo gato de angora”
Beatriz
Llega Beatriz y con ella otra etapa:
“…era muy hermosa, la chica ideal para casarse, tener hijos, un televisor a plazos y eventualmente una casa de campo…Un matrimonio que venía programado con la infalibilidad de un tren inglés.” (17) i
(Matrimonio que)“Fue víctima de nuestra clandestinidad, de nuestra estupidez, del cuerno por cuerno. Se fue ajando como una camisa de mala calidad pero con humos de matrimonio modelo. Eramos convencionales…pero en la variedad católica, con un seso tijereteado por la curia, con anfetaminas, con la guerra de los hijos, con la rutina de sábados enterrados en la cama leyendo novelas policíacas. No me hubiera podido separar de no mediar mi amor por Noune,”(18)i
Noune de Rodrigué ¿Y su propio apellido?
La conflictividad en la relación con Noune (ambos estaban casados) demoró el encuentro. Luego, desde el desgarramiento y las cicatrices, de la viudez de ella y la separación de él, sucede que pudieron tener una vida juntos, hasta que es la muerte la que irrumpe.
“Con esta sí, claro que sí, así soñé la mujer de mi vida…
El amor como una expresión del sí, un sí de sí, un sí de siempre. Las puras ganas nupciales, sin peros. El amor de, el vida mía, el yo también, un paseo al sol, años luz de este incomprensible viaje en el escalofriante hospital que te lleva a la muerte.”(19)
“Tengo una necesidad, deseo de escribir en profundidad de la muerte para rescatarla del olvido con cicatriz. Debo comprender lo que pasó, aflojar los mecanismos de la muerte a ambos lados del río. Ese es mi compromiso como intelectual. Tiene que ser una escritura cruel, casi una pornografía de la muerte. Creo que esa escritura es indispensable para que la muerte no sea un fantasma que siempre me persiga.”(20)
“…retuve la imagen y después, diría que murió como un pajarito, pensando en una torcaza que murió en mi mano, sin temblor ni protesta, los ojos vidriosos, nada más. Pero eso es un camelo. Noune no es un pajarito, imagen romántica conjurada para protegerme. Noune se iba como un hombre agotado”. (21)
“Con Noune tuve uno de esos amores que dan certeza”. le diría a Marcos años después, para explicarle su separación de Beatriz. El, que se había llamado “virtuoso de la incerteza”, y por ello había declinado el lugar de Maestro, asume por amor a Noune el quiebre del vínculo con la madre de sus hijos y el desafío de la construcción de otro nuevo, sin dudas, con la fuerza de esa certeza que hasta más allá de la muerte de ella, siguió constituyéndolo.
Noune siguió formando parte de su vida, al punto que mucho después escribe: (hablando de lo que sucede mientras dormimos)
“Es tan bueno tener a la mujer amada en los brazo y no saber que está muerta A veces tenemos sueños tan gratificantes que nos deprimimos al despertar, (22)
El amor, el dolor, ese juego
El amor como dolor ya había sido esbozado con anterioridad, para referir una historia juvenil de desencuentro con una mujer:
“Otra vez la sobriedad de mis adicciones: aún presa del todo o nada de la pena de amor jugué con la cabeza y cierta mesura. (ruptura con Traute)
…entré en la semana más locamente desgarradora de mi vida. Llevaba adentro un amor que mata…dejé el bar amputado. Llovía, llovió a baldes…
…y yo postrado en una cama cada vez más psicótica, ahogado en lluvia, loco de amor”. (23)
“Sí, ya sé, el amor te mató, pero debiste salir antes de ese pozo. Frente a este tipo de fosa hay que construir, con los materiales disponibles, una antifosa. Hay que usar todo, hasta la muerte, como palanca de vida”. (24)
Esta dimensión del amor en el “Emilio joven”, se opone en su romanticismo y dramaticidad a otra: al juego zumbón con que se va posicionando ante las mujeres desde la época de los Psicoargonautas .
“Hay tres tipos de mujeres. Las Diosas, los Ciervos y los Jabalíes. Una Diosa es una Diosa…un Ciervo es una niña hermosa, con la que se tiene algo corto y que uno no esconde. Al contrario, podrías llevarla a misa de once, alimentándote en la envidia de los feligreses. Un Jabalí nunca se presenta, porque nace de una relación vergonzante. Es un quemo sexual. Nadie cuenta que se morfó un jabalí”.(25)
También burlón respecto a la expresión de las mujeres en algunas situaciones:
“Recuerdo que traje a una señora muy seria y muy clandestina…todo le parecía muy bohemio, excitante…hasta que por ahí entra el Califa (hippie residente en la Casona) y el muy carajo nos interrumpe para pedirnos un cigarrillo. La cara de la señora era un poema, nunca se repuso del vaginismo”.(26)
En relación a otro encuentro, con una prostituta que conoce en la calle:
- “No, no soy un policía común… Eu sou da Policía Internacional,
Fue delicioso aquello que cubrió el rostro de Vanda. Nunca una mujer me había mirado así .Una mezcla de reverencia y miedo. Como si yo fuera una mezcla de tigre y araña pollito.
…Yo fui amado, respetado, odiado, rabiado, ternurado, pero nunca fui tratado con esa sumisión de cebra frente al carnívoro de turno. Había mucho de víctima propiciatoria en ese cuerpo”.(27)
Y cómo leer sus apreciaciones respecto a lo femenino?, desde qué posición se expresa cuando dice:
“Me gusta estudiar y escuchar, como cortina de fondo, los tintineos domésticos, el murmullo del agua en la pila, los berrinches de los tenedores con los cuchillos y la presencia de una mujer silenciosa. Esa es toda la diferencia entre soledad y compañía: los pasos e una mujer descalza” (28). (Como escribió John Lenon respecto a Yoko Ono)
“El pene no tiene dueño. Tiene dueña. El pene es de la mujer amada…La mujer amada como pitonisa del pito…
Falo y pensamiento, lugares de incertidumbre. Entre ambos se dibuja un laberinto que es y no es nosotros, el territorio que Freud descubrió”.(29)
¿Cómo oscila entre el desenfado casi descalificador y una rendición incondicional respecto a lo femenino?
¿Qué significa en sus labios: “no soporto el desamor”?
De la relación con Martha
Con Martha se interna en la aventura de crear un vínculo diferente. Simultáneamente llevan adelante juntos la empresa de escribir un libro. Concretan el libro Pero en el otro anhelo tropiezan. “La sangre llega al río” y las menciones de Emilio a la separación la esbozan como guerra sin cuartel.
Habían comenzado con un proyecto singular que se resquebrajará:
“Nosotros proponemos el amor abierto, dando un salto redondo por encima del problema. Que eso se puede aplicar de muchas maneras, bien o mal, de acuerdo; que hay que resolver nuevas dificultades, sin duda. Pero eso no toca el centro de nuestra tesis, hay que reformular la monogamia”. (30)
“…formamos una nueva pareja y maravilla ver cómo del estiércol de las cagadas de antaño nace una visión revolucionaria del presente que ilumina el pasado y da coherencia a tu vida”. (31)
Y llega a comprometerse a través de su escritura:
“Suena novelero o novelesco y es así en el buen sentido de ambas palabras: el Anti-yoyó me inhibe muy concretamente a acostarme clandestinamente o mentirle a mis hijos sobre el chá macrobiótico. Hay ciertas cosas que no se pueden hacer y otras que sí se deben hacer. Es que hemos crecido con la novela que para nosotros deja de ser ficción, para convertirse en el cuerpo de un proyecto que involucra toda nuestra vida…Lo escrito pasa a ser lo más fuerte tuyo al punto de modificarte”. (32)
Pero sucede que Emilio no persevera en eso de “inhibirse de la clandestinidad ni de mentir” y eso escrito no se sostiene. No lo sostiene en su vida:
“Bueno, esa pareja explotó. La rifé por un encuentro clandestino perversamente absurdo.
¿Por qué lo hice? Por odio creo, por haberme sentido traicionado en lo cotidiano y entonces traiciono. ¿Por qué lo hice? Por una suprema crueldad hacia todos, inclusive hacia mí. Pienso en la bigamia de mi padre y en nuestro parecido. Puedo ensañarme pero algo me detiene, quizá el tableteo de la máquina vecina”. (33)
Ella también escribía su versión de los hechos, y en esa escritura vuelca su furia y su dolor. El en “El anti- Yoyó” y en “Historias sin monumentos” Martha contará el vínculo desde su perspectiva: “Cansa estar casada con Dios”.
Con ese encuentro clandestino, Emilio entra en contradicción con la apuesta previa de un “amor abierto”,
No obstante parece soslayar dicha contradicción y negar la ira de Martha y su propio temor, cuando en su libro siguiente escribe:
“Siento el placer de una coherencia en mi vida. Como si valió la pena confiar hasta en la locura de uno mismo ya que llega el momento en que el presente ilumina el pasado y se puede apreciar el por qué del camino recorrido. Y el pasado inmediato es El Antiyoyó que funciona como decálogo ideológico”.(34)
Esto es contradictorio con lo reconocido como explosión en la pareja que él dice que rifó en “El Anti-yoyó”. ¿De qué coherencia habla?
El decálogo ideológico queda en declaración de principios, en los hechos está su salida de lo pactado. Y aunque viajan juntos al exilio no parece tampoco registrar el agravio y la fractura cuando refiriéndose a sí mismo dice:
“Pensándolo bien, Martha tiene un buen compañero”. No tiene conciencia de los efectos de su transgresión y de los afectos que suscita. Sigue pensándose a sí mismo como si la mentira y la traición no hubieran existido.
“Con el cielo despejado pasamos la primera noche en Maceió. Pero Martha se despertó rara, erizada, transformada en bruja. Amenaza cortarme el pito… en tiritas…
Me sentía vagamente merecedor de su enojo. A lo mejor ronqué toda la noche. ¿quién te dice?
Dato más: esta mañana el Sabueso de la Pluma de Ganso le preguntó la Mujer de la Vagina Dentada el por qué de las amenazas. ¿Qué amenazas?. Se había olvidado.
Ante mi insistencia recordó un sueño donde “la obligaba a bañarse en un baño sucio” (35)
En La lección de Ondina refiere un hecho de ese viaje a Maceió. Estaban en la playa de Paripueira, y corriendo por ella, tiene un agudo dolor de tobillo y apenas puede regresar para que lo hospitalicen. Y relata lo que él supone que significó para Martha, que había perdido hacía poco tiempo a su hijo en un accidente, entrar en la clínica donde le hicieron placas y lo asistieron. “Contraste absurdo entre la muerte de un hijo y el tobillo hinchado de un cincuentón pajero”.
Emilio adjudica a la muerte de Ariel el desencuentro con Martha y la separación, ignorando su incoherencia en lo que en su momento llamó “encuentro clandestino perversamente absurdo”.
De las experiencias eróticas de la pareja, que se intentaron audaces, queda la reflexión de cierto vacío. “El paraíso nunca cumple lo que promete”
“…supe que esa noche iba a ser memorable en la crónica de la pareja. Con todo queda como anécdota, nada más. (sexo en cama redonda)
Ahí se daban los últimos coletazos de la época que el Antiyo-yó relata. Una era de sexualidad abierta que se acaba y me deja, balbuceante a mitad de camino. Al hombre sabio todavía le falta alcoba”.(36)
Creo que es con respecto de Beatriz y de Martha que plantea:”Entre el resentimiento y la crueldad, elijo la crueldad”
“…el efecto nocivo de mi papel lo da la formación reactiva que la crueldad incluye en su manto bajo la forma de una implacable comprensión. Esa formación reactiva es mi gran falla caracterológica (Falla en su acepción geológica). La indiferencia como crueldad, la crueldad como indiferencia. Te estás volviendo ciego, me puede llegar a decir una mujer”. (37)
Recién parece tomar conciencia de la fractura del vínculo cuando lee los escritos de Martha.
“A medida que iba leyendo el libro de Martha, un frío corría por mi espalda…me impactó profundamente la imagen que ella tenía de mí. Yo no soporto el desamor”. (Texto corrosivo de Martha) (38)
Pero su salida pasará por otro encuentro.
“Entonces me fui caminando al sector de las mujeres y me levanté a la barrendera de la playa. Una negra grande, más negra que mulata, bocuda, risueña, hambrienta. Así termina la historia. Fin de este período del psicoanálisis aplicado a mí mismo, donde se sientan las bases de una retórica del deseo. ¿Pudo haber sido Lourdes la mujer en cuestión ?” (39)
De los amores complementarios
“Al mes de separarme (de Martha) con la sangre aún fresca en el río, hice mi tourneé de trabajo por Europa. Fue una prueba existencial (sobrevivencial sería la palabra), de vuelta en la vida como viudo soltero un tanto chamuscado, actualizándome en el Know how de la soledad. Se las arreglará solo?, preguntaban los amigos. El problema era la ausencia de Martha…sólo ella sabía que en los supermercados existen carritos”.(40)
La aparición de Lourdes en su vida pareciera providencial. Es la empleada que cada día robará una flor, para colocarla delicadamente en su consultorio.
“Mi amor por Lourdes es bien particular, ya que ella hizo más que llenar el espacio que Martha dejó en mi vida…Lourdes me mostró un mundo nuevo, una de cuyas ventanas se abría a la vida proletaria de Bahía.
Además de ventana a la feria de la vida, también actúa como dispositivo analizador que me llevó a cuestionar como viene la mano en este valle. Su destino es una presencia en el mío”.
“…Lourdes, por estar leyendo por encima de mi hombro, se convierte en una interlocutora que recibe las palabras aún calientes, al nivel más íntimo en que las ideas son tecleadas.
Siendo así, aprovecho la oportunidad para decirte, Lourdes, que no tienes nada de puta, al contrario eres la guerrera más femenina que yo conocí”. (41)
Con derroche de inigual sinceridad escribe:
“Cuando yo protesto mi amor, Lourdes se irrita y dice: -¡Qué clase de amor es ese! El señor me trata mal –y al final de la cadena aparecen los significantes de la miseria en Brasil. Lourdes me cocina, me lava y me limpia por el equivalente de tres horas semilacanianas de mi trabajo. Si yo la amase de verdad no permitiría que ese escándalo económico se perpetuase.
Y es cierto Lourdes…yo nunca te coloqué a mi altura, siempre, en última instancia estaba el patrón.
- Porque soy pobre e ignorante.
Sí, Lourdes, es por eso. Y quizá precisé escribir un libro para decirlo.
Finalmente quisiera aprovechar la ocasión para decirte, para confesarte que soy mezquino contigo, pero no por vergüenza, sino de puro mezquino.
Además, hasta los malvados quieren.
Lo único que sé es que alegras mi vida”. (42)
Y ella asegura:
“ Cuando el señor sea viejito, cuando ninguna de esas mujeres descaradas ande detrás el señor, yo lo voy a cuidar con cariño”. (43)
Simultáneamente a la relación con Lourdes escribe sobre otro vínculo, el que transcurre en los moteles, especialmente en Tramp´s: “ cuartel general del libro que escribe. Tramp´s es como Ondina en el libro anterior”.
“Hicimos el amor a la vera de la piscina.
…comencé a contarle la sensación extraña que había tenido con ese orgasmo mutante. -Fue en todo el cuerpo- repetí.
-Ya sé lo que fue. Tuviste un orgasmo de mujer, Vamos a darle un nombre.
-¿Qué nombre?
- Se llama un Julio Iglesias”. (44)
“…me despedí de Diana que iba a estudiar a Boston un tema de su especialidad.
-La nuestra fue la relación más impecable que tuve en mi vida…y yo endoso cada una de esas palabras. Amor es dar lo que no se tiene con una sonrisa”.(45)
Gracinha de Oxún toma la posta “¡Que los Orixás nos protejan!”
“Los amigos dicen que yo era un solitario. Algunos agregan que Gracia trajo gracia y alegría a mi vida. Tienen razón. Pero esos (los de Supertramp) no fueron años tristes. No me arrepiento de ese período supertrámpico de inocentes amores satánicos y mujeres complementarias”. (Diana – Lourdes?) (46)
“Esa noche, pensé en el amor brujo y en las mil caras del amor que, amando se multiplica. Por lo visto, se puede comenzar de nuevo plantando una serpiente a prueba de manzanas. Pensé en ti, rubia cobra negra de ojos color miel…
Después del amor hay que hablar del deseo, ese misterioso dispositivo que nortea y desnortes la conducta de los hombres. El se imanta cual brújula embrujada.
El deseo es irreductible, ninguna ley natural o divina detiene su programa, aunque puede alterar su curso. El flujo deseante sólo reconoce su propia falta de ley.
…El deber deseante lleva la cuestión más allá del gozo. Los grandes místicos, contra toda apariencia, no gozan en la acepción fálica de gozar. Por eso las religiones orientales insisten tanto en la sabiduría de no desear. Ello en occidente, es mal interpretado como la supresión del deseo.
El deseo no se suprime, ni siquiera se sublima. Se trata, más bien, de la sublimación del deber. A ese odú (Dios, camino) Gracia, le doy el bonito nombre del camino del Eros Luminoso”.(47)
Cuando Gracia plantea su proyecto de “hacer su Santo” se conmueve:
“Por la cara de Gracinha de Oxún me di cuenta de que ella pensaba que su iniciación me pondría a prueba como marido, como hombre. (273) . Sí, soy muy celoso, no aguanto ceder mi lugar de exclusividad, como cuadra a un marido convencional que refunfuña, con legítima razón, por los buracos en las medias”. (48)
“Un mar de dudas me acechaba…mi alma era el teatro de sentimientos encontrados. Por un lado me atraía su contagiosa religiosidad bajo el signo de la leyenda personal. Pero cuarenta días de absoluta deprivación marital son más fuertes que una docena de hongos alucinógenos.
…me admiraba la naturaleza impecable de su deber deseante. Yo o podía desafinar; no hay nada más desprolijo que un marido gruñón.
Le dije que contara conmigo, que iba a colaborar”. (49)
Recurre a la escritura mientras están separados, en el tiempo de la iniciación de Gracia:
“Porque tu eres mi interlocutor privilegiado. El ser amado merece lo que hay de mejor. La carta como libro singular, personalizado, con el fantástico tiraje de un ejemplar…
Me estoy dando cuenta de la dimensión de tu presencia en mí, no importa que sea un lugar común: te amo, me haces falta. Al nivel de esencias siento un vacío sin mentiras”.(50)
“Sentado en la piedra de la fuente volví al problema que me hacía sufrir. ¿Es posible que la iniciación de Gracia haya alterado el tejido íntimo de nuestra relación? Sí, es la respuesta Ella está viviendo una poderosa experiencia iniciática de la cual yo estoy excluido”. (51)
Sin embargo, él también se verá involucrado en la “contagiosa religiosidad”
“Se abrió la puerta principal de la casa de Shangó y juntos pasamos.
Madre Stella nos estudia un momento y luego sonriente me pregunta:
-¿Simpatizaría con la idea de ser Oba de Shangó? (Sacerdote de Shangó)
-Sí”. (52)
Me resulta inevitable vincular la profundidad en la relación amorosa con Gracia, y su entrada en el culto de los Orixás. Un compromiso que lo lleva al punto de aceptar su ordenación como sacerdote de Shangó. Y me remite a los factores que intervinieron en ésto: posibilitar una integración con la mujer amada, reciclar una espiritualidad antigua y sentida, acceder a un nuevo territorio de experiencias enigmáticas y fascinantes.
5- HIJOS
“Todo hombre es pésimo historiador de sí mismo”. Lo dice Emilio para relatar la curación de Belén después de una noche en que él supera el entumecimiento de su brazo sosteniendo la cabeza afiebrada de la niña y en la que su entrega sobrepasó al dolor y al cansancio y le permitió permanecer inmóvil a su lado, poniendo toda su energía. Por la mañana la niña estaba curada.
Y continúa: “La escena del brazo la he contado decenas de veces…Nunca reparé en lo obvio: todos los elementos son indispensables para que se produzca la historia.
No fue azar pro-psicodélico, cada eslabón de la cadena tiene su razón de ser. Belén tiene su razón de ser. Esa relación padre/hija modifica las reglas de juego. La encrucijada anaclítica: Precariedad de la hija moviliza potencial desconocido”. (53)
Precariedad del ser amado diría yo. Ese potencial desconocido que lo asombra, es la faceta más interesante y menos transitada en sus escritos.
En cambio abunda en la descripción de su negligencia como padre:
“Diagnosticando: en mis buenos momentos soy un espléndido padre festivo. Gran amigo. La falla está en la omisión. Resulta difícil relacionarse con un padre ausente que persigue su propio destino con la impunidad de los grandes solteros. Padre exiliado de su paternidad”. (54)
Cuando Marcos y el hijo de Noune hacen música por monedas en el subte de París se pregunta:
“¿No fui omiso?
Usted tiene una falta de concentración paterna- diría Renato, y no me cabe duda de que mis hijos, con grandes variaciones individuales, endosarían el diagnóstico. Pero no es una simple omisión. Se trata más bien de una forma de ver la vida”. (55)
(Además)…”No es que sea omiso…de haber estado en la escena del metro, yo hubiese tocado la batería”. (56)
“De be ser difícil tener un padre que fuma marihuana…pero yo secretamente me sentía ufano de ser un padre piola”(57)
Y alecciona a su hijo en las trampas en la que él es ducho:
“Jack tiraba la bronca con justa razón. (le usaba sistemáticamente su ropa). Y yo ahí aprendí el arte de responder cuando uno es culpable. Entonces decía: “Mirá Jack, me doy cuenta de que tenés razón, soy un pésimo hermano, eso no se va a repetir”. ¿Te das cuenta Marcos? Si vos asumís tu culpa enfáticamente, desarmás al mundo. Ese es el secreto del psicópata doméstico”. (58)
Este tema de la relación con los hijos, lo aborda desde distintos lugares y con diversos sentimientos, entre los que caben tanto la confirmación como la duda en cuanto al estilo con que fue asumiendo su paternidad. Y aunque transita repetidamente la problemática, queda pendiente su balance después de lo trágico vivido en relación a Marcos.
“Se quiere a los hijos como se quiso a los padres. O más sencillo Se quiere a los hijos como se quiere a los padres. O quiero a mis hijos como hubiese deseado que mis padres me quisieran…Ambos son amores erráticos, pasajeros , pero disfrazados con el mito del amor eterno, afectos cargados de muertes mil veces deseadas, de abortos, psicosis puerperales, filicidios, parricidios. Estos amores son muy imperiosos en los primeros años y luego el vínculo de mutua dependencia va disminuyendo hasta que el hijo se separa.” (59)
“Porque ahí se discute una estructura de vida donde se dice que Hay que querer a los hijos como se quiso a los padres y donde uno se quiere a medias si se toma El Antiyoyó literalmente. Quererse a medias aquí significa llevar la amistad del discípulo a uno mismo, quererse lo suficiente como para ser creativos y cambiar de vida. Ese es el camino de los Psicoargonautas”.(60)
6- EL CUERPO
Es reveladora y de profunda significación la apropiación tardía del cuerpo del intelectual que nos va dando testimonio de su recorrida en esa experiencia.
Reapropiación si lo decimos con precisión, ya que a la natación y el boxeo de la adolescencia se le sumarán experiencias guiadas de diferente cuño, entre las que sobresale su tránsito por Ámsterdam y Esalen.
El cuestionamiento del cuerpo como mero atril de la mente, delata la singularidad de su pensamiento y nos alcanza en tanto muchos podemos hacer nuestro ese, su afán.
“Mi cuerpo lancha absorbe el desdén inédito que la cabeza irradia. Tuve rabia por tamaña injusticia…como si mi cuerpo quisiera ahorcar una cabeza que, a su vez, quiere ahorcar al cuerpo. La furca sube y baja por mi garganta que ha tragado ese alacrán bifronte. ¡Cómo se odian!
Ámsterdam: recuerdo tu escaramuza psicosomática…se libró a la altura del cuello, tierra de nadie y de todos. Esa tarde el estrangulador estrangulado constató que la cabeza, soberbia, era el centro de un imperio que le exige al cuerpo una presencia ausente, limpia de síntomas y portentos.
Cuerpo atril del gran libro psíquico.
La mente olvida que es el cuerpo. Amnesia corporal de los hombres atriles. Subtema del manual”. (61)
“Nosotros hemos mamado el catolicismo y no hay que olvidar que la religión se inscribe en el cuerpo”.(62)
Y respecto a Esalen:
“Había entrado en el elán esalenico. Es un estatus panterapéutico,,,, verdadero trance corporal, dónde el cuerpo zurdo, más rápido que la mente, toma la delantera existencial…
…estoy en constante contacto con mis cuerpos: el cuerpo erógeno, el cuerpo sacro, el cuerpo lúdico y con lo que queda del cuerpo resistencial”.(63)
Es memorable su relato de una de las experiencia, en donde hay algo de burla tanto de sí, como de sus viejos colegas:
(En una autodescripción en el grupo, frente a una cámara que lo filmaba)” ¡Qué cara más extraña!. Nunca he visto algo parecido a mi cara. Tan rara y tan mía, Cara de chino, cara de negro, cara de monje dilapidado, cara de mono. Rostro esculpido por un Dios al que le tiembla el pulso.
En segundo lugar puntualizo, casi contrafóbicamente, gusto de mi pene. (64)
La experiencia con El Hongo en Méjico marcará otro momento clave :
“La locura se presenta en el umbral de la ruptura. Escalofríos, posición fetal, carcajadas delirantes. Hablaba de esqueletos, me contó Martha después. Tenía la obsesión de ser deglutido, tragado, triturado, macerado, digerido, en una pesadilla sin retorno ni recuerdo; engullido en mi risa, sudando frío y reptando hacia el albergue del vientre materno”. (65)
Y en su playa de Ondina seguirá transcurriendo buena parte de esta tarea de aprendizaje de sí mismo y se sedimentarán otros recorridos.
“Monto el potro diariamente en las playas de Ondina.
Comer el hongo fue importante como paso para asumir el delirio. Algo pasó en ese primer piso inconcluso. Ahí descubrí el poder de mi raigambre sin raíces”. (66)
7- REFLEXIONES
Se puede palpar en sus libros la minuciosidad de sus búsquedas, trabajando en sí mismo, formulándose dudas, arribando a conclusiones, encontrando provisorias respuestas que serán nuevamente cuestionadas en los próximos escritos:
(en lo profesional) “Después mi adhesión a la causa kleiniana fue menguando. Por otra parte, dejé de ser kleiniano en la medida en que comencé a ser rodrigueano, que valga la canonización, en la medida en que desenvolví mi estilo” (67)
“…esa revolución que llevo dentro ha sido postergada por los dobleces de mi insinceridad…
Fueron cinco años en la universidad donde te graduás de estar de vuelta. Y esa universidad está en la calle, en la muerte de Noune, en Palermo, en Ezeiza, en Tronador y 130, en mi teoría de la jubilación…
Me estoy por recibir de licenciado en Menefrología, aunque es un título tramposo. No me nefrego, al contrario: tomo la cosa muy en serio…Creo que ahora puedo descifrar el sentido de mi vida, comprender los por qué”. (68)
Se lo escucha casi reflexionar cuando surgen en él , lo que llama “Embriónes de idea que semicocinadas que zigzaguean como buscapiés”, que a veces él retoma para desarrollar, y que otras veces quedan como estímulos para que nos atrevamos a seguir pensándolas o subtemas a desplegar como la de los “hombres atriles”, que ya referimos.
Se reprochará algunas veces a sí mismo su prudencia y su mesura, la falta de:
“… algo que, mal que pese, envidio. Una cualidad de apasionamiento con la idea”. (69)
Sin embargo, pese a esta prudencia, si lo pensamos en sus incursiones en el Axé Opó Alfonjá, cabe rescatar la veta aventurera de la que nos cuenta:
“Soy transgresor nato. Nato pero cauto. Fiel a los instintos de Shangó, comienzo a caminar por el borde del mato sagrado…
Los herejes conocen muy bien el espantoso gozo del sacrilegio. Para el hombre, gran bicho territorial, el espacio sagrado despierta escalofríos ancestrales. Entonces, como los perros, fui detrás de un árbol gordito como un aduanero chileno emponchado, e hice pis”.(70)
Y con capacidad de seguir aprendiendo de cada momento, como cuando se refiere a la que fuel la “lección del Axé : ser un poco menos pusilánime”.
Así, lo vemos alternar entre transgresor y cauteloso mientras busca los por qué que completen el sentido de sus esfuerzos.
E insistentemente su referencia a una búsqueda de equilibrio en sí que expresa a lo largo de distintos momentos
“Nada es verdad, todo es verdad, no por radicalizar el cinismo, sino en el sentido de que el compromiso está en mi verdad, con mi verdad, la que a veces llamo mi ética. Un experimento en las ficciones de la veracidad”. (71)
“El punto fuerte es el punto débil. Lo converso vale y en la báscula de la vida lo magro tiene fortaleza. Mi autismo, por ejemplo. Esa torpeza en el habla que hace que escriba bien”. (72)
“Tengo una militancia con sus muertes y caídas. En eso mi vida admite una lectura trágica. Un gris cuento rosa. Ello quizá sorprenda a quienes les doy la impresión de flotar en una burbuja esquizoide. Acontece que no es así, aunque también es así. Por eso en estos años soy el psicoargonauta que navega como forma de vida, como en el cuento que me cuento…” (73)
“¿Cómo es mi autismo? ¿Soy autista? No lo sé. Aquí entro en mi punto ciego…Para dar un ejemplo: en la Casona a veces me llamaban El Mudo de entrecasa y yo no sabía si era porque hablaba mucho o porque hablaba poco o porque hablaba mucho y poco irregularmente o según la estación. Hasta el día de hoy no lo sé. Si les pregunto a Hernán o a Tato se ríen y creen que estoy bromeando. Hay cosas que nunca se pueden llegar a saber. Confirma mi idea de que existe un nivel donde somos una cosa y también lo contrario. ¿O será que sólo los autistas piensan de esa forma? ¿Comprenden el dilema donde el punto ciego quizá sea el evidente?” (74)
También respecto a sus talentos expresa sus dudas;
“Porque tengo una petite confesión que hacerte , Diana…Parte del axioma de que lo fuerte de cada uno también es lo débil. En casa de herrero cuchillo de palo sería ley y no proverbio. Mi fuerte es la inteligencia. No me cabe duda. Soy un cráneo. Muchos caballos de fuerza galopan bajo mi calota. Pero hay momentos en que los caballos se burrifican. Toda la estantería lógica estalla en añicos, como si me licuaran los sesos. Sólo queda entonces una mente en blanco puré y fue así, lo juro, como casi repito primero inferior en colegio de ricos. 58) (ante la noticia de que tiene que dejar Brasil en 15 días por no haber cumplimentado las gestiones necesarias)
Chamaco, un sobrino que me marca de cerca, un día me clasificó dentro del Index psiquiátrico como psicópata doméstico. Los psicópatas domésticos, según su definición, tienen una capacidad para que los demás cuiden de ellos. Y tiene razón. A veces parece que estuviera forrado en pelouche”. (75)
“¿Cuál es mi delirio? Creo que tengo algo del delirio ajeno. (con )una pizca de psicópata domésticus”. (76)
“¿Cuál es el delirio de este jubilado tropical? Tengo una respuesta fácil. Mi delirio es ser sabio. Este libro se confecciona en el telar mágico de los delirios. Pero mi locura, como debe ser, está en estado naciente, cuando Rodrigué aún no es rodrigueano. Delirio químicamente puro”.(77)
“Adulto adúltero, de inconsciente huérfano (secreto como tumba egipcia) jubilado de todas las responsabilidades previsibles. Libre en el extracto de vida que le queda. Sabio como alcoholista sublimado en Catador de Vinos. Ladrón urbano que se apodera de los parques y jardines para convertirlos en la burbuja que envuelve su existencia. Soy un solitario, un nómade, un sabio, un loco.” (78)
“Este libro continúa otro, titulado La lección de Ondina, escrito como una introducción personal a la sabiduría. (79)
“Una punta de la madeja estaba en los nombres propios. ¿Cuáles son los míos? Soy Emilio, soy Rodrigué, Soy el Analista de las 50.000 Horas, soy el Primer Ciudadano Senil, soy el Príncipe que trata pescado, soy el Nieto del Señor del Ingenio. Lacan nos dice que en el Nombre del Padre hay que reconocer el soporte simbólico de la ley. Yendo por ese camino: ¿Cuál es la función del Nombre Propio, mejor dicho, de los nombres propios en el concierto de la vida? Ellos dan la versatilidad genealógica a nuestro imaginario, a nuestra existencia polimorfa”. (M. D. Magno) (80)
8- RELIGIOSIDAD
En sus escritos se refleja su debate consigo mismo, en donde jugará primero la descalificación del Catecismo, “ese librito mentiroso”, de la Biblia, que llamará “el Gran Libro Falso” hasta llegar más tarde a cuestionarse su ateísmo, y reconsiderar lo pensado:
Pero antes de llegar a formular estos replanteos dirá:
“Conozco la amargura en el ateo que fue católico de niño.
Resentido, se siente timado por lo burdo del catecismo, ese gran librito falso. El insigth paranoico me hizo comprender la amargura. Nosotros hemos mamado el catolicismo y no hay que olvidar que la religión se inscribe en el cuerpo.(81)
¿No será que la muerte es el último delirio de los vivos? ¿No será que el muerto, como el loco, son producciones fantásticas de la humanidad? …desconfíen de todos y de todo. La muerte es uno de los grandes temas del Gran Libro Falso”.(82)
Cuando se interroga ¿Qué significa la religión para mí?
Refiere su religiosidad de la niñez, el templo como su Jardín de Infantes y la unión con su madre:
“Una folie a deux teística.
Yo reflejaba la santidad de mi madre.
¿Te das cuenta Martha de lo que esto implica? Antes no lo veía porque estaba muy reprimido y me defendía ridiculizando la religiosidad infantil”. (83)
“…En torno a los quince años, me pasé al otro lado. Me rebelé primero contra la Iglesia de Dios, y ese librito mentiroso que era el catecismo, y luego contra el propio Dios. Desconfié de todo saber ilusorio, de todo relicario o estampita, de todo ora pro nobis. El ateísmo del adolescente carga su furia y su trueno. El puño que desafía al cielo no deja de tener su conmovedora grandeza.
Mi ateísmo fue radical durante muchos años, hasta que comencé a sospechar que todo ateo se cree Dios y tiene una incredulidad boba estampada en su facies.
Además rondaban cierto tipo de preguntas como:
¿Por qué existe orden en el cosmos?
¿Por qué…por qué, por qué?
El enigma del Orden como principio…si los sucesos casuales, librados al puro azar, llevan a la indiscriminación, a la mescolanza, ¿cuál fue entonces el evento no casual que nos legó el orden?
Por el momento el siguiente boletín metafísico da cuenta del estado de mi alma: doy crédito pero no creo”.(84)
En Gigante se expresa como ateo tibio:
“Mi falta de misticismo es lamentable. Poca sustancia religiosa, una fe que se arrastra como mi sábana. Esa falta de trascendencia del ateo tibio. En el fondo, todo ateo es un Dios de bolsillo”. (85)
No obstante, aceptará la dignidad de Sacerdote de Shangó, el Dios del Trueno, su Orixá en el Terreiro de Cabula al que se integra, luego de transitar experiencias profundas, algunas inexplicables. Y se integra al Candomble otra vez de la mano de una mujer. Es ineludible establecer la conexión que surge diáfana.
9 JUBILACION Y VEJEZ
“El jubilado que se gradúa de sabio tiene en su lugar una experiencia de militancia de vida..Es inútil pedirle a un viejo que delire con su jubileo si no ha hecho de su vida un tabernáculo, si no ha alcanzado un alto grado de orfandad altanera. La impronta de Tiresias”. (86)
Señala la importancia de ser un viejo notable.
“El camino del viejo es el misterio de la vida y no el secreto de la muerte”.
“Los viejos formamos una minoría. Una inmensa minoría que necesita despertar. Para liderar el movimiento senil se necesita un hombre como yo”
“HAY QUE CREAR UNA LITERATURA SENIL”
“La literatura senil debe reflejar la verdad polimorfa del invierno de la vida”
“Hay que apagar la mirada para ver, hay que borrar la memoria para recordar, por eso se equivoca feo quien piensa que el anciano regresa a la condición de niño. El lailai es, antes que nada, un orgulloso portador de oráculos y un maximizador de contradicciones. La literatura senil tiene que profundizar la veta profética y extraer alternativas paradojales.
…la literatura senil tiene que tener algo de novela de caballería. El hombre viejo tiene que ser orgulloso y valiente”.(87)
En el aeropuerto donde queda varado se formula ideas que luego desarrolla.
Transforma la espera en un espacio de insight y termina congratulándose de lo sucedido, por lo que le posibilitó. Logra hacer del contratiempo aventura, mutar un tiempo ocioso en tiempo creativo. “¡Qué suerte que perdí el avión!” !!!!!!!!!!
“…Rougiere dijo: “Hay que ser feliz, aunque más no sea por orgullo”. Me gusta esa máxima, entonces ¿cómo pasar bien estas 11 horas muertas?
Lo primero es no sentir culpa por la silla de ruedas y la pérdida del avión. De vuelta a la sala VIP pedí una cerveza y reflexioné sobre la silla de ruedas, que para mí fue crucial. El tema, en realidad, es la vejez. En los últimos 8 ó 10 años señoras de 60 años me ceden el asiento en el ómnibus.
Yo protestaba, rabioso en el fondo, pero me sentaba. “Qué se creen esas viejas de mierda”. Pero eso cambió cuando acepté la silla de ruedas… junto a la silla de Guarulhos vino un insight. Hay que aprovechar la condición de viejo. (88) ( Como en el Axé a ser menos pusilánime.)
Y bien vale recordar como cierre su convocatoria:
“Generalizando, el hombre tiene que ser orgulloso de su condición.
(Para ello) -Colaborar, incondicionalmente con lo inevitable… diría que hay que hacerlo lúdica e irónicamente, si es posible. Saber perder la partida perdida”. (89)
¿Qué es esto sino la aceptación de nuestra condición humana en su finitud, en su limitación, que Emilio aborda con la dignidad de quien se ha permitido pensar lo soslayado, lo eludido, lo evitado?
El hecho de convocarnos para, aún así estar orgullosos, es su aporte a una reflexión donde prima la tolerancia hacia las imperfecciones y la celebración de esa oportunidad que nos da el hecho de estar vivos.
María del Carmen Marini. Otoño de 2009
1- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría”. Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
2- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
3- Rodrigué Emilio: “La respuesta de Heráclito”. Topía Editorial, 2006
4- Rodrigué Emilio: “La respuesta de Heráclito”. Topía Editorial, 2006
5- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría”. Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
6- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
7- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana,1991
8- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 197
9- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría”. Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
10- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
11- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
12- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
13- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
14- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
15- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
16- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
17- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
18- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
19- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
20- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
21- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
22- Rodrigué Emilio: “La respuesta de Heráclito”. Topía Editorial, 2006
23- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
24- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
25- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
26- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
27- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
28- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
29- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
30- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
31- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
32- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
33- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
34- Rodrigué Emilio: “El paciente de las 50.000 horas”. Editorial Fundamentos, 1977
35- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría”. Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
36. Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría”. Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
37- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría”. Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
38- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
39- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría”. Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
40- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
41- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
42- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
43- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
44- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
45- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
46- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
47- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
48- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
49- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
50- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
51- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
52- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
53- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría”. Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
54- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría”. Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
55- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
56- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
57- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría”. Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
58- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
59- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
60- Rodrigué Emilio: “El paciente de las 50.000 horas”. Editorial Fundamentos, 1977
61- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría”. Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
62- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría”. Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
63- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría”. Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
64- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría”. Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
65- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría”. Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
66- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
67- Rodrigué Emilio y Syra Yahin Lopes: “Un sueño de fin de análisis”Ediciones Nuva Visión. Bs.As., 1991
68- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
69- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
70- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
71-Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
72- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría”. Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
73- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría”. Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
74- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría”. Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
75- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
76- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
77- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
78- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
79- Rodrigué Emilio: “Ondina, Supertramp”. Editorial Sudamericana, Bs. As.1987
80- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
81- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría”. Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
82- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría”. Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
83- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría”. Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
84- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
85- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
86- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría”. Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
87- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
88- Rodrigué Emilio: “La respuesta de Heráclito”. Topía Editorial, 2006
89- Rodrigué Emilio: “La respuesta de Heráclito”. Topía Editorial, 2000
La dimension literaria en la obra de Emilio Rodrigue
Una de las singularidades en los escritos de Emilio Rodrigué, la encontramos en que escribe sus textos (sobre todo los testimoniales) dirigiéndose a un interlocutor con el que conversa, interlocutor junto al cual piensa en voz alta y que varía según los temas y los tiempos.
Eso crea un efecto en el lector. Nos predispone a formar parte de la trama que despliega.
El linotipista es un personaje jerarquizado, en tanto lo interpela con indicaciones para dar forma a sus libros.
También aquello a quienes habla, según los casos: su hermano Jack, Manuela, su nieta, Lourdes “la esclava imperial” que formó parte de su vida, su hijo Marcos, Varón, colega y amigo, están allí y con ellos va comentando sus ideas mientras las escribe.
Capítulo aparte merecen sus dedicatorias:
Las hay festivas, como la de “El Anti-yoyó”:
Dedicamos este libro a Erica y Miguel, pacientes soberbios que prestaron su biografía a la ficción que da realidad a nuestras fantasías.
O la de “El libro de las Separaciones”;
Dedico este libro al creativo, valiente y un poco histérico psicoanalista argentino que se llama Emilio Rodrigué
Serias, como en “Biografía de una comunidad terapéutica” y “El contexto del proceso psicoanalítico”, en donde sus maestros, y maestras son quienes concitan su gratitud: David Rapaport en uno, Marie y Susanne Langer en el otro.
Reflexivas como la de “El paciente de las 50.000 horas”,
A Marcos, un hijo que deseo como discípulo
A Ariel, un discípulo que pudo ser hijo
Enigmáticas como la de “Heroína”:
Belén, muchacha, la vida también es así. (¿Qué quiso decir? ¿Cómo es que era la vida entonces?)
En otros: “La lección de Ondina”, “Ondina Supertramp”, “Un sueño de fin de análisis”, se lee el homenaje a sus cercanos amados
La hay sugestivas como en “Gigante por su propia naturaleza”:
En el aiyé: Madre Stella
Mestre Didi
Madre Pinguinho
En el orún:Madre Ondina
Padre Julio
Amplias como en “Sigmund Freud. El siglo del Psicoanálisis”, en donde incluye a los argonautas, a sus discípulos –maestros bahianos, a los amigos.
Y a Gracia, su compañera.
Singularidad de su escritura
Una de las cuestiones interesantes es su planteo en que reconoce:
Los académicos escribimos soso (1)
El opera el milagro de dar con el tono justo, que sin perder rigor no tiene la pesadez que hace aburrido un escrito.
Y es que escribir para Emilio es muchas cosas: dificultad, anhelo, compulsión. disciplina, y lo ineludible del testimonio.
Dificultad cuando relata, acerca de su novela “Heroína”, después de la que quedó paralizado un tiempo
Fue un parto duro, después tuve psicosis puerperal, como vos.
-¿La sensación de vacío? La placenta de una novela es el cerebro, te quedás con un agujero, sin ideas.(2)
Anhelo cuando reflexiona:
Anoche circuló otra sospecha. ¿No será que crío en mis pacientes una exigencia para escribir? Puede ser correcto, para mi escribir es indispensable para la psicoprofilaxis cotidiana. ¿Acaso es posible vivir sin escribir? (3)
Compulsión cuando confiesa:
Yo no soy terrorista en el día a día…pero soy terrorista cuando me pongo a escribir. Soy un “veradicida”. El término veradicidio fue acuñado por una paciente y significa una pulsión radical por lo verídico, decir aunque cueste lo que cueste. (4)
Acepta la desconfíanza que suscita su peligrosa incontinencia escritural.
También reconoce: Escribir es una disciplina para pensar. (5)
Y efectivamente, a veces se lo siente reflexionando y dando lugar a que podamos seguir el hilo de dicho pensamiento mientras se despliega en su escritura.
Pero otras veces juega con las palabras como un niño juega con un palo haciendo que es un caballo, una espada o un bastón según los avatares de juego en el que nos incluye.
Ejemplo de ello son los refranes tergiversados que crean un efecto de refinado humor:
El absurdo con letra entra, dije en voz alta, dando por iniciado el libro
En casa de palo, cuchillo de herrero
Morir es partir un mucho.
En casa de sabio, cuchillo de Fumanchú.
La veleidad pública es la debilidad privada. En casa de soprano, tapones de cera, la más ingeniosa variante en la moraleja del herrero neurótico. (6)
Se puede comenzar de nuevo, plantando una serpiente a prueba de manzanas. (7)
Sus frases revulsivas inquietan formando parte del atractivo que despliega creando efectos singulares.
Nos cuesta recordar, aunque no podemos olvidar.
Habrá pensado alguna vez Fedora que el pene es la lengua de la pelvis? Yo sí.
Todo paraíso tiene que ser ocasionalmente perdido.
Provocativa como góndola de vidrio.(8)
Juega con sus ironías, para provocarnos, sobresaltarnos o hacernos cómplices:
Llegábamos a San Nicolás, cuna del tornillo argentino. (9)
Gran ciudad, Río. Siento el asombro del pajuerano en la metrópolis. Uno aquí tiene la sensación del futuro, con los mutantes bajando del morro(10)
El pueblo inglés vivió la ocupación argentina de las Falklands, como una humillación, coloso derrotado por un David que come bananas…Pero solo ganamos el primer round. (11)
Toda ciudad, hasta Rosario, tiene su ángel (12).
El estilo inclasificable escapa de corsets.
El lo reconoce y se describe en la tarea de abrir un nuevo camino.
La soledad de la meditación creó una disciplina que se refleja en la escritura. (13)
Yo cincelo mi vida escribiendo. (14)
Escribo peligrosamente, Mis mejores páginas fueron redactadas con piel de gallina. Solo en el riesgo mi estilo se sustenta.
Una vez más me topé con la dificultad de caracterizar mi producción literaria, ya que no se trata insisto, de una pieza autobiográfica, aunque use rememoraciones como materia prima. A veces pienso que estoy inventando un nuevo género literario en los límites entre ficción y realidad. (15)
Y respecto a las cartas a Gracia durante el período en que no puede verla, cuando ella hace su iniciación religiosa:
Ahora sucede que no sé dónde las cartas terminan y el libro comienza. Más aún : no se dónde yo termino y la letra comienza. Le estoy dando razón a Lacan cuando dice que el sujeto es un significante para otro significante, sobre todo en este caso donde el significante máximo es el amor en el reinado del Palo Brasil.(16))
Su preocupación por dar cuenta por escrito de lo que le va aconteciendo, me recuerda a la reflexión de Isidoro Blainstein cuando refiere que de no existir la chance de elaborar lo vivido escribiendo, aumentaría el número de asesinos, psicóticos y suicidas.
“Da para un cuento” es una de sus frecuentes reflexiones. ante lo que lo sorprende, lo apena o lo divierte.
Usa esa expresión cuando escucha un relato que cierra redondo sobre sí mismo. Por ejemplo el de una dramática ruptura de un vínculo de Martha.
La muerte llega en cualquier parte…este es un sitio como todos para enterrar el amor. Ese es un final como para escribir un cuento…(17)
En la historia de la Mariposa Mustia, una joven apocada llega a sentirse irresistible, a partir del homenaje fraguado por Emilio y sus amigos en una fiesta. Deja de languidecer y cuando la encuentra de nuevo transformada en esplendorosa mujer, es cuando se dice: “esta historia da para un cuento”.
Emilio utilizó también esa expresión: “da para un cuento” respecto a mi primera carta, donde le cuento mis vicisitudes en la búsqueda de sus libros.
Resonancias
Cuenta de sí mismo:
Cuando se está bien mal, uno no puede darse el lujo de deprimirse. Ahora sí. “Pobre tipo” me digo, no como queja, siento algo como ternura por ese náufrago..Un luto nómade. (18)
Y de pronto lagrimeo apenado por mí: absurdo pero cuantas estaciones quedan por recorrer aún en este peregrinaje al reencuentro de mi padre, cuántos abrazos certeros y tacles al vacío antes de llegar al buen retiro.(19)
Emilio comenta que sus escritos suscitan diversas respuestas:
Un amigo me acusa de “yoyoísmo”, “confesionismo” y “exhibicionismo”, lo que viene a ser crítica pesada. (20)
Cuando relata su dificultad ante la enfermedad, el deterioro y la muerte dice:
Y de pronto pienso en Mimí. Reincido en lo que ella no haría: testimoniar lo íntimo. Pero en este caso escribir para mí es darle sentido a una muerte. El método de la crueldad, además, da dividendos, con ese bisturí se traza la línea transferencial que permite sortear los laberintos de la histeria y del olvido. Corro, eso sí el riesgo de suponer que sé adónde voy. Una vez más, sólo sé que no se nada. (21)
¿Por qué lo menciono? Porque algunas de sus páginas más conmovedoras se refieren la muerte de Noune.
Emilio reflexiona sobre la dificultad en asumir esos momentos trágicos y creo, intenta procesarlos en la descripción posterior.
Señala que Dany, el hijo de Noune, pudo tener un acercamiento en los últimos momentos, que a él se le hacía difícil, abrumado de un dolor que lo dejaba impotente.
Hay imágenes borradas a fuego. Tiene que ser así.
Cada uno lleva la perrera adentro. ¿Sé realmente cómo son las cosas? Porque siempre se está en bolas y nadie conoce cómo es la primera muerte en propia carne propia.
Cada día será como tiene que ser y seamos sinceros, generalmente nacen con doble circular de cordón. (22)
Otras páginas relatan la pesadilla del regreso de Bahía con Marcos para encontrarse con que Beatriz, su primera esposa y madre de sus hijos, ya falleció.
Y se asombra de la intimidad que puede permitirse Marcos con su madre muerta, “la cabeza en su regazo” que él no se había atrevido a enfrentar, que él había eludido, evitando entrar a la habitación.
Sinceridades
Sincero, se reconoce machista y mujeriego.
Recuenta en el balance de su vida la lista de sus cobardías y los escándalos que protagonizó. Y las plasma por escrito. ¿Existe otro escritor que haya llegado a tal nivel de blanqueo de las propias oscuridades? Si lo hay, no lo conozco.
Lo más aproximado que encontré, lo escuché de un cirujano, que reflexionando en voz alta y hablando como para sí mismo dijo: -A veces recuerdo los pacientes a mi cargo que murieron. No son muchos, en todos los años de trabajo, serán 30, 35…Pero cuando los imagino a todos juntos, en una montaña de cadáveres, me siento raro, aunque haya hecho lo mejor que pude…
Una disposición permanente, es la que Emilio refiere a seguir aprendiendo: de la vida, de sí mismo, de su quehacer psicoanalítico.
Reconoce con magnífica modestia su aprendizaje de los pacientes y se apropia de expresiones sagaces y reveladoras.
Subraya su ida y vuelta como “maestro que se transforma en alumno” de sus discípulos “los caníbales bahianos”.
Su sinceridad se expresa también en reconocer la transformación del “hombre Michelín” de su pasado, en un atleta que llega a ser lector atento del cuerpo de los otros, a partir de las resonancias de los nuevos entrenamientos en su propio cuerpo.
Sobre leer y escribir
Su introducción a la obra de Lacán es un desafío que sostiene con valentía a costa de sentirse humillado, como intelectual de trayectoria, al empezar como alumno con otros aprendizajes.
Años atrás había sido la ruptura con la APA, otra renuncia a una inserción de indudable prestigio, para empezar otros recorridos :
Althusser es el campeonísimo del yo yo: de la Vuelta al Mundo con una práctica teórica que es cosa de pasmo. Entonces vos, que solo fuiste al Colegio Nacional, tirás el tuyo como si fuera una vil taba. Althusser es un intelectual cruel; te dice que nadie sabe leer, excepto Marx, y apenas Spinoza que hizo ciertos progresos con “Mamá me ama” y otros textos simples. Entonces a vos, que lees para el carajo, te sacude un calambre intelectual al informarte que se requiere una doble lectura el Capital y que la primera vuelta consiste en leer cuatro tomos, palabra por palabra, línea por línea y en varios idiomas además del alemán pasando, como dice el guacho, por las áridas mesetas de la distribución simple para remontar el majestuoso Iguazú de la plusvalía. Y una vez que has preparado la tierra para esta lectura laboriosa pero ingenua, tenés que empezar de nuevo las obras completas, pescando entre líneas, leyendo los inaudibles susurros y murmullos, en búsqueda de lo que sin decir dice y vos te ponés azul y te comprarías El Tony, (23)
A pesar de esto nunca deja de seguir ampliando su mirada.
Acerca de su trayectoria en Psicoanálisis:
“Cincuentamil horas psicoanalíticas, cincuentamil horas de cincuenta minutos…Océanos mansos y turbulentos de atención flotante donde a veces sentí la Gran Interpretación en la punta de mi lengua mental, arañando los grandes enigmas del alma. Pero también hice muecas invisibles de impotencia. Hubo ocasiones en que dudaba de todo en general y, en particular, de lo que yo estaba haciendo. (24)
¿Existe mayor sencillez y humildad que la que expresa en esta frase? ¿Cómo opera en nosotros el pensar que la inquietud que hemos vivido a la cabecera del diván es compartida y reconocida por un maestro?
Hace 10 años me analicé con Freud. Durante los seis años en que escribí su biografía, Freud, El siglo del psicoanálisis, fui día y noche analizado por él. Gran aventura. Entré en una sintonía envolvente, existencial, retórica, más allá de cualquier simbiosis. Fue un ideal alquímico, lo sé, que me llevó a ser el otro que soy yo. Esa identificación fascinada y fascinante tiene mucho de iniciación, en la que la idea de posesión no está ausente. De una cosa estoy seguro, yo no salí de esa experiencia siendo la misma persona. (25)Correspondencia privada
Su idea respecto a escribir es declarada con énfasis:
Otra vez el efecto terapéutico de la escritura es descripto y subrayado como recurso a la salud mental.
Cuenta un secreto cuando escribe;
El Anti-yoyo fue un libro básico en mi biblioteca, a partir de ese momento comencé a explorar un estilo intimista, condimentado con crueldad y humor, un estilo autobiográfico en el sentido de que hablo cosas de mi vida, usada como ficción. Entonces mi literatura se vuelve terapéutica, en la medida en que opera como un modo de pensar mi vida y para mi pensar es escribir y escribir es vivir. Los libros que se suceden…siguen acompañando mi historia…es como si hubiera escrito diarios. (26)
…cuando se raspa el pasado uno no puede escribir toda la verdad, eso es imposible. Si yo escribiera la imposible verdad, la Iglesia Católica colocaría mis libros en el Index, la Iglesia Universal también. Otro tanto ocurriría con el Partido Comunista, la Sociedad Protectora de Animales, las Damas Católicas y la Interpol. Sería un repudio total, la APA tiraría mi fotografía de la sala de la Comisión Directiva. Por eso omito lo crucificable. (27)
Su sabiduría en los textos
Su interrogación a sí mismo no tiene topes. Llega a formulaciones que son síntesis existenciales, que son precipitados de toda una vida conciente de sí misma.
La desesperación domada se llama sabiduría. (28)
Y otra reflexión en ese tono:
-¿Cuál es el secreto de tu serenidad?
Y él contestó:
-Colaborar, incondicionalmente con lo inevitable.
Concuerdo, pero diría que hay que hacerlo lúdica e irónicamente, si es posible. Saber perder la partida perdida.(29))
En los últimos años se propone como líder de un movimiento:
Hay que crear una literatura senil.
Quizá este libro sea un botón de muestra.
La literatura senil tiene que reflejar la verdad polimorfa del viejo. En ella debe aparecer el viejo verde, el viejo rojo de los grandes amores, el viejo amarillo de los grandes tedios, (30)
Lo cierto es que aún no se bien adónde quiero ir cuando propongo una literatura senil. ¿Cuál es la función del viejo? ¿La función de la experiencia olvidada? El anciano sabio no sabe que sabe, olvidó el saber en los meandros y remansos de su arterioesclerosis.
Hay que apagar la mirada para ver, hay que borrar la memoria para recordar, por eso se equivoca feo quien piensa que el anciano regresa a la condición de niño. El lailai es, antes que nada, un orgulloso portador de oráculos y un maximizador de contradicciones. La literatura senil tiene que profundizar la veta profética y extraer alternativas paradojales.
…la literatura senil tiene que tener algo de novela de caballería. El hombre viejo tiene que ser orgulloso y valiente. (31)
Y Emilio fue orgulloso y valiente. Su obra tiene mucho de novela de caballería del siglo XX.
Seguir su itinerario implica la aventura de asomarse a una manera de vivir. A una manera de ser. A una manera única de escribir.
María del Carmen Marini- invierno de 2009
1- Rodrigué Emilio: El libro de las separaciones Sudamericana. 2000
2- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
3- Rodrigué Emilio y Syra Yahin Lopes: “Un sueño de fin de análisis”Ediciones Nuva Visión. Bs.As., 1991
4- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría” Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
5- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría” Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
6- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría” Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
7- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
8- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría” Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
9- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
10 - Rodrigué Emilio: El libro de las separaciones Sudamericana. 2000
11 - Rodrigué Emilio: El libro de las separaciones Sudamericana. 2000
12- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
13- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría” Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
14- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
15- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
16- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
17- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
18- Rodrigué Emilio: El libro de las separaciones Sudamericana. 2000
19- - Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
20- Rodrigué Emilio: El libro de las separaciones Sudamericana. 2000
21- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría” Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
22- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
23- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
24- Rodrigué Emilio: El libro de las separaciones Sudamericana. 2000
25- Rodrigué Emilio: Correspondencia privada (gentileza de Sergio Rodriguez)
26- Rodrigué Emilio: El libro de las separaciones Sudamericana. 2000
27- Rodrigué Emilio: El libro de las separaciones Sudamericana. 2000
28- Rodrigué Emilio: “La respuesta de Heráclito”. Topía Editorial, 2006
29- Rodrigué Emilio: “La respuesta de Heráclito”. Topía Editorial, 2006
30- Rodrigué Emilio: “Ondina Supertramp”. Editorial Sudamericana, (30)
31- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
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