9 Comentarios de libros y películas (33 trabajos, 131 pag.)

9-COMENTARIO LIBROS Y PELICULAS

1 Las 40 velas Graciela Geller 1991
(Prólogo a partir de esta carta, que respondió a  su envió de la novela)

Leí tu novela. Me pareció hermosa, y estoy convencida de que, por su tema, le permitirá verse como en un espejo a cada mujer que la lea. En distinta medida todas nos hemos postergado, en función a la relación con el hombre que elegimos. Algunas hasta desaparecer. Otras resignando pedazos, que las dejaron mutiladas. Y hay quienes (como nosotras?)  luchan para permanecer lo más enteras posible, dentro de la relación, que tal como se da en nuestra civilización, necesariamente tiene algo de devoradora, de feroz para los dos integrantes de la pareja. Aunque siempre un poco más para nosotras, con el aval de dioses y hombres, leyes y tradiciones, ciencia y técnica, usos y costumbres.
Creo que el ángulo desde el que está escrita- que es el de la mujer que por amor pone entre paréntesis sus otros intereses, su vida- es aquel  para el que fuimos condicionadas a mirarnos. Por eso es imposible no reflejarse en la protagonista.
Creo también que es importante que esté ubicada en el tiempo en que está, que corresponde a nuestra generación.
Generación que se cuestionó el derecho a ser personas, además d madres y esposas.
Y por último creo que el desenlace deja suficiente espacio para que el lector encuentre en ese final lo que necesite, priorizando el encuentro con el otro, el reencuentro consigo mismo, o los hilos que quedan pendientes, en esta historia de vida que se nos fue desplegando.
Esto es lo que me ha sugerido tu novela, recién, recién terminada. Te agradezco que me la hayas enviado ni bien la sacaste del horno. Debo conminarte a que no la dejes encerrada en un ropero. No me gusta pensarla “como un quiste que me duele” (según expresás  en tu carta), la prefiero como un feto listo: lo que cabe es ponerla en el mundo para que viva.
Asumo el privilegio de que me la hayas delegado. Y siento con ello una gran responsabilidad.


2   UNIDOS O DOMINADOS. Mujeres y varones frente el sistema patriarcal.
de Héctor Bonaparte. Homo Sapiens Ediciones. Rosario. 1997.


El hecho de estar hoy aquí para hablarles de este libro es algo que debo agradecer doblemente.  En primer lugar porque  participar de la presentación es algo que siento como asumir un madrinazgo, el madrinazgo de un bebé-libro, y por tanto un compromiso de cuidado compartido del recién nacido. Creo que la designación de madrina implica una confianza que me hace responsable de lo nuevo que adviene : sea niño u obra. Esa confianza es lo primero a agradecer públicamente a Héctor.

Lo segundo es que este libro viene a traernos verdades tan necesarias como impostergables,  que hacen de "Unidos o dominados" se constituya como punta de lanza de  nuevas formulaciónes en relación al tema del vínculo entre mujeres y varones. Fruto de una rigurosa investigación efectuada entre 1993 y 1995, creo que logra hacer por primera vez desde una mirada masculina, una crítica justa, minuciosa y coherente de la sociedad patriarcal. De nuestra sociedad patriarcal, ya que los materiales en que se basa el estudio fueron recogidos en nuestro medio, a traves de entrevistas a hombres y mujeres de distintas edades.
Así, esto sitúa la obra, entre las imprescindibles para quienes deseen encarar con criterio el cuestionamiento del órden androcéntrico y emprender la construcción de relaciones más igualitarias y fraternas.

Como antecedentes de esta producción pude recordar la de otros varones reflexivos que en medio del desconcierto de los cambios sociales intentan no repetir la historia de dominación sino desplegar toda su lucidez y generosidad para  cambiarla.
Estos hombres siguen, por ejemplo, el rumbo de Robert Owen. Porque hubo un Robert Owen y fue originalísimo. Su contrato matrimonial, del 12 de abril de 1832 dice:
" En esta tarde, entro en compromiso con Mary Jane Robinson, jóven persona cuyas opiniones y cuyas maneras de pensar y sentir coinciden más íntimamente con las mías, que las de cualquier otro individuo de mi conocimiento. Esta ceremonia no implica la necesidad de repetición de fórmulas que consideramos ofensivas en tanto que ellas vilipendian los principios de libertad e igualdad humanos. De los derechos injustos que por virtud de esta ceremonia, una ley inicua me otorga sobre la persona y propiedades de otra criatura, no puedo legalmente, pero si moralmente despojarme."

También hubo, según nos cuenta Josep Vicent Marqués, otros varones así de lúcidos y generosos. Por ejemplo , del propio San José, nos dice:
"... parece haber sido un tipo majo, legal, capaz de dejar que su compañera tuviera extraños tratos con la divinidad y que su hijo se dedicase a la agitación religioso-social en lugar de ampliar la carpintería paterna.
(Sin embargo) qué poco entusiasmo ha tenido la Iglesia en pregonar sus liberales cualidades y qué poco se identifican con él los varones.
Ha habido y hay varones anónimos cuyo comportamiento se aparta del confuso modelo de prepotencia e incapacidad para los sentimientos, las tareas domésticas o las cosas pequeñas... El problema reside en su vocación de anonimato. De silencio."

Hoy, el libro que comentamos trae la posibilidad de escuchar una de esas infrecuentes voces, animosas en el cuestionamiento de estereotipos.
Estereotipos que nos encasillan a varones y mujeres aunque a veces tengan un costado humorístico como el de Maruja Torres cuando relata : "El último hombre que quiso arreglarme la vida, tenía esposa, dos hijos, un empleo perpetuo, un traje príncipe de Gales y una personalidad esquizoide en comparación con la cual Calígula era la yegua de Ramón Mendoza. Pertenecía a ese tipo de personas que no distinguen entre la pasión y un reloj cu-cú, lo cual tiene una funesta consecuencia : en vez de hacerte el amor, te dan cuerda y esperan a que suenes." 
Estereotipos como el de Groucho Marx cuando asevera : "Conozco centenares de maridos que serían felices de volver al hogar si no hubiera una esposa esperándoles."
Estereotipos que encuadran un único modo recomendable de constitución de la pareja debiendo tratarse de una relación heterosexual, con alguien de una edad afín, de la misma raza y religión y perteneciente al mismo medio. Y en la que el varón sea algo mayor, más alto, más inteligente y más rico. Y en la que, de la mujer, se espera solo que sea bella y honesta.

Es esta  una obra que cuestiona esa suerte de colonización de un género sobre otro, y que  denuncia los micromachismos a veces sutiles que impregnan los vínculos.
Que propone considerar que no se nace varón o mujer, sino que se adviene a serlo ( tal  planteaba Simone de Beauvoir ), esto es, se construye como tal en un proceso que toma la forma de la sociedad en que se despliega.
Una obra que asume que recrear los vínculos entre hombresy mujeres es una acción categóricamente más revolucionaria de cuantas se producen en la actualidad.
Que acepta que el desafío más importante pasa por transformar las relaciones  instauradas en base al  ejercicio del poder, en otras que jerarquicen otras posibilidades de intercambio, como la solidaridaria interdependencia ( Cecilia Groisman), la auténtica comunidad de libertades ( Arnaldo Gomenzoro), las relaciones no competitivas ni jerárquicas ( Rosemary Redford Ruether).

Abordar este libro requerirá algunas condiciones,( tal como describe Luis Bonino)," Estar dispuesto a a asumir el riesgo de la reflexión sobre la propia subjetividad, no estar masivamente identificado con el modelo de prepotencia e inafectividad que la sociedad machista propone, animarse a cuestionar los presupuestos de esta cultura con sus efectos devastadores para ambos géneros".





El libro se desarrolla en torno a cuatro ejes.

En el primero plantea como la mirada tradicional sobre varones y mujeres se sustenta en lo que el autor define como una "artimaña ideológica" que  esconde bajo el nombre de natural, lo que en verdad es una construcción cultural elaborada con fines de dominación.
 Esta construcción estaría  destinada a mantener el orden social, en donde cada quien mantuviera su lugar sin cuestionamientos ni protestas. 
Del estudio se desprenderá que  los cambios que se están presentando en las maneras de concebir la sexualidad, la pareja y la familia, están produciendo una verdadera revolución en la manera de vivirlas ( Que llama revolución copernicana por su trascendencia ) pero que dichos cambios coexisten con los modos más tradicionales, creando situaciones sociales de gran complejidad.

El segundo eje transita los carriles de los cambios operados en la familia. Y  corrobora los cambios en la situación de opresión de la mujer, que se extiende en todas las áreas, pero que sobre todo se constata en la puesta en cuestión de dicha opresión. Al dejar de considerarse esa opresión como dato natural, como aquello que existe"porque así ha sido siempre" se muestra la vulnerabilidad de este falocentrismo, coloso de pies de barro, como describe el autor.
Coloso que todavía gime en situaciones como las del Colegio Monserrat.
"Cada época y cada sociedad indican minuciosamente cómo ser varón y cómo ser mujer. El sexo biológicoo queda así reducido casi a un pretexto para normas arbitrarias que indican una cosa o lo contrario, según el momento o el grupo social. Esta construcción se llama género y gobierna el sexo a su antojo. Es la responsable del sexo. Está hecha por seres humanos, cambia y puede ser modificada. En muchos aspectos implica discriminaciones e inequidades que no se pueden justificar".

La justificación de estas discriminaciones e inequidades tienen por causa un sistema de dominación que nos atraviesa, del que formamos parte, que nos constituye en tanto lo hemos internalizado y que el autor compara por su fuerza e invisibilidad a la "estructura de la roca". Desde el punto de vista de la subjetividad ese sistema de dominación podría entendenderse en función de dos razones : una, la dolorosa tarea de elaboración del duelo que requeriría superarlo y abrirnos a otros modos de funcionamiento, y otra, el hecho que aunque racionalmente podamos entender la sensatez de los cambios y su necesariedad, hay algo que  pasa por lo que algunos psicoanalistas  describen como el atraso del inconciente en procesar cuestiones que se incorporaron  previas a todo juicio crítico.
"Durante siglos, una asignación de lugares, de tareas y de consideración social que califican discriminadamente a las personas según el sexo, a pesar de ser establecidas por unos seres humanos respecto de otros, han sido presentadas como naturales, como fijadas por la naturaleza. Así han sido tomadas, así han sido asimiladas y respetadas por innumerables generaciones que hicieron suya esa visión, la practicaron y la reprodujeron como la verdadera forma ( como la única forma posible)  de percibir la realidad y de comportarse en sociedad.
( Esta forma ) impregnó todo el quehacer humano el arte, el saber científico, la filosofía, la economía, la religión, la política, el trabajo, el parentesco, la familia, el matrimonio, la filiación, la ley, las costumbres, el folklore, la literatura, la estructura mental y la conducta de las personas."
Así el orden patriarcal, con una jerarquía de sexos injusta e irracional favoreció semejante malentendido histórico.

El tercero de los ejes aborda la contradicción flagrante de voces que no se alzan contra la pobreza, la guerra, la corrupción generalizada, los genocidios pero que se crispan para señalar con alarma las transformaciones en la constitución dela familia, con un discurso conservador y tradicional, acusatorio del los cambios de roles correspondientes a varones y mujeres.
Ese orden familiar que se intenta preservar y el hecho de que se adjudique a la naturaleza la distribución de dichos roles, viene a sacralizar relaciones jerárquicas, viene a justificar el autoritarismo de unos y el sometimiento de otras, viene, en suma a configurar un patriarcado androcéntrico, que atenta contra las relaciones verdaderamente democráticas.
Y sucede, como bien se describe que los varones están involucrados en la lucha de las mujeres por lograr esas relaciones verdaderamente democráticas en un doble sentido: porque las transformaciones en marcha obligan a una reubicación a ambos sexos, y porque descubren que los varones también están compelidos por obligaciones y trabados por prohibiciones  arbitrarias e irracionales.
Familia  significa realidades muy diversas. Junto a las formas tradicionales, otras en las que cambia la composición, las funciones y los roles. Hogares monoparentales, niños que trabajan y mantienen a sus familias, abuelos a cargo de los nietos. Todas estas  nuevas maneras de conformarse la familia influyen en la constitución de las identidades de varones y mujeres.
Puede plantearse que el "enemigo" no lo son los hombres para las mujeres, ni las mujeres para los hombres sino "la espesa red de ataduras que comandan y controlan a las personas sin hacerse notar". Lo esperable sería que juntos, varones y mujeres pudieran luchar contra ese estado de cosas.
"...Las cadenas perfumadas que sujetan a las mujeres se corresponden con las cadenas doradas que seducen a los varones con privilegios y con migajas de poder, para que aporten mejor al beneficios de los verdaderos privilegiados. Con el poder genérico que muchos varones ejercitan sobre mujeres de su entorno... ,el sistema de dominación supragenérico mata dos pájaros de un solo tiro. Por un lado los mantiene ocupados asignándoles una cantidad de subordinadas, lo cual alimenta su ego viril y los distrae del poder general que pesa sobre ellos. Por el otro coloca en su sitio a la mitad femenina del grupo social sin necesidad de recurrir a otros mecanismos de disciplina, control o represión. Recurriendo a términos fuertes y dramáticos, es como si se dispusiera de un ejército de ocupación invisible, con un sistema en que una mitad de la gente controla a la otra mitad, diluyendo la conciencia de que ambas mitades son monitoreadas para que no se salgan de los carriles..."

El cuarto de los ejes desarrolla la "trampa" que implica para el varón el estereotipo que lo obliga a cumplir determinadas expectativas. 
Estas pasan por exigencias de fortaleza a toda prueba, aunque se esté cansado.
De éxito económico, aunque el rol de proveedor agobie.
De ocupar el lugar de conquistador para quien la mujer es un objetivoa vencer o una presa de caza, para lo que suele valerse de excusas hechas a la medida, como el suponer una disponibilidad en ellas que llevó a acuñar la conocida sentencia: "Si una dama dice no, quiere decir tal vez; si dice tal vez, quiere decir si; si dice si, no es una dama." Este gran nudo permite la perseverancia de un error, confundiendo erotismo y afán de dominio. Trágico error pues el poder es  totalmente opuesto al placer. El placer requiere confianza, las relaciones impregnadas de poder niegan esa confianza y atentan contra el placer.
También la supuesta protección  ejercida por los varones es iluminada desde esta perspectiva como sospechosa en tanto coarta las posibilidades de quien es "protegida". Recordemos que quien protege,controla y quien controla, despoja.
El mismo efecto produciría en última instancia la asunción por los varones del rol de proveedor  pues masculinidad, poder y dinero implican prerrogativas de inspección y sujección a la que quedan sometidos quienes dependen económicamente: mujeres y niños.
Por último, la misión de  vigilar a las mujeres para la cual los varones se sienten socialmente "facultados" implica una paradoja."El varón , que acata el ojo y la voz del amo, se convierte en vehículo de tal acatamineto respecto de las mujeres. El cree que manda, pero en verdad se sitúa en una "cadena de mandos", que no llega a ver y practica una "obediencia debida" de la cual no es conciente, que lo lleva a cometer actos arbitrarios e injustos en perjuicio de las mujeres".

Esta asignación de espacios y roles empieza a ser objetada en todos los territorios de la existencia: el trabajo, el matrimonio, la sexualidad. Tal como ha estado constituida, en base a relaciones de dominación-subordinación la familia no capacita para vivir en plenitud y dignidad.
El patriarcado es el sistema más antiguo de dominación y explotación. Mujeres y varones advierten la necesariedad de cuestionar desigualdades empobrecedoras e injustas.
"Lo que interesa destacar es que el ser varón significa ventajas pero también costos, porque en definitiva en la condición del varón existe una dependencia respecto del mismo sistema que establece la condición de la mujer.Los miembros del llamado sexo fuerte también están atados, sujetos, subordinados, aunque se les conceden algunas canongías a cambio de que trabajen como gendarmes del orden social..."
Cabe aquí la pregunta acerca de cómo puede disfrutar del placer el varón asignado a vigilar la conducta de la mujer? Vale como iustrativa de esta desconfianza la referencia a aquella canción que dice : "Estamos prisioneros carcelero, yo de estos torpes barrotes; tu del miedo.." Esta canción ha sido retrabajada por Arnaldo Gomenzoro, psicologo uruguayo fundador del Movimiento de Liberación Masculina, que se propone liberar a los varones de su rol de opresores y que tiene respecto a las relaciones intergenéricas una frase que es una consigna: "Perder una sirvienta para ganar una compañera."
En esta misma perspectiva y respecto a las posibilidades de los varones sensibles a esta problemática se plantea que no hay otro camino que afrontar los riesgos de ser vistos, tal como lo son las mujeres inconformistas, como contestatarios respecto del orden vigente. Esto acarreará  todos los sinsabores que ocupar tal lugar implica. Tal vez ésta sea una tarea de verdaderos hombres, redefinir la condición del varón, en consonancia con una redefinición de la condición de la mujer. Desarticular la ideología patriarcal, construyendo un basamento democrático, equitativo, anti discriminatorio y anti autoritario, para volver a construir los espacios, papeles y funciones de nuevos varones y nuevas mujeres.

Máría delCarmen Marini 




3  Ya casi llega la mañana libro de Clara Rozín. 2000

Cuando Clara Rozín me privilegió encomendándome la presentación de este libro, asumí la tarea como una hermosa responsabilidad. Presentar un libro es como aceptar el madrinazgo del hijo de quien nos lo delega. Y sabemos que los libros son como hijos para quienes los escriben. Así me propongo en esta presentación hacer mérito al honor conferido.

Y empezaré por el principio. Esto es por lo que en algún tiempo se supo decir de las mujeres escritoras.
No hay saya que quede peor a la mujer que querer ser sabia. M. Lutero
Una mujer letrada será soltera toda la vida mientras haya hombres sensatos en la tierra. J. J. Rousseau
En toda mujer de letras hay un hombre fracasado. Ch. Baudelaire
Las mujeres escritoras siempre han suscitado hostilidad. Se las compara a un perro que camine sobre las patas traseras: no lo hacen bien pero es asombroso. J. Johnson
Una mujer que toma la pluma es considerada como una criatura tan presuntuosa que no
tiene medio alguno de redimir su crimen. Lady Winhilsea
La mujer que se dedica a escribir aumenta el número de libros y disminuye el de mujeres. Anónimo

Estas frases fueron escritas por pensadores influyentes y expresan cierta manera de concebir la condición de la mujer, una ideología androcéntrica que nos proponemos cuestionar. Cuestionar en los hechos y con la producción de textos, como éste que hoy presentamos. Aquí surge y se despliega la creatividad de una escritora mujer. Y sus textos vienen a desmentir a Lutero, Rousseau y Baudelaire y a constituyen una prueba contundente de los prejuicios de estos caballeros.
Convengamos que el lugar tradicionalmente asignado a la mujer, el lugar de silencio y pasividad ha sido puesto en jaque desde la palabra transgresora de quienes a lo largo de todas las épocas y a lo ancho del mundo se atrevieron a cuestionar dicho lugar.

En cuanto al supuesto de que las mujeres que se dedican a escribir aumentan el número de libros y disminuye el de mujeres, este planteo coincide con el de Diana Raznovich cuando en una humorada nos dice que para tener éxito una mujer debe moverse como una pantera, pensar como una gallina y callarse como un mueble.

Lejos de ese silencio convocado y enaltecido: “Te quiero cuando callas porque estás como ausente…” supo sostener Pablo, lo que este libro nos trae precisamente la fractura del silencio, lo que nos trae es la palabra.

 Y la palabra de la creación literaria ocupa un lugar de jerarquía entre las todas las otras del espíritu humano
Podemos recordar con Alejandra Pizarnik que “escribir implica exorcizar, conjurar y reparar. Reparar la herida fundamental, la desgarradura. Porque todos estamos heridos”.
Además que “La escritura es una manera en que el ser humano va descubriendo lo que es”, “Escribo para aclarar mis propios enigmas” dijo Roa Bastos.
Y Saramago: “Hay quienes escriben para que lo quieran, o para no morir. Yo escribo para comprender”.
¿Cuánto de desgarradura suturan estos cuentos? ¿Cuánto de enigma se despliega? ¿Cuánto del afán de comprender/comprenderse en estos textos?

Así pues valga esta reflexión para situar el lugar y el valor de las historias narradas. Al fin como sabemos, la de contar historias es verdaderamente el oficio más viejo del mundo, y no el que nos dijeron. A todos nos agrada que nos cuenten historias y muchos de nosotros nos complacemos relatándolas. Y nuestra vida va transcurriendo entre historia oídas, contadas, leídas y escritas.

De las historias contadas por Clara Rozín en su libro, diremos que son como cortinas que se va descorriendo para mostrar en toda su sutileza un universo de situaciones en las que los afectos de sus protagonistas nos resuenan sensibles y próximos. Yo diría: se trata de afectos humanos, muy humanos. Pero, que, a la vez, son historias de las que, como de los cantos de sirena, no es posible sustraerse a su magia. Nos hacen sentir muchas veces, desde nuestras propias vivencias, hacer eco a lo narrado, como si reverberara en nuestra interioridad…Como si fuera factible decirnos:”Esto pudo pasarme a mí”

Podemos plantearnos desde que lugar fueron escritos. Desde dónde la mirada a veces compasiva, a veces suavemente irónica, se va deslizando sobre hechos y personajes para relatarnos su acontecer.
¿Desde alguien que está en la búsqueda de una forma expresiva para esas resonancias? Resonancias de lo vivido que la implican a ella y que por tanto nos implican a nosotras, nosotros lectores, receptores de lo que esa mirada testigo nos cuenta que registra.

Y estas historias que tienen la levedad y evanescencia de lo apenas sugerido nos interpelan y nos involucran.
Nos interpelan en el transcurrir calmo de situaciones en donde pareciera no pasar nada conmocionante, porque efectivamente no sucede en el escenario, pero si en la trastienda, en el velado fondo de los segundos planos. Y nos involucran en un clima vago, brumoso, como de vísperas de algo que está por suceder y que queda pulsando suavemente. Como alusión, como entrelínea, como boceto.

Diría que son cuentos en donde lo sugerido impera.  (El desatino, Poner palabras, San Calalao de los milagros) Diría que son cuentos vaporosos si vale la expresión, sobre el silencio, la soledad, el desencuentro. Si pudiera establecer una comparación, diría que están confeccionados en gasa, coloreados en tonos pastel, suavemente difuminados. ¿Y qué nos relatan? Nos relatan el eterno enigma del anhelo de fusión que coexiste con el impulso a la huída (Cosas de la vida, Desde el eterno perfume del jazmín)
Ardua búsqueda de sentidos y de palabras que se escurren, que se esconden, que se escapan.
Casi en un susurro nos va dejando conocer las historias como a través de una puerta entornada. Nos coloca como testigos de estas vidas, las de ellos, los protagonistas, ¿las nuestras? donde sin estridencias se despliega toda la gama de lo irremediable, pero también de lo posible.
Y en esta lucha por encontrar el camino de las palabras, la decisión irrenunciable de dar batalla, como único modo de no claudicar a la tristeza.

“Podría ser el domingo un día encantador, pero no es así, es triste.
Esa nostalgia se evidencia entre las seis y las ocho del atardecer, cuando la tarde perezosamente se ve convirtiendo en noche y zas de repente te pones melancólico y se arruina todo y esto puede suceder en cualquier lugar del mundo  en que te encuentres, Buenos Aires, Londres o Barcelona porque en todas partes el domingo acaba siendo un día de mierda, hasta que terminás dándote cuenta de que esto es irremediable”.

Pero concluye:
“Mientras yo seguía meditando, en un momento al mirar por la ventana comprobé que el atardecer lluvioso se había convertido en una hermosa noche estrellada. Tomé el vaso con la cerveza fría y bebí sin apuros, con deleite. Esa doble voluptuosidad me hizo comprobar que yo había logrado vencer la tristeza del día domingo y volví a beber presintiendo el oloroso viento de la primavera con eucaliptos gigantes, los jacarandaes, los jazmines de lluvia y las blancas coronitas de novia estallando en los arbustos. El olor de las frutas del verano y las noches de luna llena.
También recordé las canciones de Caetano con violines y percusión y sentí un placer tan grane que tuve ganas de volver a enamorarme.
Lo demás, fue todo un desatino”.

María del Carmen Marini  julio del 2006



4   LOS MOTIVOS DE LA CENTOLLA 2004

Los personajes que habitan los cuentos en “Los motivos de la centolla” comparten su desamparo en un universo a veces indiferente y otras hostil.
La soledad y el silencio prevalecen en estas pequeñas crónicas, cuyos protagonistas buscan ( las más de las veces, sin éxito y sin esperanza) respuestas que legitimen su ser en el mundo.
Clara Rozín da cuenta de ello en estas historias. Algunas tienen algo de la levedad, de la sugestión de lo apenas bosquejado. Son como piezas sueltas de un rompecabezas a descifrar por el lector. 
Otras, atenúan su contundencia con sesgos de humor. Al fin, otras desde la cotidianidad de lo que pasa inadvertido, nos narran una manera de mirar.

Y prevalecen las mujeres. Mujeres que tejen una trama, en dónde podemos preguntarnos sus lazos y continuidades.
Por ejemplo acerca de una continuidad entre el desasosiego de la niña de los brazos largos (Los motivos...) y las pesadillas de Laura (El mirador), pesadillas reiteradas “solo cráter y oquedad”. “Algún destello se activa para que Laura hable, pero las palabras se resisten y calla...”. Mientras ella sostiene en su silencioso deambular nocturno, “como sostiene Pereyra o como sostuvo Galileo, que algún día dirá basta”.
Y es en estas historias que los recuerdos llegan mudos e implacables para hacer presentes vacíos y fracasos.
Recuerdos a padecer, como los de Lito, para advertir ante su hija “que toda su vida fue un fantoche, un pobre tipo” (A lo Humprey Bogart) o como la pequeña Amalia (La alborada). Una Amalia que “ no logra explicaciones al vacío de palabras, no logra explicaciones a la soledad y la angustia, flotando en medio de palabras que no pudieron salir...balbuceadas entre la oscuridad y el temor. Preguntándose ¿con qué se llenan los intersticios de la memoria-olvido?”
Personajes éstos, que no encuentran un lugar, como Juan (La creciente) o Berta (La llegada) desolados en medio de gente apresurada que, a diferencia de ellos sabe perfectamente hacia dónde se dirige. Y esto hace más notoria su orfandad y desamparo.

Personajes como la mujer (Cosas de la vida) que “Vio los faros, los faros aumentados en tamaño de un auto, los faros iluminándolo todo...y entendió que era la muerte, lo sabía, quería tal vez unos años más, vivir algunos años y comprender cosas, cosas de la vida...”
Buscando tal vez como Bella (Poner palabras) “un cuarto lleno de palabras, que me sustenten contra el mundo”.

Ardua búsqueda de sentidos y de palabras que se escurren, que se esconden, que se escapan. Búsqueda que es transitada por las protagonistas y descripta con la sutileza de lo apenas esbozado. Como en Antonia (Desde el eterno perfume...) no escuchada por su compañero, pero persistiendo en su deseo.

Con mínimas pinceladas, casi al modo del impresionismo, la autora va dejando como al sesgo los datos con que armar esas vidas que transitan sus cuentos, y en los que a veces ella se incluye como narradora.
Casi en un susurro nos va dejando conocer las historias, como a través de una puerta entornada. Nos coloca como testigos de estas vidas en las que sin estridencias se despliega toda la gama de lo irremediable, pero también de lo posible 

Y he aquí que en estos cuentos Clara Rozín  escribe como quien ya ha decidido llevar hasta sus últimas consecuencias un propósito. El de contar esta dimensión de lo humano: la soledad, el silencio, el dolor de vivir. La lucha por encontrar el camino de las palabras. Y  hay en esta lucha, en este poner nombres, una decisión irrenunciable, tal vez porque para ella (como para mucho/as) la escritura es una forma de dar batalla. Tal vez porque escribir es “una forma de no claudicar”.

María del Carmen Marini
Enero 2005



5   Mujeres, varones y ese tango  Cristina Cáceres 2004

El análisis de los tangos de las tres primeras décadas del siglo xx, el período elegido por la autora para enfocar su mirada, tiene una virtud poco frecuente: mostrar algo que estaba allí para ser visto, pero que suele pasar inadvertido hasta que el señalamiento sagaz, lo evidencia ante nuestros ojos, para suscitar el asombro.
¿Qué mayor sorpresa que la que surge al poner en sospecha toda una narrativa tradicional respecto del tango y su versión del mundo, a la luz de sus lúcidas observaciones?

 Los varones y mujeres de las letras analizadas, se salen muchas veces de los casilleros prescriptos, para contarnos acerca de otra manera de sentir y de accionar.
Los varones pueden hablar de sus afectos y las mujeres romper mandatos, salir del silencio, desafiar lo estipulado.
Otra versión de las interrelaciones entre varones y mujeres puede develarse cuando se atiende a la utilización de los grados de libertad con que vivieran sus circunstancias. Visto desde esta perspectiva el tango dibujaría el mapa de esas interrelaciones, y a su vez influiría en las que se gestarían de allí en más.
 Así como los cuentos infantiles dan una versión de cómo pueden pensarse los intercambios amorosos, y a su vez operan para conformar subjetividades, del mismo modo, el tango relata nuevos modos de ser varón y mujer que tendrían peso en lo sucesivo.

En este recorrido Cristina Cáceres va a mostrar como las mujeres salen de la pasividad para ser protagonistas de sus vidas, para se juzgadas como “peligrosas” para ese orden cultural que veía en crisis creencias, costumbres y códigos respecto al “ser mujer”.    
El tango señalaría en esa crisis, la oportunidad de un cuestionamiento de las relaciones entre los sexos, al expresar la ruptura de viejas subordinaciones.

“Cuando en los tangos aparecen formas de identidad femeninas condicionadas por los límites del deseo de autores varones, sus relatos se llevan a acabo con las restricciones y los prejuicios de la cultura imperante acerca de las mujeres...Pero también encontramos relatos que introducen formas de feminidad novedosas y revulsivas, que rompen los moldes instituidos .La irrupción de estas individualidades refiere a iniciativas, intervenciones y conductas de mujeres que fundan un diferente espacio público para ellas.”

En estos casos, la conducta femenina conduce a algo nuevo: la posibilidad de asumir su propia condición de deseante, su autonomía y su afirmación de sí.
De allí surgirá el caudaloso repertorio de reproches varoniles a las desobedientes e insumisas traidoras al estereotipo de lo femenino según mandatos patriarcales.

“En la tradición occidental...la mujer aparece simultáneamente como figura de desorden y sumisión; o más exactamente, se considera importante que sea sumisa porque representa un extraordinario poder de desorden social.”

Así, las mujeres del tango, conmueven los mitos esencialistas para expresar sus propias formas de insertarse en el mundo y en la realidad, comprometidas consigo mismas ¿tal vez por primera vez?
Muchos tangos que relatan las recriminaciones de lo varones, y constituyen un muestrario de frustración y dolor masculinos pueden leerse como la saga de mujeres que revirtiendo viejas sumisiones, quebrando viejas expectativas van tras el derecho de una autonomía acorde a una humanidad más profunda y completa-

Pero vale recordar aquí, con la autora, que en última instancia, es posible hallar en las letras de los tangos, el deseo humano de mujeres y varones de amar y ser amados. Aludidos tanto como el dolor y la pena por su pérdida.
Y que si varones y mujeres pueden ir rompiendo como anhelamos, modelos patriarcales y estilos de funcionamiento de acuerdo a la dupla sometedor-sometido se habilitarían otra cosa: un modo más comprometido, genuino y enriquecedor de vivir las relaciones humanas.



María del Carmen Marini- invierno 2004




6   Rescoldos bajo las cenizas 2005
Hilda Habichayn

Me asignan el privilegio de comentar este libro, recopilación de escritos de una estudiosa de la condición de la mujer, de una teórica rigurosa de la categoría de Género, de una maestra para quienes cursamos el postgrado en nuestra Facultad. Pero sobre todo, escritos de una luchadora contra las arbitrariedades que afectan a mujeres y varones por cuestiones genéricas.
Los textos que componen este libro, nos dice la autora, surgieron de las tensiones que le generaron las injusticias y discriminaciones que pesan sobre el género mujer, y la sensación de opresión encontró en estos escritos su alivio y su expresión. Su confidencia me recordó la de la india Domitila, luchadora perseverante, cuando explica: Mi lucha no nació de algo bueno, sino  que nació de algo amargo…
También me recordó a Victoria Sau cuando describe que junto a la tracción a sangre y la tracción mecánica existe un tercer tipo de fuerza: la tracción a bronca, que es la que nos motoriza las veces en que un atropello abusivo y despótico nos lastima.
Estos textos de Hilda son nada más y nada menos, que la expresión de esas 
reflexiones surgidas de lo sentido, que es lo que precisamente las hace más valiosas y al mismo tiempo son testimonio de una época en la que los cambios respecto a la condición femenina han tenido lugar en el sitio en que vivimos: Rosario, Argentina, tercer mundo.
No obstante dichos cambios, la persistencia de las condiciones que generan la desigualdad y la injusticia, siguen haciendo necesarios y pertinentes, yo diría imprescindibles, escritos como éstos.

Al fin, como ella propone: “Por liberación de la mujer, básicamente entendemos al proceso que hace de cada individuo del sexo femenino un ser cabal, íntegro, dueño de sus decisiones y acciones, responsable de sí mismo y de los que le rodean, respetuoso de su propia dignidad y de los derechos del prójimo, conciente de la escala de valores a que adhiere, lúcido defensor del código moral que rige su vida de relación y del sistema político que elige, en pocas palabras, un ser humano adulto, mejor aún, una persona”
Y para llegar a esa persona quedan aún pasos a transitar.
Porque no se han modificado aún cuestiones como el “mandato uterino” respecto a la maternidad, que aún funciona como carta de ciudadanía de las mujeres, sosteniendo la equiparación de mujer igual a madre, ni se ha modificado la categoría de “mantenida con status legal” de aquellas esposas que no han luchado por su autonomía económica y emocional.
Así leemos: “El que las mujeres sean objetos, que se las explote y lleguen a prostituirse no es un elemento aislado, ni un problema que atañe solamente a las mujeres. Es por el contrario, un eslabón de una larga y sólida cadena de ese fenómeno tan humano de la explotación de los unos por los otros.
Ayudar a emancipar a las mujeres es contribuir a la liberación de la humanidad.”
Y la emancipación requerirá, como bien lo señala la autora, además del “cuarto propio”, la “apropiación mental de un lugar en el mundo”.
Para ello será preciso deconstruir ese Caballo de Troya, así llamado por Hilda, en original aporte, y que está constituido por los mandatos patriarcales interiorizados en mujeres y varones. 

En sus aportes respecto a los Estudios de Género, encontramos en estos textos, la consideración a tres tareas: 1) la necesidad de ligar las discusiones teóricas del feminismo a las urgencias concretas  de la población femenina más afectada por el patriarcado capitalista.
Para ello, conectar los estudios académicos al Movimiento de Mujeres sigue siendo una tarea necesaria que está pendiente. Que ninguna mujer quede marginada de las posibilidades de legitimación de espacios, pues de no contar con todas las protagonistas, se corre el riesgo de  caer en visiones que conduzcan a la impotencia de quienes no pueden hacerse oír (Mujeres del Movimiento) o al autoritarismo de quienes no puedan escuchar (Teóricas y académicas)
2) la de formular una revisión de la Filosofía de las Ciencias, con el fin de efectuar una crítica de sus propios errores y prejuicios. Las discriminaciones que han operado en todas las actividades humanas, también tienen su correlato en ciencia, que deberá examinar con humildad su rol en la perpetuación de estereotipos, a fin de corregirlos.
3) por último, la de seguir articulando las reivindicaciones feministas con otras más generales, con Movimientos con los que tienen objetivos comunes, para evitar el aislamiento empobrecedor. Sobre todo atendiendo, como planea la autora, que la opresión de las mujeres se origina en un contexto sociocultural en que el varón, su compañero, es “ejecutor y a la vez víctima de este sistema desigual, jerarquizante y discriminador.”

Contrapone lo que llama fortalecimiento o reforzamiento de las mujeres al empoderamiento ya que no le interesa incluirse en ese aparato de poder incorrecto y corrupto, y funda su planteo en que: “el movimiento feminista tiene una propuesta alternativa para proponer ante el poder, un especie de contrapoder que tuviera como valores y como eje, el respeto y la aceptación de las diferencias pero sustentándose en una decidida equivalencia de todas las personas…el fortalecimiento estaría dado por un poder que emanara de los márgenes hacia el centro, y desde abajo hacia arriba, entendiendo así el poder como potencia y no como dominación.”

Esta especie de “contrapoder” surgido del fortalecimiento de las mujeres para enfrentar discriminaciones, exclusiones y reclusiones, redundaría en una incorporación vigorosa para el total de la humanidad de aquellos talentos que han permanecido latentes. En tanto las mujeres han funcionado como seres “entornados”, según lúcida metáfora de Hilda, no han encontrado espacio para su despliegue.
Es ésta una tarea ética, en tanto quienes hemos tenido el privilegio de acceder a la reflexión sobre estas cuestiones tenemos un compromiso. El de alertar sobre ese lugar de “semicómplice-semivíctima” asignado desde el patriarcado como sistema agobiante, a varones y mujeres. Estos textos valen como denuncia y como propuesta.
En ellos transitaremos, de la mano de la autora, una reflexión que partiendo de sucesos de la realidad inmediata, nos interne en consideraciones sobre la legitimidad de las luchas por más justicia para más.


 María del Carmen Marini 2005




  7  EDUCACIÓN SEXUAL Y PREVENCION DE LA VIOLENCIA , Liliana Pauluzzi 2005

Elegí para empezar esta presentación los versos de una canción porque tienen que ver con la manera en que nosotros, ustedes y yo, vivimos nuestra sexualidad y que el libro de Liliana va a debatir.

Donde dijeron digo decid Diego de Joaquín Sabina

Nos enseñaron a tener paciencia
nos enseñaron a no andar descalzos
nos enseñaron a morir de viejos
nos enseñaron a morir a plazos
nos enseñaron a guardar silencio
nos enseñaron a temer la noche
nos enseñaron que el placer es malo nos enseñaron a crecer a golpes
nos prohibieron las cosas más hermosas
ir al campo a robar brevas
bañarnos en el verano con las mozas en la alberca
y crecimos enfermizos faltos de aire y de besos
llena la piel de preguntas que contestaba el silencio.

Ese silencio encubrió a los mitos, miedos y fantasías que han formado parte de nuestra manera de sentir la sexualidad de quienes hoy somos adultos. Las negaciones, represiones e inhibiciones que rodearon el tema, influyeron en el carácter negativo que lo impregnó y que este libro se propone cuestionar.
Para ello Liliana Pauluzzi, autora de “Educación sexual y prevención de la violencia”, se plantea una educación sexual que incorpore los estudios de género, poniendo en jaque con ello las ideas convencionales sobre el tema. Nos dice:
   “La desigualdad, discriminación y violencia forman parte de la producción social de subjetividades. La legitimidad de la desigualdad, como las prácticas discriminatorias, invisibilizan la violencia que las produce, formando parte de las estrategias del poder que transforman al diferente en inferior. De esta manera se legitima un sistema que sostiene la superioridad de blancos sobre negros e indígenas, del capital respecto del trabajo, de la adultez respecto de la infancia y la ancianidad, de los hombres respecto a las mujeres.”
Esto me recordó una reflexión de Eduardo Galeano, que en una oportunidad, avergonzado de los privilegios que le concedía el solo hecho de ser varón, supo decir que había descubierto que el mundo es de los machos adultos, blancos, militares y/o ricos. Los que responden a la sigla WASP (blancos, anglosajones, protestantes). Eran los tiempos del primer Bush, y resulta obvio porque esta reflexión la pudo hacer Galeano y no se le hubiera ocurrido a Bush.

Volviendo al eje de este libro imprescindible, diré que articula la educación sexual que nos adeudamos con las problemáticas de género y sus consecuencias en las violencias padecidas y ejercidas.
Violencia invisible que atraviesa los vínculos familiares por las relaciones desiguales entre géneros y generaciones, en los que están naturalizados dominios y ejercicios de un poder arbitrario y despótico.
La educación sexual que este libro propone es una educación para la vida e implica un compromiso con nosotros mismos (revisando mitos, miedos y fantasías) y con los demás, en función del respeto y la tolerancia.
Necesariamente esto nos llevará a cuestionarnos a nosotros mismos en lo que atañe a la educación que recibimos y también a la que impartimos, para poner bajo la lupa el autoritarismo que padecimos, a veces padecemos y aún más, en ocasiones ejercemos y hacemos padecer a otros (hijos, alumnos, pacientes).
Educación que prevaleció y aún pervive y que será necesario reconocer primero para deconstruir después.
Educación impartida en base a prohibiciones, silencios y ocultamientos como estrategias del poder.
Poder entre hombres y mujeres, entre adultos y niños, educadores y alumnos, gobernantes y ciudadanos.
En lo relativo a nuestro tema como retoma la autora recordando a Foucault: “El sexo no está permitido, hay que impedir que sea hablado y hay que negar que exista”.
Concepción ésta de la sexualidad que alienó a las mujeres en la figura de la madre, amputando la dimensión erótica de la sexualidad y depositándola en la puta, para que las mujeres quedaran divididas en dos grupos, dos categorías de mujer, bien descriptas por Elvira Lutz cuando refiere que se encarnan en las dos “V”. La “V” de virgen y la “V” de vampiresa, sosteniendo la hipocresía de una doble moral que prevaleció por años.

La educación sexual que propone este libro propicia un pensamiento crítico respecto de ésta y otras cuestiones y también el logro de actitudes positivas respecto a nuestra sexualidad.
Para ello, nos dice Liliana, habremos de cumplir una tarea: desaprender los mandatos que como hombres y mujeres recibimos.
Mandatos que oprimieron y oprimen a los hombres acatando reglas que los llevan a convencerse de que ser varón es “no ser una mujer, ni un niño, ni un homosexual”. Mandato que algunos con valentía confrontan para desdecirlo. Valentía que llevó a Héctor Bonaparte a plantear en “Unidos o Dominados” que, paradójicamente, hay que ser muy hombre para atreverse a mostrar facetas  que contradigan la imagen tradicional de una virilidad fuerte y avasallante. Que para ser capaz de mostrar la propia sensibilidad y fragilidades, paradójicamente aún hay que ser “muy macho” y estar preparado para las críticas que lloverán y las sospechas que surgirán.
Estos mandatos también colocaron a las mujeres en esas categorías esquizofrenizantes que mencionamos, una despojada de erotismo y sensualidad, maternal y sublime. La otra como la de loba comehombres.

Convengamos que dichos estilos de masculinidad y feminidad tienen que ver con procesos de disciplinamiento que han contado con la complicidad de los saberes científicos. Desde el psicoanálisis sabemos de la resistencia que han generado los intentos de revisión crítica respecto a postulados sobre la sexualidad femenina. Que dieron lugar, en algunos casos, a desconfianza en quienes Eva Giberti llamó con acierto “Los parapoliciales de Psicoanálisis”. 

Hay un punto particularmente relevante en esta revisión que propone el libro y atañe al lugar asignado a la madre. Planteando que ese lugar de abnegación -palabra reveladora- , de altruismo -idem- , que la ha llevado a desvivirse por los suyos –analizar el sentido de la expresión: quitarse vida- , es un lugar iatrogénico por un lado, por la idealización que supone y las cargas que asigna, y por el otro profundamente negador de la desconfianza y temor que inspirara el misterio de lo femenino maternal por siglos.

Liliana señala que nuestra liberación como personas está atravesada por la liberación de nuestra vida íntima. Pero que esto requerirá un esfuerzo para hacer visible y conciente primero y corregir después la vivencia que tenemos de nuestra sexualidad. Vivencia que llama CONTAMINADA, pues arranca de negaciones, represiones e inhibiciones que habrá que procesar, para acceder a otro modo más libre en la búsqueda del erotismo y el aprendizaje del placer.
Búsqueda y aprendizaje (reaprendizaje después de haber desaprendido lo que nos oprimía) que sobre todo a las mujeres nos permitirá salir de esa condición de “seres entornados” tal como designa Hilda Habichayn a quienes soportamos el peso de la tradición patriarcal y falocéntrica, en su libro “Rescoldos bajo las cenizas”.

Liliana también señala en su libro la pertinencia de comparar a las víctimas de la violencia organizada –terrorismo de Estado- con las víctimas de la violencia familiar.
Pone el acento en la necesidad de visibilizar la nefasta violencia implícita en la socialización y educación tradicionales con sus prescripciones y proscripciones deformantes y mutiladoras.
Hubo quien planteó que llegamos a ser los hombres y mujeres que somos (con limitaciones y sobredimensiones) después de un arduo proceso comparable al que llevó a los llamados “niños en cántaro” (crecidos en vasijas que impedían el normal desarrollo) a mostrar la monstruosidad obtenida como si fuese originaria.
Además de la obra de Alice Miller, “Por tu propio bien” ilustrando el tema, me resultó concordante el planteo de Janusz Korzack en “Si yo volviera a ser niño”, en donde da cuenta de las mortificaciones que hace posible la vulnerabilidad de la infancia. Una acotación al respecto es la de que si bien, de este médico y pedagogo polaco que asistió a niños judíos y católicos, y que eligió marchar con ellos a la muerte durante la guerra, se escribieron libros, e incluso se realizó un film, de sus dos compañeras de epopeya: Marina Falska y Stefanía Wilszinska no se tiene registro, no se incluyen en los homenajes, ni sus nombres tiene el reconocimiento que merecerían.
También respecto a la fragilidad de los primeros años, Mario Benedetti, en “Inventario” nos dice: No seamos sectarios, puede que la niñez sea en algunos casos el paraíso perdido. Pero en otros es un infierno de mierda.
Y abundando en el tema en “Historia de mi madre” es Angélica Gorodischer la que cuenta respecto a su maestra de tercer grado:
“…La maestra de tercer grado era una sádica y nadie me creyó cuando lo dije. Dije: es mala, dije: me trata mal…No pasaba un día en que esa especie de Canidia estúpida, neurótica y sádica no me humillara. Le mandaba notitas a mi madre explicándole lo mal que yo me portaba. Me ponían en penitencia a hacer sumas, restas, multiplicaciones, divisiones durante horas. Y yo me sentía sola y desesperada.
Muchas veces, años después me he preguntado por qué hacía esas cosas esa mujer. Por qué le gustaba maltratar a esas pobres crías de ocho o nueve años que estaban a su cargo toda la mañana.
Era una sádica me digo. Se le humedecía la entrepierna cuando veía sufrir a una nena, me digo…”

Todo esto nos convoca a examinar todas nuestras certezas previas, desmistificando infancia, escuela y familia, pues sucederá que: mientras no denunciemos a un patriarcado que sostiene relaciones arbitrarias de poder entre géneros y generaciones, mientras no reconozcamos los efectos empobrecedores del sexismo, mientras no vinculemos la vivencia negativa y contaminada respecto a lo sexual y la violencia que asume diferentes formas, pocos cambios serán posibles. 
Y sobre todo, mientras no examinemos que nosotros, cada uno de nosotros forma parte del universo que posibilita patriarcado, sexismo, conflictividad sexual y violencia, los cambios seguirán demorados.
La interpelación de este libro es para luchar por un mundo posible con mayor goce y menos violencia. Ello implicará poner, como en el debate Goldhagen acerca del Holocausto, como en las revisiones respecto a punto final y obediencia debida entre nosotros, la voluntad de esclarecer en primer plano. Esclarecer como medio de salir de la tácita complicidad del silencio. 
Si logramos hacer esa lucha necesaria puede que suceda algo. Por ejemplo esto:

…pero apareció la vida cuando moríamos de sed
era una fuente su cuerpo que invitaba a los sedientos
a beber, abeber
probamos la dulzura de la carne
supimos que aún estábamos a tiempo
nos hartamos de besos, de manzanas,
declaramos la guerra al sufrimiento
nos quitamos la vieja piel a tiras
renegamos de todo lo sabido
prometimos pecar a manos llenas
nos hicimos más tiernos y más niños.
ahora cada día tiene su fruto 
cada noche su secreto
y el tiempo es una mentira 
que han inventado los viejos
al arrancarnos las vendas  
que nos negaban el cuerpo
descubrimos el presente 
que es lo único que tenemos
y cantaremos la vida 
y no abriremos la puerta
mientras dentro del cuerpo 
quede una gota
de deseo, de deseo.

María del Carmen Marini
Junio 2006





8  EL PROYECTO - DESAFIO EXTRATERRESTRE, Jose Alberto Estefan

Resulta inevitable leyendo “El Proyecto-Desafío extraterrestre” volver al tema desarrollado en Verdades Soslayadas, el ensayo anterior de Alberto Estefan. Allí se describe la desgastante tarea de eludir aquellas penosas verdades que nos atañen en tanto humanos. Verdades que generalmente, al no ser confrontadas ni reconocidas quedan en un segundo plano.
El darles “carta de ciudadanía” es lo que implicaría alguna posibilidad de abordarlas, y es retomada en esta novela de ciencia-ficción y constituyen la columna vertebral del nuevo libro.
Los cuestionamientos existenciales de Miguel Garrido, protagonista y alter-ego del autor, son los de todos aquellos a quienes alguna vez se plantearon a sí mismos los grandes, graves preguntas sobre las contradicciones de nuestra condición.
En el transcurso de esta novela, la trama se despliega en función de posibilitar una búsqueda. La búsqueda de respuestas que desde múltiples abordajes podrían ¿podrían? acercar alguna luz a la incertidumbre de la especie.
La mayor importancia de este trabajo radica en la profundidad de sus planteos, en las cuestiones trascendentes involucradas y que son originalmente desplegadas en su narrativa. Forma que encubre sin opacar, formulaciones sociopolíticas, filosóficas y éticas que es del caso decodificar en una lectura que nos lleva “más allá” de lo obvio.
Las aventuras del viajero interestelar Miguel Garrido bien pueden pensarse como el trayecto de quien se sumerge en su interioridad más honda, de quien transita los interrogantes humanos más inquietantes, de quien marcha en tensión hacia las posibles utopías sin las cuales no tendríamos esperanza, ni como sujetos, ni como sociedad, ni como especie.  
M.C.M.




9   NOSOTROS LOS INFIELES de Luis María Aller Atucha (1)  2006

(en diálogo con Marcelo Birmager, Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Ricardo Musso y Zigmunt Bauman y Emilio Rodrigué)
 
El autor convoca, más que a la lectura de un libro a ingresar en la aventura de observar, describir y discutir lo descripto. Y el tema, el de las relaciones sexuales extraconyugales, lo lleva a aceptar de antemano la impregnación ideológica que se proyectará inevitablemente  sobre lo tratado.

Parte del supuesto, de que tal como la exigencia de virgindad prematrimonial (sobre todo para la mujer), ha dejado de ser una condición para la iniciación de un vínculo de pareja, como lo fue para las generaciones que nos preceden, también podemos esperar, a mediano plazo, .la aceptación de relaciones coitales paralelas a las que se dan en la relación de pareja estable.
Postula que así como las experiencias sexuales de los jóvenes, previas a la consolidación de un vínculo que monopolice afecto y erotismo se han naturalizado para las últimas generaciones, y se llegaron a aceptar sin crítica ni censura, así también se llegarán a aceptar las relaciones coitales en encuentros ocasionales o de cierta permanencia  y que sean simultáneas  a las que se mantienen en el vínculo estable.

No obstante, el autor plantea que “el secreto es el alma de la relación extramatrimonial” y que ésta pierde su encanto cuando se revela, no cumpliendo entonces con lo anhelado ¿lo anhelado parece ser entonces el engaño?
“Hay quienes sostienen que engañar o hacer subrepticiamente lo que nunca nos atreveríamos a hacer con pleno conocimiento de todas las partes afectadas, es un arte que se adquiere  en épocas tempranas de la vida, aprendiendo a mentirnos a nosotros mismos, y a quienes nos rodean y amamos, viviendo en dos o más realidades coincidentes, aquella en que las cosas suceden conocidas solamente por nosotros mismos, y aquellas que compartimos con otras personas que consideramos importantes. Si el poder engañar, disimular, callar o ocultar una situación que sabemos nos es desventajosa, es parte de la condición humana…, el mantener relaciones sexuales paralelas al matrimonio podría también ser parte de nuestra naturaleza y el no denunciarlas una condición humana aprendida e incorporada desde la cultura represora que nos obligó a ello para sobrevivir y mantener la armonía ”(2)

En “La aventura sentimental”, Marcelo Birmager dice:
“No nos pongamos exquisitos a la hora de las definiciones: entendemos por aventura sentimental el encuentro sexual entre una mujer casada y un hombre que no es su marido, o entre un hombre casado y una mujer que no es su esposa.
¿Por qué este encuentro se llama aventura? Porque el cónyuge está poniendo en riesgo su situación sentimental cotidiana: el matrimonio (si el otro se entera el matrimonio puede terminar); no sabe a dónde va con la nueva y fugaz pareja; y la concreción dichosa del encuentro llena de euforia al infiel.
Sin embargo, la aventura se produce no por la nueva pareja sino por la pareja cotidiana. Es el estar casado el que transforma este encuentro en una aventura, y no la individualidad de la nueva persona con la que el adúltero se acueste.
Si “A”, casado con “B”, se acuesta con “C”, es gracias a “B” que ese revolcón es una aventura. Si “B” no existiera, el revolcón de “A” con “C” sería un simple coito y no una aventura.
“A” debe esconderse de “B”, y quizá también debe esconderse de sus relaciones.
“A” debe encontrar horarios ocultos, lugares ocultos, inventar historias, arriesgarse.
“A”, gracias a “B”, repito, no gracias a “C”, se transforma en aventurero.
“C”, supongamos que es una mujer, puede ser linda o fea, feroz o mansa, incluso puede ser un chimpancé hembra. Pero su valor como objeto de aventura, se reduce a cero si “B” no existe. Todo su valor, en tanto objetivo de una aventura, está dado por “B”, la esposa legal. Y por quien “A” se toma tantos trabajos es por “B”, no por “C”. Toda la aventura de “A” consiste en ocultarse de “B”, no en acostarse con “C”.
La aventura podría existir sin “C”, pero no sin “B”. Entonces, en este caso, ¿cuál es el objetivo de la aventura?
Pues todo el objetivo es ocultarse de “B”. El objetivo no es el placer sexual sino el viejo placer infantil que se extrae del juego de las escondidas. 
Oh, relaciones clandestinas, toda vuestra fortuna está depositada en la cuenta de las relaciones legítimas.
 
La aventura de la infidelidad está en peligro de extinción, pues una vez aflojados los lazos sagrados que se le suponían al matrimonio, la amenaza el descubrimiento de que todas las personas son más o menos parecidas, o de que en una misma persona se pueden encontrar muchas personas distintas.”
Marcelo Birmager continúa con algunas “Reflexiones para adúlteros confundidos”:
“Recuerde que su esposa, cuando comenzó el romance, le decía las mismas cosas que le está diciendo ahora esta mujer, y además no seseaba.
Este hombre le dice que usted es lo más importante de su vida, pero con un ingreso insuficiente hasta para invitarla a tomar un café, con su completa falta de perspectivas y su devoción por los programas de preguntas y respuestas: ¿cuál es el mérito de ser lo más importante en la patética vida de ese sujeto?” (3)

Volviendo al eje, el autor de “Nosotros los infieles” nos dice su posición respecto al blanqueo posterior o previo de la relación extraconyugal:
Respecto a la explicitación, cuando esta continúa al “descubrimiento” de lo que había sido antes celosamente ocultado, parece requerir una renegociación y reparaciónes posteriores con la pareja estable. “Después de conejo ido palos a la madriguera” diría algún escéptico.
En cuanto a la posibilidad de explicitar previamente y por un acuerdo, la libertad de establecer relaciones sexuales paralelas, se plantea como regla de juego de difícil aplicación.

Sobre el cuidado del otro hay un punto reiterado. Se pone en duda si esta salida de lo pactado por la pareja originaria, llamada infidelidad convencionalmente y alamutrismo por el autor, a fin de despojarla de la connotación censuradora, puede resultar perjudicial para alguien. Expresa que parece haber coincidencia en que el perjuicio eventual solo afectará a la considerada “víctima” o “alamutrada”.

Vale recordar que este perjuicio puede tomar distintas formas, y para todos los integrantes.
Desde 1-el contagio de un E.T.S. Si bien en teoría pareciera obvia la prudencia y redundante las recomendaciones a considerar, en los hechos encontramos, aún en medios presumiblemente cultos y responsables, que la cosa no es tan así, como la casuística lo avala, con la proliferación de contagios de cuadros leves o severos. En la última Jornada del Instituto Kinsey se presentó un trabajo que daba cuenta de la negligencia con que se manejaba el tema, a través de una encuesta entre profesionales de la medicina, indagando sus comportamientos sexuales con su pareja estable y en encuentros ocasionales.

 2-  En cuanto a la repercusión en la vida personal y profesional de los implicados, el autor postula: “El mundo de los amantes dejó de ser el lugar oculto y sombrío para mostrarse a la luz del día, triunfador y orgulloso de evidenciar una nueva y legítima forma de relación humana.(4)
Sin embargo, y otra vez remitiéndome a los hechos y en la casuística, el ocupar los lugares de la legitimidad burlada (esposo/a) o de la clandestinidad subrepticia y secundarizada (amante), resulta también en descalificación, en consecuencias negativas en las otras áreas de inserción. En lo laboral y en lo social un velado interrogante sobrevuela sobre los protagonistas de estas lides: desde “¿qué es lo que espera de él/ella?” a “¿hasta cuando va a aguantar esa situación?”, para con ambos vértices del triángulo, complementarios del que ocupa el infiel o “alamutra”.
El desprestigio ante terceros, que surge de la descalificación implícita en haber sido poco sagaz y/o de ocupar un lugar devaluado, (esta devaluación va de “puta” a “boluda” para las mujeres y de “traidor” a “cornudo” para los varones, según los  roles asumidos), tiene una vigencia que no se pude descartar y que es expansiva a otras dimensiones en la vida.
 
3- Un parágrafo, casi del final dentro de Opiniones Marginales, que figura bajo el título “Sobre otras cosas dispersas” dice:
“El engaño enloquece y en las relaciones paralelas hay engaño sobre el contrato establecido”. (5) Creo que da con el tono exacto de lo que vale subrayar.
Respecto a las perturbaciones emocionales, recorrer los titulares que remiten al rubro “crímenes pasionales” da una medida de la virulencia que puede cobrar la respuesta de esposo/a engañado y/o del amante postergado/a.

“En ciertos círculos intelectuales y profesionales el hecho de tener un compañero o compañera sexual de profesión afín, a pesar de estar casado, es aceptado por sus pares. Salvo la persona que, teóricamente, es perjudicada por esta relación paralela (el marido o la esposa “traicionados”) nadie encuentra este tipo de relación perjudicial”.(6)
Cabe consignar que en algunos casos los hechos se desenvuelven por otros carriles. Utilizaré para ilustrarlos varios ejemplos. En uno de ellos el novio “agraviado” que descubrió la “infidelidad” de su compañera, mientras el amante huía, la golpeó con tal violencia, que le produjo hematomas y heridas. Ella formuló la denuncia, con lo que el asunto pasa a ser público. Lo singular es que se trataba de tres profesionales en el ámbito de la salud mental. 
El otro caso de varón violento que conocí en consulta recientemente, fue el de un joven que atacó físicamente al jefe de su esposa, con el que ella había establecido una relación. Se trataba de un hombre maduro, por lo que el joven, luego de derribarlo a puñetazos y fuera de sí, lo pateó en el suelo hasta que intervinieron terceros para detenerlo. También fue denunciado.
Un tercer caso, que menciono en “Sobre amores y desamores”,(7) fue asistido en el Servicio de Ginecología del Hospital Centenario de Rosario. Se trataba de una mujer que refería fuertes dolores de estómago. Del interrogatorio surgió que se iniciaron en un período de conflictos con su esposo. Este se ausentaba en forma inhabitual y cuando volvía le traía dulces que insistía en que ella comiera. El caso es que ella ya había efectuado por indicación médica previamente, unos análisis que buscaban determinar la presencia de alguna sustancia que diera cuenta de sus síntomas. Pero no había querido retirar los resultados. Lo que planteó en esta oportunidad fue “Si no le podían dar igual “algo” para sus dolores de estómago”. Los profesionales no consiguieron que lo que se sospechaba encontrara respuesta, (ella no buscó el resultado los análisis) pero a poco la mujer supo de la relación extramatrimonial de su esposo, y ambos se separaron.
Hasta aquí como puede expresar su violencia un hombre en situaciones que si bien son singulares, resultan representativas.
¿Y en cuanto a las mujeres?
Recibí en consulta la de la esposa suspicaz que azarosamente encontró a su marido en situación comprometida en un restaurante con una señorita. Lo que hizo fue dirigirse a la mesa que ellos ocupaban, tomar el plato que él tenía por delante, a la sazón con paella valenciana, y ponérselo de sombrero. Lo inusual fue que él, lejos de dar por terminado el vínculo con tal bochornoso desenlace, siguió insistiendo en una reconciliación y jurando que la amaba.
La otra esposa ofendida, que fue  violenta cuando tuvo las pruebas de la transgresión de su marido, volvió con un bate (gente de Fishertoon que practica deportes sofisticados) hasta el local donde el se solazaba y la emprendió contra los vidrios del auto. “No dejó uno sano, esa loca” me refería compungido el dueño del auto.
La tercera fue una joven que encontró a su amante, en un día domingo, de la mano de su esposa. Lo que me relató fue que lo citó y cuando lo tuvo enfrente “Le di tantos puñetes y patadas que no se va a olvidar. El no se defendió, ni eludió los golpes, ni trató de pararme”.
En el último de los casos que voy a referir, correspondió a una joven que inició una relación con un hombre casado. 
Una aseveración como: “Total yo no tengo nada que perder”, o “No es problema mío” (lo que acontezca en el otro vértice del triángulo) la he escuchado frecuentemente. Queda la incógnita respecto de cuántos de estos casos terminan en violencia o se diluyen sin dejar rastro.  Pero siempre hay más qué perder..
En este caso, la joven fue encontrada con un orificio pequeño entre los ojos, una tarde temprano. Como si se hubiera recostado para una siesta y antes de empezar sus actividades, en la colchoneta en la que daba clases. Hasta donde supe, el hecho nunca se pudo esclarecer.

Recuerdo otras situaciones ligadas, precisamente a los dichos mencionados: “Total yo no tengo nada que perder…” se lo escuché a una mujer, que enconada por el abandono del marido que había iniciado otra relación, decidió agredirlos a ambos en su lugar de trabajo. Pero aunque descargó su ira, en el mismo momento, se granjeó el malestar y la desaprobación de los hijos, con los que hubiera sido importante conservar una relación afectiva sin baches. Y que era lo que corrió riesgos de perder.
El dicho de los/as amantes: “No es problema mío lo que suceda en su matrimonio…” se ve desmentido en las situaciones en que un esposo/a ofendido/a y agraviado/a, como en los casos citados, decide tomar cartas en el asunto. Es en este sentido que la realidad supera a los culebrones mejicanos más densos. Invito a leer en la sección crímenes violentos el porcentaje, sobre el total de los mismos que se desencadenan en torno al tema que nos ocupa.

. En cuanto a que “El engaño enloquece…”, el ataque a la capacidad de pensar que implica la mentira, (cualquier mentira) como la forma más sutil de tortura no es un dato menor a tener en cuenta.
Lo jerarquizaría como la fuente más importante de desentendimiento, difícil de remitir en sus devastadores efectos. Y vincularía tal devastación a lo imprevisible de las consecuencias. 
Acordemos que en la mayoría de los casos puede que el conflicto pase con pena y sin gloria, envenenando un poco más, vínculos que ya traían una carga difícil de sobrellevar. Pero no cerremos los ojos a lo que puede llevar la eclosión de afectos en que la potenciación explosiva de odio y amor llega a alcanzar niveles colosales. ¿O podemos eludir que en nuestras historias de amor se juega la dimensión más apasionada de nuestra existencia?

La posibilidad de la monogamia

Una de las situaciones que el autor contempla es la de la monogamia secuencial. La monogamia secuencial acerca respuestas al tema, en tanto no implica la exigencia del compromiso de la pareja tradicional, tan difícil de sostener,  ni el arduo e incierto acuerdo de la pareja abierta. 
Es cada vez más frecuente la aceptación de una sucesión de relaciones amorosas en la vida de las personas con lo que se cumpliría la aseveración de Vinicius: “Que el amor sea eterno mientras dure”. Pero entiendo que lo que Vinicius nos trae implica que cuando “deje de durar” y se cierre esa etapa, es entonces que queda el camino despejado a nuevos encuentros. Es frecuente que al final de uno, se suceda el comienzo de otro, pero sostener la simultaneidad ¿es factible sin desafiar el misterio y convocar lo imprevisible?
En cuanto a las parejas abiertas, sustentadas desde los conceptos de “amores necesarios” y “amores contingentes” ofrecen un odioso lugar devaluado para este último. ¿Quién se resigna a ser el amor contingente de alguien que tiene su valoración y su compromiso más profundo puesto en otro vínculo? Frente a esa complicidad de iguales, los que explícitamente se privilegian el uno al otro, ¿qué expectativas queda para el tercero, invitado sin arte ni parte de la pareja inicial?. Esta forma de funcionar sostenida por Jean Paul Sartre (8)y Simone de Beauvoir,(9) tuvo su lado sórdido en la correspondencia en que se referían burlonamente a sus amores contingentes y que se conoció después que murieron. Amores contingentes surgidos, muchos de ellos entre los jóvenes estudiantes para quienes ellos eran referentes valorados. 
La “polifidelidad” o “no monogamia responsable”, (10) citada por el autor, parece regirse por los mismos criterios, en tanto se preserva el vínculo de la pareja que acepta, sin exponerse a demasiados riesgos, el intercambio con terceros y terceras, sin ocultamientos, pero sin permitir que dicha relación con terceros/as cobre protagonismo.

El peso de la ideología
Desde una visión tradicional encontramos:

Flores Colombino, en “Sexología del matrimonio” citado por el autor dice: “…esta transgresión implica la ruptura de un compromiso asumido frente a la esposa/o en el plano afectivo y sexual, configurando un acto de adulterio, traición, falseamiento, violación y engaño. Implica la ruptura unilateral de un contrato tácito y expreso que contiene la voluntad de perseverar en el vínculo conyugal”.(11)

También citando a Frank Pittman: “Las aventuras amorosas son complejas desde el punto de vista emocional, y encierran bastante ira, en parte hacia el cónyuge, en parte hacia el compañero de aventura, en parte hacia la institución del matrimonio y en gran medida, hacia el género opuesto. El sexo extramatrimonial, en un matrimonio que ha acordado ser monógamo, se debe considerar una conducta sintomática y problemática”(12)

Desde la perspectiva del autor:

El mundo de los amantes evidencia una “nueva y legítima forma de relación humana”, considerando este comportamiento como “cotidiano, deseable y esperado socialmente por varones y mujeres”(13)
“El alamutrismo es una conquista esencialmente femenina. La mujer en la medida en que se liberó de la reproducción, también se liberó de la idealización que proponía la relación sexual exclusiva, mentalmente nociva y socialmente opresora”.(14)
“Por siglos la cultura represora nos negó la posibilidad de explotar al máximo nuestras posibilidades amatorias.
Hoy sabemos que la genética, la psicología evolutiva y la antropología nos sirven de base para que podamos asumir con responsabilidad y convicción esta práctica humana que se ha venido practicando a escondidas y con vergüenza a través de los tiempos”.(15)
“Nos negamos a caer en la trampa de la necesidad del sexo con amor, porque esta es y ha sido la forma de negar la posibilidad de un placer legítimo y ético encontrado en una relación sexo-genital que puede ser circunstancial o pasajera”(16)
“Tener coitos con otras personas no nos convierte en infieles, ya que no se fue a hacer el amor o a establecer nuevas relaciones, dejando sus territorios, sino que se fue en busca del placer físico, corporal, genital y coital” (17)

En cuanto a los testimonios de “Nosotros los infieles”  (18)

Volviendo al  libro, los testimonios con que se ilustran las diferentes posiciones dan cuenta de lo complejo del tema.
a) Así como hay quienes asumen el ejercicio del “alamutrismo” para sí mismos pero solo en tanto y en cuanto no lo practiquen sus compañeros/as (casos 1 y 2),
b) están quienes no lo aceptan en absoluto (casos 3 y 5), 
c) quienes jerarquizan las aventuras: “ (las amantes) me calientan mucho más, claro, a mis amigas no las veo despeinadas o saliendo del baño, o cansadas y protestando por los chicos…” (caso 4) 
d) quienes plantean: “La amante tiene la ventaja sobre la esposa, que la amante conoce a la esposa…con la amante te animás a hablar de cosas que no te animarías con tu esposa…es como tener dos esposas a disposición para resolver problemas” (caso 6)
Entre los testimonios están los que desearían saber en caso de ser “alamutrados” y aquellos que preferirían ignorarlo. Casos en donde lo que prevalece es el “no querer enterarse” como estrategia.

También está la opinión de la muchacha que habiendo establecido relaciones con un hombre casado, trata de evitar la penetración porque su propósito era llegar virgen al matrimonio. Cuando conoce a la esposa dice: “No me dio nada, ella tenía a su marido y yo apenas se lo usaba algunos días para venirme con su mano o con su boca…” 
En un par de testimonios se dejó constancia de la intención de manejarse con prudencia, para no dañar a la pareja, manteniendo en el anonimato las relaciones extraconyugales.

Creo que en un abordaje valiente como el que despliega esta obra, podría profundizarse una dimensión dándole mayor espacio: la de poner énfasis en la  posibilidad de actualizar acuerdos por parte de las parejas. 
Aquellos que con honestidad y franqueza puedan revisar sus posiciones ante el tema, deberán procesar los modos que sientan más aptos y genuinos, que puedan y quieran dar a una relación en la que estamos implicados con todo lo que somos, pensamos y sentimos. 


Aportes dictados desde la prudencia, jaqueando los fundamentalismos

El comentario de Silvia Aguirre parece atinado en su consideración acerca de que las personas no son fieles o infieles, de manera rotunda, irrebatible y permanente. Su propuesta de pensar que las personas pueden estar fieles o infieles, resta peso y dramaticidad a la cuestión y permite pensarla con mayor libertad. (19)
En el mismo sentido la propuesta del autor, de establecer una escala en un continuo fidelidad, infidelidad donde estén considerados los comportamientos de absoluta fidelidad a los de absoluta infidelidad, atravesando toda la gama de uno a otro extremo,  pareciera una forma  de relativizarr el problema. (20)
Una de las conclusiones de Marginalia que merece ser ampliado es el que alude a que la convocatoria para tratar el tema de ¿la infidelidad o el alamutrismo? debió hacerse desde el propósito de ampliar el compromiso sexual y no desde la ruptura de la exclusividad. (21)

Tres notas originales aportadas desde la reflexión sobre el tema son las que proveen los escritos de Ricardo Musso,  Zigmunt Bauman y Emilio Rodrigué.
Ricardo Musso dice:
“¿Cuándo se convierte el sexo en un factor de pérdida de la amistad dentro de la pareja? La respuesta es que cuando ocurren las infidelidades. Con esto se quiere significar que es cuando un miembro de la pareja practica sexo con otra persona. Pero, ¿por qué la práctica sexual extraparejal debe implicar infidelidad? Las palabras mismas lo dicen: porque fidelidad significa eso: ser fiel ¿A qué? La respuesta no es tan directa. No es infiel aquél que solo tiene relaciones sexuales extraparejales sino aquel que las tiene habiendo prometido no tenerlas.
Si no hay violación de la palabra, si la pareja hubiera decidido mantener la libertad sexual, tener relaciones extraparejales no implicaría ya ser infiel. Más aún, entonces teniéndolas en forma abierta y no oculta se sigue siendo fiel al compromiso contraído, Esto significa que las conductas reales sólo pueden ser objeto de estas calificaciones (infiel, mentiroso etc.) en relación con compromisos previos, verbales”.(22)

El planteo de Zigmun Bauman hace eje en el valor de los vínculos que simultáneamente deseamos y eludimos:
“Este libro procura desentrañar, registrar y entender esa extraña fragilidad de los vínculos humanos, el sentimiento de inseguridad que esa fragilidad inspira y los deseos conflictivos que ese sentimiento despierta, provocando el impulso a estrechar lazos, pero manteniéndolos al mismo tiempo flojos para poder desanudarlos.
El héroe principal de este libro son las relaciones humanas. Los protagonistas de este volumen son hombres y mujeres, nuestros contemporáneos, desesperados al sentirse fácilmente descartables y abandonados a sus propios recursos, siempre ávidos de la seguridad de la unión y de una mano servicial con la que puedan contar en los malos momentos, es decir, desesperados por “relacionarse”. Sin embargo, desconfían todo el tiempo del “estar relacionados”, y particularmente de estar relacionados “para siempre”…porque temen que ese estado pueda convertirse en una carga y ocasionar tensiones que no se sienten capaces ni deseosos de soportar, y que pueden limitar severamente la libertad que necesitan –sí, usted lo ha adivinado- para relacionarse”.(23)

Emilio Rodrigué aporta un punto de vista interesante respecto del tema de los celos en la relación amorosa y erótica:
“Tengo una teoría que tiene la virtud de ser molesta: los celos son siempre justificados. Siempre.
Celar es un dispositivo sumamente fino, como el corchito del pescador que se bambolea al menor pique. Los celos nunca son infundados y, ojo, porque es “El analista de las cienmil horas el que está hablando”.
Y por si esto fuera poco: creo que las celosías, con sus sutiles enrejados, son casi telepáticas.
Ahora bien, la acción de celar, por su parte, lleva embutido un mecanismo negador que eclipsa la verdad revelada. Los grandes celosos de este mundo no quieren saber que saben.
Se cela para no saber.
Se cela de lo que se recela, mas no se recela de lo que se cela: porque recelar, curioso, es menos virulento que celar. De ser así yo diría que el dispositivo infalible es el recelar” (24)

Mi aldea (Pinta tu aldea y pintarás el mundo)

Mi generación es la de quienes fuimos estudiantes en la Universidad de los años 60, en Rosario.
Iniciamos nuestra genitalidad entonces, en noviazgos con los hombres con los que nos casaríamos y con 
los que compartiríamos muchos años, la crianza de los hijos y la mayoría de los proyectos.
Esa fue la norma y hubo pocas excepciones. Una de mis mejores amigas tuvo un noviazgo de unos tres años con un muchacho algo menor. Cuando rompieron y ella inició un noviazgo con otro, éste le reprocho amargamente la historia previa, pues en ella había tenido con el primero relaciones sexuales.
Otra que ya estaba por casarse (en un pueblo cercano, de convenciones y tradicionalismos más rígidos) cedió a la insistencia de su prometido para iniciar las relaciones íntimas. Pero cuando lo hicieron, éste rompió con ella, defraudado porque consideró el hecho de que ella hubiera aceptado, como una falla intolerable. Esto sucedió a mujeres de mi generación, no de la de mis abuelas. (Sor Juana se quedó corta cuando describió a los “Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón…”)

En la década del ochenta, las relaciones extramatrimoniales o fantasías de las mismas que surgían en el relato de pacientes, se daban en general en un clima de conflicto,
Es desde hace pocos años que escucho a mujeres más jóvenes, plantearse respecto al tema de la infidelidad o alamutrismo: “¿No se puede tener a los dos? ¿Qué lástima!” o “Cuando pienso en la relación con otros hombres, me digo ¿ y por qué no?”.
Con respecto a otros aportes de amigos y pacientes he registrado distintas actitudes:
Juan: “Como se descubrió mi aventura, ahora estoy haciendo buena letra…pero se, en el fondo, que no voy a poder renunciar si se presenta otra oportunidad…”
Inés: “Mi marido ve como toda mala mi relación con ese muchacho, por lo destructiva que fue mi aventura con él, para nosotros como pareja. Pero yo me pregunto si será cierto que fue del todo mala o para mí marcó una experiencia que tuvo su lado positivo…”
Silvia: “Jamás me voy a perdonar mi traición. Es una historia que no me deja ni mirarme al espejo…”
Raúl: “No podría serle infiel a Julia, porque la amo. Ni se me ocurriría. En cambio, a mi primera esposa no me costaba nada traicionarla y tuve muchas relaciones a poco de casarnos y mientras duró nuestro matrimonio”.

Para la generación de mi abuela estas cuestiones eran impensables e impronunciables.
Para la de mi madre, quedaba clara la desaprobación. Pero ella cambió con el tiempo, aceptando el divorcio de mi hermano y sus nuevas parejas. Respecto de mí llegó a decir: “Si te hubiera pasado algo de soltera (¿embarazo?) yo te hubiera apoyado.
Y llegó a mediar e interceder para que los padres de una familia cercana se reconciliaran con su hija, madre soltera, en situación en que estos se sentían ofendidos por el “deshonor”.
Sus refranes dan cuenta de una época:
“Con la cuchara que elijas, con esa has de comer” (en la desaprobación de separaciones y divorcios).
”En ningún hombre casado, pongas niña tu querer, 
que al final de la partida, se lo lleva la mujer”. (para desanimar a las chicas que ponían expectativas en un hombre que no fuese libre).
“Tanto elegir y elegir, como en canasto de peras, 
y al final se vino a dar, con el culo en la gotera”. (lo decía respecto a las coquetas que tenían muchas experiencias)

Actualmente escuché la conversación de tres jóvenes que se planteaban que de continuar el fracaso de sus amores (la mayor señalaba que se ligaba a varones ya comprometidos) se darían un plazo para la maternidad, de no más que los 30 años. Dudaban sobre la inseminación o la elección de un hombre bonito, como en “Memorias de Antonia”.

Las jóvenes de entre 20 y 30 años van refiriendo sus experiencias amorosas y sexuales más libremente. Pero no desaparece el anhelo de un vínculo romántico ni la expectativa de tener hijos.
Desde el anhelo de una boda con traje blanco y marcha nupcial se ha pasado a la consulta ginecológica previa al uso de anticonceptivos desde la adolescencia.
Y cabe la pregunta si para estas mujeres, luego de una serie de experiencias, que son vividas con más libertad y menos conmoción ¿surgirá el anclaje en una pareja y una maternidad que viene siendo postergada? 
Lo cierto es que es una generación de jóvenes, la de nuestras hijas, con más y tal vez mejores experiencias que abordan, amor, sexualidad y erotismo con menos mistificaciones y más criterio que el de las mujeres que las precedimos.

Citas
1-  Aller Atucha, Luis María: “Nosotros los infieles”, MPS Editora, Bs As 2004
2-  Aller Atucha, Luis María: op. cit. Pág. 127
3-  Birmager, Marcelo: Me gustaba más cuando era hijo, Editorial Sudamericana, Bs As, 2003
4-  Aller Atucha, Luis María: op. cit. Pág, 38
5-  Aller Atucha, Luis María: op. cit. Pág 227
6-  Aller Atucha, Luis María: op. cit. Pág. 38
7-  Marini,, María del Carmen: “Sobre amores y desamores”, ponencia Ateneo Psicoanalítico, Ros. 2004
8-  de Beauvoir, Simone: Cartas a Jean Paul Sartre.
9-  Sartre,Paul: Cartas al castor
10- Aller Atucha, Luis María: op. cit. Pág. 153
11- Aller Atucha, Luis María: op. cit. Pág. 125
12- Aller Atucha. Luis María: op. cit. Pág. 150
13- Aller Atucha, Luis María: op. cit  Pág  138
14- Aller Atucha  Luis María  op. cit  Pág  142
15- Aller Atucha  Luis María  op. cit. Pag  148
16- Aller Atucha  Luis María  op. cit. Pág  234
17- Aller Atucha  Luis María  op. cit. Pág  235
18- Aller Atucha  Luis María  op. cit. Pag  151
19- Aller Atucha  Luis María  op. cit.  Pág  152
20- Aller Atucha  Luis María  op. cit.  Pág  208
21- Aller Atucha  Luis María  op. cit.  Pág  219
22-Musso, Ricardo: “Sexo y amor: una definición y un testimonio” Rev. Latinoamericana de Sexología,    1988 volumen III- No 1
23-Bauman, Zygmunt: “Amor líquido”, Fondo de Cultura Económica, Bs As, 2005
24-Rodrigué, Emilio: El libro de las separaciones, Sudamericana, Bs As, 2000







María del Carmen Marini
Noviembre del 2006
Río de Janeiro 1240 2000 Rosario T.E. 4381008

Apéndice: La palabras de Ricardo Musso y  de Zigmunt Bauman

Aporte de Ricardo Musso de “Sexo y amor: una definición y un testimonio”   
“…eso que pensamos que debería ser la pareja, algo más que la amistad real, casi no existe en la vida práctica. Casi no existe la pareja fiel, sincera, auténtica. Tal como lo vemos diariamente en el consultorio de asuntos psicológicos, entre los miembros de  la pareja se establece, generalmente la mentira, que es la peor de las infidelidades; es el ocultamiento, la simulación, la falta de verdad. En otros términos, en la pareja generalmente se pierde o no se da sincera amistad porque nunca consideraríamos “amigo” a alguien a quien, en vez de saberlo leal y sincero, con nosotros, lo descubrimos como insincero, engañador y mentiroso. Esto no es amistad. Sin embargo esto es lo que a diario vemos en las parejas que concurren a nuestros consultorios.
¿Cuándo se convierte el sexo en un factor de pérdida de la amistad dentro de la pareja? La respuesta es que cuando ocurren las infidelidades. Con esto se quiere significar que es cuando un miembro de la pareja practica sexo con otra persona. Pero, ¿por qué la práctica sexual extraparejal debe implicar infidelidad? Las palabras mismas lo dicen: porque fidelidad significa eso: ser fiel ¿A qué? La respuesta no es tan directa. No es infiel aquél que solo tiene relaciones sexuales extraparejales sino aquel que las tiene habiendo prometido no tenerlas.
Si no hay violación de la palabra, si la pareja hubiera decidido mantener la libertad sexual, tener relaciones extraparejales no implicaría ya ser infiel. Más aún, entonces teniéndolas en forma abierta y no oculta se sigue siendo fiel al compromiso contraído, Esto significa que las conductas reales sólo pueden ser objeto de estas calificaciones (infiel, mentiroso etc.) en relación con compromisos previos, verbales. La pareja se degrada en nuestra cultura por debajo de la amistad, en vez de estar como debiera ser por encima de ella, por los compromisos verbales que sus miembros contraen. Toda nuestra cultura está impregnada de eso que se llama la “doble moral”: es decir, en la pareja, prometer lo que no se está seguro de cumplir, y aceptar no cumplirlo al poco tiempo de adquirido el compromiso.
Esta doble moral sexual impregna desde hace muchos siglos nuestra cultura y es una de las lacras morales más profundas de ella. Durante muchos siglos, predominó el concepto de que sexualidad y amor eran dos conductas incongruentes.
Hoy, el vínculo sexual, se siente como un vínculo entre iguales y con igualdad de derechos y responsabilidades. Esto se traduce, por una parte, en la aparición de parejas donde sexo y amor, pareja y amistad, recaen sobre una misma persona.
…en esta última mitad del  siglo (mitad del último siglo del milenio) ha habido algunos movimientos de denuncia y de rechazo de la situación de la doble moral. La regla adoptada por algunas parejas, fue la de no mentirse más, aceptarse en las recíprocas libertades de prácticas de la sexualidad, sin que ésto signifique tener que mentirse, porque se aman y el amor que los une, que es tan fuerte como la atracción sexual, hace que ambos, sexo y amor, perduren, aunque se arriesguen en otras relaciones sexuales.
…La parejas de amor libre, incluían entre sus convenciones admitidas, ciertas precauciones para que las relaciones sexuales extraparejales, no se contaminaran con vínculos emocionales que hicieran peligrar a los de la propia pareja. Deliberadamente las relaciones extraparejales debían ser cortas y liberadas de otros compromisos.
…en lo que a mí mismo concierne, yo también viví esa experiencia de pareja con amor libre, como intento de escapar al doble código moral en que durante 20 años viví, hasta mediados de los años 60. En esa época yo incluí, en mi filosofía y en mi práctica de vida, el amor libre…Lo viví como un intento viable por evitar que el amor de la pareja sexual se degradara por el doble código en un punto que ya no sería aceptable para su calificación como vínculo de amistad.
Pero en la primera mitad de los años 70 tuve que renunciar al amor libre, cosa que pude hacer no para volver a la experiencia anterior, a la de la mentira, del doble vínculo, que ya no podía soportar, sino para aceptar una monogamia responsable. Si bien era muy grande la satisfacción que en cuanto a mis necesidades espirituales y sexuales me brindaba el amor libre, pude renunciar a él considerándolo una etapa cumplida, cuando encontré que las pérdidas que me ocasionaba el logro de esas satisfacciones, era mayor que los beneficios que éstas me proporcionaban.
…En lo que a mí respecta, actualmente ya transcurrieron más de 10 años de haber vuelto originalmente impulsado por, como dije, necesidades de seguridad personal más que por razones de falta de interés en la pareja libre…Hay muchas cosas en mi pareja que me interesan más que el amor libre, el cual ya no lo vivo como algo que, por desconocido, me resulte atractivo. Y en mi fuero interno siento que la paz interior que actualmente tengo solo se logra después de haber vivido la experiencia. Cuando uno encuentra, por experiencia y no por inexperiencia, que el amor libre ya no tiene atractivos que ofrecerle.”(22)

Aporte de Zigmunt Bauman   en “Amor Líquido” 
“Este libro procura desentrañar, registrar y entender esa extraña fragilidad de los vínculos humanos, el sentimiento de inseguridad que esa fragilidad inspira y los deseos conflictivos que ese sentimiento despierta, provocando el impulso a estrechar lazos, pero manteniéndolos al mismo tiempo flojos para poder desanudarlos.
El héroe principal de este libro son las relaciones humanas. Los protagonistas de este volumen son hombres y mujeres, nuestros contemporáneos, desesperados al sentirse fácilmente descartables y abandonados a sus propios recursos, siempre ávidos de la seguridad de la unión y de una mano servicial con la que puedan contar en los malos momentos, es decir, desesperados por “relacionarse”. Sin embargo, desconfían todo el tiempo del “estar relacionados”, y particularmente de estar relacionados “para siempre”…porque temen que ese estado pueda convertirse en una carga y ocasionar tensiones que no se sienten capaces ni deseosos de soportar, y que pueden limitar severamente la libertad que necesitan –sí, usted lo ha adivinado- para relacionarse.
…cómo degustar las dulces delicias de las relaciones evitando los bocados más amargos y menos tiernos, cómo lograr que la relación les confiera poder, sin que la dependencia los debilite, que los habilite sin condicionarlos, que los haga sentir plenos sin sobrecargarlos…
Este libro está dedicado a los riesgos y angustias de vivir juntos y separados en nuestro moderno mundo líquido.
…el amor arranca al otro de entre “todo el mundo”, y por medio de ese acto convierte al otro en alguien definido, alguien con una boca a la que escuchar, alguien con quien conversar para que algo pueda ocurrir.
¿Y qué es ese algo? El amor implica dejar en suspenso la respuesta, o abstenerse de formular la pregunta. Convertir al otro en un alguien definido  significa convertir en indefinido al futuro…
Todo este (nuestro) unirse y separarse posibilita percibir la existencia simultánea del impulso hacia la libertad y el anhelo de pertenencia, y encubre, si es que no altera completamente, la disminución y privación de estos anhelos. Ambos impulsos se funden y mezclan en la absorbente y consumidora tarea de “crear una red de conexiones”.
Las parejas laxas y eminentemente revocables han reemplazado el modelo de la unión personal del tipo “hasta que la muerte nos separe” que aún se sostenía, bien o mal (aún cuando revelara ya un número creciente de grietas y rajaduras), en el momento en que Lögstrup  (The Ethical Demand)dejó consignada su convicción en la existencia en la “naturalidad” y “normalidad” de la confianza y anunció su veredicto de que la suspensión o cancelación de la confianza, y no su entrega incondicional y espontánea, era el caso de excepción originado por circunstancias extraordinarias y que, por lo tanto, requería explicación.
La enfermiza fragilidad y la vulnerabilidad de las relaciones de pareja no son, sin embargo, los únicos rasgos de la versión actual que quitan credibilidad a los presupuestos de Lögstrup. Una fluidez, fragilidad y transitoriedad implícita que no tiene precedente (la famosa “flexibilidad”) caracteriza a toda clase de vínculos sociales, aquellos que hace apenas unas décadas se estructuraban dentro e un marco duradero y confiable, permitiendo tramar una segura red de interacciones humanas”.(23)





10   VIVIR EN PAREJA Entre la pasión el amor y el desinterés.
Domingo Caratozzolo
Homo Sapiens ediciones. Rosario, 2007

Amor y enamoramiento
“Decimos que hay una locura que es universal, fisiológica, benigna y que la mayor parte de las veces cura espontáneamente, esta locura se llama enamoramiento, un estado febril que luego se va cambiando, si esa tibieza se hace crónica, se llama amor”, postula Domingo Caratozzolo.
Pero señala las connotaciones del mismo en nuestros tiempos:
“El sujeto de la posmodernidad quiere ser feliz y acceder al placer sin tener el trabajo de pensar en el otro.”
Tal vez, por eso “convivir con otra persona sea una de las alternativas más irritantes a las que nos enfrenta la vida.”

En el abordaje de tan difícil cuestión, nos dice, sucede que “Tanto para el hombre como para la mujer, la aceptación de otro diferente implica reconocer la incompletad, la necesidad del otro para el proceso procreador. Cuando la sexualidad está en juego, aparece la llegada de los hijos, que nos obliga a admitir el paso de las generaciones y la fatalidad de la muerte. Si los miembros de la pareja pueden tolerar estas vicisitudes, podrán establecer un espacio compartido para crear y desarrollar proyectos en común.”

“Ambos integrantes se encuentran involucrados en una situación de conflicto entre su lealtad a la familia de origen, que se encargó de cuidarlo, alimentarlo, educarlo, mantenerlo, se ocupó de su desarrollo personal, y le dio un nombre, y la familia que constituye con su pareja. Esta doble lealtad los divide y conflictúa…”

Es interesante confrontar con éste, el planteo  de Ricardo Coler en “El reino de las mujeres” Bs. As. Planeta, 2005,  que describe una sociedad originaria del Tibet, cuyos integrantes emigraron a la región de Loshuien,  Nepal, en China. Se trata de los Mosuo, en donde la matrilinealidad y matrilocalidad hace que este conflicto de lealtades no se despliegue.
La axia o pareja andante (temporaria) constituye el modo de vinculación amorosa y erótica, pero la familia la conforma el grupo de madre, hermanas y hermanos, tíos/as, sobrinos/as. Con ellos se trabaja y se vive. La figura del padre es desconocida. También es infrecuente la propuesta de una pareja permanente (no hay registro de quienes hayan sostenido un vínculo “para siempre”).

En la entrevista a un joven de la comunidad, éste dice: -Quiero que se sepa que nosotros defendemos nuestra forma de vida…Que las mujeres estén a cargo es parte de nuestra cultura, algo que nos diferencia. Lo mismo ocurre con nuestra manera “axia” de matrimonio, el matrimonio andante. Es un estilo que mantenemos desde que existen los Mosuo y debemos ser respetados por ello”

A la pregunta: “-…¿no tiene el deseo de tener una compañera, alguien con quien compartir, conversar, hacer proyectos?
Desde la extrañeza responde. –Tengo a mi familia y no necesito a alguien de afuera para sentirme acompañado.”

A su vez el investigador Ricardo Coler reconoce: “-…me doy cuenta de que mi historia necesita una revisión. Lo que me parecía seguro y propio de mi condición humana, requiere un repaso. Ahora ya no me resulta ni tan seguro ni tan propio de la condición humana, sino una especie de libreto fabricado para poder manejarme en el lugar y tiempo que me toca vivir.”

El modo de funcionamiento de los vínculos de los Mosuo entraría en contradicción con los nuestros. Los que emergen del mandato bíblico: “Al tomar esposa el hombre dejará a su padre y a su madre…y ella será carne de su carne y hueso de sus huesos…”
Así plantea Domingo Caratozzolo en “Vivir en pareja”: “Elegir una pareja es proyectar el deseo hacia un objeto extrafamiliar, lo cual implica, como toda separación, una culpa, por el abandono de los progenitores”

Se plantea aquí que la erotización del vínculo paterno filial persiste en el funcionamiento neurótico. “La mujer reconocerá a su marido como pareja, o bien se mantendrá unida a su dador. Desde la perspectiva del marido, una de sus funciones es ejercer la primera interdicción; coartar para la mujer la vuelta a su familia de origen en cumplimiento del tabú del incesto.”

Viceversa
¿No sería interesante pensar, simétricamente si el varón reconocerá también a su esposa como pareja, o bien se mantendrá ligado a la madre? Así, desde la esposa una de sus funciones sería ejercer la interdicción, coartando la vuelta a ese primer vínculo incestuoso.
Desde la clínica conocemos el funcionamiento de esta problemática.
El conflicto más grave que tuve oportunidad de conocer  fue la acusación expresada verbalmente y con todas las palabras por una joven. Ella planteaba  que la madre de su esposo y éste tenían relaciones sexuales y la usaban a ella como pantalla para su historia de amor. ¿Delirio? ¿Perversión? Difícil determinar.
Pero sin llegar a casos tan extremos: ¿Quién no ha escuchado casos en los que algunas esposas reprochan la influencia de la familia política en las decisiones de su marido? ¿O varones tironeados como Tupac Amarú entre interpelaciones de la esposa y su familia de origen?
En lo cotidiano se expresa en la ancestral, virulenta y casi universal competencia entre suegras y nueras. A veces ésta es trasladada a la cuñada en familias que son clanes, a los que la “advenediza” nunca logra integrarse del todo, que queda en los bordes, bajo la sospecha de no merecer el trofeo del amor del “príncipe”. 
Una observación muy sagaz provino de una paciente, en permanente litigio por lograr su reconocimiento y su inclusión en “la famiglia unita” del esposo. Ella decía que se sentí una “kelper” en medio de sus parientes políticos que parecían dudar de la legitimidad de que ella perteneciera al grupo, pese al prolijo cumplimiento de ceremonias civiles y eclesiásticas.

Paternidades y maternidades tardías
Respecto a la situación creada con la emancipación de la mujer y la correlativa postergación de la conformación de pareja y familia, el autor señala un fenómeno que suele darse en las mujeres entre treinta y cuarenta años.
Se refiere a la angustia frente al tiempo que pasa y  que puede obstaculizar la posibilidad de tener hijos. Este anhelo, asociado a las nuevas formas de ejercicio de la feminidad y de la masculinidad y de constitución de las familias. Además de darse en las mujeres también viene apareciendo en varones maduros. 
Empezamos a escuchar a hombres que anhelan ser padres y así como en las mujeres es explícito el anhelo del hijo, también en ellos aflora misma inquietud. Me referí al tema en “Los cambios en la subjetividad en los principios del siglo XXI” Cuartas Jornadas de Psique. Laborde Ediciones. Rosario 2005.
 “Este anhelo respecto a ser padre viene siendo insistente. En hombres de edad media que han tenido  numerosas relaciones de pareja, pero han eludido la constitución de un vínculo con otros alcances, ha sucedido que algo así como el mentado “reloj biológico”, o el miedo de perder “el último tren”, o en suma, cierto anhelo de continuidad y trascendencia los ha llevado al deseo del hijo, “como sea”. Esto es, no con una mujer jerarquizada y a la que se ama y se privilegia como opción y con la cual, tener un hijo es una consecuencia posible, sino anteponiendo el interés por el hijo y valiéndose de la mujer como medio para lograr la concreción de la paternidad.
Así como aumenta el número de mujeres solas que deciden ser madres, y éste es un hecho frecuente y ya insistentemente señalado, empiezan a aparecer los hombres con el mismo tipo de vacío existencial que exige ser colmado.

 En los  dos casos que puedo mencionar se trata de hombres maduros.
Ambos de alrededor de cincuenta años, uno es exitoso en lo profesional del área de la salud mental, el otro está a cargo de una empresa familiar. Los dos hicieron relaciones transitorias con mujeres más jóvenes. En el primero de los casos hubo una breve convivencia y pronta separación. Pero del niño resultado de la misma, el padre asume responsablemente cuidado y manutención, lo incluye en todos sus planes y parece enormemente satisfecho con su nueva condición de padre solo a cargo de niño pequeño.
En el otro caso no hubo convivencia, ni se sostiene ya la relación que fue casi ocasional, la niñita nacida de ese vínculo llena la vida de su papá con el que prácticamente convive pues es el que tiene el tiempo y el gusto de asumir la crianza, además tiene los medios económicos pues su situación es holgada. (Vive de las rentas que surgen de administrar propiedades heredadas) La madre debe trabajar horario completo y le delega la mayor parte de los cuidados. Él es el que está al tanto de vacunas y pediatras, de juguetes y guarderías. Este modo en la distribución de responsabilidades en los dos casos puede resultar todavía infrecuente. Señala cambios no solo en la constitución de las familias y en las imágenes parentales, sino también en la constitución de subjetividades distintas, tal vez más flexibles en la adjudicación de lo femenino y masculino, de lo que fuera para las generaciones precedentes.” 

Liberación femenina
Señala el autor que dicha liberación si bien abre nuevos horizontes y a una reconsideración de los modos de subjetivación y de relaciones entre los géneros. Al mismo tiempo habilita a los varones un caudal de opciones eróticas sin un compromiso correlativo. 
Dada la persistencia de viejos modelos, creo que sigue valiendo aún la consigna de Shulamite Firestone, que a la oferta de sexualidad libre formula la contrapropuesta de responsabilizarse por el propio erotismo. Esto para las mujeres como exigencia de la propia valoración y planteando por ello a los eventuales galanes: ¡ O compromiso o nada!
Esta posición sin duda se contrapone –pero coexiste como tantas contradicciones de nuestro tiempo- con la tendencia a conexiones y desconexiones amorosas y/o eróticas breves que bien describe Zigmun Bauman como “amor líquido”. 

Sexualidad
La sexualidad femenina descrita desde la perspectiva psicoanalítica del autor, adhiere a los planteos freudianos, en el sentido de postular una evolución de zona y objeto, deduciendo de ello que dicha sexualidad presentaría mayores perturbaciones. ¿Podríamos formular a partir de los aportes de sexología, embriología y estudios de género una reconsideración de dichos conceptos?
¿Podríamos empezar a incluir en la mirada sobre subjetividad masculina que incluyera para el despliegue de su vida sexual el cumplimiento de las tres arduas tareas propias de los varones? Tres difíciles tareas que han sido conceptualizadas como el demostrarse a sí mismos y demostrar a los demás 1- Que no se es mujer, 2- Que no se es niño, 3- Que no se es homosexual.
En orden a la seriedad de las dificultades se me ocurre parodiar a Simone de Beauvoir, cuando convocaba a varones y mujeres a mirarse fraternalmente por compartir la tragedia de la incompletad.

Ante la mentada envidia del pene, ¿no sería interesante recordar el temor y respeto reverencial ante la capacidad del misterioso útero, tan enigmático como para dar a luz no solo lo semejante (hijas mujeres) sino también para dar a luz lo diferente (hijos varones)? 
Quedaría pendiente también, relacionar ese sentimiento de zozobra frente a lo desconocido, con la cuestión del poder puesto en juego en tales circunstancias.
Cabe pensar que la doble moral, una de las estrategias de dominio, quedaría jaqueada si puede pensarse “el enigma femenino” bajo los nuevos aportes.

Emilio Rodrigué plantea en “El siglo del Psicoanálisis”, Sudamericana, 1996, tomo II, que en Freud “esa supervaloración sexual que llamamos amor” implica una connotación peyorativa. 
Dice: “Creo oportuno no subestimar el profundo clivaje de Freud entre un lado hedonista, que se manifiesta en la correspondencia con su princesa, y aquel otro sombrío, misógino. Drama de un atormentado sibarita, escindido entre la atracción y el asco por las figuras del deseo. Este paradigma de ambivalencia, dictado por la coexistencia de idealización y denigración, traza las coordenadas de su safari al Continente Negro.”

Otro de los temas abordados  en “Vivir en pareja” es el de la posesividad en el amor. “…el cariño e interés por el otro se ha convertido en poder; sus cuidados, sus afanes por su bienestar se transforman en vasallaje. Les han quitado a sus seres queridos el poder de decisión sobre su vida.” Esto me recuerda la vieja advertencia: “Alerta con la protección, porque el que protege controla, y el que controla despoja”. 
¿Se podría vincular a la cuota de agresividad en el erotismo, a esa posesividad que casi como fatalidad ineludible impregna los vínculos?

Acuerdo en este sentido con el autor: “…las manifestaciones de agresividad tienen la función de descarga del enojo que suscitan las inevitables insatisfacciones y frustraciones resultantes de vivir en pareja pues nadie puede estar a la altura del ideal reclamado conciente o inconcientemente por el otro”

Al fin, se precipita como verdad incuestionable que en el anhelo de fusión de los enamorados está la búsqueda de retorno a ese paraíso perdido de total unidad. La realidad se impone y aunque bajo protesta, aceptar las carencias y las imperfecciones, es lo que se delinea como arduo pero ineludible camino hacia la madurez.


M.C.M. 2007




11  Presentación libro IV Jornada  de PSIQUE

Me asignan la tarea, que es también un privilegio, de presentar este libro. 
Agradezco ésto de mis compañeras, así como el interés de quienes hoy nos acompañan.  
Esta producción como grupo “Psique”, es la compilación de los trabajos que desarrollamos en la IV Jornada, el año pasado. 
   Hay una historia compartida, cuando a partir de inquietudes comunes, comenzamos a reunirnos como grupo.
Entrando en lo confesional, voy a contarles que empezamos a vernos cursando un Seminario sobre Psicoanálisis y Teorías Feministas, dictado por Juan Carlos Volnovich, en la Facultad de Psicología, en el 2001. En dicho Seminario, pudimos hacer un interesante recorrido por conceptos desarrollados por el profesor, que se designaba a sí mismo como bibliófilo. Que desplegó el tema con la solvencia de un erudito, la precisión de un metodólogo y el entusiasmo de un militante. Pero he aquí que nada es perfecto. El trabajo propuesto para la aprobación de dicho seminario era una monografía sobre el Coriolano de Plutarco.
Juan Carlos dice que nunca en su vida suscitó tanta cohesión y homogeneidad en la respuesta como la que se dio entre los asistentes: fue de unánime protesta.
 
Ese primer intercambio entre nosotras hizo que, parafraseando a Borges, pudiéramos decirnos: “…no nos une el amor, sino es espanto, tal vez por eso nos queremos tanto…”
El caso fue, que cumplidos los requisitos del Seminario, decidimos seguir reuniéndonos y convocáramos a Juan Carlos para participar de las actividades del grupo. O sea, que como todos los hechos de la vida, al principio fue el trauma.

Nuestra primera producción: Subjetividad, Cultura y Género abordó la conflictiva de varones y mujeres desde una perspectiva que incluyera el peso de los condicionamientos que nos sobredeterminan. (mediados 2002)

La segunda: Crisis Social y sus marcas en la Subjetividad, se centró en las consecuencias de dicha crisis social en términos de las conmociones padecidas y procesadas, en diferentes áreas. Ante ellas es que necesitábamos dar nuestra palabra. (fines 2002)

Nuestra tercera Jornada llevó por título: Del Silencio al grito: la violencia nuestra de cada Día. Encontró su sentido en la denuncia de las múltiples formas de violencia a las que es preciso afrontar. (2003)

La cuarta Jornada (2004): Del grito a la palabra: los modos de la subjetividad en los comienzos del siglo XXI, trabajo que presentamos hoy, expresa esa búsqueda de una voz propia, que diera cuenta de un atravesamiento de las subjetividades de nuestro tiempo, por la densidad de los conflictos sociales, en un mundo patriarcal que hace el juego al capitalismo mundial integrado y actúa sobre posibilidades y destinos. Poder lograr esto, es lo que desde los comienzos guió nuestro propósito.

La recorrida por estos temas, expuestos durante las Jornadas y documentados en los cuatro libros, de los que hoy presentamos éste, expresan el tránsito por una diversidad de cuestiones convocantes. Remite a una historia del grupo, de las cual los libros son la expresión. 
Historia del grupo en el que en el transcurso de estos años pasaron cosas importantes: nacimientos, mudanzas, adopciones, abuelazgos por partida doble,  nombramientos, doctorados, concursos, rupturas y enamoramientos. Es decir todo lo que le pasa a la gente. 
Pero también historia de un grupo que intentó, a través de las Jornadas y las publicaciones, generar intercambio con aquellos/as, que se sintieran implicados en la posibilidad de aportar al debate.
Nos motivó por un lado la preocupación de establecer nexos entre la vasta producción teórica y las interpelaciones de la práctica, por otro la necesidad de formularnos cuestionamientos sobre nuestro apasionante quehacer, sabiendo que en psicoanálisis, más que formular respuestas, lo que más importa es hacer progresar incesantemente la interrogación.
Abrimos hoy, reafirmando una vieja actitud, esa interrogación a quienes quieran compartirla.

Con estas producciones, hemos podido salir del silencio, desafiando al riguroso superyo psicoanalítico, que tantas veces nos obtura en la intención de dar a conocer nuestras turbaciones y nuestras dudas,  y también cada vez que nos animamos a compartir nuestras reflexiones.
A veces hemos podido emitir solo balbuceos, otras veces eran alaridos los que rasgaron el silencio. Un silencio esterilizante que hemos desafiado con estos cuatro hijos-libros, de los que hoy les presentamos éste.
Si las tareas de todo ser humano como bien dicen son tres,: criar tiernamente a un árbol hasta cantándole canciones de cuna, escribir un hijo con palabras hermosas para que pueda llegar a ser y cultivar un libro que crezca y pueda hablar, podemos ir sintiendo que hemos cumplido en parte ese mandato, pero que nos queda aún camino por recorrer. Esta presentación es una invitación a que lo recorramos juntos. 


María del Carmen- PSIQUE- 2005


12  REVISTA ZONA FRANCA- AÑO XIV N• 15- MAYO 2006

Actualizaciones y tendencias

La “larga marcha” del feminismo. Hector Bonaparte. CEIM. Maestría de Género. UNR

Aún hoy el nombrarse como feminista es eludido por algunas mujeres, como si provocara “desdoro o vergüenza”.
Los reclamos del feminismo tienen que ver con la defensa de la dignidad y la lucha contra arbitrariedades e injusticias que lleva a que las diferencias de sexo (como las de clase, etnia, religión, edad, orientación sexual) se conviertan en rangos de una jerarquía.
También es frecuente oír que el feminismo es la contrapartida del machismo, cuando en realidad lo contrario al descalificado machismo, es el hembrismo (ambos formando parte del sexismo). El feminismo constituye la proclamación de ideas y la realización de actos que tienen que ver con una actitud ética: la búsqueda de justicia y la eliminación de arbitrariedades.

Todo es mercancía
La utilización del prójimo se basa justamente en dichas arbitrariedades que transforman las diferencias en jerarquías. Los diferentes (al prototipo de lo humano: Varón, adulto, blanco) no son considerados personas con dignidad y derechos sino mercancías con las que se puede obtener ganancias.
Así también el cuerpo y el sexo de las mujeres también funciona dentro del orden capitalista como fuente de beneficios económicos.

La dominación también es interna
“La subordinación femenina es presentada como ley biológica, pero se sostiene con la ley humana, con lo cual, a menudo se hace justicia  ajusticiando los intereses y los derechos de muchas mujeres”.
Existe así un modelo, un modo de ser mujer cincelado en instituciones, leyes y costumbres. Las mujeres lo asumen  y lo incorporan en el modo de ver el mundo y de verse a si  mismas.
Esto se expresa en la repetida fórmula: “no soy feminista, soy femenina”.

El “imperio” contraataca
Las feministas enfrentan al imperio, metáfora del poder global. Los poderosos son políticos, cuyos intereses se entrelazan con quienes detentan el manejo de la economía.
Y la aspiración de cambiar el lugar subordinado de las mujeres, implica otros cambios, por lo que esa paz social peligraría, en tanto los otros sometidos: pobres, trabajadores, indígenas, minorías sexuales también podrían indisciplinarse y conmover el funcionamiento de una maquinaria tan aceitada.
“Para neutralizarlas están los servicios de inteligencia que confeccionan las listas de indeseables, y los servicios del orden que perfeccionan los instrumentos para las represiones”.
Podemos preguntarnos si los femicidios que encuentran su reiterado lugar en las crónicas policiales, no forman parte de dicho disciplinamiento.
“Se trata de una lucha dispar. De un lado está el mundo oficial, el mundo del poder, desde donde se vigila el cumplimiento del modelo económico (capitalista) de mantener pocos ricos a costa de muchos pobres, y del modelo sexual (patriarcal) de que las mujeres, supuestamente inferiores, estén al servicio de los hombres, que se definen como superiores. Todo el aparato del poder y del saber, funciona como un sistema eficaz de presión física y cognoscitiva (lavado de cerebro) para que los pobres y los débiles soporten y acepten las reglas de un juego mentiroso en el que siempre ganan los más fuertes”.

Utopías y espejismos
Cuando se adopta la mirada feminista, se inicia un camino difícil y riesgoso. El poder instalado saboteará los intentos de cambio que deberán perseverar en sus intentos. Sin renunciar a los objetivos, saber que no habrá “triunfos fáciles ni logros totales”.

Mujeres en la Universidad. El caso de la Facultad de Psicología de la U.N.R.
Zulma Caballero. CEIM. Maestría de Género. UNR

“En este trabajo abordaré, desde la perspectiva de género, la feminización en la evolución histórica de la población estudiantil del alumnado de la Facultad de Psicología de la UNR, desde el momento de su fundación, hace ahora cincuenta años”.
Entre 1960 y 1961 se expiden los títulos de los veintiún primeros graduados, 18 mujeres y 3 varones, o sea 86 % son mujeres y 14% son varones. La gestión institucional no refleja este índice de feminización. Desde 1955 hasta 1988 la institución tuvo 10 directores y solo 2 directoras, 17% de mujeres frente al 83% de varones.
No hay aún estudios que hayan abordado el fenómeno de la feminización en la carrera de Psicología de Rosario. En los estudios realizados por Alberto Ascolani y Antonio Gentile no se toma la mayoritaria presencia de mujeres en la carrera de Psicología. “Este fenómeno ¿puede deberse a una cierta ceguera de género? Se denomina ginopia, a la imposibilidad de ver lo femenino. Es el acto de hacer invisibles a las mujeres, negando su presencia y su experiencia. Frente a ello veremos su importancia a ala hora de iniciar la inserción laboral por la utilización actual de una mano de obra constituida preferentemente por mujeres”.
Para Debora Tajer, las reformas neoliberales permiten identificar las habilidades tradicionalmente femeninas para utilizarlas en un modelo económico que oculta la crisis del sistema sanitario, delegando en las mujeres las responsabilidades del Estado. De ahí la feminización del sector público de la salud.
Sonia Tessa señala la precarización  de la profesión del psicólogo en Rosario. Trabajo sin remuneración en instituciones del Estado, honorarios ínfimos en las obras sociales son las características del desempeño profesional.
Así las psicólogas deben tomar un trabajo de medio tiempo, de carácter precario para sobrevivir. En tanto los servicios de salud mental de hospitales públicos, donde la mitad de los psicólogos trabaja gratis.
Investigando las representaciones estudiantiles sobre la Psicología se registran diferencias entre la primera visión asistencialista de los alumnos en su ingreso, de la visión que en los últimos años va tomando un sentido más profesional.
 Esa primera visión parece coincidir con lo que la sociedad de su trabajo como acto de filantropía. A diferencia de ese tipo de feminización (trabajo invisible de cuidado) deberemos construir una feminización profesionalizadora.
“La importante masa crítica femenina que viene egresando de la Universidad, Facultad de Psicología de Rosario, enfrenta aún la existencia de imperativos y prejuicios que inciden en el reconocimiento simbólico y material de una tarea profesional de capital relevancia. Su precaria inserción laboral requiere estudios críticos que aporten mayor claridad al problema en el cruce entre género, educación, trabajo y salud”.

La figura de “lo otro”: mujer docente en filosofía. Mabel A. Campagnoli. UNL/UBA
El texto señala la necesidad de visibilizar el carácter genérico de las subjetividades en contraposición con el sujeto abstracto de la Academia. La existencia generizada es justamente lo eludido por la construcción androcéntrica que identifica o neutro con lo masculino  y determina subrepticiamente la exclusión de las mujeres. Así “queda implícita la contradicción de existir como mujer y dedicarse a la filosofía. 
Así la reflexión de la autora señala 1) la condición genérica como obliterada por la filosofía 2) el diálogo entre el imaginario de la generación precedente y las subsiguientes y3)el núcleo persistente de la heterosexualidad obligatoria en ambos.
¿Cómo deconstruir esa tradición filosófica patriarcal?

Secretos de mujeres
¿Qué complicidad nos condena al silencio, respecto del malestar padecido?
La que rompe el pacto de silencio pierde la protección del que detenta el poder.
Esto atenta contra la solidaridad entre mujeres. E impide que alguna se atreva a hablar.

¡Qué desgracia ser mujer!
La heteronomía imponiendo normas inflexibles que solo cabe acatar y que devienen de una autoridad externa: el peso del imaginario social patriarcal, ha sido la norma para las generaciones precedentes.
Hablar en términos de libertad nos lleva a las tensiones entre las expectativas personales y las externas. Tensión eludida por las que nos antecedieron. En el silencio, en el acatamiento de las imposiciones a pesar del malestar, se manifestó la complicidad. Esa sensación de “destino” donde no se concebía modificar las condiciones insatisfactorias y se censuraba incluso su planteo, es lo que llevaba a sugerir que nada diferente era posible.
De esa heteronomía la generación de la autora (los cuarenta) pasa a una preocupación por el desarrollo de los propios criterios autónomos.

Soy soltera porque nací así  Mae West
Pero queda pendiente el mandato de la heterosexualidad obligatoria, y que obtura la soltería como opción válida. Aunque las jovenes ingresantes a la Universidad (18 a 25 años) se plantean proyectos personales, la soltería sigue siendo descalificada, y sigue fuerte la ilusión de ser madre.
Las hipótesis planteadas apuntan a una continuidad entre los tres imaginarios generacionales (el de su madre, el propio y el de las alumnas, por el papel descalificado de la soltería depositado en la equiparación de : sola de varón  como igual a sola en absoluto. Y además la dificultad de conjugar mujer e inteligencia.

Salirse de madre
Lo que es evidente es una ausencia, la que nos precede es una tradición patriarcal. Y puede rastrearse una continuidad entre los imaginarios generacionales.
Así hay mucha tarea pendiente: abrir otra posibilidad de representaciones, habilitar la autoridad de la palabra femenina, develar lo instituido en la práctica docente, postular el reconocimiento entre mujeres, la habilitación de la palabra y la construcción de una genealogía femenina. Conceptualizar esto desde la propia situación, desde las diferencias de género jugando en el aula y desde las expectativas respecto de nuestras identidades, orientaciones y estilos de vida.

MCM septiembre 2006




13   ZONA FRANCA- Nº 17-mayo 2008

CAUTIVOS EN LA RACIONALIDAD PATRIARCAL
Adriana Saenz Valdez

La racionalidad patriarcal ha modelado la cotidianidad de hombres y mujeres. En la búsqueda de felicidad “hemos caído en el veneno y hemos quedado pegados al hilo de la telaraña”. Porque dicha búsqueda implica cumplir con formas de ser, que se han querido pensar como naturales, y que son históricas.
La autora se propone dilucidar dichas formas de ser varones y mujeres como cautiverios.
Lo hace analizando el libro “Los años falsos” de Josefina Vincens, a través de la voz de un hombre en la búsqueda y creación de su padre muerto.

La autora, a través de la escritura cuestionará la forma de afirmar la validez de lo enunciado. “Los elementos de validez son las formas del lenguaje que afirman o correcto, lo digno, lo que se debe amar, en fin, todo eso que en lo tácito, en lo inconciente, es la forma de ser personas en el mundo, dentro de la racionalidad patriarcal y su dualidad”
.
Poncho Fernandez “majestuoso y tímido”, a veces hijo, a veces padre. Dos seres en uno, el que recrea, el que critica, hablando a veces desde Poncho, a veces desde Alfonso, que “pueden ser el mismo, varios, o el sincrético hijo dual de la moralidad patriarcal.
A través de la herramienta de la enunciación conocemos la dualidad de un ser que esta viviendo entre el que desea ser, el que debe hacerse y aquel que vive en la sepultura, en el recuerdo y como figura de identificación para ese hijo del que es sumo referente.
Sus hermanas serán hijas patriarcales, no sabrán de sí mismas, deberán ser personas que se construyan a partir del reconocimiento de aquellos para quienes fueron creadas. Deberán asumirse como seres para la casa, para el padre, para el marido, para los hijos o “para quien necesite beber la sangre de otro”. Ellas,  la madre en diálogo con la tumba, la amante también, todas ellas serán mujeres sumergidas en la nebulosa de los espacios privados, presas en su cautiverio, se harán para otros, se vaciarán y dejarán en olvido la construcción de su persona y la darán en holocausto en atas de ser madres, hijas o amantes

La muerte del padre implica para Poncho hacer lo que el padre hacía, vivir una vida que no eligió. Cortar sus sueños y enfrentarse al mundo desde otro lugar. “su cautiverio no le permite elegir libremente. La felicidad está dada, es la vida del padre. Preso de un molde, debe cumplir con todas las exigencias de un patriarca”.
Deberá habitar el espacio público, mostrar su hombría con las prostitutas, emborracharse con los amigos, pasar las pruebas de virilidad como miembro de un grupo juramentado, porque eso, supuestamente al padre lo hacía feliz.
Poncho y Alfonso, padre e hijo primogénito varón como exponentes de la prerrogativa de varón, también cautivos de lo que se espera de ellos.

En tanto sujeto moral, inmerso en la racionalidad patriarcal, en la concepción de hombría (también cautiverio) sentirá los estragos de la doble moral y las cargas del rol.
“Es el la dualidad del ser, entre crecer jugando a ser grande, entre los espacios privados y amorosos y los públicos con sus guerras sangrientas de muerte de inocencias y preguntas silenciadas de aceptación, se da la racionalidad patriarcal, de dos realidades con sus demandas, alegrías, destrezas y amenazas”.
Padre e hijo despojados de la chance de construirse en libertad, acatan roles y fingen felicidad por alcanzar cosas “que ni siquiera desean”.
En esa falsedad, en esa imposibilidad de distinguir, se confunden sentidos de vida, se repiten formas vacías y se obliga a todos: varones y mujeres a entrar en ese cautiverio de la racionalidad patriarcal. 


¿ES INCREIBLE “LOS INCREIBLES”?
Desde el cine una contribución al análisis de la familia de hoy
Gabriela Ramos UBA

A la autora del artículo le interesa pensar qué concepción de familia transmite el film deanimación para niños “Los increíbles”, si hay ruptura con la concepción tradicional. (La familia de superhéroes devenido clandestinos se compone por la madre Hellen, la hija Violeta, el padre Bob, Dash el hijo travieso y el bebé) 
La familia como institución social, regula, canaliza y significa  a las necesidades sexuales y reproductivas, incluye la convivencia, la economía compartida y una domesticidad grupal. Para Foucault incluye dispositivos de disciplinamiento.
La familia se presenta como área de oposición a las relaciones de mercado (trabajo y negocios) reforzando la división de espacios privado y público.
Mujeres y varones son socializados en forma diferente.
Nuestra idea de la familia es parte de las oposiciones simbólicas a través de las cuáles interpretamos nuestras experiencias. Esas oposiciones reflejan las oposiciones entre las personas, pero también les da forma.
Reconociendo la importancia de la familia en la constitución de la subjetividad, en la instauración de los códigos de género, vale pensar en los estereotipos de género presentes en la película.
“Códigos de género” puede definirse como la “intención inconciente” de captar a niños y niñas como portadores de determinadas definiciones de feminidad y masculinidad.
Un dato curioso es que a las integrantes femeninas de la familia, madre e hija, cuando les confeccionan trajes que sea funcionales a la tarea que van a realizar. Para la madre y ama de casa el traje está hecho con una tela que favorecerá la elasticidad de su cuerpo (“la tela es elástica como vos”) Además de su característica como heroína parece metáfora de su lugar en el grupo.
El traje de la hija será capaz de desaparecer, acorde a la capacidad de invisibilizarse de dicha joven.

“Los modelos de género son parte de los sistemas de los que el individuo se apropia y con los que la persona va construyendo su mundo cotidiano y su modo de ser en el mundo” En el caso de Hellen flexible y adaptable a las necesidades de la familia, por ejemplo. La familia es así el lugar principal de construcción de ideología y de modos de vida.

El concepto de género permite analizar los saberes y prácticas sociales develando cuan teñidas están de ideología patriarcal. Permiten cuestionar los determinismos biológicos poniendo el acento en lo histórico y cultural. De ahí la validez de desnaturalizar, develar aquellos elementos que oculta esto.
Badinter señala que el amor maternal es la historia de un amor inducido para las mujeres que forma parte de su colonización sentimental. Esto impide contar con que los afectos son construidos a través de una política de las familias como señala Donzelot (Discurso performativo de las subjetividades)

Llegamos así a decir con Argot acerca de la “necesidad de que las mujeres nos cuestionemos a nosotras mismas, en nuestra propia composición subjetiva, a la vez que cuestionamos nuestros vínculos con los otros, no solo los hombres sino la perspectiva patriarcal androcéntrica del mundo, que impone diferencias genéricas jerarquizadas.

¿Y ésta película viene a decir algo? Solo refuerza la idea de familia nuclear al servicio del capitalismo, con el disciplinamiento de la fuerza de trabajo, proceso en el cual la familia cumple un rol crucial. De ahí la inversión para transmitir valores tradicionales a través de la película. 

¿Será que las nuevas estructuras familiares afectan  lo que se viene transmitiendo acerca del deber ser de la familia?
“Será que los nuevos movimientos sociales, sobre todo aquellos relacionados con las diversidades sexuales, los grupos GTTLBI, con su reclamo de derechos plantean nuevos interrogantes que merecen ser escuchados? ¿Será que las nuevas constelaciones familiares que se producen de hecho alteran los cimientos de la sociedad patriarcal y capitalista generando la necesidad de reforzar el viejo modelo para conservar el statu quo? Tal vez la multiplicidad de formas de familia y de convivencia que se decodifica como “la crisis de LA familia”, sea parte de la democratización de los derechos y de la extensión del derecho a tener derechos de algunos-as que están comenzando a tener voz para reclamar la legalidad e situaciones que así lo ameritan”

                                                                                                        
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                              M.C.M. octubre 2008       

                                                                                                                                                                                                                                                                                                     

  
14  FIGURAS DE LA MADRE Y FORMAS DE LO MATERNO Nora Das Biaggio , Isela Firpo
PROLOGO (¿o Epílogo?)  2010

En mi reflexión sobre el tema de este libro sobresale la consideración de quienes   protagonizan la situación de incesto: padre, madre, hija/o. 
Partícipes ineludibles del drama que tratan los cinco  trabajos de este libro imprescindible, ellos encarnan una problemática que desborda saberes, supuestos y prejuicios. 

También dicha reflexión, aborda la perspectiva de aquellos profesionales que desde el ámbito de la salud y de la justicia enfrentan la necesidad de dar una respuesta.
El objetivo formulado por las autoras reside en comprender la complejidad de  la situación descripta, tanto en el posicionamiento de estas mujeres madres, como en las intervenciones profesionales develando los estereotipos más frecuentes.

DEL INCESTO
Según citan a Camels. “el incesto es un imposible simbólico, pues produce tres situaciones imposibles de soportar: la presencia descarnada de la sexualidad, la eclosión de la familia como institución social y el estallido de la estructura de parentesco …”
“…nos encontramos con un hecho imposible: puede haber niños/niñas, hombres/mujeres que no son hijos. Al haber quedado violado el fundamento del nombre, ¿con que nombres soportamos esos cuerpos?, ¿con que cuerpos soportamos esa ausencia de nombres?”
El tabú de hablar torna inconfesable lo acaecido, y sucede que “…en la situación incestuosa la interdicción se desplaza a la palabra: está prohibido hablar. El incesto parece tener así su propia ley, a manera de trama normativa trazada en diagrama circular: un acto incestuoso que impone silencio y secreto al tiempo que estos últimos habilitan al primero” 
Silencio, secreto e incesto en una ronda macabra, giran sobre sí mismos, sin solución de continuidad.
El sacrificio de la palabra, la amputación de ese decir deja huellas, no solo en la subjetividad de niñas y niños, sino también en el curso de la historia familiar  (y de la historia social ampliada de la comunidad) en donde sucede algo más. Al no haberse nominado el incesto como tal, se opaca la significación política de ese sometimiento. Sometimiento paradigmático de género femenino al masculino y de la  generación joven a la adulta . El patriarcado impone sus reglas simulando inocencia y disimulando la magnitud del avasallamiento. 
No  nominar es desinculpar y despolitizar, dicen las autoras.
Esto es así pues la no nominación del delito, desdibujado bajo el rótulo de abuso sexual, resta especificidad, produce una desinculpación y atenta contra la visibilidad política de su significado. 

Tal como señalan las autoras, el incesto, como lente deformante, refleja los aspectos más burdos de una “masculinidad agrietada” al servicio del narcisismo del perpetrador y a su vez desafilia a una niña/o que a partir de entonces esconderá una orfandad que la/o convertirá en paria.  
Niñas/os  parias que pueden dar cuenta de la perversión, en sus cuerpos avasallados y de la perversidad en el mutismo impuesto. 
Perversión en lo libidinal y perversidad en lo ético  en quienes debieran  proteger y en vez usan como objetos a niñas y niños en servicio a su propio narcisismo.
Junto a los mandatos socioafectivos de cuidar de la vida en crecimiento que son desoídos, encontramos la catástrofe en cuerpos infantiles que gritan lo que la palabra calla.
El cuerpo no calla, y en ese  “feudo intramuros” de la familia ajena e indiferente, se producen varios crímenes en simultaneidad: se instaura una violencia traumática, cuyas secuelas serán impredecibles, se desaloja a una niña del lugar de hija, desafiliación que ha sido descripta como un sentir que se  “está de más en el mundo”.

DE LAS MADRES
 “… sostenemos además, que aquellas posiciones que culpabilizan a las mujeres-madres de niñas/os incestuadas/os rotulándolas de “cómplices o entregadoras” constituyen posturas deterministas que propenden a cristalizar una supuesta identidad esencial femenina: como si se esperara de ella un gesto ancestral o un olvido de sí, en predominio de su producto, sustancialmente enredado en la lógica del cuidado”. 

La estigmatización de las madres a que aluden las autoras es tema de reflexión y nudo de múltiples consideraciones. Nos sitúan en una nueva mirada que poniendo las cosas en perspectiva ofrece otras versiones menos simplificadoras, que intentan abarcar las dimensiones del caso.
Si bien a primera vista se registran situaciones en donde parece operar una negligencia inoperante respecto a lo vivido en familia, vale atender el escotoma o “registro dañado” que inhabilita a la madre a intervenir en activa defensa de su hija/o. En madres que a su vez han padecido abuso  y/ o incesto hay una suerte de sometimiento que atenta contra una actitud más activa. En algunas historias su capacidad para cuidar (filiar) a sus hijas/os ha sido lesionada a partir de su propia historia traumática. De allí la pertinencia de considerar la historia familiar a lo largo de generaciones. Y lo que insiste en los registros considerados, es una notoria dificultad para identificarse con el dolor de la /el niña/o, que puede ser interpretado como una suerte de complicidad con el victimario. 

Pérdidas referidas a la imagen de sí misma, a la confianza en su esposo, requieren de un trabajo de duelo difícil y laborioso. 
En algunas circunstancias una valorización del vínculo con el hombre como eje de su vida, se superpone a los  cuidados maternos en relación a sus hijas/os. Sobre todo en mujeres sin una autonomía afectiva y económica  que las haga sentir la fortaleza necesaria, puede que la negación de lo que sucede, gane la pulseada a la responsabilidad. 
La conmoción de la madre que advierte el incesto implica una desestabilización de su propia vida y proyectos, y puede ser muy difícil e resolver y aún, no ser factible.

Ante las contradicciones que el lugar materno implica encontramos madres amenazantes, que lejos de resonar empáticamente, aumentan el dolor, la confusión y la turbación con la mención con sanciones legales. “Si contás ésto podés ir castigada al Buen Pastor”, dijo una madre a su hija incestuada por su tío. Prevaleció allí la necesidad de evitar el escándalo familiar sobre el cuidado de la niña. 
En algunos casos, las/os hijas/os son sentidos como una carga para madres que han perdido su compañero. Hubo quien planteó: “El murió y me dejó ésta para criar yo sola”. Mujeres que en una nueva relación sienten a la niña como posible rival y/o motivo de disputa. 
Trágicas Medeas algunas de ellas, dispuestas a sacrificar hijas e hijos sentidos como amenazas para el nuevo vínculo. Sacrificados a una  precaria condición existencial que supone funcionar solo cuando una mirada masculina las confirman.
Es en estos casos cuando las/os niñas/os, quedan siempre al borde de la expulsión, reducidos a  mera lucha por la sobrevivencia, encarnan lo que en otro contexto Agamben sitúa como “La nuda vida”.
Madres éstas, que también quedan acotadas a una subordinación sin horizontes.

La relevancia dada a la cadena generacional alcanza aún más sentido si leemos “No es solo el secreto, las amenazas de muerte, la vergüenza familiar, la carga de la destrucción familiar, lo que se interpone entre el mundo de la niña y la revelación del incesto. Es mucho más que eso, es la historia de la madre, de la niñez de su madre, de su padre, de su abuela, de su abuelo y la Historia colectiva de las mujeres”, magnífica síntesis de la complejidad del problema.  

DE PADRES Y PADRASTROS
Vincular al incestuador y victimario, con un  patriarcado que habilita el ejercicio de un poder despótico entre géneros y generaciones es poner las cosas en perspectiva y es lo que estos cinco trabajos señalan.
Hay una insistencia en no nombrar por su nombre los hechos como el incesto paterno filial, lo que afecta la visibilidad de los mismos. Al mismo tiempo da lugar a que la mirada se desplace a la madre supuestamente negligente para sancionarla o a la presunta fabulación de una niña, a la que no se le termina de creer. Con ello queda desdibujada la gravedad de la afrenta y se pierde de vista al que la comete.
Esta “pedagogía privada”  que desafilia y deja en la orfandad  a hijas/os (al colocarlos en lugar de pareja sexual), alcanza niveles de crueldad inverosímiles. En uno de los casos mencionados el padre persuadía a la niña, de mantener el secreto y el silencio diciendo: “Si lo contás, igual no te van a creer” (Como menciona Primo Levi decían los nazis a los prisioneros concentrados en los campos de la muerte)

Estas/os hijas/os sin rostro, viven la desaparición de su posición de hija/o en una sociedad en que “si no se es hijo, no se es”. Se pasa a formar parte de una minoridad que circula por juzgados “sin tener un lugar en el mundo”.      
El apellido paterno, fuente de reconocimiento y legalidad potencia su importancia en estas situaciones. En un caso, la confusión de una adolescente devenía de los avances libidinosos del compañero de la madre. Este se había unido a ella, a su madre, cuando las niñas eran pequeñas, y las inscribió con su apellido. La turbación de la joven devenía de sus sentimientos hostiles hacia alguien que supuestamente había sido generoso, del que llevaba el nombre, pero que se encargó de desvirtuar su rol paterno con la conducta acosadora. El hecho de portar ese apellido, el del perseguidor, creaba en este caso un malestar añadido.

 La importancia del nombre en la propia identidad nos remite a lo que sucede en las diferentes lenguas respecto al apellido de las mujeres. Entre nosotras el hecho de casarse implicó (durante generaciones) un cambio agregando el apellido del consorte anticipado por el posesivo “de”. Para las norteamericanas, el cambio consiste en tomar el apellido del esposo y sustituir el propio. En las lenguas eslavas las mujeres llevan el apellido del padre, con una declinación, si son solteras, que las ubica como  hijas. Y el apellido del esposo con otra declinación que señala el vínculo conyugal al casarse.
Menciono esto para dimensionar la importancia del apellido en la identidad de hijos e hijas y las vicisitudes del mismo en los casos que mencionamos.

LAS COSAS NO SIEMPRE SON LO QUE PARECEN.
DEL ESTEREOTIPO A UN NUEVO REGISTRO. 
El ejercicio de la maternidad supone deseos contradictorios y afectos ambivalentes. Una cierta ambigüedad puede detectarse en las madres de las hijas que pueden decir la palabra que denuncia. Madres que si bien no tuvieron la fortaleza de asumir la defensa de sus hijas (ni de sí mismas) algo han podido sembrar como cuestionamiento al atropello y la injusticia.
Las autoras lo plantean a partir del hecho, de que aún madres estigmatizadas desde una mirada convencional como negligentes y/o cómplices, pueden haber transmitido algo a sus hijas, para que ellas hicieran otra historia. Esos “susurros amordazados” (como los llaman) incidieron para que pudieran nombrar y desandar el camino de manipulaciones de la subjetividad femenina.  Estas hijas pudieron emitir la palabra de denuncia, y con ello se convirtieran en madres de sus madres.
Encarnando otra vez la paradoja de parir a quienes les dieron la vida. Parirlas a una nueva dignidad. (como 
también las madres de la Plaza, que se reconocen de tal forma) 
 
UN CUESTIONAMIENTO NECESARIO
Cuestionar a las instituciones que reciben esta problemática y a los profesionales que intervienen, implica algo poco usual: mirar la mirada que sobre estos hechos se ha vertido.
Mirar la mirada descentrándose de convenciones y estereotipos que opacan el registro.
Los discursos disciplinares han tenido poco ejercicio en dicho sentido de autocuestionamiento, y en casos se han sumado como “máquinas de silenciar palabras” a través de la sospecha de complicidad sobre la madre y de mendacidad de la víctima. 
Dichas máquinas de silenciar implican una inconsistencia de la justicia que atañe a la sordera ante las voces  y la ceguera ante los indicios en los cuerpos avasallados.
Sordera y ceguera que surgen de la impregnación en criterios patriarcales y que inducen una despolitización empobrecedora en el abordaje de los casos.

“La no nominación del incesto, tal como se ha podido apreciar en la revisión de los expedientes judiciales, no constituyen una cuestión neutral. Más bien se trata de una estrategia discursiva que no escatima la construcción de la subordinación femenina” 

La interdicción del incesto y la justicia a las  víctimas sigue planteado como anhelo que exige contundencia.  
Ya no cabe que siga soslayado por exculpaciones. Por el contrario cabe formular  la toma de conciencia de su dimensión mortífera.

Me refiero al incesto como forma de filicidio. Filicidio en tanto da muerte a la condición filial de la hija, el hijo, que queda en el desamparo.
Filicidio en su potencial destructividad por la desubjetivación que implica.

Quedan para futuros desarrollos, la consideración, si bien menos frecuente de la perversión femenina, en forma del incesto cometido por las madres, en forma más prevaleciente sobre sus hijos varones. (Estela  Welldon: Madre, virgen, puta, SigloXXI, 1992)

Un último enigma que queda pulsando: es el referido a las  singularidades del varón, de ese varón, que llevando el paradigma de masculinidad, a una caricatura siniestra de la misma, llega a hacer un ejercicio de poder despótico y absoluto,  emigrando así de toda legalidad.

Queda como anhelo que en futuras publicaciones podamos continuar andando el camino iniciado en ésta, que nos involucra en tanto resonemos a problemáticas sensibles como la  aquí desplegada 


María del Carmen Marini
Julio 2010




15  CRONICA DE ESTOS TIEMPOS  2010

1- La bofetada se produjo al finalizar la reunión de la Comisión de Asuntos Constitucionales. 
Impredecible. Sorpresivo. Así fue el puñetazo que la diputada Graciela Camaño le propinó ayer a su par, Carlos Kunkel, tras la reunión de la comisión de Asuntos Constitucionales.  Jueves 18 de Noviembre de 2010 10:18 

2-Federico Luppi fue el invitado de este sábado en Consentidas, que se emite por Canal 10 de Uruguay. En verdad sólo consintió a China Zorrilla y aseguró que considera a la actriz uruguaya “un fenómeno -hasta biológico- porque nunca la vi en un momento de flaqueza o ganada por pensamientos negativos”. 

Susana Giménez, en tanto no corrió con la misma suerte. El actor preguntó: ¿Puedo ser grosero? Al recibir respuestas afirmativas lanzó: “Susana Gimenez caga por la boca” Noviembre 2010
3-Incidente protagonizado el pasado mes de noviembre en la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile, en la que el monarca español intentó callar al Jefe de Estado venezolano.  Noviembre 2007

4-Paul McCartney entregó anoche una emotiva despedida de la Argentina, cuando en el segundo y último recital en el estadio de River, ante 45.000 almas, interpretó grandes clásicos de su larga trayectoria que incluyó gemas de Los Beatles y Wings y un puñado de temas de su última cosecha como solista

Durante dos horas y 45 minutos, y bajo una noche inusualmente fresca y estrellada, la leyenda de Los Beatles, en el marco de su "Up and coming tour", derrochó simpatía ante la multitud, que debió esperar 17 años desde su último paso por Buenos Aires.

Fans de todas las generaciones, muchos de los cuales lucían remeras alusivas al cuarteto de Liverpool, dieron una demostración de devoción al ídolo que, como un experimentado maestro de ceremonias, se dirigió a la multitud hablando preferentemente en español, que aprendió a los 11 años en su ciudad natal.

A las 19.40, Andrés Ciro Martínez, quien tuvo a su cargo el "privilegio de amenizar la espera", interpretó un set acústico que incluyó "Tan solo", uno de los hits de Los Piojos.

"Los de atrás pueden aplaudir, los de adelante pueden sacudir las joyas", dijo en una certera ironía “lennoniana” que aludió al exorbitante precio de las entradas.

"¡Hola Buenos Aires! Buenas noches, Argentina. Estamos muy contentos de estar nuevamente acá", dijo Paul empuñando con su mano izquierda su célebre bajo Hofner con forma de violín apenas pisó el escenario a las 21.15, mientras miles de gargantas coreaban su nombre.
13-11-2010
5-RECITAL DE LUIS MIGUEL: AGREDEN EN ROSARIO A PERIODISTAS DE CANAL 5 
VIERNES 12-10-2010
El equipo de Cablehogar que también pretendía registrar las horas previas a la presentación del cantante mejicano en su visita a Rosario, fue sacado del estadio de Ñuls por la custodia personal del artista
La Comisión de Libertad de Expresión y Formación Profesional del Sindicato de Prensa Rosario repudia enérgicamente las agresiones e intimidaciones de las que fueron víctimas los trabajadores de prensa que, en horas del mediodía de ayer, estaban en la cancha de Newell’s, donde por la noche se presentó el cantante Luis Miguel. Allí se encontraba el móvil de exteriores de Canal 5 (Telefé) y también la microonda de Cable hogar cuando integrantes de la custodia personal del artista y de la productora de Buenos Aires, impidieron la cobertura de la previa del show.
Condiciones estipuladas por el cantante, que se alojaría en el Hotel Ross Tower, según noticiero de Canal 3:
-Ningún empleado debería mirarlo a los ojos (¿?)
-En la habitación deberá haber dos docenas de rosas blancas
-Una docena de toallas blancas
-Un bols de frutas secas
-Una tabla de quesos artesanales
-Una bandeja de frutas de estación
-Dos cajas de agua Fiji 

6-Oprah Gail Winfrey (n. Kosciusko, Misisipi, 29 de enero de 1954), es una presentadora de televisión, actriz, empresaria, productora y crítica de libros estadounidense.
Fue varias veces ganadora del Premio Emmy por su show The Oprah Winfrey Show, el talk show más visto en la historia de la televisión.1 Además es una influyente crítica de libros, actriz nominada al Premio Oscar, y editora de su propia revista. Según la revista Forbes, fue la persona afroamericana más rica del siglo XX y la única de origen negro en poseer, en el mundo, más de mil millones de dólares durante tres años consecutivos. También se dice que fue la mujer más poderosa del año 2005 según Forbes.2 3 4 La revista Life la ha clasificado como la mujer más influyente de su generación5 y la revista Time la ha nombrado una de las cuatro personas que han dado forma al siglo XX y el inicio del siglo XXI. En el 2005, la revista Business Week la clasificó como la más grande filántropa de origen negro en la historia de los Estados Unidos.6 En el 2010 la revista Forbes la coronó como la famosa más influyente del mundo.




16  Mujeres terriblemente madres Menis: un dolor que no olvida 2013

El libro MADRES EN DUELO,   surgió en base a una conferencia que dictó Nicole Loraux  en una de las reuniones que el Colegio de Psicoanalistas de París, dedicó a “La madre excluida de la política” en 1989. Ella diserta y escribe sobre el modo en que Grecia y Roma establecieron los modos “permitidos” de expresión del dolor de las madres en duelo.
Escribo “permitido” entre comillas para designar con ellas el absurdo de pretender una reglamentación de los afectos, y nada menos que los del dolor del duelo. Allí dice:
Contra el riesgo del afecto demasiado intenso, la ciudad, en tanto colectividad bien organizada, forjó un aparato de leyes y reglamentaciones…Es necesario inscribir la cuestión el duelo y de las prácticas que apuntan a darle forma y límites, sin olvidar no obstante lo que tiene de impracticable… (p.20)
Al someter a los funerales a limitaciones muy estrictas, la ciudad reglamenta el duelo y el rol de las mujeres en el seno del duelo. Es posible sugerir también que reglamenta el duelo y por lo tanto a las mujeres. O quizás: las mujeres y por tanto el duelo, debido a lo mucho que se afirman la relación recíproca entre las mujeres y el duelo. (34)
La ciudad (que es decir el Estado y la sociedad) reclama hijos a las mujeres y luego los  quita al  pensarlos como ciudadanos-soldados. Intenta reglamentar el llanto protesta, el llanto lamento, el llanto imprecación cuando las despojan. ¿Por qué las limitan en la expresión de su dolor? ¿Qué asusta tanto del llanto de las madres, como para encasillarlo en tiempo (10 meses) lugar (la interioridad de su casa) y compañía (solo cinco acompañando a la doliente)? ¿Qué tiene de tan arrasador como para que se sienta insoportable?
El ideal sería encerrar herméticamente el dolor femenino en el interior de la casa, sobre todo cuando la mujer enlutada es una madre que llora a su hijo. (43) 
Y puedo concebir allí la intención de invisibilizar ese dolor que amenaza el orden, peligroso para los defensores del orden social entonces, y peligroso después y aún hoy, para los defensores del  olvido y del silencio.
Prosigue el texto:  La mujer romana está como clivada entre “el tumulto habitual del dolor femenino” y el duelo asumido sin lágrimas de la matrona. El dolor en forma de herida hace de ella  el equivalente del soldado cubierto de cicatrices. (54)
Cóleras negras, nos lleva a las madres y a la noción de un dolor que no olvida y se nutre de sí mismo, peligroso (pues) su duelo ha quedado fijado como prueba de fuerza consigo misma y con los otros. Este dolor mutado en desafío lleva el terrible nombre de esta memoria colérica que los griegos denominan menis. Menis es negro como un hijo de la Noche, es terrible y perdura. Es repetitivo y no tiene fin, tanto es así que el motor de la menis es precisamente el no tener nunca fin. Se instala de este modo un “siempre” (aeí) inmóvil…(70/1) 
Encargadas de la función y guardianas de la memoria. Opuesto a la amnistía que estaría al servicio del orden de la comunidad y la mezquina comodidad que acalla reclamos y protestas.

Madres y abuelas. Susana Trimarco,  Norma Castaño…y cuántas más…Encarnaron sin lágrimas ya, un sentimiento. En aquellas mujeres heridas en su maternidad, despojadas de sus hijos, el dolor y la cólera cobran proporciones colosales, apocalípticas. Las convierte en la encarnación de un reclamo de justicia de fuerza arrasadora.
Una furia y un dolor tan amenazantes, como para que se debieran poner límites, en aquel tiempo (¿y cuánto persiste hoy?) a la expresión del afecto, reglamentando el duelo. Hubo una intuición de la intensidad de ese sentimiento que ante él, el temor, el temblor, aún en los más aguerridos. ¿Cuánto de temor y temblor aún hoy ante las madres desgarradas por genocidios, por redes de trata, por mafias de traficantes?
No tiene, ni puede tener medida la violencia que el despojo suscita, porque no tiene, ni puede tener medida el dolor de la pérdida.
No vi ni escuché a las griegas y romanas. Pero he sabido del sentimiento de otras madres aquí, hoy. Lo he leído en sus miradas, lo he escuchado en su mutismo. Ellas como un tsunami que resulta aterrador para los asesinos,  desaparecedores y dealers, que como ratas se  refugian en los pasadizos inmundos de las cloacas.  Pero no hay lugar donde esconderse. Hay cosas que no se pueden dejar de hacer, de reclamar, de recordar. Y vale la consigna sostenida por años: No se trata de venganza sino de justicia.
De aquellas dice Nicole Loraux: Estuvieron demasiado cerca o llegaron demasiado lejos. Clavadas al cuerpo del hijo en un alumbramiento que no termina…Entregadas a su menis y castigando…no queda ninguna duda de que las madres dan miedo para que se las vista así de negro. (120/122)
Pero a la Madre, loca por el duelo…ya no tenemos miedo porque, no importa lo que se cuente sobre ellas, las Madres terribles de los griegos son terriblemente madres. (124)
De éstas, madres terribles, terriblemente madres, que son nuestras contemporáneas, somos testigos de su fuerza, de su templanza, de su perseverancia. Las madres de los griegos, las madres de los romanos, las madres de otras historias como las que transitamos hoy aquí, todas ellas son las legítimas protagonistas de una interpelación. Una que no tiene aún la respuesta que debiera.
M.C.M.
19-12-12

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               17   RAICES QUE DIERON ALAS 2  ,  2010

Estas páginas honran la memoria que es la raíz de la identidad y sentimiento del tiempo. S.Kovadloff (Prólogo)
Aquellos tiempos. En aquellos años, la vida era tranquila…Eran tiempos de sentarse, en las noches de verano, en los umbrales de las casas, mientras los mayores charlaban y los niños jugaban , en las veredas, a juegos que, quizás, ustedes hoy no conocen: rondas, estatuas, esquinitas…
…aprendí a gozar con las cosas simples de la vida. Sé que así como nunca nadie podrá imitar las maravillas que hizo Dios en la tierra, mientras podamos emocionarnos con la lluvia, las flores y toda la creación, no todo estará perdido, (32)
 …siempre teníamos un lugar para los nuevos inmigrantes que arribaban…No existía el “no tengo tiempo” o “no puedo”. Nacía como algo natural hacer el bien a sus semejantes. (74)

Dramas familiares  
…quiero contar el “contacto espiritual” de estos chicos que llegaban con el criterio de “hacerse la América” con respecto a sus padres y hermanos que quedaban en lejanos países. Estos jóvenes iban al Puerto Nuevo…iban porque reían que el nexo del agua era el puente que los comunicaba con el puerto de Beirut, desde donde habían salido. Llegados al puerto de Buenos Aires se ponían a llorar recordando a los padres y hermanos. Hablaban con el río para que llevara en sus ondas sonoras, los mensajes hasta sus familiares. Era la única ilusión que tenían: hablar con sus padres a través del océano.(36)
 Viajaron juntos consiguiendo, por suerte embarcar en uno de los últimos barcos que pudieron salir. Al poco tiempo estalló la guerra, y meses más tarde se enteraron e que todos sus parientes terminaron sus días en las cámaras de gas…(62)
 …La tatarabuela de Demian fue quemada viva en la sinagoga principal de Bialystok, junto a otros judíos, un día sábado …(67)


En 1912 y con la proximidad de la guerra del 14, mi papá se escapó con mis dos hermanos mayores…Emigraron hacia Argentina…Durante la guerra, los años de separación  fueron también de incomunicación. ..Durante once años, la familia estuvo sin saber nada uno de otro. Nos mandaron “la llamada”. Vivimos todos juntos. La convivencia fue muy difícil. Nos sentíamos divididos: por un lado papá y mis hermanos qu e habían llegado antes, hablaban castellano y árabe. Mamá y el resto de la familia (los otros seis hijos) que veníamos de Siria…Se formaron dos bandos. Nunca pude volver a Siria. (91)


A los 4 años comencé a concurrir al jeider…tanto a la ida como a la vuelta éramos atacados por los goim que nos reconocían como judíos por el pelo oscuro. Yo defendía a mi hermano, que a pesar de ser mayor era más débil. Cuando cumplí 20 años comencé a preocuparme…Muchos amigos hablaban de emigrar…embarqué hacia la Argentina en 1928 en el buque “Arlanza”. Cuando ya estaba en la Argentina, con el dinero que ahorré mandé pasajes a mi hermano pero no quiso venir. Fue víctima del Holocausto (117) 
.La huida como un lapso de pesadillas que duró seis años en el almanaque y una eternidad en mi biografía. El miedo compañero de viaje, inseparable. Siempre incierta.
. Rednish (no hables) como mensaje al esposo preso, en las viandas que le llevaba.
. Y la pregunta ¿Por qué?

Integración en Argentina.
 Aunque los chicos no teníamos tanta noción del “adiós” la despedida con nuestros abuelos, tíos y primos nos producía una gran tristeza…Mi madre quedó para siempre, con su dolor y sus pérdidas. (197) 
el papá de la bobe una noche se acostó como siempre y se levantó ciego…Esto fue un impedimento para emigrar. Solo podían hacerlo personas sanas. Había que pasar una revisación médica muy rigurosa. Entonces mi mamá no quiso viajar, por no dejar al papá solo…. Perdido por perdido comenzó a hacer los trámites y a adiestrar al zeide. A él no se le notaba nada. …La bobe le enseñó todo y con ese sexto sentido  que tienen los no videntes y su compañía pasó el examen médico. En el barco siempre paseaba del brazo de la bobe por la cubierta , como si fuera la novia y no la hija. El nunca se adaptó y vivió a la Argentina como un  exilio (180) 
Carlos Casares era ejemplo de democracia. En la plaza principal se observa, aún hoy, detrás del pabellón Argentino, tres mástiles más pequeños en los cuales flameaban las banderas de España. Italia e Israel, símbolo de tres comunidades de inmigrantes, que en armónica convivencia, trabajaban en paz y con respeto. Nos enseñaron: la caridad sin nombre, amar al prójimo y el respeto. Mis consignas en la vida fueron: amor, optimismo y fe en el ser humano. (207) .
Veía a mis padres sufrir por los suyos, y al mismo tiempo darnos las alegrías que podían para facilitar la aclimatación al país.
.Parte inseparable el magro equipaje: la Torá, (El Samovar, la Balalaika, sábanas  manteles del ajuar.  Usos de vajillas diferentes para carne y leche)
.Aspiración de continuidad en hijos y nietos.
.Feliz de estar educados como lo que son: niños argentinos y judíos.
.Esperanza de que este testimonio sea un puente  para reencontrarme con algún sobreviviente de Skala, mi pueblo.
.Venida de los hombres primero, luego hacían “la llamada” (duraba un año) y traían a esposa e hijos.
.Los barrios: La Boca, Vila Crespo, Barracas.




Los recuerdos de entonces.
Los viernes por la tarde, mi padre parecía un rey, con su ropa sabática para ir al Templo. Mi madre preparaba la casa. Prendía las velas, que nunca faltaron, sobre la mesa. Todos nos vestíamos con las mejores ropas. Papá volvía siempre con un pobre, que llegaba de afuera, y no tenía donde pasar el Shabat. Mi madre lo recibía con cara feliz, al poder cumplir con el Mitzva de acoger a un indigente para la cena. Nos sentábamos a la mesa. Papá bendecía el vino y la jala, la que repartía entre todos para hacer la braja.
Al llegar Navidad y Año Nuevo no salíamos a la calle. Los rusos se emborrachaban y llegaban a matar judíos…  Los alemanes ocuparon Dancing. Mi padre envió los pasajes…Nunca más volvía ver a mis seres queridos, mi pueblo y sus costumbres…(113)

.…(113)…mi madre pasaba horas el viernes cocinando y horneando jales. Las preparaba y después venían los judíos humildes del pueblo a buscar la jalá, que ellos no podían comprar, para poner en la mesa de los viernes (128)

La fuerza de la familia…
La bobe y el ziede se conocieron en una casa donde ambos tenían amigos. Se casaron y formaron una familia sana, bien constituida, en armonía. Vivieron años de felicidad. Exponentes de ellos somos sus hijos… (181)
Nos conocimos a los 15 años. Nos vimos una vez. Nos enamoramos y casamos. Llevamos cuarenta y siete años. ..Nos adoramos así como a nuestros hijos y nietos.
Al comienzo éramos tan pobres. Resultaba impensable imaginar una responsabilidad tan grande. Siento que Dios se apiadó de nosotros…El amor estaba y era enorme. Lo único que no teníamos era valor y él nos lo dio. Tenemos 69 años Nací el 26 de marzo de 1923. Veintiocho días después, un 24 de abril, vino al mundo mi esposa. Fuimos criados el uno para el otro. Y capaces de ofrecer a la vida hermosos hijos y nietos. (192)
Rehacerse
 El buen cura.  Corría 1932. Me miró a los ojos. Me pidió que lo acompañase. Se sentó y redactó una carta que me entregó. Me acompañó a la puerta y me bendijo deseándome un buen viaje, que llegue bien a destino y lo recuerde…corrí a la oficina de migraciones. Su lectura conmovió al empleado, que me extendió el permiso necesario para poder emigrar…la carta decía “ Sírvase  trasplantar esta flor a través de los mares, valles y montañas en otras tierras, con la esperanza de que florezca con el tiempo y su aroma llegue a nuestra bendita tierra. Ella se lo merece. Va a hacer una obra de bien con su familia”. Viajamos durante un mes. Durante la travesía no hablaba con nadie. Un día se me acercó un señor y me dijo: “Hija, tienes que aprender a ser diferente. Tienes que aceptar a los que son distintos y hablar con ellos”. Estas palabras me acompañaron durante toda la vida. El día que cruzamos el Ecuador se hizo una gran fiesta…de repente corrí al camarote. Saqué un gorro grande, subí a cubierta y me dije a mí misma: “Aquí coloco mis amarguras, mis recuerdos tristes, las despedidas, los problemas” Hice un nudo con la gorra y la tiré al mar. Que las olas se lleven lo ingrato y desagradable de lo vivido. (223) 
En el tiempo de la guerra perdía a toda mi familia. Quedé sola en Parva (Francia) Fui a averiguar si alguno de mis familiares había sobrevivido. Me contestaron que no y preguntaron si tenía familia en algún otro país….escribí  a mi tía, y de ese modo llegué. Tenía 18 años. Comencé una nueva vida, dejando todo el pasado en Europa. (244)
Esta historia comenzó con el nacimiento de mi padre, en Varsovia, en el verano de 1900. Cuando tenía 20 meses la madre lo dejó con una hermana. Viajó, con el marido a Londres con la intención de traerlo más adelante. Pero no pudo hacerlo y mi papá se crió con una tía. Cuando tenía 16 años lo llevaron al campo de guerra…En 1930 ni papá se embarcó rumbo a América. La intención era hacer “la llamada” cuando pudiera. Fue en 1934. Mi niñez en Argentina fue de mucha alegría. Éramos una familia muy humilde. Vivíamos en una sola habitación, en una casa que compartimos con cinco matrimonios.  Recién en 1950, mi abuela que había quedado viuda en Londres quiso volver a ver a su hijo, al que había dejado cincuenta años atrás. Mi papá la trajo a Buenos Aires. El encuentro fue muy  emocionante. Ella había tenido que dejar a su hijo. No tenía otro remedio ya que no alcanzó a juntar el dinero para el pasaje. (248)


17  “GENERO  SUBJETIVIDAD Y POLITICA” NOVIEMBRE DE 2011 Foro Psicoanálisis y Género

Un  secreto 2 abordajes.El telescopaje.(1) María del Carmen Marini C.E.I.M. (UNR)
Este trabajo narra las reflexiones surgidas de un propósito: el de vincular un film (basado en el libro homónimo), y un ensayo psicoanalítico, que refiere experiencias clínicas, y en tal sentido tiene un sesgo testimonial. El libro: “Esos padres que viven a través de mí. La violencia de Estado y sus secuelas” de Yolanda Gampel, Paidos, 2006.
El film (que toma como base la novela autobiográfica de Philippe Grimbert “Un secreto”)  plantea los efectos en un niño, del ocultamiento de la existencia en la vida de su padre de una esposa y un hijo muertos en Auswichtz,  y antes de su nacimiento. Describe los esfuerzos del niño para convivir y desentrañar eso silenciado pero presente.
Es la contratapa del libro de Yolanda Gampel esta planteada una convicción: “La Shoa ha suspendido el significado de nuestra historia. Sus efectos se revelan a largo plazo, diseminadas en el espacio y a través del tiempo, como “restos radiactivos” en la intersección entre presente y pasado, entre la presencia y la ausencia.
Ese acontecimiento devastador es en realidad, el paradigma de todas las violencias sociales, de las tiranías destructoras y del terror, y una de las tareas insoslayables del  psicoanálisis es ofrecer las vías más adecuadas para que vivencias de esa naturaleza alcancen la representación, es decir la simbolización a través de palabras o imágenes. De lo contrario, las secuelas no dejan de multiplicarse…” 
En el desarrollo del libro de Yolanda Gampel se describen situaciones equivalentes a la narrada en la autobiografía de Philippe Grimbert. Esto es, de casos en que se ha mantenido en el ocultamiento la existencia de esposa e hijos muertos durante la Shoa, como hechos difíciles de nombrar y asumir, por la carga que implican. Me convocó así a establecer relaciones entre situaciones llegadas a la consulta mencionadas en el libro de Y.G.de un lado, y del otro, la narración, en primera persona y a través de la literatura, de uno de esos dramas, el de P.G..
Pero, si bien mi propósito es iluminar la comprensión de “Un secreto” (novela y  film), a la luz de los conceptos del libro de Yolanda Gampel, no es posible un nexo puntual entre la autobiografía y las conceptualizaciones y referencias clínicas. En “Un secreto” de P.G. hay una suma de tragedias. Se agrega al drama sociohistórico, la particular situación familiar. En el texto de Y.G. en cambio, lo que prevalece áspero y desnudo, sin contaminación posible y desde casos testimoniales, es el drama de la Shoa: puro, duro y sin ambagues.
Referiré de que manera, las reflexiones psicoanalíticas de Y.G., me llevaron a repensar la anécdota de “Un secreto”, en el intento de   abundar en búsquedas de sentido, que enriquecieran la comprensión y le dieran profundidad.
El film
Un secreto se basa en una novela autobiográfica de Philippe Grimbert, que Claude Miller dirigió en cine.  Recorre tres períodos en la vida de los protagonistas: (1936, 1955 y 1985). La acción se desarrolla entre estas tres épocas. Relata la historia de una familia judía en Francia a lo largo de más de  30 años, en un período que comprende el antes, durante y después del nazismo. El secreto se refiere al intento de ocultar al protagonista, Francoise (¿Philippe?) la existencia de un pasado bajo la sombra de Auschwitz. Al drama de la guerra se superpone el drama familiar.
La inclusión de documentales de la época, titulares de periódicos, fragmentos de discursos por la radio tiene el mérito de crear el clima denso y amenazante, del que son testigos los protagonistas. También reflejará  las decisiones posteriores como cambios en el apellido y bautizar como católico a Francoise, como resonancias de la tragedia de la persecución nazi.
Escenas y frases significativas. Aportes de Yolanda Gampel. 
En una primera escena del pasado, Francoise, el protagonista, se mira en un espejo nublado (¿metáfora de su incertidumbre?) antes de salir del vestuario de un club. Va a la piscina con su madre (Tania), pero otro niño lo salpica al entrar y él se retira de inmediato, caminando muy inhibido e inseguro, en busca de Tania.
En la escena siguiente, en el presente, otro niño camina exactamente con la misma actitud vacilante. Es un paciente, muchos años después, entrando a su consultorio. Francoise es psicoanalista. Aguda manera de ilustrar similitudes a través de los gestos inhibidos de ambos niños.
En ese momento, por una llamada telefónica es convocado para viajar al lugar donde viven sus padres. Maxime, su padre,  ha entrado en crisis, tras un accidente que costó la vida de su perro. (1985)
Durante el viaje, Francoise, en su rol de adulto interpretado por  Mathieu Amalric, inicia la rememoración de su historia.
“Era hijo único, pero tenía un hermano” “Yo caminaba a la sombra de mi hermano fantasma” Hermano gimnasta, como su padre, presente en sus sueños y a veces alucinado. Hermano  fuerte que contrastaba con su fragilidad.
Ese hermano intuido, imaginado, formaba parte de sus juegos infantiles como alguien con presencia en su vida, pese a la desmentida de los padres, su negación de poner palabras al secreto.
Estos juegos insistentes reiterados, expresaban la necesidad de develar lo enigmático. En este caso, si bien la situación de ocultamiento es la que detona el malestar del  protagonista, puede aplicarse, con cautela lo que Yolanda Gampel  interpreta:
…la repetición en el juego resulta indispensable, porque permite el contacto con ciertos aspectos de uno mismo que han sido reprimidos, negados, olvidados y se volvieron en cierta forma ausentes. Esos aspectos están relacionados con momentos traumáticos de inmenso desamparo. Al mismo tiempo, esa repetición puede aparecer como una chispa de algo que permaneció vivo, que quiere brotar, y que pide la “verdadera “  respuesta. (25)
Cuando los padres son incapaces de cumplir una función reflexiva y transformadora, el niño no puede reunir ni ordenar los datos perceptivos y cognitivos para enfrentar el mundo. Entonces su conciencia rudimentaria lo lleva a tomar sobre si la tarea que los padres no pueden asumir, se ve impulsado a hacerse cargo del sufrimiento de sus  padres, viviéndolo en forma fantasmática. En efecto, frente al vacío psíquico y la ausencia de palabras significativas sobre el sufrimiento, crea por sí mismo contenidos parcelados, fragmentarios, y se los apropia. De este modo se introduce en la constelación traumática de los padres, (26) 
En la adolescencia, otra vez frente al espejo nublado del vestuario, un joven Francoise continúa como portador de esa intranquilidad que lo acompaña desde niño. Pero ha de estallar la pregunta acallada tanto tiempo, y ha de estallar violentamente.
A los 15 años, Francoise en la escuela, mientras se proyecta un documental sobre los campos de concentración, asalta a  un compañero que se burlaba, lo derrumba y lo toma a puñetazos en una explosión incontenible.
Vuelve a su casa golpeado y taciturno, y Louise,  (el rol lo juega Julie Depardieu),  una vecina que lo asistía como fisioterapeuta desde que era pequeño y que lo ve desbordado de angustia en esa oportunidad, va a ser la que le provea la información oculta.
Justamente P.G. va a señalar el momento más significativo en la historia “La secuencia de la pelea (donde golpea al compañero que se burla del film documental sobre los campos de concentración y exterminio) es un momento trascendente de la existencia, sin el cual hubiera quedado del lado de los que callan o ríen”.
Puede pensarse, a través de Y.G. el rol jugado por Louise desde quien va a posibilitar un proceso.
El concepto de “metabolon” señala la importancia de la presencia de un tercero –madre, terapeuta, contexto- que permita la transformación de los aspectos más extraños y más terribles en fuerzas de crecimiento psíquico. En este sentido Frances Tustin explica:”El metabolon” es importante para asimilar esos estados pasionales y permitir un desarrollo psicológico apropiado y enriquecido, Está vinculado a la asimilación y la adaptación, al cambio. Está vinculado a la aceptación. (72)   
 En el film:  Louise, (¿metabolon?) (¿denunciadora del telescopaje?) pasadora de la necesaria información, permite que Francoise deje de estar agobiado por el secreto y al apropiárselo deje de estar a merced del enigma. 
Francoise puede entonces reflexionar: “Louise me contó lo que siempre había sabido”. “Había otra mujer y otro niño”. (Hanna y Simón) “Los habían borrado del mundo de los muertos y de los vivos”.
Aporta en ese sentido Y.G.
Las diferentes conceptualizaciones relativas a la identificación se insertan en carencias que existen en la generación anterior, en duelos interminables, secretos de familia, traumas individuales y colectivos. Judith Kestenberg describe un mecanismo que va más allá de la identificación y que llama “trasposición al mundo del pasado”. Esta expresión fue inspirada por la escucha, en el marco terapéutico, de los gritos angustiados de los hijos de sobrevivientes que no podían evitar vivir “en el pasado” y contenían dentro de ellos a los muertos. La “trasposición” al pasado de los padres no debe confundirse con la “identificación” con el pasado de los padres. Esta “trasposición” de la segunda generación se realiza como “salvaguardia” de los seres queridos que los padres perdieron para siempre durante la Shoa. El niño de la segunda generación penetra en la atmósfera del pasado, desciende al infierno de la Shoa y  cumple el papel de los diferentes miembros de la familia desaparecida. Vive así en forma inconsciente la ilusión de que está preservando a sus padres de enfrentarse con su pérdida irreparable, haciendo el trabajo de duelo en su lugar. J. Kestenberg habla en este sentido  de un “tiempo superpuesto” como un “túnel del tiempo”, en el que a  la coexistencia de dos realidades  se agrega una actualización artificial. (61)
La reconstrucción en esa etapa permite conocer datos sobre ese primer matrimonio del padre, Maxime, interpretado por Patrick Bruel. El día de su boda  con Hanna (Ludivine Sagnier) y en esa celebración precisamente, conoce al Tania (Cécile De France), de quien habrá de apasionarse. (Tania es la esposa del hermano de Hanna) (1936)
Su casamiento con Hanna y el nacimiento de Simón, se despliega simultáneamente al surgimiento del nazismo . Pero simultáneamente a la situación de la guerra en Europa se insinúa este drama familiar (con la atracción entre Maxime y Tania), advertido por Hanna, que va a precipitar la tragedia.
Maxime busca un refugio en el campo, para la familia, mientras están separados, desde París Hanna escribe: “Maxime, mi hombre, te extraño. Eres mi vida”.
Pero también antes de partir a su encuentro, y sabiendo que a dicho refugio también ha viajado y ya ha llegado Tania, se dice: “Ya todos están allí”
Maxime, que había dicho de Hanna el día de su boda: “Es solo una bella mujer que me dará muchos hijos”, por contraste se reconoce en el otro vínculo  como capturado por la presencia de Tania en su vida: Patrick Bruel, que juega el rol dice: “Tania no me deja pensar, no me deja trabajar, no me deja respirar, es un amor loco”, a través de una entrevista donde expresa como siente su personaje.
Las protagonistas de la historia dan cuenta de las diferentes facetas de lo femenino en  cuanto que Hanna centra su identidad en sus vínculos de esposa y madre. En una clásica escisión, Tania es la mujer independiente y exitosa que suscita la pasión libidinal. Y Louise, tercera como personaje femenino, será la que al revelar el secreto, permitirá que Francoise salga del enigma que lo atormentaba.
Puede concebirse una contradicción en las mujeres en donde coexisten los viejos mandatos con una necesidad de “ser sujetos activos de su destino”, más visible en Tania, en tanto que en Hanna se da lo que Irene Meler plantea como: “..por su dependencia del deseo del otro,  se deseo de ser, entra en contradicción con su deseo de ser amada”- Esta dependencia afectiva que forma parte importante de la subjetividad femenina le resulta aniquiladora.
Inés Castro señala los deslizamientos ideológicos que aún edifican la identidad femenina ligadas a la maternidad y la pasividad y obstaculizan el acceso a otros aspectos que son base de la autonomía, autonomía visiblemente ausente en Hanna. ¿Aspectos más presentes en Tania?
A su vez, Claude Miller refiere : Es una historia de amor de la clase media sobre la que caerá la catástrofe de un amor loco y a la que se sumará la catástrofe de la guerra.
Infancia difícil la de Francoise, sus padres vivieron una culpa que él percibía. Para el director del film “La escena más difícil: la del gesto suicida de Hanna. Es una Medea. Exige una dureza, frialdad, severidad”. C.M. reconoce su involucramiento en la tensión que requirió filmarla.
La actriz que la interpreta Ludivine Sagnier,  dice de su personaje: “Cuando me enveneno soy incontrolable. Tomaré la delantera en el drama y actuaré como se actúa en una tragedia. Lo que manda son las tripas, y hago lo posible por desaparecer de la vida de Maxime y Tania”.
As í a dos kilómetros de cruzar la línea que los pondría a salvo, ante una requisitoria de la policía, Hanna en lugar de mostrar el falso nuevo documento, presenta su viejo  en donde consta su condición de judía.  Opta por la muerte para ella y su hijo.
Desaparecidos Hanna y Simón, la relación entre Maxime y Tania se despliega, no sin conflicto, por el enigma de la decisión de Hanna, y la culpa consecuente. 
A su vez la intérprete de Tania, Cécile De France,  formula: “Es la historia de conflictos, contradicciones. No es gente mala. No es lineal, sino con meandros… “
Esa es la historia que Francoise conoce a través  Louise, que le permite decir: “Ahora que podía nombrarlos, los fantasmas me dejaron tranquilo”.(1955)
Y más tarde: Los fantasmas se volvieron mis amigos, y mis aliados con mis pacientes en su noche
Francoise encuentra a su padre (abatido por la muerte de su perro) como si todos los duelos se hubieran superpuesto.(¿La sombra de todos los objetos perdidos cayendo sobre el yo?) Le relata a su padre que pudo investigar y conocer el destino de Hanna y Simón, a través de un escritor que prepara un libro sobre los niños deportados. Así la información transmitida por Francoise intenta desculpabilizar a Maxime. El protagonista puede decir al fin: “Esperaba haber liberado a mi padre de su secreto”.
Un secreto que signó su vida y la de su hijo. Hijo que refiere que tiempo después, su madre que fuera bella y fuerte, quedó sin poder caminar ni hablar. Que el padre intentó acompañar esa etapa. Pero que al fin, decidió terminar con la vida de los dos.
Como absurda simetría en las decisiones que años atrás llevaran a la muerte a Hanna y Simón. Muerte por la que se opta, en ambos casos, cuando la vida se hace imposible de sobrellevar.
El epílogo da cuenta de que su decisión de escribir la historia se impuso años después, al encontrar medio oculto en la maleza, el cementerio de perros cuidado por la hija de Laval, el presidente de Francia que decidió la deportación y muerte de judíos. La voz que lee los nombres en las placas de los perros enterrados, continua leyendo otros nombres. Los nombres de los judíos asesinados, inscriptos en el monumento al Holocausto.
Bibliografía
Gampel Y.: “Esos padres que viven a través de mí. La violencia de Estado y sus secuelas”.  Paidos,Bs. As., 2006.
Grimbert P.: “Un secreto”. Tusquet, Bs. As.,2007
Meler I.: Identidad de género y Criterios de salud mental, en “Estudios sobre subjetividad femenina. Mujeres y salud mental” en Grupo Editor Latinoamericano, Bs As, 1987
Castro Inés: Psicoterapia de mujeres. Algunos aspectos relevantes, en en “Estudios sobre subjetividad femenina. Mujeres y salud mental” en Grupo Editor Latinoamericano, Bs As, 1987
Ana María Fernandez: La mujer de la ilusión.  Paidos, Bs As. 1994
Héctor Bonaparte: Mujeres y varones frente al sistema patriarcal, Homo Sapiens, Rosario, 1997
Telescopaje: Mecanismo psíquico por el  cual se produce un fenómeno transgeneracional, en que inconcientemente se transmiten de una generación a otra, los traumatismos producidos por la violencia socia.l






18  Texto sobre Congreso en Colombia

Mi profunda gratitud a todos los amigos colombianos: Carlos, Julián, Roberto, Clara, Mario, Yohana, Carolina, Adriana, Alejandro y los otros alumnos. A los otros disertantes y panelistas. A Luz María y Violeta.
Este texto intenta ser una síntesis de la experiencia en Colombia. Cabe señalar nuestra alegría por haber vivido estos días de encuentro y de trabajo, de la que este texto solo será un pobre esbozo. Mi recuerdo para todos los docentes y alumnos que nos acompañaron con entusiasmo. Mis disculpas a los que no nombro porque no llegué a conocerlos más.
Y disculpas también por la paradoja de esta crónica, en que conviven junto a sucintas referencias a lo conceptual, otros datos: lo registrado desde los afectos. Pero sucede que en la vida viene así, todo mezclado. De lo conceptual me he detenido en lo que más me ha convocado, aunque todos los aportes fueron valiosos. De los sentimientos, solo puedo decir que aún en la evocación, me siguen desbordando. 
19-11 Aropuerto de Ezeiza. Hacia Bogotá y a Neiva
Un caballero de traje, con corbata al tono, anteojos con montura de metal espera sentado con una gran cantidad de valijas a su lado. Casi a nuestros pies, acostados entre dos filas de butacas dos mochileros duermen.
Cuando llegamos a Neiva, confundo a Carlos con otro señor mayor.
Nos conduce al hotel. La callecita, a una cuadra de la plaza central es mágica. Músicos callejeros y negocios abigarrados. Me recuerda a alguna calle del barrio de Once, pero esta es peatonal y bulliciosa. Tal vez para un cuento de García Márquez. Todo está en oferta en esa callecita: jugos, frutas, comidas, ropa, películas, zapatos, botas, zapatillas, golosinas, adornos navideños…Es una gran feria al aire libre para disfrutarla con libertad.
El hotel en su decoración parece un escenario de Almodóvar. Diversidad en materiales y colores: piedras que remiten al yacimiento de San Agustín que me gustaría llegar a conocer.  Cuadros, vitrales, metales ornamentales. Nos gusta Neiva, se la ve viva, alegre, hospitalaria.
20-11- Primer contacto con la Universidad Surcolombiana
 Por la mañana Carlos nos busca para ir a la Facultad. Es la primera vez que escuchamos: ¿Le provoca un tintico? Y serán muchas… Es una propuesta honesta, no una invitación a la lujuria Quiere decir: ¿Quiere un café?
 Lo primero que me asombra es la soltura de los jóvenes. En una pared la letra de “Camilo Torres” que fue como un himno en nuestros 70. Me conmueve pensar como sigue formando parte del idealismo de todas las épocas.
Donde cayó Camilo
nació una cruz,
pero no de madera
sino de luz.

Lo mataron cuando iba
por su fusil,
Camilo Torres muere
para vivir.
Primer contacto con el grupo de alumnos. Saludos amables y sonrisas. Mi primer tema: Les hablo de la influencia de los condicionamientos de género y la salud mental de las mujeres. Las preguntas son muchas, pertinentes al tema, e iluminadoras de diferentes aristas. 
Carlos , Mario, Julián, Roberto, Clara, Guillermo participan con interés y gentileza de las exposiciones. 
Recién advierto que algunos de ellos, de estos profesores, no habían nacido en el 64, año en que me recibí. Los alumnos nos observan con interés. ¡Qué jóvenes son todos ellos!
Cuando charlamos más tarde se asombran de que haya una cantidad de frutas de la región que no conocemos en absoluto. Les parece increíble que no formen parte de nuestra flora.
Por la tarde Anahí cuenta sus experiencias del trabajo con mujeres y niños, a los integrantes del grupo Crecer.
Luego, al anochecer, pedimos a Mario el tiempo de su clase y amablemente nos lo cede. Proyectamos la película “Un secreto”. Coincide con la que él llevaba: “Blue” de Kieslowsky en que ambas toman el tema del duelo. Comentamos que roza con los planteos de André Green, autor con el que están trabajando. El debate posterior es enriquecedor.
Un alumno tiene dificultades en la motricidad. Desde su silla de ruedas sigue atentamente los comentarios. Trabaja adiestrando perros para servicio. Lo acompaña una perra hermosa de pelo castaño. Piensa preparar su tesis de pregrado con ese tema: el auxilio que pueden brindar los perros entrenados para ese fin.
21-11 . Sigue la tarea
Refiero mi trabajo sobre Experiencias clínicas por la mañana. Cuando le muestro en mi celular la fotografía de mi perra Huan al alumno que trabaja en adiestrar perros de servicio, que se ha dispuesto cerca del escritorio, él le dice a Carlos medio en broma y refiriéndose a mí: -Ahora sí que ella  me gusta.
Así sucedió que mi perra Huan, aún solo a través de su fotografía había logrado una adhesión, que de otro modo no se hubiera dado o hubiera sido más trabajosa.
Luego vamos con Roberto a una reunión de mujeres de diversos grupos (desplazadas, afrodescendientes, campesinas, de los pueblos originarios, de los movimientos de DDHH, maestras) que se están capacitando para intervenir en las tareas que se propongan como Movimiento de Mujeres. Anahí señala lo innovador y positivo de ese modo de funcionamiento.
A la tarde Anahí trabaja sobre las familias actuales.
Damos un paseo vertiginoso con Liliana, una profesora que nos lleva con Magdalena y Guillermo.
Cuando Magdalena escucha que Anahí me llama mamá y descubre nuestro vínculo dice: -Son madre e hija! Qué envidia! Cómo me gustaría trabajar así, como ustedes, con una de mis hijas… 
Y este es un tema central de la experiencia: haber compartido estos días y noches con mi hija, me llena de alegría y de orgullo. Me dio la posibilidad de verla bajo otra luz y conectarme desde otro lugar, y eso fue estupendo.
Con Pablo, mi hijo varón, había compartido otras cosas: El viaje a Córdoba cuando fue invitado por la Facultad de Psicología, el ciclo del grupo Giros, la clase en la Facultad de Bioquímica de Rosario. Y fueron buenas experiencias. Pero esta implicará compartir diez días, el esfuerzo del trabajo académico y la recreación, juntas todo el tiempo.
22-11 Empieza el Congreso
Las egresadas y alumnas que participarán con ponencias están radiantes. 
Magdalena presenta su ponencia y nos regala un concepto de su autoría: Violencia patrimonial y  corrupción marital, en el abuso de poder implícito en el desconocimiento de los Derechos Económicos de la mujer. Convoca a reconocer dicha forma de violencia. A reconocer la  interseccionalidad de esta violencia con las otras.  Es preciso reconocerla para  avanzar a una familia igualitaria. Subraya el logro que implica para las mujeres tener bienes  a su propio nombre y destaca la importancia de la Posición de Resguardo, imprescindible en todo proceso cuando se hace necesaria una negociación. 
Luego presenta su trabajo original e interesante Carolina Solano Cárdenas sobre Violencias contra las mujeres privadas de libertad. 
Leo mi ponencia sobre Ferocidad en lo materno y Paterno en la familia tradicional.
. Ángela María Estrada. Su trabajo me convoca a una reflexión.
Los comentarios sobre la posibilidad de pasar de Víctima a sobreviviente, en relación a la problemática de la violencia,  marcan el eje más importante de la exposición. Pone en la capacidad de resignificar lo vivido, la tarea  que permita narrar la violencia como “un hecho que acabó con mi vida o que me dio la posibilidad de reinventarme”.
“Un hecho me determina si yo establezco que me determine, o no me determina si yo decido que no me determine”. Su postulación me lleva a asociar con la canción de Vicentico que dice:
Los caminos de la vida, 
no son los que yo esperaba, 
no son los que yo creia, 
no son los que imaginaba 

Los caminos de la vida, 
son muy dificiles de andarlos, 
dificiles de caminarlos, 
y no encuentro la salida. 
Como si lo que Ángela María nos estuviera diciendo es sobre la necesidad de seguir buscando esa salida. 
Por la tarde Anahí es una de las integrantes del panel sobre Prevención de las violencias de género en la escuela.
Continúa Roberto Cortés Polanía con el tema de las concepciones de respeto en la violencia de pareja y la autoridad de la justicia.
Al final de la jornada, algunos asistentes realizan aportes y consultas: Una mujer, integrante del grupo Franciscano Paz y Bien, me cuenta su trabajo en un barrio, al que intentan llevar el mensaje de no violencia. Otra me muestra una noticia en la que un sacerdote francés, partidario de la ordenación de mujeres ha debido soportar sanciones, por el espíritu conservador de su Congregación. El ambiente es de solidaridad y colaboración.
En el parque de la Universidad, un grupo de alumnas de arte despliega una performance con representación de la canción de Amparo Ochoa: “Mujer si te han nacido las ideas, de ti van a decir cosas muy feas…” Música y coreografía se combinan. Esa canción era nuestra música de fondo en los encuentros Nacionales y Regionales. Me emociona escucharla, mientras veo el despliegue de las figuras que las jóvenes realizan. Son unas 20, con el torso desnudo y pintado. No alcanzamos a escuchar los textos, pero toda la puesta tiene una gran fuerza. 
Mujer Si te han crecido las ideas 
de ti van a decir cosas muy feas 
que, que no eres buena, que, que si tal cosa 
que cuando callas te ves mucho más hermosa 

Mujer, Espiga abierta entre pañales 
cadena de eslabones ancestrales 
ovario fuerte, dí, di lo que vales 
la vida empieza donde todos son iguales 
Angela Jean, o antes Manuela 
mañana es tarde y el tiempo apremia 

Cena con Carlos y familia en un bello lugar rodeado de jardines. Luz María es hospitalaria y gentil. Y Violeta encantadora. Inmediatamente traba relación con Anahí, conversando sobre sus vidas.
23-11. Cerrando la epopeya
Conferencia de Yohana Rivera, ilustrada con hermosas imágenes, en su original planteo de la identidad femenina pivoteando entre los arquetipos de Eva y María, y la lucha por cuestionar dichos referentes.  
Yolanda Puyana refiere su tema sobre Violencia y masculinidades. 
Su referencia a la conexión entre violencia y masculinidad, como aquel que ha de tener “las manos libres y las armas listas” se define como las modalidades de “ser hombre” que se subrayan.
Establece la relación entre esta manera de construir identidades como un entramado en las instituciones militares y paramilitares en Colombia. ¿Solo en Colombia? Así las otras violencias de las que nos ocupamos, como las violencias de género no se han registrado como problema de DDHH. Como si la masculinidad agresiva fuera la masculinidad hegemónica. También se remite a los cambios culturales que crean inseguridad y llevan al varón de nuestros días a interrogarse ¿Quién soy? ¿Adónde voy? ¿Cómo lo hago? Preguntas claves en una tarea de reconstrucción crítica de las masculinidades que aún está pendiente.
Comento mi texto sobre “Opresiones de género”. No alcanzamos a escuchar el texto de Carlos Zapata Bohórquez, pero escuchamos elogios posteriormente.
Luego del almuerzo descansamos un momento. 
A la tarde desarrollo el trabajo sobre Sabina Spielrein. A Julián le interesa y se lo cedo.
Conferencia de Adriana Parra sobre la relación madre-bebé.
Anahí cierra el Congreso con su trabajo sobre Violencia y salud mental de las docentes.
Los integrantes del grupo Crecer preparan un agasajo y quedamos charlando con ellos.
24-11. Chau Neiva, un fuerte abrazo.
Carlos nos lleva al aeropuerto del que partiremos a Bogotá. Nos ha cuidado como un padre, y como un padre nos deja partir con su bendición y con el compromiso de volver. Muchas, muchísimas, infinitas gracias amigo.
María del Carmen Marini, 6 de diciembre de 2012.

19   XI Jornada Nacional de Historia de las Mujeres y Vi Congreso Iberoamericano de Estudios de Género. San Juan. Comentarios. 20192
Línea investigativa sobre sexualidad y género en la disciplina de Trabajo Social. Nora Das Biaggio                     Subjetividad poder, género y sexualidad en 3 estudios
1- Relaciones de género en la prostitución
2- La madre de la niña incestuada. Subjetividad y poder desde un enfoque de género
3- Las prácticas profesionales en situaciones de incesto. Género, generación y poder en la construcción de subjetividad.
Mirada intergénero que también comprende las relaciones intra género e intergeneracionales. El incesto como ataque al orden genealógico.
Visiones esencialistas en sanciones a la madre supuestamente cómplice o entregadora. Arrasamiento infantil, impunidad por desinculpación del varón incestuador. Posibles por la magnitud del silencio y el secreto.
Prácticas profesionales en situaciones de incesto: eximición del varón por aceptabilidad de sexualidad masculina. (Desde el Emilio- Sofía, hasta las notas periodísticas actuales. Caso sobrina en Pto San Martín)
Nominaciones que escamotean el fenómeno incestuoso. Lo innombrable. Tabú de nombrar que habilita el hecho. Voces profesionales que amputan la connotación sexual.
Incesto y proyecto de género para niñas pobres en el campo de la Salud Pública. Isela Firpo                                             Conocer las prácticas profesionales en situación de incesto: prenociones, abordaje, intervenciones, repercusión. Transformación en investigadores.
Hospital Materno-infantil de Paraná y Juzgado de Familia de Diamante. Visión sobre Salud y Justicia como campos profesionales y visión sobre el problema del Incesto.
8 Hrias Clínicas, 8 Expedientes judiciales, 8 entrevistas a profesionales y  una Jornada de Reflexión.                                             Incesto como práctica política totalitaria. Nombrar sin eufemismos como acto político ya que reclama ser nominado como tal porque implica la expulsión de las niñas del orden genealógico.                                                 Indiscriminaciones en Documentos que se distancian de lo que ocurre.                                                                                              Indiscriminaciones en el modo de nombrar al incesto, diferencia en el número de casos oficializados y sucedidos, indiscriminación por sexos.
Mirada homogeneizante, lo no dicho como iatrogénico. Proyecto de género implícito.
Sobre la memoria y el rumor. Coexistencia de documento oficial y archivo de la memoria. Esa memoria a contramano de  la interdicción discursiva, como grieta o mecanismo de resistencia.
Tabú regula los discursos profesionales y desinforma sobre el incesto, coadyuvando a la continuidad del mismo.
Tarea pendiente: horadar el silencio y el secreto desde un nosotros conformado por profesionales y víctimas.





20 Comentario sobre  CRECIERON LOS ALAMOS de Clara Rozín 2013

Nos encontramos ante el planteo de un enigma y también ante una reflexión sobre la condición humana. Una condición humana atravesada por l historia. Así junto al propósito de quien necesita develar un secreto familiar, se despliega la turbulencia sociopolítica de los años  de dictadura en Chile y Argentina, países hermanos en más de un sentido. 
La autora nos dice: “es una novela totalmente inventada” y yo, me permito confrontar esa afirmación con la posibilidad de que los hechos relatados, bien podrían haber sucedido, en éstos, nuestros tiempos castigados, y en esta Latinoamérica, cuyo dolor se acalló durante tanto tiempo.
Clara escribe a través de Ramón: “El sobreviviente del silencio un día se da cuenta de que el silencio se ha vuelto de acero y sobrevive o muere y él sobrevivió, pegó un manotazo, se aferró a la tabla de salvación en el saxo de Charlie Parquer, en el contrabajo de Tommy Potter, en el piano de Duke Jordan o John Lewis, literalmente el jazz lo salvó.” Y me pregunto, ¿quién de nosotros no es un sobreviviente? ¿cuántos de nosotros sobrevivimos a silencios asesinos y debimos construirnos argumentos para poder seguir? En la música él se dice (nos dice)  encontró la fortaleza para resistir, mientras monologa dándose explicaciones a sí mismo. 
En una de sus reflexiones, el otro protagonista, Lorenzo, dice : “Cada vez me convenzo más de que el mundo es siempre el mismo, en cualquier lugar donde te encuentres, las personas que lo habitan dicen lo mismo en otras lenguas, con otras tonadas, las palabras emergen y configuran el discurso y hay discrepancias y desavenencias y desconformidad pero también puede hallarse en el discurrir sensatez, sabiduría, coherencia.”
Ambos han vivido, para poder continuar, como en sordina para eludir el dolor. Y tal vez a todos nos ha sucedido usar esa estrategia, hasta que, alguna vez advertimos, con asombro y con nostalgia como en el relato,  que los álamos han crecido.
Ese crecimiento de los álamos como una metáfora del tiempo en que estuvimos en vida latente, en el refugio de ese silencio, sin advertir que los álamos no nos necesitaron para crecer, porque la vida opacada en nosotros, siguió pujante sin esperarnos y  ya es momento de despertar.
“Álamos afincados a la tierra que es de ellos, tan seguros…”, pero contrapuestos a las fotos “que no saben, aun no conocen las trampas del devenir que se instalan como gnomos en las agujas del reloj, dejando apenas un chisporroteo en la memoria, el recuerdo del instante fragmentado y parcial, el pasado, travesía de un tiempo que se ha ido y que misteriosamente acabó.”
Álamos y fotos como testigos. La fotos como documento de lo que fue, los álamos como señal implacable del tiempo transcurrido.
Que lo lleva a sentir a Lorenzo la necesidad de descifrar el enigma, puesto que: “él sabía que el futuro albergaría el ayer y el presente y si no saldaba esa deuda consigo mismo se volvería con el andar del tiempo desconfiado, quisquilloso y la memoria sería un muro que lo despertaría en la oscuridad con pesadillas desarticuladas convirtiéndose en un trastorno, un quiebre en los afectos.”
Convocatoria, interpelación a la memoria que llega con fuerza para subrayar que lo escamotado por el olvido no desaparece, sigue pulsando y exigiendo respuestas desde la sombra. Que encontrarse con aquello que conforma nuestros secretos es tarea ineludible. Que si queremos estar totalmente vivos deberemos tener la valentía de indagarlo e incluirlo. Que si queremos estar totalmente vivos (y no solo ser sobrevivientes) deberemos salir de esa coartada contra el dolor, en que no se podía registrar la vida, en que no se podía mirar el crecimiento de los álamos. Deberemos ser capaces de constatar con todos nuestros sentidos el despliegue de ese tiempo, que es el nuestro.
María del Carmen Marini – enero de 2013




21  Comentario al ensayo LA NIÑEZ ATACADA, de Domingo Caratózolo 2013

El texto me parece impecable en la descripción de los sucesos que hacen al “ataque a la niñez” desde la perspectiva psicoanalítica. 
Puedo aportar algunas reflexiones desde una mirada complementaria:
1- El lugar del sentimiento de propiedad (pág. 5) que parece desplegarse en el vínculo amoroso, creo que opera de diferente manera en varones y mujeres. Las teorías de género plantean el acceso a la condición de sujeto libre, autónomo “para sí”, le vienen dadas al varón en nuestra sociedad de forma contundente, así como la convicción de ser sujeto de derechos (entre ellos en derecho de propiedad). En la subjetividad femenina, ese sentimiento de propiedad que el varón suele sentir respecto de “su mujer” creo que en ellas se despliega más en relación a “sus hijos” reconocidos como tarea y compromiso, pero que la sigue ligando como mujer  a “ser para otros”. 
2- La intolerancia a la inclusión del tercero –parejas que se niegan a tener hijos (pág. 6/7) es una cuestión que me hace pensar en dificultades en el acceso a una cierta maduración ¿genitalidad adulta? Tengo la impresión que es algo que nos interpela y  que vamos a ver con más frecuencia y reivindicada como libre elección, en estos tiempos de modernidad líquida. (Bauman)
3- Respecto a los ejemplos: En el caso F “Se suicida tras degollar a su hija de dos años” cuestionaría que se trata solo de “crimen pasional”. Esa terminología está siendo reemplazada por la expresión “crímenes de odio” Hay allí un asesinato que es el filicidio, concretado en el asesinato de la niña. Pero sucede que además de filicidio, ese en particular se puede nominar también femicidio. (Expresión extrema de la misoginia)
En éste y en el caso de Bélgica, además de las muertes de hijas/os habría también un femicidio  ¿simbólico? ¿parcial? respecto a las dos madres destruyéndolas corrosivamente en el propósito de castigarla a través del daño operado sobre los/as hijos/as,  tal como señalás. (15/16)
4- Respecto al abuso sexual como atentado subrayaría:   “Estas posibilidades de abuso están arraigadas en la cultura desde tiempos inmemoriales, pues se considera a los padres, y especialmente al padre como capacitado para educar y corregir a sus hijos, empleando los métodos que crea convenientes para regimentar la agresividad y la sexualidad de éstos y como paterfamilia su autoridad no puede ser discutida en la privacidad del hogar.” 
Estas posibilidades de abuso son por tanto producto del patriarcado que ha constituido estas formas de subjetivación .
5- Si bien podemos pensar en la particular psicopatología ¿perversa? del abusador, también vale categorizarlo como “hijo sano del patriarcado” (26)
6- Así coincido en tu Resumen, en la descripción de la incapacidad en algunos padres de “anidar”, como consistentes con estos modos de ataque a la niñez, y agregaría la necesidad de revisar formas de constitución de vínculos amorosos, de matices de la filiación, de la constitución de las nuevas familias, así como los modos de asumir los compromisos que nos competen.

Y en el glosario incluiría: Patriarcado, misoginia, femicidio, androcentrismo. (Pero sería otro enfoque ¿no?)

Muchas gracias por compartirme tu ensayo, muchas gracias también por habernos incluido a mi gran amiga Liliana y a mí en el mismo.

Un gran abrazo

María del carmen



22  TRABAJO SOBRE EL NAZISMO EN EL CINE 2014

El antes, durante y después del nazismo en:
“Competencia desleal”, “Good”, “Llegaron los turistas”

“Competencia desleal” 2002
Director: Ettore Scola, 1931
Guionistas: Furio Scarpelli, Ettore Scola, Giacomo Scarpelli, Silvia Scola
(Furio Scarpelli y Ettore Scola trabajaron en el guión con sus hijos Giacomo y Silvia)

Dos vecinos, un sastre católico y un mercero judío, viven en conflicto por razones comerciales. Sus hijos menores son amigos, los mayores están noviando, pero la irritación entre los jefes de familia crece, hasta desencadenar una pelea. 
Se promulgan las leyes raciales de 1938 y afectan a la familia de religión judía. La película narra el proceso por el que el protagonista, el comerciante católico va tomando conciencia de la irracionalidad de lo que sucede y pasa del antagonismo a la solidaridad. 

En “Competencia desleal”, refiere Scola en una entrevista, se propone “redescubrir los diferentes rincones de la memoria, que permanecen alertas como la mirada del niño que verá partir a su mejor amigo”. 
La “culpa italiana” que aborda el film es la que acompañó la inercia ante la aplicación de dichas leyes y a la erradicación en guettos de los  vecinos judíos. 

El relato surge de la voz de ese niño, que es el que narra y dibuja sus impresiones, que habla de lo que va sucediendo, en ese barrio romano en 1938. 
Que también habla de sus tíos. Uno hermano del padre, otro hermano de la madre. 
El hermano del padre, Angelo, es la voz de la denuncia del proceso que se inicia y sus despotismos y arbitrariedades. El otro de los tíos, Peppino, hermano de la madre, es “vago y buen bailarín”, Ese personaje es el de un joven cuya vacuidad encuentra en la incorporación a los “camisas negras” el único lugar posible de inserción.
Alguien a quien la falta de capacidades, de identidad y de proyectos embarca en un espacio de reconocimiento: el fascismo al que adhiere, que le provee de  una sensación de poder y autoestima. Este personaje entra fascinado por la jerarquía que le depara esa pertenencia, dada su inutilidad para obtenerla por propias capacidades.
Entre ambos el padre del niño, Umberto acusado por su hermano de pertenecer a “la mayoría silenciosa”, a quien se lo ve en un proceso personal que pasa de la enemistad con su competidor, el mercero Leone, hasta la resonancia con él. De esa pasividad al reconocimiento de su equivocación. Cuando el hijo mayor dice de sí mismo (por su cobardía en defender a su novia judía) : “Soy un idiota”, Umberto acota: “En estos días abundamos”. 
La implementación de las leyes raciales que se van imponiendo y el film ilustra, agudiza el malestar y preanuncia lo que vendrá. Según ellas los profesores judíos no podían dar clase, los médicos y abogados no podían desempeñar sus cargos, los niños no podían asistir a la escuela pública, Le son confiscadas radios, máquinas de escribir y no pueden tener empleados “arios”.

Las intervenciones de Angelo, van marcando la intensificación de una opresión que él señala. A la muerte de un colega judío, supuestamente suicida después de su exclusión de la escuela en que enseñaba, y con la pena y culpa subsiguientes dice: “Antes del después, siempre hay un principio. O tenemos el coraje de  mantener nuestras convicciones , o no.”
En ese momento llega Peppino, enfundado en su uniforme negro, haciendo ostentación de su nuevo rol y Angelo dice con sarcasmo: “-Mejor él, coherente, sin coartadas, indómito, inevitable…”
Peppino, prepotente desde su nueva inscripción, desde el poder que vicariamente le da pertenecer al fascismo, ordena prepotente: “Crispina, un café”.

Los niños de  ambas familias son amigos y compañeros de escuela. Comparten su cotidianidad, tareas, paseos, la admiración por una bella vecina y el aceite de hígado de bacalao, (frecuente en esos tiempos) compensado por pastelillos, que como golosina preparaba la empleada católica totalmente integrada a la familia judía.
Las reflexiones de los niños, Petruchio y Lelé, van desde las preguntas sobre la invasión ideológica del fascismo: “¿El duche hizo la Fontana de Trevi?”, “¿El Duche es Dios?”, al desconcierto por las medidas que van despojando de sus derechos a las familias judías, y afectando sus vidas. Estas medidas culminan con la prohibición de asistir a la escuela pública de Lelé.
Es la primera vez que Petruchio, el cronista que con sus caricaturas va reflejando situaciones y personajes, queda impotente ante la página en blanco, sin poder dibujar el drama de la ausencia de su amigo.
Faltará aún el momento de la despedida, en que Lelé parte en un carro con su familia hacia el guetto, y él lo sigue con la mirada diciéndose: “-No hay nada que hacer, cuando tomas aceite de hígado de bacalao, se convierte en tu amigo para siempre”.


“Good” 2008
Dirección: Vicente Amorín, 1966
Guión: John Wrathall
Adaptación de la obra teatral de C.P. Taylor

Narra la historia del profesor de literatura John Halder, un “buen hombre”, un anti héroe en involución ética, desde que convocado por el Reich, para escribir un ensayo humanitario sobre eutanasia, va incorporándose en grados cada vez mayores de compromiso al nazismo. Su mejor amigo, un psiquiatra judío que solicita su ayuda, choca con su impotencia y cobardía para hacerlo salir del infierno.
Es recién con el grado de capitán de los S.S., que este “buen hombre” toma la dimensión de las consecuencias de su pasividad, su aceptación y su complicidad.

En “Good”, se narra precisamente como ese supuestamente “buen hombre”, profesor de literatura y padre de familia,  se va deslizando en un proceso inevitable. 
El protagonista, al principio del film, desbordado por las circunstancias de su propia vida, es alguien que va siendo capturado para quedar envuelto en una telaraña. 
En una de las escenas iniciales se lo ve en medio de un caos hogareño, cocinando para sus hijos, mientras su esposa, absorta en el piano al que parece aferrada como a su tabla de salvación, se disculpa por su impotencia para asumir las responsabilidades cotidianas. La madre del profesor, gravemente enferma lo reclama a gritos desde el piso superior y llega el suegro que le reprocha su resistencia a afiliarse al partido. 

Como contrapunto a ese escenario psicótico, se lo ve en la escena siguiente en el estrado, dictando clase en la Universidad y reflexionando, “sobre la memoria y la culpa”. 
Hay señales de lo que se avecina cuando en medio de esa clase el tumulto de la quema de libros lo interrumpe. 

En medio de su agitada y triste vida, una de sus obras de ficción, que había sido aquella por la que lo convocaran al Reich y le encargaran escribir un ensayo, llamada “El derecho a la vida”, es adoptada por sus consecuencias revolucionarias, por el régimen nazi para hacer con ella un film y justificar la eutanasia. 
John no advierte la maquinaria destructiva, de la que ha entrado a formar parte hasta que es demasiado tarde. Como una “ruedecilla más” del demoníaco engranaje tan bien descripto por Hanna Arendt, para describir la banalidad del mal, no toma la dimensión de su responsabilidad hasta que los trenes, los hornos, las barracas, la destrucción irracional lo ponen de frente a la tragedia.

Es seducido por el honor que se le dispensa desde el Reich, (es designado miembro honorario) tanto como por una joven alumna, con la entabla una relación amorosa. Ella es ferviente admiradora del nazismo, “Siente esa energía”, “Algo que hace feliz a la gente no puede ser malo”. A partir de esto las objeciones de John caen y comienza un camino sin retorno.

Paradójicamente la imagen que le devuelve su primera esposa (a pesar de la separación) no favorece ningún cuestionamiento. “Siempre haces lo correcto”, “No soporto que mi padre piense mal de ti”, “Tus hijos están tan orgullosos”. 
También la madre lo confirma cuando le dice: “Eres un chico tan bueno”. La madre, que en soledad declinará hasta la muerte.
Solamente un amigo, Maurice, decepcionado por la adscripción de John al nazismo le expresa su disgusto y se distancia. Es el que buscará su ayuda para salir de Alemania, cuando empieza la persecución a los judíos.

John Helder ha escalado a Capitán, su novela, que escribiera años atrás, se está filmando, su cargo como consultor en hospitales, marca lo meteórico de su ascenso.
Pero la muerte de Von Rath que precipita la noche de los cristales rotos, imprime un viraje a su vida.
Intenta ayudar a su amigo Maurice, la conciencia lúcida que había desoído, pero ya es tarde. 
En la búsqueda de su amigo llegará a descubrir que fue su joven alumna, convertida en su segunda esposa la que lo entregó a la S.S. la fatídica noche. Ella fue la delatora de Maurice que lo condena a ser capturado.

Valiéndose de su cargo, John llega hasta el campo de concentración en Silesia,  al que supuestamente su amigo fue destinado.
Y recién allí toma la dimensión de la tragedia.

Los trenes que cruza en el camino, los prisioneros cavando fosas, las chimeneas de los hornos funcionando a pleno, la orquesta de prisioneros que acompaña a los que ingresan a las cámaras de gas, forman parte del escenario dantesco donde ese hombre supuestamente bueno despierta.

La música de Malher que ellos ejecutan es la que John había alucinado. La había alucinado en momentos diferentes de su vida: la primera vez ante los operarios que estuvieron en la quema de libros cuando remueven las cenizas, la segunda en la escena en que termina la filmación de la película con la que se consagra y a la que el asiste, con su segunda esposa embarazada. La tercera  la noche de los cristales rotos y los desmanes en que busca a Maurice. Alucinaciones que fueron parte de una realidad paralela, que recién toman cuerpo y sentido en ese momento en el campo, en que con la mirada extraviada deambula entre las barracas sin terminar de comprender, de que cosa es que él está formando parte. 
La historia del protagonista es la de alguien en involución ética, que metaforiza el descenso moral del pueblo que empieza aceptando la discriminación y termina enviando a millones a las cámaras de gas.

Y la mayor ironía está en el nombre elegido: el hombre descripto como “bueno”. Requiere un esfuerzo pensar en lo que ha quedado oculto lo que nos haría advertir otra faceta, implícita pero escamoteada.
Queda para construir por el espectador una versión completa que lo incluya en las responsabilidades sugeridas en el film, pues lo malo, en él (la pasividad, la complicidad), no sale a la luz, no está subrayado. Debe ser deducido a partir de señales, apelando a la reconstrucción de los hechos.

Hay en el film, dos viajes en auto, que parecen significativos. El primero, iniciando el film, en que se lo ve con la inquietud de haber sido citado ante las autoridades sin saber el motivo, marca un momento. Aquel en que se pone en marcha la mecánica que lo incluirá en el nazismo. El segundo, cuando viaja ya como Capitán SS, a Silesia en busca de huellas de su amigo, marca otro. El de la angustia de  descubrir el callejón sin salida al que ha llegado. Es posible que ambos viajes metaforicen otros. Aquellos viajes que en su interioridad se van desplegando para que llegue al punto en que con incredulidad, caminando el campo de muerte  como un loco se diga: “Esto es real”.

El director dice al respecto: “Basta con dar el primer paso. Cuando uno toma una decisión equivocada, siempre hay consecuencias”. Coincidente con Angel, el personaje del maestro crítico en “Competencia desleal”.
“Antes del después, siempre hay un principio. O tenemos el coraje de  mantener nuestras convicciones , o no.”

“Vivimos sin explorar lo que hay alrededor, empujado por necesidades personales, y así posibilitamos la tragedia”.
 Imposible predecir los efectos devastadores de la complicidad de hombres y pueblos a la irracionalidad despótica de un líder mesiánico.
John Helder el “buen” hombre que puede ser tomado como metáfora de un pueblo al que la pasividad sumió en uno de los dramas del siglo XX.



“Llegaron los turistas” 2007
Director: Robert Talheim, 1974
Guionista: Bernard Lange. Hans C. Schmid
Sobre novela de Bernard Schlink

En el tercer film “Llegaron los turistas” me centraré en el personaje del joven, Sven, que llegado a Auschwitz inicia un proceso de concientización del significado del lugar  y de la historia allí transcurrida, de la cual el anciano, Stanislaw, al que va a acompañar, es un testigo implacable. 

Sven., el joven, debe asistir a un anciano sobreviviente que reside allí y trabaja en la conservación de las maletas de los prisioneros asesinados en el campo y que están en el Museo, y también en dar clases sobre lo que fue el campo a los contingentes de estudiantes que llegan al lugar.
La relación entre ambos es áspera al principio, hasta que el joven va descubriendo la inhumanidad de lo que fue el campo, a través de los relatos del anciano, y la prolongación de aquel desprecio en la industria turística montada en la actualidad. Al punto que cabe la duda respecto al deseo de hacerse responsables desde la memoria histórica, o simplemente montar un negocio más.

Sven, el joven berlinés va a descubrir en Polonia su propio papel en la preservación de dicha memoria histórica.

En una de las visitas guiadas se les pide a los estudiantes que refieran sus   impresiones de alguno de los lugares visitados y el sentimiento que les genera, y una de las jóvenes dice que le impresionó “la sala 6 donde vio en vitrinas ropas de niño, entre ellas unos pantaloncitos, la chaqueta y las medias. Le generó una sensación de desamparo y el deseo que ese pasado jamás se olvide.”

Pero la mirada de Sven va pudiendo registrar también, la indiferencia y el desprecio sobre el pasado de los campos, de parte de quienes apuestan a una reconversión en destino turístico y a  la reinstalación de fábricas. 
Como recién llegado y después de la hostilidad que recibe como alemán entre polacos, empieza a advertir la presencia de aquel pasado, generador de resentimiento, que aún hoy tiene sustento. 
“Pregúntale si su abuelo trabajó aquí” escucha como broma macabra de uno de los amigos del anciano. Deberá atravesar un proceso de aprendizaje para hacerse cargo de la memoria y lo que ésta implica.
El anciano portador de los recuerdos incómodos es que lo conducirá en este camino.
Cuando los estudiantes que piden ver los números impresos en su antebrazo, y uno comenta: “Casi no se ven”, la respuesta sarcástica del viejo es: “Es que no los hice renovar”.
Y cuando decide renunciar a su misión de testigo histórico, sobreviviente del campo, Sven insiste en que allí lo necesitan,  el viejo dice con amargura e ironía: “Que les muestren la lista de Schlinder. Es más impactante”.
Son estas cuestiones las que van afectando a Sven.

El anciano en una de las charlas a estudiantes refiere que vino de Tarnov a un campo de 9.372 prisioneros. Y que de los 102 de Tarnov sobrevivieron 4. Por su perseverancia en quedar a vivir en el campo, y acusado de terquedad por su hermana, el explica a Sven: “Yo debo quedarme aquí. Tengo una obligación. No entiende que aquí me necesitan…” Es la primera vez que se dirige a Sven sin aspereza ni arrogancia y que agradece al joven su compañía.
En la disertación para unos pasantes de una fábrica reciclada, en la inauguración de un monumento a Auschwitz, cuenta sobre su experiencia como prisionero: “Solo nos juzgaban por el valor que teníamos para ellos” (en ese campo de trabajos forzados, en base a ello se decidía la muerte o la vida de los prisioneros) Cuando está hablando es interrumpido por la Directora.
Cuando Sven le dice: “Debió dejarlo terminar. Solo necesitaba hablar un poco”, ella replica: “No todos pueden lidiar con el pasado como tú”.
Y cuando el joven conecta aquel pasado a la situación del presente, en que también en la planta se han despedido trabajadores polacos cuando no les sirven, ella se incomoda y considera la comparación “de mal gusto”.

El anciano es relevado la tarea con las valijas, quitándolo de uno de los lugares de pertenencia. Queda despojado de una tarea que los museólogos califican como de conservación y él realizaba como tarea de restauración, Y vale considerar el matiz de esas palabras. (No es igual conservar algo igual, momificándolo, que intentar la reparación de lo que quedó dañado)

Sin esa tarea con las valijas y saboteado e interrumpido en sus charlas, decide  dejar el campo donde transcurrió su vida.
En la última conversación con Sven, el viejo relata:
“Sólo teníamos una hora para sacarle las maletas y los bolsos a los que estaban en la rampa. Yo le prometí a esa gente que recuperaría sus maletas…”

Al advertir la falta de respeto por lo vivido, y por las secuelas de un desgarramiento no cicatrizado, el joven toma partido por la memoria.
Es entonces que Sven retrocede sobre la decisión tomada de irse  también él, y ya en la Estación y listo para partir, vuelve sobre sus pasos al acompañar a un grupo recién llegado e indicarles (él que ya sabe sobre la comunidad, desde lo vivido) donde está el Centro  Juvenil donde se alojarán.
Quedan las palabras del profesor que guía a al grupo cuando como a modo de cierre dice: “Nuestra civilización será juzgada por como lidiemos con este período oscuro de la historia”.

* * *

Pueden establecerse entre estos Films algunas conexiones, que tal vez hagan más abarcativo su sentido.

1-¿Por qué  digo antes, durante y después del nazismo?
Creo que “Competencia desleal” refleja los prolegómenos en Italia, de lo que sería el avance del nazismo en Europa. Se inicia en 1938 y culmina con la salida de la familia judía hacia el guetto.
Éste se muestra en su fuerza y despliegue en “Good”, sobre todo en las escenas finales, en 1945 que muestran al Capitan Halder, que insistía en seguir siendo llamado “profesor”, deambulando por el campo de concentración de Silesia con la extrañeza y la mirada de un loco.
Y “Llegaron los turistas” transcurre en los años actuales y remite a lo que ha quedado pendiente como deuda  de Alemania y de la humanidad a lo que fueron los campos de exterminio.
 
2-Elegiré para centrar la atención en algunos de los personajes de estas tres películas.

En “Competencia desleal” así como en “Llegaron los turistas”, los directores de ambas, Ettore Scola y Robert Talheim, refieren situaciones de su biografía que coinciden con las de los protagonistas.
Ettore Scola, nacido en 1931, en ese pasado en el que se desplegó el fascismo, vivió la experiencia de exclusión de un compañero de escuela, por las leyes raciales del 38 en Italia, tal como sucede en su film. 
El otro, Robert Talheim, nacido en 1976, cumplió en 1996, con el servicio civil obligatorio (optativo al servicio militar) en la Alemania actual, que es lo que acontece al protagonista de su historia.

Lo traigo porque parece interesante considerar que es desde su propia biografía que estuvieron motivados para filmar.
En una reciente entrevista, Ettore Scola  interrogado sobre esta película afirma su convicción sobre el racismo que aún hoy impera en Europa. Y en lo particular expresa su decisión de no volver a filmar, mientras Berlusconi esté en el poder. 
Luego, cabe para esta afirmación recordar lo dicho por Adorno; “No se puede escribir poesía después de Auschwitz”, a lo que muchos respondieron que más que nunca habría que hacerlo, solo que hacerlo no de la misma manera, sino de otra que implique lo acontecido.
Edmond Jabés responde a Adorno: “Sí, se puede e incluso se debe. Es necesario escribirla a partir de esta fractura, de esta herida constantemente reactivada”.
Escribir poesía, filmar, pintar, esculpir, componer, como apuestas contra la barbarie. Como imprescindibles.
Scola reconoce, que si bien los films no pueden cambiar la realidad, pueden plantear dudas en los espectadores, que les permitan pensar cosas que antes no se habían planteado.

 
3-Las tres historias coinciden en relatar el clima imperante en tiempos que precedieron y acompañaron el apogeo del nacional socialismo y en las perspectivas con que desde el presente se considera esa época.

En las tres historias la relación creada y sostenida por los protagonistas, permite situar el drama al que remite. En los tres casos, la relación más relevante se da entre dúos: vecinos en conflicto en “Competencia desleal”, amigos entrañables en “Good” y un joven berlinés  y un anciano polaco  sobreviviente de los campos en “Llegaron los turistas”. Más allá de las otras personas que intervienen en las historias y que componen el coro, son éstas las parejas en que se despliega la trama.

4-Ettore Scola coincide con Vicente Amorím en referir no el escenario central donde se despliega la historia sino la trastienda, lo que sucede a gentes comunes que viven sus dramas sin la trascendencia de personajes públicos.
Alguien menciona: No se pone la mirada en el desfile si no en el fondo, en el patio trasero. Los espacios de las personas, sus sueños, disputas, anhelos.

5- Dos personajes lúcidos.
Angel, el hermano de Humberto y tío de Petruchio de “Compentencia desleal” es el que va haciendo la crítica de lo que se vive y el que anticipa lo que vendrá.
De la misma manera, en “Good”, es Maurice, el amigo y confidente de John, el que prevee en el nazismo la barbarie que terminará chupándolo.

El despojo, bajo la forma de incautación de bienes (radios, máquinas de escribir), que como señal marca el avance de la barbarie, esta mencionada en los dos films, como una de las primeras medidas, que se acrecentaran para terminar confiscando vidas.

Las empleadas arias que deben dejar las casas  judías replican como otro de los signos de esos tiempos, de acatamiento temeroso a las ordenes arbitrarias que se imponían. Descripto como humorada en “Competencia Desleal” en que llorando la de la familia judía dice: -“No quiero irme, no quiero…¿Tengo la culpa yo de haber nacido católica?”

6-Puede leerse la diferencia, pero también la muda escalada entre lo vivido por Peppino, el vago de la película de Scola, buscando que “el fascio”, le provea la identidad de la que carece, y el profesor universitario de “Good”. Este se resiste afiliarse al partido hasta que la seducción del grado de Capitán, más las prebendas que le traen aparejada, lo llevan insensiblemente cada vez un escalón más alto en su compromiso con el nazismo y uno más abajo en la imagen de sí mismo por su erosión moral.

Ambos quedan igualmente encuadrados en una afiliación al despotismo, pero mientras Peppino, el parásito de Scola encuentra en su incorporación como cuadro al fascismo un lugar deseado y valorado, a la inversa de esto, al profesor John Halder, el hombre culto convocado por el Reich como miembro honorario, resiste porque intuye la oscuridad que se avecina, aunque finalmente, abrumado por cosas de su propia vida “se deja llevar”.

En ambas películas hay, en cada una de ellas, una escena significativa que es aquella en que por primera vez, visten el uniforme que signa su lugar.
Ambos se miran al espejo, investidos con su nuevo ropaje, y son esas dos escenas reveladoras.
Mientras Peppino satisfecho se solaza en su imagen, agrandado en su nuevo rol, y al hacer una flexión rompe sus pantalones en el trasero en gesto de bufón, del payaso que encarna, llamando a la risa del espectador, John Halder también se mira a un espejo. Se contempla con la angustia de encontrarse en el momento que según dice “pensaba que no iba a llegar jamás”: convocado como reserva a reprimir a los habitantes del guetto judío en la fatídica “noche de los cristales rotos” (En la que se irrumpió en el barrio, rompiendo las vidrieras de negocios, quemando sinagogas y apresando a familias enteras). 
La joven segunda esposa es la que lo lleva a mirarse en su recién estrenado uniforme, seducida y seductora, iniciando una fellatio, en la clara intención de  persuadirlo para ocupar el rol con convicción y orgullo: “Solo vas a ayudar a mantener la paz…”

7-Contrapuesto, pero simétrico a la entrada de estos dos personajes en la irracionalidad de la época, está la paulatina toma de posición del joven que despierta a la verdad histórica disimulada tras la reconversión de Auschwitz en destino turístico.
Las dos primeras películas muestran el ingreso de los protagonistas a la barbarie y el despotismo, del fascismo y el nazismo, en un caso voluntariamente, y en el otro por no resistirse. El joven de “Llegan los turistas” hace el camino inverso de despertar  dimensiones de una historia que aún duele, de ingresar a un universo que desconocía.
Cuando en la última escena en vez de partir decide volverse desde la estación con el nuevo grupo de visitantes dice, como justificando el hecho de volver: “Igual olvidé algo…” Frase reveladora si la hacemos resonar en todas sus dimensiones.
Pues aunque el final queda a medias abierto, está insinuado que será justamente es el que asumirá los recuerdos, el que no olvidará y ayudará a otros a preservar la memoria. 

8- En el fisgón, un personaje que recorre las calles observando y escuchando a los vecinos, que aparece en varias escenas de “Competencia desleal” y que termina apropiado del negocio del mercero Leone, está insinuada la figura de la delación. 
Peppino, el cuñado  de Umberto es el más claro cuando se solaza en el pedido de denuncias de judíos como abriendo posibilidades para él, de ocupar esos lugares de trabajo, que a ellos les quitarían.
La segunda esposa del profesor Halder, Ana, en “Good”, es la que con convicción  denuncia al amigo judío de John. Es el personaje que activamente toma la posta traicionando el pedido de su esposo de ayudarlo en su huída de Alemania. Es la más definidamente cómplice de los SS de los personajes, contrapunto del timorato John.

9- Respecto a la música: Hay en “Good” una referencia a la música de Malher, que el profesor alucina como anticipando  la que encontrará en el campo de concentración ejecutada por prisioneros músicos para los que van a morir. Son escenas muy extrañas puestas para indicar algo del orden de la precognición?
Para sugerir un grado de desequilibrio en el personaje?

Y hay en “Competencia desleal” un mendigo que ejecuta un instrumento de viento en tres escenas clave, al principio, cuando de insinúa la rivalidad de los comerciantes.  la segunda  cuando el drama de la exclusión de judíos se ha puesto en marcha, y al final, cuando la familia judía parte en el carro hacia el guetto. Scola ha de haber querido significar algo del orden del destino, del vaticinio, como en aquellas tragedias griegas donde la acción ha sido anticipada o acompañada por el oráculo. 

También las tormentas (truenos y aguaceros) que estallan en el film de Scola parecen puestas para subrayar momentos de la trama.

La música significada en ambas películas como elemento enigmático queda allí por razones que quedan pulsando.


Resta una última asociación, el clima turbio y de fermentación que impera y que se despliega dramáticamente en el desenlace de “Good”, es esencialmente opresivo. En un momento se aquietan los sonidos, para dar lugar a la música que ejecutan para los condenados a muerte, pero la música desaparece y se vuelven a oír los disparos, los ladridos, los gritos de los recién llegados que irán a engrosar las filas de los que van a morir.
(Es una escena similar a la del final de otro film. “El método” y similar  a otra de “El niño del piyama a rayas”) 


En “Llegaron los turistas” hay una escena inicial en que Sven va a un lugar en el que se hace música de rock, uno de los intérpretes que va a la barra, se burla de él cuando sabe que es alemán y berlinés: “El ejército alemán en Polonia”.
En una segunda secuencia la guía de turismo con la que entabla una relación, y que es además su casera, lo invita a ir a bailar con unas amigas y charlando con ella, entra en confidencias respecto a su indecisión respecto a su futuro, y la idea de tomarse ese año para pensar a que dedicarse.
Y en una tercera escena cerca del final, cuando el anciano ya se ha ido, y Sven carga con la sensación de decepción y fracaso, se lo ve bebiendo en el mismo lugar y metido, en medio del grupo de jóvenes que ante el escenario y los músicos saltan en un desenfrenado pogo.
Tres momentos de su itinerario en un aprendizaje del que saldrá cambiado. 

10-Si tomamos los tres Films en una secuencia que marque un cierto hilo conductor. Se verá la primera, “Competencia desleal” como los prolegómenos de los que fue la entrada a ese infierno, la segunda “Good” como la plena instalación en el mismo, en los más profundos abismos de la irracionalidad, y en esta tercera una reflexión, que asumiendo la responsabilidad que como especie nos cabe en ese derrumbe civilizatorio, marque una pequeña luz al final del túnel. Queda en nosotros, en estos tiempos de negacionismo recorrerlo, si somos capaces, a partir de la memoria y la palabra.





23  SOBRE LA BICICLETA VERDE . Algunas reflexiones. 2014

 Su directora, Haifaa Al Mansour, además de ser la primera cineasta árabe, debió filmar su película en la clandestinidad.
Voy a escribir sobre “La bicicleta verde”.
Y digo la palabra SOBRE en un doble sentido. En principio,  porque voy a hablar acerca del film, en que el sueño inalcanzable de una niña es andar  en una bicicleta verde , en una sociedad en que no les está  permitido  las mujeres, circular en ellas. Allí, en Arabia Saudita, a las represiones de la religión, se suman las de la más férrea tradición patriarcal .
 Pero uso  también la palabra  SOBRE,  porque  montar una bicicleta verde, alcanzar a pedalear por las calles polvorientas,  simboliza concretar un propósito, remontar un sueño, alcanzar una meta, dar un salto en  la lucha por lo anhelado, cuando parece  imposible. 
Así es que a poco de pensar pude decirme: cada mujer puede contar que en su historia hay una bicicleta verde. Y me propuse contar los relatos de esas luchas,  que para  muchas mujeres ¿todas? Implicaron  una tarea personal ardua, intransferible.
La primera que me motivó fue Hebe. Hebe nos dijo que había visto el film, con el estómago hecho un nudo, por los esfuerzos de la protagonista para comprar su bicicleta  y  el sentimiento de injusticia  ante los obstáculos que la  frenaban.  Pensamos que, como en la historia de esa niña, muchas de nosotras nos habíamos encontrado con trabas irracionales. Luego contó que cuando ella terminaba su escuela secundaria, hubiera deseado continuar estudios universitarios.  Pero hubo una prescripción paterna que dijo: - ¡No! Vos vas a cursar  el profesorado. Su hermano varón se recibió de médico. A veces cuando eran estudiantes,  le pedían a ella que preparara la merienda. Ella cumplía en hacerlo, y luego   escondía (cada día en un lugar distinto), la bandeja con la taza del hermano, y se sentaba ostensiblemente a tomar la propia,  untando las tostadas con displicencia y  sorbiendo el  te con arrogancia. Se burlaba de él. Era su pequeña venganza.
Raquel se había propuesto estudiar Psicología y pese a la oposición paterna, que se regía por un modelo de feminidad muy tradicional, logró inscribirse, y con la complicidad materna pudo ir a la Facultad y aprobar los parciales de ese primer año.  Cuando rindió con éxito los exámenes finales, recién le dijeron al padre  lo que había logrado. Y desde allí pudo blanquear su condición de alumna regular para inscribirse en segundo.  Durante todo ese año la madre para disimular la cuestión secreta, había presentado al padre postres o manualidades, adjudicando a Raquel la confección de los mismos. Una estrategia barroca para ganar tiempo hasta lograr el permiso.
Iliana me contaba que  su padre tuvo uno de los primeros autos en Araón Castellanos, cuando era solo un puñado de casas. Le  había enseñado a conducir a su hermano  adolescente, aunque había hermanas mayores que trabajaban como maestras, y hubieran podido ser las beneficiarias. No era a ellas a quien el padre dejaba  la llave del auto, sino al hijo varón  y con  la consigna de llevarlas y traerlas a los bailes del pueblo.  Fue la madre la que en las siestas, sustraía la llave del patriarca, y enseñó a manejar a sus hijas mujeres, hasta que, sobre los hechos consumados, el padre aceptó que ellas también pudieran conducir.
Es más triste cuando la prohibición viene de adentro.  Ana había cursado sin tropiezos la escolaridad primaria. Cuando planteó  su deseo de no continuar con estudios medios, los  padres aceptaron, y así se  mantuvo lejos de las aulas y del despliegue de sus posibilidades. Tal vez la de sus padres  fue una aceptación resignada. Fue ella la que se puso límites, pero los padres  ¿hubieran aceptado esa decisión en los varones? No, seguramente los hubieran estimulado para que reconsideraran su decisión. Ana  pudo más tarde alcanzar a cursar los estudios secundarios, cuando se convenció de que esa bicicleta verde de los estudios medios, le era accesible.
Leli declinó con angustia  su deseo de tener un automóvil, su propio automóvil, ante el temor a un accidente que hiciera patente una supuesta torpeza, que no era tal, ya que se conducía en bicicleta sin problemas.  Pero ese temor para ella tenía fuerza de verdad incuestionable y absoluta. ¡Su madre lo sostenía! Contrariarla era ponerse en peligro.  En Ana y en Leli, la presunción de incapacidad en tareas intelectuales, o de destreza y seguridad fueron aceptadas por los otros, favoreciendo  una renuncia mutilante. En estos casos no hubo una madre cómplice, como la de Raquel o Iliana, que levantara las interdicciones y favoreciera el crecimiento. 
En “Buscada” el libro de Laura Giussani se relata  acerca de la protagonista, Lili Massaferro: “Quiso estudiar bachillerato, pero recibió una negativa absoluta: “Tu madre quería que fueras maestra”. Y a los diecisiete años fue maestra. Ahora sí sería libre. Quería ser médica. Durante meses se preparó para el examen de ingreso a Medicina. Finalmente llegó el día, rindió y aprobó. Estaba feliz, volvió con los resultados del examen para festejar en casa pero se encontró con la cara adusta de un padre que la miraba con reprobación: “Esa no es carrera para una mujer” dijo con aspereza, y no admitió discusiones.” 
Esa fue una muralla que, como en los otros casos, influiría en  vida,  proyectos, sueños.
Se podrá alegar que los países musulmanes donde transcurre la película que comento, esas murallas son particularmente feroces. También  que para  las generaciones precedentes las prohibiciones arbitrarias obraban con más vigor.
 Pero murallas y prohibiciones varía de época en época y de lugar en lugar, y sin embargo,  bajo diferentes formas  siguen recortando  las alas y la capacidad de vuelo de media humanidad.
Ese anhelo de la niña del film, nos remite a los anhelos que cada quien sintió y que me llevan a sugerir que nos preguntemos : ¿Cuál fue la lucha  que debimos librar, cada una de nosotras por la  bicicleta verde?

María del Carmen Marini, junio 2014




24  Comentario sobre “Pájaros sin luz” de Noemí Ciollaro  2014

Esta es una compilación de testimonios de mujeres que tienen algo en común: haber sido (¿seguir siendo?) compañeras de desaparecidos. Todas son sobrevivientes. Algunas pasaron por la cárcel, muchas de ellas quedaron a cargo de los hijos para asumir solas la responsabilidad de cuidar de ellos. Se dispusieron a dar su testimonio, decir la palabra acallada por tantos años y hacer posible este libro que ilumina una dimensión de la historia reciente, poco y mal conocida. Era tiempo de escucharlas.
Bien habla Bayer cuando se refiere a los desaparecidos como: el pecado original de los argentinos. 
Y sucede aún que en estos testimonios el fantasma del desparecido y de los que desaparecieron después de diciembre del 83… esos son fantasmas que dan vuelta en nuestra sociedad. Ésta es nuestra noche de brujas dirá Patricia Escofet
Pecado original, noche de brujas, fantasmas que  siguen deambulando componen parte de nuestra carga.
Además de esa denuncia, inevitablemente se esboza la añoranza por el que falta, por el que ya no está..
Pulsa la nostalgia del ausente  desde aquellos días: Me sentía segura dentro del auto, andando, con los chicos ahí: eran los únicos momentos de seguridad que sentía. Era eso, como si me pusiera un sobretodo de Horacio. Cargaba a los chicos en el auto y era fantástico.  María Inés (162)
Se expresará también en estos testimonios la magnífica fuerza de la vida que  va a prevalecer. Así leemos en un  testimonio: Si no me hubiera pasado todo lo que me pasó no tendría ahora esta visión de los que es la vida. No sé, creo que la hubiera disfrutado menos. Yo cada vez que sale el sol…para mí es un festival nuevo todos los días, salgo temprano, a las seis, a mirar cómo sale. Y eso es e me faltó el sol mucho tiempo; y pasa una mariposa y para mí es un vida hermosa. Hay otros que lo tienen todo y sin embargo no ven nada. (210)Marta Berra
Acerca de la militancia 
Hubo diferentes modos de participación en estas mujeres, en los acontecimientos de entonces, modos  a veces contrastantes. El balance de lo asumido como compromiso político y militante marca una heterogeneidad que existió ayer y continúa. 
No puedo dejar de ser lo que soy y lo que quiero seguir siendo. No sé si es muy duro lo que digo…pero yo no puedo no seguir haciendo mi vida de militancia para preservar la relación con mi hijo. (55)Delia Bisutti 
En contraposición leemos:…les decía a mis compañeros que yo nunca iba  a poder anteponer lo político a mis sentimientos. (197)Zulema Riccardi  
Algunas de las entrevistadas ocuparon diferentes jerarquías dentro de las organizaciones, dándose fuertes paradojas. 
Mientras una era responsable del grupo al que perteneció el hombre que sería su compañero desaparecido, y acepta las condiciones que les imponen: “…cuando empezamos a ser pareja todos se opusieron, él no podía saber nada más que mi sobrenombre…”(268) María  del Socorro Alonso 
Otra de ellas reniega y protesta por ser excluida de la vida del hombre amado:
Después decidieron. Los compañeros con los cuales compartíamos la militancia decidieron que…tenía que ser resguardado. Era mi compañero, mi marido… Paula, nuestra hija, ya tenía dos o tres añitos. 
Por eso tuve mucha bronca. Porque decidieron por mí…Habían entrado en mi vida. A definir cómo íbamos a vivir. (124/5) Rufi
Están las que no participaron pero padecieron desde el desconocimiento: Yo tenía miedo, pero no sabía bien lo que realmente estaba ocurriendo. (145) Eva Andrada de Ballestero
Y están quienes registran la profunda injusticia: Nadie tiene derecho a apropiarse de mi desaparecido y decirme que no lo exhume, que no le ponga nombre, que no tramite la reparación porque me prostituyo. ¿con qué derecho? (225)Sonia Severin
Acerca de los hijos

Algunos hijos  cuestionaban que sus padres priorizaran la militancia antes que a ellos…, y si sacrificábamos lo individual por lo colectivo no era porque no nos importaran nuestros hijos, al contrario, sacrificábamos lo que más queríamos. (147) Sonia Severini
Muchas veces me planteaba que él quería una mamá como todas. La mamá que estuviera siempre en casa cuando él llegara, y eso fue así en la época más dura…(56) Delia Bisutti
La culpa pasa también por lo anterior a las desapariciones. La vida a la cual uno sometió a estos chicos sin que ellos tuvieran la posibilidad de elegir nada. (100) Susana Botner 

Cuestionamientos de algunos hijos, expectativas de una vida como la de los otros chicos, en algunos casos: la culpa de estas madres. En otros, la reivindicación de lo elegido.
En todas ellas el cuidado para protegerlos del resentimiento:
Y una parte importante de que los chicos fueran diez, era como yo les trasmitía la razón por la cual el papá no estaba, sin provocarles un resentimiento tal que el día que vieran a un cartero lo mataran porque tenía gorra; pero tampoco que creyeran que su padre no estaba porque había caído en una zanja. Creo que esto era muy loco, cierta locura militante… (95) Susana Botner
Y el sentimiento de triunfo porque crecieron y ese crecimiento de los hijos, las representa a estas mujeres como el mejor logro, como triunfo sobre lo sombrío :
…a través de cosas concretas, como por ejemplo, los hijos que terminan de estudiar, los hijos que a pesar de todo consiguen trabajo, y a pesar de todo están vivos. Quién hubiera dicho que ese hijo de subversivo iba a salir adelante ¿no? (86) Patricia Escofet
Pero también, insoslayable y dolorosa la constatación del daño, de las lesiones a aquellos que no había podido elegir:
La angustia, el miedo, la tristeza en muchos de esos hijos perdurando en el tiempo ¿cómo secuela, consecuencia, efecto  de lo vivido?. Como la enfermedad en la niña que pedía con desconsuelo por un padre que ya no volvería.
Alguna de estas niñas, debió asumir precozmente una madurez que la exigía más allá de sus posibilidades. (el padre desaparecido y la madre enferma)
La que más soportó los peores momentos fue Verónica…se hizo cargo de todo, especialmente cuando mamá estuvo tan mal. Ella no lloraba nunca, se tragaba los nervios, nos cuidaba….Se brotaba toda de los nervios, pero no lloraba. Fue la que llevó la carga más pesada, (231) hija de  Dora de Jaramillo
Otras madres abrumadas, aferradas a sus hijos, expresaron su desasosiego con las estrategias que podían: llevándolos consigo todo el tiempo, retirándolas de la escuela, angustiadas si ellos salían, tratando de que no pasara el tiempo, evitando que cambiaran, que crecieran…por si el padre volvía.
Les hacía la vida imposible a las chicas cuando salían, era enorme mi miedo de que les pasara algo. De más grandes cuando iban a bailar y se retrasaban un poco, yo me la pasaba en vela, esperando…terrible (260) Eva Andrada de Ballestero
Pero también esas mujeres encontrando en sus hijos un motivo para vivir, en esas épocas de muerte. En un caso,  ella estaba en libertad vigilada después del drama de perder el bebé de Gille, el compañero desaparecido.
Hice el amor con Eduardo… yo quedé embarazada esa noche. Le dije entonces, que quería tener ese bebé, que lo iba a tener, que lo necesitaba porque realmente lo que necesitaba era un motivo para vivir…y que un hijo para mí iba a ser lo más importante. Yo no tenía casa, familia, nada. 
A partir del cuarto mes dejé de ver a Polda (madre de Guille) sin decirle nada, porque no quería que ella me viera con la panza. (280) María del Rosario Alonso
Y entre aquellas mujeres fuertes, el vínculo más genuino:
A la semana de haber nacido María Sol, me fui con ella a la ronda de los jueves de las Madres de Plaza de Mayo, me acerqué a Polda, le puse la nena en los brazos y le dije: “Es María Sol y es mía”, y Polda me abrazó y me contestó: “Bueno, también es mía ahora”. (181) María del Socorro Alonso
¿Puede concebirse mayor grandeza que ésta? 
Y como una lúcida reflexión que subraya, a modo de síntesis, lo acaecido con todos esos hijos que perdieron a sus padres:
…aunque no se converse cotidianamente, esto es parte de lo que hizo la desaparición forzada de personas a los hijos de los desaparecidos, no los dejó que supieran como iba a ser la relación con sus padres…se cortó la relación, los ciclos de la vida, esto es lo tremendo que hizo la desaparición, es algo que no sucedió, bueno, el interrogante es eterno. (283) María del Socorro Alonso 

Acerca de las mujeres 
La mayor injusticia comentada en estos testimonios, parece haber sido el sentimiento de devaluación, de ser ignoradas, que registraron casi todas las mujeres que aportan sus testimonios. 
Esto de minimizar nuestro dolor, siento que también ha sucedido en los organismos de derechos humanos, como si valiera exclusivamente el núcleo primitivo. (111) Haydeé
Parece que en el caso de las mujeres fue un disvalor el haber acompañado al desaparecido. Es un valor haberlo concebido, es un valor haber nacido de una mujer, de una madre, pero no es un valor ser la compañera de un hombre… (262 ) Eva Andrada de Ballestero
Ellas debieron sostener los trabajos que ejercían  o salir a trabajar por primera vez fuera de la casa, para mantener a sus hijos, hacer malabarismos para preservar  unidas a sus familias, sorteando el miedo y la pena, la infinita angustia por la desaparición del compañero.
 Bueno ya se sabe que teníamos que sobrevivir, que no teníamos tiempo. (166) María Inés
Pudieron empezar a reunirse mucho tiempo después, generalmente en temas que tenían que ver con la defensa de los derechos de sus hijos.
…pienso que el de las mujeres de los desaparecidos sigue siendo un tema muy complejo. Yo mantengo contacto con muchas, nos reunimos por cosas puntuales, cuando fue lo del servicio militar, lo de las pensiones, o ahora lo de la reparación a familiares. Pero siempre andamos a la sombra del protagonismo de los demás. (133) Rufi
Aún más tarde pudieron  recuperar fragmentariamente sus propios intereses, sus propias vidas. 
Lo que sentí en el 84 fue como un alivio en poder blanquear la situación. Da risa, pero eso se concretaba en que empecé a figurar en la guía y a tener agenda. Y cuando me preguntaban si era casada, separada o viuda decía: “Mi marido está desaparecido”  (103) Susana Botner
Desde que salí en libertad en el 83 hasta el 94 hice esa vida once años (estar ubicable todo el tiempo para el hijo), recién después empecé a pensar en mí. ¿Qué hice? Irme a trabajar a Villa Constitución con los compañeros, que es lo que me gusta- (299) Cristina Bollatti
La ausencia del compañero desaparecido, las diferenciaba de aquellas cuyo esposo había sido asesinado, se desplegaban  en paradojas e ironías: 
…ella contaba que no sabía dónde estaba su compañero, que ella pensaba que estaba muerto pero no se sabía, hubo otra que le contestó: “Al final voy a tener que consolarme porque yo sí sé dónde está enterrado mi compañero”. (187) Mirta Clara
Esa incertidumbre impidió a muchas de estas mujeres establecer otros vínculos amorosos:
No, no me casaría de nuevo, si yo no sé adónde está mi esposo…pero a mí no me da, no sé cómo decirlo, pero a mí mi condición moral no me da. (217) Ada Miozzi
Quienes fueron compañeras de un desaparecido y logran armar una nueva pareja, es como que tienen que renunciar a todo el pasado… (259) Lilia Mannuwal
…a pesar de que Lucho ya no estaba, internamente yo seguía con él y no pude consolidar nada. (248) Lilia Mammuwal
No volví a formar pareja, no pude hacerlo…con la desaparición siempre te queda el interrogante de qué habrá pasado. Por más terapia que hagas, el duelo no se termina. Una se termina enterrando con ellos. (305)María Rosa Balbi
 En algunas, la posibilidad de dejar la casa, el barrio, el país fue resistida, por el sentimiento de fallarle al compañero ausente. La obligación ética parecía llevarlas a permanecer en los lugares a los que él podía volver.
Muchas veces me planteé que tenía que irme del país, pero no podía sentía que abandonaba, que por ahí podía hacer algo, y si volvía Horacio que pasaba…Para mí era imposible irme (158) María Inés
…me hicieron salir el país, me hicieron salir de prepo porque yo no quería irme, lo sentía como una traición. (248) Lilia Mannuwal
Esta fidelidad las tuvo también posteriormente como protagonistas de las búsquedas. Han sido mayoría de mujeres las que buscaban:
…las persona que se acercan a nosotros a aportar datos, se logre o no la identificación…casi la mitad de los casos son compañeras o esposas de desparecidos. (323) Darío Olmo (del Equipo de Antropología Forense)

Bordeando la locura
Situaciones   tan traumáticas como las vividas por estas mujeres condicen con la posibilidad de un quiebre subjetivo, expresado como enfermedad, desborde, crisis emocional. Como en catástrofes que abruman, sus efectos pueden variar según las historias personales y las características propias de cada hecho desaparición. Pero es imposible que un drama tan profundo como el padecido por ellas, no deje graves daños psíquicos.
Procesando como se puede                                                                                           
Yo lo espero. Siempre. Cosas terribles, ni en el Borda deben pasar. Y sí, Sí. Ir en el  tren y ver una cara y creer que es Miguel. Eso me ocurre hoy, todavía. Locuras que quedan. Que una está así, sentada y siente que alguien pasa. Y es él. Esto es una locura absoluta…pero yo esto lo siento. Será parte de la locura, y yo convivo con ella, no me preocupa, pero… (67) Noemí

El primer año de la desaparición e Osvaldo yo me lo pasé teniendo la fantasía de que me iban a llamar y me iban a decir que estaba en tal cárcel, a disposición del PEN. Y todos los meses bajaba su ropa, la lavaba y la planchaba de nuevo, porque en cualquier momento me iban a llamar y yo iba a tener que llevarle la ropa. Bueno, esto era dialogar con la locura…Hay compañeras …que a partir de la desaparición de su compañero no volvieron nunca más a tener una vida…no, ni siquiera podría calificar como quedaron. Quedaron mudas. Mudas. (83) Patricia Escofet
Lo que sí quiero es tocar los huesos de Hugo, necesito tocarlos…Federico me dice que es morboso. Será morboso, no sé, pero lo necesito. Tambièn le dije a mi hijo que es la primera vez que vamos a estar los tres juntos, y le pareció de humor negro. (301) Cristina Bollatti  (Vs 218)

Estrategias
…desde el pensamiento del miedo, de cómo ibas a actuar en una situación de muchísimo riesgo, había dos situaciones: lo mejor es dividirse, pensar por ejemplo que soy una roca…yo me convencía de que así yo perdía el miedo. Parece muy loco, pero a mí me servía, era como un seguro. Yo soy una roca. Y de ahí no me van a poder mover. (115) Haydeé     
     En febrero del 77  vino a visitarme mi hermana y me dijo que el Flaco estaba entre los fusilados. Sal í de esa visita como si fuera una pared. Recién en un tiempo posterior comencé a tener indicios de sufrimiento, síntomas,  problemas menstruales…un médico me dijo que lo que padecía era neurosis de guerra. (186) Mirta Clara

Lo que hicieron mis hijos fue ir a Antropólogos. Pero yo no quería. Yo no quería un cadáver. Tampoco quiero saber qué pasó. Nó, porque si no me voy a volver loca. (218) Ada Miozzi
Siempre fui así alegre…Claro que cuando se llevaron a Cacho perdí un poco la alegría. Pero ese carácter me ayudó a llegar hasta el día de hoy, siempre se lo digo a mis hijos. Ellos no son así como yo, ellos tienen tristeza… (220) Ada Miozzi
En el borde
…después de la desaparición de papá, mamá estuvo muy mal, estuvo internada. (228) Hija de Dora Jaramillo
-Sí, a mí le pasó que yo fui perdiendo la noción del tiempo. Mi esposo desapareció y yo empecé a no comer y a no dormir. Salía con mi hija Verónica desde la mañana temprano a buscarlo, a preguntar… (228) Dora de Jaramillo

Pero yo esperaba a Víctor. Cuando vino la democracia pensé que iba a volver a aparecer. Me dolían los ojos mirando por la ventana. Desde mi ventana se ve bien lejos la calle. Me gastaba la vista mirando, esperando, pensaba que estaba en algún hospital, que había perdido la memoria. Lo he buscado en los hospitales…en los regimientos sin darme cuenta de la gravedad de lo que estaba pasando. Qué locura…Después me di cuenta de mi locura. (257)   Eva Andrada de Ballestero
Cuando quedé sola con mis chiquitas golpeaba las paredes y decía por qué. Por qué y por qué. No entendía, no podía entender. Tenía miedo. Miedo de volverme loca. (259) Eva Andrada de Ballestero

…Si yo era un guiñapo pateable…Así me sentía en esa época. (164) María Inés  (como sobreviviente de los campos nazis)

Tomar conciencia
…mi golpe emocional fue no estar preparada  para lo otro. Para lo denigrante, para verlos pasarse una noche con un chiquilín, violándolo, y después matarlo…normalmente no se habla de eso, pero…Y uno para poder seguir una vida correcta y normal tuvo que meter todo esto en algún lugar del cerebro, y es bastante difícil después de pasar por eso pensar  que uno cree en algo. (273) María del Socorro Alonso
Sueños y pesadillas
Frecuentemente en el testimonio de estas mujeres, hay referencias a las pesadillas que acompañaron las historias de desaparición, vinculadas a la angustia de la pérdida y como malogrados intentos de restauración de la trama desgarrada.  
Tenía pesadillas en las que lo buscaba y lo buscaba sin poder encontrarlo, o que alguien se iba caminando, siempre de espaldas, y yo sabía que era él, pero nunca podía verle la cara.  (307) María Rosa Balbi
Las familias 
La intervención o falta de apoyo de las familias de las que procedían estas mujeres y sus compañeros, fue diferente. 
Así las hubo expulsivas, que necesitaron poner distancia con la compañera del desaparecido (114)Haydeé
Otras abandónicas  que no supieron-pudieron acompañar en el trance (161) María Inés.  
También quienes asumieron actitudes críticas y de desacuerdo. Hubo una familia política que se oponía a la gestión de una reparación a los hijos del desaparecido (218) Ada Miozi
Aunque por su familia de sangre, contaban con familiares que ofrecían apoyo para viajar al exterior(218) Ada Miozzi
Y hubo también una suegra que pudo acompañar y bendecir a la niña habida de otra relación. (281) María del Socorro Alonso
En otro caso, la dificultad de aceptar lo definitivo jugó una  mala pasada. Tal vez  por eso que  otra de las suegras ¿entrando en confusión?   planteó que creyó ver al hijo en Paraguay,  en un programa de t.v.  La convicción de la compañera era: Si él estuviera vivo, hubiera vuelto ( 315) María Paz de Chavez          

Desaparición y sus efectos        
Difícil para todos los implicados, las familias también, pero especialmente para estos “pájaros sin luz” preservar la cordura, sin poder cursar los procesos de duelo necesarios. Confrontando el obstáculo del silencio, la exclusión y muchas veces en situación d desamparo.
¿Qué fuerza titánica albergaron estas mujeres, pese a lo padecido, para seguir viviendo, para seguir luchando, para seguir protegiendo a los hijos.
 Si hay un crimen, además del asesinato, es el de haber impedido esta tramitación dolorosa pero imprescindible del duelo, insoslayable para poder retomar la vida. El delito de la desaparición, así, se sigue cometiendo.   

María del Carmen Marini, abril de 2014             

   



25  APARECIDA Y LAS DOS MARTAS 2  2015

Pocas veces lloro. Pero casi siempre a destiempo. Recién cuando terminé de leer, me levanté y fui a buscar un  pañuelito de papel.
Sigo los textos de Marta desde las columnitas del Suplemento No. Las llamaba “Convivir con virus”.  Y las coleccionaba. Después aparecieron con formato de libro.
 También buscaba  y leía sus entrevistas, y especialmente me llegó su soliloquio, durante la que le efectuó a Pilar Calveiro (“Poder y desaparición. Los campos de concentración en la Argentina”), por las emociones que  puso en juego y la  invadían y se animó a expresar. Más allá de la periodista que cuenta, el lenguaje interior de la que escucha y resuena. Periodista cuya madre fue desaparecida en el 76.
Luego, en el Suplemento “Las 12” para una celebración del día de la madre, ella incluyó en su nota sobre la fecha, algo que yo había escrito en “ Salirse de madre” ( Croquiñol. 1989)    : “La madre es como el orgasmo. Mientras está no se advierte que importante es. Pero si llega a faltar ¡ay! Huérfanos y anorgásmicos del  mundo ¡uníos a llorar vuestras desdichas! Nada compensará esa falta. El tango tiene razón: hay vacíos imposibles de llenar”. 
Me sentí tan orgullosa de que me hubiera citado…quise comunicarme con ella, pero no lo logré. Y pasó el tiempo. Ojalá que lo recuerde. Fue importante para  mí.
Y ahora llega “Aparecida”. Una hija, Marta, recupera los restos de su madre: otra Marta. Y esta hija escribe una crónica desde el momento en que recibe  la noticia, hasta que se completa el ciclo y puede dejar en su última cuna, la pequeña urna, cofre, decorada como un alhajero. 
 Son los detalles los que saltan y me toman del cuello para oprimir la garganta.  Su reflexión sobre  la búsqueda en que puede afirmar: “…ya había aprendido a convivir con la presencia constante de la ausencia sin nombre cuando mamá se convirtió en una aparecida”. (86)
“No, no había nada especial en el cuerpo de mi madre, salvo que era mi madre”. (72)
La ausencia presente de ese cuerpo, de esa madre, como cicatriz a sostener como marca identitaria.
En la ilusión (¿deseo?) de esta Marta  de que la muerte hubiese sido benévola con aquella Marta, se escriben supuestos. Es la preocupación de una hija, convertida en madre de su  madre. “Porque fusilarlos los habían fusilado. A mi mamá con otras dos mujeres y un hombre, un cura o un excura, como se quiera pensarlo, que cantaba canciones metodistas en el cautiverio y que yo tengo la ilusión de que algo cantó en ese momento, o que le dio la mano o alguna luz de esperanza frente a lo que se venía. No lo sé. No puedo saberlo. (47)
“Costa 500, la dirección que figuraba en la partida de defunción de mi madre. Un palo borracho en flor tapizaba la calle de pétalos rosados….Me hubiera gustado que fuera ahí, tal vez el aire de barrio le había dado una última esperanza, tal vez se había ido abrazada a ella.” (133) y quizá deseando que los pétalos hubieron acolchonado la caída. Cuanto de delicado cuidado por la memoria adivinada de lo que debió ser, de lo que debió acontecer…
Esta Marta cuenta cómo es que va viviendo todo el proceso, desde la noticia de la aparición de los restos por el Equipo Argentino de Antropología  Forense. El tiempo desde las dudas, desde la búsqueda de las hermanas de H.I.J.O.S. para que acompañaran este tiempo. 
“La misma ternura me reblandecía y la misma ansia me devoraba, ¿qué, a quién iba a poner en la urna cuando llegara el momento?” (173)
“No la quería ver. Tenía miedo de que se rompiera algún hechizo…Todavía no…No quería perder a mi santita de ojos azules y pelo al viento, ni la blandura del pecho en que me refugiaba, ni sus dedos mojados de saliva para sacarme la tierra de la cara; con todo eso era con lo que hablaba, con lo que venía hablando hacía tantos años. No estaba tan loca como para encomendarme después a un esqueleto desarticulado.”(73)
Creo que se trataba de preservar el hechizo, la magia de recuerdos que habían acompañado un crecimiento, el suyo,  apenado por la falta.
Hubo también “…ese instante en que todavía estaba aferrada a esos  huesitos como una nena que abraza su peluche antes de dormir” (190)
Para después poder decirse:   “En el camino me di cuenta que desde que le dimos sepultura a los huesos, ya no le hablo a mi mamá, no le pido que me ayude, que me proteja, que cuide de los míos…Tengo lo que tuve y eso siempre está vivo y cambiando…”(69)
Y recuerda: “Ella tenía ansiedad por decírmelo todo, quería que entendiera del amor, de la muerte y de la revolución; y yo creía que entendía”. (62)
Tal vez  compenetrada  en la lucha  “Tendría que haberme preparado para sobrevivir en el páramo done flotaba el polvo de las alegrías y las luchas del pueblo latinoamericano. Tendría que haberme ofrecido algunas herramientas para la vida sobre los escombros…(115)
Resulta inolvidable el relato de los últimos ritos:
Y leo en  dichos ritos  la voluntad de recorrerlos minuciosamente, hasta formular su sentido:   un sentido que recupere lo valioso de la refirmación de la dignidad de lo vivido  “Todos esos nombres y esas caras que había retenido desde niña hasta adolescente, a pesar de que mi tarea militante era olvidarlos no eran una comparsa de fantasmas sino historias y cuerpos animados, capaces de sufrir, de resistir y de morir; no sólo de desaparecer.”(19)
 “ íbamos a acompañar en el viaje desde el anonimato hacia el territorio de los muertos recordados, ahí donde podría seguir diciendo por sí misma, aquí estoy, en este tiempo supe lo que era la primavera, fui madre, fui hermana, estos son mis deudos…he  sido asesinada, mi existencia negada, pero los míos arrebataron mi cuerpo de las sombras, desde aquí doy fe de la doble masacre de las vidas y de los cuerpos.” (188)
Arrebatar el cuerpo de las sombras que pretendieron invisibilizarlo, como LA TAREA pendiente, al fin  lograda. Verdadera OBEDIENCIA DE VIDA.
 “Más de trescientas personas nos esperaban, con banderas y flores bajo un cielo gris plomo que se contuvo y no cumplió con el pronóstico de lluvia. Mamá viajó en una cureña hecha con un carro de cartonero y cubierta con una bandera argentina hasta la puerta de la que había sido su casa…Después marchamos hacia el cementerio, un cura villero dijo amén, shalom ,  axé  y saludó a los ateos marxistas mientras la urna reposaba en el pasto…” (202)
No se puede imaginar mejor despedida.





26  Homónimos 2  2015


…escribir un poema después de Auschwitz es una barbaridad que afecta a la conciencia, y al conocimiento que expresa que se ha vuelto imposible escribir poesía hoy. Escribió T. L. Adorno en  1951 
D.A. Fuks  nos dice hoy
…escribir sobre la Shoa 
es incomodidad de la labor amorosa
que testimonia acerca del odio. 
Me rezagan, si, algunas dudas
¿Con qué tinta, con qué pluma, con qué vigilia…?
Y en este libro de poemas en que aborda la tarea,  nos confrontara con tres temas:
1-Un primer tema lo sitúo en el sentido y valor de la escritura : Jose Pablo Feinmann nos dice  “Creo que el dictum de Adorno es extremo, y de aquí su riqueza, su fascinante incomodidad. Creo que se puede escribir después de Auschwitz. Que se puede escribir después de la ESMA. Creo, sobre todo, que se debe escribir después de Auschwitz y la ESMA. Pero, por ahora, ese mandato encuentra más fundamentos en la voluntad que en la razón”.
Y Liliana  Mizrahi nos recuerda: “Escribir es una forma de no claudicar. Es nuestra forma de no claudicar”
2-El segundo tema lo pienso en relación a la fuerza de la otredad. Esto es: la vigencia para el uno, del otro. Otredad: palabra que puede ser sublime o siniestra. Sublime o siniestra según el otro sea visto como el enemigo, o el hermano que me sitúa como prójimo-próximo.
3-Yel tercero, el valor del testimonio de quienes sienten que tienen el deber ético de dar cuenta de las memorias y suturar los olvidos.
* * * *
David va a hacer en este libro, escrito desde el amor, un recorrido para recordar a otros que no pueden testimoniar. Porque ya no están. Los Fuks asesinados en la Shoa. Los Fuks asesinados durante la dictadura.
Da cuenta en este escrito, de que esta posibilidad de que él esté, aquí, ahora, vino ligada a la historia de la emigración. “Con la emigración, mis abuelos salvaron su descendencia. Nos nacieron…escribo este libro dedicado a todos ellos, ineludibles intrusos que desasosiegan mi espíritu!”
Los abuelos nos nacieron, cuenta David. Posibilitaron la vida.
Desplegado el drama de la historia,  y transcurrida  la tragedia,  atropellados por la razón de Occidente, la sangre de las pupilas de los Fuks, no se ha secado aún.
Titila en  palabras. Insiste en su mensaje.
Los nombres de aquellos que son éste, se inscriben en sus poemas , y se constata la ferocidad de lo acaecido, cuando cuenta el momento en que  las plegarias se empinan por sus gargantas, en desventaja con el ritmo del gas  o de las paladas de la tierra maldita y nevada
Los nombres se inscriben. La consternación de la muerte como “otra cosa” para Berta en  Tarnopol, en Ucrania:  una noche sin remisión, la lápida que nadie inaugurará.
Pero contra la muerte está la escritura: Los escritores Fuks amamos lo que debemos: el humor ácido, sostener a la vieja usanza moral el imperativo de deber la deuda de los vivientes…
La escritura como el imperativo de deber una deuda, la deuda de los vivientes.
Advenidos  a  la vida, y al permanecer en ella, sin comprender el porqué, queda la espera de una misión. ¿Testimoniar?
Por eso afirma David, es preciso decir y decir y decir, como dice quien le arrebata la voz a Dios.
Por eso David dice a Inés,  desaparecida en Buenos Aires; …te ofrezco de cobijo, las sábanas homónimas de mi libro, centro licito de memoria y perdurarte en la prórroga del poema para que no te pueda aborrecer el hambre del olvido.
El libro de poemas, como centro lícito de una memoria imprescindible.
Se hable de los Pogroms en Odessa o los Bastones Largos de la Noche, de Auschwitz o de la Esma, hay algo en común: el silencio. Y algo más: aquí y allá,  las almas, los nombres, los rostros, las ilusiones convertidos en números. Números tatuados en el antebrazo, números en los registros de la infamia… números…
La memoria sofocada, la amnesia de lo ominoso, callar el llanto al vuelo, sofocar el aire del quejido, volver a morir mutilado del silencio. No es posible aceptar el silencio.
¿Volver a morir en el olvido obligatorio de las buenas conciencias, de las almas bellas, del para qué recordar?
La memoria amamanta alocuciones sumergidas , homónimos del mundo, y el mundo elude a babor y estribor, enmscara a los escondidos una vez más. Una vez más.
 El mundo puede eludir, soslayar, enmascarar. Pero este libro de poemas es como una batalla  contra el silencio y el olvido.  

María del Carmen Marini 
20 de octubre de 2015  


    

27  Alguna vez, en algún lugar   Graciela Galván  2015

Es éste un texto compuesto por muchos otros, como un caleidoscopio. todos impregnados por una mirada.
Y es la mirada lo que quiero destacar, en tanto atraviesa como un hilo sutil, los bellos escritos de Graciela.
 Y es la mirada que registra, denuncia y devela muchos de los estereotipos patriarcales que nos rigen. Estereotipos y prejuicios, que en estos textos  se expresan y se combaten. Estereotipos y prejuicios que van a reiterarse y reaparecer bajo diferentes formas, que primero los escritos  van a reflejar, pero también luego,  intentan  desarticular.  
En el primero de los capítulos:  INFANCIA, se da cuenta de aquellos mandatos que nos rigieron y nada menos que por pluma de  Jacques Rousseau en el epígrafe de “Las cocineritas” se expresan:
“Las niñas prefieren lo que sorprende a la vista y sirve para el adorno: espejos, joyas, cintas, muñecas sobre todo: la muñeca es el entretenimiento especial de ese sexo; evidentemente ahí tenemos su gusto determinado por su destino” 
El texto se despliega  para subvertir esos mandatos, para rebelarse ante ellos. Y  también relata la deliciosa e ingeniosa maniobra de las protagonistas.
 Los textos también dan cuenta  de  aquellas expectativas sobre las formas de ser mujer  en la “doméstica tarea….que no entendía de rutinas desgastantes, de manos callosas y de espaldas cansadas” y de las otras: las referidas respecto de ser varón  de quien se espera que serlo, en que: “duele un poco,  pero uno ¡es macho y se la aguanta!”
En esta infancia se  cuentan en primera persona los esfuerzos por crecer a costa de magullones ya que como dice Graciela “Porque sin darnos cuenta en aquellas idas y vueltas, en esas coreografías repetidas de piernas flacas, medias caídas, habíamos aprendido que “la vida es el arte del encuentro” .
También vale subrayar en este primer capítulo el  rescate de la creatividad como valor a preservar, contrapuesto al tedio que compone nuestros días.
En el segundo: MUJERES
En este capítulo se puede recorrer la gama de sentimientos que componen la subjetividad de la mujer, de las mujeres. El dolor de la soledad, la violencia que captura bajo distintas formas, la pulsión de dejar atrás las sujeciones. La angustia y el anhelo de huida, la tristeza del deterioro y las pérdidas, para culminar en “Mímesis” con uno de los textos más originales e interesantes. Del que cabe  aseverar que refleja metafóricamente,  una de las problemáticas femeninas más feroces. 


En el capítulo: VARIACIONES SOBRE EL PODER Y LOS MIEDOS
Hay un agudo señalamiento respecto al poder del miedo, que vinculado a los cuestionamientos de género, plantea la destructividad del mandato patriarcal :  “aniquilar aquello que siempre les había aterrorizado, destruir la   presencia de “las otras”, la sabiduría de “las ellas”.
Hay aquí una convocatoria a pensar la ciencia y los saberes desde otros lugares. En la creación de una epistemología descentrada de los saberes androcéntricos,
Correlativo a ese texto, en el siguiente describe  el: “miedo por no poder del  poderoso, el  Minotauro destructor de su propio laberinto”
En  Memoria colectiva el cuestionamiento refiere, con un sesgo más abarcativo  a las otras formas e represión y censura, y adquiere un carácter más universal. Alude  sutilmente  a los inquisidores de siempre “que apuran su tarea destructiva, y  para quienes ¡todo es peligro!  “Pero del humo negro que se eleva,  surgen resistiendo el Eternauta y Víctor el elefante y a ellos se unen otros personajes  como imágenes libertarias”

.ALGUNOS POEMAS refiere en versos un recorrido de apropiación, de renacimiento apenas sugerido:
“Ahora mi cuerpo es mío
Ahora, es hoy. 
Me alejo de manos que me encierran,
de voces que me callan, de amores que me paralizan.
Hoy, es ahora,
 y,  liberada de terrores nocturnos,
salto límites, cruzo fronteras, voy siguiendo señales, 
segura de la cercanía de un  horizonte firme.

Acompañamos a Graciela en ese salto hacia el horizonte firme, en donde nos esperen nuevas palabras, valiosas como éstas, en la dura, magnífica tarea de nombrar  y  de  nombrarse.

María del Carmen Marini, Rosario, 9 de enero de 2014




28  María del Carmen Marini- julio 2015

Presentación Seda Cruda- 8 de agosto de2015
Es ineludible para mí empezar esta presentación del libro de Marta recordando la frase de Theodor Adorno : “¿Cómo escribir poesía después de Auschwitz?”. Diríamos después de La Esma, después del Sótano.
Cómo escribir para contar, eludiendo dos riesgos: el amarillismo de algún periódico, o la frialdad burocrática de un expediente.
En la clínica de lo traumático (que eso es escuchar en la consulta) se incluye el trauma del que lo padeció como víctima, y también una exigencia  de quien lo escucha. Si el trauma se volvió relato, si logra, por ejemplo volverse escritura, requiere que se lo vuelva a contar. Y que se lo vuelva a escuchar. Muchas veces.
Se complejiza la llamada “cura por la palabra” que pasa a ser, que alcanza a ser, en algunos casos, la cura por el relato. “Narrar es construir una diferencia con lo vivido”  dice Eduardo Muller.  Es pasar de la pasividad a la actividad, es encontrar la palabra enmudecida, es hacerse dueño de la propia historia.
En el trauma puro y duro sucede que es la misma escena, la que  vuelve igual a sí misma, una y otra vez (en el estres postraumático, la escena vuelve alucinatoria o en pesadillas, con la carga de afecto intacta). Si se vuelve narración, si puede ser narrada, entonces algo puede despegarse (¿esa carga de afectos desbordados?) y algo puede desplegarse, cuando las palabras nombran.
Una condición es que alguien pueda alojar esa narración, difícil de ser escuchada por el dolor que evoca, y para alojarla se requiere silenciar las propias resonancias, y hacer espacio al discurso que recién se puede empezar a construir. Volverse nido con resistencia de piedra.
  El desamparo ante el terror en la situación traumática implica padecer un orden de vulnerabiblidad subjetiva, diferente al desamparo estructural de todos los seres humanos.  Su densidad hace preciso considerarla de otro modo. De ahí partir para considerar el valor del testimonio frente a esta tragedia subjetiva.  El relato además, no refleja solo una mera percepción de lo vivido por alguien, sino que también, como en las tragedias clásicas, esa voz  le permite hacerse oír  a quien la vivió y dar fe de su propia experiencia, adueñarse de ella. A veces por primera vez puede dar, su asentimiento: “esto sucedió”. Y algo más, expresar también a la trama social afectada, , y con ello le permite a otros ¿a nosotros?, recuperar trazas, indicios y restos de una verdad. La de quienes vivieron esas situaciones y también la de aquellos que ya no están.  
Así Marta Dillon cuenta en “Aparecida” respecto al entierro de su madre “La íbamos a acompañar en el viaje desde el anonimato hacia el territorio de los muertos recordados, ahí donde podría seguir diciendo por sí misma, aquí estoy, en este tiempo supe lo que era la primavera, fui madre, fui hermana, estor son mis deudos…he sido asesinada, mi existencia negada, pero los míos arrebataron mi cuerpo de las sombras, desde aquí doy fe de la doble masacre de las vidas y de los cuerpos.” 
En la escritura se recupera la palabra del silencio.
Hay un conflicto suficientemente descripto entre la acción moral de decir esa verdad y el dolor de esa verdad implica. Ha sido mencionado muchas veces. ¿Decir? ¿Cómo decir? ¿Cuánto decir? ¿Cuándo es el momento? Pero eludir ese dolor hace el juego a  la dificultad de cerrar una versión de los hechos. Y eso obtura el necesario proceso de duelo. Antígona reclamando dar sepultura a su hermano muerto interpela al tirano por un orden más justo y exige con ello un reconocimiento de la dignidad de la existencia, más allá de la muerte física.
Un hecho singular en estas historias, es la presencia de duelos congelados, no tramitados y con efectos devastadores. Duelo no solo por la muerte de quienes no están, sino también por la vida no vivida, o vivida a medias en el exilio y en el insilio.
Es en esta encrucijada trágica que el sujeto se abisma, al haber descendido, por la vía del terror a aquella dimensión de lo trágico puro.
El abismo implica un derrumbe subjetivo, en la consulta en que la palabra surge, queda margen para un dispositivo ético, que permita un asentimiento a decir con sus propias palabras, y con ello construir un relato. Relato que en muchos casos tendrá valor de testimonio. Decimos que es un dispositivo ético en tanto asumir su palabra lo humaniza y le devuelve un lugar  que lo desabisma.  Esto, porque el asentimiento a la propia palabra, la transformación de angustia en relato, la posibilidad de decir lo acallado tiene que ver con la recuperación de lo vital.
Y esto sucedió en la paradoja de que cuando ya no trabajábamos en la consulta, es que se produjo la mayor tarea sanadora. Cuando ya no era mi paciente fue cuando la escritura, en que la acompañé desde otro lugar, operó su tarea reparadora.

La tarea
En el transcurso  de dicho trabajo de escritura, Marta pudo ir  dando forma a un texto donde compaginó páginas de su diario, y parte de la correspondencia. La correspondencia que envió a su  madre desde Villa Devoto y desde Bélgica, que ésta conservó y le restituyó a la vuelta del exilio, hacia donde había partido .
Su hijo nació mientras ella estaba en los sótanos de la Jefatura de Rosario.
Al octavo mes ambos habían enfermado, Marta tuvo que entregarlo a sus familiares para que pudieran tratarlo  de la dolencia contraída por las condiciones en que habían vivido.
De ese momento es el siguiente fragmento:
“Me dieron unos días. Unos días en que supliqué que no me hicieran abandonar a mi bebé  enfermo. En que busqué los argumentos éticos y no éticos. En que pedí, exigí, grité. En que terminé preparando el bolso, la caja de lustrosos dibujitos y una mañana todo partió por el  mismo pasillo por el que entramos el primer día.
Despacito desarmé la cuna, la de barandas rebatible para cuando creciera, cada tuerca, una lágrima temblorosa de pena. ¿Qué haría él cuando me extrañara, cuando me necesitara?. Y yo, ¿qué haría yo con la absoluta soledad que vislumbraba?. Destinatario de mis luchas, argumento de mi vida cotidiana, hijo que me enseñaste a quererte, a hacerme madre, a mantenerme viva con tu crecer sin pausa, sin tregua...te ibas. Desarmaba la cuna, el pequeño rectángulo de tu lugar en la sala de madres. El rincón que quedaría indefectiblemente vacío de tu volumen, tu risa, tu perfume, tus fiebres, tus reclamos...un lugar lleno de tu ausencia. Cayó la primera baranda. Eran para protegerte, para que no te cayeras. ¿ Y a mí quién me protege de éste desamparo?. Hijo, creí que solo te cuidaba y no vi hasta ahora que te vas, lo que me protegías a mí con tu necesitarme. Te tenía conmigo y en la imperiosa necesidad de sostenerte, me sostuve, con el pretexto de tu supervivencia, sobreviví. Cayó la segunda baranda. Como pedazos mío, de mi coraza, de mis defensas, como si fuera una parte que se desarma, que se desarticula, que ya no hace sombra. ¿Sanarán tus heridas?. La mía hijo mío, entreveo, no habrá remedio que la repare...eras el espejo en el que me miraba, y me veía tan necesaria, tan irreemplazable, tan amada, ahora se empaña de enfermedad, con tu ausencia se triza, ¿cómo voy a sobrellevar tus dolores, los míos?
Saqué el elástico, los cabezales. Me senté en el suelo ocupando el rectángulo de sol cuadriculado y desconsolada lloré tu presencia ausente, lloré, lloré hasta quedar sin lágrimas.
Con todo atado con hilo sisal hice  un bulto y lo entregué a la guardia.
En el fondo del armario de chapa, celosamente elegidas, quedaron como remembranzas, algunas ropitas del ajuar interminable.
Después de la cuna, partió Mariano, por mucho tiempo. ¿Un mes? Para mí fue una vida....” 
La profundidad del dolor toma forma por una intensificación del sentimiento de la proximidad corporal con el hijo y es registrado  con la pérdida de éste.
La memoria de la intimidad de los cuerpos da cuenta del desgarramiento para el cuerpo memoria de las madres.
¿Cómo incorporar ésta, la historia de Marta a la saga de las otras madres? Como la una mujer que prioriza sin vacilaciones las posibilidades de lucha por la vida. La de sí misma, la del hijo amado a quien había defendido palmo a palmo durante el embarazo, y al que no obstante elige renunciar para su bien. Lo delega a sus padres que se ocuparán de su tratamiento para que Mariano pueda sanar, para que pueda vivir.
Y entretanto le escribe, le escribe y confecciona dibujos, tarjetas bordadas con los hilos de colores extraídos de las toallas, con los pocos elementos que puede obtener. Los cuentos, los dibujos, las tarjetas  son obsequios con  los que aspira a seguir ocupando un lugar en la historia y en la cotidianidad de su hijo. Deja en estos trabajos, en su diario, y en la correspondencia testimonios de ese tiempo durísimo de separación, de dolor, pero también de lucha para preservarlo y preservarse. Manteniendo siempre en claro el objetivo de no resignar esperanzas.
Entre los ideales de defensa de la vida que se imponen está prevaleciendo la madre que solo hace eco a los valores de lo originario, esos “que se olvidan en lo que llamamos civilización”, como plantea Nicole Loraux.
Olvido y silencio. 
Y aquí cabe un interrogante sobre esta civilización que compuso Auschwitz, la Esma. El Sótano.
Las metáforas de Auschwitz que hoy nombro habitan nuestro presente. 
Y a veces, como planteaba , las metáforas de Auschwitz nos constituyen. Operan desde adentro como enfermedad, locura, muerte.
Silencian nuestra palabra y obturan nuestra memoria.
Por eso, construir un lenguaje que exprese la devastación y recuperar los recuerdos olvidados, sigue siendo la meta de legítimos esfuerzos.
Sostuve ese esfuerzo algunas veces en búsquedas, que tenían algo de quijotesco. Una de estas luchas que libramos contra el silencio y el olvido, se plasmó en este libro: El libro de Marta.
Ella había dicho: tenés que ayudarme a escribir. Venía del exilio, y antes del exilio, de la cárcel.Y me habló de  aquella cápsula en la que durante tantos años guardó lo vivido. Le había servido de coraza y de refugio. Esa cápsula en la que herméticamente encerrada  había quedado parte de su historia. Cápsula cárcel, cápsula nido, cápsula amnesia.
La estrategia de entonces  había sido olvidar. La de ese momento requería recordar. . Aquello reclamaba ser legitimado, tal vez siendo re-escrito. Para poder saldar la historia abierta. Para poder soldar los fragmentos. Para poder unir las escenas. Saldar, soldar, unir, escribir.
Ella también se fue encontrando con su posibilidad de escribir. 
  Su primer escrito se llamó : En silencio.
“El silencio pareciera para muchos tener algo de muerte. Yo encuentro, sin embargo, que tiene vida.
Porque yo no hablo de la ausencia de ruidos. Hablo de la presencia de un camino que desde el borde del presente y para atrás se alarga y se puebla de nosotros.  A veces mirando adentro, me veo como en un espejo, en el agua quieta. Me encanta descubrir esos ribetes nuevos que cada evocación convoca y oir como se astillan esos silencios tan profundos detrás de los que yacen los olvidos. Por las grietas asoman, a veces cautelosos, otras desbocados, pedacitos de mí que, de tan acallados, creí muertos para siempre. Y despaciosamente se meten en esas lagunas vacías (no de nada, sino de ausencia) y vuelven a hilar la trama de mi vida, que así se regenera”.

Luego fue la reconstrucción de su detención y su tránsito por Jefatura. En ese tiempo nacería su hijo. Luego pasaría a la Unidad 5, cárcel de mujeres.
Y en la cárcel de mujeres otro testimonio:
Resistir...encontrar fuerzas en la flaqueza, resistir, no a costa de los propios hijos, sino por ellos, sino con ellos. Aunque parezca patético para quien no vivió esto. Aunque para las que lo vivimos esté aún doliendo.
El dolor de lo irreparable. La lesión inscripta con el cincel de la agonía. Lenta, insidiosamente. Para toda la vida, si los hijos sobreviven, si es que nosotras sobrevivimos. Por siempre pulsando en las entrañas, en el mudo instalarse de la amnesia, silencioso bastión para sobrellevar el pasado en el presente”.

Con la posibilidad de salir del país Marta se exilia en Bélgica.
“Cuando volví del exilio, mi madre me mostró una carpeta naranja, ajada de tiempo diciendo:
-Acá guardé las cartas  que mandaste desde Villa Devoto-
 Así fue como volvieron a mis manos y permanecieron encerradas allí, durante muchos años, sin animarme a abrirla.
Hasta que llegó un momento en que  empecé  leer las cartas”.

Y los testimonios fueron corriendo una cortina. Trabajando  sobre el silencio es que aparecieron las palabras. Las suyas, primero las suyas, pero también después sigilosamente las mías.
Si ella nombraba, yo también. Al reconstruir su historia  me llevó a que yo asumiera parte de la mía. Su recordar (que es volver a pasar por e corazón y pagar los costos por ello) tuvo una reverberación que me alcanzó. Y así como ella tomó conciencia de que creyendo proteger, había sido protegida por su hijo, para mi fue posible advertir que creyendo ayudarla me ayudaba a mí misma. Creía ayudarla a regresar de aquel otro exilio: el de si misma.Y sucedió también que me encontré con un impensado retorno: el de aquello exiliado de mí que resonó, que hizo eco a su voz recuperada. Abriendo un espacio para su palabra también se insinuó la mía, como por un mismo cauce abierto en el encuentro.
La escritura como avalancha, y el escribir como restañar, reparar, cicatrizar. A partir de un encuentro en donde se recuperó la memoria, se suturaron olvidos y se enunciaron palabras. Lo que nos lleva a redefinir la naturaleza de lo terapéutico más allá de  supuestas neutralidades y asepsias. Neutralidades que habrán de escandalizarse por rupturas de encuadre, por contratransferencia desbocadas,  contraidentificación introyectiva, perdida de la distancia y quien sabe cuántas cosas más.
Y aquí puedo hacer mías las palabras y los sentimientos de Juan Carlos Volnovich, cuando se refiere a su trabajo psicoterapéutico con Andrés. 
Y si solo cambio el nombre de Andrés por el de Marta podré decir: 
“Decir que Marta interpela mi función, mi historia personal, la de mis hijos es decir bien poco. Decir que Marta y yo estuvimos juntas en este proceso terapéutico y que también nos unió la violencia y el exilio, que nos arrastró la turbulencia, el torbellino, la vorágine de la historia, es algo más pero no es todo. Con Marta nos une o nos separa un mismo latigazo. Nos une o nos separa una misma fobia. Fobia nuestra a ir por donde vaya el viento. Culpa nuestra por la sobrevida. Intento mutuo de expiar sufriendo. Pero también y por qué no decirlo, empecinado esfuerzo para no repetir”. 
Parece extraño llegando a este punto, advertir que en un trabajo que empezó tratando sobre el silencio y el olvido, se llegue a fomular sostener la continuidad de la vida, que es la continuidad de nuestros deseos y la posibilidad de formular proyectos.
Tal vez la continuidad de la vida y la lucha por las metas sean posibles, si y solo si volvemos a habitarnos y nos reencontramos con las energías que creíamos ausentes, con las fuerzas de las que nos creíamos despojados, con la historia que nos constituye. Haciendo válido aquello de “Nada que provenga de mi debe faltarme” , y recordando que : “Escribir es un forma de no claudicar”.(Liliana Mizrahi)
Es nuestra forma de no claudicar.



      29             2 Alaridos 2

Las películas "Vergüenza y respeto" dirigida por Tomas Lipgot (documental de la vida cotidiana de una familia de gitanos del conurbano bonaerense) y la nominada al Globo de Oro "Mustang" (coproducción turca, franco alemana) dirigida por Denize Gamze Ergüven, ambas proyectadas recientemente en Rosario, ofrecen afinidades interesantes  de destacar. Como si ambos films, fueran  reflejo, en países tan diversos y distantes de algo.  Ese algo: la perseverancia de ciertas tradiciones en torno a la cuestión de la educación y el destino delas mujeres.

En el documental de Lipgot se  registra como aún quedan relegadas las mujeres de la tribu, del contacto con el mundo de los "payos" (no gitanos) dedicadas en exclusividad a la privacidad del hogar. La mujer se casa virgen (la prueba de la misma es una exigencia insoslayable) y vive recluida en la casa, de la que no puede salir, ni al kiosco de la esquina, solamente se le autoriza (???) si lo hace acompañada por una de sus mayores. No puede concurrir a fiestas (al menos que sea una celebración familiar). Con lo cual solamente  tiene vínculos con las personas del grupo.  Y solo concurre a la escuela hasta adquirir los conocimientos elementales.  

El hombre más veterano de la casa argumenta: “Nosotros amamos a nuestras mujeres. Amor es una palabra larga, hoy en día se confunde con pasión o atracción”, y continúa con genuina convicción: “La base de la ley gitana es la mujer. De ella surge todo lo que viene después”. 

La honorabilidad de la familia se asienta en esta forma de concebir las tareas y funciones de varones y mujeres. Pero el realizador entrevista a las mujeres, las deja expresarse a cámara -y ellas reiteran el mismo discurso-, mostrándose en un todo de acuerdo a las normas por las que se rigen y con las que viven. Normas que desde otra mirada  resultarían al menos cuestionadas. La película se inicia durante la celebración de una boda y culmina con el nacimiento del primero de los niños de la joven pareja.

La mirada de Lipgot no censura ni aplaude, permite a los protagonistas, expresarse con soltura , para contarnos como son, como es su vida y como se relacionan.

Resulta perturbador para quienes venimos reflexionando sobre la constitución de las subjetividades, modos de funcionamiento como estos en torno a lo femenino. 
Lo más conmovedor fue para mí, el consentimiento de las mujeres gitanas a eses modo de vinculación, que presumiblemente las sitúa como pilares de la familia, pero a costa de renuncias inconcebibles, al menos para quienes aspiramos a la equidad de géneros. Pero, nobleza obliga, se registra en todas ellas una serenidad que deviene de la coherencia con las normas que las rigen.
Un comentarista pudo plantear de la reflejada por el film, como:" una identidad que encuentra en la familia su unidad y su fuerza, en la honra su brújula, y en la música su corazón"

En cambio, en las protagonistas de Mustang hay rebeldía y lucha.
Su directora, Deniz Gamze Ergüven nació en Ankara en 1978 y se educó en Francia, Turquía y Estados Unidos.  En 2012 escribió, junto a Alice Winocour, Mustang (Belleza Salvaje). ¿Por qué el título? Ella detalla: “Un Mustang es un caballo salvaje que simboliza perfectamente a mis cinco espirituales e indomables heroínas”.

La protagonista que narra la historia, es la menor  de cinco hermanas , que son apresuradas en su preparación como esposas, a partir de una sanción que les acorta la adolescencia y pretende precipitarlas a un destino adulto al estilo medieval del pueblo en que viven. La sanción devino del hecho de  que las cinco huérfanas, a cargo de la abuela, son acusadas de escandalizar en sus juegos en el mar con compañeros de la escuela, en una celebración del final de clases.

"En un momento, todo se transformó en una fábrica de esposas", comenta en otro tramo. "Nuestra casa comenzó a convertirse en una verdadera cárcel" 

También aporta Ergüven en una entrevista:En la Turquía de hoy,  la condición femenina es más que nunca un asunto de interés principal. Y el hecho de que frecuentemente haya alternado Turquía con Francia me daba una perspectiva diferente. Cada vez que vuelvo siento una forma de opresión diferente que me sorprende; todo tiene algo que ver con la condición femenina, constantemente referida a la sexualidad. Por ejemplo he sabido que hay directores de escuela que prohíben que muchachos y chicas utilicen las mismas escaleras para ir a clase; aplican una carga sexual a las situaciones más banales. Subir una escalera se vuelve una cuestión importante, lo que demuestra el absurdo de esa clase de conservadurismo: todo es sexual -explica contundente-. Al final terminan hablando de sexo todo el tiempo. Y de ahí emerge una concepción de la sociedad que equipara la función de las mujeres a la de máquinas de producir hijos: sólo son buenas para las tareas hogareñas


Los elementos en común entre los dos films, que atañen a la condición femenina que se plantean son:

1-La restricción de la escolaridad, reflejada en los dos films, respecto a  los dos grupos, poniéndose el acento para la mujeres, en los aprendizajes que atañen a los quehaceres domésticos, desalentando cualquier otro interés. En ambas realidades la pulsión de saber queda restringida a lo cotidiano: cocinar, coser, limpiar .

2-La reclusión en el hogar estando impedida la salida del mismo y la exploración del mundo exterior. Y también  evitado el  trato con  personas ajenas al gripo.  Esto como tradición entre los gitanos. Y en concretas  rejas y barrotes en Mustang que las encierra. El maravilloso universo queda cercenado y cercado a las paredes de la casa.

3-1- La exigencia de virgindad para las niñas, al punto de imponer humillantes exámenes, (en ambas films además,  la exhibición de las sábanas nupciales con las señales requeridas como prueba)

Esta exigencia de virgindad, me remitió a dos ceremonias conocidas entre nosotros, en la celebración de bodas. Creo que simbolicamente la ruptura de la copa en que han bebido los novios de las celebraciones judías, apunta en esa dirección. Y entre los católicos, el pasaje de la novia del brazo del padre al del esposo. Tal esposo es quien además levanta el tul que cubre el rostro de la novia (al menos en aquellas  bodas que recuerdo de antaño). Creo que así como la sábana exhibida como prueba, en  las otras tradiciones,  también se alude a la desfloración, siendo la copa y el velo metáforas, al menos, a considerar

Y volviendo a las películas...En ambos casos, los alaridos.... tal vez no tengan que ver con ellas.
Tal vez tengan que ver con las reflexiones  que como  estudiosas del tema de las problemáticas de género, surgen  al plantearnos las asimetrías que siguen vigentes, allí. Pero también acá,  en el acceso al mundo, para la mitad de la humanidad. 
Cuando todavía si bien las carreras universitarias tienen ingreso femenino, el acceso a cargos de titularidad  y   directivos es minoritario para mujeres. Cuando la calle, sigue  siendo sentida como espacio peligroso. Cuando todavía el acceso a la sexualidad exige  responsabilidades que los varones recién empiezan a asumir. (Y  tomo nota, por lo valiosa , de  la iniciativa de Varones Antipatriarcales, como compañeros de ruta). 
 Pero creo que films, como los aludidos, sirven para recordar, que si tanto nos sacuden y nos espantan en lo  anecdótico, es porque dan cuenta, de lo pendiente que también tenemos como tarea a realizar.     
 María del Carmen Marini. Magister en Problemática de Género



 
30   RELACIONES ENTRE ESTUDIOS DE GENERO Y PSICOANÁLISIS (2016)Articulación entre deseo e historia. Página 12

Las relaciones entre Psicoanálisis y Estudios de Género tienen una historia de intercambios prolongados y fructíferos.
La necesaria articulación entre ambas lleva a repensar teorizaciones psicoanalíticas. Al respecto plantea Ana María Fernandez: “Cuánto de lo que ha sido pensado como estructura inconciente universal no da cuenta sino del modo socio-histórico de subjetivación de la modernidad para varones y mujeres? Cuál es la articulación entre deseo e historia? Podemos seguir pensando lo inconciente como estructura invariante universal?”(1)
Tiene sentido construir relaciones entre los conceptos aportados desde el psicoanálisis referidos a la psicosexualidad y los atinentes a los vínculos de poder que impregnan las relaciones intra e intergenéricas.
Tendría sentido rescatar en este punto los planteos de Emilse Dío Bleichmar respecto al riesgo de manipular conceptos psicoanalíticos acusando de falicismo el empeño de los seres humanos de ser considerados tales, cuando tales seres son mujeres. Todavìa encontramos esos estereotipos.
En un trabajo anterior (2) desarrollé como notas constitutivas de la subjetividad femenina lo que describí como vigencia aún hoy, de la prescripción de las tres “s”. Las “s” de Silencio, Sumisión y Servicio que en la lengua española, bien podrían  concebirse como las tres “k” del alemán, cuando destina a las mujeres a las “k” de kinder, kuche, kirche, es decir: chicos, cocina e iglesia.
Respecto a la prescripción del silencio, la vinculamos a su condición de gran silenciosa de la historia, en el transcurso de su prolongado exilio de la palabra, fue hablada (desde afuera y desde arriba: ciencia, religión, derecho, tradiciones) por quienes con supuestas solvencias describieron como “debía ser” para ser “femenina”. (Recordemos también aquel bolero...) Podemos asumir que es reciente el ejercicio,  por parte de las mujeres, de la propia palabra, despejando enigmas, desdiciendo viejos errores sostenidos como verdades consagradas, expresando, en suma, como puede concebirse a si misma cuando elude y/o resiste tradicionales mandatos.
En una nota, Hilda Habichayn (3) describe como forma embozada de violencia la censura   y prohibición respecto a las manifestaciones orales y gestuales, que implica que el tono e intensidad de la voz, el léxico empleado, los gestos, los movimientos deben pasar un fino tamiz para ser considerados “apropiados”para una mujer. ¿Entrarán en esta categoría nuestros comportamientos censurados? ¿Por no adecuarse al estereotipo de lo “exquisitamente femenino”? ¿Será ese el feminismo considerado por algunos “agresivo”?
Confundir la crítica al patriarcado que nos atraviesa a todos y todas,  con enfrentamiento y confrontación de las mujeres hacia los varones de la especie es simplificar   una cuestión  que nos atañe en tanto humanos en crisis.
Hilda Habichayn también se refiere a la violencia implícita en lo que llama, la censura desde el lenguaje, que opera cuando las mujeres son negadas al subsumirlas en la categoría masculina. El vocablo hombre se utiliza para designar no solo a los varones de la especie.
El pretexto de incluirnos en un concepto de humanidad más amplio, nos roba la posibilidad  de pensarnos a nosotras mismas, reconociéndonos en la diferencia. Se nos impone, y en esto el lenguaje no es inocente, la referencia a un modo de ser humano, el modo de ser humano masculino.
Un discurso que incluya a las mujeres se presenta desde la crítica a las estructuras androcéntricas y desde el cuestionamiento al poder patriarcal en todas las áreas. Es eso lo que tal vez resulte inquietante.

Otra vuelta de tuerca
   “Para la teoría feminista que es una teoría política que se propone transformar la categoría de diferencia sexual y sus consecuencias en la vida social- y para cierto psicoanálisis que no quiere ver su filo subversivo hipotecado en el sostenimiento del orden patriarcal- el problema es llegar, a incluir lo histórico social como entramado complejo y multidimensional, en el que se construyen las categorías antes mencionadas y se sostienen las condiciones de su posibilidad” nos dice Martha Rosenberg.(4)
Lo que puede ser dicho por alguien, y también lo que no puede ser dicho, es lo que posiciona a cada ser humano en el lugar desde el que habla. O desde donde es hablada, en el caso de que no llegue a tomar la palabra.Y puesto que el silencio también pertenece al lenguaje, es el lugar prescripto y asumido preferentemente por el género femenino.
Es este silencio (y sobre todo a este silenciamiento) .y sus costos en enfermedad mental, violencia y muerte, lo que Rosemberg señala .
Resulta interesante respecto de este tema del “decir” la dificultad en escuchar la propia voz y las consecuencias en términos de empobrecimiento personal acorde y simultáneo a la disposición a ceñirse a la palabra del otro significativo.
El esfuerzo en encontrar vinculación entre las mujeres descriptas desde el Psicoanálisis y desde los Estudios de Genero dio lugar a interesante producciones.
También parece útil el registro de mujeres escritoras haciendo referencia a su experiencia de análisis.
Dice Marta Mercader: (5)
“...Durante milenios la escritura fue patrimonio de los sacerdotes, de los poderosos, de los ricos, de los varones, de los que mandaban. Los grandes silenciados de la historia han sido los pobres y las mujeres. Somos tataranietos, los hombres y las mujeres actuales, de analfabetas milenarias. O quizá sea mejor decir. Somos descendientes de mujeres ágrafas. Nuestras antepasadas que no dejaron testamento escrito, nos transmitieron otros códigos que todavía no sabemos descifrar”...

En “Diario Colectivo”(6), también encontramos aportes interesantes.
“No tengo voz ni palabras...Estoy necesitada de una voz propia, de palabras que me pertenezcan. Creo que me esfuerzo, que combato a brazo partido con los fantasmas, pero la nueva criatura no logra emitir sonidos.”
“...Detrás de toda la masculina admiración hacia el “misterio femenino” subyace una de las peores humillaciones:- Te adoro, pero no hables, no contradigas la imagen que tengo de vos...” 
“...Que puedo aprender de mí como mujer a través de las definiciones psicoanalíticas?...Me provoca un cansancio tremendo probarme las imágenes que me proponen, descartarlas sin poder rescatar una que me sirva para descubrir algo más...Me encontré entre científicos que hablaban de mì, con fòrmulas precisas, disparándome fantasmas y situaciones y vivencias y sensaciones y mecanismos que examino y que no son...”

Durante mucho tiempo los planteos freudianos sobre psicosexualidad femenina que fueran postulados originariamente como sujetos a verificación y como cuestiones a seguir siendo interrogadas, se presentaron  como verdades inamovibles por seguidores dogmáticos, fieles a la letra, más no al espíritu de la indagación psicoanalítica.
Se necesitó mucho tiempo para comenzar a cuestionarlos.
La opresión histórica de las mujeres tal como comenzó a ser incluida, encuentra en nuestro medio sus primeras conceptualizaciones en obras que exploran la articulación de las formaciones inconcientes y los condicionamientos histórico-sociales. 
Los estudiosos interesados en las relaciones entre Psicoanálisis y Teorías de Género deberán interrogar las marcas de patriarcado que obstaculizan su propia reflexión, infiltrando su indagación sobre las subjetividades.
Hornstein plantea al respecto: “Para dilucidar las relaciones entre género y psicoanálisis se requiere trabajar en las fronteras, no pensándolas como bordes infranqueables sino como espacios de intercambios, como zonas de encuentros. Concebidas no como límites limitantes sino fundantes. No tanto como márgenes sino como lugares de producción. No es beneficioso para el psicoanálisis ignorar lo que acontece en otras disciplinas...Toda teoría que no puede ser perturbada por ruidos nuevos es condenada a una clausura mortífera y a su extinción”.(7)
Vale pues la interrogación respecto a los sexismos que sin duda nos atraviesan, a aquello del patriarcado en que nos formamos y vivimos sumergidos que todavía nos impregna, en suma a todo lo que actúa en nosotros cuando pensamos y cuando escuchamos.
Nos permitiría intentar descifrar, en nuestros abordajes en Psicoanálisis, aquellos rasgos sexistas y androcéntricos que, al silenciar los sesgos de las voces que nos llegan, obturan la posibilidad de nuevas conceptualizaciones y nuevos abordajes clínicos.
Irene Fridman aporta : “...es en función de estos silenciamientos que los/las pacientes no son escuchados en sus padecimientos genéricos, por lo tanto reenviados a repetir lo que no han podido elaborar. Puntos ciegos de la teoría que obturan líneas de análisis que se podrían profundizar teniendo en cuenta en los abordajes terapéuticos la perspectiva de género...”(8)
Llega el momento de considerar en la constitución del psiquismo humano metas ligadas al logro de una mayor autonomía y al establecimiento de relaciones equitativas en donde los modos de ejercicio de las subjetividades sexuadas femenina y masculina impliquen menos estereotipia y más libertad.  
Un pensamiento que se precie de científico requerirá el esfuerzo de abandonar concepciones tranquilizadoramente totalizadoras y reduccionistas. La incorporación de categorías variadas y múltiples implicará un inquietante cuestionamiento, pero podrá ser significada como un paso más en la reflexión ciéntífica y ética de las subjetividades sexuadas.

Notas
1- Fernandez Ana María: “Autonomías y de-construcciones de poder” en Meler Irene, Tajer Débora (comp.), Psicoanálisis y Género. Buenos Aires, Lugar Editorial,2000
2- Marini María del Carmen: “Ser mujer, un desafío”. Rosario Ed. Casa de la Mujer,1989.
3- Habichayn Hilda: “Algo más que magullones”nota Página 12. 25 de Nov. 1998
4- Rosemberg Martha: “Representación de la diferencia sexual” en Meler I., Tajer D. Op. Cit.
5-Mercader Martha: “Para ser una mujer”.Buenos Aires, Sudamericana,1992
6-Aldaburu María Inés, Cano Inés, Rais Hilda, Reynoso Nené: “Diario Colectivo”. Bunos Aires La Campana Ediciones, 1885.
7-Hornstein Luis: “Amar y trabajar en mujeres y Hombres” en Meler I., Tajer D. Op. Cit.
8-Fridman Irene: “La búsqueda del padre. El dilema de la masculinidad” en Meler I., Tajer D., Op. Cit.     
Ps. María del Carmen Marini





31 Prologo a Historias del exilio

¿Cómo entrar en este libro?
Creo que requiere una particular delicadeza, prudencia, cuidado. Por la materia evanescente y sutil de que está compuesto: se trata nada más, y nada menos que de historias de vida. Y que por el modo en que se expresan y con ello se exponen, y por la forma en que nos involucran en la lectura, harán que ésta no nunca sea calma, fría, desapasionada.
¿Cómo sumergirse en estos relatos, que son testimonio, recuerdo de lo pasado, interpelación en el presente?. Creo que primero valorando la confianza que alentó a los artífices de estas palabras. Palabras que relatan sentimientos, y nos están dejando en las manos parte de sus vidas. Es preciso que tomemos la dimensión gigantesca de esa confianza.
Y como correlato a esa confianza que los alentó para escribir a los autores, una demanda a nosotros, lectores, del compromiso a un respeto incondicional. Como aquel con que se entra en un santuario, en muchos casos, apenas entreabierto después de treinta años.
Los testimonios que componen este libro lo imponen. Y también la aceptación de la cuota de misterio implicada en cada uno de ellos.
Creo que la articulación de la confianza de los autores, con el respeto en la lectura, merece ser subrayada por la índole de lo que queda escrito.
También me parece ineludible señalar que este libro, por el hecho de estar compuesto de múltiples voces, implica una dimensión coral. Voces que debieron sumarse para dar sentido, densidad y consistencia a las diferentes miradas. Y que cuentan el paisaje de aquellos tiempos, y también de éstos, en los que como refiere el poeta: “todavía cantamos”.
Cabe la esperanza de que este libro pueda funcionar como un “Himno a la alegría” sudamericano, en que la hermandad sea testimoniada desde la palabra.
i
Comentario
Historias del exilio
…a los sueños, a las esperanzas no hay manera de exiliarlas, ni de doblegarlas…( yo agregaría, a los sueños, a las esperanzas es preciso nombrarlas. Este libro es un modo de seguir  nombrando)
La historia
Los exiliados cuentan su viaje. La mayoría de ellos, como saliendo de una trama kafkiana, en donde no había lógica sino irracionalidad  y miedo. Varios de los testimonios se refieren con esas palabras para designar ese absurdo, oscuro y siniestro que se adueñó de sus vidas, para empujarlos al exilio
Cada uno, se presenta a sí mismo, en su relato, con una carga de recuerdos que son testimonios de vida, una vida tan amplia y profunda que de ella, solo tendremos apenas  un atisbo, un pantallazo. Porque cada una, según expresan, da como para escribir un libro.
Ellos describen también en estas crónicas, los esfuerzos para acomodarse a esa nueva realidad. Sin poder desempacar del todo, esa,  la valija del alma que quedó para muchos, a medias desarmada. Que quedó en un rincón de la habitación, como prueba muda del dolor de estar allí. Tal vez  lo que sucede cuando irse no es lo que se elige, sino lo que se impone.
Pero dispuestos a tomar esa oportunidad de vida, en Bélgica, después de tanta muerte. Aceptando el lugar frío y gris, en el que transcurrirían los próximos años. Trabajando en lo que fuera, como medio para continuar y lejos de los  sueños y proyectos interrumpidos. Y en esa oportunidad, la perseverancia en ideales que insisten, y luego, a veces también la alegría. Porque los niños crecían, y otros llegaban a ampliar las familias. 
Porque se trataba de hubiera un bálsamo que atenuara el dolor y una tibieza que disminuyera el frío. Por eso la solidaridad prevaleció para recibir y acompañar a los que llegaban con azoramiento y  dudas, y esa solidaridad construyó el nido para que cobijara  y diera sosiego.
Bélgica
Pero todos ellos, empezando a saber algo. Algo que surgiría con los años y que se dice claramente en este balance, y es que a partir de allí, como surge de un testimonio: “Inevitablemente fuimos, somos, de dos países”
Para muchos, desde la llegada fue como instalarse en una cuenta regresiva, estaba claro el deseo y  el objetivo de volver. Pero aún para los que volvieron, Bélgica y el exilio e instaurarían como insoslayable en sus historias. Marcarían un antes y un después en cada biografía.
Casi todos, habitando luego en una franja intermedia, como escribe alguien “con un pie en cada orilla y el corazón partido”
Con una familia allá, con la que se compartieron anhelos y crecimientos.  Una gran familia con fiestas de Navidad y celebración de cumpleaños. Con tíos y primos postizos, o mejor, tan genuinos como quedaron en el recuerdo. Y otra familia acá, de la que llegaban las noticias, porque la vida continuaba.
Y los chicos ?  
“Nuestros chicos crecían un poco lagrimeando, algunos con berrinches, otros con agresividad, o callados y retraídos… El trato era de usted, le daban la mano al llegar y al despedirse aunque apenas supieran caminar y los aprendizajes más apreciados eran que tanto el bebé como el niño se adaptaran a la vida adulta, es decir poco movimiento y poca excitación, poco hablar y mucho por favor y gracias.” 
Algunos de aquellos chicos, que hoy son hombres y mujeres escriben y dan cuenta de lo que sintieron…A veces el extrañamiento, siempre el corte en la historia que se había desplegado hasta entonces. Y aunque la agitación y el temor se fueron calmando, quedó el desconcierto. La búsqueda que aún continúa para algunos. La necesidad de establecer nuevos lazos.
N. “Fue un cambio abrupto, ahí nadie te abrazaba ni te sabía mirar a los ojos. Tuve que vestirme con mucha ropa pesada y con apretados zapatos oscuros que detestaba…
…antes de nuestra partida (cuando volvían) mamá me mandó separar todos los juguetes, explicando que no lo los podíamos llevar con nosotros, y que se los íbamos a nuestros amigos, a nuestros primos del corazón…aprendí que solo poseía lo que llevaba conmigo.”
M. “ Sentí la  llegada, era bien distinto todo, un gran conjunto de casas marrones, casi fantasmagóricas, rodeadas por un barro social, tan frío y viejo como las primeras. No era un paisaje para un niño. Desde aquella mirada, impresión y sentimiento, el salto comenzaba a cobrar su tributo, que fue pagado con melancolía.
Yo contemplaba, miraba, y como todo niño, crecía. Solo que yo lo hacía mucho para adentro, porque lo necesitaba. Necesitaba buscar, como quien necesita anclar adentro, abrir las aguas y tratar de encontrar lo propio. Solo que Bélgica no era el mejor lugar para hacerlo.
Volví a la Argentina…Y sí, por más que uno se mude de continente e intente dejar atrás todo, siempre hay equipajes que no se descargan así nomás…Así mi infancia fue difícil…seguía construyéndome cada vez más hondo.
Mis padres eran exigentes, había que trabajar y estudiar en la Universidad. Había una insistencia persistente sobre eso, bajo el manto de ser feliz como meta principal. A mí no me salían todas juntas.” 
M. L. El exilio y su sombra.
“Según el diccionario, exilio es “1- Separación de una persona de la tierra en que vive. 2-Efecto de estar exiliada una persona. 3- Lugar en que vive el exiliado. 4- Expatriación, generalmente por motivos políticos”. A esta  definición yo agregaría: salida del país como única opción para salvar la vida.
El exilio fue una etapa que marcó mi vida, una impronta que trazó mi destino…
Una gran carga de sentimientos, una mezcla de miedos, a la soledad, al abandono, a que nadie pueda protegerme, de incertidumbres, de angustias…”
(Entonces) según mi razonamiento, por avión llegaban “los desaparecidos”. Los que desaparecían estaban por el mundo, no se sabía bien dónde, y aparecían con el tiempo en el aeropuerto. Más tarde comprendí…”
“…consciente de que mi hermano y yo hubiésemos podido ser parte de la lista de los 400 nietos robados, buscados aún hoy, por las familias y las abuelas de Plaza de Mayo. Allí dentro de la gran tristeza, contábamos con el consuelo de estar los cuatro reunidos.”

M.C.M. mayo 2018




32  ZULEIkA  3  Sobreviventes

Ella escribe a veces, y las cosas que dice quedan pulsando… Por ejemplo: “Si paso y no dejo huella, entones ¿para qué paso?” También les dice a las sufrientes “Ustedes hablan, yo escribo”, y sobre todo una verdad: “Sanar, me sana”. Sé que es cierto, como que “Dejarse agradecer también es humildad” 
Y cuando cuenta que en primer grado: “Restar me daba pena; ¿Adónde van los numeritos que quitamos seño?” me hizo pensar, y tal vez sea una idea delirante, pero permítanme decirlo en este espacio, me hizo pensar en aquellas que han sido restadas de la vida, y  que faltan porque las mataron, o se suicidaron? ¿Son como los numeritos que le daba pena quitar? ¿Qué intuición había en esa pena?

El tema de la sobrevivencia
El libro como un gran friso, en el que se expresan historias de vida. Y también el relato de un encuentro con la escucha sensible de una mujer, a lo dicho por otras mujeres, y sobre todo, un encuentro de cada una de ellas con su propia voz.
Los testimonios ¿ 100, 8000, 80.000?, ¡el número no importa! nos confrontan con una verdad dolorosa, contada en primera persona. La de la indefensión de las niñas, y la de la crueldad de los  victimarios. 
Ya sé que hay hombres solidarios, acompañadores. Ya sé que existen padres protectores, hermanos y esposos que hacen suya la causa de las mujeres.
Pero este libro habla de los otros. De los que violentan, atropellan y ocasionan daño. Cuesta pensar que sean tantos, y en la magnitud de su odio.
Y los testimonios cuentan del silencio generalizado ante esa violencia, que mata. Y de la voz que cuando llega escomo un abrazo, que permite vivir, y aunque la palabra sea escrita también abraza.
Los testimonios dicen también, de la complicidad de los que no escuchan, de los que no pueden, ni quieren escuchar.
De la desestimación de los que debieran prestar oídos: psicólogos ¿en primer lugar?, policía, hospitales, escuelas. De la negligencia, del ocultamiento, de la repetida desaparición de pruebas de la violencia. Y de las restricciones para dar el nombre del agresor. Laberintos burocráticos que también niegan justicia. Demoras tan prolongadas que convierten al agresor en un anciano deteriorado, amnésico, que en muchos casos  queda impune.
Los testimonios dicen de  aquellos casos en que semen, saliva no bastaron para probar el delito. En que la acusación recayó sobre la víctima: “loca”, “mentirosa”, “resentida”. 
Y vale aquí la pregunta ¿quién es más culpable: el abusador o sus cómplices? El que no escuchó, no vio…o el que no quiso ver y oír? 

Complicidades  en situaciones de violencia
De los profesionales, cómo es que la psicóloga que en vez de resonar,  increpa, que reta, que duda, que ordena?  La psiquiatra, que tal vez por impotencia, resopla impaciente?
Y sucede a veces, que la psicóloga puede decir en la comodidad de la consulta y ajena a la angustia: “hablá tranquila”, mientras la niña  piensa “pero a la que se le metía en el baño, era a mi”. 
Aquella que dice a la madre “qué imaginativa es tu hija” cuando relata los abusos del hermano, atada a la teoría, pero ciega al sufrimiento.
Y la policía? Cómo es que actúa  el comisario que dice: “algo hicieron” ¿Para que el violento incendiara la casa, qué delirio puede justificar  y dar razones?
Los fiscales y juezas que manosean con sus preguntan: ¿Por qué no denunció antes?.
Y los Médicos que veían las marcas, pero no decían nada. 
Y los vecinos que habían escuchado los golpes y los gritos. Pero “no sabían nada”. 
El Colegio en donde las maestras no preguntaban nada sobre los cambios en la conducta? 
Y es que ante estos dramas, la gente mira para otro lado. Cambian de tema. Es difícil resonar a tanto dolor: espanta. Pero hay un arma: El arma de la voz
Las víctimas
Niñas, adolescentes, jóvenes, adultas, ancianas. Padeciendo repercusiones a largo plazo. Padeciendo y en soledad. Con efectos en sus vidas: adicciones, suicidios, afecciones a la salud física y mental.
Mujeres que dicen: “Nunca tuve a nadie …Si me escuchás un ratito”. Mujeres que escriben en situación de Desamparo. Con mayúsculas.
Tanto en familias ricas que cuentan haber vivido en: “Cárcel con pileta”, hasta otras que vivieron sumergidas en la pobreza: “El festejó con  un asado en mis 17 años. Había de todo. Yo no conocía la molleja”. 
La sexualidad mutilada de tantas: “No sabía que era el orgasmo”.
Y las que viven con miedo, amenazadas en la casa, ella, la víctima, y la madre, y la hermana por el violento abusador. En constante pánico, ese que erosiona la propia estima.
Y las que parecen paradojas siniestras.:  Aquella, que harta de violencia, se cortó a sí misma y cortó al abusador con el vidrio que se rompió en la lucha ¡y que queda ella! con restricción perimetral vista como “loca peligrosa”.
 La que “cuando lo denuncié, mis padres no me creyeron, era un amigo de la familia, le dijeron a él y le tuve que pedir perdón”. Yo era para ellos “la loquita”.

Efectos
Todas estas víctimas vistas y nombradas como “locas”,  como “raras”.
Sus testimonios: 1 “Viste las películas donde el alma sale del cuerpo, así…yo miraba desde afuera”
2 “Apretaba los dientes cuando me lastimaba y dolía tanto. Era como no estar allí, hasta que terminaba”. 
El ataque criminal,  además de arrasar el cuerpo doliente de la niña, es un ataque a la capacidad de pensar. Una defensa la lleva a desdoblarse, “despersonalizarse”, mecanismo que se ve en perturbaciones mentales graves. Pero que en estos casos hace a la defensa para sobrevivir y para no enloquecer. 
Como estrategias para poder seguir, sintiendo no obstante la fractura de su historia, en que niñez y adolescencia fueron arrasadas. 
Pero siempre vivir el silencio como lo peor. “Mi dolor molestaba”. Cuantas muriendo de aguantar ¿cuántas? “Fingía que estaba bien, para no preocupar …” para proteger  la madre o a la hermana.
En muchas, de estas víctimas violentadas otras devastaciones: Drogadependencia. Intentos de suicidio. Infecciones-
La que lúcidamente reconoce: “Yo salí de esa casa, pero sigo allí dentro”. Tal y como dicen los sobrevivientes de los campos de concentración.
Madres
La historia tristísima de muchas madres: la que fue asesinada intentando proteger a las hijas amenazadas. 
Las otras, las que son cómplices 
“La peor es la madre que sabe y no le importa” “Mi vieja no me hablaba, ni me miraba. Mis padres no me querían…te vas hundiendo”.
La madre que no la recibe, porque “no quiere problemas con su marido” O peor aún, la que acusa “Vos querés arruinar mi matrimonio?” Es madre la que le cerró la puerta?  
La otra abuela que lo eligió a él. Dijo “Solo es cariñoso” Y que pone en marcha una respuesta: “Voy a pintar a todas las víctimas, a todas las que asesinaron. Soy una artista de la bronca”. Reparación a las que no están. Sí, también hay una tracción a bronca que motoriza la búsqueda de justicia.
Y los padres
Los indiferentes: Padres que reciben a la hija violentada, pero no indagan demasiado. Como no queriendo saber.
La ruindad del que desconoce: “No sos nada mío. Un espermatozoide solamente”. El que la lleva a sentir: “Fui un error para mi padre”.
Aquellos que desafilian a la hija, al colocarlas en otro lugar, los que la abusan convirtiéndola en paria. Expulsada del vínculo que hubiera debido ser.
Hermanas 
Entre ellas, las que se sacrificaron por las otras: “Me ofrecía yo para proteger a mi hermanita”.
Y las que por haberlo permitido, se culpabilizan. 
A veces estas hermanas solo se tenían la una a la otra.
Y en casos, recién pueden surgir las confidencias después de huir. Lo que no habían dicho. Lo que callaron. Las que juntas y muchos años después, pueden celebrar la muerte del violador
El auxilio y la asistencia entre hermanas, como en los cuentos tradicionales. La bella sirenita, La mujer de Barba azul, Las mil y una noches. Hubo hermanas, en los cuentos y en la vida, que acompañaron e idearon estrategias para oponerse al opresor.

Victimarios 
Padres, padrastros, tíos, hermanos, abuelos, amigos de la familia, vecinos, desconocidos.
Que apelan al silencio: “Esto es un secreto…” o intimidan:  “No vayas a contar, porque no te van a creer”, o “Te van a meter pupila”. Los que amenazan: “Si no sos vos, es tu hermana”. 
Y los hombres que llegan después. Muchas veces a imagen y semejanza del que inauguró la historia de violencia
Y los hijos del poder
Viene bien recordar de dónde surge esa denominación y a María Soledad. Su asesinato hace años, puso en marcha resortes que se activaron, para marcar un límite a los señores feudales. Pero aún hay quienes encaramados en clase, cuna o contactos se sienten impunes.
Puede ser el agresor que afirma: “Si denuncias te destruyo” hijo de un juez y dueño de la situación.
O el abusador inimputable, sobrino de un político que a partir de su inserción se sabe protegido.
Como el estudiante rico, que por cuestiones de clase y etnia no vacila en el atropello ante la adolescente  boliviana. 
También el músico o actor encaramado en la fama, desde la que atropella. 
Después, a veces: Reacciones
En todos los casos en los testimonios se repite algo: el dolor. Desde el que lleva al suicidio, a la impotencia que mata de otro modo.
Pero hubo quienes pudieron. Amenazar con cuchillo, navaja, revolver en un caso, le bastaron a algunas para frenar el oprobio. Pero sí,  son tantas las asesinadas!
En situaciones, el absurdo de un agresor detenido y juzgado por robar, no por violación. 
Hubo un Ingeniero industrial sorprendido y disgustado en su soberbia, al ser  denunciado por la que llamaba “negra de mierda”.
Y al fin, alguno detenidos por asesinato. Por asesinato ya cometido. Pero al menos, para evitar otros.
Es decir, todo el abanico de lo humano cruel en estos hombres, impregnados de la convicción de que pueden, de que es “normal” disponer de las niñas como presa. Emergentes de una sociedad que justifica, que apaña, que brinda coartadas.
Impregnados por la certeza, acuñada durante generaciones y generaciones que su lugar es ese, lugar conmocionado al fin. Por la palabra que nombra, por el gesto que acompaña. Por el “estoy acá” que tiende la mano y permite salir del silencio. Y tal vez eso sea lo más importante a subrayar.

M.C.M.  octubre 2018





33-Green Books

 “GREEN BOOK”  y “3 TRES ANUNCIOS POR UN CRIMEN” 
El oficial Dixon (gran trabajo físico y de composición de Sam Rockwell), es un policía racista y borracho que juega algunas de las secuencias más memorables de un filme
La  película de McDonaugh ofrece una exploración profunda de la ira y el proceso del duelo, que es un elemento que une a los tres personajes principales de este relato.La madre que busca justicia por el asesinato de su hija (a cargo de una intensa Frances McDormand), el sheriff que lidia con un cáncer terminal (otra gran labor de Woody Harrelson) y el policial racista que perdió el rumbo de su vida y su oficio.
El policía, y un tanto furioso al inmaduro oficial Dixon (Rockwell), es un nene de mamá conocido por su temperamento volátil, y su afición por repartir golpes gratuitos cuando se trata de sospechosos afroamericanos. Sí, Dixon es un racista (entre muchas otras cosas) avalado por sus compañeros que no mueven un pelo ante sus exabruptos. No es gente ‘mala’, solo ignorante, al menos ante los ojos de McDonagh. Su transformación es lo notable.
Green Book
Todo arranca cuando a Tony “Lip” Vallelonga (un Viggo Mortensen especialmente engordado para la ocasión) le anuncian que el bar en el que trabaja como seguridad cerrará durante dos meses. El dinero escasea en la economía de esa familia amuchada en un departamento del Bronx, por lo tanto es necesario encontrar un ingreso extra para soportar la clausura. Un trabajo a priori sencillo como chofer y guardaespaldas de un prestigioso doctor asoma como la salvación. Pero hay dos problemas: la tarea y la raza del músico.
La gira, entonces, como escenario de la transformación.
Durante el devenir de la historia, Tony descubre la música inmensa del Stainway en los dedos de Don, y aprende a escribir cartas a su mujer gracias a las metáforas de éste. Negro, homosexual, adinerado, Don Shirley parece desencajado de todo lugar. Sus dedos ni siquiera conocen el aceite del fried chicken con el que Tony le incentiva.
La  situación de desempleo desemboca en la inminente relación con Shirley. El guion de Farrelly, Brian Currie y Nick Vallelonga (hijo de Tony) juega con las referencias al crimen organizado en un sentido estrictamente cinematográfico: años después de los hechos retratados en Green Book, el exchofer y portero inició una carrera como intérprete de bolos y breves apariciones secundarias en el cine y la tevé, usualmente en la piel de personajes “pesados”, gánsteres, asesinos y mafiosos, por lo general de origen italiano
La transformación del versátil y políglota Mortensen en un hombre de familia tosco y malhablado, fornido aunque algo pasado de peso (hay más de un gag referido a su ingesta desenfrenada de hot dogs, hamburguesas y pizzas) y esencialmente desconocedor de todo aquello que exista más allá del horizonte del barrio en el cual nació y vivió toda su vida, resulta un clásico de la actuación del Método  A su vez, la otra transformación, la del personaje –que, en la mejor tradición de la road movie, irá mutando junto con el paisaje, de negro hater a hombre tolerante: él también, a pesar de las apariencias tempranas de control, tendrá algunas cosas que aprender de su chofer

































































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