COMENTARIO VIAJES
1 . CRONICA DEL VIAJE A EUROPA 2009
Viernes 15 de mayo. Rosario, Buenos Aires, Madrid.
Salida desde Ezeiza, el grupo empieza su aventura. Lito, el coordinador, nos acompaña en los trámites previos.
Alumnos de una escuela comparten la espera.
Son espigados, rubios, lindos, desenvueltos. Tendrán unos 15 años y se los ve llegar con sus padres y sus entrenadores. Ellos llevan el uniforme y sus padres también son bellos. Las madres visten ropas muy elegantes. Presumo que se trata de una escuela privada, con población de alto nivel socioeconómico. Se los ve distinguidos y pese a la tensión de la espera, se muestran alegres y sueltos.
Solo uno de los chicos es muy morocho, robusto y se diferencia de los demás.
¿Hijo de un diplomático del tercer mundo o niño adoptado por familia aristocrática? Permanece solo y serio, al margen de los otros.
Van a París y Londres a jugar hockey.
Nos han dado mil recomendaciones respecto al cuidado del equipaje de mano, que no debemos perder de vista, por posibles extravíos o por posibles robos.
Leo mis mensajes del celular de Pablo y Anahí cuando estoy ya sentada en el avión.
Mirando por la ventanilla, las nubes son como islas y el cielo un mar.
Mi compañero de asiento es alto y hermoso. Parece triste.
Me cuenta que hace años trabaja como guardavidas y viaja entre Mar del Plata y una playa de España. Me ayuda con el control de la pantalla para ver las películas de la programación y cuando estamos llegando me señala las luces al ver el continente, allá abajo, muy lejos, tal vez las de Granada.
Las lucecitas doradas me recuerdan el texto de Galeano cuando habla de fueguitos, cuando se ven, desde el avión, las luces en tierra como brasas.
Luego recuerdo los templos de oro y piedras preciosas como en una ensoñación de ayahuasca.
En Barajas no encuentro el boleto de vuelta y la compañera que viene tras de mí en la cola, no da con el papel de migraciones. El Manolito se impacienta con las dos despistadas, una tras otra.
Habremos de comunicarnos con gentes de otras lenguas, lo juro, aprenderemos rudimentos de otras idiomas y de los gestos que dicen cosas, pero no nos entendemos con este primer español que nos pide papeles que nos cuesta hallar en la montaña de los que tenemos, pero que no son justo, justo, los necesarios para pasar.
Sábado 16 de mayo.
Alojados en el hotel Praga que es antiguo y bello. La calle donde está situado se llama Antonio Lopez, y a poco de caminarla, me recuerda Pueyrredón en Buenos Aires, yendo para plaza Francia. Vamos a Plaza Mayor con mi compañera de habitación, Marta Julia y el camino que hacemos me remite al Once, hacia el Abasto. Los alrededores de la plaza, con sus tiendecitas me hacen pensar en San Telmo. ¿Habrá notado Joaquín Sabina este parecido? ¿Por qué no escribió una canción al respecto?
Logro hablar desde una cabina a Rosario, en ésta, mi primera llamada.
Nos guiará en Madrid Gonzalo, que nos nombra “Familia”, y que para concitar nuestra atención dice: “To, to, to…” ¿De dónde habrá sacado la idea?. Seremos una familia en el tiempo de nuestro viaje, y como en todas ellas se jugarán afectos, se darán entendimientos, afinidades y discrepancias. Se trenzarán lazos fuertes y como en toda familia, alguna vez discutiremos. Gonzalo nos cuenta la procedencia del nombre: Madrid viene a significar “madre de aguas”. El río Manzanares la surca.
Dice que organizaremos la recorrida atendiendo a las “paradas pipitorescas”
Y que además de lo pautado, será interesante movernos como “los pierde tiempos” que encuentran alegría en el compartir lo imprevisto y sacarle partido.
Es robusto, joven y simpático, Un poco eufórico tal vez, pero la tarea lo justifica.
Nos lleva a la Iglesia de la Almudena, la primera que visitamos, sobre un parque verde y amplio. Los turistas de las más diversas procedencias lo caminan. Hay estatuas vivientes, pero me llaman más la atención los saris de las hindúes, los chadors de las musulmanas, la diversidad de lenguas que se oyen y los tonos de la piel de tantas gentes, deseosas de conocerlo todo, como nosotros.
En la recorrida atravesamos el río Manzanares. Pasamos frente a las fuentes de Venus y de Neptuno. También, más tarde, frente a la Estación Atocha. Una construcción ante ella, una torre de bloques de acrílico, recuerda a las víctimas del atentado.
Coincidimos con Marta Julia, mi compañera, que este escrito bien podría llamarse:
“¿Dónde fue que lo puse?”
Así nos sucede, con el edulcorante, la llave, el ticket. Competimos en despiste. Con las valijas a medio desarmar y tanta cosa nueva parecemos zambullidas en el caos.
Pero en la Plaza Mayor encontramos a una niñita extraviada. Se llama Sofía, y me remite a nuestra Sofía extraviada (¿o robada por los traficantes de personas?) en Tierra del Fuego. Los padres de ésta están pálidos de angustia cuando la ven al fin.
En las tiendas hindúes que rodean la plaza, compramos recuerdos. Llevo dos mantones y fundas de almohadones de colores brillantes recamados con lentejuelas para mis amigas.
Cenamos en un mesón donde nos agasajan en nuestra primera comida compartida.
Domingo 17 de mayo. Madrid, Toledo, Madrid.
Primer despertar en Europa, con su cuota de extrañeza.
Es notable como las funciones más sencillas cobran relevancia: el baño. el hambre, el sueño, esas dimensiones de lo cotidiano, se presentan como enigmas a resolver, como problemas a solucionar en esta vertiginosa experiencia.
Y además el recuerdo y la añoranza en cada uno de nosotros: algunos de los hijos, otros de los nietos, los amigos, los hermanos, ausentes pero presentes en la palabra que los nombra.
Me encuentran los amigos de Nano. Se llaman Estela y Fernando. Me ubican por el cartel con el nombre que todos llevamos. Así, tenemos a alguien que nos vincula.
Y también reconozco a Claudio, compañero de la adolescencia, que ahora viaja con su esposa.
Suena reconfortante dar con gente conocida en medio del grupo, que todavía no ha entrado en confianza.
Marta Julia es una compañera apacible y solidaria, que pierde tantas cosas como yo (para luego encontrarlas). Dice que le recuerdo a una de sus amigas más cercanas, Elsa.
Vamos a Toledo. Ascendemos por escaleras eléctricas, que tiene un cartel que las llama Remontador.
Nos congregamos frente a la Iglesia de Santo Tomás.
Y caminamos sus callecitas, y admiramos sus construcciones en piedra, y casi no podemos creer tanta belleza.
Lito emplea su globo amarillo para congregarnos, pero es fácil perderse en Toledo. Y convengamos que tiene cierta distinción y que no suena en el relato lo mismo que perderse en barrio Echesortu.
Nos acompaña Andrés en la caminata y charlando descubrimos que ambos vivimos en la misma zona.
Recuerdo a mi perra, Huan, y me imagino lo alegre que estaría saltando entre estas viejas piedras de las épocas de Carlos V y de Felipe II.
Hemos resuelto con Marta Julia, no cambiar la hora de nuestros relojes, para poder situarnos en lo que están haciendo nuestros amados distantes, por lo que a la primera pregunta reiterada: ¿Dónde fue que lo puse? Se va a sumar otra: ¿Qué hora es? Y nos va a sumergir en la situación de vivir a destiempo.
De camino al Escorial, pasamos por la barranca de “Los degollados” que rememora el lugar del asesinato por orden del sultán de su hija mora, enamorada de un cristiano con el que huía, cuando ambos fueron capturados por los soldados. Una triste historia de amor que dio lugar a la leyenda.
La visita al palacio, estilo Mudejar, enclavado en la Sierra de Guadarrama, está guiada por Pedro.
Refiere que uno de los reyes, eligió para que enterraran a su lado, a su segunda esposa, pues la primera: ”Hablaba mucho y se movía poco”.
Sumado a ese comentario y otros de igual tono, decido llamarlo Pedro Picapiedras por las cargas de misoginia, homofobia y sexismo de sus relatos.
Cuando en la tienda de recuerdos donde termina el paseo, le pido hablar en privado, me deja la impresión de una total negativa a escuchar algo que cuestione su discurso, de dudosa humor.
Empiezo a notar la composición del grupo. Está integrado por matrimonios, familias y grupos de amigas. Los matrimonios son diez, es decir veinte personas.
Hay un par de madres con sus hijas treintiañeras, otra con un hijo de cerca de cuarenta, y una que se acompaña con hijo e hija, adultos. Suman nueve más.
Y ya van treinta.
Otros componentes: una niña adolescente con su mamá (ambas de hermosos ojos azules) y dos amigas de ésta a las que ella llama tías.
Otro grupo de cuatro amigas. Varios grupos de dos. Y sueltas, solo Marta Julia y yo.
Un único caballero solitario y sesentón. Es de Chajarí y conversa incansable.
Somos así otros veinte integrantes.
El compañero de Chajarí relata cosas de su vida, una experiencia durante una cirugía en la que estuvo en riesgo de muerte, el sentimiento de volver a la vida desde un estado de paz inefable, lo que relata casi como milagro. “Lástima volver de esa paz” cuenta que se dijo en ese momento.
En suma, somos un total de cerca de cincuenta argentinos embarcados en este viaje que viene coordinado por Lito desde que partimos.
De todos nosotros, para hablar de Cesar hay que encontrar las palabras.
Encontrar las palabras más delicadas, más respetuosas y que expresen la mayor admiración por este compañero al que la motricidad pudo jugarle una mala pasada, pero cuya sagacidad, su chispa y su sentido del humor sitúan como el viajero más querido del grupo.
A la vuelta de Toledo, por la noche vemos el espectáculo de flamenco.
Una cosa notable de Madrid: no hay kioscos como los que nos salvan la vida cuando queremos una gaseosa, cigarrillos o caramelos.
Lunes 18 de mayo. Madrid, Zaragoza, Barcelona.
Viajamos a Zaragoza, surcada por el Ebro, a visitar la Basílica del Pilar. En el templo se conmemora la aparición de la Virgen, sobre un pilar, a Santiago, en el año 40. Lito nos enseña el lugar en que se conserva parte de la piedra de la historia.
Caminando por la nave principal, un papá, una mamá y su niñita, ingresan al templo. Son altísimos, negros color ébano y la niñita lleva el pelo peinado en colitas,
Cerca del templo hay cabinas telefónicas y tengo la inquietante experiencia de una llamada en que me escuchan, pero en la que yo casi no puedo oír. Corto con pena.
Marta Gil ha tomado la posta como guía del grupo. Nos acompañará en la mayor parte del recorrido. Es vasca, fuerte, con una bella voz. Para llamar nuestra atención dirá suavemente en el micrófono: “Hola, hola, hola…” casi como un arrullo, más apropiado que el “To, to, to…”de Gonzalo.
El conductor es Vicente y muy diestro. Podremos valorarlo a lo largo de este viaje
Nos encaminamos a Barcelona, patria de Miró, Dalí (por adopción), José Carreras, Monserrat Caballé.
Marta nos cuenta de Barcelona que es una ciudad portuaria.
Que derribar los muros que la circundaban fue un gran momento de su historia. En lugar de los muros se construyeron Boulevares, cuya etimología tiene que ver precisamente con eso. Camino en el lugar donde estaban las murallas.
En la recorrida llegamos al Mont Juic que nos recibe con su verde frescor. Rodeamos el Estadio Olímpico. Los Juegos del 92 marcan un momento significativo. El edificio es de 1929, pero la utilización exigió trabajos importantes.
El Art Noveau, con la utilización de materiales no convencionales como hierro o cerámica le dieron otra perspectiva a la construcción en la ciudad.
Los edificios de Gaudí, son hermosos. La casa Batlo es la que me seduce con sus símbolos. Pasamos por La Pedrera. Paramos en la Sagrada Familia, ese canto a la grandeza de Dios. Pareciera que no pudiéramos despegarnos de tanta belleza. Su construcción se continúa con los fondos aportados por la gente, por lo que se la considera la “Catedral del Pueblo”.
¿Sabrá Marta que en Rosario hay edificios representativos del Modernismo Catalán más puro, que visitan arquitectos de otros países para compenetrarse del estilo? El Club Español y La Sede son los mencionados.
Marta nos señala farolas y taxis como novedad, pero lo inusual para los rosarinos al menos, son los tranvías con fuelle.
En la Rambla el Monumento a Colón marca un hito. Caminando hasta la plaza Cataluña se atraviesan calles arboladas y la tentación nos convoca desde los puestos. Por la mañana caminamos por la Rambla y recorremos el barrio Gótico. Allí residió mi hijo durante el 2001, pensando en él, elijo un par de postales para llevarle.
En Barcelona paramos en el hotel Husa Vía Barcelona en las afueras, en una ciudad del futuro de calles silenciosas y vacías.
Me extravío en ellas, pero un encuentro con Fernando, Estela, Abel y Silvia me devuelve sana y salva.
En una conversación con Marta Julia, esa noche buscando más almohadas, me relata sobre la cirugía y la recuperación posterior. Viéndola tan saludable y dinámica me convence de la importancia de hacer de cada experiencia un aprendizaje a atesorar. Ha sido una suerte encontrar esta compañera de viaje.
Martes 19 de mayo. Barcelona, Costa Azul.
Paseo por La Rambla y el Mercado de la Boquería. En la entrada las confituras están dispuestas como joyas, como piezas de porcelana. Pero a poco, en los puestos de pescado hay cangrejos agonizantes que mueven sus tentáculos.
Despedida de una Barcelona que me hubiera gustado conocer más.
Partimos hacia Niza. Vamos hacia la Provenza, hacia la luz que tanto pintó Van Gogh.
La Costa Azul nos espera.
Niza como primera escala, el lugar que amaron los pintores como Tolousse Lautrec, Cezzane, Matisse. El siglo XIX descubriendo su belleza e instaurando sus playas como opciones para el jet set que favoreció su desarrollo y florecimiento.
En Niza paramos en el Quiria Nice Gare, frente al ferrocarril.
Algunos compañeros resienten el cambio a un hotel menos suntuoso.
Una dama a la que voy llamar La ardilla, que siempre está disfrutando de todo, rescata, con su capacidad de goce, el recuerdo de infancia, cuando de niña vivía frente a las vías y oía pasar los trenes.
Le encanta que le cuente de esta crónica y que en ella yo vaya a mencionar y subrayar su capacidad para celebrara con alegría todas las cosas, hasta las más sencillas.
Se refiere a paisajes y monumentos desde la admiración y el hecho de que todo lo valore me dice de su aptitud vital.
En el transcurso del viaje, hará gala de ello, y aunque a veces pierda cosas, como el maletín, o se olvide un cuchillo Toledano en el equipaje de mano, pese a las advertencias de Lito, no restan a su modo tempestuoso, regido por eso que mencionaba: su capacidad de gozarlo todo. Pienso que solo quien ha luchado mucho puede, como esta ardilla inquieta, vivir esas intensidades.
En la salida nocturna por Niza, hacia el centro, Marta Julia, mi compañera, que es la mayor del grupo, es requerida por un joven que la invita a salir, y del que ella huye despavorida.
Y también sucede que en esa salida, se ve asediado el más serio caballero de nuestro grupo. Y además de modo poco convencional: una mujer le toca el culo cuando pasa frente a ella. No podemos creer que tan correcto ciudadano suscite tan fuertes pasiones. (¿O la dama estaría jodiendo?)
Miércoles 20 de mayo. Niza, Mónaco, Venecia.
Seguimos hacia Mónaco, reducto de la Europa medieval.
Visita a fábrica de perfumes Fragonard. Allí nos enteramos que hay solo 150 narices (especialistas en diferenciar fragancias) que tienen una formación por 10 años y solo hay 3 escuelas para capacitarse. Que a las dotes naturales se suma la recomendación de evitar tabaco, alcohol y picantes que pudieran alterar su sensibilidad
Pasamos de las explicaciones a la posibilidad de llevarnos perfumes, cremas, jabones.
Tenemos un rato para almorzar, una de las compañeras pide en uno de los puestos una baguette que demora. Como plantea irse sin llevarla por dicha tardanza, el encargado le exige que pague o convocan a la policía. Así, sigue esperando por su baguette, pero cuando ya se la lleva triunfante, una gaviota mal avenida que estaba al acecho, se la roba y la lleva en el pico.
Las gaviotas monagescas son tan ladronas como no cabía imaginar, en ese entorno de palacio señorial y gentes tan refinadas. Sus mascotas debieran ser educadas en el código del respeto al turista.
Nuestra guía, Marta nos hace notar que el paisaje da para la poesía: “Cielo y mar se funden como los labios de los amantes en un beso”. El color azul se extiende para abarcarlo todo, hasta donde la vista alcanza.
Intento de telefonear desde área de servicio. No me gusta comer allí. Me parece comer plástico después de la larga cola. Con bandeja, cubiertos vaso, gaseosa, primer plato, segundo plato, postre, gaseosa. Haciendo equilibrio, rápido, encontrar un lugar, vamos que se hace tarde…
Partimos para la Lombardía: Ventimiglia marca el límite con Italia. Vamos rumbo a Padua, Verona y Venecia.
El hotel Albatros en Mestre, cerca de Venecia es del estilo del de Barcelona, pero más amplio.
Marta nos cuenta del plan de Marco Polo para salvar a Venecia de las mareas con que se inundaba.
Primitivo refugio de la gente de Padua de las invasiones bárbaras, se constituyó en vía de encuentro entre Bizancio y Roma. Ciudad puerto. La recuperación de los restos de San Marcos traído desde Alejandría señala un hecho trascendente. La basílica bizantina abruma con su grandeza. Mosaicos dibujando las imágenes como con un pincel.
No fue “La Serenísima” para nosotros, pero si fue lo esperado y anhelado.
Me queda una pregunta ¿por qué su emblema son los gatos?
Jueves 21 de mayo. Venecia, Florencia.
Desde San Marcos al Rialto, sobre el gran canal, seguimos los carteles indicadores. Casi me pierdo en las escalinatas. Volvemos a recorrer calles donde el arte y la belleza son lo cotidiano y para ellos y lo sorpresivo para nosotros
El paseo en Góndola nos sumerge en un film romántico. No falta ni la canción de Aznavour, ni el champagne. Solo que en vez de copa de cristal, es en vasito plástico, y en vez del gondolero apuesto, es un muchachito en vaqueros, lentes redondos y pelo enmarañado el que nos canta.
Marcaré el contraste entre ese escenario idílico con lo sucedido en el fin del paseo.
Los 400 puentes que unen las 18 islas delinean ese territorio mágico que fue República desde el 900 al 1800. Pero en esa república hoy parte de la “Bella Italia” pasan cosas. Primer choque con la realidad. En la Europa suntuosa los inmigrantes ilegales buscan un espacio bajo el sol.
En los últimos tiempos, senegaleses jóvenes organizados por algún liderazgo semioculto, buscan en la venta callejera un medio de vida. Como inmigrantes e ilegales ese espacio de la calle (espacio de sobrevivencia) es también espacio de huída cuando se acercan los carabinieri.
Ellos saben que no pueden vender, ni estar, ¿ni vivir?, pero están, viven y venden, pero fingiendo que no existen, que nada de eso sucede, y en el mismo juego perverso, la policía pretende que no los ve, los deja ser hasta el momento de la corrida y la huída. ¿Qué complicidad siniestra se juega entre ilegales, policías y turistas para que todos entremos en el juego?
La Europa suntuosa cierra sus puertas, más que asustada por la crisis, pero no evita que los desastrados del mundo se cuelen a costa de lo que sea, por una mínima posibilidad de supervivencia, huyendo de sus países empobrecídos.
No iba a caer en la pregunta implícita, pero no puedo resistir. ¿Empobrecidos por qué? Galeano tiene algo para decir: “No será que su desnudez nos viste y su hambre nos alimenta?”
Salida hacia la Toscana. Llegamos a Florencia. Hotel President, con bellos jardines.
Cena en un restaurante donde el mozo no acierta a recordar las bebidas encargadas. Después de repetírselas por tercera vez, Cesar, en complicidad con algunas compañeras hace el gesto del “helado en la frente”, ese que remite a un chiste cruel sobre espásticos, pero se usa para marcar cualquier falta en el otro.
Logro telefonear a Rosario y escucho las novedades.
Viernes 22. Florencia, Roma.
El mirador Miguel Angel de Florencia, nos da un pantallazo de tejas y cúpulas. Fue Capital de la República entre los siglos XV y XVIII
Marta nos cuenta de Florencia y su lugar en el Renacimiento. Leonardo (de la población Vinci) como exponente de la creatividad de la época. Bajo la protección de los Medici pudo desplegar su genio.
Pasamos frente a la casa de La Gioconda, caminamos junto al corredor Vasariano.
Florencia es una ciudad peatonal, un Museo al aire libre en la Plaza de la Signoría y en la Loggia con hermosas esculturas.
El Duomo se nos presenta en los colores de sus mármoles, rojo, blanco, verde. Se cumple allí lo que nos dice Marta: “la arquitectura como música petrificada”.
El Campanario fue obra del Giotto, la cúpula de Bruneleschi e hizo suspirar a Miguel Angel. Baptisterio, Catedral, Campanile en su juego de colores y magnificencia.
El Ponte Vecchio sobre el río Arno, en su despliegue de oro y piedras preciosas.
Pinocho de Calodi como emblema de Florencia
Visitamos el Mercado de la Paja. El Mercado de San Lorenzo. Otra vez venta de senegaleses, y cuestiones contradictorias de conciencia. ¿Cómo se concilia para quienes caminamos en la estrecha cornisa de las dudas, la fastuosidad de unos con la indigencia de los otros?
Hasta yo entro en el juego cuando me enojo por el vidrio roto del reloj que intentaba comprar. Ayer en Venecia me irrité cuando la policía perseguía a los vendedores ambulantes, hoy me irrito con el vendedor ambulante, que es apenas un chico.
En que medida somos parte de esta realidad en que rige la injusticia?
Presumo que si hiciera públicas mis reflexiones despertaría malestar en mis compañeros de ruta.
He advertido su composición: mayoría de edad madura, de poblaciones cercanas a Rosario, algunos con actividades ligadas al agro. El ambiente es cordial, no creo que se preste para mis especulaciones en este viaje al que ingreso como turista, aunque no me evita reflexionar.
Paro aquí y nos vamos a Roma.
Sábado 23. Roma
Los caminos, nos cuenta Marta, parten de Roma como los brazos de una estrella. De allí la frase : “Todos los caminos conducen a Roma”, Fue capital del mundo hace 2000 años. Se “devora a sí misma” según una amiga para referirse a que Roma se reutiliza a través de la historia en las calles y edificios, y el pasado está engarzado en el presente.
Roma. Visita al Vaticano. Recorremos la larga muralla que para acceder al Museo, tras el guía que nos acompañará.
Culmina en La Capilla Sixtina. Luego San Pedro en su majestuosidad.
Caminata por fuentes y plazas. Plaza España con su escalinata, La Fontana de Trevi rodeada de jóvenes, logro fotografiar a un punk de aspecto temible. Plaza Navona y El Panteón. Accedemos con el grupo entre multitudes apretujándose para ver, para sentir, para conocer.
Cena en el Trastevere,
El cansancio nos supera, ya no disfrutamos sino que cada tramo es sacrificial, siguiendo el decálogo del turista: “dejarás tu vida antes de renunciar a una visita”.
Los mendigos de la Roma Monumental merecen párrafo aparte.
He visto en el suelo, en posición fetal, a alguien envuelto en trapos, como si ya no esperara nada. Y otra vez la condición humana que nos interpela, aunque en el trajín de nuestro andar, seguimos adelante.
Domingo 24. Roma.
El buen sentido nos indica descansar.
Decidimos quedarnos en Roma y hacemos el recorrido en el colectivo que recorre la ciudad. Bajamos en Plaza Navona donde almorzamos. Le doy migas a las palomas amigables que se nos acercan. Por la noche cena con Abel y Silvia.
Parte del grupo fue Pompeya y Capri. Relatan los hermosos paisajes de la isla y la experiencia de visita a las ruinas.
Telefoneo y logro hablar con todos.
Lunes 25 de mayo. Roma, Pisa, Torino.
Viajamos hacia Pisa. Estamos en la tierra de Galileo.
Nos detenemos. La Torre, el Templo, el Baptisterio están en un campo. Para llegar hasta allí hemos atravesado una calle flanqueada por puestos de venta con las cosas más diversas. Vamos hacia un restaurante donde almorzamos en el patio, bajo una enredadera.
“Ya no compro más” la escucho decir enfáticamente a Marta Julia, para luego agregar en voz baja: “Hasta mañana, al menos”. Y su frase nos hace reír.
Algo se ha desatado en nosotras para que los criterios que sosteníamos de no engancharnos en comprar por comprar, claudiquen frente a las cosas bonitas y no tanto que vemos en nuestro andar.
Y parece ser un mal contagioso para casi todos nuestros compañeros.
Ya han incorporado otra valija a su equipaje. La mía está más gordita, pero resisto el afán hasta donde puedo.
En el amplio hall del hotel presenciamos la llegada de un contingente de japoneses, La coordinadora va hacia el mostrador y retira unos papelito. Los japoneses se sitúan en círculo a su alrededor, de pie y silenciosos. Ella va llamando por apellido, que siempre termina en “san” y el aludido se acerca retira el papelito que ella le alcanza, busca la llave y con ella en la mano sube con su acompañante a la habitación. Miramos asombrados tanta disciplina, nosotros que al llegar a un hotel, tomamos a Marta por asalto para arrebatar las llaves en medio del tumulto.
Luego de mediodía seguimos viaje y llegamos a Turín, paramos en el hotel Plaza. Turín es parte del Piemonte (pie del Monte), zona privilegiada en donde pueden pagarse 2500 euros el kilo de trufas (igual precio que el oro). Ciudad de las pitonisas y los amuletos. Ciudad de “El Borgo Medieval”, parque temático que alcanzamos a apreciar. Patria de Emilio Slagari.
Aniversario de bodas de Alberto y Mirta, compañeros del contingente: 45 años son años.
Martes 26 de mayo. Torino, Chamonix, París.
Vamos hacia los Alpes. Túneles y el imponente Mont Blanc marcando la ruta. Quedamos en Chamonix camino a París. Marta nos enseña a hablar cantando el francés.
Aprendemos las palabras básicas de saludo.
En el último puesto de venta compro un almohadón con una gata blanca para mi hija. Su gata de verdad tendrá una amiga con quien jugar.
Seguimos hacia París.
Ciudad de la luz, luminosa e iluminada en su doble sentido. Porque no hay rascacielos que oculten la luz, porque es proverbial su iluminación nocturna como fiesta permanente. Pero porque es también cuna del Iluminismo, lugar del florecimiento de artes y ciencias.
El Novotel Bagnolet Est nos recibe.
Miércoles 27 de mayo. París, Versalles, París.
El City Tour por París con Pilar, fue perder París.
El escaso tiempo que teníamos, se me fue en bufidos en el trayecto en que ella debía conducirnos para mostrarnos lugares.
Marta y Lito no pueden haberlo ignorado. Pero no intervinieron. Esperé que nos dijeran algo después.
Recorríamos calles hermosas, pero el discurso monocorde, disártrico y a destiempo, que se adelantaba o llegaba después de los lugares de referencia, hizo que se fuera creando un clima de malestar. Se escucharon protestas en el grupo.
Pensé que cada quien se gana la vida como puede y no sería yo la desalmada que cuestionara el desempeño de nuestra guía.
Pero pocas veces un grupo estuvo tan cerca de hacer de la plaza de la Concordia, otra vez escenario de la guillotina.
Si nuestra guía, la monolítica Pilar, registró algo de nuestra disconformidad, no fue lo suficiente para sentirse implicada en hacer las cosas de otro modo.
Por suerte, Marta nos había contado algo, cuando la noche anterior entrábamos en la ciudad. Edificios con bohardillas llamadas Manzardas, en honor del arquitecto Manzard, que las ideó. Ciudad del equilibrio. Surcada por el Sena. Ciudad de cielos grises.
Visitamos Versalles, su salón de los espejos concita la admiración.
“Luis XIV lo creó, Luis XV le disfrutó y Luis XVI lo pagó con su cabeza”.
Me atrapan tanto los dorados de la decoración como la gente que lo visita.
Sigo con mi cámara a un personaje de cuento, un mutante vestido de modo no convencional y filmando en los salones.
Los senegaleses de la salida forman parte del panorama habitual.
Cena en Montmartre y sus pintores y luego espectáculo de los espectáculos: el Mouling Rouge, con su historia de sofisticación mundana.
Jueves 28 de mayo. París.
Visita al Louvre, con la inefable Pilar, que ayer queríamos guillotinar. Esta vez se desempeña con más solvencia. Marta le ha hablado de nuestro disgusto, y además en este tema del Museo parece manejarse mejor.
Nos cuenta que llevaría tres años para recorrerlo. Nos detenemos en la Venus de Milo, en la Victoria de Samotracia, en la Mona Lisa.
Recuerdo las palabras de Marta; “Piedra o Museo, de ti depende”. Cuando la visita se alarga, y después de ver pinturas de Leonardo, decidimos irnos con un grupo de sublevados.
Me siento miserable mientras atravieso salas de magnificencia, huyendo del tanta historia acumulada en el Louvre, y tan agobiante. Buscamos la salida como fugitivos de la cultura y erramos el camino, hasta que aparece la calle salvadora.
Lito nos lleva a Notre Dame, y alguna promesa se cumple. Hay máquinas expendedoras de medallas. Por dos euros, la imagen de la Virgen y los tres deseos, por la primera visita al Templo.
Me encuentro pidiendo paciencia, tolerancia y humildad por primera vez en mi vida, lo cual marca una de dos cosas: O vengo siendo más buena, o estoy envejeciendo.
Luego es el río Sena con fina garúa como en una película. Voy siguiendo en el mapa los lugares mencionados, sola mi alma sola, en cubierta y bajo la lluviecita, pero en medio de norteamericanos y japoneses, que tampoco quieren perderse nada.
Tenemos hora acordada para visitar la Torre Eiffel. Nos han referido de ella que demoró en construirse 2 años 2 meses y cinco días. Trabajaron en ella 600 obreros y llevan 1500 los suicidas arrojándose de ella.
Sus mágicas luces se van a encender por cinco minutos a las 10 de la noche.
Después del ascenso hasta el segundo piso, después de mirar hacia los cuatro puntos cardinales tratando de encontrar los lugares conocidos, bajamos justo en el momento en que se encienden las luces, como burbujas.
Una de las compañeras se detiene a nuestro lado y con un pañuelo se seca los ojos.
Viernes 29 de mayo. París, Blois, Burdeos.
Autopista de la Aquitania Es en esta zona donde se va pasando del románico al gótico. Los vitrales además de dejar pasar la luz, se convierten en cronistas de vidas y sucesos.
Valle del Loire, “Valle de los Reyes y Rey de los valles”, nos dice Marta y yo le creo.
Castillos de Chambord, bellísimo y en cuyo parque ensayan y se florean hermosos caballos y no menos atractivos jinetes.
Nos detenemos en Blois.
Pero entramos en confusión al pedir el menú. Cuando pedimos el plato del día que dice “Tarta” ignoramos que nos van a acercar una hamburguesa de carne cruda, acompañada por un pocillo con un huevo, crudo también.
Ante nuestra expresión desolada, la moza se lleva el pedido y lo trae más tarde, discretamente cocido, meneando la cabeza, como una mamá frente a sus hijas caprichosas e inapetentes.
De torres de defensa en el siglo XI a castillos renacentistas en el XV. Marta nos cuenta la evolución que atravesaron los castillos del valle del Loire. Su ampliación y embellecimiento los convierte en lo que vemos hoy.
Estas tareas llevaron a Francisco 1ro a invitar a Leonardo en esta empresa.
Aquel Francisco decepcionado en amores, quien dijo:
“La mujer a menudo varía, desdichado quien en ella se fía”.
Sábado 30 de mayo. Burdeos, San Sebastián, Madrid.
Burdeos. Da nombre al color bordó. El río Garona la surca. Y gran parte de la economía está centrada en vinos y bodegas.
Las Bodegas de la zona están instaladas en fincas bellas como castillos.
El vino se considera como la piedra preciosa de un engarce: el menú.
El hotel que nos aloja fue residencia privada. Se llama Mercure Chateau Chartrons Bordeaux. ¿Qué tal?
Sucede que en París el cuarto de baño estaba separado en dos sectores, y esa mañana abro la puerta creyendo entrar en el baño y sucede que salgo al pasillo en camisón. ¡Ya no estamos en París!
Bayona en el camino.
Biarritz, pasó de palacio a hotel. Su planta desde el aire dibuja la letra E, de Eugenia de Montijo, requerida por Napoleón III y que ordenó esta construcción en su homenaje. “¿Cómo se llega a su corazón?” Cuentan que le preguntó. Y ella fue muy clara: “Solamente pasando por la Vicaría”. ¡Esas son mujeres!
Llegamos a San Sebastián, orgullo de Marta Gil, que queda aquí después de la despedida. La aplaudimos con genuina gratitud por todo lo compartido, Vuelta a Madrid.
Telefoneo a los míos.
Domingo 31 de mayo. Madrid.
Madrid. Vamos al Rastro y al fin en un puesto, me dicen algo así como un piropo. El hippie flaco que vende anillos y pulseras dice: “Hola corazón, adelante, que mi casa es tu casa”.
También caminando con Marta Julia escuchamos el homenaje de: “Adios, mis reinas…”. Aunque la monarquía venga medio alicaída, son palabras que levantan la autoestima.
Fernando me toma una fotografía con una túnica que le interesaba a Marta Julia, y cuando me paseo como modelo, amenaza chantajearme con la foto.
Almorzamos en grupo en Plaza Mayor.
Lunes 1 de junio
Viaje de retorno haciendo el balance de lo vivido.
Hemos tenido un aniversario de boda.
Y el día de la llegada era el cumple de Marisa y con él se completa otra celebración que nos une.
Balance
¿Qué turistas hemos sido? Desde nuestra fascinación, hemos comprando espejitos de colores, como niños en juguetería, hemos engordado nuestras valijas con recuerdos.
La mía parece embarazada, pero me he abstenido de la tentación de comprar otra, pese a la alegría de encontrar cosas para los amados que esperan.
He transitado por otros sentimientos ligados a la crítica que plantea que el Sur también existe, (como existen Asia, y África) ¡Gracias Serrat! Que esta sofisticación y esta suntuosidad que nos deslumbran son solo una parte de la realidad.
Somos representativos de una parte del mundo, pero dentro de nuestros países también somos parte de un sector. Somos representantes de esa clase media (media boluda decía Mafalda) y por tanto también culposos por las posibilidades que hacen de nosotros privilegiados.
Hemos dado alas al cumplimiento de este sueño, que como todos los sueños, a veces alcanza las dimensiones de lo anhelado y nos permite salir más sabios. Habiendo tenido experiencias inusuales, Habiendo trenzado lazos que se instalarán en nuestras vidas, por todo lo compartido.
Hay en nosotros, en todos nosotros, emociones dan cuenta de la intensidad de la experiencia.
Hay un balance que incluye todo lo vivido. La alegría del descubrimiento y la ansiedad por conocer. El miedo a perdernos y la admiración por lo bello que íbamos transitando.
En este balance entran la basílica del Pilar donde Carlos lloró, las nieves del Mont Blanc, las luces de la torre Eiffel, el Coliseo y el Mercado de la Boquería.
Hasta el champagne en vasito plástico en la góndola veneciana, la gaviota ladrona de Montecarlo y la dama irrespetuosa de Niza.
La broma en Chamonix, la primera cena en el Mesón de Madrid, la caminata en las callecitas del Trastévere y la hermosa reunión en Montmartre.
Hubo en Lito (que yo llamo Atilio por respeto a la investidura) una coordinación cuidada respetuosa, una guía amable y sabia en Marta
Un acompañamiento cordial en Andrés.
Gracias Lito, Andrés, Marta.
Gracias compañeros de viaje.
María del Carmen Marini- junio de 2009
2 . CRÓNICA DE SAN SALVADOR DE BAHIA
Había deseado ir a Bahía desde que el azar hizo que me reencontrara con la obra de Emilio Rodrigué. Fue a través de “El libro de las separaciones. Una biografía inconclusa”. Si bien conocía sus escritos psicoanalíticos fue éste el libro que me puso en marcha a buscar los otros. Sucedía que su producción más interesante, corresponde –para mí- a la época vivida en Bahía.
Buscando uno de sus libros: “La lección de Ondina”, agotado en librerías, es que llegué a conectarme con él (a través del amigo de una amiga, que me proveyó su dirección de correo electrónico).
Emilio me contestó de inmediato: el conservaba un ejemplar del libro y yo podía ir a buscarlo. Le contesté que necesitaba adentrarme más en su obra y luego iría. Desde entonces y por varios meses, intercambiamos correos que me dieron la dimensión de este escritor, creador de un género diferente. Pero no hubo tiempo de verlo, murió antes.
Una amiga me dijo sabiamente: -Por poner por encima a la obra te perdiste a la persona.
A partir de allí el deseo de conocer Bahía se acrecentó. La decisión fue entonces ir en las vacaciones. Gestioné el viaje incluyendo en la aventura a Alberto y Anahí, que ya sabían de mi interés. En este caso coincidirían una cuestión intelectual y los planes de veraneo: Bahía daba para eso.
Ya con los bauchers en mano, armé mi equipaje y mis proyectos. Entre ellos visitar al amigo de mi amiga, anticuario rosarino en Bahía que me había provisto de la dirección electrónica de Emilio.
En marcha
Los preparativos comienzan con inquietud: Tienda León, con su sistema puerta a puerta nos llevará a Ezeiza. ¿Se acordará de nosotros? Esperamos la llamada en que nos confirmarán la hora de salida. Al fin llaman, será a las 2.30 de la madrugada. Cena en el bar de Guille y Anahí se queda un rato ¿Volverá a tiempo?
Breve sueño sobresaltado, a las 2.30 pasarán a buscarnos. ¿Vendrán? Camino a Bs. As. se suman otros viajeros. Un roce en la ruta y una larga demora por accidente de otros vehículos. En Ezeiza los trámites: despachar el equipaje, pasar por la policía, por migraciones. Pre-embarque. Demora en la salida.
Finalmente en vuelo. En Bahía nos aguarda Gabriel, nuestro guía, que queda lago rato esperando a los remisos. Es estudiante de Psicología, pero también partícipe en el culto de los Orixás, los dioses que trajeron los esclavos desde Africa.
Y entramos a las calles de Bahía, cuando desde el aeropuerto nos dirigimos hacia el hotel. Gente en las calles y en las plazas, música, jolgorio (qué palabra antigua!). Gabriel nos cuenta que al día siguiente hay una visita al Centro Histórico por la mañana. Que a la noche va a bailar, como todos los lunes e invita a todos. Es en una antigua Iglesia convertida en Centro Cultural.
Nos dice del barrio más tradicional, el Pelouriño, y el significado. Tiene su origen en el “pelo” que era el poste al que se amarraba a los esclavos en la plaza para castigos públicos y ejemplares. Nos cuenta de la tradición Africana preservada en el culto a los “Orixás” y su ensamble con los Santos de la Iglesia Católica.
Gabriel cuenta que a los esclavos que construyeron la historia del lugar los capturaban en Africa, y destinados a la esclavitud, venían por mar, arrancados de su tierra. Si se deprimían o se sublevaban la decisión era contundente: arrojarlos al mar. (Como en los vuelos de la muerte, recuerdo. La sublevación se paga caro en todas las épocas?)
Tendré mucho para pensar, presiento.
El hotel es bello, la cena, la parte de la cena que queda en los platos, me embarga de mala conciencia pensando en la pobreza que atisbamos desde el traslado desde el aeropuerto. Buscamos en el mapa y se hace patente por qué Bahía se llama Bahía. (Como aquella vez, cuando describiendo las imágenes en la compu le contaba a Vanina por qué la Costa Azul se llama Costa Azul, obviedades, que de serlo tanto se nos pasan por alto)
Primer día.
Junto al pasaje paradisíaco, la contradicción y la incoherencia que nos golpean desde la calle.
Frente a la Iglesia de la Misericordia, el vendedor ambulante me regala la primera cintita: Remembranza del señor de Bonfim. Del buen final, de la buena muerte? Alude a la Iglesia de Jesús Crucificado y que conoceremos.
Allí. En esa iglesia a la que iremos más tarde. se deja la cintita, atada en la reja como prenda de gratitud, o como pedido de gracia.
Al lado de estos vendedores ambulantes, que ofrecen sus mercaderías, otros. Otros que mendigan. Y aún los que ni siquiera piden, tirados en la calle, durmiendo junto a sus perros flacos.
Y en contraste con éstos, otros negros de traje y corbata, que custodian los Museos, o controlan en los lobbies de los hoteles,
En el hotel siempre alguno de ellos nos abre la puerta, en el comedor otro retira de la mesa del desayuno, los sobres de azúcar, las tazas vacías, los restos.
La mulata con vestidos amplios y paño en la cabeza es de piel más clara que la mía.
Otra muchacha, en el elevador Lacerda que comunica la ciudad alta con la ciudad baja, pasa a mi lado. Delgadísima, se pierde en la multitud.
Por la mañana, en un bar, vimos a Manuela, que detenía a los turistas. Está a la puerta de un restaurante, con su traje típico, y con desenfado invita a los turistas a parar allí.
A uno que se para a su lado para la fotografía le pellizca el traste.
A otro que avanza serio le dice: -Bigotazos! (Son como manubrios de bici) y sale a su encuentro para abrazarlo.
A Gabriel, que conduce nuestro grupo y le pregunta: -¿Cuándo vamos a casarnos?, le responde: -Mirá que yo quiero sexo todo el día…
Desenfadada como pocas, Manuela concita las miradas risueñas.
Pienso en la mulata de la mañana en el desayuno, en la chica del elevador, en Manuela. Una y otra y otra versiones de la mujer Bahiana.
Gabriel nos cuenta que hace varios años eligió la tarea de guía. Que antes se desempeñaba en un cargo en una empresa donde tenía muchas ventajas en cuanto a estabilidad, pero no era feliz. Cuando enfermó de cáncer, se replanteó su vida, y al superar la enfermedad, decidió que trabajaría en esto, que es lo que le gusta. Entre tanto completa su carrera y está vinculado al culto de los Orixás, con una responsabilidad de auxiliar en las celebraciones.
Visita a Bonfim, donde unos niños nos cantan una canción y se despiden con un “Thenquiu mister”. Les digo que no hablen la lengua del Imperio pero, contradictoriamente, les extiendo un billetito arrugado: es de un dólar. Otra incoherencia más!
En el Mercado Modelo recorremos los puestos. Me siento a descansar y una anciana que se sienta a mi lado me hace comentarios que no entiendo. Pero lejos de que mi perplejidad la disuada, sigue la charla, amigable. Cuando me levando para irme la saludo con la mano y responde sonriente.
Segundo día
Paseo en barco, con músicos a bordo. Playa en Fraile y recorrida por Itaparica. Vemos gente llevando flores a Aimanyá.
Vamos a la fuente de la Juventud y bebemos de ella. Dicen que otorga amor, salud y dinero
En el paseo, un niño rubio del contingente, muestra sus habilidades en Capoeira, junto a unos jóvenes agiles, diestros, de movimientos felinos. Tendrá 8 años, pero es tan asombroso en su elasticidad como sus contendientes
Vamos a la noche del Pelouriño en un taxi. El conductor, locuaz, se interesa por nuestra procedencia. Pregunta por Cristina y cuenta que le gustaría aprender a bailar tango. Se presenta muy formal, dándome la mano. Ya en destino, con nuestros amigos caminamos las calles, será una chica muy joven la que me coloca otra cintita en la muñeca mientras comenta: Yo tengo una niña, y se baja la ropa mostrando la cicatriz de la cesárea.
Descubrimos el Pelouriño como fiesta permanente, preparando el Carnaval. Seguimos a una comparsa que bailaba desde antes y sigue bailando después que la dejamos.
Un artesano que muestra bolsos, cinturones y sombrero hecho con las chapitas de gaseosas, me desmoraliza. Aunque vengo juntando chapitas desde hace mucho tiempo, nunca lograré la perfección de sus piezas…
Un taxista que nos devuelve al hotel interrumpe su caipiriña, para traernos vertiginoso, en un estilo de conducción, que ya descubrimos que es el habitual, pero que nos deja sobresaltadas,
Alegría, desparpajo y una energía inagotable en las calles.
Otra singularidad: Matrimonios interraciales. En el desayuno había puesto atención en un chico de unos 12 años con un peinado llamativo, el cabello separado cuidadosamente en mechones que se erigían como chufitos, que no llegaban a rastas, pero lo intentaban. El chico mulato, desayuba con su padre blanco, a los que se sumó la madre cuyo pelo canoso contrastaba con lo oscuro de la piel.
En otra de las mesas era una adolescente la mulata, y allí el padre era negro y la madre blanca.
Pero caminando el Pelouriño fue que tomé nota de la integración. De frente caminaba una joven muy blanca, que me llamó la atención porque caminaba dando de mamar a su bebé negro. Me capturó esa imagen, de modo que tardé en ver a su lado al gigante negro que la llevaba del hombro.
Tercer día
Visita en pleno barrio de Río Bermelho, a Osvaldo, el anticuario que reside desde hace 25 años en Bahía.
Es Rosarino. Es quien me conectó con Emilio cuando quise escribirle.
Fue amigo de Emilio y compartieron muchos momentos. Me impresiona su sensibilidad y sencillez.
Nos cuenta que la situación de desigualdad social y económica, implica que el 10 % tenga el 80% e recursos. No obstante, es la primera vez que se toman algunas medidas, como favorecer a la población negra con becas, para que tenga acceso a la educación superior, meta imposible para las generaciones anteriores. Nos cuenta que su empleada desde hace 20 años, que es negra, como su esposo carpintero, pudieron ver ingresar a sus dos hijos a la universidad, y que eso es resultado de tales cambios.
Nos da un pantallazo de las expectativas creadas a partir e estas medidas, aunque llevará mucho tiempo ver los resultados de estos esfuerzos.
Nos indica visitar la calle San Antonio, empezando desde la casa de Jorge Amado. El trayecto, de casas coloniales en restauración, es interesante.
También nos sugiere ver el Museo de Arte Sacro.
Conocemos sus piezas más valiosas en el negocio de antigüedades, que da a la calle, que es también su casa. Es en desniveles. Desde donde estamos, un escritorio con la compu, en que preparó fotos de Emilio en sus últimos tiempos, podemos ver más abajo el patio donde hay plantas y dos loritos se acicalan uno a otro en su soporte.
Es una casa mágica, con un anfitrión cordial y generoso, que nos cuenta de sí mismo . Entre sus ancestros figuran un noruego casado con una sueca, alemanes, franceses, italianos y una tatarabuela india.
Cuarto día
Playa y paseo San Antonio.
En la playa es un anciano el que nos señala un erizo sobre la arena y da una explicación, en la que reconocemos la palabra agudo (por las espinas). Luego comenta algo así como que tiene que entrar a trabajar y se va.
Bahía como suma de música, colores restallantes en amarillo, rojo, naranja. Sabores a los que hay que animarse. Olores y contactos, No temen tocar, dar la mano. Cantar, danzar, jugar.
En San Francisco un guardia, al que nos dirigimos se esfuerza en indicarnos y las barreras del idioma, otra vez, no son obstáculo. Cuando nos despedimos nos da la mano..
El paseo por la calle San Antonio, escarpada y pintoresca nos lleva a la Iglesia de “Nuestra Señora de los Pretos”, a la del “Carmo” (Nuestra Señora del Carmen)” con su Cristo tallado en cedro con incrustaciones de 2.000 rubiés simulando gotas de sangre. Pasamos por la del “Santísimo Sacramento”, y por la recién restaurada de “Nuestra Señora de la Concepción de los Boquerones” y llegamos a “San Antonio”, en proceso.
Quinto día
Playa y Museo de Arte Sacro. Logramos el entendimiento a veces y otras no. Quedaba suplantado por las ganas de hacerse entender. Todos, la señora que en el colectivo nos advertía del camino a tomar en el Pelouriño, jóvenes , adultos, ancianos, como aquella viejita que en el Mercado Modelo que se sentó a mi lado y charló mil cosas. O el señor mayor, que en la playa nos señaló el erizo.
Sexto día
Playa, el vendedor de pareos traba conversación. Al despedirse nos dice su nombre y nos da la mano. Agrega a nuestra compra y de regalo, un collar blanco.
Paseo panorámico con escalas en Bonfim y Ribeira.
Vehículos que pasan vertiginosos, haciendo zigzag pero con una canción en los labios, mientras que entre los nuestros tenemos el corazón y los ovarios.
Séptimo día
Pelouriño. No alcanza a los mendigantes el real que piden. Ni le alcanzarían dos. Ni 10.
¿Quién compensa a generaciones de expoliados y explotados. En la plaza la estatua de Zumbí, el héroe de Palmares.
Alberto le presta particular atención y pide a Anahí que tome fotografías de las placas en el pedestal.
¿Qué tienen que ver con él, con Zumbí, el mozo que esta mañana, al verme medio dormida, con la taza en la mano mirando las bandejas sin acertar a elegir qué servirme, me tocó el hombro y en silencio, me acercó un platito y cucharita para la taza huérfana? ¿ O la moza mulata (de piel más clara que la mía) que cuando se me cayeron los cubiertos al tratar de alcanzárselos, dijo conciliadora: “Eso pasa”?
¿Qué me llevan a sentir con actitudes más que serviciales? ¿Y que sienten ellos ante turistas que, como nosotros no se amoldan del todo a las expectativas?
Un panorama provisorio
Alberto había comentado su visita al Museo Marítimo desde la rabia y la pena ante la violencia perpetrada, la injusticia sostenida. Lo inhumano de la esclavitud, lo cruento de los traslados en los que tantos morían. La imposición de un destino, el despojo de la propia vida, toda la historia recapitulada de la población negra en Bahía.
Y yo le había relatado la saga de Zumbí. El héroe del Quilombo de Palmares (república de esclavos que huyeron a la selva y se dieron su propio gobierno) que en 150 años resistió el acosos de los holandeses primero y después de los portugueses. Fue muerto, decapitado y su cabeza exhibida para escarmiento de los rebeldes.
(Y otra vez asocio, no fue Juana Azurduy al rescate de la cabeza de su marido, expuesta por los enemigos?)
Las guerras de independencia tienen sus héroes.
Emilio Rodrigué nos cuenta en “Gigante por su propia naturaleza”: “Palmares pasó a la historia como la Guerra de los Esclavos. Eso lleva a una reflexión. Tanto Ganga-Zumba (su predecesor) como Zumbí, nacieron libres en suelo palmarino, y lucharon toda su vida para mantener su libertad ¿Eran esclavos o no? Quizá la pregunta sea otra: ¿Qué es ser esclavo? O También: ¿Qué es no serlo?”
Pero pese a todo esto, no vi en Bahía resentimiento sino una inmensa capacidad para el disfrute llano, para el goce de la vida. Aún en la miseria de los barrios sórdidos no hubo gestos amenazantes ni intimidatorios. Más que eso, la impresión fue la de una permisividad seductora que nos , que me, llevó a desear volver.
Parte de esa permisividad parecía haberme impregnado, cuando en el aeropuerto fuimos a un bar. Anahí nos salvó del papelón, porque yo aseguré que teníamos suficiente para el almuerzo, de modo de gastar los últimos reales Alberto pidió sin reservas lo que quería, pero fue ella al hacer la cuenta, que descubrió que en vez de los 42 reales que debíamos, teníamos solo 41, que la cajera mulata aceptó con gesto de resignación como si estuviera acostumbradas al despiste de los turistas.
Anahí, había hecho una compañera y un amigo, desde la primera noche en que fueron a bailar.
Alejandra y Diego fueron compartiendo playa y charla desde esos primeros días. Ahora se que enviaron sus fotografías e intercambian correos.
Pero también estuvo siempre cerca Juanita, su amiga pequeña, con sus encantadores y recientes 5 años.
Juanita nos remitió a la época en que ellos, nuestros hijos crecían, y por la gracia y espontaneidad se ganó un lugar en nuestros afectos. Quedó una bella foto de Juanita y Anahí en el aeropuerto cuando ya nos despedíamos, como testimonio del momento.
M.C.M. 2010
3 .Crónica viaje 2010 Primer recorrido: Cataluña, Levante y Andalucía
El viaje estuvo gestionado a través de Arte de Curar (que solemos llamar “Arte de Currar”) por M. A.
M. A. está desde las 7 de cada mañana en su escritorio, siempre impecable, maquillada con discreción y atendiendo con gentileza a cada consulta. ¿Cómo hace para estar bien tan temprano? No lo se, es uno de esos misterios de la naturaleza. A ella un don le permite funcionar con eficiencia en la tarea y delicadeza en el trato desde esa hora cruel, en la que otros arrastramos nuestra melancolía del despertar.
El amanecer a algunos nos deprime o nos irrita. A ella no, con eficacia resuelve las cuestiones más enredadas y con calidez aclara dudas y encuentra soluciones.
La he escuchado atender el teléfono con tanta cortesía siempre, el tono de voz amable, manejando a un tiempo varios problemas sin impacientarse, compenetrada de su trabajo como el mejor del mundo. ¿O sería igual en cualquier otra tarea? Tiene las manos cuidadas y lleva esclavas en la muñeca. Cuando fui con mi pedido tomo nota y fuimos armando el viaje en que casi todo se pudo anticipar.
Pero existía un riesgo por la índole anárquica de mi acompañante. El riesgo que preveía era el de que se me perdiera. Porque a él le encanta perderse. Dijo en Bariloche: -“Voy a ver que hay detrás de aquella barranca” y regresó cuando el barco que nos había llevado a la isla Victoria ya estaba en marcha.
Dijo en Buenos Aires: -Sigan que voy a comprar unas revistas… Y apareció cuando el cole arrancaba,
Dijo en Bahía: - Me quedo mirando esta talla, y desapareció de la plaza del Pelhouriño.
Por todos estos antecedentes preveía que podía quedarse atrás del grupo, siguiendo un callejón, tomando fotos, contemplando una ruina interesante.
Nuestra hija mayor me había dicho: No te preocupes cuando se vaya a dar su vueltita, vos seguí con el grupo y que él se arregle…
Y el caso es que perderse no significa lo mismo par cada quien. Desde que mi mamá me perdía cuando era pequeñita entre los mostradores altísimos, mirando telas, cada vez que íbamos a “La Favorita” (actual Falabella) quedé sensibilizada. Perderse era la desolación y el peligro.
Y aunque ahora ya puedo andar por los más variados y bizarros lugares, lo más campante y sin sobresaltos cuando estoy sola, aún cuando ahora, puedo moverme a cualquier hora y por cualquier lugar si estoy suelta, me sucede otra cosa si voy con alguien. Estoy pendiente de que no se me pierda. Y si es en grupo, como era el caso, también. Especialmente en este caso, en que transitaríamos lugares desconocidos y con la comunicación trabada que supone otro idioma.
Así que el viaje traía algunas preocupaciones. Decidí esperar a ver que sucedía.
Mi hijo había sido el autor de aquella que quedó como frase célebre una vez que se perdió entre las carpas en Gessell. Al encontrarlo nos reprochó convencido: ¡Ustedes no se tienen que ir de donde yo estoy! Pensé que valía recordarla y recordársela.
El viaje planeado implicaba también formular una advertencia previa : habría multitudes en todos los lugares significativos que visitaríamos, horarios rígidos siguiendo un itinerario ya pautado, lo que nos convertía en soldaditos listos a marchar y, por la muchas razones, la posibilidad de escuchar comentarios a los turistas que compondrían el grupo, con los que no coincidiríamos. Que nos parecerían estúpidos o inoportunos. Ya sabía de eso por viajes anteriores, en que los argentinos solemos comportarnos con la tradicional “viveza criolla”.
Pero viajar provee uno de los grades placeres en la vida. Noemí dice que desde hace tiempo sus orgasmos consisten en viajar. Yo le creo, pero no renuncio a ninguno, me vienen bien los de las dos clases.
3-5
Vuelo a Madrid. Alojamiento en el “Regina”.
A poco de llegar quisimos saber: ¿Dónde están los españoles? Estaban en la administración del hotel, respondiendo preguntas, en el subte indicando como usar las máquinas de boletos. Como Guardia Civil en un edificio, contándonos que era el Ayuntamiento.
Los empleados de servicio y algunos de comercio, como dice Joaquín Sabina, todavía son dominicanos, como los mozos que llevaron las valijas, filipinas de Manila como la empleada del desayuno en el hotel, colombiana como la chica que me vendió las pashminas en Plaza Mayor o irlandés como el jovencito que nos sirvió el almuerzo en el Pub James Joyce.
A propósito del hotel Regina, fue el único en que en el desayuno, había a disposición de quien quisiera, en un balde con hielo, botellitas de champagne. ¿Alguien desayuna con champagne? pregunté, incrédula a una de las empleadas. Pareciera que sí. Yo creía que era solo cosa de Isadora Duncan, pero nunca se sabe…
Los mendigos no marcan la diferencia: en exhibición de amputaciones y deformidades. En la escalera del subte vimos un enorme negro caído. Cuando me acerqué pensando que había tropezado, recién vi el platito para las monedas a un lado Y frente al hotel había un hombre que si que era un mendigo atípico: vestido de manera común y corriente, con aspecto de clase media, pero de rodillas sobre una almohadillita, muy derecho y firme. Parecía convencido de que su lugar era ese.
Después de ver la puerta de Toledo y la de Alcalá fuimos a buscar la puerta del sol. Y no había. Nos cansamos de buscarla. Lo que había era una cantidad de chicos charlando en torno a una fuente en diversos idiomas.
No hay puerta del sol sino una plaza seca con un edificio enorme a un lado con el reloj, debajo del cual los 31 de diciembre a las 12 de la noche se han de comer las 12 uvas, una por cada campanada. La tradición augura suerte a quienes lo hacen, y cada Nochevieja es una multitud, cada uno con sus uvas.
En ese lugar en donde no hay una puerta, contradiciendo su nombre, había estatuas vivientes de todo tipo. Me fotografié junto a un hombre sin cabeza, pero con sombrero y anteojos de sol, pese la resistencia de A. en tomarla. Y me detuve a mirar a dos ángeles vestidas en color pastel con grandes alas transparentes y también a un gorila negro, peludo y temible junto a un ciervo de utilería.
En la Plaza Mayor encontramos a una brujita con su escoba y a unos títeres siniestros y monstruosos.
La Catedral de La Almudena, enorme y suntuosa me hizo caminar entre las lápidas cuidadosamente por los bordes, confrontando fechas, algunas recientes. Y asociarlas con sucesos que conformaban mi vida entonces. Había del 79 y del 2001. A. registró una de un joven de 20 años muerto en Atocha.
4-5
Toledo con Magdalena
Conocemos la Catedral. En Santo Tomás vemos “El entierro del conde de Orgaz” después de un grupo de discapacitados con sus muletas, sillas de ruedas y andadores. A. inadvertidamente le patea a uno su bastón, y al darse cuenta se va silbando bajito.
Cuando visitamos el museo del escultor Victorio Macho nos detenemos ante alguna de las obras. Esculturas de distinto tipo. Una de su hermano muerto, yacente, con hábito de monje. Hay una, en tamaño natural de su madre, una viejecita con las manos sobre la falda, sentada muy quieta en su sillita. Una mujer a mi lado comenta: Parece la de “Psicosis”. Miro otra vez, y efectivamente, se parece.
Pero me reconcilio con Toledo en La Sinagoga, que funciona en el edificio de una Mezquita y tiene el nombre católico de “La Virgen Blanca”. Abraham de la Cruz es un sacerdote, nacido judío pero convertido al cristianismo, es quien lleva adelante la iniciativa de acercar las tres religiones. Expone allí sus pinturas y dibujos. Y ya es milagroso que en una construcción musulmana funciones un templo hebreo y una Iglesia católica, en la que algunas veces se celebra Misa.
Me llevo esta visita como lo más esperanzador del recorrido.
En el Monasterio de San Juan vemos las cadenas y grilletes que desde sus muros recuerdan la prisión de cristianos antes de la caída de los moros.
Magdalena reflexiona sobre la contradictoria capacidad para la solidaridad y la confrontación que nos habita. Creo que es ese un tema que vale pensar.
5-5
City Tour y Plaza Dabó, obsequiada por Egipto por la colaboración de ingenieros españoles en la salvación de templos. Volvemos a Plaza Mayor.
6-5
Salida a Zaragoza, donde se nos reúne Merce que habrá de acompañarnos. Visitamos la Basílica del Pilar. Lugo el Monasterio de Poblet con un guía que nos ilustra sobre las características del lugar. Y como cierre del día subimos por tren de cremallera al templo de Monserrat, enclavado entre moles increíbles. Llegamos durante una celebración en la que un coro canta en latín.
Como día destinado a templos cristianos ya está completo.
7-5
Recorrida por Barcelona con Mabel. La guía local nos va llevando. Gaudí, Sagrada Familia, La Pedrera, casa Battló que representa la lucha de San Jorge con el dragón. Recorrida en bus por el Mont Chui.
Visita a la Catedral y claustro de Santa Eulalia donde retozan los gansos blancos en el jardín.
Ramblas de Barcelona y el barrio gótico. Otra vez (como en Plaza Mayor de Madrid) estatuas vivientes. Me fascina una especie de murciélago dorado gigantesco, que me envuelve en sus alas cuando me fotografío con él. Pero todas son graciosas, interesantes y me quiero detener para mirarlas y A. me arrastra para seguir.
8-5
Salida para Peníscola con todo un pueblito encantador y colorido al borde del mar. Me escapo de A. que insiste en tomarme fotografías junto a una escalinata en una callecita florida.(Me gustan más los escenarios ridículos que yo elegí)
En el castillo que es enorme, me impresiona la lobreguez de las mazmorras. Es vívida la contradicción entre su Capilla cristiana que implicarían amor y la violencia de esos sótanos En cuadros está la historia de los Templarios. Absurda coexistencia entre la valentía de los caballeros y el fanatismo que los alentaba. Entre el idealismo que los convocaba y la sordidez de las persecuciones que tuvieron lugar .
Llegada a Valencia. Recorremos sus calles similares a las del barrio gótico. Hay una celebración de la Virgen y la catedral y alrededores se ven engalanados. Caballos con jinetes y volantas con flores. Jóvenes con sus trajes de novia como tradición de esa fiesta.
9-5
De Valencia a Alicante. Santa Bárbara, enclavada en lo alto de la montaña. Y de camino a Guadix otro castillo: el de Velez Blanco. Estos han sido días de sumergirnos en la Edad Media: Peñíscola, Santa Bárbara y Velez Blanco son testimonios en piedra.
Cena en Guadix, donde escucho un comentario. Una de las compañeras del grupo dice respecto a nuestro país: “Tantos asesinatos hoy con la inseguridad, como desaparecidos ayer con la dictadura”.
No es la primera vez, no habrá de ser la última, pero ¿tan frágil es la memoria como para equiparar los actuales a los tiempos de plomo?
10-5
Guadix con Javier. Visita a una cueva. Nos ilustra sobre sus características y las del barrio, en sus orígenes una zona de extramuros. Segunda frase de una turista, esta vez acerca del proceso a Garzón (que vale para Argentina) “Hacer memoria es alentar el rencor”. Pienso por oposición: “Sin memoria no hay justicia”. Y que en las “tumbas del franquismo” como en las tumbas de N.N. hay historias que reconstruir.
Javier nos cuenta del sacerdote Pedro Poveda, del pintor Torcuato Ruiz del Peral, héroes del lugar. Nos relata la saga de la construcción de la Catedral y en la Plaza Mayor nos habla de los símbolos del águila, la flecha y el yugo, que signaron la decisión de los Reyes Católicos de funcionar unidos “tirando del carro” (como el yugo al que uncían los bueyes) y que dio lugar a la expresión Cónyuges, cuando intercambiaron promesas y anillos.
Camino a Granada. Visita a la Alhambra con Antonio Medina, nuestro guía. Palacio rojo, o más bien conjunto de palacios y jardines, de los que me queda la fragancia de los azahares que acompaño el recorrido. La variedad de rosas, su color y belleza. Palacios de alabastro y mármol. El patio del ciprés y su leyenda, de la favorita infiel y el castigo para ella con el repudio y al transgresor con la muerte. Fuentes quietas o cantarinas, agua, agua, agua…Hasta allí lo bello.
Nuestro guía trajo un punto interesante cuando subrayó que expulsión de moros y judíos y conquista de América fueron simultáneas y por ello nos une y nos hermana igual despojo (ubicándose como anfitrión musulmán en la Alhambra). Pero fue contradictorio cuando se situó como europeo ante sudamericanos y se refirió como broma a los reclamos de hoy día. Afirmó que por la expoliación de la conquista ya no valen protestas ni exigencias. Que aquella historia es pasado. ¿Es pasado? ¿Hay lugar a “mofa” cuando se mencionan reivindicaciones como las de Evo, Rafael, Hugo?
Por la noche caminata por el barrio del Albaicín. Llovizna apenas y llegamos al mirador de San Nicolás después de atravesar las calles y patios. Luego vemos un espectáculo de flamenco en la cueva de “Los Tarantos”. Emoción en dos jóvenes chinas, pendientes de la danza, sentadas cerca. La culminación es el zapateo del final, con un gran despliegue de fuerza un “bailaor”. Lo sigue su compañera y me hace pensar en un “orgasmo zapateado”.
Un compañero del grupo comenta que en esa sala no hay pulgas, hormigas, ni ningún otro insecto. Murieron a pisotones.
La sala está en una de las cuevas excavadas y emociona pensarse allí, en un espacio tan antiguo y tan significativo, con tanta tradición y fuerza.
11-5
Ruta del Califato. Pasaje por Priego, ciudad de jubilados, que salen a ver turistas cuando llegan los ómnibus de Europamundo. Van a ir asomándose a la plaza, tal como nos anticipara el guía, y me resulta justo que si nosotros, impertinentes turistas vamos a verlos a elllos, ellos con igual curiosidad salgan a vernos. Daniel reemplazó a Merce.
Córdoba. Mezquita Catedral. Abrumadora por su tamaño y belleza. Por la complejidad de los altares engarzados en el espacio que se extiende hasta donde la vista puede seguir.
Hacia Sevilla.
12-5
Recorremos Sevilla con Conchita, guía local poética y graciosa. Yo estuve tentada, pero no me animé a preguntarle si conocía el significado de su nombre para los argentinos del grupo. ¿Lo sabrá?
Visita el predio de exposición Universal de 1992. También caminamos el barrio de Santa Cruz, donde las calles son tan estrechas, que hay una, llamada la del beso, donde desde un balcón a otro, los amantes podían besarse. Recuerdo los refranes de mi abuela andaluza. (A lo que no quiere “naide”, que le de el aire. Otro: Lo que han de comer los gusanos, que lo gocen los cristianos)
Subo los 36 tramos de la rampa y la escalera de La Giralda: Cuerpo de mora, cabeza de cristiana, como nos dijo Conchita que describen a la torre.
Y más tarde nos perdemos en los jardines del Alcázar, tan bello como la Alhambra y más conservado en colores y diseños.
13-5
Ruta de la plata. Extremadura da cuenta del nombre. Zona inhóspita. De camino Emérita Augusta, Mérida y sus ruinas romanas. A. quiere recorrer las ruinas y yo el pueblo. Llegada a Madrid.
Daniel tuvo algo que decir de España: El Norte para trabajar, el Sur para cachondear…(Coincidirá con ello con Vidal, el guía de Italia, el sur parece que viene censurado)
Al día siguiente partiríamos a Roma.
(continuará)
Cronica viaje 2010. Italia Piu bella
14-5 Vuelo a Roma.
El hotel es suntuoso y enorme. Encuentro con Tito, de Trenke Lauken en el mostrador del hotel. Cuando nos damos cuenta que preguntamos por el mismo tour de Europamundo me dice cordial: -Vamos a ser compañeros!.Y así sería. Cumplió sus años con nosotros en la noche del Trastévere.
Como las habitaciones estarán disponibles más tarde, vamos con A. al centro con el bus del hotel, que nos deja en plaza Venecia, caminamos por nuestra cuenta por la Vía del Corso por lo que llaman “la Roma barroca”. Vamos a Plaza Navona, a la Fontana de Trevi y al Pantheón.
15-5 Nuestro guía será Vidal. Coincidirá con Daniel, en lo que éste dijo respecto a España. Porque según comenta también en Italia “El Norte trabaja para que el Sur se divierta”.
País ingobernable que funciona “por milagro” o “por inercia”. Unificada por Garibaldi recién en 1861. En 1929 El pacto de Letrán entre Italia y el Vaticano implicó el reconocimiento que no se había dado por 40 años.
Después de la guerra vino el período de reconstrucción y en los 60 la entrada al Mercado Común.
Roma, ciudad de los emperadores, del Foro y Coliseo. Roma barroca de los papas, Roma moderna campeona del caos. Ciudad eterna, ciudad abierta de la postguerra ilustrada por las películas del neorrealismo.
Pero el tour de Roma lo conduce Luciana. Cuando comento que tal vez no sea leyenda, que tal vez sucedió que la loba amamantara a Rómulo y Remo y cuidara de ellos, A. dice que piensa que es posible y que la loba se dejó fotografiar cuando ya estaba repuesta, cuando los nenes eran más grandecitos. Me gusta la idea de una loba coqueta. La guía nos comenta que la Gruta de la loba, según últimas investigaciones, parece que existe. Pero está bajo la casa de Augusto en el Palatino, por lo cual es de muy difícil acceso.
Luciana nos conduce a través de la Roma de los Césares. Nos cuenta que no fue en el Coliseo sino en el Circo Máximo donde se dio el sacrificio de cristianos. También que las Termas en Vía Apia eran también lugar de lectura, pues funcionaba una biblioteca y se hacía música.
Refiere que la 1ra Iglesia es la de San Juan de Letrán . En Roma hay casi 1000 Iglesias, 132 destinadas al culto de la Virgen. Este Centro histórico en que recorremos Foro, fue construido entre el 72 y el 81.
Pasamos por Plaza Venecia, centro de la ciudad, por el Monumento e Victorio Emanuel y Altar de la patria. Nos comenta por su forma y color los romanos lo llaman “El Pastel de Bodas”.
Después de mucho andar nos deja a las puertas del Vaticano. Vamos a Plaza España a completar nuestra apreciación de “la Roma Barroca”
Nos perdemos al volver en Metro. Al volver al hotel quedamos en la Estación sin encontrar la salida, y debemos saltar la valla. Después caminamos en la ruta sin hallar el hotel. Escalamos en la barranca siguiendo indicaciones, y allí sí, vemos el edificio.
Cena en el Trastevere en una mesa de 6, con un matrimonio de Buenos Aires y uno de Uruguay. A. conversa con Gonzalo, el uruguayo con el que luego compartiríamos otras charlas
Yo estuve sentada frente al compatriota de Buenos Aires, y hablando diversas cosas contó que la abuela de su esposa, a los 93 años declaró que había completado su ciclo, reunió a la familia y una vez que estuvieron todos, dispuso con serenidad, que dar de sus posesiones a cada uno. Esa noche murió. Me fascinó la historia, pero me quedaron interrogantes que no pude hablar . Ni siquiera se sus nombres por esas cuestiones de la vorágine de los viajes, que nos hacen confluir o separarnos de manera tan caprichosa.
Las caminatas por Roma me trajeron un tema interesante. Uno de ellos fue el de la integración racial y de los matrimonios mixtos, que se dan allí más que de lo que vi en los otros lugares recorridos.
En un restaurante junto a Plaza España, junto a nuestra mesa había otra en que un joven rubio y una muchacha de rasgos orientales cuidaban del niño. En una calle era muy claro el muchacho que empujaba el cochecito de un mulatito de rulos.
Me sorprendió una morena musulmana con un oriental. Pero la mayor admiración la trajo una pareja, oriental ella, de rasgos europeos él, que empujaban un coche de mellizos de unos dos años. Y de los niños uno tenía rasgos como la madre, y el otro iguales al padre.
Otro de los temas ineludibles es de los mendigos de Roma. Su dramaticidad excede cualquier descripción. Envoltorios de telas negras en posición de recogimiento en el suelo. Sin que pueda verse allí de humano, nada más que la mano que se extiende, pues la cabeza y el rostro están tapados. Hay quien relaciona esta característica con la influencia de la Iglesia y la condición genuflexa de todo penitente.
Respecto a la presencia de la Iglesia fuimos espectadores de un conflicto que se desplegó en la TV. Lo traía una monja que planteaba que después de 53 años trabajando en su congragación, por sanción del obispo que desaprobaba su actividad, había sido excluida. Como la entrevista era en el estudio de televisión, un cura renunciante que formaba parte del público tomó la palabra. Parecía que la convocaba a mantenerse en rebelión.
Vi allí la reedición del conflicto entre quien cumple, permanece en la institución pero se llena de amargura y el que se permite alternativas, transgrede lo pactado y se da a sí mismo otra libertad. Viejo tema sin solución respecto a lo que es ético. Lo refiero porque la religiosa, que quería permanecer fiel a su condición estaba llena de dolor. En tanto que el cura renunciante se refería a si mismo como sintiéndose en armonía. Discutían fervorosamente, sin escucharse. No llegaron a un entendimiento.
16-5 Vamos a Pompeya
Pompeya con Paola que guía la visita. En el año 79 fue la tragedia. En 1861 Giuseppe Fiorelli ensaya el método para recuperar las formas de los cuerpos que quedaron después de la erupción del volcán Vesubio. Hay dos cartas con el testimonio de Plinio, que pudo tomar noción desde muy lejos, sobre la erupción que la sepultó en cenizas.
Recorremos las calles, las casas, los frescos, que desde las paredes nos hablan de la vida entonces. Recorrida por una casa. Paola nos comenta que los símbolos fálicos ligados al erotismo, pero también a la prosperidad, tienen un nombre: Itifaldo.
Pasamos por unos recintos donde están dispuestas las réplicas de los cuerpos obtenidas por Giuseppe Fiorelli. Son conmovedores. Quienes murieron en Pompeya en el 79 quedan allí. Reflexiones sobre esa muerte que sobrevuela en Pompeya, como en un gran cementerio ciudad.
Al fin de la visita nos perdemos del grupo en Pompeya por quedar tomando un capuchino. Gonzalo nos encuentra cuando advierten la ausencia.
Hacemos una recorrida por Sorrento, luminosa junto al mar. Llegamos hasta la plaza T. Tasso. Lugo: Nápoles. Paola nos dice que para los nacidos en Nápoles, como Sofía Loren hay un nombre: Puteolar
17-5 Vamos hacia el norte. En Orvietto, visitamos la catedral, erigida a partir del milagro de Corpus Crhisti. Pedro de Praga tenía dudas respecto a lo formulado en Letran en 1205: allí se establece que en la hostia estaba verdaderamente el cuerpo de Cristo. Portando sus dudas, el sacerdote Pedro de Praga inició viaje desde Orvietto, y cerca, en Bolsena, en Santa Cristina y celebrando Misa, en el momento de la Elevación, de la Hostia se derramó sangre, que el recogió en un paño y volvió a llevarle al Papa que estaba refugiado en Orvietto. La historia refiere que ese episodio fue la prueba que Pedro de Praga necesitaba, pero como milagro requirió de otras que la Iglesia establece. Finalmente aceptado como milagro, el Papa Clemente ordeno entonces la construcción de la Catedral que visitábamos. Pero cuando pregunté por qué no en Santa Cristina? El guía contestó que la decisión tenía que ver con que en Orvietto estaba el Papa.
Esta reflexión va para Alicia: en Orvietto estaría el Papa, pero Cristo estuvo en el Milagro en Santa Cristina!!
Recorrida por Siena. Tuvo su apogeo en el siglo XIV. Decayó con la muerte del 80% de su población durante la peste. Rivalidad con Florencia que prevaleció..
En 1347 nace Santa Catalina. La plaza de campo en forma de abanico es sede de una fiesta: el Palio, en que 7 cofradías, correspondientes a las 7 parroquias disputan el estandarte de la Virgen, ataviados jinetes y corceles a la usanza medieval.
San Giminiano. Torres señoriales, la altura de las torres además de signo de jerarquía servía al tendido de las telas que una vez teñidas (amarillo el más valorado) se ponían a secar.
En San Giminiano el Museo de la tortura y de la pena de muerte me generan igual angustia que las mazmorras de Peñíscola en España.
Vamos hacia Florencia.
17/18-5
En Florencia iniciamos una Jornada accidentada. Ya la noche anterior habíamos fracasado en el intento de utilizar la caja fuerte de la habitación. Subió un jovencito flacucho de anteojos a auxiliarnos. Por la mañana creo escuchar unos golpecitos tímidos en la puerta, me asomo y no hay nadie. Al rato se repiten, pero tampoco encuentro a nadie. Poco después y como los golpes son contundentes, salgo al pasillo y advierto que son en la puerta de la habitación vecina que destinaran a un matrimonio panameño. María del Pilar es la que llama. Quedó encerrada con su esposo y el picaporte gira en falso. Cuando me cuentan lo que sucede, vuelo a la administración a pedir ayuda. Sube conmigo a resolver el problema el mismo jovencito de anteojos de anoche, que tras varios intentos logra liberarlos. Los veo de pie ante la puerta cuando esta se abre al fin. María del Pilar me cuenta, que su esposo muy formal, no quería que ella golpeara, pero que tras un rato ella se puso tan impaciente que lo amenazaba con voltear a golpes la puerta, con llamar a gritos por la ventana, todo, con tal que los socorrieran. Fue oportuno poder escucharlos. Y contrastaba el estilo tan mesurado de él, y tan expresivo el de ella.
Cuando salimos del hotel, yo me llevo puesta la puerta giratoria de vidrio transparente, obviamente es una jornada accidentada. También porque a la noche, cuando A. entra a bañarse, resbala y se toma de una cuerda en la ducha para poder sostenerse. Era la alarma. Con el ulular se pone en marcha el operativo para desconectarla. ¿Quién viene? Sí, el mismo jovencito de anteojos, que a estas alturas debía tener una opinión sobre nosotros.
¿Qué decir de Florencia?
Museo de Museos. Museo al aire libre. Joyeros en el Ponte Vecchio. Mercado de la paja, mercado de San Lorenzo.
Afrontó dos destrucciones: la de la 2da guerra y la de las inundaciones de 1967.
La conducción de Agata es completa. Apreciamos el palacio del Bargello, 8 siglos desde que Leonardo pintara a la esposa del Señor Giocondo.
En la plaza de la Signoría, pensada como lugar para la junta de los Señores nos señala las esculturas significativas. Judith y Holofernes, el Perseo de Cellini, El rapto de las sabinas.
Entre el palacio Médici y el Arno la construcción de Giogio Vasari con su fondo abierto al río. El corredor vasariano conecta el Palacio Médici y el Palacio Pitti.
Y en el puente las rutilantes joyerías con los diseños más hermosos.
En medio del puente una estatua de B. Cellini y en la reja un buen número de candados. Están allí porque los novios siguen una tradición según la cual, colocando allí el candado y tirando la llave al Arno, se garantizan que no habrá ruptura.
Llegamos hasta la Catedral del XIV, con una fachada del XIX. La policromía surge de los mármoles que la componen. La cúpula de Bruneleschi, el campanario de Giotto y las puerta de bronce del baptisterio de Lorenzo Ghiberti, componen una totalidad armoniosa.
Sucede algo extraño: escucho a mi hija que me dice: Hola Mamá, y cuando la busco sorprendida se trata de una chica con una voz exactamente igual.
Cuando cansada de andar, me siento en la plaza de la Signoría, A. me pierde.
19/20-5
Hacia Venezia. Es gracioso que, como nos muestran los mapas tenga forma de pez.
Nos conduce en la visita Iván. La Basílica de San Marcos, es imponente. El estilo va del románico al gótico, con influencia bizantina.
Laguna costera de aguas poco profundas. Lugar de refugio ante invasiones. Construida sobre pilotes. 118 islas, cerca de 400 puentes. Logró su esplendor en el Xll.
Vivaldi, en la Iglesia de La Piedad, compuso Las 4 estaciones.
En San Marcos hay 8.500 metros de mosaicos, de ellos 1.400 de oro. En el frente está el relato en imágenes de la estrategia para traer el cuerpo de San Marcos. Iván nos habla de la Importancia de la reliquia. Tras el altar el trabajo de orfebrería más delicado: la palia de Oro.
Encuentro con Graciela y Gonzalo. Nos dimos cuenta de nuestras afinidades, cuando a poco de conversar le hablé de mi entusiasmo por Mauricio Rosencof. Fue singular que le contara a Graciela acerca de uno de sus más hermosos libros “Una góndola ancló en la esquina”, y que transcurre en una mágica Montevideo, mirando las Góndolas que en los canales de Venecia se deslizaban ante nuestros ojos.
También en Venezia conocemos un taller donde se trabaja el cristal. Cuando después de pasar por el taller nos llevan a la tienda, vemos hermosas piezas. Recibo un regalo de A.: un dije luminoso. Cuando el esposo de María del Pilar ve mi turbación me dice: Enhorabuena!
Cuando volvemos a esperar la embarcación ya están Marcia y Raúl. Siento que también con ellos hay afinidades, pero como en otros casos, los encuentros son incompletos e interrumpidos. Me cuentan que el matrimonio de los mejicanos, ya tomó otro destino. Raquel intercambió datos con Marcia. Me había llamado atención la alegría de los dos y la buena disposición para con todos.
Esta característica fugaz de los vínculos ¿no será una constante en las relaciones, pero más obvia acá, de viaje, donde todo se acelera?
21-5
Hacia Roma , nos detenemos en Asís. Visita a las dos Basílicas Románica y Gótica. A. me pierde cuando bajamos caminando las callecitas-
22-5
Llegada a Roma.
El ultimo almuerzo es en un restaurante llamado Castiglione. Frente a mí y sobre la pared del fondo hay dos estatuas. La de un soldado en bronce y otra, en mármol, un desnudo romano, tal vez un senador?. El soldado tiene el brazo derecho flexionado y la pierna izquierda apoya en la punta del pie, como danzarín. El senador romano está de frente y mira con descaro.
A. me cuenta algo estos días, que le viene sucediendo, y es que le vienen a la memoria canzonetas que aprendiera del abuelo, y que creía olvidadas.
Visita al Vaticano para volver a ver La Piedad. Cuando estamos saliendo A. me pierde ante el altar de San Juan Bautista.
23. vuelo
24 .Paso mi primera noche en Rosario sintiéndome situada en un Castillo Medieval. Recién a la mañana, y mirando alrededor tomo nota del lugar en el estoy. Me pregunto por mis compañeros de viaje. Ya estarán reintegrados a sus realidades?
También como yo, seguirán en sueños su aventura por la Italia Piu Bella?
Rosario, 2 de junio de 2010
María del Carmen Marini
mariadelcarmenmarini@gmsil.com
Anexo a Italia Piu Bella
Esta crónica no estaría completa, si no incluyera una aventura en Venecia que compartimos con Graciela y Gonzalo.
Después del taller donde nos hicieron una demostración de cómo se hacen las piezas de cristal, donde por la pericia del artesano, vimos surgir de una masa de vidrio casi líquida, un estilizado caballito, nos cruzamos los cuatro a tomar un café. Seguimos charlando y paseando, más allá del Ponte Vecchio. Allí se dio la insólita situación (ya referida), de que me encontré comentándoles entusiasmada un libro del uruguayo Mauricio Rosencof llamado “Una góndola ancló en la esquina”, que transcurre en una mágica Montevideo. En el libro, el hecho de que navegaran Góndolas en las calles del barrio, es uno más de los sucesos, dados por naturales, que forman parte de la trama. Lo extraordinario del caso es que en el momento en que yo les relataba esto, teníamos los canales venecianos fluyendo a nuestros pies, y verdaderas góndolas deslizándose mansamente.
Almorzamos los cuatro, en una callecita por donde caminaban los turistas, y después Graciela fue a San Marcos, mientras Gonzalo la esperaba, y A. y yo caminamos un rato y después fuimos hasta la estación (“Ferrovía”) en que buscamos el colectivo que nos devolviera al hotel.
Allí, en la estación, nos encontramos con ellos. Al bajarnos donde suponíamos era el lugar indicado fue que entramos en una película. Perdidos. Ningún edificio a la vista. Y la carretera junto a las vías, sin paso para ningún lado, que pudiéramos suponer fuera el indicado.
Caminamos un buen rato, hasta que del otro lado que separaba las vías de la carretera vimos a dos obreros a quienes pedimos indicaciones. Dieron muestras de consternación, como si pensaran que éramos unos turistas muy tontos, y estuviésemos lejos del lugar por el que preguntábamos. Pero uno de ellos saltó la cerca y caminó un rato con nosotros hasta indicarnos un puente enorme, desde donde, según nos dijo, podríamos ver a lo lejos, los edificios de los hoteles, y pasar al otro lado.
Ese puente era un nudo sórdido, sucio, oscuro y amenazante, de polvo y telarañas. No puedo contar cuan inmenso, vacío, peligroso era. Podía aparecer de entre las columnas algo o alguien en cualquier momento: un delincuente? un alien? Seguro que lo que no se presentaría era el hada de Cenicienta. Nunca antes estuve en un lugar así. Deseo fervorosamente no volver a estarlo. Parecía escapado de la escena de una película de Tarantino. De una novela de Stephen King. Mi imaginación empezó a funcionar: pronto aparecerían los secuestradores, o los mafiosos.
¿Para qué nos querrían secuestradores o mafiosos? Esa pregunta tan sensata no era algo que yo pudiera formularme entonces. Ese rato subiendo y transcurriendo por el puente fue un momento para contarle a los nietos. Andábamos apresurados mirándonos apenas, para que no cundiera el pánico. Gonzalo había ensayado otra bajada y debió retroceder porque no llevaba a ningún lugar. Lo esperamos un rato hasta decidir ir a buscarlo. Parecía que el tiempo se hacía eterno, que vendría la noche, que sucedería algo trágico…Quisiera poder transmitirles la gravedad del momento, la valentía con que avanzábamos en esa semipenumbra hostil, de polvo telarañas y riesgos inminentes.
En ese momento éramos héroes perdidos en una situación límite, no uno boludos que erraron la parada del cole. Lo cierto fue que después de atravesar el puente, alcanzamos la calle, y aunque lejos aún, vimos la silueta de los hoteles y ya estuvimos en camino y orientados.
Fue una experiencia diferente, y me dio, al menos a mí, alguna medida de la complejidad de la fantasía cuando estás en otro país, sin encontrar tu ruta y el espíritu de aventura se manca. M.C.M. junio 2010
4 . Crónica del viaje a Bahía, 2011
Otra vez Bahía, ciudad de contrastes.
El año anterior la habíamos descubierto. Buscando la playa de Emilio Rodrigué, la playa de Ondina, habíamos caminado la ciudad misteriosa y alegre. Colorida y sonora, poblada de gentes pura sonrisa. Gente que aceptaba desde el deseo de comunicarse, nuestro magro portuñol.
Habían sido los libros de Emilio los que me habían traído a estas playas, y fueron ellos los que me guiaron en el texto en el que expresaba mi admiración por el hombre, por el psicoanalista y por el escritor. Danielle, su amiga y traductora fue generosa cuando me escribió que ella encontró a Emilio “en y entre” las líneas de mi trabajo, el que le había llegado a través de un amigo común: Osvaldo. Atesoro las palabras de Danielle como un elogio.
Volví a la ciudad recorrida el anterior febrero, con anhelos de ver más, y encontré las mismas y también otras dimensiones de esta Bahía veloz, luminosa, estridente .
Esta vez me acompañaron mis hijos: Pablo y Anahí. Pablo había estado dispuesto a resignar sus vacaciones y en vez, con el dinero de ellas, cambiar la heladera que tose y refunfuña y se pone roja en el verano. Insistí en que viniera y no me arrepiento.
Pero todavía antes de salir, una duda me pesaba: ¿cómo se daría la convivencia de los hermanos que no viajaban juntos desde la adolescencia? Me preguntaba: ¿Haré bien en exponerlos a compartir este viaje? Estaba inquieta, hasta que los hechos me dieron la respuesta… Pocos fueron los desencuentros, ya que todos nos aplicamos a sobrellevar diferencias y disfrutar lo placentero sin perder el tiempo en desacuerdos. Contribuyó a ello la maravilla del lugar y lo tentador de las cosas por vivir.
Pero sobre todo estuvo la disposición de ellos que allanaron todas las dificultades, llenaron todos los papeles, cargaron todos los bolsos y si no me alzaron a upa fue porque hubiéramos llamado la atención.
Llegando
De nuevo nos alojamos en el hotel “Mar Azul” con su ubicación justa, frente al faro de Barra y sus bellos atardeceres. Y tanto a mano del Pelourinho , siguiendo calle arriba, como cerca de Río Vermhello, retrocediendo. El hotel es confortable. Tenemos contratado el desayuno. Pablo, que ha llevado su nootbook nos informa de las noticias y podemos ver los correos.
Es un hotel como tantos, lo que sorprende a los poco avisados es la confluencia, tanto en pasajeros como en empleados de todos los colores en la piel. Del blanco escandinavo al más oscuro de los negros. Algo en común es la alegría desacartonada. Algo que escucho con frecuencia: “No se preocupe…”
En la habitación vecina, y a poco de llegar escuchamos ruidosos gemidas. Como otras veces, me confundo y digo a Pablo: _ Los vecinos están bromeando. Se ríe y me dice que no. Entonces, como él sabe de la vida más que yo, no insisto.
Frente al hotel y en sus playas, la gente. Gente que vive en la calle, pedigüeños y extraviados, pobladores que abren sus puestos, sus negocios y restaurantes y turistas que caminan, como nosotros tratando de conocerlo todo.
A media cuadra, una casa misteriosa que permanece cerrada. Siempre hay un chico distinto durmiendo en el umbral. Nunca vimos movimiento, pero una vez estaba abierta una de las ventanas que dan al jardín. Pensamos en una casa tomada, refugio para algunos de los muchos chicos que vemos en la calle.
Un grupo especial: los artezánganos, como los describe Pablo, marginales, como los llama Anahí que es una buena persona, o malandras como los llamo yo. Despliegan sus mantas y ofrecen dudosas pulseras, collares y pendientes de diferentes materiales.
Vamos a comprar Garotos en el supermercado a la vuelta del hotel y cuando salimos no advierto o el gran despliegue policial, con pistolas en la mano. Es porque llevan la recaudación al camión de caudales. Mis hijos me dicen poco observadora e ingenua. Pero ellos no ven lo que yo si veo esa noche en el Pelourinho, cuando un negro con cara de malo, va llevando del brazo a una apenas adolescente delgada, como halcón dueño de la paloma. Es así que tenemos distintos registros de lo amenazante en esta ciudad igual y diferente.
Remontamos las dificultades con el idioma, en donde nunca sabremos hasta dónde comprendemos lo que nos dicen y hasta dónde nos entendieron lo que nosotros decimos.
Probamos frutas que no conocíamos: papaya, mango, piña. Y vemos colibríes, lagartijas y caminando la costanera por la noche, ratas.
Primera experiencia de comida bahiana: acarajé, farofa, moqueca y casquiñas de syri. Asaí para Pablo, parecido al helado de chocolate, pero menos dulce y elaborado con una fruta del lugar.
Pablo se compra una zunga colorida y con la camisa abierta intenta parecer brasilero. Nosotras elegimos blusas y camisolas de playa. Y allá vamos.
La fiesta de Yemanyá
Por la mañana la celebración de la orixá ya está en plenitud. Vemos en la calle, desplegarse la capoeira de Angola, como danza armoniosa y la capoeira regional, más abrupta, similar a una lucha. También, bajando a la playa nos detenemos ante las Mae de Santo en sus rituales y ante los sanadores, que con los pies en el agua reciben a quienes pacientemente, en hilera, esperan su turno para ser escuchados y bendecidos.
Subimos al Santuario en donde los visitantes dejan sus ofrendas y saludan a la orixá, la diosa del mar, asociada a la Virgen Inmaculada, a la Stella Maris o también Santa Ana del culto católico, en sincretismo con los cultos africanos. Pablo vuelve al hotel. Quedamos con Anahí.
Flores, perfumes, peines, espejos para la orixá de larga cabellera y grandes senos, madre de los otros orixás. La tarima en la playa se va llenando de estos enormes con flores coloridas llevan sus pedidos y agradecimientos a esta diosa maternal. Nunca antes en mi vida había visto tantas flores. Las van cargando en cestos , que en canoas quedarán en el mar como regalos, para la madre de senos llorosos.
La fiesta profana se va sumando al culto religioso. Música y bebidas. La multitud es compacta. La costanera ha sido cerrada los automóviles y funciona como sede de la música y la danza. Nos arrojan agua perfumada, nos invitan a bailar, a quedarnos en esa calle donde la fiesta continuará. Todos beben, alguno orina contra un muro. Son cordiales, son alegres, cuando salimos de la avenida convertida en peatonal nos resuenan las palabras: “No se preocupen , beban, bailen que hoy es fiesta…” Compartimos con Anahí la aventura de una fiesta que va subiendo de temperatura a medida que avanza el día.
Volvemos al hotel. Para no pasar por Bahía sin cumplir todos los rituales decidimos con Anahí, una travesura inusual: nos tomamos una caipiriña. Cuando Pablo sepa le cantaremos “Cuando el gato no está …”
Las playas son hermosas. En la playa de Barra un bahiano mulato canta a voz en cuello su canción: “El queso é gostoso, é sabroso…” Creemos que vender queso con orégano en un palito, es su excusa, lo que verdaderamente quiere es cantar. Y lo hace a voz en cuello, mientras vende. Comemos queso. Comemos camarones. Nos sumergimos en el mar calmo, en los piletones que deja la marea en el que nadan pececitos azules y dorados.
City tour
Recorremos calles y plazas. Lugares deslumbrantes de verde. Construcciones coloniales ornamentadas.
Pero antes de eso, otra versión de Bahía. La escultura de Zumbí, el héroe de Palmares. El líder que cohesionó a los esclavos que huían y adentrándose en la selva constituyeron estados libres. El quiilombo (consejo de guerreros) de palmares resistió 36 avanzadas de holandeses y portugueses. Cuando cayó, la cabeza de Zumbí fue expuesta en una pica para escarmiento de esclavos rebeldes. Hoy tiene una escultura. En el pedestal una placa de bronce dice: “Homenaje a Zumbí de Palmares: Zumbí de Palmares, líder de la primer experiencia democrática del país. El monumento a Zumbí de Palmares es el símbolo de la resistencia del pueblo negro brasilero y la materialización de las luchas y conquistas por el ejercicio de la libertad en el fortalecimiento de la conciencia negra- Salvador, 30 de mayo d 2008” Eso es lo que se lee en la placa.
Muy cerca de ella, en el lugar donde estuvo el Colegio de los Jesuitas hay una fuente con la forma de una cruz de mármol que está como recostada sobre el suelo, dejando un espacio de medio metro. En ese espacio, bajo ella, apenas asomados los pies sucios y descalzos dormía un muchacho de la calle. Tendría 12, 15 0 20 años? Refugiado allí del sol y del cansancio, ese Zumbí me hizo pensar que no hay tantos cambios…
En el atrio de la Iglesia de San Francisco descubro la llamada “pintura de ilusión” del techo. Da la impresión de que una bandera se despliega, al caminar de un ángulo del recinto al otro. El espíritu Santo en forma de paloma está en el centro y pareciera seguir al visitante en su recorrida por el perímetro del lugar. La imagen de Jesús, que en medio perfil mira al visitante cuando se para a la izquierda, por extraño efecto también lo mira cuando pasa a la derecha del salón. Jesús nunca da la espalda, dice el guía, a quienes miran hacia él. En el templo la penumbra refulge en el oro de los altares. El guía relata la historia de una economía que tuvo etapas que se gestionaron sobre la explotación de la caña, de los minerales, del caucho, del cacao. Este templo fue donado por los señores del lugar. Donado por los que hicieron su fortuna con el despojo de las riquezas y el asesinato de los pueblos originarios y de los africanos esclavizados. Los dorados de ese templo claman al cielo. El Jesús del atrio, el que no da la espalda ¿habrá de mirar acongojado en esta dirección?
El guía se apasiona en el relato de este Brasil que tomó su nombre de un árbol, el palo Brasil, llamado así por el rojo color de su savia que rememoraba el de las brasas. Del que se dice que con la tintura que de él se extraía se hubiera podido teñir el océano. ¿Queda alguno de esos árboles? La depredación los diezmó. (Emilio en “Gigante por su propia naturaleza” escribió que queda uno en Portugal)
El sol parte la tierra y Pablo se pone la camisa como turbante y capa. Cuando visitamos una tienda de piedras semipreciosas le indican que no puede estar así en el negocio. Se va a la calle.
Quedamos en el Pelourinho donde no es extraño iniciar conversaciones con otros turistas. Un norteamericano de New Yersey nos cuenta sus vivencias. Asistimos al ensayo de una de las comparsas del carnaval, un “bloco” compuesto solo por muchachas. Tienen ritmo y resistencia.
Cuando volvemos vemos niños juntando latas y pidiendo monedas. Así es Bahía. (¿Así es el mundo?) La belleza y la sordidez. La poesía y la ruindad. Los gatos se esconden las noches que los “blocos” ensayan. Ya vendrán noches más serenas.
En esta historia de Bahía se lee, como en toda Latinoamérica el despojos de unos para encumbramiento de otros. Los frutos de la tierra, los minerales de sus entrañas, todo ello fue obtenido en base al aniquilamiento y la esclavitud. Pero si esto es así ¿qué queda? Sin duda, la insistencia de vivir.
¿Qué encontramos hoy? Gente afectuosa, gente alegre con disposición para entablar conversación, aún con quienes no hablan su lengua. Y gente de la calle en donde es difícil plantear diferencias o similitudes entre el pibe de los pies sucios (lo único visible bajo la cruz donde estuvo el Colegio Jesuítico), el carterista abofeteado en la fiesta de Yemanyá (más por la afrenta a la diosa que por el robo) o el malandra que roba, trafica o prostituye.
Morro de San Pablo
Un lugar diferente a todos los otros. Desde el puerto donde el equipaje es trasladado por muchachos en carretillas que tienen pintada la palabra TAXI. Los 154 escalones de nuestra posada hasta el restaurante y la piscina, estaban flanqueados por árboles y plantas. Los frutos en el suelo.
Nuestra cabaña, en la posada (octogonal, con techo de paja, frigobar, aire acondicionado y T.V.) estaba a los 122 escalones y eran suficientes, pese a la belleza selvática del lugar. Recordé la expresión de Mabel Burín para darme ánimos en la escalada. Más que sexagenaria, pensarme “sexigenaria” y así atenuar el cansancio.
Las playas bellísimas y la vegetación sin igual. Así debió ser el paraíso. Aunque para llegar el catamarán haya sido una pesadilla y un infierno para muchos. Y aunque las escalinatas recomienden entrenamiento previo a los visitantes. Protege el lugar, la protagonista de un milagro: Nuestra Señora de la Luz, que supo deslumbrar a los atacantes y preservar al poblado en tiempos de invasiones, según cuenta la leyenda.
El aplazamiento
Catusaba significa suerte. Y fue el lugar al que nos destinaron cuando el vuelo fue suspendido.
Un “resort” en el que nos sentimos privilegiados pero extraños. Hasta la tabla del inodoro, tibia, mullida y para culos principescos, daba cuenta de la sofisticación del lugar. Shampoo y crema perfumada. Anotador y lapicera. ¿Recuerdos o marqueting?
En los cuidados jardines, en la enorme pileta, en el suntuoso comedor todos los detalles previstos para que nada desentonara. Las empleadas vestidas con sus trajes típicos eran diligentes. Y mulatas.
Los pájaros comían a nuestros pies. La lagartija del jardín se dejó fotografiar con gentileza. Pero a diferencia del Mar Azul de nuestra estadía: en Catusaba no había pasajeros negros.
Y los 15 dólares por gaseosa ameritaban toda la belleza y armonía del lugar, pero igual nos parecieron excesivos. Los varones del grupo hicieron un piquete frente al suntuoso mostrador y con la intervención de los guías, la cuestión se resolvió.
M.C.M. febrero 2011
5 . Colonia del Sacramento con Alberto y Buenos Aires con los primos. Febrero 2011
Cuando Alberto supo que en Bahía, nos habíamos alojado en Catusaba, resort con todas las estrellitas, se preguntó en voz alta: -¿Y ahora cómo te va a resultar el hostel modesto de Colonia? Y yo le respondí: -Es que al lado tuyo, cualquier lugar es cinco estrellas. Pero como estaba apurado no me escuchó.
Esa mañana salimos temprano.
Viajamos en auto, como en los tiempos del viejo Citroen. Pero tenemos dificultades para llegar. Las equivocaciones en la ruta nos demoran: entramos a cada uno de los pueblos desde Fray Bentos a Colonia. Antes de llegar Alberto dice: solo nos falta equivocarnos en uno. Hemos recorrido Dolores, Mercedes, Nueva Palmira y Carmelo. Gente cordial nos señala como volver a la ruta, a falta de carteles indicadores.
Colonia. El tiempo lento marca la diferencia principal del lugar. Y las plantas dan la principal característica al paisaje. El tronco abrazado por una enredadera se abre en dos ramas entre las cuales surge vigoroso un helecho majestuoso.
La amabilidad de sus gentes, que ya conocíamos y se prolonga en el “merece” con que contestan nuestras “gracias” y con el “a sus órdenes” con el que se despiden. ¿Cómo hacen para ser tan amables? Me preocupa tanta gentileza, ¿serán más proclives a las úlceras gástricas?
Cuando los veo con el termo bajo el brazo y el mate en la mano, imagino que en las ecografías de las embarazadas, puede verse al bebé en el útero, con el brazo flexionado, pero no para sostener el pan (como los otros bebés) sino el termo para futuras mateadas.
Los perros atorrantes, mansos y cordiales ni se mueven cuando les pasamos cerca. Las palomas y gorriones tampoco. ¿Cómo se gesta tanta tranquilidad? Estoy un poco preocupada por tanta calma.
El Hostal funciona en una casa de 1880. Hay mayoría de jóvenes extranjeros, se escuchan hablar diferentes lenguas. Nos llaman “los abuelos”. La casona es de 1880, con dos patios, muchas plantas y la gente circula y fuma y conversa. Ya no estoy tan preocupada.
Las playas son enormes y las recorremos: Victoria, Puerto Tranquilo, Ferrando. Y una enorme algo más lejos: Santa Ana. Recojo piedras y caracoles.
Leemos lo diarios. Dormimos siestas pachorrientas. La verdad es para nada estoy preocupada.
Volvemos al Bastión del Carmen y vuelve a impresionarme el foso con arcadas de ladrillos, reflejado en el agua. Esta vez logramos unas fotos que den cuenta del lugar.
Pasamos allí el 14 de febrero y poco antes de volver Colonia nos regala una luna llena.
El Buquebus hará su trayecto a Buenos Aires. ¿Vamos a extrañar Colonia?
Nos esperan Luis y Oscar: han optado por la Unión Civil. Cuando iniciaron los trámites el empleado planteó: -Deben tener como mínimo 3 años de convivencia. - Tenemos cuarenta. –responden. -¿Y entonces por qué no se casan? –No estoy seguro, bromeó Luis. Los testigos, Cristina y Miguel, llegaron puntuales ese día. Ella en exquisito vestido largo, él de traje y corbata. Luis y Oscar en zapatillas y jean.
Nos alojan en el departamento donde prevalece entre nosotros una confianza de siglos. Hemos hechos nuestras vidas como contemporáneos. Pero los manteles, las toallas y las sábanas de ellos son más lindas.
Juan Ángel, al amigo que emigró antes que nosotros, está presente en nuestras charlas. Está presente en el afecto. Luis y Oscar vendrán pronto a Rosario. Retomaremos la charla, como de costumbre, como siempre.
M.C.M. febrero 2011
En los diarios leídos en la calma chicha de las vacaciones en Colonia, hice una selección de los hechos que me impactaron. Aquí van los principales sucesos de la tercera semana de febrero:
l-Sobre la actuación de los jueces Luis María Vera Candioti de Santa Fe y Luis Miret, de Mendoza, notables coincidencias. Me pregunto ¿Qué se sentirá de ser juez y haber procedido así, como ellos?
11-2 La nieta recuperada María Carolina Guallane celebró el procesamiento del ex juez de menores de Santa Fe Luis María Vera Candioti, quien la dio en adopción en forma ilegal durante la dictadura militar sabiendo que era hija de desaparecidos.”Durante muchos años no me fue fácil hablar del tema, tuve años difíciles –dijo la joven de 35 años–; la Justicia no se mueve con la ansiedad de uno, pero sigue trabajando por el bien de todos, porque tiene que ver con subsanar heridas de toda la sociedad.”
16- “Miret me trataba de subversiva”
En agosto de 1975, a los 17 años, Faingold estuvo en cautiverio y fue torturada en el D2 de la policía mendocina. Ayer, ante el jury del Consejo de la Magistratura, dijo que el juez Luis Miret la visitó, la interrogó y luego la dejó en manos de los represores.
Luz Faingold conoció a Luis Miret en agosto de 1975, durante la experiencia más terrorífica de su vida. Ella tenía 17 años y estaba en cautiverio con otras diez personas en el Departamento de Informaciones (D2) de la policía de Mendoza, donde había sido torturada y violada. El la visitó como juez federal subrogante, supo por el novio de Faingold que la adolescente pedía por favor que dejaran de ultrajarla, pero la dejó varios días más en manos de los torturadores. Ayer, luego de soportar durante 35 años que el hombre siguiera en carrera como un juez honorable, Faingold relató por primera vez sus padecimientos ante el jurado de enjuiciamiento del Consejo de la Magistratura que analiza la conducta de Miret, suspendido en su función de juez de la Cámara Federal de Mendoza y acusado de haber colaborado con la represión ilegal durante la dictadura.
ll- Sobre una obra de teatro y una película que nos remiten a la misma problemática
Sábado, 12 de febrero de 2011
TEATRO › ENTREVISTA A PATRICIA ZANGARO, ADRIANA GENTA Y CARLOS IANNI, POR LA COMPLICIDAD DE LA INOCENCIA
“En una dictadura, el miedo afecta a todos”
Para realizar la obra, las dramaturgas se basaron en un texto de Bertolt Bretch, con la idea de “reflexionar sobre la conducta suicida de la clase media, el hecho de adaptarse a períodos nefastos de nuestra historia”, según el director.
“El que quiera luchar hoy contra la mentira y la ignorancia y escribir la verdad tendrá que vencer por lo menos cinco dificultades. Tendrá que tener el valor de escribir la verdad aunque se la desfigure; la inteligencia necesaria para descubrirla; el arte de hacerla manejable como un arma; saber a quién confiarla y poseer la astucia indispensable para difundirla. Tales dificultades son enormes para los que escriben bajo el fascismo, pero también para los exiliados y los expulsados, y para los que viven en las democracias burguesas.”
* Fragmento del texto de 1934, escrito por Bertolt Brecht y previo a los veinticuatro episodios de Terror y Miseria del Tercer Reich.
12-2 Opera prima áspera y oscura : El Premio
En esta coproducción mexicano-polaca, la directora hace que los personajes sólo hablen por sus acciones. La historia de una niña en San Clemente del Tuyú durante la dictadura tiene mucho de autobiográfico, según reconoció.
Por Luciano Monteagudo
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-20745-2011-02-12.html Desde Berlín
La competencia oficial recién empezó ayer y para la hora de los Osos todavía falta la eternidad y un día, pero se diría que la ópera prima de la argentina Paula Markovitch ya viene con premio, más allá de su título. Radicada en México desde comienzos de los años ’90, Markovitch –conocida hasta ahora como guionista de Temporada de patos y Lake Tahoe, los dos films de Fernando Eimbcke que hacen pensar que hay vida en el cine mexicano más allá de Iñárritu– es la autora absoluta de El premio, una insólita coproducción mexicano-polaca basada en un episodio de su propia infancia, en el balneario de San Clemente del Tuyú, allá por 1976, durante el crudo invierno de la dictadura militar.
“Es una historia autobiográfica y transcurre en escenarios de mi infancia, a los que siempre regreso en mis sueños”, contó Markovitch (Buenos Aires, 1968) en la conferencia de prensa que siguió a la proyección de su primer largometraje como directora. “Todavía escucho el sonido del viento, la playa hostil y las tormentas haciendo temblar la casa.” Toda su película está narrada desde el punto de vista de Cecilia, una nena de 7 años, refugiada con su madre en una precaria cabaña a orillas del mar, en una San Clemente lejos del sol de temporada. El premio se cuida muy bien de enunciar aquello que no hace falta: nada se dice de la dictadura, ni hay carteles con fechas ni explicaciones, y sin embargo queda claro desde un comienzo que Ceci (Paula Galinelli Hertzog, una niña de una sensibilidad impresionante) y Lucía (Laura Agorreca) están allí, entre esas cuatro paredes sacudidas por la fuerza de la naturaleza, escapando de algo, que tiene que ver con el padre ausente. Cuando llega el momento de ir a la escuela, Ceci tiene la instrucción de repetir, como un mantra, que “mi papá arregla cortinas y mi mamá es ama de casa”. Nada más, como si fuera un soldado en territorio enemigo, a quien apenas le está permitido decir rango y número. Pero una mañana llega al colegio la noticia de que el destacamento del ejército de la zona organiza un concurso de cuentos y allí Ceci, en su inocencia, escribe aquello que tiene prohibido decir en voz alta.
lll- Sobre el valor asignado a la vida, dos noticias contrapuestas. La de un padre que mata a sus hijas, y la de una madre que no logra que escuchen la demanda de alivio de su hija agonizante.
12- 2 SOCIEDAD › LAS GEMELAS SUIZAS HABRIAN SIDO ASESINADAS POR SU PADRE
El fin de un misterio
El caso que durante días tuvo en vilo a la opinión pública, la Justicia y las fuerzas de seguridad de Suiza, Italia y Francia, ayer pareció aproximarse al final: Livia y Alessia, las gemelas suizas de seis años secuestradas por su padre a fin de enero y cuyo paradero se volvió una incógnita cuando él se suicidó, posiblemente estén muertas. “No han sufrido, murieron en paz. No las verás más”, decía la carta que el hombre envió a su ex esposa desde Bari, antes de arrojarse a las vías de un tren en Italia. La investigación no ha concluido. Los investigadores presumen que, de ser cierto que fueron asesinadas, los cuerpos de las niñas podrían estar en Córcega, el último lugar en que fueron vistas con su padre.
18-2 Sociedad › Melina tiene 19 años, padece una enfermedad terminal y no le conceden el derecho a no sufrir
“Yo pido una ley de muerte digna”
Por Mariana Carbajal
Cuando la internaron en el Hospital Garrahan, en enero, la chica pidió una sedación paliativa para evitar los dolores. Los médicos se negaron: dicen que su estado no es terminal. Lúcida, en su agonía, reclama una ley de muerte digna.
“Nadie debería sufrir este calvario”, le dictó Melina González el miércoles a su mamá, para que escribiera una carta dirigida a sus amigos que “abrazaron” en su apoyo al Hospital Garrahan. La nota concluía así: “Pido una ley de muerte digna”. Melina tiene 19 años y –al cierre de esta edición– estaba agonizando, con un peso de apenas 18 kilos. Sufre una enfermedad degenerativa del sistema nervioso, que se conjugó con un tumor en su espalda. Su vida se tornó insoportable desde el 24 de enero, cuando llegó en gravísimo estado pero completamente lúcida al hospital pediátrico –donde la vienen atendiendo hace tiempo–, y pidió a los médicos una sedación paliativa o terminal, para entrar en un sueño lo suficientemente profundo que le permitiera aliviar su sufrimiento hasta que llegue el momento de la muerte, según contó su madre, Susana Bustamante. Pero los médicos del Garrahan se negaron. Apenas consienten dormirla, pero no tan profundo como para entrar en un coma farmacológico que le impida sentir los terribles dolores que aquejan a su cuerpo. “Lo que está pidiendo para la etapa final es un estado de no conciencia”, contó a Página/12 Susana. “La vida es un derecho. No es una obligación vivir sufriendo”, le dijo Melina unos pocos días atrás, al escuchar una nueva negativa de los médicos a cumplir su voluntad
lV- Y hablando de dignidad, vale tener en cuenta las noticias…..
14-2 DIGNIDAD
La consigna fue “Italia no es un burdel”. Hubo unas 5000 en Sicilia, en Nápoles fueron casi 100.000. También fueron miles en Palermo, Messina, Trieste, Bolonia, Florencia y Catania. En Roma ocurrió la manifestación mayor: arrancó con un minuto de silencio y luego un grito: “¿Si no es ahora, entonces cuándo?”. Las mujeres italianas salieron a la calle ayer para exigir la renuncia de Silvio Berlusconi porque sus escándalos sexuales “hieren la dignidad femenina”. “Soy mujer y digo basta”, rezaban las pancartas
16-2 EL MUNDO › ACUSADO DE ABUSO DE PODER, EN ITALIA IL CAVALIERE CALLA MIENTRAS LA OPOSICION EXIGE A GRITOS SU RENUNCIA INMEDIATA
Berlusconi va a juicio por corrupción de menores
La noticia bomba se difundió en la mañana de ayer, cuando la jueza para las Investigaciones Preliminares, Cristina De Censo, anunció en Milán (norte de Italia) que Berlusconi sería procesado inmediatamente. Hay más de 700 páginas de documentos.
Por Elena Llorente
Desde Roma
Mientras el primer ministro italiano Silvio Berlusconi opta por el silencio ante la explosiva pero esperada noticia de que será juzgado por los delitos de prostitución de menores y de abuso de poder, la oposición insiste en que debe renunciar porque perjudica la imagen de Italia.
“Ha llegado el momento de decir basta. Haga como cualquier hombre político de cualquier democracia del mundo: renuncie y defiéndase ante la Justicia”, dijo en el Parlamento Dario Francheschini, representante del principal partido opositor, el Partido Democrático.
La noticia bomba se difundió en la mañana de ayer cuando la jueza para las Investigaciones Preliminares, Cristina De Censo, anunció en Milán (norte de Italia) que Berlusconi sería procesado inmediatamente, saltando la etapa de las “investigaciones preliminares” que normalmente respeta la Justicia italiana. Según la jueza, esta etapa puede evitarse porque existen pruebas suficientes como para incriminar al acusado. Así lo habían indicado los fiscales de Milán que se ocupan del caso desde hace meses, tomando declaraciones, reuniendo interceptaciones telefónicas y muchos otros materiales. Se habla de más de 700 páginas de documentos que los fiscales entregaron a la jueza De Censo
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V- También sobre la dignidad ¿Tiene derecho a publicar el deterioro?
ULTIMOS DESTELLOS DEL SER 15-2
Por Silvina Friera
Sylvia Molloy: El avance del Alzheimer sobre la memoria de una amiga y ex pareja llevó a la escritora a anotar con paciencia de artesana sus experiencias como testigo del deterioro irreversible. El resultado, Desarticulaciones, acaba de ser publicado por Eterna Cadencia.
Vl- Y desde la ciencia, planteos interesantes
Psicologia › Psicoanálisis, marxismo y emancipación
17-2 Psicoanálisis, marxismo y emancipación
Por Jorge Alemán
Para el autor, “el proletariado no es a priori un sujeto revolucionario”: puede, sí, transformarse en sujeto de un antagonismo emancipatorio, pero esto “exige la presencia de la construcción política”. La fórmula “izquierda lacaniana” podría sostener una acción cuya ética incorpore las críticas al marxismo procedentes de la teoría de Lacan.
Sábado, 12 de febrero de 2011
APOGEO Y CAIDA DE LA SALUD COMO “EQUILIBRIO”
Un concepto que fue boyando de siglo en siglo
Por Marcelo Rodriguez
Así como en las primeras páginas hablamos de la basura, ahora es el turno de la salud. Y es que encontrar una definición de salud puede parecer tan imposible como un triángulo de siete lados y medio. Porque a lo largo de los siglos, de las culturas y otras lindezas por el estilo, este concepto varió, se torció, se dobló sobre sí mismo, tratando de alcanzar el “equilibrio”, sin lograrlo. De ese fracaso trata esta nota.
Vll- Temas serios y no tanto
15-2 CONTRATAPA › NUEVA CARTA ABIERTA A LA PRESIDENTA
Sobre mentiras y naturalezas
Por Mempo Giardinelli
Señora Presidenta: Nuevamente, y con todo respeto, me permito reflexionar con usted, ahora acerca de un viaje por el interior profundo de los Estados Unidos, donde estoy circunstancialmente.
Para quien no lo sabe, West Virginia parece estar en muchos aspectos todavía en el siglo XIX. Como en viejas películas (por caso Deliverance, de John Boorman, 1972), los norteamericanos de este Estado bellísimo, de idílicos paisajes de montañas y lagos, y tan parecido a su Santa Cruz, son en su inmensa mayoría altos, rudos y toscos como buenos montañeses. Casi no se ven negros aquí, ni orientales ni hispanos. Es notable cómo a sólo seis horas en coche desde Washington, uno se encuentra con la imagen tradicional del estadounidense grandote y pelirrojo. Los llaman “red-necks”: cuellos rojos.
………………………………………………………………………………………….
El territorio argentino está siendo arrasado, Señora. Lo recorro año a año; veo el deterioro. Cambia nuestra geografía, peligran las aguas, los bosques, ahora las montañas. La minería a cielo abierto es un crimen y en muchos países está prohibida. Igual que la soja transgénica. Por eso me siento en el deber de decir esto cuando veo cómo en este país –que tantos argentinos critican sin conocer– la naturaleza es cuidada como lo que es: una madre. Lo cual no quita que la mayoría de sus empresas cuando salen al mundo depredan a lo bestia. Con acuerdo local, tantas veces.
No soy fundamentalista ni dogmático de nada. Y además voy a votarla si usted se presenta, como espero, a la reelección. Quiero que siga gobernando porque comparto el rumbo de su gestión en muchísimos aspectos y políticas sociales. Pero no quisiera votarla bajo protesta ambiental. Por eso esta carta.
Con mis respetos.
18-2 ALPISTE
Las autoridades de la municipalidad de la ciudad de Mendoza podrían estar frente a una crisis con la alta cúpula de la Iglesia. En la capital mendocina hay sobrepoblación de palomas, lo cual multiplica problemas de higiene y salud por las enfermedades contagiosas que generan o favorecen las aves, como la anidación de la vinchuca. Para reducir la población de palomas, la municipalidad decidió utilizar un método que no tiene las simpatías de la Iglesia Católica: alpiste anticonceptivo.
16 . CRÓNICA DE UN CONGRESO- SAN JUAN, SEPTIEMBRE DE 20012
EL CITY TOUR
El guía nos cuenta que él no había nacido en el 47, así que de ese terremoto solo supo por sus padres y abuelos. Pero que en el 77 tenía 16 años. En la casa grande había un doberman, un pastor alemán y un collie. El collie vino esa madrugada a tironearle la colcha a los padres, como si quisiera destaparlos para que se levantaran. Mientras el perro insistía empezaron los temblores, y allí entendieron.
Dice que las mujeres de la familia fueron al fondo y el padre y los muchachos a la calle para ver si los vecinos, en cada casa cercana, necesitaban ayuda. Dice: -Esa solidaridad nos quedó grabada. Pero la gente se olvida. Habría que recordar para respetar.
En el Museo urbano hay una sala preparada para ver un audiovisual que muestra en imágenes a San Juan antes del primer terremoto. Culmina con la fachada de la catedral de entonces, y luego, el movimiento que sacude todo, la torre que se desmorona, gritos, ladridos, tumulto, el caos. Según cuentan, en San Juan nada volvería a ser lo que era. La ciudad fue reconstruida, los muertos enterrados. Casi todas las familias fueron afectadas.
Acompañan nuestra visita escolares de San Juan, que la tienen como obligatoria. Son niños, salen de la experiencia como de un juego. Han gritado a voz en cuello, reído a gritos. Dejan la sala donde se replica el sismo. Pero todos tienen algún familiar que vivía cuando la catástrofe. A veces en el cementerio.
Pensamos: no hay registro de ese pasado. La experiencia no resuena en ellos. Aunque haya tíos, abuelos que fueron protagonistas, que murieron entonces. ¿Debieran ir mejor preparados para la visita? Me resulta conocida esa sensación de que el chico, el joven, no sabe de qué le hablo cuando le hablo de la angustia, por la destrucción que produjo el terremoto en este caso. Es una sensación que recuerdo. La sentí ante el desconocimiento despectivo de la joven que dijo: Yo no había nacido en el 76. ¿Para qué remover esa época? Vale la frase del guía: Hay que recordar para respetar a los que dejaron su vida entonces.
La visita continúa a La Cava del Zonda, la bodega instalada en una excavación en la montaña. La roca viva en su fuerza e imponencia.
Luego el dique de Ullum, el cielo azul,
El anfiteatro y sus sonoridades.
Y la casa de Sarmiento. (Ese prócer que mi hijo buscaba en segundo grado para romperle la cara por haber inventado la escuela) La higuera donde Doña Paula tejía interminables bufandas.
Nos devuelven al hotel, a P. con la que quedamos conversando.
LAS COMPAÑERAS
V. y A. fueron mis compañeras. Gestionaron el hotel y los pasajes. Yo me dejé mimar. Tenemos en común las tres el hecho de que cursamos juntas la Maestría en la Facultad que había sido mi Facultad treinta años antes y que fue la de ellas después. Ellas comparten también intereses y lugar de trabajo. A veces estamos juntas en algunas celebraciones.
Mi participación en este Congreso fue por invitación de otra compañera, N. cuyos trabajos acompaño con entusiasmo. Pero ella viaja y se aloja por su cuenta. Compartiremos todas algunos ratos
Tengo un momento de encuentro con V. El día anterior ella y A. recorrieron el Valle de la Luna en una excursión interesante y demoledora. (En ese día fui al City Tour) Por la mañana V. comenta la excursión y me cuenta, refiriéndose al Congreso: - En el trabajo que comenté, (sobre prostitución) necesité decir que no acuerdo con la autora en la designación de “desaparecidas en democracia” para las víctimas de la trata. Porque no es lo mismo el terrorismo de Estado que el accionar de las maffias. No tienen el mismo carácter. En estos tiempos, suelo caminar por el Bosque de la Memoria, me significa algún consuelo. Poder llevar una flor…- Ella no dice más, no sé a quién, no sé por qué, y no pregunto. Pero…por ese entramado increíble de las historias, ese lugar del que me habla, el Bosque de la Memoria también es muy significativo para mí. En la Comisión que lo promueve están integrados una amiga y su hijo. Ella fue presa política y tuvo a su niño en aquel tiempo. Aquel niño es hoy el hombre que trabaja en el diseño de los sectores. Fue el arquitecto que dibujó las tarjetas de la inauguración.
Tengo otro encuentro con A. Después de contarnos cómo es que cada cual prefiere hacer los “varénikes”, me cuenta que en el grupo de la noche del Ciclo Común suele inscribirse gente mayor. Tuvo dos médicos jubilados, algunas señoras que después de criar hijos y nietos vuelven a la Facultad. Una vez que planteaba, desde su cátedra de Introducción a la Antropología, la preeminencia de lo cultural en nuestra condición humana les dijo: -Hasta la cópula dejó de ser solo biológica, porque no somos seres de instinto…- Y una alumna preguntó si la cúpula no era la parte superior de las Iglesias. A lo que un compañero acotó que le daba por imaginarse una cópula en la cúpula. Desde allí bromeaban con el tema. Creo que para A. trabajar con esos grupos debe ser fantástico.
Ella dice que le gustó mucho la ciudad de San Juan, que creció en un pueblo, que volvería a elegirlo como lugar para vivir. Yo a diferencia de ella, siento nostalgia por lo urbano y me siento en mi lugar entre el smog, los bocinazos y los apretones y empujones de la multitud (como añorando Córdoba y San Martín en sábado a la mañana)
SOBRE EL CONGRESO
La mesa : Entrecruzamiento entre género, pobreza, clase y etnia en la construcción de la sexualidad de las mujeres
Los trabajos fueron brillantes. El debate enriquecedor. Este Congreso permitió pensar cosas contundentes, tal vez no nuevas, tal vez obvias, pero en interesantes y originales planteos.
Los cinco trabajos presentados en esta mesa forman parte de investigaciones realizadas y/o en curso, del que las ponencias presentados dan cuenta.
Ana Koldorf presentó: Pauperización y mundo del trabajo. La construcción de una nueva subjetividad en mujeres que se incluyeron en el mercado laboral.
El trabajo presenta el resultado de una investigación acerca de la experiencia de mujeres pertenecientes a sectores medios de un barrio de Rosario que, a partir de la aplicación de la economía neoliberal y la crisis económica y al “corrimiento hacia abajo” de los sectores medios afrontaron consecuencias diversas. Padecieron procesos en que su inclusión en el mercado del trabajo , repercutió al interior de las familias, en conflictos relacionados a la concepción y prácticas tradicionales.
La incorporación al mercado laboral, implicó que experimentaran las desigualdades de género (salario menor con la misma capacitación) , al tiempo que su inclusión en el mundo público produjo resonancias en la dinámica familiar, modificaciones en las relaciones de pareja, que dieron lugar en algunos casos a escaladas de violencia, que culminaron en separaciones y divorcios.
Nora Das Biaggio. “Sexualidad femenina y género a través de las reflexiones de una década”
Trabajo sobre los sentidos que atañen a la subjetividad de las mujeres desde la perspectiva de género, realizado a lo largo de 10 años. En un primer estudio se indagó en “La construcción social del erotismo en las mujeres de sectores populares de barrios periféricos en la ciudad de Paraná”. Luego “Las relaciones de género en la prostitución”. Un tercer estudio se refirió a “La madre de la niña incestuada. Subjetividad y poder desde un enfoque de género”. Al fin “Las prácticas profesionales en la situación de incesto: género, generación y poder en la construcción de subjetividades”.
Isela Firpo presentó “Incesto y proyecto de género para niñas pobres en el campo de la salud pública”
Se postula el incesto como práctica política totalitaria ejercida sobre los cuerpos y subjetividades infantiles a intramuros de lo privado, negadora y arrasadora de las mismas. Se problematizan las prácticas profesionales en sus resistencias ante la cuestión. (Hospital Materno-Infantil San Roque” y Juzgado de Familia de Diamante)
El trabajo de Cecilia Varela “La construcción de la problemática de la trata de mujeres con fines de comercio sexual en la Argentina: actores, debates y escenarios locales e internacionales. (1999-2008)” Se propone la visibilización del tema así como el proceso de elaboración social, desde 1999 al 2008 en que se sanciona la ley 26.364 Nos puso frente a la contingencia de que aún habiendo tenido acceso a algunos grupos de mujeres, no está saldada la diferencia entre quienes se designan “trabajadoras sexuales” y quienes se piensan como “mujeres en situación de prostitución”.
Y habiendo tenido la investigadora acceso a mujeres que se agrupan por cuenta propia, para alquilar por si mismas un departamento para eludir la intervención de “ fiolos” ,siguen siendo inaccesibles las chicas VIP de hoteles 5 estrellas, retratadas en álbumes, para clientes de alto poder adquisitivo. Ellas siguen siendo sustraídas de cualquier acercamiento que busque investigar dicha realidad, posiblemente ocultas por la jerarquía socioeconómica de sus usuarios. Este sigue siendo el sector más enigmático del comercio sexual
El trabajo de Ludmila Rizzo “Reflexiones sobre representaciones y sentidos puestos en juego en un espacio de capacitación de mujeres indígenas”.
Indaga los significados y prácticas que construyen las mujeres indígenas en la definición de los ámbitos públicos y privados, desde una perspectiva de género, con el objetivo de analizar el entrecruzamiento entre género, clase y etnia en la construcción de la sexualidad de las mujeres.
Con las mujeres quom se puso sobre la mesa y para discusión, el equívoco que nos lleva a universalizar problemáticas de mujeres blancas , alfabetizadas, de clase media. Se hace estridente que estas prioridades no sea la de todas.
Puede que el tan mentado derecho al placer, quede postergado porque hay urgencias que debiéramos ser capaces de considerar. La regulación de la fertilidad, el acceso a libertades impensables en ciertas circunstancias de pobreza, fanatismo religioso, o de legislaciones perimidas pero vigentes, hace que persistan problemáticas vertebrales. Las mutilaciones del cuerpo o cercenamientos en el pensamiento o en los deseos de saber y poder constituyen opresiones en las que deberemos ser capaces de situarnos cuando reflexionamos sobre estrategias para la promoción del género.
Ideas para ir pensando
Los trabajos presentados en estas XI Jornadas de Historia de las Mujeres y VI Congreso Iberoamericano de Estudios de Género me resultaron estimulantes para considerar viejas ideas con nuevos criterios.
Los trabajos de Nora Das Biaggio e Isela Firpo me desafían a tratar de dar cuenta de una “Otra mirada” sobre cuestiones vinculadas a la relación entre padres e hijas en situaciones de incesto.
La teoría freudiana de la universalidad de las fantasías edípicas en niñas y niños, choca violentamente con la realidad del incesto paterno filial, constatado en numerosos casos que nos interpelan desde la clínica. ¿Cómo juegan en el adulto las pulsiones en sus dos manifestaciones –erótica y tanática- cuando se produce ese avasallamiento que desafilia a la hija y la convierte en paria? ¿Qué de filicidio simbólico implica la actuación incestuosa del adulto, que como figura protectora debiera haberla preservado?
En este filicidio simbólico , la niña queda desalojada de su lugar de hija, prematuramente lanzada a un erotismo para el que no está madura. “El enfoque de género incluye la mirada inter-género y a su vez la trasciende, en tanto comprende simultáneamente las relaciones intragénero e intergeneracionales. Si hablamos de relaciones intergeneracionales, es indudable que el incesto configura, en este sentido, y al decir de Gerez Ambertín, un atentado contra el orden genealógico, desde el cual se sitúa a los sujetos, en un orden legislado, y genera desde ya, graves consecuencias en la subjetividad de las niñas y los niños afectadas/os”. (Das Biaggio, 2012)
El ejercicio de un poder despótico arrasa la subjetividad en ciernes, dando un marco a la representación del mundo como incertidumbre, a las relaciones familiares como lugar de abuso en el que la muerte prevalece: muerte del vínculo paterno filial. Muerte de dimensiones del erotismo que debiera haberse desplegado mucho más tarde, paulatinamente y en la exogamia. En suma, relaciones familiares que son un espacio de confusión en donde las cosas no son lo que parecen, los afectos no son los que se esperan, el horizonte es incierto y amenazante .
Se ha comparado con acierto el estado confusional de las víctimas de violencia, de abuso sexual y de incesto, al de los prisioneros de los campos de concentración, que en función del padecimiento experimentado ven alteradas sus posibilidades de registro y desempeño en la vida posterior a su liberación. Como si algo del orden de lo inelaborable quedara impreso.
Por otro lado desde el psicoanálisis sigue asignándose capital importancia a las fantasías edípicas, y en sus diferentes acepciones (freudianas, Kleinianas o Lacanianas) los datos de la clínica, los registros de los medios no llegan a promover una seria y necesaria revisión del tema.
Al fin el psicoanálisis elaboró sus conceptos vertebrales sobre formas históricas contingentes. En nuestros tiempos, que intentan poner en crítica el androcentrismo y el patriarcado dichos conceptos exigen ser reconsiderados. Surge así la necesidad ética de reformular las teorías edípicas en la conformación de la sexualidad, sin eludir el terreno de las fantasías que pudieran considerarse, pero sin desconocer las realidades que convocan desde la estridencia de esa “práctica política totalitaria ejercida sobre los cuerpos y las subjetividades infantiles a intramuros de lo privado. Da cuenta en tanto tal, de la negación y arrasamiento del otro, a la par que la búsqueda de perpetuación de lo idéntico” (Isela Firpo, 2012)
María del Carmen Marini- septiembre 2012
17 . Texto sobre el Congreso de Colombia 2 2012
Mi profunda gratitud a todos los amigos colombianos: Carlos, Julián, Roberto, Clara, Mario, Yohana, Carolina, Adriana, Alejandro y los otros alumnos. A los otros disertantes y panelistas. A Luz María y Violeta.
Este texto intenta ser una síntesis de la experiencia en Colombia. Cabe señalar nuestra alegría por haber vivido estos días de encuentro y de trabajo, de la que este texto solo será un pobre esbozo. Mi recuerdo para todos los docentes y alumnos que nos acompañaron con entusiasmo. Mis disculpas a los que no nombro porque no llegué a conocerlos más.
Y disculpas también por la paradoja de esta crónica, en que conviven junto a sucintas referencias a lo conceptual, otros datos: lo registrado desde los afectos. Pero sucede que en la vida viene así, todo mezclado. De lo conceptual me he detenido en lo que más me ha convocado, aunque todos los aportes fueron valiosos. De los sentimientos, solo puedo decir que aún en la evocación, me siguen desbordando.
19-11 Aropuerto de Ezeiza. Hacia Bogotá y a Neiva
Un caballero de traje, con corbata al tono, anteojos con montura de metal espera sentado con una gran cantidad de valijas a su lado. Casi a nuestros pies, acostados entre dos filas de butacas dos mochileros duermen.
Cuando llegamos a Neiva, confundo a Carlos con otro señor mayor.
Nos conduce al hotel. La callecita, a una cuadra de la plaza central es mágica. Músicos callejeros y negocios abigarrados. Me recuerda a alguna calle del barrio de Once, pero esta es peatonal y bulliciosa. Tal vez para un cuento de García Márquez. Todo está en oferta en esa callecita: jugos, frutas, comidas, ropa, películas, zapatos, botas, zapatillas, golosinas, adornos navideños…Es una gran feria al aire libre para disfrutarla con libertad.
El hotel en su decoración parece un escenario de Almodóvar. Diversidad en materiales y colores: piedras que remiten al yacimiento de San Agustín que me gustaría llegar a conocer. Cuadros, vitrales, metales ornamentales. Nos gusta Neiva, se la ve viva, alegre, hospitalaria.
20-11- Primer contacto con la Universidad Surcolombiana
Por la mañana Carlos nos busca para ir a la Facultad. Es la primera vez que escuchamos: ¿Le provoca un tintico? Y serán muchas… Es una propuesta honesta, no una invitación a la lujuria Quiere decir: ¿Quiere un café?
Lo primero que me asombra es la soltura de los jóvenes. En una pared la letra de “Camilo Torres” que fue como un himno en nuestros 70. Me conmueve pensar como sigue formando parte del idealismo de todas las épocas.
Donde cayó Camilo
nació una cruz,
pero no de madera
sino de luz.
Lo mataron cuando iba
por su fusil,
Camilo Torres muere
para vivir.
Primer contacto con el grupo de alumnos. Saludos amables y sonrisas. Mi primer tema: Les hablo de la influencia de los condicionamientos de género y la salud mental de las mujeres. Las preguntas son muchas, pertinentes al tema, e iluminadoras de diferentes aristas.
Carlos , Mario, Julián, Roberto, Clara, Guillermo participan con interés y gentileza de las exposiciones.
Recién advierto que algunos de ellos, de estos profesores, no habían nacido en el 64, año en que me recibí. Los alumnos nos observan con interés. ¡Qué jóvenes son todos ellos!
Cuando charlamos más tarde se asombran de que haya una cantidad de frutas de la región que no conocemos en absoluto. Les parece increíble que no formen parte de nuestra flora.
Por la tarde Anahí cuenta sus experiencias del trabajo con mujeres y niños, a los integrantes del grupo Crecer.
Luego, al anochecer, pedimos a Mario el tiempo de su clase y amablemente nos lo cede. Proyectamos la película “Un secreto”. Coincide con la que él llevaba: “Blue” de Kieslowsky en que ambas toman el tema del duelo. Comentamos que roza con los planteos de André Green, autor con el que están trabajando. El debate posterior es enriquecedor.
Un alumno tiene dificultades en la motricidad. Desde su silla de ruedas sigue atentamente los comentarios. Trabaja adiestrando perros para servicio. Lo acompaña una perra hermosa de pelo castaño. Piensa preparar su tesis de pregrado con ese tema: el auxilio que pueden brindar los perros entrenados para ese fin.
21-11 . Sigue la tarea
Refiero mi trabajo sobre Experiencias clínicas por la mañana. Cuando le muestro en mi celular la fotografía de mi perra Huan al alumno que trabaja en adiestrar perros de servicio, que se ha dispuesto cerca del escritorio, él le dice a Carlos medio en broma y refiriéndose a mí: -Ahora sí que ella me gusta.
Así sucedió que mi perra Huan, aún solo a través de su fotografía había logrado una adhesión, que de otro modo no se hubiera dado o hubiera sido más trabajosa.
Luego vamos con Roberto a una reunión de mujeres de diversos grupos (desplazadas, afrodescendientes, campesinas, de los pueblos originarios, de los movimientos de DDHH, maestras) que se están capacitando para intervenir en las tareas que se propongan como Movimiento de Mujeres. Anahí señala lo innovador y positivo de ese modo de funcionamiento.
A la tarde Anahí trabaja sobre las familias actuales.
Damos un paseo vertiginoso con Liliana, una profesora que nos lleva con Magdalena y Guillermo.
Cuando Magdalena escucha que Anahí me llama mamá y descubre nuestro vínculo dice: -Son madre e hija! Qué envidia! Cómo me gustaría trabajar así, como ustedes, con una de mis hijas…
Y este es un tema central de la experiencia: haber compartido estos días y noches con mi hija, me llena de alegría y de orgullo. Me dio la posibilidad de verla bajo otra luz y conectarme desde otro lugar, y eso fue estupendo.
Con Pablo, mi hijo varón, había compartido otras cosas: El viaje a Córdoba cuando fue invitado por la Facultad de Psicología, el ciclo del grupo Giros, la clase en la Facultad de Bioquímica de Rosario. Y fueron buenas experiencias. Pero esta implicará compartir diez días, el esfuerzo del trabajo académico y la recreación, juntas todo el tiempo.
22-11 Empieza el Congreso
Las egresadas y alumnas que participarán con ponencias están radiantes.
Magdalena presenta su ponencia y nos regala un concepto de su autoría: Violencia patrimonial y corrupción marital, en el abuso de poder implícito en el desconocimiento de los Derechos Económicos de la mujer. Convoca a reconocer dicha forma de violencia. A reconocer la interseccionalidad de esta violencia con las otras. Es preciso reconocerla para avanzar a una familia igualitaria. Subraya el logro que implica para las mujeres tener bienes a su propio nombre y destaca la importancia de la Posición de Resguardo, imprescindible en todo proceso cuando se hace necesaria una negociación.
Luego presenta su trabajo original e interesante Carolina Solano Cárdenas sobre Violencias contra las mujeres privadas de libertad.
Leo mi ponencia sobre Ferocidad en lo materno y Paterno en la familia tradicional.
. Ángela María Estrada. Su trabajo me convoca a una reflexión.
Los comentarios sobre la posibilidad de pasar de Víctima a sobreviviente, en relación a la problemática de la violencia, marcan el eje más importante de la exposición. Pone en la capacidad de resignificar lo vivido, la tarea que permita narrar la violencia como “un hecho que acabó con mi vida o que me dio la posibilidad de reinventarme”.
“Un hecho me determina si yo establezco que me determine, o no me determina si yo decido que no me determine”. Su postulación me lleva a asociar con la canción de Vicentico que dice:
Los caminos de la vida,
no son los que yo esperaba,
no son los que yo creia,
no son los que imaginaba
Los caminos de la vida,
son muy dificiles de andarlos,
dificiles de caminarlos,
y no encuentro la salida.
Como si lo que Ángela María nos estuviera diciendo es sobre la necesidad de seguir buscando esa salida.
Por la tarde Anahí es una de las integrantes del panel sobre Prevención de las violencias de género en la escuela.
Continúa Roberto Cortés Polanía con el tema de las concepciones de respeto en la violencia de pareja y la autoridad de la justicia.
Al final de la jornada, algunos asistentes realizan aportes y consultas: Una mujer, integrante del grupo Franciscano Paz y Bien, me cuenta su trabajo en un barrio, al que intentan llevar el mensaje de no violencia. Otra me muestra una noticia en la que un sacerdote francés, partidario de la ordenación de mujeres ha debido soportar sanciones, por el espíritu conservador de su Congregación. El ambiente es de solidaridad y colaboración.
En el parque de la Universidad, un grupo de alumnas de arte despliega una performance con representación de la canción de Amparo Ochoa: “Mujer si te han nacido las ideas, de ti van a decir cosas muy feas…” Música y coreografía se combinan. Esa canción era nuestra música de fondo en los encuentros Nacionales y Regionales. Me emociona escucharla, mientras veo el despliegue de las figuras que las jóvenes realizan. Son unas 20, con el torso desnudo y pintado. No alcanzamos a escuchar los textos, pero toda la puesta tiene una gran fuerza.
Mujer Si te han crecido las ideas
de ti van a decir cosas muy feas
que, que no eres buena, que, que si tal cosa
que cuando callas te ves mucho más hermosa
Mujer, Espiga abierta entre pañales
cadena de eslabones ancestrales
ovario fuerte, dí, di lo que vales
la vida empieza donde todos son iguales
Angela Jean, o antes Manuela
mañana es tarde y el tiempo apremia
Cena con Carlos y familia en un bello lugar rodeado de jardines. Luz María es hospitalaria y gentil. Y Violeta encantadora. Inmediatamente traba relación con Anahí, conversando sobre sus vidas.
23-11. Cerrando la epopeya
Conferencia de Yohana Rivera, ilustrada con hermosas imágenes, en su original planteo de la identidad femenina pivoteando entre los arquetipos de Eva y María, y la lucha por cuestionar dichos referentes.
Yolanda Puyana refiere su tema sobre Violencia y masculinidades.
Su referencia a la conexión entre violencia y masculinidad, como aquel que ha de tener “las manos libres y las armas listas” se define como las modalidades de “ser hombre” que se subrayan.
Establece la relación entre esta manera de construir identidades como un entramado en las instituciones militares y paramilitares en Colombia. ¿Solo en Colombia? Así las otras violencias de las que nos ocupamos, como las violencias de género no se han registrado como problema de DDHH. Como si la masculinidad agresiva fuera la masculinidad hegemónica. También se remite a los cambios culturales que crean inseguridad y llevan al varón de nuestros días a interrogarse ¿Quién soy? ¿Adónde voy? ¿Cómo lo hago? Preguntas claves en una tarea de reconstrucción crítica de las masculinidades que aún está pendiente.
Comento mi texto sobre “Opresiones de género”. No alcanzamos a escuchar el texto de Carlos Zapata Bohórquez, pero escuchamos elogios posteriormente.
Luego del almuerzo descansamos un momento.
A la tarde desarrollo el trabajo sobre Sabina Spielrein. A Julián le interesa y se lo cedo.
Conferencia de Adriana Parra sobre la relación madre-bebé.
Anahí cierra el Congreso con su trabajo sobre Violencia y salud mental de las docentes.
Los integrantes del grupo Crecer preparan un agasajo y quedamos charlando con ellos.
24-11. Chau Neiva, un fuerte abrazo.
Carlos nos lleva al aeropuerto del que partiremos a Bogotá. Nos ha cuidado como un padre, y como un padre nos deja partir con su bendición y con el compromiso de volver. Muchas, muchísimas, infinitas gracias amigo.
María del Carmen Marini, 6 de diciembre de 2012.
18 . COLOMBIANAS 2012
Crónicas colombianas, pensé que podría llamar a este texto, escrito desde los sentimientos que resuenan en mí, después del viaje.
¿Qué puedo contar de Colombia?
¿De la callecita mágica de Neiva, con ese balcón desde el que mirar el mundo? El balcón del Hotel Americano, da sobre esa peatonal sin sueño. Y allí abajo, muy cerca, los vendedores, la gente, el movimiento incesante.
Pocos lugares tienen el encanto de ese lugar, en que la música, las risas, los colores de los banderines flotando, dispensan tanta alegría. Daban ganas de quedarse a vivir allí.
Y en el hotel coincidimos con otros pasajeros: los gigantes- niños de un equipo de básquet, muy jóvenes, altísimos todos ellos, jugando entre sí como escolares en recreo. Locuaces, simpáticos, bullangueros.
Y también en la calle, frente del hotel, los perritos más atorrantes, vagos y fiacas que he conocido. La callecita de Neiva, tenía un dueño, de pelaje corto, pequeño, marrón y mimado por los comerciantes de la cuadra.
¿Qué más pudo contar?
Podría contar de su gente. La gente espontánea y gentil, en las plazas, como el señor que nos sugirió conocer Villa de Leyva, en donde vimos la colonia viva aún, en sus tejas, en sus muros blanqueados, en las piedras a caminar cuando se la recorre. Espontánea y gentil también en el ciber, donde un estudiante nos comentó la belleza de Ráquira, un pueblo de artesanos que visitamos en que los colores restallan a la luz en las calles.
En la universidad la amabilidad del doctor que se ocupó de mi tobillo, con una dedicación y profesionalismo como pocos. A quien yo solo iba a pedirle un analgésico, pero que insistió en hacer su trabajo prolijo en la anamnesis y en el examen clínico completo. Que concluyó que teniendo yo bien la presión, las pulsaciones, la vista, el oído y los reflejos, lo único que necesitaba atención era mi tobillo. Así que me despidió con gesto de caballero español y me fui con el alivio de saberme sana. Hubo amigos que con ironía me tomaron el pelo y dijeron que el doctor hizo un buen trabajo terapéutico de apoyo psicológico….
Y podría contar de los alumnos, curiosos, atentos, participativos. De Carlos y su cortesía tan valorada y que lo lleva a estar pendiente de los detalles.
Y podría contar del modo de hablar de la gente. De la suavidad con que preguntaban para llenar un papelucho burocrático: -¿Me regala su nombre?-, -¿Me regala su número de pasaporte?-, -¿Me espera un minutico?-
Y en la Facultad una pregunta: -¿Le provoca un tintico? A lo que respondí sobresaltada: -¡Caramba soy una dama!- Y en realidad me estaban ofreciendo un café. Lo que son los malentendidos. (!!!)
La geografía increíble de verdes selváticos pudimos apreciarla de camino a Picalito. Las orquídeas en el jardín del hotel hacían que pareciera escapado de “Las mil y una noches”.
A la mañana siguiente la recorrida por San Agustín nos sumergió en un mundo perdido, presente a través del testimonio de las esculturas de piedra que cuentan la vida de aquel tiempo. Senderos entre el verde por los que nos guiaron Carolina, Yesenia y Ramiro.
Y durante los viajes, podría contar de las canciones. En la letra de las canciones, el amor como tema privilegiado. Tomé nota, en la voz de varones, de algunas:
La que celebraba la pasión correspondida, otra que reprochaba el desamor de la ingrata, una que pedían disculpas después de haberla ofendido, la que se quejaban como de una desgracia del haberse enamorado. Y hasta registré una canción en que el desdichado contaba que la mujer amada no le respondía el celular, se hacía negar en el T.E. fijo y hasta lo había borrado del Facebook!!! En fin, cuestiones de la comunicación actual! Esto no hubiera pasado en tiempos de mi abuela, en que solo existía la telefonía sin hilos como gran novedad.
Pensaba en esos hombres enamorados y las mujeres de feminidad desbordante que motivaban los versos de amor.
En Neiva terminó nuestro encuentro de trabajo y quedó la calidez de un vínculo. Yohana, Clara, Yesenia, Ramiro, Julián, Carlos, Mary, ya son parte de nuestra vida. La callecita quedó como paraíso encontrado y perdido, pero que existe.
Luego Bogotá, donde nos situaban como extranjeros. “ ¿Usted es gringa?” “ ¿Habla español?”
Y paralelo a eso, y tal vez por eso, la recomendación de cuidado con que nos alertaban.
Y más tarde Cartagena del castillo San Felipe y del monasterio de La Popa. Y viniendo de Cartagena con sus colores, con su puerta del reloj, fue también la isla con su playa.
Y si de peligros se trata, no fueron los pícaros, no fueron los lúmpenes que nos conseguían un taxi desde el centro. No fueron tampoco un peligro tampoco los vuelos, ni siquiera el último con sus turbulencias. Fueron los conductores colombianos más osados que he conocido. Me llevaron a pensar: ¡qué tonto sería morir aquí, sin haber terminado el viaje! Fue una buscheta volviendo a Neiva después de recorrer el parque arqueológico de San Agustín. Allí en esa buscheta temblé cuando el conductor batía sus records, para llegar media hora antes, conectando una sirena de ambulancia que nos abría raudamente el paso. Y fue una barcaza, desde Cartagena a la isla de Barú, y en esa barcaza que “Chocolate” llevaba volando, me pregunté si el golpe contra el oleaje dejaría intacto el casco, o sería preciso y prudente ajustar el chaleco salvavidas.
Y también allá, a la par de los pícaros, esos otros que nos estrujan el corazón allí, acá en Rosario y en otros lados. Adolescentes, jóvenes y viejos. En la mendicidad del homo-sacer, en la impotencia. Arrasados, erosionados. Inconscientes. Allí, cerca a pocos pasos, como lo están aquí, en mi ciudad y convocando la pregunta: ¿Cómo acercarse a ellos sin ofender, sin asustar, sin provocar enojo? Sigue siendo mi cuenta pendiente: no basta registrar la miseria que existe. ¿Cómo hacer algo que convierta al mundo que ellos y nosotros habitamos en un lugar más vivible? No me animé a preguntarle a los otros profesores, no me animé a hablarlo con los alumnos. Allí y aquí el mismo drama. El del desamparo.
Vamos a volver? Sí, vamos a volver porque esos son interrogantes que están pendientes. Los quiero hablar con ellos. Vamos a volver porque son interlocutores con los que compartir éstas y otras reflexiones. Porque son temas universales y nos convocan desde la ética.
También para ver los paisajes conocidos y para alcanzar a los que no llegamos. Dicen de San Basilio de Palenque que fue el primer lugar independiente en América. Que fue una comunidad integrada con esclavos que huyeron (como los de los kilombos de Brasil) y que conservan la tradición y las ceremonias de sus ancestros. Y eso es algo que no me quiero perder.
19 . Vacaciones 2013
8 de febrero: En Colonia el aire sigue siendo perfumado por las plantas y flores que lo invaden todo.
Los perros cumplen con la descripción de Galeano cuando cuenta que Uruguay es un país calmado en donde los hombres tienen palabra y los perros ladran sentados. Efectivamente, cuando debemos estacionar el auto, deben sentir que le invadimos el territorio, porque sin moverse de la calzada (no de la vereda) nos chumban sin demasiada convicción.
Acomodamos el auto frente al Hostel El Español, y non indican la habitación.
El clima acompaña las tardes de playa y las salidas en auto a Farrugen. Una señora, rueda al bajar desde el camino para llegar a la arena, y lejos de molestarse, dice riendo a sus compañeras: “Yo bajo como quiero!” Imposible no tentarse. Y bien representativo del estilo de la gente
Vemos una diversidad de pájaros, y curiosamente, muchas parejas de teros en los canteros centrales. Perros viejitos con sus dueños haciendo juego, caminan esta ciudad tranquila.
Un cartel de la esquina marca la sucesión de estilos: Se lee desvaído y medio borrado el nombre anterior: “No me olvides”, en letra cursiva. Y sobrepuesto otro, con trazos agudos: “Exótica”. Dos dimensiones contradictorias en esta ciudad..
Colonia sigue siendo lo que es. Bella, sencilla, cordial. Pero como traspié de temporada las tarjetas de crédito con que confiábamos movernos en libertad, no son tan confiables como esperábamos.
13 de febrero: Montevideo, fracasa el intento de alojarnos en el hotel América que nos recomendara Luis. Le escribo un mensaje diciendo: “Hotel América, forros irresponsables y arrogantes”. Vamos al Orpheo y transitamos las dos cuadras que nos llevan a la plaza Independencia. Conocemos el monumento a Artigas por dentro, y es imponente.
Museo de Arte Decorativo Ortiz Troncoso, mansión bella y suntuosa. Paseo en el bus Turístico hasta la playa y Hotel-Casino Carrasco, en restauración.
16 de febrero: Piriapolis en las cabañas Mar Azul. Las cabañas son todas iguales, eso favorece las confusiones. Alberto entra en la cabaña vecina, en que una señora le sonríe dulcemente, y una jovencita deja su celu en la nuestra, creyendo estar en la propia. Vamos a la playa con conchillas y piedras hermosas para mi colección. Visita al Castillo de Piria. A las fuentes de Venus, del Toro. Al cerro San Antonio en aerosilla y a la Stella Maris. También al Castillo Pittamiglio y su mística. Presentación del libro “Cuarenta años de silencio” de un sobreviviente de la tragedia de los Andes en el Hotel Argentino. Me lleva a pensar que todos tenemos una cordillera de los Andes en nuestra historia.
También es bella la Casa Pueblo de Punta Ballena y el centro de Punta del Este.
21 de febrero: Buenos Aires en Buquebus como aristócratas. Hotel Argentino. Encuentro y cena con los primos Luis, Oscar, y el primo más joven. Se develan los motivos de la instrumentista que lo había invitado (a sus expensas, porque es rica según creen) a Punta del Este. Los primos mayores temían que ella formara parte de una red de tráfico de órganos y que quería llevarse al bello y atlético primo joven por un riñón. En realidad puede suponerse ahora que lo que ella debía querer era embarazarse, y cuando él se negó a suprimir el profiláctico, se terminó el vínculo. Compartimos la cena con ellos y con Hilda y Haydeé. Al otro día vemos “El árbol en la muralla” , documental sobre la vida de Jack Fuchs. Visita en Ramos Mejía a Diana y Andrea. Le insisto a Diana que le recomiende la película a su papá, porque refleja la historia valiosa de un sobreviviente que hay que conocer.
Nos invitan a “El Samurai”, un hermoso lugar a comer el shushi más rico que hayamos probado.
A las chicas una amiga les indicó que debían buscar en una dirección su regalo de casamiento. Pensaron: un juego de sábanas, una licuadora. No, era una bola de pelo negro (Shiatsu?) de 70 días en la que hay que buscar con lupa dónde está el hocico y dónde el culo. La llamaron Ramona y ellas todavía no se reponen de la sorpresa.
23 de febrero: retorno.
20 . VACACIONES EN GESSELL 2014
El hotel era realmente lindo. Tan lindo como para meterme en una contradicción igual a la de la mamá de Matías, que cuando él le pregunta si es de izquierda o de derecha responde: “En los ideales y principios de izquierda, pero para los perfumes, los spa, los restaurantes y los zapatos soy de derecha. Todo lo demás es de centro: el sentimiento de culpa, la angustia, los conflictos, las dudas”.
Bueno, así como la mamá de Matías, me sentía yo, en ese hotel tan hermoso con piscina cubierta con hidromasaje y piscina climatizada al aire libre. Con una habitación grande como un salón de baile y además con un desayuno monumental con tantas cosas ricas. Con un personal tan afable y educado que invariablemente nos saludaba con una pregunta : “Cómo están?¿Todo bien?”
¿Todo bien? Y allí solo cabía una respuesta de compromiso, porque como vas a decirle, a alguien tan sonriente: “Según, a veces bien y a veces más o menos. Con el lío en Venezuela, las tormentas en Chaco y el dolor de las articulaciones…”.
A alguien, que cuando pedías una aguja, te regalaba un costurerito de viajero, que te dejaba llevar las toallas a la playa y que además te ofrecía el diario para leer en la habitación. Claro: Clarín o La Nación ¿qué querés? A pesar de andar mal vestidos, como siempre, igual nos trataban como a duques.
Por otro lado, nosotros sabíamos de antemano que algo así podía sucedernos. Pero perseveramos en la idea de un hotel lindo y las piletas nos salvaron de los nublados y la lluvia.
En el camino de la playa, desde el hotel al bosque, que hacíamos todos los días, íbamos reconociendo lugares. Lo primero que encontrábamos era la estatua del Che, sentado y con el cigarro en la mano. Siempre había gente tomándose fotos, y yo pensaba que en muchos casos, de poder hacerlo, él Che se hubiera levantado para huir…Del otro lado de la calle, en el jardín de un edificio enorme una gigantesca reproducción de un Neptuno, más bien caricaturesco. Hasta allí trepaban niñitos y adolescentes para fotografiarse a su lado. Si seguíamos, más adelante un Buda de piedra realmente artístico y más allá la escultura de una Stella Maris oteando el horizonte.
En Windi, un bar de la costa que imita a un barco, desde la calle, se podía ver sobre la cubierta a la sirena y a las figuras de Hemingway y de Carlos Gessell. Más lejos de la puerta, las de una foca y un lobo marino.
Mientras tanto en las caminatas, mirábamos el mar siempre encrespado con bandera roja, la gente, turistas, vendedores ambulantes y los perros. Bellos como un Golden, femeninas como una caniche que tenía el andar de una modelo, simpáticos como un ovejerito cachorro.
En el hotel coincidíamos en las piletas con niñitos salpicadores, pero en tren de vacaciones ¿qué importa? El papá de uno de ellos era muy serio y llevaba un rosario de hilo al cuello. El otro que sabía estar cuidando a su niño tenía aspecto azorado y no lo perdía de vista. Las mamás con sus hermosos vestidos largos contemporizaban entre ellas en el borde.
En el paseo a Mar de las Pampas vimos las bellezas expuestas en el Centro Comercial: unos Budas hermosos en diferentes materiales y antes de volver entramos a tomar un café en uno de los bares. Y sucedió algo: como sobre la mesa estaba el ejemplar de Página del día, yo lo tomé y comenté muy suelta -¡Mirá Página 12!- Juro que solo eso. Y se allí se armó una discusión apasionada entre los asistentes, ni se imaginan! Entre los que la valoraban y los que la denostaban, parecía como si estuvieran jugándose la vida y la honra. Tal vez se estaban jugando la vida y la honra. Y en otro día, en un bar en Gessell, una señora preguntó qué había para leer, y cuando vio el mostrador, se fue diciéndole a su compañera: “No nos quedamos, solo tienen Clarín…” ¿Señales de algo que ya es estridente?
Bueno, poco más, las caminatas al bosque, las charlas…Cuando le comenté que iba a escribir esta crónica, me preguntó un poco inquieto si la iba a pasar por la censura. Claro una salida como ésta, sin la compañía e interferencia encantadora pero habitual, de hijos, hijas, amigos y amigas y todas las multitudes recurrentes, una salida así… tenía algo especial. Me pareció un requerimiento que tenía que escuchar. Así que sí, la pase por la censura.
M.C.M. marzo 2014
21 . AL SUR DEL SUR
Dedico este texto a mis compañeros de viaje, especialmente a los que me regalaron sus historias
Éramos 34. Muchos del grupo habían compartido otros viajes. A Brasil, a Ecuador…. Había parejas, una madre con su hijo, dos hermanas, amigas entrenadas en la convivencia y quienes por primera vez nos sumábamos. Yo llegaba invitada por mis amigos Marta y Pepe. Todos nosotros, dispuestos a compartir el viaje. Con la tutela de Nora que cuidó de nosotros con paciencia maternal. Pero ojo, de madre piola digo.
En el vuelo del sábado 26, me acompañé con Alicia. En la habitación, al llegar, con Rita. Y como nos contamos nuestras vidas, ya tenía dos anclas para la aventura.
Calafate nos recibió amable, como un pueblito con algo de alpino en sus construcciones de madera, con los gnomos en la galería de la cascada. Junto a esos gnomos es que brillaron los flashes para llevarnos la magia.
La primera cena fue en Isabel, frente al hotel Kosten Aike. Y allí empezamos a conocernos.
El domingo 27 visitamos el Parque nacional.. Caminamos las pasarelas frente al glacial Perito Moreno, subiendo y bajando hasta morir, y tuvimos diferentes perspectivas de la masa de hielo en movimiento. Buscando el camino verde Lili y yo nos perdimos. No importa, todo era bello, majestuoso, imponente.
En el almuerzo con Lili, hablábamos de la genialidad de los niños, viendo el despliegue de muchos que corrían en el gran salón, jugaban, charlaban. Y ella me contó una historia, acerca de esa sagacidad que naturalmente tienen, y que después, generalmente, se nos achicharra, cuando venimos, adultos, serios, aburridos. Como le pedí que me la regalara, aquí va: Había muerto el padre de su sobrina, y el hijo de Lili la acompañaba. Ambos tendrían seis o siete años. Para consolar su llanto, él encontró un argumento incuestionable. Así le planteó: “¿Vos no decías que tu papá se fue al cielo? Bueno, entonces mirá, ¿Quién te dice que un día vamos en avión, y por ahí lo vemos?” La niña lo escuchó, se secó los ojos, y la vida (y el duelo) siguió su rumbo. ¿Qué adulto hubiera encontrado mejores palabras que esas?
El lunes 28 fue el turno de los glaciares. Tere y Adriana estuvieron con nosotras. Todos ellos nos llevaban a cubierta para ver los témpanos y expresar nuestra admiración por tanta y tanta maravilla. Upsala, Spegazzini y Perito Moreno. En el retorno pasamos por el Glaciarium. En su versión culta como Museo, y en su faz frívola como bar en el que todo, barra, asientos y vasos eran de hielo, y en donde podíamos pedir el trago que quisiéramos. Yo me quedé en la versión frívola.
Durante el desayuno le pedí a otra de las compañeras, cuya experiencia me había conmovido, que me permitiera contar su relato de madre insomne en el cuidado de sus niñitos. Y que, sagazmente, había encontrado una solución al problema. El caso es que habían nacido mellizos y ella llevaba tres noches sin dormir, cuando en el colmo del agotamiento, cargó a los bebés, los llevó a la cama matrimonial, donde su esposo dormía y le dijo: “Esta noche cuidalos vos”. Algo se detonó en ese hombre, que a la mañana siguiente debía estar despierto para trabajar. Algo se puso en marcha para que contratara a una enfermera que los asistiera de noche. ¿Pudo tomar la dimensión de lo que implicaba no dormir para su esposa, que también tenía que ir a trabajar. ¿Se pudo cuestionar esa dedicación que se daba por natural? ¿Llegó a darse cuenta de la magnitud de la tarea? ¿Decidió escuchar y resonar al pedido de ayuda porque comprendió cabalmente el esfuerzo que implica la multiplicación de roles?
Creo que la de ella fue una decisión impecable, y que él pudo tener una experiencia de reflexión y aprendizaje valiosísima. A mí me hizo pensar en la sabiduría de esa mujer.
El 29 nos llevó a Ushuaia. Hicimos el recorrido por el canal de Beagle con Rita. Nos sentamos con Analí y Rubén. Allí conocimos la Isla de los Pájaros (cormoranes gentiles), la de los Lobos, donde ellos retozaban para la platea, y la del Faro.
A la vuelta, un reconocimiento a la calle San Martín y sus subidas y bajadas que nos ponían a prueba.
Los restaurantes del Puerto ofrecían centollas y vinos a precios de magnates.
El 30 teníamos nuestra visita al Parque Nacional. En el traslado en el Trencito del Fin del Mundo, nos fueron relatando la historia del presidio y de su construcción, por los internos de la cárcel. Cuando el relato se cerraba describió la ferocidad de los guardias y la condición del lugar como verdadera “Ergástula”. No conocíamos la palabra. Pero Google provee. Es el nombre que daban en la Roma imperial a las cárceles de esclavos. Descripción precisa y fiel.
Continuamos nuestra visita a una castorera donde se nos relató la intención económica del proyecto y su fracaso. ¿Sutil venganza de la naturaleza a la arrogancia de quienes la pensaron? Llegamos hasta la Bahía Lapataia, el punto más austral que nos hizo sentir casi heroicos. (¿)
Ese día también pudimos tomar el city tour que nos llevó a los puntos panorámicos desde donde apreciar el espejo de agua de la bahía y las casitas de colores, como de cuento, como de lámina de Billiken, que se desplegaban abajo.
El 1 de mayo teníamos el paseo a los lagos. Y al principio nos condujo al “Camino de los santitos”. El fervor sencillo había levantado altarcitos a distintos Santos. Eran casitas pequeñas a la vera de la ruta. Estaban San José, la Virgen del Valle, en su casita de piedras, San Roque custodiado por su perro, la Inmaculada en su manto azul. Tampoco faltaban las cintas rojas del gauchito Gil, y la gruta de la Difunta Correa con las ofrendas de los promesantes.
Subimos a un mirador, donde un hombre (¿boliviano?) ofrecía artesanías, espectáculo casi surrealista, de un norteño en el extremo Sur .
Y cuando llegamos al primer lago, el Lago Escondido, tuvimos un licorcito de chocolate como premio. Luego seguimos hasta el Fagnano donde hicimos una caminata. Sirvió para completar esta visita, en la que pudimos ver los lagos desplegados en toda su magnificencia.
Conocimos las características de los grupos que poblaron la zona, Yamanás y Onas, diezmados con la llegada de los europeos primero (prevalecieron sus intereses económicos) y de las fuerzas armadas después.
Visitamos los criaderos de los perros que en invierno participan de las carreras de trineos. Tomamos contacto con los turbales, y nos admiramos de su extensión.
La cena de despedida nos encontró más cercanos y planeando nuevos encuentros.
Antes de partir, Manuel me regaló una historia. Él se dedica a la reparación en su provincia de edificios educativos y de salud. Así surgió el tema de los hospitales psiquiátricos. Y de una experiencia en sus pagos, cuando él era niño, en que abrieron un hospital con pacientes traídos desde el Borda en trenes, para alojarlos allí. La imagen siniestra de los trenes me remitió a los de Auschwitz. Porque también los pacientes quedaban internados y recluidos, en algo así como otro infierno. Con los años, un médico llegó con nuevas ideas. Y para ponerlas en marcha realizó un trabajo previo con la gente del lugar. Reunió a los alumnos de las escuelas a los que convocó para acercarse a los pacientes y relacionarse con ellos. Cuenta Manuel que fue todo un cambio, dejaron de temer a los pacientes del hospital, los muchachos se reunían a jugar al futbol con los internos. Pudieron integrarlos desde otro lugar. Abrieron las puertas. Desaparecieron las rejas y la experiencia fue expresión de un nuevo modo de tomar el tema de la salud mental. Tema tan misterioso, tan elusivo, tan humano.
Llegó el ómnibus para llevarnos al aeropuerto y dejamos el hotel.
Finalmente partimos, con la promesa de volver a vernos.
Este espacio es un buen lugar para seguir conectados, después de la experiencia compartida de este viaje al sur del sur.
María del Carmen Marini, 6 de mayo de 2014
22 . Crónica del viaje. Campanópolis, Soldi, Manigrasso 2016
Organizado por Ana María, el viaje prometía una linda jornada. Coincidimos en reunimos en la estación de servicio (floklórica para el grupo) de España y Rioja. Desde allí partieron las dos combies que nos llevarían a La Matanza, precisamente cerca de Gonzales Catán, hasta nuestro primer destino: Campanópolis.
El grupo es heterogéneo y hospitalario. Basta de Demoliciones se propone ayudarnos a conocer lo que usualmente no vemos, para apreciarlo y defenderlo. “Grupo de corazón abierto” dice su gestora. Cuando lo conocí pensé: ¿Grupo original para conocer lugares interesantes, o grupo interesante para conocer lugares originales? Desde que me fui integrando, asistí a charlas y realicé recorridos caminando algunos barrios. Hoy la apuesta era mayor, implicaba esfuerzos físicos y disposición a conciliar la diversidad de estilos personales, preferencias, modalidades. Desde las señoras solidarias que me ofrecían galletitas, a los caballeros que descubrían la veta humorística en lo que íbamos viendo.
Contar nuestro viaje, es como contar la epopeya de tres soñadores: Antonio Campana, Raúl Soldi, Cóssimo Manigraso. Porque este viaje nos embarcó en una bella aventura, de la que seguiremos tomando réditos por la intensidad de lo vivido.
Es significativo que Antonio Campana, hijo de inmigrantes calabreses, empresario devenido en coleccionista, puso en marcha este proyecto cuando un diagnóstico de cáncer de 1987 lo llevó a la tarea de utilizar su tiempo y sus fuerzas en la conformación de esta aldea medieval, construida con los materiales de demoliciones que fue trayendo, de diferentes lugares, durante los años 90. La creatividad de sus diseños fue dando lugar a palacios, plazas y cabañas que hoy nos sorprenden. Pasajes y callejones, que entre lo mágico y lo siniestro despliegan la originalidad de su gestor. Fue convertir la urgencia de vivir en creatividad, fue dar sentido al tiempo que se desplegaba, incierto. Ingenieros, arquitectos y albañiles concretaron sus ideas.
Desde 1987 al 2009, en que él falleció, crecieron los edificios que integran Campanópolis, en su mezcla única de materiales y estilos. La visita guiada nos condujo por los distintos museos: de la madera, del hierro, del mármol, de caireles…. Y los sentimientos de asombro surgieron. Cuando atravesábamos el gran salón Pacífico de la entrada y tuvimos una aproximación a los que sería el recorrido, sentí que todo ese abigarrado paisaje, sumando maderas, vitrales, mármoles, metales tenía un efecto perturbador. Se lo comenté a uno de los compañeros que me recordó el sentido contradictorio de una civilización que destruye y destruye… en este caso para construir algo distinto. Pero que a veces es estridente su dificultad en cuidar lo que está.
Cuando ingresamos al Museo del hierro, se acentuó ese registro de la acumulación abigarrada, hasta llegar a lo pesadillesco. Y es que lo insólito de muchos de los lugares, daba lugar a sentimientos encontrados, desde el asombro a la admiración.
Caminábamos escuchando al guía que nos fue dando datos respecto a los edificios, pasajes y jardines que atravesábamos. De los lagos interiores (tosqueras de distinta profundidad, desde tres a treinta metros), y acerca de la vegetación variada en su despliegue de verdes, un bosque con cabañas de cuento, nos marcaban lo enorme del proyecto. Y como éste había seguido su curso una vez iniciado.
La pregunta que me rondaba durante el recorrido era respecto a la energía de este hombre, Antonio Campana, que pudo plasmar lo hecho sobre los terrenos de un basural y seguir imaginando más. Sin planos previos, solo con los dictados de su imaginación, pudo concebir y realizar este sueño, hoy casi reserva ecológica, solo posible por su empecinada fuerza.
Campanópolis es, esencialmente, expresión y resultado de la lucha de un hombre. Lucha contra el dolor y la muerte, contra la finitud que nos acecha y contra la fugacidad del tiempo. Fue tal vez su intento de retomar el sueño de aquella infancia en que en su cuaderno Gloria, dibujaba castillos y palacios.
Glew de los soñadores
Desde allí partimos para el almuerzo en Glew. Y lo insólito (dado que el mundo es un pañuelo) de encontrarme en la mesa con una de las integrantes al grupo, con la que, a poco de hablar, encontramos afinidades y gente en común en nuestras historias, con toda la significación del tema. Aunque habíamos compartido otros recorridos, recién esta vez supimos de estos lazos.
En Glew tuvimos la oportunidad de tomar contacto con la de otros dos artistas: Raúl Soldi y su pintura, Cóssimo Manigrasso y sus cerámicas toscanas.
Qué fuerza tendría el sueño de Soldi, para volver durante 23 veranos, para completar la pintura de la Capilla Santa Ana? Qué energía se puso en acto para llevarlo a perseverar en este proyecto hermoso y enorme?
Una frase maravillosa que se le atribuye, es que aunque era sensible a toda forma de belleza, se orientaba tanto a la música, como a la pintura. Pero hubo un hecho de su juventud que lo definió con fuerza. Durante sus estudios en Italia pudo conocer Venecia. Y que fue entonces que se sintió confirmado, del todo y para siempre, a vivir con los pinceles en las manos como recurso privilegiado para contar su visión del mundo, de su mundo. La frase que dijo fue: “Venecia me hizo pintor”. Me pregunto, por la coherencia que lo alentó, desde ese momento, en Venecia hasta las imágenes del Museo que muestra sus obras y los bellos murales de la Iglesia de Santa Ana. (Me recordó a Marcela Lagarde cuando dice: Escribir algunos libros nos hacen vivir, y escribir otros nos salva la vida.)
Y cuánto debió significar a Manigrasso la posibilidad de que su arte quedara plasmado en las piezas que componen el Museo con su nombre? La cerámica toscana y los cuadros constituyen una riquísima colección. Hoy sus hijas la preservan en la vieja casona en donde nos guían para conocer esa, su exquisita producción de toda una vida. En el salón de te, están las vitrinas donde ánforas y vasos de distinta forma hablan del trabajo continuo, inspirado y sostenido. Y en el jardín la mascota inusual, una oveja mansa que fue la delicia de los chicos.
Estos tres hombres pueden ser pensados como soñadores? O como héroes de nuestro tiempo? Fueron capaces de llevar sus proyectos hasta la realización, más allá de tropiezos y obstáculos. Y a la par de dar sentido a sus vidas, nos dejan un legado que nos llama a la admiración por lo que hicieron, pero que tal vez, es un estímulo para pensar en nuestros propios sueños.
María del Carmen Marini, primavera 2016
23 . Historias del exilio en Buenos Aires 2018
El 17 de agosto fue la presentación del libro en la residencia del Embajador de Bélgica en Buenos Aires.
Ex residencia Tornquist construida por el arquitecto Bustillo en 1930. Palermo Chico.
Imaginen ustedes, barrio de las embajadas. Parques arbolados y la mansión, que hubiera sido interesante recorrer, rodeada de jardines. Muy bella. La recepción estaba pautada de 17 a 19. Allí nos encontramos los que asistiríamos. Al llegar me amuché para darme confianza con los amigos. Mis expectativas, en un ámbito de tanta distinción, elegancia y fineza eran, como corresponde, de sudaca alerta y desconfiada.
Los detalles se expresaron desde la puerta, en que nos preguntaron si queríamos dejar nuestros abrigos en un perchero en una salita a la derecha. Allí tomé nota del primero de los cuidados que me sorprenderían.
Qué hace una chica sencilla allí, me preguntaba? Acompañar a mis amigos. Escalera de mármol hacia el salón suntuoso de la planta alta. Alfombra, araña de cristal. Y una banquetita junto a la chimenea. Balcón hacia el jardín. Y nosotros en el salón. De pie. Caminando y descubriéndose algunos, después de mucho tiempo. Sorpresa, alegría y encuentros emocionados entre quienes vivieran juntos en el exilio.
Me sentía testigo privilegiada de este acontecimiento, como otras veces, en que ellos me habían prestado sus recuerdos. Esta vez en los testimonios escritos para el libro que ya forma parte de mi vida. Se abrazaban en el hermoso salón, para compartir esta recepción de homenaje de la Embajada del país que los había recibido en los 70. Recordando sus años en Bélgica, los exiliados habían publicado un libro, nada menos que un libro!!! en la rememoración de esa etapa.
Los mozos impecables, empezaron a circular entre nosotros con bebidas y bandejas con exquisiteces difíciles de enumerar. Para mi almita simple de milanesa con fritas, los canapés de jamón, de champignones, de salmón rosado y los dátiles con roquefort sumaban delicias. Las copas se retiraban para ser reemplazadas inmediatamente por otras, de acuerdo a las preferencias, vinos, cerveza gaseosas. La atención puesta en la asistencia a los invitados era tan impecable, que me olvidé que me hubiera gustado sentarme. Pero al rato, los gestos cordiales del embajador y su gentil esposa no lograban que yo dejara de buscar ansiosamente con la mirada, una silla. A varios de los veteranos nos pasaba lo mismo. Los jóvenes ni advertían esa ausencia. Los mayores nos turnábamos utilizar la banquetita de mierda, o la usábamos entre dos, medio culo cada una, para descansar un momento. Y después la prestábamos.
El salón impecable, las luces brillantes. Tanta sofisticación me apabullaba, pero tanto era afecto en el lugar, que inundaba. La presentación fue breve. Hablaron brevemente el embajador, Marta y Angela. Agradecimientos recíprocos y un clima festivo. Pero todos de pie. Los fotógrafos del grupo tomando tantas hermosas imágenes como pudiera desearse.
Cuando estaba con la mitad del culo en la banquetita, compartiéndola con N. se acercó el embajador a saludarnos, siempre sonriente y con una cortesía perfecta. Casi siempre, perfecta. Se puso nervioso cuando alguien, disculpándose primero y evocando con gratitud el generoso recibimiento a los latinoamericanos que Bélgica alojó en los 70, dijo que le quería preguntar algo. Que pasaba con las barcazas de los inmigrantes de hoy? Allí me parece que se inquietó.
De todas maneras a esta altura lo que más me motivaba era sentarme. Clamaba por una silla, un sillón, un banquito, un umbral o el cordón de la vereda. Cualquier lugar donde dejar mis huesos.
Todo era bello, elegante, distinguido y de muy buen gusto. Cuando salimos al balcón, alguien preguntó si se podía fumar. De inmediato aparecieron los ceniceros labrados. Siguieron más fotos, más sonrisas, más emociones. Parados y caminando.
Marta insistía en presentarme a las y los jóvenes que aún no conocía. Todo el cariño del mundo se concentraba en ese salón y ese balcón. Era tanta la alegría del encuentro que daba razón a Marta cuando me decía: “Si estos chicos son así, es que no hicimos mal las cosas. Es que debimos hacerlas bastante bien”.
El afecto fue torrencial en ese lugar y me empapó a mí también. No faltó caviar ni champagne. Lo que faltaron fueron sillas. Pero esta falta no logró desdibujar lo esencial del encuentro: tíos y primos postizos en abrazo fraterno, reviviendo historias de infancia.
Post Embajada reunión en casa de Marta y Rodolfo.
Busco adjetivos. Que puedo decir de su gentileza, de su calidad y calidez personal? De su disposición para hacernos sentir como en casa? Pensé varios nombres: aristocracia en las emociones, solidez personal, generosidad de los nobles. Pero temo que todas esas palabras no alcanzan. Porque la delicadeza y atención por ellos dispensada, va más allá. Y seguro que ellos dos, se ríen o se ruborizan.
Sábado 18 de agosto en ATE
A la entrada, un montón de bombos. Los que llevan a las marchas?
El salón en el subsuelo estaba preparado con una mesa en el estrado. A izquierda la foto de Evita, a la derecha, la de Perón.
Gente que llegaba, saludos, presentaciones. Conversaciones en pequeños grupos. Un ambiente más distendido y luego las exposiciones.
En el video, una de las primeras imágenes, la de Pepe teniendo en brazos a un bebé, Eduardo, el artífice de este video que vemos hoy. Que recuerda aquel tiempo, que muestra a los adultos como los jóvenes que eran y a los jóvenes como los niños que fueron. Aquellos niños de las imágenes reencontrándose hoy. Pasó el tiempo. Pasó el tiempo? Y allí los familiares. Aquellos que hoy recuerdan el acompañamiento de los días angustiosos. La necesidad de implicarse en las visitas a las/los detenidas/os, la ayuda que había que proveer a los que partían.
Y las historias de aquellos niños... Aquel que se tiraba de cabeza contra el vidrio del locutorio de Villa Devoto para alcanzar a su mamá, la que se dibujaba títeres en los dedos para él. La de aquella niña que supo esconder piedritas en las medias para romperlo y así llegar a su mamá. Y las abuelas que los llevaban y debían soportar las largas esperas, y las requisas antes de entrar y el breve encuentro del que se volvía, como escribió alguien: “con los pies en llagas y el alma en hilachas”. Los relatos de la llegada al país incierto, “de cielo frío y nublado”, con el corazón en suspenso. Por eso cuando Marta me mandó al frente, para que contara como eran mis impresiones, poco pude decir. Este que escribo, es mi resarcimiento en palabras.
Y por qué me comprometen estas historias, que sigo acompañando? Porque intuía la significación de este encuentro poderoso y reparador. Pensando en las similitudes y diferencias de estos exilios con los insilios que padecimos otros. Ambos tienen como común denominador, la angustia. Y para ellos, los que partieron sumó, como cuenta el libro, el abanico de afectos que se pudieron nombrar, y de los que el libro es testigo.
Y tal vez debiera terminar aquí esta crónica, para que Marta, siempre optimista, luchadora y positiva, se sienta en sintonía.
Pero también el libro que presentamos da cuenta de más cosas. La pesadilla de la “trama Kafkiana” de la realidad política de aquel momento El relato de esa salida que había de quedar en sus biografías, “con un pie en cada orilla y el corazón partido” Y el registro de aquel l que sintió al llegar que “el salto comenzaba a cobrar su tributo, y fue pagado con melancolía”. Luego, la vuelta para quienes volvieron, y esta vuelta de hoy que nos ilumina.
Así que “todo está presente en la memoria”, y tal vez se suma hoy este encuentro, que sigue a los anteriores, y que ya se continúa con otros, porque eso es esencialmente este libro, “un libro que camina”.
María del Carmen Marini 2018
Victoria 2019
24 . VICTORIA
La modalidad de los entrerrianos, tan cordial y amable, siempre me agradó. En eso se nota la vecindad con los uruguayos, y la diferencia con nosotros cuando somos sobradores y arrogantes.
Nos alojamos en Lomas del prado, una cabaña bonita en el parque cuidado y florido. Había crecido la vegetación, lo que hacía más bello aún el lugar. Martín y Lisandro cuidaron de nosotros con gentileza.
En la Abadía del niño Dios de los Monjes Benedictinos, como somos el colmo de lo previsible compramos el clásico licor que ellos producen, con fórmulas antiquísimas y tantos componentes que superan la imaginación.
Los días de sol acompañaron las visitas a Las Termas, así que se puso en marcha el plan de vacaciones tranquilo y alegre. “Victoria de agua” sigue siendo uno de los lugares más hermosos.
Fuimos haciendo excursiones. Creo que la llaman ciudad de las MIL REJAS porque son bellas, decorativas y artesanales. Debiera hacerse un documental para que todos pudieran conocerlas. También recorrimos los bares y los restaurantes del centro, “El Banco” con sus instalaciones señoriales, el del “Club Social”, con el grupo de caballeros, que en la mesa de la esquina todas las noches miran pasar la vida, y tal vez, intentan arreglar el mundo. Me recordaron “la mesa de los galanes” de El Cairo.
El más bizarro era uno al que solíamos ir en otras visitas. Pero esta vez algo pasó…la música de reggaeton muy fuerte, el olor a refrito (por no decir fritanga) y el hollín en las aspas del ventilador que pendía sobre nuestras cabezas en el techo descascarado, me hizo dar un respingo de dama que se pregunta con la nariz fruncida y levantada: Qué hace una chica como yo en un lugar como éste? Pero en la carta había ranas…Y eso bastó para que me guardara mis prevenciones. Las ranas empanadas y al limón estaban crujientes y exquisitas, intenté comerlas con cubiertos, pero ni un neurocirujano hubiera podido separar los huesitos mínimos, así que espiré profundo, las tomé con la mano y …como corresponde, me enchastré, como Don Shirley, el refinado músico comiendo el pollo frito que le da Tony “Lip” Vallelonga, en “Green Book” (El cuaderno verde). Por lo menos no tiré los huesitos por la ventana. Los acomodé prolijamente en el borde del plato, como me enseñó mi mamá. Pero una cosa es clara, pensé cuando me limpiaba cara y mano con docenas de servilletitas de papel: no estuve a la altura de mí misma, como nos sucede a todos alguna vez… Es que es difícil mantener una dignidad sin fisura frente a ciertas tentaciones. En fin, mi compañero que es más tolerante y benévolo desestimó mis escrúpulos, como lo hace con mis contradicciones. Él había dado cuenta de una boga del tamaño de un dinosaurio. Y lo más campante.
En el Museo de los Ovnis vimos réplicas de lo que fuera en los cincuenta el fenómeno de Rosswell. Y también fotografías de avistamientos en la zona. Supimos que Victoria será este año, sede de un Congreso Internacional sobre el tema. ¡Caramba!
Y el Museo de la Ciudad, Carlos Anadon, tenía una exposición temporal referida al Carnaval con el traje de quien fuera durante más de treinta años el Rey de las Comparsas, del que nos contaba nuestra guía con una mística y un fervor que marca la importancia de la fiesta para los victorenses. Además la casa en sí, es reflejo de una belle epóque que remite a tiempos pasados. Fue detenerse ante sus materiales nobles, mármoles, maderas y vitrales que daban cuenta de la belleza con la que fue pensada y construida.
Y hablando de tiempos pasados, el actual es tan vertiginoso como para que nos quedáramos en una calle, asombrados, fascinados, paralizados ante un cartel. Lamento no haberle tomado una foto.
El cartel del que les hablo existe. Y convoca a la poesía. Pero también a la reflexión existencial. Y casi diría que aborda cuestiones ontológicas. Decía textualmente: “Chorizo, morcilla y carga virtual”. ¡Qué interpelación la de ese cartel! Tal vez sin intenciones, nos estaba poniendo frente a lo intempestivo, complejo y desconcertante del mundo en que vivimos. Me llevó a recordar a Discépolo y su Biblia junto al calefón. Pero esa es otra historia.
Febrero 2019
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