9. Historias clínicas. Compilación de viñetas clínicas. Reflexiones sobre ser mujer, ser varón,el amor, y la vida en familia, en base a testimonios de los consultantes ( 2018, 58 páginas)

De experiencias clínicas y el patriarcado

INTRODUCCIÓN

El ejercicio de la reflexión compartida con colegas y amigos sobre temas de la psicología clínica, me ha permitido encarar la preparación de este trabajo, teniendo en cuenta algunas cuestiones. Una inicial,  es que este trabajo de recopilación de reflexiones, lo efectúo sobre la experiencia de escuchar a consultantes, desde el rol de psicóloga, tal es mi título, que obtuve en la Facultad  de Rosario,y  formada predominantemente en escuelas  que transitaron el psicoanálisis freudiano y sus diversas líneas e innovaciones.

Otra de las advertencias previas, es la de  poder despejar las objeciones que pudieran surgir, respecto a la presunta incompatibilidad de saberes, entre las ciencias duras y las humanidades. (La clínica navega entre ambas).  Para ello partiré del criterio de la complementariedad de las ciencias, según criterio de Boaventura de Souza Santos.(1)

Otro tema a considerar es en cuánto, la disposición de los  lectores de ensayos  o asistentes a charlas, se ha modificado hacia una mayor participación en el transcurso del tiempo. Eva Giberti lo refiere, y tiene que ver con una escucha y una atención más activa y una necesidad en los asistentes y/o lectores  de expresar las propias opiniones. (2)

Para quien se decida a entrar en la consideración del tema clínico, será preciso revisar y actualizar  lo ya conocido, pero además es imperioso incluir las nuevas problemáticas.  En los últimos años han surgido temas: cambios en las  pautas de maduración en psicología evolutiva, que deben ser permanentemente ajustadas a los modos de crecimiento de bebés y niños, adolescencias prolongadas, nuevas conformaciones familiares,  ciclo de vida con ancianidades que superan a las de generaciones anteriores, todos asuntos  insoslayables que no encuentran aún respuestas adecuadas.

Ha sido de importancia para mi, el caudal de las resonancias de quienes aportan asociaciones y recuerdos que enriquecen el tema. En cada charla y/o escrito, el tipo de resonancias permite también a quien las recibe, una profundización y ampliación valiosas. Permite también, en una nueva presentación del tema, ajustar las expectativas a las posibilidades reales de comprensión de lo expuesto  y al progreso de la futura  interrogación.

Y esto nos lleva cada vez más pensar en respuestas provisorias, que incluya el respeto a la cuota de misterio  de cada hecho y la condición de verdad parcial, al estilo de pieza de un rompecabezas de cada una de ellas.

Otra interesante posibilidad es la de señalar el aporte de colegas y bibliografía de  autores locales (rosarinos y argentinos) revalorizando los aportes de los mismos.

 

1-DEL EJERCICIO PROFESIONAL

La vida hoy

Una de las insistencias que llegan a la consulta  (comparativamente con otras épocas) es la de los niveles de exigencia para resolver la cotidianidad. Tanto en  mujeres ( Delma, Cecilia , Viviana, María Luz, Mónica , Stella Maris, María Julia)  como en  varones ( Miguel A., Gerardo, Marcos, Carlos) la vida transcurre con mucho de una agotadora carrera de postas.

Viviana: “Se te va la vida . Es un horror vivir esperando que todo pase rápido, parciales, clases. Es un espanto, esperar que vengan, esperar que pasen. El anhelo de comer a horario, dormir suficiente, tener una vida normal, queda postergado”.

Gabriela (recién egresada como médica) refiere durante su concurrencia: “Es imposible vivir y planear hijos. Todo el tiempo y la energía en  las guardias. de 24, de 48 horas”.

¿Un indicador de esto puede expresarse en la abrumadora velocidad en el discurso de pacientes jóvenes, apuradas para decir? Hablando en catarata? Casi sin tiempo para reflexionar sobre lo dicho? ( María, Agostina, Paula)

Otra modalidad es el uso de muletillas en sesión para redondear las frases: “Piripipí”, “pucha”, “ no importa”, “ ya está”, “ conclusión”, “ asunto terminado”.  Muletillas válidas para decodificar  en cada caso. Y una aproximación a los demás contando  que  dicen “¿Viste?”. “Oíme”, “Entendiste?” como modo de interpelación, interesante en tanto refiere el sentido al que apelan.Existen valiosos aportes al respecto para quien desee ahondar en ello.

Escrúpulos para consultar

Décadas atrás, hubo quienes expresaron al llegar, claramente sus dudas, temores y pudor respecto a la consulta psicológica. Tenía que ver con el desconocimiento acerca de nuestra práctica . A lo largo de estos años la difusión del sentido y significado de la consulta psicológica, ha permitido atenuar estos tabúes. Pero, por supuesto, tanto antes como ahora, cada quién deberá procesar la decisión de acercarse, que es sobre todo, acercarse a aquellas dimensiones de sí mismo, que han sido soslayadas y que interpelan.

Algo del orden de la vergüenza era mencionado como obstáculo, previo a la llegada. Hubo un consultante que lo vinculó a que consultar era un tácito reconocimiento de una fragilidad y/o una carencia,  respecto a no haber podido resolver sin ayuda las propias  dificultades.

En quienes venían derivados por su médico o presionados por familiares o amigos, las barreras eran mayores que las de quienes partían de una decisión personal. Decisión ligada a una mayor conciencia de la conflictiva.

Dora (docente) y un Oficial inspector, tenían ambos escrúpulos que tenían que ver con su inserción laboral. Les perturbaba ser vistos  entrando al lugar de atención y que alguien  los conociera. (?)

También sucedió una vez que una anciana confundida equivocó la dirección, (con la cercana de otra psicóloga) pero insistía en que yo vivía en un lugar que no correspondía,  no era quien debía ser, me llamara con el nombre que me llamaba... y no cumpliera su expectativa.

Hubo quien no encontró  el timbre y quien se molestó por los escalones de la entrada.

Y hubo también la interpelación de un ex paciente (hermano de Fernanda) y reclamos (hna de Gabriela) que aparecían extemporáneamente, para ser atendidos, sin que mediara cita previa.

También un empleado irascible de EPE, que no deseaba venir, que estuvo presionado a consultar y que no lo hizo más que para cumplir con un trámite.

Primera consulta como cita a ciegas

Ese primer encuentro siempre estuvo signado con una tonalidad de misterio. Del enigma de descifrar cómo se irían recorriendo los caminos esbozados. Y desde ese primer encuentro, sucede que empieza a instalarse la transferencia,  ese complejo de afectos y  resonancias que desde la propia historia del consultante encontrará su modo de expresión en el nuevo vínculo con el psicoterapeuta.

 

Contratransferencia.

Las reflexiones y sentimientos que convocan las consultas, ponen en juego resonancias personales en el profesional, que constituyen la llamada CONTRATRANSFERENCIA.

Pueden ser afectos ligados a la compasión y la necesidad de  proteger la orfandad relatada, pueden suscitar indignación por las injusticias referidas y también despertar irritación cuando se ponen en juego un desafío a las propias convicciones y valores. (El caso de Evelyn, una consultante y su desprecio por el país, del que se preparaba a emigrar. En Cecilia y la resistencia a poner el celular mudo)

Pero también sorprenden los maravillosos aportes de quienes, como consultantes y como pensando en voz alta desgranan sus pensamientos: “No se conoce todo de la persona, se la acepta sin haber completado el mapa…porque cada persona tiene tanto misterio y complejidad. Y al fin no sabemos  cuánto arriesgamos al empezar algo”. Reflexiones que son regalos  a incorporar.

Las convicciones personales, han operado a veces  de tal modo que me llevaron a cuestionarme como errores, las propuestas e intervenciones que  yo formulaba. Por ejemplo cuando  apoyaba entusiasta  iniciativas en los consultantes. Mi cuestionamiento tenía que ver con  haber asumido ese  apoyo por mis propias ideas previas. (En un caso fue el viaje a Europa de la hija de una paciente que yo apoyé, con su madre, ante la oposición de otros  familiares. No fue un error, pero tuve dudas).

En primera persona

No es fácil despedirse de los pacientes, después de haber compartido este tipo de caminos. Puedo recordar algunos pocos cierres armoniosos. (Silvia, Clelia)

Algunos pacientes se fueron cuando el trabajo se estancaba, se hacía monótono y poco creativo. Otros porque no encontré la manera de darle lugar a su angustia,y fue mi insuficiencia la que los alejó. Algunos se retiraron sin que yo entendiera las razones y no resultó oportuno mi intento de reconexión.

Algunos quedaron porque el azar hizo que las cosas anduvieran bien, y se , me atribuyó el mérito. (Cristina)

Otros porque se creó un vínculo positivo, que irradio a familiares y amigos(Clide) o a amigas. (Silvia.)

Alguno por el prestigio del profesional  que lo derivaba, y el modo persuasivo en que lo indicaba.

Y en otros, no supe bien por qué.

Como ejemplo de la importancia del cierre del trabajo efectuado y lo significativo que puede ser, Para ambos, vale recordar el de una joven colega, que acordó con su primer paciente sellar ese final con el regalo del almohadón del diván en que él había trabajado sueños, asociaciones, recuerdos...

 

Intervenciones (Cuestionables?)

Cuando Graciela  llegó con la mano en alto y me pidió que le sacara una espina, dudé, pero me calcé los lentes y con una pinza de cejas que tenía en mi cartera, se la pude extraer. Después quedé pensando en lo sucedido. En los riesgos de infección y en el eventual juicio por mala praxis.(suelo dramatizar!)

Esa tarde, Cristian se iba comentando el frío que iba a encontrar en la calle. Entonces le dije imperativamente: “Cerrate la campera y ponete la bufanda”. Y lo asombroso fue que él lo hizo!

Eva llegó resfriada. Adelanto la frente hacia mí diciendo: “Creo que tengo fiebre. Te fijás?”Se la tomé con los labios, tal como hago con mis hijos. Como tal vez lo hacía su madre con ella. Y recién después me di cuenta. En estos dos ejemplos puedo pensar que el acatamiento de Cristian tuvo que ver con que ocupó un rol filial, a una indicación materna. Y en el segundo fue ella la que me convocó a jugar el rol cuidador complementario.

Y el pensamiento mágico?

El pensamiento mágico tan humano, tampoco estuvo ausente, a pesar de nuestro propósito de racionalidad a ultranza. Por otro lado, una cuestión es el ejercicio del rol profesional, y otra las contingencias de la vida privada.  Escuché a un colega en la formulación de una promesa en situación de riesgo de su hijo. Se reconciliaría con su hermano, si el muchacho superaba el trance.

En  otra de ellas,  fue el recurso al padre Ignacio, ante  la enfermedad del amante como esfuerzo esperanzado. Así obtuvo agua bendita para dejarle a él. 

Para otra fue escuchar que mi colega  consulta el horóscopo como guía en sus decisiones . Podría decir que no me resultó perturbador, en tanto se estaban jugando afectos profundos en situaciones de inermidad que nos arrasan, a nosotros, psicólogos, como a todos.

También entre las intervenciones cuestionable está la de dar Recomendaciones

La más frecuente he  dado: la de recuperar la palabra enajenada. Otra: la de callar los excesos, en consultantes muy  locuaces. (María Luz, Eva, Mariángeles, Mónica) Otra recomendación supo ser la de evaluar los otros depositarios de confidencias. (Viviana)

 

Y  Desubicaciones

He registrado, en mi y en colegas, desubicaciones, que tienen que ver con indicaciones o sugerencias imposibles para el paciente, por estilo personal, historia , hábitos.

Recomendar ir al club a un convaleciente retraído, que no podía ni quería salir de su casa.

A tomar un café, a la que le era difícil hacer lazo y  tener amigas.

A rendir exámen al que no superó su miedo.

Además para cada quien, la evaluación que hace de sí mismo y sus circunstancias es tan personal e intransferible que asombra.

Cuando Maite se describió felíz porque tenía salud y trabajo debí reconsiderar mi compasión, surgida de pensar que su trabajo era el esforzado que cumplía como empleada doméstica y en cuanto a salud, utilizaba el cóctel por su diagnóstico de HIV. La evaluación que hacía de su vida y sus circunstancias difería de la mía. Pero:   yo no estaba allí para  escuchar?

Cuando Vilma se iba a referir a lo peor que le sucedió en la vida, mencionó como tal, a la muerte de su padre. Y otra vez me asombré porque yo evaluaba como peor  la crisis psicótica de su hija. Me  equivoqué, su sentimiento era diferente.

Así también, escuché asombrada  a Pedro cuando refería : “Todo me salió bien la vida...Menos el matrimonio. Así podría decir que no tengo que quejarme”. Y debo reconocer que no entendí. (?)

Y el colmo: Haciendo un recuento de su situación  Ana  se planteaba: “Este es  un buen tiempo para mí, alquilé un lindo departamento, me dieron el área de matemática para dictar en la escuela, y hasta Ñuls va ganando...Qué más puedo pedir ?”

Una vez en un ciber vecino, al que iba con frecuencia, tomé en mi celular, la llamada de una vieja paciente, que me relata una invasora intervención de un hermano prepotente. Habíamos trabajado el tema y yo había entendido que era saludable para ella, poder reforzarse y ponerle límites. Pero lo que sucedió en ese momento, fue que el llamado me tomó desprevenida y frente al relato de la nueva injusticia, reaccioné con indignación   y le contesté  sin cautela y en voz alta: “Pero que hijo de puta”. Me había olvidado que estaba en el ciber. Al terminar la empleada me pidió:  “María, sos psicóloga? Podrías recomendarme a alguien?” (Faltó que dijera: alguien como vos, pero estaba implícito).

Fue una respuesta extemporánea, pero no más que cuando comenté: “Qué chambón”, al marido de la pareja que había venido con el relato de ser descubierto en flagrante infidelidad. O cuando comenté : “Qué nabo!” respecto al comportamiento infantil de otro, que me contaba su novia.

Excepciones

Y otras veces no fui suficientemente explícita. Solo conocí a una persona para quien los juegos de imaginación  ocupaban un lugar tan importante, como para mí. Como se trataba de uno de mis primeros pacientes, no puse atención, ni dimensioné la excepcionalidad del asunto. Hasta usábamos las mismas palabras para referirnos al tema. Después de más de 40 años se me hizo patente de que se trataba de un fenómeno del que no volvería a escuchar con la misma fuerza. Que por lo tanto lo delineaban como alguien en que esa dimensión imaginaria tenía la misma importancia que tenía para mi. No volví a encontrara alguien así. Y lamento no haber dado más lugar a desarrollos en ese área, sugestiva por la creatividad implícita. Lo hubiera enriquecido a él, y también a mí.

 

Pérdidas

Por cuestiones que tenían que ver con no poder coordinar horarios, no llegué a conocer a mujeres con las que me hubiera interesado trabajar. El no haber podido acceder a compartir sus historias, me quedó como una deuda conmigo misma

 Una fue la madre de Georgina (madre de la Plaza). No llegamos a encontrarnos, pese al deseo de su hija. Tuve noticias de su vida por terceros, y hubiera querido acompañarla.

Faltó tiempo para combinar con una  periodista y escritora. Yo admiraba sus textos de inusual valentía.

Una madre de cuatrillizos. No pudimos coordinar un turno . La sobrecarga en su vida, en ese momento no lo permitió. Literalmente: no tenía tiempo para sí.

 

De Fracasos, éxitos e impotencias

Fracasos por Errores cometidos por descuidos, desconsideraciones que llevaron a las pacientes a tomar distancia del tratamiento. Josefina, porque  no pude asumir una demanda de escucha fuera de encuadre. Una llamada en fin de semana que sentí invasiva.

Ana, por cuestiones relativas a aumentos en costo de las sesiones.

Cecilia, por la insistencia en que  silenciara su celular.

No conseguí  flexibilizar en estos  casos la posición asumida.

Sí tuve Éxito en acompañar a otras en sus búsquedas.  

A Gloria en su embarazo, apoyando las expectativas y ayudando a afrontar las inseguridades.

A Cristina, en su lucha contra el cáncer, y durante el tratamiento.

A Marta, durante las consultas para superar la supuesta infertilidad, que no fue tal, ya que logró embarazarse.

En gestiones menos trascendentes, pero significativas en el logro de la autonomía: prepararse para obtener la licencia de conducir (Vero, Loli, Marilina).

Para presentar su proyecto en arquitectura (Marcela), recibirse en su carrera (María Luz), llevar su trabajo de investigación a un Congreso (Miguel), obtener una beca (Laura))

También hubo momentos de impotencia  cuando la tarea no llevaba  procesar la angustia, no lograba atenuar la pena.

Con Elsa, la madre en  el duelo de una hija única, fallecida antes de los treinta años.

Junto a Marta y los recuerdos de la cárcel.

Con Rafael y su hijo enfermo y distante, a quien él  hubiera deseado cuidar.

Escuchando a Adriana y el relato de la muerte  de su bebita, tras el vidrio de terapia.

Y también he estado expuesta a desencuadres escandalosos , a veces evitados a último momento: Resistir un deseo que era el mío y detenerme a examinarlo y así, no llevar a Cristina a mirar mi jacarandá florecido, tras una sesión esperanzada. Ni ofrecer a Isabel mi vestido para su boda, boda de la que me sentía partícipe por haberla acompañado en su proyecto.

Y otros (como ya relaté) que me llevaron  a tomar la fiebre a Eva,cuando me acercó la frente. O  cuando le ordené que se  cerrara la campera a Cristian. O a Graciela cuando me extendió la mano para que le quitara una espina.

Y me fui involucrando, a veces desde la alegría, a veces desde la angustia.

Desde la alegría cuando los consultantes traían sus logros, para compartir, después del esfuerzo, el haber alcanzado la meta propuesta. Y fueron diversas: cuando aprobó el trabajo final con que  ganaba el año, Marcela, aquella estudiante de arquitectura. Cuando llegaban a recibirse quienes cursaban sus carreras, cuando iban a presentar una ponencia en un Congreso o una tesis final.También cuando se trataba de comprar una casa. Tener un hijo. Editar un libro. Y llegué a pensar que yo era parte de esas cuestiones que se habían desplegado  en la intimidad de la consulta primero, antes de realizar los esfuerzos. Como si en ese espacio de la consulta, se hubiese gestado algo del logro conquistado.

He resonado a la angustia, especialmente en  relación a quienes denunciaban orfandades. Aquellos que seguían clamando por un amor que no había estado, o que no había estado en la medida de lo necesitado. También he resonado a los silencios y las distancias que traían desde el dolor, quienes se habían amado y ya no sentían posible el vínculo.

Y me he comprometido por lo interesante de su trabajo. Con Silvia, antropóloga en preservación de Monumentos en cementerios.

En la producción de José en su libro sobre Historia Económica

Çon Marta  plasmando su experiencia de presa política y  exiliada.

¿Cómo se van los pacientes? Abandonan, huyen, se despiden? Todas esas situaciones se dieron.

Algunas sesiones de cierre fueron significativas. Una paciente trajo un trabajo al crochet, que estaba tejiendo. Lo desplegó en el diván. Representaba a la Virgen sosteniendo al Niño en sus Brazos, en una bella imagen. Fue la última vez que vino.

En otra oportunidad fue al traer  el álbum de fotografías de su hija, la  decisión que cerró las consultas. Esa niña era su éxito mayor.

Y hubo una que después de relatar una situación de desborde erótico, que la perturbaba, se retiró de la posibilidad de trabajar en ese tema. No volvió.

Sabiduría de los pacientes

Los nombres para designar lo que sienten, me han enriquecido por su creatividad:

He escuchado  referirse a lo que sentían, a lo que ponía en marcha su búsqueda con nombres originales:

Como angustia química (?),

Como un pesado tractor en el pecho.

Como una  losa aplastando la respiración

También decir sabiamente : Ella es como una ametralladora. Para hablarla  me calzo el chaleco antibalas

Y hay una duda que continúa. Es importante: La del antagonismo entre Analía: “No vale quedarse padeciendo por lo que pasó, y no tomar de la vida, lo que viene después”. Y lo dicho por Valeria: “Cómo voy a ocuparme del después si no termino con el antes?” Dilema de hierro, para el que no tengo aún respuesta.

Los consultantes efectúan descubrimientos sobre lo humano en sí y en los otros, que pueden referir desde el asombro.

“Por qué la gente se ensaña con el que está caído? Vengo a descubrirlo…”

“Cómo es que no fue honesto? No está bien obrar así, crear ilusiones y no sostenerlas”.

“Pero entonces no se puede confiar. Ya veo que la vida no es un cuento de hadas”.

En un caso supe de una paciente que creyó advertir en su terapeuta un ïncipiente Alzhaimer, por el tipo de hostilidad y autoritarismo que mostraba. (?)

Cuando nos corrigen

Ana María  y su comentario: “Cuando llegó a sesión , a veces coincido con un muchacho silencioso. No saluda...Por qué será?”  Distraída le contesté: “Será maleducado?”. “No, tímido”, dijo ella.

Al término de una sesión, Rosa tiene un lapsus y entonces para referirme al mismo, le repito los versos de Sabina: “Por decir lo que pienso sin pensar lo que digo, más de un beso me dieron , y más de un bofetón”. En esa sesión habíamos hablado también de la pulsión de muerte planteada por Sabina Spielrein. En la sesión siguiente ella entró planteando el tema de lo tardío del reconocimiento a Sabina. Me quedé muda, pensando en los versos de Joaquín Sabina, sin entender. Después pregunté : En la canción? , pero ella se refería a Sabina Spilrein. De ahí la confusión!

Bea  dudaba respecto a la propuesta amorosa de alguien sin decidir. Como seguía insistiendo mientra se iba, intenté bromear y le dije con voz y gesto melodramático : “Preguntale a tu corazón. Las respuestas del corazón, son las más valiosas”. Y la siguiente sesión entró agradecida porque le habían permitido ver con claridad, mis últimas palabras ( las que yo había dicho bromeando)

Con el subinspector que mencionó la resistencia de su esposa a la desnudez, también se me escapó un comentario, que intentaba ser un comentario gracioso : “Y el pudor?” Y él me corrigió: “Pero es una relación de mucho tiempo, podría ser distinta…”

Errores

Hace años recibí a una ingeniera que debía completar su tesis, ella venía de otra provincia y no disponía en su nuevo lugar en Rosario, de una computadora con la que continuar su trabajo. Las computadoras eran muy costosas. Y yo no  conocía la importancia que podía tener. Ahora parece sorprendente, pero veinte años atrás, no estaba incorporada, tal como lo está. Confieso que me costó mucho entender su preocupación. Yo me decía: si lo importante era completar la tesis, que importaba la herramienta? 

Tampoco  entendí que profesora dijera que  jubilación y menopausia pudieran ser, un deseado alivio. Hasta entonces al cumplier tantas horas de cátedra, ella había afrontado muchas exigencias, renunciando  a algunos deseos , y  evaluaba su jubilación como oportunidad para hacer lo que había quedado pendiente. Y en cuanto a la menopausia, se produjo por una cirugía a la que llegó después de hemorragias que la habían puesto en riesgo.

Así mi idea de duelos a elaborar, no coincidían con su realidad puntual.Otra vez debía ajustar mi evaluación de los hechos, no a la supuesta pena previsible, sino a su particular realidad.

Tampoco advertí la magnitud de la violencia del vínculo de Beatriz con su hijo, de la que me hablaba. En una discusión él  se cortó los tendones al golpear un vidrio. Se hubiera podido prevenir en caso de haber evaluado la magnitud de odio?

Aciertos

Los pacientes han aportado descripciones iluminadoras de gran precisión: “Los desaparecidos del proceso, no son los únicos desaparecidos.” Una mirada lúcida sobre hechos sociohistóricos: la conquista del desierto como simétrica y antagónica a la construcción de villas en torno a las urbes.

Otra de avaluación de sí misma? :“Soy fuerte, no dura, sensible, no problemática”.

También registré la lucidez de Mónica en la última sesión, en la que interrumpe consultas:

“Hay cosas de la vida que no tienen solución. Hay que aprender a vivir con ellas. Cuando venimos con incertidumbres, puede que alguna se aclare, se resuelva. Pero va a haber otras que nos seguirán creando dudas,conflictos…” 

Ella también, siendo psicóloga,  reflexionó sobre la sintonía entre terapeuta y paciente. En una derivación que había recibido, de una  madre e hija en vínculo violento, eludió asistirlas porque no sintió que pudiera sostener el esfuerzo. Estaba desde lo personal involucrada en tal conflicto.

Señaló la necesidad de conceptualizar el tema de la necesidad de la coordinación en el trabajo entre paciente y terapeuta como en otros vínculos, donde es necesaria la empatía y una conexión que favorezca pensar y sentir.

Previsiones que no se cumplen

Sucede en oportunidades que las expectativas con las que se inicia una sesión no se cumplen. Aparece lo imprevisto que interpela.

Patricia que debía traer la noticia del resultado de su biopsia, llega compungida, y yo me sobresalto, pero no era por los resultados del estudio, sino  por una discusión con el padre.

Silvia, a quien recibo luego de la muerte de su madre trae como tema, el disgusto con la hermana por los desacuerdos en la decisiones que debieron tomarse. Dice: “Se apropió de mi mamá”.

Con la vuelta de pacientes sucede que son etapas diferentes de su vida. Y de mi vida también. Este retorno al mismo espacio  terapéutico, primero me inquietaba, pensando que lo que había faltado en la primera etapa. Después me congratulaba,  porque ellos debían valorar lo aprendido como para volver,  ahora me resigno a lo incierto de sus razones...

 

Lo perturbador del odio  Sentidos/as como enemigos/as

Uno de los enigmas a tener en cuenta por lo reiterado, es la presencia en el relato, la referencia a  una persona o situación sentida como causa de angustia, temor, enojo o desasosiego. Persona o situación a la que se atribuye la culpa del sufrimiento.

Para una,  el superior jerárquico en el trabajo, del que se depende y al que se debe rendir cuentas. La dueña del negocio era la enemiga para Estela,  empleada indignada por un cambio de horarios. Le provocó tal malestar, que cambió de actitud  haciendo notar su desagrado a través de silencio, distancia y mala disposición, convirtiéndose según dijo: “en una lápida”.

Para Graciela, la enemiga era quien fuera su amiga y confidente, hasta que se produjo un distanciamiento, entre ellas.

En algunos casos, las hermanas   (Mónica, Viviana) o hermanos (Marcos, Gerardo, Miguel) son las figuras conflictivas que se convierten en protagonista del relato.

Para las mujeres, al estar tan jerarquizada la relación amorosa, el novio, amante, cónyuge o ex marido  que concentra la atención  (Rodolfo, Diógenes)

En muchas oportunidades, es la madre la puesta como eje de los dramas que se traen a consulta. (Mónica, Stella,  Andrea)

Y hubo quien, con lucidez pudo plantearse a sí misma como “enemiga interior”.

Fue muy interesante el planteo de una colega, que afectada por acúfenos, pudo ver la función del mismo: “El acúfeno sirve para que me pueda plantear cosas que no se me habían ocurrido antes, como si el acúfeno estaba allí para que pudiera escuchar otras cosas”

En quienes así lo planteaban, ese “otro” supuesto responsable de los padecimientos,  es registrado  como enemigo. La cantidad de tiempo y energía que la descripción, relato y reflexiones que traen en torno  a ese “ otro” hacen obstáculo a la tarea de registro de las propias posibilidades en la deconstrucción del conflicto. 

Dificultades El lugar del rencor

Así, Valeria sigue reclamando, que se reconozcan y sancionen los agravios vividos en la adolescencia, cuando un familiar, su tío,  intentó un acercamiento sexual. No fue apoyada, en su momento por los padres que no le dieron crédito. Ella rompió con la familia y permanece en la espera de una reivindicación, que quien sabe si llegue.

La distancia y el enojo de Susana con su hijo no cede. Plantea que la defraudó porque usó como garantía de un préstamo la casa familiar, y al no pagar las cuotas de la deuda, la puso en peligro de remate. Aunque el problema económico pudo resolverse, ella quedó impregnada de un sentimiento negativo sin retorno.

La captura de Liliana en su enojo después del divorcio, marca la dificultad de renuncia a lo que fue un proyecto compartido. Y funciona como impedimento para forjar otros.

En todas estas situaciones, el rencor opera como un peso retardatario.

El lugar de la reparación 

Para Marta proteger a Mariano fue la tarea primordial en la estadía en la cárcel. Pero fue posible porque la existencia de Mariano ponía sentido a su vida. Y cuando debió dejarlo con sus padres pudo advertir el lugar de protector que él también cumplía con ella.

Para Sara, ayudar a los pacientes internados en la clínica de salud mental, funcionaba como una manera de ayudarse a sí misma al sentirse útil para ellos.

Perdonar como cuestión

Vero: “Sí, le mentí hace 10 años, pero si no puede volver a creer…”

Stella.: “Si no puede perdonar mi supuesta negligencia, cuando el hijo estaba internado, ya está. No podemos ser amigas”.

Marta. : “Me di cuenta que pedía perdón por consejo de su psicóloga. Para aliviarse ella. No era por considerar que había obrado mal. Así que le dije que  era algo de ella consigo misma. Por eso, por  sentirse culpable,  había llevado el malestar por delatarme a cuestas todos estos años. Yo no lo tenía presente como ella, porque no tenía que reprocharme”.

Marcos: “ No me gusta estar rindiendo examen porque fallé una vez… Si no puede perdonar…”

La toma de decisiones

Acompañar a quien consulta en la exploración de sus obstáculos y en la formulación de sus proyectos constituye una empresa incierta. Para algunas personas, las decisiones que implican un cambio significativo, exige  prudencia en la exploración de las diferentes opciones. Para algunas: dejar la carrera comenzada, para otras interrumpir un vínculo amoroso, para quien poner distancia con la familia, constituyen un desafío. Cuando no hay retorno, la angustia es inevitable. Ponderar los eventuales riesgos se impone, tanto como evaluar la chance de logros.

Y en cuestiones éticas?

Norma podía conseguir el pase a planta de una compañera, accediendo a intimar con el superior del que dependía esa decisión. Como un favor logrado a cambio de su disposición (disponibilidad?). Utilizarlo para ese fin es lo que da lugar a reflexiones. Solidarizarse con la compañera estaría fuera de dudas, pero el medio para obtener su nombramiento es lo discutible.

Y nosotros/as ?

Desde los mandatos Psicoanalíticos de escuchar sin memoria y sin deseo, nos sentimos convocados.  También surge la imposibilidad de acatarlos. La implicación es inevitable. También importa esta implicación, en el sentido de apuntar a nuestras propias resonancias , pero también a que ello posibilite intervenciones más oportunas para con el otro y mayor acceso a la libertad.

Una paciente  recordaba, que una vez, hace tiempo,  ella no quería seguir el combate contra un cáncer, cansada y decepcionada. Que en esa oportunidad yo le dije en  un planteo que no admitía disenso,  : “A eso no me asocio. A que te des por vencida, no”. Y así, sin que yo registrara entonces el peso de mis palabras, éstas sirvieron. Decidió seguir adelante.

Por eso me sentí consternada cuando al cabo de ardua tarea con otra paciente, tarea de reapropiación de sí misma, y vencidos ciertos escollos, escuchara a la protagonista de tanta lucha en común, vencida una amenaza, ella  preguntara: “ Valió la pena vivir?”

También sucedió que a la vez que  intervenciones a favor de la vida y sus posibilidades, que resultaron eficaces, también debió haber trabajos de poca trascendencia. Que no quedaron inscriptos en la vida de los pacientes, que a posteriori podían no reconocerme, porque ni siquiera me recordaban.

A la inversa, una de las cuestiones es que al atender a un paciente durante mucho tiempo, y/o en diferentes épocas, y también al recibir a diferentes miembros de una misma familia, se toma la dimensión de la historia del grupo familiar, y de la profundidad de los conflictos.

Mi ingreso a esas familias y el ingreso recíproco de esas familias a mi vida, componen un conjunto de datos a pensar.

Escuchando a Colegas 

En algunos casos he registrado en mis colegas, en sus propias vidas, una sobreabundancia de consultas. Ensayos de atención en terapias de diferentes escuelas, en ocasiones simultáneamente, en un intento de utilizar diferentes recursos. (Graciela, Analía)

También he acompañado a colegas que reclaman abrazos. Misterioso reclamo en quienes estamos mejor preparados para transitar otros caminos. (Monica, Valeria) Que ofrecen liga (barro) para el horno, o  el pendrive para ver su desempeño en danza.

La colega que más me asombró, fue la que tomó la decisión de  aceptar la propuesta de la madre de uno de sus paciente (el paciente tenía una discapacidad,  y la madre estaba enferma) Le pidió que si ella fallecía, asumiera   la responsabilidad del mismo (curatela) Me pareció casi heroico, entendido el ejercicio profesional como apostolado.

En el otro extremo, también supe de intervenciones como la de Juan que recibía los pacientes diciendo “: A mi no me traigas problemas. Vení con cosas lindas para charlar”.

O el planteo de Vanina: “Si no te tomas la medicación te cacheteo, así que ya sabés.”

El más notable fue el de una colega, que ante la posibilidad de una actuación desafortunada de su consultante le dijo: “Si querés sufrir, mejor te doy un martillo para que te golpees los dedos”

 También tomamos nota de los abusos de colegas registrados, que se dieron por ineptitud y/o perversión, con intervención de los Tribunales de Ética de los Colegios Profesionales.

De auxiliares terapéuticos

Si bien actualmente existe posibilidad de hacer una formación específica, durante mucho tiempo no existía tal cosa. Intuitivamente, alguna personas encontraban el modo de actuar en el auxilio de pacientes.

Han ocupado ese lugar de auxiliares pastores y/o sacerdotes. Trabajadores sociales y personas en lugares de consejo.

Quienes ejercen una función de docencia y/o orientación, pueden operar terapéuticamente en muchos casos,y desde un lugar de privilegio . Basten dos ejemplos: Mónica  relataba que había crecido en un ámbito abusivo, en que se había sentido infeliz y en el que se creía inepta. Ella sintió que empezó su vida, gloriosamente, el día que su maestra de música, la llamó por su nombre y la tomó de la mano para enseñarle el paso de polca. El sentirse reconocida por su nombre y por el contacto de su maestra le dio una experiencia de aceptación que le permitió verse de otro modo.

Otra se admiraba de la sagacidad del profesor de acrobacias qne en la clase abierta las  reunió para decirles, respecto a una maniobra difícil: “Ustedes saben girar en la tela,solamente que todavía no se dan cuenta de que lo saben”.  Todas pudieron.

Efecto rebote

Sucede en casos que  existen  intervenciones que suscitan cambios en problemáticas de los pacientes, de las que no aun se habló, pero que se despejan sin que sepamos cómo ni por qué. Lo llamo trabajo en la trastienda, porque simplemente sucede que se supera de modo inesperado, alguna situación. Y queda en la incógnita los resortes se pusieron en marcha sin que lo percibieramos.

Ana,  Livia, joven líder del barrio. (Situación de abuso?) 

Al fin es bastante misterioso lo que puede ponerse en marcha desde lo que logramos hablar, en relación con lo que queda silenciado. 

Hay quien describe las fuerzas  que nos permiten operar cambios como empujes y los describe como  Tracciones.

Livia  planteaba: además de la tracción a sangre y de la tracción mecánica, cabe considerar otras que producen cambios: la tracción a bronca y la tracción a culpa, que nos motoriza. Y parece razonable.

El humor

Los pacientes son capaces de asociaciones y relatos desopilantes  que dan un registro original de lo vivido.

Eva cuando cuenta el comentario, cuando la ecografía pelviana que le indicaron fue con transductor intravaginal. Cuando la hicieron le comentó al ecografista: “ Si sale tan poco,me hago una por semana, me ponen ese cosito, lo mueven un poco  y no tengo que escuchar pelotudeces…” Ocurrencia bizarra sin duda.

María decía que deseaba que al asumir la presidencia, con la celebración Obama cerrara los aeropuertos, así la madre , que estaba de viaje en N. York se quedaba por allá más tiempo.

Y Cristina iba a proponer que después de las cirugías reconstructivas de la piel del vientre, para reparar tejidos dañados, (le habían extirpado un tumor) se iba a rehacer el pupo, para llevar en él, un topacio.

Creatividad

He operado cambios en la actitud hacia las propuestas de algunos pacientes de escribir juntos.

Con Marilina lo desestimé y dije que estaba para otra cosa en su vida. Ella  ha alcanzado niveles de resonancia internacional con sus producciones, en el ámbito de la Filosofía del Derecho..

A Silvia la estimulé para que escribiera sobre sus abuelos. Dije “Por supuesto”cuando pregunté si la ayudaría.Ya me sentía más convocada.

Con Marta pudimos producir un texto.

La  antropóloga que trabajaba en Monumentos funerarios me suscitó tanto interés, que fascinada por lo profesional,  no escuché con debida atención, su principal motivo de consulta.

Devoluciones creativas y bizarras

Cristina, al final de un trabajo largo y laboriosos en que derrotó su enfermedad simultáneamente a su reconstrucción subjetiva, me formuló una promesa: si se ganaba la grande me regalaba un Twingo, blanco. No sé por qué Twingo, si se por qué blanco.

Cotina  fantaseaba compartirme un lugar: su amado París, para hacerme conocer los más bellos paisajes.

Gra propuso algo al terminar nuestro trabajo: Cocinar para mi su mejor plato.

María: Ver la hermosa decoración de su departamento. Logrado después de mucho esfuerzo

Marta me propuso: escribir un artículo, sumando saberes.

Cada quién daba de sí en estas promesas, lo que tenía para dar, y he sentido que no podía menos que agradecerlo. Al fin habíamos transitado parte del camino, había influído en sus búsquedas y ellas en las mías. De algún modo estábamos imbricadas, creo que para bien.

 

AL CABO DE LOS AÑOS EL ASOMBRO

  Edades

Con el paso del tiempo, surge otro descubrimiento: Las edades no son lo que eran.

Por empezar, no existen las abuelas como la de Twity, que conformaban el universo de tales, con pelo cano recogido en un rodete. Vestida con batones oscuros y todo el tiempo del mundo para contar cuentos.

No hubo una coincidencia entre la expectativa al recibir a Claudia y su problemática, su tono de voz, su aspecto físico, su arreglo. Todo parecía adolescente y su conflictiva  también. Pero tiene 50 años. ¿Será por la complejidad para crecer?

Estela parece una muchacha deportista, menuda y grácil, tiene 60 años. De no haber mediado su problema orgánico no se hubiera propuesto la consulta.

La mamá  de Agostina me parecía recién salida del secundario. Pero su hija  tiene 18 . No debe serlo entonces.

También desorientan  a los adultos cuestiones como la precocidad en las experiencias de intercambio erótico social en niños y jóvenes. Los  bailes para chicos de 10 a 13 con noviazgo con “piquitos”.

Y Sol de 13 y los mensajes de alto voltaje en su celular y en su correo electrónico, del novio de 17, mensajes  que la intranquilizaron al punto de pedir ayuda.

Así incoherencias entre  mayores que parecen menores por sus planteos y aspecto.  Y por otro lado, niños que cronológicamente al menos, lo son,  con demandas como si fueran mayores y que pareciera que se dan anticipadamente.

 

Rompecabezas

En el transcurso del tiempo, también sucede que se completan piezas en relatos diferentes sobre un mismo hombre: Lila lo describía desde hace años, y Delia  trajo su versión. No son concordantes. Para la primera no era digno de confianza. La segunda le creía sin sombras de duda. No, no supe quien tenía una visión más fiel.

Gabriela si coincidía en el relato de Cecilia, Claudia y Silvia, en el de su sobrina y también en mi propio registro como una persona excepcional. Maestra y pediatra siempre tuvo en claro priorizar a los niños, desde todos los lugares en que desplegó su talento.

 En otro orden de cosas,suele suceder que el segundo relato de un mismo suceso, se abren otras versiones diferentes y hasta contradictorias con la primera. Descripción de la madre (peluquero HIV). De la novia por César: primero idealizada, luego puesta en crítica.

El relato de Ema, diez años después. La muerte de su madre: ¿crimen pasional? ¿delito de narcos? Sólo se puede reconstruir parcialmente. Quedan incógnitas.

Paradojas

Supe de una paradoja, en la intervención de una terapeuta. Hace tiempo los padres de Victor consultaron por la preocupación que les creaba enterarse que él ocasionalmente fumaba marihuana.  Años después, el padre, operado de cáncer de pulmón, recibió quimioterapia como tratamiento . Para contrarrestar los efectos indeseable,. supo que podía intentar utilizar marihuana. Y volvieron al mismo espacio (la misma clínica) en donde otro terapeuta estaba investigando los usos terapéuticos del cannabis ( marihuana), en el tratamiento de los síntomas adversos que suelen darse. Y fue ese hijo por el que habían consultado años antes, el que armó los cigarrillos que acercaron el alivio de un padre que debió reconsiderar su posición en esta historia

Cuando atendí a Cristina, amenazada por un diagnóstico y pronóstico sombríos, fue Marisa (una vieja paciente) a la que consulté, pues ella se había  especializado en el trabajo con pacientes terminales y sus familias. Pero, contra todas las expectativas,  Cristina se recuperó y Marisa enfermó y murió. Tuve oportunidad de volver a acompañarla en el último tramo.

Susana, en conflicto de conciencia, por una relación amorosa extra conyugal. Además de traer su preocupación a consulta, hablaba  de  su pesar con otro interlocutor, un  sacerdote, que era muy categórico en la desaprobación de ese vínculo.Todas las veces que ella llevaba su problema, él insistía con que terminara esa relación. Hasta que en una oportunidad, él fue más tolerante y menos condenatorio. Eso la inquietó, suponiendo que él tenía alguna información respecto  del tema: pensó que el otro protagonista de dicha relación habría iniciado otro vínculo. Que el sacerdote lo sabía y por eso el cambio respecto a la censura previa. Dijo que debía hablar con ella, pero por fuera del ámbito del Confesionario. Yo pensé, que el sacerdote se había sentido afectado porque tal vez se produjo en él, una atracción por ella y era lo que debía decirle. Pero lo que en realidad sucedía, es que él se había enamorado, pero de otra persona, y estaba tramitando su dispensa de los votos, para poder disponer de su vida. Y necesitaba blanquearlo con las personas que había asistido.

Otra fue la de un médico,  paciente a su vez con HIV, que encontraba espacio y compañía en un amigo, especialista en salud mental. Lo singular fue que   cuando éste entra en una crisis , con una desestabilización muy grave, aquél se convierte en auxiliar de quien antes lo había sostenido.

Norma y su familia, afrontaba una época difícil en donde debían dejar la casa que habitaban, por terminarse el contrato, y aún no estaba lista la que construían.  En eso estaban cuando el marido reencuentra a la niñera de sus hijas (del primer matrimonio) que debía trasladarse unos meses a otra provincia por el trabajo de su esposo. Ella es la que les cede su vivienda cuando viaja por ese verano. Habían establecido una relación de respeto y afecto el tiempo en que cuidó a sus niños, y sin duda operó en esta  oportunidad.

 

 

 

El peso de las noticias

Barreda (múltiple asesino) supo dar lugar a la inquietud de Clide. particularmente sensible a las noticias de violencia, aquel tema le significó particularmente.

Luego del tiempo de femicidios en que se repitieron hechos de mujeres incendiadas por sus compañeros,(iniciada con Vazquez, de Calleros) hubo alguna joven atemorizada por el rumbo que tomaban sus conflictos de pareja ( Mariángeles) .Como si estos hechos de la crónica policial, operaran doblemente: para disparar temores previos y para alertar sobre cuestiones que trascendían lo individual y remitían a una problemática social.

La muerte de famosos también entra en los comentarios de los consultantes . También  las elecciones y sus vaivenes.

Los hechos internacionales como el drama de los  inmigrantes. Se trata de sucesos de lo sociopolítico que nos involucran en determinada forma a todos.

 

Con el paso del tiempo

Se da la oportunidad de conocer el rumbo de historias al cabo de los años, que resultan cuanto menos, sorprendentes.

Susana  tuvo una separación conflictiva. Dejaron de verse por mucho tiempo. en una oportunidad relata que lo encontró en la Estación de Colectivos. Sabía que había enfermado de Alzheimer. El estaba buscando el baño y en medio de su confusión, no lo encontraba. Impaciente y agitado  no daba con el lugar. Ella, compadecida, lo ayudó llevándolo hasta la puerta.

Patricia había llegado con un cuadro de ansiedad y un vínculo de violencia conyugal del que le era muy difícil salir. (Además de la dependencia emocional y económica, la principal amenaza era en relación a los hijos, que él también victimizaba). Años después volvió a consulta y relató que trabajaba, vivía con sus hijos, y había logrado separarse. Visitaba a su ex esposo que estaba internado después que padeciera un ACV invalidante, cuando ellos ya no convivían. Ella sentía que en homenaje a la historia, debía asistirlo. Había superado los sentimientos de rencor y podía acompañarlo, desde otro lugar. Él no pudo hacer ese proceso ni hacer un aprendizaje y seguía en actitud acusatoria y hostil.

Marcela, conmovida por un encuentro amoroso, se planteó en consulta, la continuidad de su matrimonio. Al tiempo, decide interrumpir el vínculo extraconyugal, y apuesta a la continuidad con su esposo. Diez años después vuelve desolada, por la conmoción de saber que él recientemente, tuvo una historia con otra mujer. Se centra en comprender y acompañar la situación desde la experiencia de lo vivido por ella misma.

Todos estos trayectos como cuestiones de la vida cotidiana que surgen si alguien que trabajó mucho tiempo puede historizar lo acaecido.

También,en casos, luego de  balances personales, somos testigos   de una dolorosa resignación, en donde se pone en crisis los trayectos recorridos y los esfuerzos realizados: Silvia dijo:  “Voy a morir sin haber vivido”

 

 Vienen con un cuerpo

Importancia del contacto físico (nunca suficientemente ponderado, pero ...)

Mi profesor de clínica el Dr Eduardo Tepper nos enseñó,  que había una sentencia que planteaba la diferencia entre médicos y psicólogos, en relación a éste tema: “El médico puede tocar, pero no debe sentir. A la inversa, el psicólogo no debe tocar, pero tiene que sentir”.

Y ésto, porque el tema de la corporalidad de terapeuta y paciente era rigurosamente  vigilada, controlada y, en lo posible, excluida en los tratamientos psicológicos que intentábamos. Los contactos físicos circunscriptos al saludo de darse la mano.

Llevó mucho tiempo poder pensar la cuestión con mayor amplitud. No puede negarse y se ha incluído como reclamo perentorio, y ha formado parte de la tarea a abordar en las consultas.

Para ello, es preciso poder considerar los datos referidos a la corporalidad e incluirlos como parte del caudal a atender.

He escuchado sorprendida la gestión de una joven de una cirugía de reducción de los pechos.  Lo notable fue que en su promoción como egresada de odontología, y según tradición en la carrera, ella había sido elegida como “Mis tetas”por ser considerada la  que ameritaba el título, pero para ella esa cirugía era el pasaje a una vida más libre. Antes de la misma me había formulado un pedido bizarro: que si moría en la operación, en el cajón la vistieran con un body blanco, que  insinuara sus bellos nuevos senos. También me sorprendió que tras el éxito de la operación me hiciera ver  sus cicatrices como laureles. 

Nancy tras el accidente en que hubo que reconstruir su cara, en varias operaciones, en una consulta, me tomó la mano, la llevó  a la sien,  para que a  través de la piel se puediera palpar uno de los tornillitos de titanio con los que el cirujano fijó parte de los huesos fracturados.

Así, me he visto abruptamente convocada para conocer cuestiones que se salían de lo esperado.

Pacientes con organicidad

En consultantes con una patología orgánica relevante, la interpelación a atender las cuestiones del cuerpo, es mayor aún.  Creo que la importancia del contacto, ha podido ser subrayado más tardíamente como recurso ligado a la preservación y recuperación de la salud, y  recién aquilatado en sus posibilidades.

Las terapias complementarias abren nuevas formas, búsquedas en equilibrio entre la improvisación y la necesidad de afianzamiento de recursos seriamente investigados y aplicados con prudencia. (Cotina reiki, Tito masajes)

 

2-DE AMORES Y DESAMORES

 

Del amor De sus diversas formas

El intento de preguntar sobre el amor: qué es, cómo se expresa, qué nos aporta, persiste. Y aunque podemos aproximarnos, sigue teniendo sesgos inasibles.

Qué se espera de él? se espera lo mismo y lo diverso.

-Mónica decía que en el amor deseaba solo compartir el cine, pasear de la mano. Tenía toda la madurez aquilatada en experiencias.

Y él: más joven y aun en sus principios, deseaba una mujer, hijos, un perro. Mónica ya lo había tenido, él no.  Eran diferentes necesidades. A pesar del amor.

-Un caballero anciano, bajo, calvo y gordito, como versión masculina de la abuelita de Twiti, esperaba en la puerta, mientras yo también aguardaba. Los dos hasta que bajaran a abrirnos. Una mujer  con físico de vedette, pelo largo ensortijado, actitud entre afectuosa y desenfadada, salió a recibirlo.  Mujer que es una bella travesti. Entraron juntos. Se los veía tranquilos y contentos. ¿Quién puede designar qué los unía?

-Y Estela, al fin de humillaciones. sintió que podía ponerse de pie. Y hablar, y preguntar también, pese a lo elusivo del compañero. No iba a aceptar más evasiones. No iba a aceptar más invasiones. Poniendo límites. Encontró la manera de hacerlo. El objetivo de lograr recuperar su calma, su tiempo y energías, venía ligado a la tarea de poner fin a una relación que la parasitaba. Llamaba a esta tarea de “Desdiogenización”, contando con que Diógenes es el nombre del caballero.

 

-Y Silvia, después del encuentro con el hombre con el que compartieron un par de salidas, pensó que daba para hablar de lo que esperaban. Él le dijo que quería encontrar alguien con quien conversar, que le preparara un guiso, o una sopa. Y ella, quería otra cosa. Después de TANTOS años de trabajo, al mismo tiempo que las tareas de crianza de hijos que ya eran grandes,  esperaba poder viajar por el mundo, libre ya de cargas. Así que hizo algo ante la propuesta del caballero: huyó despavorida.

-En cambio Diana, sobrellevaba su lugar de sostén del nihilista, aceptando el rótulo de “resctadora de fracasados urbanos”, en la esperanza de un cambio que no se daba.

-Tan lesivo como aquel que planteaba: “No te puedo dejar, chica de corazón de piedra, desalmada, pero…”

Y no son todas estas formas diversas de búsquedas que tienen en común la necesidad de un encuentro donde el afecto vaya pivoteando entre la pasión y la ternura?

 

Sí, ya se. Hay maneras y maneras de ser mujer. ¿De qué dependen? De poder amarse y respetarse.

Algunas no pudieron apropiarse de sí mismas y vivieron enajenadas. Hubo quien, devaluada su autopercepción no supo-pudo cuidar de sí. Y llega a anciana como abuela infantilizada que suscita compasión o burla.

Otras llegaron a desplegar un poder que las situó poderosas, capaces de ordenar la vida familiar  en torno. No necesitaron del espejo mágico para verse en plenitud y magnificencia. Aquella  anciana que después de los avatares podían sostener: “confieso que he vivido”.

Llegadas a los 90, y en autonomía para tomar decisiones participaron y participan de las celebraciones y de los duelos como reinas en ejercicio de su jerarquía. La más audaz que conocí tenía el nombre más significativo para lo que quiero expresar: se llama  Ídola, y por supuesto hace honor a él. Alguien que se llamó así desde la cuna, no puede menos que portar la dignidad a la que remite semejante nombre.

Otras hicieron de la belleza la excusa para no esforzarse en otras direcciones que no fueran la “conquista del mejor partido”, como excusa de su estar en el mundo. Esa ha sido la mayor barrera para mujeres, que no pusieron en marcha otras de sus capacidades. Que renunciaron a seguir estudiando, o al trabajo que amaban, para instalarse en el rol de complemento del protagonista que significó su historia como “señora de”.

Pero convengamos, esa designación de “señora de” provee un lugar, pero también despoja: No es igual el compromiso asumido consigo mismas, si la valoración viene prestada.

La cuestión de la lealtad Diferentes lugares para un mismo conflicto

Suelen ser las mujeres las que quedan más capturadas afectivamente en vínculos amorosos, tanto dentro de la conyugalidad, como en relaciones que empiezan al margen de la misma. Esto es, que se plantean en principio como descomprometidas, pero en las que se involucran por meses, por años, dejando en suspenso sus propios deseos, en términos de un proyecto más completo y más complejo (que incluya la posibilidad de hijos, por ejemplo)

Esto es, que lo que comienza como una aventura entre un hombre y una mujer, suele tomar una mayor relevancia para ella.

Las más frecuentes han sido reflexiones como la de Elena, que tomó dimensión de su inscripción, en la vida del hombre con el que durante mucho tiempo tuviera una relación amorosa. Fue conflictiva para Elena, cuando  ella lo llamó una vez, y la arrasó el insulto de una voz femenina del otro lado: “Dejá de molestar perra caliente, que acá hay una familia”. (La esposa?La hija?) Allí supo  que  él podía vivir en la  ambigûedad, y ella decidir si seguía aceptando o no el lugar de los márgenes.

Lealtad que hizo que  Mariel, en una situación equivalente  se planteara. “Si él tiene pareja, me estoy comportando como una puta, porque él está engañando a alguien, y yo soy cómplice de ese engaño”.

Ella había enviudado años  atrás, también desde el lugar de la esposa que había sido, se le plantean ambivalencias. Si bien lo sospechaba, después que él muriera, cuando Mariel confirmó que su esposo  había mantenido otra relación amorosa, y la mantuvo aún cuando ya estaba muy enfermo, esa certeza la llevó a una retaliación tardía: nunca más visitó su tumba. Y esto nos lleva al tema de los duelos y su diversidad.

Lealtades excepcionales  y  Duelos

Supe de alguien que suscitó afectos tan fuertes y leales como para admirar.

 Juan, y Aldo su pareja por mucho tiempo, había preservado una relación cordial después de la separación. Ese compañero: Aldo fue el que cuidó  (con su pareja) a Juan, años después,  luego de una complicada cirugía y durante la  larga convalescencia.

Con Mario  la otra pareja de Juan, también se conservó un vínculo amistoso luego de separarse. Al punto de que   Mario, acordó con su compañero en una  nueva relación,  designar a Juan como heredero de los bienes de ambos.( en caso de fallecer los dos)

 

Griselda  se despertó y se dio vuelta para contarle al marido lo que había soñado. Pero él no estaba, había muerto poco tiempo antes.

Y Rafael se detenía en el recuerdo de haber podido cuidar de su esposa. Que ella solo aceptaba de él la asistencia en la intimidad. Eso, lo ayudaba a soportar el dolor de la falta de ella, cuando falleció. Fue un vínculo en que ambos habían permanecido ligados por muchos  años y que pudo sostenerse en el infortunio de la enfermedad, hasta que la muerte los separó.

He escuchado el relato de las miradas de despedida emocionada de quienes se van: de Héctor a Hilda. De Cristina a Raúl. Relatos que siembran la idea de la fuerza de algunos lazos en el momento de prueba.

También hubo quienes contaron cómo deseaban morir.  Ana: “Haciendo el amor”, Mónica: “Danzando”.

 

Cuestiones amorosas

Sobre la diversidad en los modos de conquista

Desde aquel “Quiero instaurar mi presencia en vos”, a modos clásicos “Tomamos un café” se dan diferentes maneras, pasando por modos abruptos o bizarros.

Ana (docente universitaria)  fue abordada por una alumna de cabello azul y piercings. Perturbada por  el hecho lo consultó con su director de tesis. Eso fue  lo más cercano a la conquista amorosa que había vivido. Y lo peor es que no supo cómo actuar.

Analía relataba que la única vez en que Leo, su esposo, tomó categóricamente la iniciativa para  comenzar la relación fue  “...no porque estaba muy motivado, sino porque estaba en pedo..., pero luego me conquistó con su capacidad para escribir poesía”.

Transcursos de los vínculos

Miguel decide irse de su casa, después de dudar, y no tiene decidido qué hacer. Solo no desea seguir la convivencia. No puede explicárselo.

Dora  plantea que siente que está casada con el hombre de su vida. La convicción se acentuó después de cursar las alternativas de un tratamiento en que él fue irradiado y debieron estar separados. Pero  dice : “Sucede que con el otro todavía tengo piel”. 

Ellas también  dicen: “Él me mató”. Diana,  artista plástica, porque  devaluó sus cuadros. Paula porque él la echó de la casa, que tenían en común. El efecto letal del vínculo se hace visible.

Otra dice del marido y el amante: “Son dos lobos, uno en la casa y el otro afuera”.

María Julia: “Dice que no hago nada, pero es por su perfeccionismo”

Paula: “Dice que no soy nadie. Es porque no me puede encajar en su rompecabezas como una pieza que ajuste con las otras (su familia de origen que sigue siendo prioritaria)”.

 Relaciones Descomprometidas

Eva relata: Para cerrar una conversación en donde no había un proyecto para volver a verse  (y la otra persona no importa) solía decirse: CUIDATE. Antes se podía usar en ese sentido: NOS VEMOS, cuando en verdad no se planteaba para nada el volver a verse.

En pacientes que inician relaciones con hombres comprometidos, suele suceder, sobre todo en mujeres adultas, que la expectativa de que con el transcurso del tiempo, ellos decidan terminar la relación previa, conduce a frustraciones. No es frecuente que suceda. En cambio es más frecuente que sean las mujeres las que apuestan a una continuidad, dando al vínculo una relevancia que no es igual para su partenaire.

Cuando entra la Sexualidad  Erotismo y sexualidad

Sobre las dificultades del encuentro sexual, por falta de deseo Ema asocia con la forma en que el padre se perturba ante las escenas eróticas en la tele. Cuando estuvo con su madre viviendo en una comunidad evangélica, les tapaba los ojos a los niños en las escenas de besos.

El erotismo suele ser difícilmente discernible de los sentimientos amorosos en la mujer. Pocas veces asumidos y legitimados fue excepcional que se refirieran  al tema, a la importancia de la sexualidad (Rita), y reconocer su fuerza (Eva) que bromeando dice: “ Exhalo esa cosa de sensualidad, saco a pasear mi parte de mujer fatal...eso que exuda hormonas…”

 

Y operan a veces pulsiones  irrefrenables

De Norma cuando se vinculó  de un modo nuevo y diferente, en un vínculo homoerótico. Refiere: “Nunca me había sentido así. Ni cumplía con el trabajo. Solo quería estar con ella”.

De María con el cirujano que la asistió y con el que inició relaciones sexuales. Llegó a niveles de disponibilidad, subordinando su propio deseo.

A una apasionada María  infartada (no metafóricamente, sino en realidad) en medio de una relación sexual.

A Eva  que se emborracha, termina en ropa interior y botas altas, vomitando. Se burla de sí misma diciendo: “Esa noche fui un verdadero gato…con botas”

Jorge relata que en su adolescencia leía la revista Padres, para informarse sobre sexualidad. Y que en una oportunidad le explicó a su madre en qué consistía la práctica del cunis linguae, y que ella huyó despavorida! ( Allí lo irrefrenable fue el espanto)

Noemí se refiere a su actual compañero de erotismo, después de muchos años de abstinencia. Dice del vínculo que es pobre, que el sexo es lo único que pueden compartir. Dice: “No es lo que quisiera. Preferiría una relación diferente. Como...si querés canelones y hay ñoquis, es lo que hay…!”  (Y con la resignación de quien ha vivido otras pasiones)

 También escuché por  primera vez,  a una denunciante por violación matrimonial, que no obstante, restableció y continuó después la relación con su esposo. Era paradójico que necesitaba de él, irrenunciable en el cuidado de los hijos durante sus estados de pánico.

 

Erotismo y dinero

Como juegan las cuestiones ruines de ejercicio de un poder, en la restricción de uno y otro: erotismo y dinero. A veces como forma de sutil presión, o de venganza, también de artera negociación. (Andrea y Oscar, Cesar y Estela)

La manera más categórica de plantear esto fue: “Cuando cerré las piernas, él cerró la billetera”.

Ana: “Que gaste conmigo!. Si quiere que estemos juntos, que haga algún esfuerzo…”(En una relación ocasional, como forma de pago?)

El erotismo en el dolor

(Marta,  Juanjo, Cristian, Marilina, Cotina, Cecilia)

Liliana : “Tenía una  visión durante la ceremonia del amor, de una serpiente alrededor del cuello. Cada encuentro sexual era angustiante.. Sabía que era un traidor pero podía renunciar a verlo, pero me sentía desdichada por ello”.

Silvana: “Por la relación con él, que me tenía fascinada, yo era muy infelíz. No podía mirar a Mary, su esposa, a la cara, que no sospechaba, confiaba en mí y eso me hacía sentir en falta, miserable y desleal a ella, por el engaño”.

Mili: “Sé que él  no se va a separar, ella cuidó de su madre inválida…y eso lo obliga para siempre”.

Luciana: “La mujer con que está lo amaba tanto, que renunció a tener hijos, no era paisana. Por esa renuncia, él no la va a dejar nunca”.

Graciela: “imaginaba estar con él, para poder sentir, cuando tenía relaciones con otro. Era el modo de poder llegar…”

En el  reencuentro con amigo de la adolescencia (de Gisela ) se inicia una relación amorosa y se desata un conflicto grave que lo lleva a un acting automutilatorio.Terminan: él herido y ella espantada.

Respecto a las consecuencias del encuentro ella relata: Los tres, frente a la posibilidad de que me embarazara se retrajeron: D. dijo: “No estoy para criar un chico.”  R.: “Te pago un aborto”. Y M. me insultó por el preservativo roto, indignado (!).

El erotismo en el odio

Madre de C.: la empleada de la tienda, era amante del padre. En la planta alta del negocio estaba la casa de la familia. Vivieron en esa cercanía enfermiza hasta la muerte de él.

Madre de B.: la socia en la empresa, como amante del padre y parte de la cotidianidad. Cuando envejecieron, el padre cuidaba de las dos, la madre postrada por depresión y la amante en silla de ruedas. Compartiendo la habitación.

Intimidades

Cómo pensar la exposición de lo privado, en tanto  parece atentar contra el romance, pero es patente de confianza? Siempre me asombró conocer mujeres que piden a sus maridos que le tiñen el cabello, o le depilan las piernas.

En un caso ella le pidió que hiciera lo recomendado por el obstetra, y que ella no se animaba a hacer: preparar los pechos para la lactancia

El mate

Siguiendo con el tema de la intimidad,para quienes tienen la costumbre de utilizarlo, se  suele plantear como ritual de encuentro. Y señal de rechazo cuando hay conflicto, como expresión de disgusto.

Aceptar o no como equivalente de reconciliación o de desprecio.

Leonor, Susana, Gabriela, empleado de la EPE

La tecnología

Nuevos modos de interferencia cuando celulares y computadoras se utilizan para detectar trampas.

Mensajes en el celular crearon serios conflictos al ser detectados   (el esposo de Mariela,  el del padre de Julia)

El  encuentro de correos en la computadora, que daban cuenta de otra relación, precipitaron una ruptura (Susana)

 

Conmociones

Le contó que estaba solo, su esposa le confesó que desde hacía tiempo tenía una relación amorosa con un cuñado. Quedó 10 días sentado a la puerta sin poder reaccionar.

Ella supo de la relación de su esposo con una compañera. Durante semanas se trasladaba de la cama a la computadora, donde escribió sin parar hasta terminar  de pasar sus textos de años.

¿Se puede amar hasta el extremo de llegar a dar la vida por el ser amado? ¿Igual que en el fervor de la militancia de los 70?

 Es posible el Compañerismo después?

Eva con Daniel, pero hasta cuándo? “El no quiere compromisos. Ya tiene tres hijos (23, 17, 12) y no está para tener otro hijo, no se puede hacer cargo de otro hijo, primero se tiene que hacer cargo de sí mismo. Pensé que podíamos ser amigos, al excluir lo sexual, compartir otras cosas y ver que no podían ser pareja, con una claridad que antes no tenía”.

Y se que lo que vale es poder reírse en pareja, no solo la pasión. “Fijate: los que se llevan mejor son los que se ríen mucho cuando están  juntos”.

 

Litigio de matrimonios: los  que no llegan juntos a viejos

Hubo quienes se felicitaron de separarse: Así dijo Ernesto a Viviana : “Menos mal que no hicimos terapia ! Podríamos haber  seguido  juntos!”

Hubo quienes quedaron con una decepción como Carolina: “No drenó el pus que me quedó en el alma cuando no me acompañó a la cesárea. Ese fue el quiebre. En cambio yo había sentido que podía acompañarlo en su internación, y que dejar todo para estar con él era lo que debía hacer. Me daba una gran paz esa certidumbre”.

       Hay quienes continúan relaciones conflictivas , en que se cumple aquello de no poder estar juntos, pero tampoco separados.Se describe esta situación como en “divorcio latente”.  Padres Sergio, Hermano de Lili,  Amigos Patricia.

 

Los que terminan juntos               

Los dos estaban declinando. En el último tramo. Ella me contaba: “A veces le digo que me deje mudarme a la cama de él, me acerco, lo abrazo y me siento protegida…”

Los otros dos ancianos habían encontrado el modo de complementarse. Ella hacía tiempo que había quedado sorda y el perdió la vista. Así que se complementaban y resolvían la cotidianidad sumando sus capacidades: él de oír y ella de ver.

Un matrimonio de abuelos campesinos, había encontrado una manera de reconciliarse: Cuando discutían y él se sentaba a la puerta con la guitarra a rasgarla, con canciones conocidas, ella que sabía entonarlas, se colocaba a su lado y  las cantaba. Era la señal de que volvían a estar bien.  Cuando él murió, después del velatorio,cuando fueron al sepelio, ella no acompañó el cortejo. Se recostó a descansar,y cuando volvieron del cementerio  encontraron que también ella había fallecido.  

Los vecinos ancianos de Mónica, él caballeroso levantando la cortina “porque esa no es tarea para una dama” y ella atenta cocinando para él. Con noventa años,

 La abuela de Silvia, se despedía de las vecinas cuando se acercaba la hora de la vuelta del trabajo de su esposo: “Vuelve Nicola y se va a bañar.Tengo que ir a restregarle  la espalda”.

 

Dependencias recíprocas ?

En matrimonios que llevan relaciones prolongadas,  la pérdida del cónyuge suele poner en evidencia dichas dependencias.

Mónica: “Todo es mi papá.No se sabe que es lo que tiene en la cabeza, porque todo es nombrarlo a él, remitirse a él”.

Stella: “Mientras vivía lo agredía y ahora se la pasa hablando de él. No tiene otro tema”.

Adriana: Cuando el esposo estaba enfermo no aceptaba la posibilidad de internarlo, en la idea de que si lo llevaban de la casa, donde ella lo atendía, no volvería. No aceptó criterios que prescribían la internación para intentar otros recursos. Así, no se le evitaron sufrimientos al paciente. Ella sostuvo el intento de mejorarlo con masajes, calmantes, bolsa de hielo mientras él resistía, pero  se agravaba. Su actitud era de negar la situación, aterrada de que lo  llevaran, por la dependencia que la dejaría en la orfandad, por no haber desarrollado una mínima autonomía.

La historia más trágica: la de una pareja que terminó en el homicidio de ella y su suicidio cuando ella le planteó que se había  enamorado de otra persona.Tenían 32 y 34 años y un hijo de 6.  Lo singular es que a los 28 ella había padecido cáncer . El había dicho entonces, cuando supieron el diagnóstico, “Si ella muere, yo me mato”. Ella no murió por su enfermedad, pero él la mató por su confesión, que implicaba no amarlo ya.

Otra pareja  vivió toda su vida juntos: desde el Jardín de Infantes, a lo largo de la escolaridad primaria, secundaria. El cursó medicina y ella Idiomas. Se casaron al terminar los estudios y tuvieron tres hijos. Ellos se habían juramentado que si uno de los dos moría, el sobreviviente se mataría. Pero cuando él murió, a los 70 años, ella sintió que no podía cumplir lo pactado: una de sus hijas estaba embarazada, y sintió que le iba a ocasionar un dolor inconsolable, y que además, ella quería vivir el nacimiento de su nieto y lo que viniera después.

 

3-FAMILIAS

De lo sencillo a lo complejo

Peso de las historias familiares

Gabriela relata: La casa de los padres fue construída en el terreno de los abuelos. El dormitorio de sus padres daba  sobre la medianera. Y el padre era convocado a desayunar cada mañana con su madre, con golpecitos  en la pared. Cada mañana.  Esa intromisión que resultó lesiva operó por acumulación. Tenía esa madre un vínculo posesivo con su hijo así como hostil con el marido. Tanto que alardeaba de agregar al mate que le cebaba ....basura.

Hay familias en las que pesa la historia de las abuelas contrapuestas. Eva contaba a su abuela paterna como modelo por lo vital, en tanto que la abuela materna tenía una actitud quejosa y reprochante. Ella sentía el peso de su insatisfacción y en cambio era muy estimulante compartir con la otra, por su alegría.

Analía comentaba un linaje familiar en que la  sensibilidad extrema ponía dificultades en resolver la cotidianidad : ella, su padre, una sobrina, vivían cada experiencia como en carne viva, y les resultaba complicado  hasta lo más sencillo.

También fueron familias que trajeron la complejidad en su conformación por el ensamble de hijos de anteriores relaciones que debían compatibilizar en una convivencia a gestionar. Gestión que en ocasiones costaba, aún con buena voluntad. ( Florencia., Elena)

EN LO COTIDIANO: CAMBIOS EN LA CONFORMACIÓN DE LAS FAMILIAS

En la conformación de dichas familias a veces se ha desafiado a lograr aprendizajes: Margarita y su mamá, celebrando, como sorpresa en el desayuno, el cumple de uno de los medio hermanos, hijo del primer matrimonio de su papá.

El niño de Erika en relación afectuosa con la ex esposa de su papá.

Así, una diversidad de familias: ensambladas, uniparentales, de hijos de dos padres, o de dos  madres han dado su testimonio.

Situaciones originales como las de un  nuevo esposo que se hace cargo de los niños, con una responsabilidad que no asume el padre biológico.

Familias con una conformación novedosa:  Cristina relata que sus hijos fueron dejando la casa en que crecieron. Dos se mudaron juntos y la tercera se les unió después. Ella quedó libre de la responsabilidad de asistirlos pero con la alegría de visitarlos. El padre, que había constituido una nueva pareja enviudó. Allí solicitó a los hijos  ir a vivir con ellos.

En otro caso un joven recibió en su casa al hermano de su novia. Compartían gastos y distribuían las tareas. Siguieron con ese arreglo aún cuando el noviazgo no continuó y se complejizó más cuando el padre de su exnovia se sumó al grupo.

Así registramos desde las miradas más conservadoras a las más innovadoras.

Para la suegra de Ceci, que la primera esposa de Juan y ella estuvieran juntas compartiendo la despedida de vacaciones, de uno de los hijos de ese primer matrimonio era algo inaceptable. Decía que esa situación en que las dos  podían estar juntas le “daba asco”. Pero los dos hijos del primer matrimonio y la niña del segundo tenían muy buena relación.

En cambio María estuvo dispuesta a llevar a su sobrina a la presentación de danza de su media hermana ( de un segundo matrimonio del padre) y se acompañó con la hija de la tercera compañera de éste,  que tiene  su edad.

En la fiesta de casamiento de Marcela,  resuelven el conflicto de lugares, disponiendo en la mesa principal a todos los hermanos, mediohermanos y hermanastros. Se decide como modo  más armonioso. Son 9.

 

Cambios en la idea de Disciplina y en la de Comunicación

Está en crisis la diferencia en la jerarquía que se asigna en distintas generaciones. Las normativas convencionales han sido revisadas con la puesta en duda de la obediencia acrítica y en favor de una mayor importancia a la autonomía de los niños y al respeto recíproco.

Jorge, el “peor del grado” y sus éxitos económicos dan cuenta de ello. Es el que logró empresas en Argentina y en otros países, acredita  propiedades y cuatro bodas. Para una mirada convencional, se diría que fue exitoso. Lo paradójico es que por su condición de travieso, fue el único niño en que se cumplió la amenaza de “te voy a poner pupilo”, máxima penalidad de aquellos años.

También  único el caso de Ana, en que fue  desheredada formalmente  por sus padres ricos (Opus Dei) como castigo por casarse con un judío divorciado y padre a cargo de dos niños. Hasta donde supe, sostuvo la unión en armonía, contradiciendo previsiones funestas.

Estos sucesos ponen en jaque la idea de la obediencia como una virtud. Planteo de una ética de la sumisión, postulada por la “Santa Obediencia”  en las religiones y la “Obediencia debida” en las Fuerzas Armadas. Derrotar esa rebeldía parecía tradicionalmente, preparar para la vida.  Educar en la sumisión, es vista hoy, una forma contradictoria y equívoca.

No obstante los cambios coexisten con  una desaprobación,ligada a miradas tradicionales

De una vieja tía : que el novio bese a la novia en sus 15, era inapropiado. De que el novio se quede durmiendo en casa de la novia, directamente  impensable

En un caso había una desaprobación de relaciones prematrimoniales por parte del padre (adúltero y luego divorciado)

En otro una férrea oposición a la  separación de una hija, por una madre en conyugalidad violenta en su propio matrimonio.

Una abuela seguía sintiendo el embarazo soltera de su nieta como deshonor

Obstaculizar

Ha sucedido, con menos frecuencia, a medida que cambiaron las costumbres, que los acercamientos amorosos de los jóvenes pudieran ser objetados por las familias, por diferencias:

De clase: recuerdo una pareja en un conflicto porque sus familias vivían en diferentes sectores del pueblo. La casa de ella estaba “del otro lado de la vía”, y eso parecía  hacer obstáculo, aunque eran compañeros de curso.

Por diferencia de raza, en la preocupación de una madre, por el  vínculo de su hija con un caribeño mulato.

De religión: Padres Opus Dei a unión de hija con judío divorciado (los padres la desheredaron)

Por la relación homosexual (de Andrea  y Betiana)

Por diferencias de edad: Sara y su esposo (se conocieron a los 12 de él y 17 de ella. Se casaron a los 23 y 28. Tuvieron 4 hijos) pese a la oposición de las dos familias.

Abuelos de Lía. Se casaron cuando ella tenía 30 y el 20, con gran escándalo y resistencia. Vivieron juntos. Cuando él murió de 80, ella de 90 quedó inconsolable

EN LO LO COTIDIANO:  TRABAJO DOMÉSTICO

La asignación de estas tareas a las mujeres, ineludible para generaciones anteriores  está siendo replanteada.

Emilia recibe mensaje de su tío: “Llevo un vino patero, factura y una torta a cambio de baño limpio”. Le recomiendan dejar  mensaje al tío: “Tomá : aquí te dejé CIF, lavandina y esponja” en un cartelito con florcitas, para atenuar .

Viviana y la cafetera sucia del Politécnico:  le sugirieron lavarla y ella se puso a reír. Y por su posición sobre estos temas espinosos fue descripta por sus compañeros, como una “mujer brava”.

Empleadas

En algunos casos tratadas como familia: Delma que hizo amistad con su vecina. Vecina a la que, años después quedó confiado  el cuidado de sus niños

Graciela  que encuentra en su empleada de años, Susana su amiga y confidente.

Familia de Verónica con Margarita y con Vicenta, a quienes acogen, y a quienes incluyen .

Cuando Mariela plantea que va a dejar la casa paterna, para ir a vivir con su pareja, se crea una situación en que todos expresan sus sentimientos. El padre se confiesa desolado, por el paso del tiempo. La madre comenta que es toda una decisión, una de las abuelas dice que no pudo dormir, la otra lloriquea, es la empleada la que pone la voz del sentido común: “Le voy a preparar milanesas, arrollado y pastel de carne, para que los frize en su nueva casa”.

En otros tratadas como siervas: la madre de Mónica dejando encerrada bajo llave a la empleada. La de Stella, censurando el escote de la más joven. Le arrojó enojada a la empleada,  la comida que ésta le acercó, a la cara.

La madre de Analía : “Qué sucio está todo! No podés tomar a alguien que te ayude?

Como soluciones atípicas:

Alejandra tomó un empleado varón para cuidado de los niños. Pero al tiempo supo que había iniciado una relación con su esposo.

Otra tiene a su tío a cargo de limpieza y mantenimiento de la casa.

Delma contaba con un muchacho que se instaló en el campo, con los padres y además de atender la casa hacía de enfermero del padre

 

LOS DESPOTISMOS PATERNOS

HOMBRES

Familia y patriarcado

En el film “Con los ojos cerrados” (Francesca Archibugui) el personaje paterno dirige con despotismo, las vidas de hijos, siervos y dispone las castraciones de los animales (aún de los domésticos) y el destino de quienes lo rodean.

En la clínica: el hermano del odontólogo que me consulta, se suicida por su  dificultad en asumir su homosexualidad. Las humillaciones que recibió de niño fueron enormes. La madre se refiere  a  su muerte, sin nombrarla, como “una gran desgracia”.

El padre de cinco hijos, comerciante de zona sur (verdulería que atiende la familia) ejerce una gran presión haciendo  referencia a la dependencia económica de los hijos, que trabajan con él. Uno de ellos se suicidó hace un año. No hubo en esos padres despóticos capacidad de replantearse su actitud.

Diferentes familias. Diferente pertenencia socioeconómica y cultural. El mismo despotismo.

Otros hombres despóticos no casados ejercían su dominio sobre hermanos y sobrinos. El más representativo fue Ceferino  (nombre del abuelo, primer varón) y sus 300 propiedades.

Conflictiva del trabajo en el negocio familiar                                          

En la empresa de  repuestos del padre (Lionel), en la fábrica de tubos de cemento (Alberto ), en la distribuidora de juntas (Pepe ) la existencia de ese espacio resultó en  un impedimento para elegir con libertad las propias metas. Son hijos en que se juega la gratitud por el legado y al mismo tiempo el peso por la carga que implica.

La tarea de administradora de los bienes del padre (María Luz) o del esposo (María Julia) como inhibiendo las chances de explorar sus propias posibilidades. De  Mónica comprometiendo a sus hijos en la atención de las cabinas. 

Padres ausentes

Puede subrayarse que “brillan por su ausencia”. Y convocan una serie de afectos contradictorios, en que suele prevalecer el resentimiento por su falta.

De Graciela : Él dijo: “Yo a Usted no la conozco señorita”.  “Y lo que me hizo sentir es que los desaparecidos de la Dictadura no son los únicos.  Yo fui desaparecida para él”

Daniela  “Yo no le interesaba. No sabía si yo estaba viva o muerta”.

Julia : “Dejé de verlo a los 8 años. Quedó en los E.E. U.U.”

Pilar : “Su padre estuvo ausente hasta que enfermó. Pidió perdón a las hijas que había abandonado”.

Un padre que se fue el día que su hija se casó. No volvió. Ese día es el que había estado esperando. Tuvo otro matrimonio y un hijo. Fue paradójico que ella lo conociera como alumno, muchos años después.

El área del trabajo

Convengamos que la identidad masculina, encuentra en su desempeño laboral y en sus logros económicos un fuerte asidero. Pero lo singular ha sido, el surgimiento en estos años de nuevas formas de insertarse.

Trabajos no convencionales innovadores:

 Me siguen asombrando: instalar Cabinas, abrir canchas de paddle, una guardería náutica, o una casa de fiestas. Poner en  alquiler camiones a COTO, poner a trabajar taxis. O dedicarse a la venta productos eróticos.

Un experto en Ciencias agrarias: se dedicó a la implementación de un campo para jugar criquet para niños de una Villa.

Un Arquitecto se especializó en el montaje y cuidado de canchas de golf.

Un Musicoterapéuta tomó dirección de orquesta del barrio toba.

 

Hombres:  Amores

Es notoria, para la mayoría de los varones, la dificultad en el registro del significado de los vínculos amorosos. Así se ve en diferentes ocasiones , el hecho de no advertir y de no incluir como violencia la manipulación de  tiempo y energías de la eventual pareja. Otra forma frecuente es reducir la forma en que conciben la violencia a sus formas más extremas. Y ni sospechar ni  entender como tales, la trampa  y la traición a la palabra comprometida. “No soy violento!” afirmaba convencido Víctor cuando su esposa decidió dejarlo al conocer su infidelidad prolongada. No podía entender dicha infidelidad  como violencia.

En la misma línea de reflexiones, suelen ser exigentes en el cumplimiento de la fidelidad a la palabra dada en el terreno de la amistad. La lealtad entre amigos, es sumamente valorada.

En cambio con desconocidos...Conocí  una situación singular en un joven, que se enamoró al ver la fotografía de la que sentía: “Iba a ser el amor de mi vida” Pero sucedió que la joven ya estaba comprometida. Entonces, me relata, se puso a la tarea de la conquista. ¿Cómo? “Convenciéndola que yo era  mejor opción.   Hasta que me aceptó”                                                        

De los varones de este tiempo puede registrarse que quedan en precariedad si enviudan, ya mayores, y después de haber sido asistidos en matrimonios tradicionales. Esperan cuidados en sus nuevos vínculos. Eduardo no se aviene a compromisos, pero espera que Ias mujeres con que se vinculan, se adecúen a un modelo convencional de feminidad.

También hemos registrado la turbación de varones cuando son desdeñados, en favor a otro/a: Ricardo porque la joven que él amaba le dijo que ella era homosexual.

Néstor cuando su amante le dijo que había iniciado una relación con otro: “Y el otro era un huérfano, mecánico, casi indigente”.

Inseguros como José en celos retrospectivos respecto a su esposa (fantaseando que pudo significarle aquel encuentro en el pasado en que ella amó a otro.

Walter perturbado por los prolegómenos de la relación sexual,planteándose si son “correctos”

Y en otra generación, Cristian refiriéndose con desenfado a genitales femeninos.

Un sacerdote (Padre Marcelo) expresando con valentía sus escrúpulos para escuchar consultas de matrimonios por su desconocimiento del tema.

Y como desopilante el comentario de Juan Alberto, cuando me relataba un apasionado encuentro y dijo:  “Me parece que con lo que le cuento, usted aprende”.

 

Padres

 

Aunque el nacimiento de los hijos varones implica  una fuerte confirmación, los padres suelen relatar que despiertan a un universo desconocido, cuando nacen sus niñitas.

 Marcos cuenta que pudo conectarse con la idea de una nueva paternidad, cuando en la primera  ecografía, tuvo el registro en imágenes de su hija. Desde ese momento algo en él, hizo “click” y pudo empezar a incorporarla a su mundo. Así, cuando esperaba a su primera hija, por primera vez en su vida,  deseó salir  de su introversión y parquedad y aprender a comunicarse. “Fue la primera persona con la que  yo quisiera hacerlo”

 Jorge relataba deslumbrado que “Yo, de pibe, me la pasaba pidiendo chicas. Pero antes de Sofía, no sabía que pedía, cuando pedía chicas”. Nunca había podido pensarse desde el lugar que ella inauguró, después de dos hijos varones.

 José  también fue muy explícito: “No recuerdo como era mi vida antes”. También se  refiere a   la desolación cuando “Esa bebita que sostenía con una sola mano, de pronto creció y no lo puedo creer: ¡ya usa corpiño!”

Juan  expresa sus sentimientos  en su  poesía a Julieta. (*)

Hubo el que cuando su hija de 14 se puso de novia, estuvo tres noches sin poder dormir.

Y el que fingía mirar T.V. para que no se le notaran las lágrimas, cuando le anunciaron la boda.

Y desde el otro lugar, las hijas de padres en su final, refieren despedidas sentidas y emocionadas. Stella contaba que en sus últimos días, el padre molesto con las visitas, fingía dormir, pero que respondía apretándole la mano cuando era ella la que se acercaba.  

 Beatriz  lo cuidaba esa noche, y antes de morir él  le pidió que lo abrazara, ella se preguntó por qué y él respondió : “Porque me estoy muriendo” y así  falleció.

Andrea se acostó a su lado y lo abrazó. Le dijo que sabía que  él  la había querido más que a nadie. Él asintió antes de morir.

 Analía refiere que el padre se mostraba consternado cuando ella discutía con su madre. Y aunque trataba de no intervenir, alguna oportunidad le dijo: “Es que a ella la conocí antes…” frase de una ambigüedad enorme...

Así a veces esa relación de las hijas con el padre pone en evidencia las fracturas en la relación de éste con la madre. Y el conflicto entre ellas se hacen más evidentes si el padre que siempre amortiguó fricciones, muere.

También suelen escucharse  críticas muy ácidas cuando el padre, en caso de estar separado, inaugura nuevos vínculos. La enemistad con nuevas relaciones, puede  incluir  competencia y celos:

“Cuando vendió la bragueta, dejó de estar presente”, contaba María respecto a una nueva unión, ventajosa en lo económico y profesional, para su padre.

Y Flor contaba: “Se nota cuando está con esa mina … Se nota porque cuando está  “enconchado”  desaparece. Todo el lugar a se lo da a “esa”  y no viene a vernos”.

Así, una relación con matices que van de lo idílico a lo tormentoso, suele abundar en el relato tanto de padres como de hijas, en este patriarcado con tanta historia y tantos avatares.

 Es claro que la primera noción de masculinidad viene encarnada en ese primer hombre que va a delinear  las formas en que  esta masculinidad quede  inscripta. Y que va a sentar las bases en la construcción del modelo vincular del que se parta en los futuros intercambios, en las futuras relaciones con varones que vaya a transitar.

Hay relaciones con el padre que  permean y atraviesan de tal modo  todas las circunstancias de la vida de esas hijas, que parecieran que no llegaran a alcanzar una autonomía económica y emocional. Es el caso de una protección llevada tan lejos como para convertirse en obstáculo a los propios crecimientos.

Juegan papeles importantes siempre. Ausentes (como el de Graciela: “Yo a usted no la conozco, señorita”) o sobreprotectores como Jorge (visitando el campamento a hurtadillas) , Rodolfo (oponiéndose a las salidas) o el padre de Ana, que en su primera salida, pasó por la puerta del boliche. Y hubo el que cuando su hija de catorce años empezó a noviar estuvo alterado, tres noches sin poder dormir.

Otro se cuestionaba pasar a la bebé del lecho que compartía con los padres a la cuna con la pena de preguntarse: “¿Y si se cree que no la queremos?”

Otro asumía la responsabilidad no solo  de la hija de su primer matrimonio, y del segundo. También se hacía cargo de la hija de su tercera esposa.

Otro que tenía ocho hijos, a los  extramatrimoniales los sostenía en lo económico, pero no los inscribía con su apellido.

Al fin, un tercero, que tuvo simultáneamente hijos de dos mujeres, los inscribió no solo con su apellido, sino también  con el mismo  nombre.

Experiencias . Inexplicables?

En dos casos los padres registraron los riesgos corridos por sus hijas, sin que mediaran datos.

Uno cuando al perderla de vista corrió hacia ella y fue directamente a un pozo en un baldío al que estaba cayendo y la alcanzó a tomar e izarla del cabello.

Otro cuando sintió golpes en la puerta, se levantó a abrir,pero no había nadie. Esto se repitió otra vez. La siguiente lo confrontó con un agente que venía a avisarle de un accidente sucedido a su hija.

Negligencias de hombres solos

Como forma de castigo o como expresión de infantilidad?

El ex de Bety, dejo caer hasta las ruinas la casa  familiar cuando ella lo dejó viviendo en ella con las hijas. No pagó más impuestos ni servicios. Tampoco reparó lo que se deterioraba.

Angel  no limpió y reemplazó con trozos de manguera la roturas en las canillas, después de la separación.

Héctor, en el cuarto de  baño dispuso un balde y una manguera para reemplazar artefactos averiados.

Todos ellos como confirmando el supuesto de la casa como ámbito de lo femenino.

NIÑOS Y NIÑAS

Sus respuestas ingeniosas merecen atención. Bautista subiendo al taxi: “Muchacho, llévame de Natacha”. El padre le dice para recordarle buenos modales: “¿Cómo?”. Y él: “Ah,  muchacho, por favor, llévame de Natacha”. (Sin decir la dirección)

Tenía que hacer una reflexión en relación al Lavatorio de los pies, en Semana Santa, sobre el significado que tiene la ceremonia. Cuando tuvo que contestar dijo: “Y…tendrían las patas sucias!”

Había creado un juego, en que un compañero que hacía de pescador, lo llevaba con el dedo en la comisura de la boca como si fuera un pescado. La maestra lo invitó a que fuera por las otras aulas mostrando el juego. Cuando volvieron en su sillita estaba sentado otro alumno. Entonces dijo, con toda corrección y usando todos los nombres: “Señorita Claudia Marcela, el niño Julio Cesar Roberto, me cagó la silla.”

El día de su cirugía (adenoides) le tomó a su mamá la cara con las dos manos  y acercando su cara a la de ella le dijo: “Mamá, no preocupes”

A la profesora de Inglés: “La felicito, señorita. Muy linda su clase, me gustó mucho”. (Jardín de 4 años)

También están quienes son claras y categóricas en sus pedidos. La niña que en casa de su amiguita dice a la madre, que las llama a merendar: “La próxima teneme un sandwich de salame”.

Otra encarga al volver : “Pinturitas, un taper, una tarjeta de cole”.

 

 La palabra y su valor en los niños/as

Aquiles a la salida del jardín estaba muy serio. Al ser indagado pudo decir: “Ahora no te voy a contar. Te voy a contar después, a la noche”.  Y en otra oportunidad, cuando él la notó preocupada dijo: “Contame que te pasa. Si no podés contarme todo, decime  los títulos por lo menos”.

Y la nieta de Cristina:  “Voy a tener que volver a pensar si me gusta el auto nuevo”.

 Agus  ante las preguntas de la madre, respecto a salidas  no quería responder. Ante la insistencia le dijo. ¿Tomándose su tiempo para procesar la experiencia? “No me preguntes ahora. Ya te voy a decir”.

“Puedo chochilear?” Gise de  5 años.  Ella habla de “Ovalú”mezcla de óvulo y útero, que da lugar al hermanito. Se preocupa por si hace pis y caca dentro de la panza. Aclara que este es hijo de la panza, pero que también hay hijos “por adicción”.

      

El niño escuchaba la explicación de que no había nacido de la mamá que lo cuidaba, que no había nacido de su panza. Y peguntó: “¿Y de la panza de papá?”

El niño, hijo de Florencia le dijo a Marcos, que había  iniciado una relación conflictiva con ella, y después de una reconciliación: “Te voy a dar un consejo: que empieces de cero con mi mamá.”

Nieto de G.: “A los animales no se les golpea, ni se les patea” Nooo! Luego de reflexionar agregó: “A los autos y los camiones tampoco. Noooo!”

Y Julián: “ Yo voy a tomar la teta hasta que quiera, hasta los 100 años, porque soy muy hevy y muy jodido!” Contestó así al argumento de su madre: “Si vos sos grande para elegir  dibujos ver en Foxs Kits es que ya no sos chico como para tomar la teta. Si sos grande para una cosa , sos grande para la otra”.

Bautista estimulado y festejado cuando pasó de la pelela al inodoro, pidió en la escuela (Jardín) ir al baño. Lo acompañó una auxiliar, como era costumbre.  Y una vez logrado su cometido se puso a aplaudir  al grito de : “Viva campeón, viva campeón!”

Lágrimas en los niños/as:

Sofía: “Se me cayeron dos lágrimas” en la piyamada.  “Quiero ir sin lágrimas a la escuela”, hijo de Graciela D., “Lloré para adentro”, hijo de Sergio H. por maltrato de un compañero.

Hijos en medio en colecho : María Julia, Paula I., Madre escolar, Andre y D. A la propuesta  de pasarla a la cuna, el padre de Gina no se resigna.

Este cuidado de los hijos, se acentúa en la actualidad, en relación a cuestiones de seguridad, que no posibilitan el despliegue de niños y niñas tal como se daba en generaciones anteriores. Así hasta la preadolescencia, es frecuente que sean los padres y madres los que llevan y traen a sus hijos de la escuela y las actividades complementarias. Es usual que niñas y niños tampoco queden solos en la casa, sin supervisión de adultos. Hay un cambio profundo en el registro del mundo exterior. La calle pasa a ser significada de otro modo: ya no como lugar de juegos, sino de riesgos y  acotado por mil recomendaciones. El manejarse en la cotidianidad para transitarla, va exigiendo un entrenamiento diferido, como el del uso de colectivos y hasta del  ascensor !

Jóvenes (según la madurez  o el grado de involucramiento)

Tal vez resultado del  individualismo o los criterios de promoción personal a todo costo,  hemos encontrado más dificultades en la participación en cuestiones familiares. Hay menor  disponibilidad que implique renuncias a las propias cuestiones. Pareciera ésta una generación con menos entrenamiento en ello. (Leo cuando enfermó su madre, no se pudo acercar, Mabel cuando diagnosticaron a su padre tampoco.  Como si el registro de la enfermedad, el deterioro y la muerte no pudieran ser incorporado. Yanina planteó explícitamente que no iba a alterar su vida y sus rutinas por el cuadro de invalidez de su padre)

MUJERES           

Nombre y apellido

Hubo quienes con la revisión de su historia asumieron  sus  nombres, desde un lugar de reconocimiento a  dimensiones no valoradas antes: Nancy empezó a utilizar  María,su segundo nombre  después de los 50 años y de hechos conmocionantes (Divorcio de su largo matrimonio, publicación de sus libros).

 Marilina siempre se había hecho llamar así. Era una síntesis de su nombre  verdadero:  María Isolina, el de su abuela. Pudo hacerlo  a partir de haberse cuestionado su rol en la familia de origen y sus proyectos a futuro.

En esta última generación se registra un aumento en el número de mujeres que tomaron las riendas de su vida, asumieron la responsabilidad de la economía. Son quienes dejaron la casa de los padres y se fueron a crear sus propios espacios. En algunos casos, sus compañeros han sido incluidos en la convivencia: Cecilia P. (casi a término de su embarazo el novio fue a su lado), Claudia C. que habitaba su departamento cuando inició relación con quien sería su esposo. Paula I. también ya vivía fuera de la casa paterna cuando conoció al que sería su compañero. Del mismo modo Ayelén antes del encuentro era autónoma e independiente. Todos ellos, sus compañeros, vivían aún con sus familias de origen.

También es frecuente la intervención de padres proveedores de algunas jóvenes, que organizan su estilo de vida, en función de esta cuestión, (Emilia, Daniela, Paula, María Luz). Esto crea la contradictoria situación de tener  que atender a las normativas paternas, en este caso restando autonomía. (a la inversa del primer grupo, en que los logros fueron obtenidos por las protagonistas)

Aún en mujeres adultas, en donde los crecimientos continúan sin pausa, y que pueden plantearse reflexiones valiosísimas, como ésta: “Yo no estaba despierta, y no estaba parada. Por eso me pasaron muchas cosas. Ahora se que tengo que salirme de ese  lugar…Si me  pude construir  a mí misma a partir de los huesos, cuando murió mi esposo, voy a poder también hacerlo y cantando.”

Las cuestiones estéticas

Estos últimos años han significado un cambio importante en el lugar otorgado al uso de cirugías de embellecimiento. El registro de estas cirugías pasa a incorporarse desde una aceptación mayor en las más jóvenes. Respecto a las mujeres mayores prevalece una cierta discreción, en que el empleo de siliconas, botox, operación de párpados, relleno de labios, agrandamiento o reducción de senos, glúteos, caderas, suele ocultarse. En torno a estos blasones de feminidad convencional es posible que la competencia en relación a la belleza,  disminuya la prudencia. Cuánta rivalidad puede poner en marcha la tarea emprendida para ser bella? Y además cuánta rivalidad previa está expresando!

Complementariamente a esto, la aparición de la mujer bella, que en el transcurso del tratamiento adelgazó 20 kilos, fue una experiencia significativa. Afrontaba el duelo de su hermano y su esposo y del padre de su esposo, fallecidos en el término de semanas uno de otro. Significaba un esfuerzo emocional procesar un nuevo modo de funcionamiento, desde el dolor y desamparo iniciales. Fue como si fuera apareciendo, consulta tras consulta, una nueva persona que ganaba fuerza y perdía volumen. Se hicieron visibles los rasgos ocultos por el sobrepeso.

Livia , con la espalda cargada y dolorida y triste, consulta al traumatólogo que dice : “ La columna está bien, lo que tenés jorobada es la vida”. (Había consultado perseguida por el recuerdo de una tía que era tan jorobada, que cuando murió la tuvieron que colocar de costado en el ataúd).

Amor y erotismo

El embellecimiento a cualquier costo funciona como el precio a pagar en el anhelo de ser amada, de ser deseada. Anhelos  jerarquizados en exceso? Ya vimos la importancia otorgada al establecimiento de un vínculo amoroso, en torno al cual, y como secundarios ha sido muy frecuente que las mujeres construyeran sus otros proyectos, devaluados desde el inicio.

Trabajos

La tarea docente como la que es prevaleciente en mis consultantes, me pone en contacto con problemáticas específicas.

Así, encontré  relatos respecto al ejercicio profesional que me resultaron convocantes. El trabajo en escuelas de la periferia  como fue el caso de varias de las docentes, me permitió valorar:

 La tolerancia y sabiduría de  María Elena Interpretando la desaparición de materiales como transgresión, pero sin denunciarla para  poder seguir con el grupo.

La valentía de Patricia, para afrontar el pedido de “peaje” del grupo de los “bravos”antes de llegar a la escuela.

La reflexión de Mary y sus alumnas sin aspiraciones, porque no se animaban a soñar  y que ella quería alentar para que siguieran estudiando.

La preocupación de Mercedes por las sanciones a sus “alumnos con  gorrito” en escuela nocturna, que ella apoyaba para que no desertaran.

Preocupación similar a la de Andrea, tres  turnos, cuatro escuelas, diversos ciclos. Porque al internarse en Las Flores, sabía que con sus clases de Arte, les abría a sus alumnas una pequeñita posibilidad de otro mundo.

 

Además de acompañar su empeño en las tareas en que se comprometían, pude apoyar      otros intentos de obtener autonomía.

Por ejemplo, obtener su Licencia de conducir  : Verónica, Loli, Andrea (¡)Marta I. (simultáneamente a su embarazo anhelado)

Potenciar los esfuerzos para comprar o alquilar vivienda, a partir de sus trabajos y con sus propios recursos (Viviana, Eva)

También fui testigo de un  hecho : el de que mujeres que realizan actividades significativas en lo profesional, muchas veces no encuentran lugar  en la casa para situar su espacio de trabajo.

El caso más notable que escuché el de una contadora que tenía en el balcón cerrado su escritorio y una estantería con biblioratos y en el lavadero, al otro extremo del departamento, su computadora. Entre ambos el comedor con la mesa en la que trabajaba, y la cocina por los que debía desplazarse, de una a otra punta del departamento.

Los miedos y el resentimiento

En el transcurso de las consultas, he  escuchado acerca de miedos que impotentizan. Que no permiten adquirir  destrezas: aprender a nadar, a andar en bicicleta, a conducir un auto, a cursar el secundario. Que privan a las mujeres de continuar una carrera, superar un aplazo, perseverar en un trabajo.

Que les impiden ganar la calle, ganarse la vida, dar la cara. Proteger a otro. (Sara,  Clelia, Leonor,Mabel)

También he oído en otras del resentimiento que vampiriza energías y oscurece proyectos. (Clelia, madres de S.S., G.M., Andrea A.)

 

MADRES

I - Un interrogante feroz

"El papel de la madre es el deseo de la madre. Esto es capital. El deseo de la madre no es algo que pueda soportarse tal cual, que pueda resultarles indiferente. Siempre produce estragos. Es estar dentro de la boca de un cocodrilo, eso es la madre. No se sabe qué mosca puede llegar a picarle de repente y va y cierra la boca. Eso es el deseo de la madre...Entonces, traté de explicar que había algo tranquilizador...Hay un palo, de piedra por supuesto, que está ahí, en potencia, en la boca, y eso la contiene, la traba. Es lo que se llama el falo. Es el palo que te protege si, de repente, eso se cierra"

Jacques, Lacan, Seminario 17, El reverso del psicoanálisis,

 

Me pregunto, a la luz de los condicionamientos del patriarcado,  cuántos de los ajustes de cuentas que las mujeres tenemos pendientes con nuestras madres, son las que hacen también a las relaciones con nuestras hijas. A aquellos encuentros y desencuentros que jalonan nuestras historias

Algunas madres entraron en competencia siniestra con sus hijas, cuando estas eran muy festejadas por el padre. Padre que en la fascinación por la niña las hacía sentirse desplazadas.

Y en el extremo más dramático están las que no pudieron  maternar a sus hijas mujeres y despertaron a una envidiosa hostilidad cuando debieron dejar la  posta de líderes de lo femenino en cuestión. (María hostigada por el resentimiento de  la madre  y por la envidia envenenada de la amante de su padre, ambas mujeres parecían no soportar  el vínculo que ella  tenía con su padre, y literalmente se lo expresaban)

En otro orden, hay madres que no pudieron escuchar necesidades y  funcionar como modelos y soportes de sus hijas. Que llegaron a la negación de  situaciones abusivas padecidas por éstas en el hogar. Optaron por descreer de sus hijas, para preservar libre de sospechas al hombre del que estaban ¿enamoradas? (Nora Das Biaggio: “Figuras de la madre, fondos de lo materno”)

El drama del abuso se despliega en todas las clases sociales. Un caso del que tuve datos fue el de una adolescente abusada por el ginecólogo de las mujeres de su familia. Familia de nivel socio económico  alto. Cuando contó a su madre lo sucedido, ella se perturbó y consultó a un sacerdote.  De la conversación  surgió que decidieron acallar  el tema y lo que la joven sintió fue la traición a su dolor y fue como si ambos justificaran al médico en cuestión. Una actitud sentida como ignorar lo padecido  por la adolescente.

Hay madres que  delegaron a abuelas, tías u otras sustitutas los cuidados. Una consultante lo planteó en estos términos: “Cuando yo tenía dos meses murió mi hermanita mayor. Y mi mamá se sumergió en un duelo sin fin. Tuvo que elegir y optó por mi hermanita. A mí me abarajó una tía, si no hubiera sido así…”

Presencia y ausencia maternas

Entre los modos de llamar a la madre, encontré diversas formas.

 Uno de los vínculos más difíciles de los que tenga registro es el de una mujer que a su madre: la llamaba “la Innombrable”.

En el otro extremo escuché el desconsuelo de la que recordaba “que no tenía a quien llamar mamá”. Había sido ubicada al año con  la abuela, y si bien esta era afectuosa, no lograba colmar sus anhelos.

Otra niña, criada  en convivencia con su mamá, su abuela y una tía, y que así tenía figura materna por partida triple, había encontrado la manera de  llamarlas: “Ma” , “Maá” y “Mamá”.     

Y hubo otra quien relataba que su mamá trabajaba en la Universidad muchas horas, era la proveedora y sostén económico de la familia. También la que vigilaba las tareas y ponía orden. Pero que una tía abuela muy cariñosa quedaba al cuidado de los niños y se ocupaba de los quehaceres hogareños. Y que todavía, había una abuela materna que se disponía para los paseos y la recreación. Con ellas tres, sentía colmadas todos sus deseos.   

Pero no es frecuente encontrar tal armonía como en estos dos casos.                      

Existe un momento de especial desafío para el vínculo que es el despertar  a  la  sexualidad en las hijas que según los casos se procesa de diversa manera. Desde el rechazo rencoroso y vigilante, en la que empezó a llamarla  “putita temprana”, como era en un caso, al otro extremo con una aceptación  celebratoria, del advenimiento de esa dimensión de la feminidad. Una madre lo describió así: “Es lo más maravilloso que vayas a vivir”

El embarazo en las hijas es un momento de la relación muy revelador del modo en que se haya procesado en la propia experiencia. Se ha descripto la depresión de posparto y las psicosis puerperales, en las protagonistas,  pero creo que debiera consignarse el efecto desestabilizador en muchas madres del embarazo  y frente a la maternidad de sus hijas. Uno de esos efectos está relatado en “Arbol de familia” por  María Rosa Lojo, cuya madre se suicidó una semana antes de que ella tuviera a su primer hijo. Había sido una mujer bellísima que no soportó el paso del tiempo y la declinación. ¿Qué debió significarle ese acontecimiento de la plenitud de su hija, para que no midiera el daño que infligía con su muerte?

Otra refería el proceso de progresiva  psicosis de su madre, cuando ella quedó embarazada y a medida que este embarazo avanzaba. Es un “Lamento andante” decía la joven de ella,  sin poder sustraerse a sus quejas y demandas. Recordaba que a la vuelta de unas  vacaciones, y por una demora en la ruta, la madre asoció trágicamente esa situación,  a los trenes del Holocausto.

 Y al mismo tiempo se figuraba partícipe del embarazo de su hija, solicitando una participación abusiva por lo avasallante. “¡Cómo va a querer este nene a su abuela!” Y ella, la verdadera gestante, temblaba por la cualidad vampirizante de ese amor.

Otra relataba la hostilidad de la pareja de su padre en esas circunstancias, que se expresó con agresiones que iban de lo sutil a lo grosero. Esa pareja se refirió a ella en un correo que dejó a la vista como a “La bruja preñada”. ¿Cuánto odio había detonado su embarazo en esa mujer, amante del padre?

Para las hijas perder a las madres cuando aún  funcionan como soporte subjetivo, dificulta otra solidez en la articulación personal. Si este soporte falla, la  propia construcción resulta afectada. Una consultante recordaba con angustia que su madre obnubilada dudaba en su última visita preguntándole: “¿Vos sos vos?” Y completaba con dolor: “Porque ella ya no era ella y eso me dejó a mí  en el aire”.

 Es porque en el patriarcado que referimos, la maternidad viene connotada de modos tan densos, que tal vez por ello suscite los comportamientos más extraños. La manera que coloca a las mujeres es en una conmoción que irradia hacia las otras para convocar adhesiones y envidias.  Complicidades y aversiones. Trae a las que fueron madres el recuerdo revivido de sus propias historias, y a las que no lo fueron, el interrogante por esa experiencia misteriosa, mágica, con algo de intransferible

Así: el embarazo produce las respuestas más primitivas en los familiares cercanos involucrados.

Hay quienes se sienten con derecho, como la madre que cuestionó el segundo embarazo, y dijo a su hija que traer otro hijo al mundo, era traerlo para ser desdichado, que no lo aprobaba y que no iba a celebrarlo.

Un padre cuya hija se embarazó soltera, y considerando esto muy disgustado, expresó su deseo de que no tuviera ese niño, que lo perdiera en un aborto y que quedara estéril (!!!).

En otra, la mujer del padre, en conflicto con la hija embarazada del primer matrimonio, le  deseó que naciera discapacitado.

Por parte de hermanas o amigas, también pueden suscitarse respuestas adversa: “Parecés una villera con esa panza. Me descompone verte darle de mamar”.

“No entiendo lo del instinto materno. Me debe faltar un gen”. Y es que el peso de tradición y costumbres se hace sentir.

Valgan estos ejemplos de personas adultas, que se comportan en esta situación desde una gran hostilidad. Hostilidad incomprensible si no se considera el profundo desafío que representa ese, que sin estar aún, ya esta. Sin haber llegado, va viniendo, Sin ser plenamente todavía, resignifica la vida de todos.

Las que se apoyan en la maternidad para vivir

La fuerza implícita en la gestación, irradia luego con el  recién nacido, a otras áreas. Para algunas  mujeres, acomoda las piezas del rompecabezas existencial. Escuché a una mujer inteligente, con logros profesionales innegables, comentar que la maternidad le permitió alcanzar una armonía desconocida, que atenuaba y desdibujaba los conflictos cotidianos.

Para una consultante fue una cuestión que aventó la depresión que solía abatirla. Y en un padre fue el sentimiento de que nunca más iba a estar tristemente solo.

Para una joven con fuertes componentes fóbicos, empujar el cochecito le permitíó transitar la temida calle. Era su sostén ante la angustia. En otras madres que se apoyan en la maternidad casi con exclusividad, para dar sentido a sus vidas, los gestos quedan en lo simbólico,  en ella  era el recurso concreto

Hay quien se sitúa a los hijos como referentes.  Mi hijo me dijo: “Mamá yo soy alto, pero no soy el chico más alto, y soy flaco, pero no soy el más flaco. En cambio vos sí sos la más loca del mundo.”  Y ella lo relataba dando crédito a lo humorístico de la  descripción.

Y otra que describe el vínculo con los hijos por oposición al desapegado que tuvo con sus padres : “Con mis hijos siento distinto.  Tan unidos a mí los siento, tuve la certeza de una presencia cuando me levanté después de hacer el amor y me miré en el espejo del baño. No estoy sola, me dije. Era Nicolás. Tenía una seguridad absoluta…”

 

ll  La hostilidad De madres feroces

Interdicciones a vivir con alegría

Para una generación de madres prescripciones y prohibiciones estuvieron ligadas a esa desvalorización del placer y a la inversa  jerarquización del sacrificio.

Hubo una madre descripta como antivida, como gris.

Era tal su actitud, consecuentemente represora, que reprochaba el  tomar sol, que censuraba  salir,  reír,  mirarse al espejo.(decía que en el fondo está el diablo, como amenaza para evitar la vanidad)

En el relato,  prohibía salir y  dejar desorden. También salir con ropa interior sucia o rota. No le permitía bañarse desnuda (debía hacerlo con camisolín o bombacha) , y se lo impedía  si estaba menstruando. De niña llegó a esconderle juguetes y presentarlos como nuevos. Peor, llegó a regalarlos sin consulta ni permiso. De adulta supo decirle: “Llená  tu casa de espinas, para que nadie venga”.

Podemos suponer que esta madre  expresaba sus propias frustraciones. Podemos imaginar que tuvo una vida desdichada.

En familias como estas: La presencia del padre suele moderar el antagonismo, mientras él está. Pero...

En esa interdicción y Volviendo a la boca del cocodrilo

La presencia del padre amortigua en estos casos la tensión subyacente. La interdicción a la voracidad materna descripta cae y sobreviene un desmoronamiento. Cuando falta el padre se destraba algo en el precario equilibrio, y estallan conflictos de difícil tramitación. (Estela C., Andrea A., S. Maris G., Silvia S,.Marcela M.)

Casos innegables :

1. Hubo una como extremo de esa posibilidad, que reprochaba a su hija el “haberle arruinado la vida” con la necesidad de internaciones , de niña, por sus crisis de asma. Ana decía de ella, su madre, que era una mujer “mala” que tenía una actitud dañina. Y que recordaba que en cada cumpleaños a raíz de sus reproches, terminaba llorando. La llamó “No madre”.

Cuando el padre falleció, entre ellas aumentó la mayor distancia. Y al cabo de años, cuando hubo de disponer de sus cenizas, pidió a la nieta (hija de Ana) que la acompañara para decidir qué hacer de ellas. Andrea tomó la tarea y decidió llevarlas al sector de la Feria de Artesanos en el que su padre exhibía sus pinturas.

Una reflexión interesante es la que surgió luego de este relato, cuando Ana pudo concluir que esas experiencias tuvieron el efecto de hacerla más fuerte, en la lucha por la vida.Era tan cruel que exigía a su hija que le pidiera perdón de rodillas.  Después de ese aprendizaje, la vida no podía ser peor.                                                

2.Marcos dice : “Yo la miro y me pregunto…¿puede ser que yo haya estado dentro de ésta mujer? ¿Que me haya dado del pecho?”  Relata que cuando tenía dos años él tomó kerosene, y ella lo dejó solo para ir a buscar un teléfono, para  preguntarle a una amiga qué hacer.(Vivían a pocas cuadras del Hospital Provincial)  En este cumpleaños de la hija mayor de Marcos (Cumplía 11) le regaló un frasquito de café (capuchino de vainilla) La niña se quedó sorprendida. Todos quedaron sorprendidos. Parecía un regalo bizarro. ¿Mezquino?

“No pagaba al dentista. Dejó de ir por la vergüenza y la humillación. Cuando tenía 14 años discutieron, lo echó de la casa y estuvo 20 días girando. Cuando el padre lo encontró le dijo que volviera. No se habló más de eso, ni del abuso de los 5 años, por un chico más grande, en que la madre le había pegado cuando supo.”

(Hay comportamientos consternados en las madres de niños abusados, que no dan una respuesta de protección.)

En este caso fue consistentemente rechazante con su hijo. Recientemente dijo, mirando unas viejas fotografías: “Esta son del tiempo en que Marcos todavía era hijo mío”.  Correlativa a ese sentimiento de ajenidad, cuenta su sorpresa viendo al hijo, y se pregunta: “ Y esta bestia estuvo dentro de mí?”

3.Stella Maris cuenta: “Me agota la relación con mi mamá. Yo soy su discordia. Desde que nací fui un conflicto para ella, celosa del vínculo con mi papá. Decía de mí “Es la luz de sus ojos”. Y no la puedo abrazar!” “No quiero que venga, me mira con odio. Me desespera cuando la saludo y me agarra, me quiero desprender!” “Me quedo de brazos cruzados después del saludo. Me siento enfrente para que no me agarre la mano como una trampa: ¡no se la puedo dejar!

Quiere que me quede con ella, siempre está disgustada con las empleadas, y cuando la llamo finge dormir para obligarme a volvera hablar. Dice: Vos tenés que insistir: “  porque para eso soy tu madre!” Le retiraba la palabra hasta que no insistía en disculparse.

Tampoco tengo privacidad, porque las empleadas saben mis horarios y movimientos. Saben si vengo a sesión y si salgo de viaje...no puedo desaparecer.”

4.María: “Vive muy encerrada y no tiene otra vida que no sea yo.”  “Vive sufriendo, no me quejo, tengo el nene que me dice mamana. ¡Qué me importa la “ mamana”  de allá!  La reprochante crónica. Me descompone, no tiene derecho...es de una destructividad “Como un cáncer que me carcome”Ese dolor lo voy a llevar dentro siempre. Y mi pá embrujado por S.”

 

5.Ema: “Ella está muerta y tengo que superar eso. ¿Qué? Voy a seguir llorando otros 10 años porque se murió mi mamá? La otra remuerta y ni sabe de mí. La noche que después supimos que  murió me fui a dormir con mi abuela, me pasé a su cama inquieta. Ella no había vuelto y eso era muy extraño. Llevaba dos anillos con nuestros nombres. Cuando vi las luces, era la policía. De ahí una pesadilla. ¿Cómo no se cuidó por nosotros? (Murió asesinada en un episodio confuso)

Antes yo me sentía diferente, era como una discapacidad de mi familia la muerte de mi mamá. Pero ahora estoy mejor, tengo familia, tengo apoyo. En el cumple, yo me puedo preparar la torta sola. Basta ya! Me siento capaz, antes era como que me faltaba una pierna. Ahora también, pero la pierna sana tiene la fuerza de las dos.”

 

6.Diana: “ Me siento tan poco tenida en cuenta por mis viejos. Soy entenada más que hija. Son indefendibles. Cuando estaba enferma, la llamaba y no venía. Soy como una hija de segunda. ¿Qué hacer con mi bronca cuando ellos dependan de mí? No siento gratitud.  Tampoco, no tienen en cuenta a los chicos, mis hijos. Y así, ni ellos tenía ganas de verlos. Mi mamá no se hace cargo de nada. Problemas de memoria, de asociación…Pero siempre fue así. No se puede ni angustiar. Una vez le dije, de adolescente:  ¡Nadie me quiere! Y ella contestó: “Debe ser horrible sentí eso!” “Y en una conversación: “Lo más terrible es que se muera al marido, si fuera un hijo, todavía…” “Hay un sedimento de dolor que siempre está. Esa sensación me va a acompañar hasta el día en que me muera?”

7, Está también aquella que llegaba oblicuamente, para indirectamente expresar su insatisfacción y sus demandas. “Ella con ese rictus...Como cuando dice: Pascua es importante! Y disfrutá de tu madre” . Es un chantaje lo que hace. El vínculo de Vale y su madre es tan imposible, que la llevó a desear no tener hijas. Después del nacimiento de Aldo, decidió no volver a embarazarse. Su argumento era: Una madre catastrófica no me habilita como madre”.

(Algo equivalente sucedió a Diego, enemistado y distanciado de su padre, temía respecto a su capacidad como padre de un varón. Como padre de su niña se había desenvuelto bien.

En ambos casos la experiencia previa (madre de un hijo, padre de una hija) no bastaron para atenuar la traba subjetiva para pensarse en situaciones que los remitían a sus propias experiencias catastróficas).

 

8. Delia relata: “ Para Navidad tengo que ir a verlos. Es como por obligación. Me dicen, aprovechá,vos que los tenés. Pero para los chicos es un bajón. Emanuel dijo, la abuela siempre está enferma,y el abuelo no sabe ni quien es.”

 

lll De la relación

Lo que generan: contrapuestos afectos, pero siempre la demanda

Los procesos de identificación siguen misteriosos circuitos. En unas la admiración: “A mi mamá le debieron poner pilas Duracell, en cambio a mí truchas, y se ve en el uso”.

En otras el desconsuelo: “Mi vida es un caos en decadencia. Me parezco a mi mamá. Si ya a los treinta me parezco tanto...Que triste!”

También en las madres operan afectos contrapuestos :  la envidia por los logros de la hija puede expresarse en  devaluarlos. En ocasión de la presentación de su libro, una hija preguntó por el malhumor de su madre, que se limitó a reponder: “¡Cosas mías!” ¿Envidiosa del logro de su hija?

Generan reproches: “No me enseñó, no me dio recursos para valerme.” A veces esto está ligado a una protección errada. Otros son reproches retroactivos  a cuestiones vividas en el pasado: Una le escribía a su madre: “Con aquel corte de pelo parecía una mendiga harapienta” “¿Cómo podías vestirme y peinarme así?”  Vergüenza y pena reactivadas difíciles de comprender y ligadas a cuestiones difíciles de remontar.

Generan reclamos:Cuando tuvo una crisis grave, se encerró en una habitación con la madre anciana. Se sentó en su falda reclamando: “Decime que me querés, decime que me querés…”. Había sido una mujer que no expresaba sus sentimientos, y este había sido el hijo más exigido

Generan temores: En relación a esto, escuché el relato de una hija, en grave conflicto con su madre, que le había amenazado “Cuando muera, me levanto si te acercás al cajón, y allí te llevo conmigo, Porque vas a tener la culpa…” Y lo singular (e inevitable?) era que la hija se sentía afectada y tomaba puntualmente las palabras.

Generan conflictos: El más penoso de los vínculos con la madre del que tengo registro es el de Estela, que refería el infierno de humillaciones de niñez y adolescencia como cicatrices que no quería ni mirar. Para referirse a su madre y su hermano usaba siempre una expresión: los llamaba “los innombrables”.

Refería, que abrumada por lo penoso del vínculo, decidió inscribirse en un taller sobre el tema del perdón. Se desarrolló con dramatizaciones. Según refería ella, fue oportuno en tanto la muerte de su madre, la tomó después de haber pensado el tema.   

Lo que dicen estas madres

“Si hubiera sabido lo que sé ahora (anticonceptivos) vos no hubieras nacido.”

Resentimiento en Karina, que sabe que la madre la quiso abortar: “No sabe cómo va a pagar ese desamor!”

“Dijo cosas hirientes.No se concibe que se creyera dueña de nuestra vida, poque nos había tenido”.  Ni que dijera: “Matate!”.  O que dijera: “Hace de cuenta que estoy muerta !”

Viviana. : “Vas a aver como se paga ! Como te vas a arrepentir cuando muera de todo lo que no hiciste! No te acerques al cajón cuando muera porque me levanto para agarrarte !”

Gina : “Maldigo la hora de haber tenido hijos!”

SI, pueden ser letales:

Susana: “Durante 13 años, no salí con mi marido por estar con ellos. Otras han tratado a sus hijos para el culo y ellos las adoran. Yo les hacía una torta distinta todas las semanas. Viví para ellos. Les lustraba los zapatos. Venían con los botones arrancados y volvían como duques al día siguiente...Me quedo pensando en todos los sacrificios que una hace por los hijos...Se me murió el amor, cuando me falló. Me defraudó. Soy muy rencorosa.”

Cris: En la entrega de medalla a su hijo médico dice: “Lástima que sea tan negrito.Cuando está lúcida es tan hija de puta como siempre” . Y cuenta su hija sus quejas: “Ella dice:  en este  geriátrico  no hay señoras paquetas” .

 Ana: “Si te vas de la casa, que te compramos, no te cuido más el nene”. (Trabaja en salud). Y refiriéndose a la casa que está en la misma manzana: “ Dónde vas a encontrar una casa como esta? Además te ayudo con éste, pero…”

Las narcisistas

Mónica cuenta, medio en serio,medio en broma: “Mi madre es tan narcisista que cuando le presentan alguien que dice: “Encantado”, ella responde: “Lo comprendo, lo comprendo...”. Recién me pudo decir: “Te quiero mucho” este verano, cuando viajaba a Mar del Plata después de su internación. Yo había estado incondicional, y se ve que había quedado agradecida. Pero tuve que esperar  50 años para escucharla decir eso!”. “Y no tengo nada que agradecerle, no me enseñó nada. Solo a lavar la ropa, separando los colores y tendiéndola del revés.”

Elda  reclamaba y apuraba a su hija en tratamiento quimioterápico, la fecha de finalización del mismo, para que pudiera retomar el cuidado de la bebé. Elda quería disponer la fecha de su cirugía plástica.

Victoria estaba impaciente por viajar a Bs As para practicarse un lifting, y delegaba en su hija el acompañamiento de la  abuela internada.

Yolanda anteponía la visita a la peluquería a la visita a su hijo detenido como preso político.

También están las que no toleran elecciones que contradigan sus convicciones y creencias religiosas (Irene y su hijo rabino), ideológicas(Gabriela y la Universidad privada)

Lo que suscitan: la  evitación del contacto

Rechazo al contacto físico de Arnaldo, Andrea A.  y Guadalupe. Sentimientos negativos. Guadalupe refiere que evitaba besarla, sentía asco.

También ese rechazo se expresa en la resistencia a hablarle, Mónica desea que su hijo le hable, le dedique tiempo.

Marcos no quiere que la madre le hable. Ni hablarle.

Verónica desea que le hable rápido y termine pronto.

Se hace opresivo el  saludarla en ocasiones como el día de la madre, sintiendo contradictoriamente la culpa por no desear hacerlo. O por no querer compartir las celebraciones de Navidad o Año Nuevo diciendo: “Es un alivio que no esté, que no forme parte de mi vida...pero sentir eso, me pone mal”.

Al mismo tiempo que la madre  se cuestiona por qué no genera en sus hijos gestos de cuidado y compasión hacia ella. Tampoco su vínculo con su madre es fluido: delegada a su abuela desde niña.

Analía: “No puedo acercarme a mi mamá, porque no se cuando me va a caer con un baldazo imprevisto. Por ejemplo, tus hermanas no vienen porque están enojadas porque te dimos plata para tu casa”.

Mónica: “No la toco porque después se pudre todo. No quiero más domingos para tener que hacerme cargo de ella, que espera como dice “en prisión domiciliaria”.  En otra el sentimiento de soledad lo expresaba contando, que sus días pasaban mirando el edificio que construían y que podía observar desde su ventana. La hija refería: “Cuenta las ventanas. Cuenta los pisos y mira a los operarios...Me apena su vacío, pero si no me defiendo me chupa. Espera arreglada los domingos, pero ya no se pone aros…”

Galería de madres exigentes, vampíricas: De Teresita, de Delma, de Stella Maris, de Silvia S., de Claudia M., de Dora, de María Luz.

 

l V  Otras dimensiones

Vínculos en espejo de madre e hija. (Edith y su mamá. Marta B., Mariángeles, Tere, cuñada de Carlos, María Luz)

Atrapadas por el clan de origen y sin haber podido`procesar la salida del mismo, hay quienes le dan prioridad. No soportan la pérdida del padre (V.S.) (G.M.) o de la madre. Quedan así desconectadas de los otros familiares. Una mujer cuya madre falleció no podía salir de lo profundo del duelo.  En la visita al cementerio, aún después de meses se tiraba con fuerza contra la lápida, para golpearse, sin tomar en cuenta el dolor que provocaba con ello. Cuando los hijos le preguntaron  si hubiera preferido que muriera uno de ellos, no respondió. La simbiosis era tal que absorbía toda su energía.

También como mencionamos , el duelo de una madre por la pérdida  de uno de los hijos la capturó totalmente, de tal modo que dejó a los otros como si no existieran, en la orfandad.

Así, en esta recorrida de la pareja madre e hija, puede leerse la vinculación en dos dimensiones.

Una que refiero, el peso de las madres ancianas de hijas adultas, que ven reeditadas viejas asperezas. Y en estas hijas adultas, el sentimiento de sobrecarga frente a reclamos maternos. Esta sobrecarga la registraba una anciana  cuando expresó : “Le he podido a la Virgen, que me de paciencia y no te haga más reproches.”

Y aquella que se planteaba tardíamente su rigidez a cuestionar por la forma en que puso obstáculos en el diálogo intrafamiliar, al punto de  decir que sentía que había “fracasado”y que “ya no tenía tiempo de reivindicarse”.

 

La otra tiene que ver con el sentir de madres respecto a sus niñas, en tanto responsabilidad y desafío.

Hubo una que cuando escuchó el relato de una madre, que estando detenida en Villa Devoto, sólo podía  conectarse con su pequeño hijo a través del vidrio del locutorio, asoció con la angustia vivida cuando su hija recién nacida fue llevada a neonatología, y depositada en una incubadora. Como si la cajita de la incubadora replicaran el vidrio del locutorio, impidiendo el contacto.

Otra cuya hija residía en el extranjero, que también escuchó este relato, comparó el vidrio del locutorio a la pantalla de la computadora que le permitía hablar, pero no tocar a su hija.

Qué de ese vidrio (locutorio, nursery, pantalla) persiste en lo simbólico?

Tanto en unas como en otras, en madres y en hijas, es muy frecuente el sentimiento de culpa, por no haber podido alcanzar a cumplir con todas las expectativas, respecto a  roles sobreexigidos y sobredimensionados.

(El abandono de una niña en el baño de un surtidor suscitó respuestas de crítica implacable, tal vez porque hacía estallar el mito del instinto materno) 

“La interpelación de las huérfanas” (y de las “semihuérfanas”)

La falta de la madre ha dado lugar en tono de protesta a reclamos como algo sentido como injusticia. Así la falta de referente, de protección o de asistencia, con la que suponen, estas hijas, debieran contar, y que es una ausencia que delatan.“No me corresponde cocinar, las otras chicas tienen una mamá”  ‘Tienen a quien consultar sobre qué ponerse y cómo arreglarse” (Eva P., Emilia S.) (María Luz, Mariángeles)

En otros casos, se suele sentir como semi horfandad  la ausencia dando lugar a quejas repetidas  “No estuvo cuando la necesité, así que si ahora se preocupa y se angustia por mí, no me voy a hacer cargo”. “No me escuchó, ni me escucha, solo se escucha a sí misma”.

 

V También maternar es...

Tal vez esas madres hostiles, competitivas y hasta crueles, que no respondan al modelo protector y amoroso, surgen de un cierto  resentimiento, que valga la pena decodificar. Y a la vez generan una capacidad de resistencia en sus hijas, que en casos las habilitan para sobreponerse a otras situaciones. (La cárcel en el caso de Marta, las cuestiones políticas en Eneri)

Una paradoja, es que esa desprotección`puede generar el efecto en sus hijas, de actitudes sobreprotectoras, cuando a su vez son madres. Lo paradójico es que esta tercera generación tan cuidada,  suele no desarrollar los recursos de los que sus madres se valieron.

 

La vida que las hijas elijan vivir, consiste en elecciones que no coinciden con las maternas Muchas veces son pensadas como una desmentida o crítica a las efectuadas por sus madres. El terreno en que las elecciones de las hijas resultan perturbadoras han tenido que ver en estos últimos años, con dos temas recurrentes: con rupturas  de pareja (divorcios) y con cirugías de embellecimiento, ambas situaciones muy censuradas. Madres que literalmente enloquecen cuando sus hijas se separan. Madres que escandalizan como si se tratara de un drama, cuando sus hijas se agrandan los senos.

A veces se trata de sobreprotección por parte de las madres. Otras veces de reclamos excesivos de las hijas. Pero en casos, bien pudo suceder que esas madres no enseñaban  lo que no sabían: normas en lo doméstico, en lo social, maneras de funcionar  que varían en épocas y lugares. (formas de crianza, comportamientos esperables en lo cotidiano: higiene, rutinas hogareñas y escolares, o situaciones excepcionales como los velatorios, que también implican un entrenamiento en destrezas sociales, que a veces no se tuvo, o que cambiaron)

Sucede también que hay madres que realizaron esfuerzas sostenidos y no tienen ya ganas de  escuchar reproches. Estuvieron a cargo tanto tiempo, que ya no desean seguir en la brecha. Frecuente en madres que debieron asumir solas la responsabilidad afectiva y económica de la crianza, y desean recuperar espacios y tiempos para sí mismas

Los modos de maternar  más o menos satisfactorios,  no siempre  tiene que ver con las cualidades de las madres, ni de las hijas, sino también con los mandatos incorporados, con las propias historias  y con los condicionamientos de la época, el lugar y la cultura. A veces de una a otra generación, los criterios difieren tanto, que resultan difíciles de compaginar.

También sucede que en casos son las hijas las que marcan a sus madres en las fallas en la relación con el esposo o registran la salida extraconyugal del padre, reclamando de sus madres una actitud más activa. (en defensa de su propia dignidad)

 

 

La preocupaciones de distinto tipo, acorde a lo que se estima deseable varían: una madre me relataba que volvía  deseando encontrar a su hijo acompañado con un amigo. O constatar que había salido, porque se trataba de un joven retraído y tímido. A diferencia de otra, que deseaba encontrarlo estudiando.   O aún de una madre de un muchacho muy activo (sobrecargado) que ponía su atención en que él se alimentara y descansara adecuadamente.

Otra insistió en llevar a consulta a su hija de doce años al neurólogo, a partir de que la encontraba insegura y poco comunicativa. Pero en el relato de la hija, esa madre no conocía a su hija, que había crecido con los abuelos. La consulta fue sentida como otra arbitrariedad.

Hay madres que viven por sus hijas (enfermas o discapacitadas). (María L., Leonor) Y madres que en el deterioro y la declinación, succionan la vida de sus hijas. Entre ellas, toda una galería.

Entre Gerardo G. que no acompaña a su padre moribundo y no va a su velatorio y Ornella, que lee los obituarios para constatar que no figura su madre, en común un tema: la intensidad de los afectos.

 

El asombro Hechos mágicos que escuchamos.(en madres?)

Contradicen toda lógica, pero se imponen en su misterio.

Tatá y la experiencia de la amiga, cuya hija estuvo en el accidente de Lapa y sobrevivió. La madre registró un mensaje (telepático?) en el momento del accidente, en el que la hija le decía que estaba bien. Rato más tarde llegó la llamada telefónica.

Graciela padeció  un episodio febril sin explicación. Luego supo que coincidía exactamente al momento en que su hija Gabriela tenía un episodio neurológico en Irlanda.

Elena cuenta: Su hijo trabajaba en el torno del taller en una pieza. Creyó  escucharla llamándolo por su nombre. Se retiró hacia atrás y la pieza se rompió en ese momento y saltó al lugar donde él estaba. Al haberse retirado (creyéndose llamado) pudo evitar el accidente.

Está relatada la ceguera transitoria de una madre sin saber que ese día y hora asesinaban a su hijo militante. Pudo reconstruir a posteriori el momento.( Lili Massaferro en “Buscada”de Laura Giussani)

 

Genealogías

Por contraposición ha sucedido que hijas de alumnas brillantes y profesionales exitosas, quedan opacadas. Florencia y María Mercedes, funcionarias que alcanzaron cargos importantes, cuyas hijas derraparon en vínculos difíciles. Hijos en problemas.

Historias que se reiteran: En una familia Bisabuela, abuela, madre e hija tuvieron sus primeras maternidades, todas ellas, a los 15 años.

Intentos de suicidio  en mujeres: Madre tomó insecticida, hija tomó hipnóticos. Reiteración de frustraciones que  ambas relatan, sentimiento de fracaso en la búsqueda de sentidos. Culpa de la madre por su resentimiento con el esposo.

RECAPITULANDO OTROS ASPECTOS EN LA VIDA FAMILIAR

Situaciones límite

La familia puede ser el paraíso perdido, `pero también puede ser un infierno de mierda?

(Mario Benedetti)

La dificultad de prever la respuesta del otro del vínculo, genera las mayores ansiedades. Ha sido descripto como el “no saber qué esperar”, o “con qué me voy a encontrar”, “ cuando vuelvo al “hogar, dulce hogar”. Y opera, según lo han nombrado como “Caja de Pandora”de la que puede emerger  lo imprevisto, y puede funcionar con madres, hijos, cónyuges…Puede ser una niña, que vuelve de la escuela,con el estómago hecho un nudo. O una esposa, que teme el encuentro con el compañero imprevisible.

También he encontrado como la situación más traumática, la pérdida de la nieta, para alguien que ya había atravesado difíciles situaciones (Alzheimer de la madre)

Y quien seguía refiriendo la muerte de su padre como el  mayor drama, aunque una de sus hijas  se había psicotizado, aquella muerte era más opresiva.

 

Intervención de familiares

La intervención de familiares en la asistencia de consultantes suele producirse en busca de información o con la intención de aportar datos. También como estrategia para controlar lo que está sucediendo en el transcurso de las consultas. En mi experiencia, aún cuando partieran de la intención de colaborar, pueden ser sentidos como invasión a la privacidad.

Madre pac. con tics

Madre Analía M

Madre Rubén M.

Madre estudiante arquitectura

Esposo Graciela D.

Esposa Hugo R.

Hijas paciente (crochet)

Novio de agente de policía

 

Presencia de las abuelas en las vidas de: Marcela M., Graciela C., Mónica F., María Luz, Emilia S., Eva P., Vanesa, Natalia, Daniela.

Las hay antagonistas:

Eva: la abuela María siempre prefirió a mi tía. Dijo: “Tu mamá tuvo la suerte de tener dos casas en el terreno de Adela (suegra) y en Funes. Le contesté: Mira que suerte tuvo que se murió hace seis meses!”

Y mi tía cuando la hija quedó embarazada por segunda vez dijo: “¡ Qué desgracia… Nosotros no se lo vamos a cuidar!”

Las hay protectoras

En otros casos las abuelas han maternado y construido sólidos vínculos de afecto. En un caso, el nieto varón asistía a la abuela, la que se resistía avergonzada. Él podía tranquilizarla, desde su cariñosa dedicación.

Otras tienen en la presencia de las abuelas, el soporte afectivo más definido. “Como una abuela maravillosa como Pinina, pudo tener un hijo tan loco como mi viejo?”

Las hay coquetas:

Una abuela de 87 se quejaba con coquetería de que se le adelgazaron las piernas y “tenía las tetas caídas”.

Otra haciendo Pilates, debía abrazar y soltar una esfera entre los brazos. Se daba ánimo cada vez,  al apretar, diciendo: “Richard Geere”.

Otra abuela llevó a la internación de emergencia, no el camisón, sino el labial y un espejito.Y no dejar de teñirse el cabello para “no parecer una ancianita” .

Hubo la que esperó el 21 de septiembre vestida de beige y calzada con sandalias, mirando desde el balcón “la llegada de la primavera”.

Un abuelo albañil fue a la escribanía de traje y sombrero, pero de alpargatas. cuando se dio cuenta, se fingió rengo para despistar su error.

Son escasas las que preservan intereses, iniciativa y fuerza. (Una limpiaba los caireles de la araña trepada en una silla. Otra dejó regalitos con nombres para cada uno con notitas humorísticas antes de partir)

El fútbol y las abuelas : Como espacio privilegiado de alegría para la madre de Mary interceptado cuando recibió un piedrazo. Para la de Monica  que compartía un palco con los suyos

 

Pero es una etapa de pérdidas:

La fragilidad de la etapa se pone en evidencia en una mayor sensibilidad de una, a las demoras de su hija. En otra en la intolerancia a que la dejen sola, fingiendo llorar si le levanten la voz.

“Desde que se despierta ya no deja dormir. Requiere las 24 horas. Se pega como si fuera una niñita. Y es posesiva, no acepta que me inviten a ningún lugar. Se hace pesado…” 

En un caso una anciana que había llevado el cabello en rodete, se avergonzó tanto cuando se lo cortaron, que no quería salir de la casa.

La hostilidad de otra con la empleada: correrla con un cuchillo una. Tirarle la comida a la cara otra.

Una de las cuestiones que atañen a esta generación de abuelas, es el sentimiento de despojo cuando deben dejar la casa por problemas de salud que impliquen una internación, temporaria o permanente. La historia personal expuesta en los objetos significativos es puesto en crisis por los criterios de practicidad de quienes toman la posta de casas y bienes. Recuerdos atesorados frente a los cuales el propósito de quienes intentan ordenar, es una amenaza.

También las hay invasoras:

Intromisión de abuelas y abuelos en la dinámica de la familia nuclear. Clide en la vida familiar  de Griselda, su hija, a la que requería por las noches. Esta ausencia merecía reproches de Daniela, su nieta.

Gabriela también reprochaba  que su madre descuidó a las hijas cuando asistía al abuelo.

Una importante cuestión a considerar, es que en ocasiones, una mujer descripta por su hija como madre abandónica, deja un registro muy diferente en su nieta. Adela,según Elsa, no cocinaba para ellos.En cambio, en el relato de su nieta las comidas más ricas que quedaron como recuerdo. Paradoja en lo contradictorio de estos registros.

Relaciones entre hermanos/as

Hermanas en conflicto: en ocasiones en una mutua dependencia impregnada de hostilidad. Mari F., Viviana D., Mónica F.

Hermanos que con poca diferencia de edad, desarrollan vínculos competitivos. Marcos T., Gerardo., Miguel A.

Hermanos que nacieron poco tiempo después del primogénito, en familias en las que el primero fue bien recibido y el segundo no termina de sentirse aceptado, sino que son  descalificados. Pareciera que  vinieron sin ser deseados y por ello desestabilizan  el grupo y generan hostilidad (Samuel P., Marcos T., Gerardo, Leo P., Miguel A.)

Hermanas despojadas por hermano, despojo en lo económico que replica injusticias sesgadas por el androcentrismo que nos atraviesa. Delma, Norita, M. Antonia, Graciela C.

Medio hermanos, nacidos de un nuevo matrimonio del padre, o de un  matrimonio anterior, con los que no se estableció ninguna relación: Graciela C., Cesar  A.  : Marcos (de Gabriela),  Romina (de Romina y Luciano)

También sucedió que medio hermanos que no tenían una relación , se unieron cuando el padre fue a la cárcel, para asistirlo. El padre era médico en una Institución tradicional, en la que se desempeñó hasta la eclosión de un conflicto. Y ellos hicieron causa común con el padre, y se mantuvieron muy vinculados a partir de allí.

Trámites pendientes

En ocasiones son cuestiones vinculadas a sucesiones y herencias las que ponen en evidencia viejas diferencias. Se reciclan alianzas y antagonismos. (María Estela y Nora,  Carlos T., Ana Paula y su pareja, herencia Cefe, Marcela y Carli.)

Las hijas que quedan a cargo del cuidado de los padres ancianos, suelen establece una relación ambivalente con hermanos y hermanas. (D.F., S.S., S.M.G., V. D.)

Una joven le asignaba una intencionalidad, de supuesto goce a su hermana, que dejaba a la madre esperando por su saludo en el día de la madre, hasta el anochecer. 

Hay relatos más que conocidos  de mellizos separados al nacer y dados a diferentes familias, que se encuentran de jóvenes.

 

 Tias

Tías que asumen lugar ambiguo

Sucede a veces que hermanas de la madre, se instalan  en un intento de sustitución de roles: como viviendo vicariamente la maternidad de sus sobrinas/os como los hijos anhelados. He pensado cuánto del primitivo vínculo entre hermanas, también se pone en acto en estas oportunidades, cuanto de afecto, de competencia y rivalidad se pone en juego.

¿Cuánto de intento de asumir vicariamente la crianza y cuidado de los niños advenidos a la familia, hijos biológicos de la hermana, con la que se reviven viejas cuestiones?

Tal vez asumen un vínculo con las sobrinas, hijas de su hermana casada, de sustitución del hijo no tenido? Mary F., Viviana D., Silvia P. desarrollan afectos de avasallante intensidad. Con una carga de ambivalencia, que sin duda está impregnado por la historia de relación entre las hermanas. Un planteo respecto al tema es la comparación entre los logros relativos, cuestionándose quién hace mayor duelo de las hermanas: la que hizo carrera profesional, pero no tuvo hijos, o la que tuvo una familia e hijos, resignando vocación y logros personales?.

Suele suceder que en la madurez deban optar por dejar la casa familiar en la que vivieron desde niñas. Cuando los hermanos ya partieron al casarse y tienen hijos, ellas deben armar una vida nueva, en otro lugar y con distintos sentimientos según haya sido la historia. Desde las que pueden seguir sus propios proyectos con energía (E. M.,Dora G., Dora C.) , a las que quedan despojadas y en soledad, sin poder resolver un nuevo modo de vivir. (M.F., Tía de S.)

Suegras  y  cuñadas virtuosas

 

Más allá del mito, algunos ejemplos lo ilustran la supuesta competencia. Así un sentimiento de rivalidad puede llevar a generar deseos como los de Cora que desde cierta ingenuidad expresaba: “No le deseo mal, solo que se vuelva gorda, gorda…”

Con la elección de pareja del hermano varón, suele argumentarse en relación a una desconfianza respecto de la  extranjera. Se le asignan actitudes seductoras y la intención de “pescar” vía del erotismo, a sus hermanos. Cuestión áspera por la crítica que supone.  Leonor D., Andrea T.,Onelia S. Ana (con S.S.), Marta y Marita (con Marilina)

 

Las otras mujeres que intervienen en la domesticidad

Vecinas significativas.Colaboradoras como Delma: su vecina empieza cediéndole un cuerpo del placard y se va convirtiendo en miembro de la familia y cuidadora de sus niños).

 Mónica,vecina de 90 años con marido caballeroso. Él levanta la persiana antes de irse “porque no es tarea para una dama”y ella cocina  para él variedad de platos, a mediodía y a la noche.

Pablo L. lo asisten cuando se hiere al golpear azulejos, las vecinas contiguas por el corte y la hemorragia.

Vecina mayor de María Luz, como abuela amorosa. Patricia B. compartiendo intereses con Graciela G. y Mónica.

María Luisa: vecinas que la acompañan en el cuidado de Debora (discapacidad)

La empleada doméstica compartiendo muchas de las situaciones familiares (Susy, Graciela C.)

 

También Invasoras, cuando está en juego la privacidad:  Mary, avance hostil del ruidoso taller contiguo, Graciela C. ruido bomba del vecino, Onelia S., humedad del jardín del vecino. Vecino litigante  de Cecilia G. Vecino intolerante denunciando sobrinas de Mary F.

 

Conclusiones

Recordemos la significación que van a tener, en la construcción de las subjetividades,  las primeras experiencias, donde  el ser mujer y el ser varón, se inscriben como modalidades de vida, más allá de la intencionalidad y la conciencia. Partimos de un patriarcado que nos atraviesa, y cuanto más podamos registrar su influencia, tendremos mayores posibilidades de poner en cuestión  aquellas dimensiones a modificar.  Aquellas dimensiones que operan como pesadas cargas y traban las posibilidades de maduración en libertad.

M. C. M.   Otoño 2015

 

 

NOTAS

1- BOAVENTURA DE SOUZA ANTOS         

Renovar la teoría crítica y reinventar la emancipación social (fragmento)

 

…. Lo que vamos a intentar hacer es un uso contrahegemónico de la ciencia

hegemónica. O sea, la posibilidad de que la ciencia entre no como

monocultura sino como parte de una ecología más amplia de saberes,

donde el saber científico pueda dialogar con el saber laico, con

el saber popular, con el saber de los indígenas, con el saber de las

poblaciones urbanas marginales, con el saber campesino. Esto no

significa que todo vale lo mismo. Lo discutiremos con el tiempo.

Estamos en contra de las jerarquías abstractas de conocimientos,

de las monoculturas que dicen, por principio, “la ciencia es la única,

no hay otros saberes”. Vamos a partir, en esta ecología, de afirmar

que lo importante no es ver cómo el conocimiento representa

lo real, sino conocer lo que un determinado conocimiento produce

en la realidad; la intervención en lo real. Estamos intentando una

concepción pragmática del saber. ¿Por qué? Porque es importante

saber cuál es el tipo de intervención que el saber produce. No hay

duda de que para llevar al hombre o a la mujer a la luna no hay

conocimiento mejor que el científico; el problema es que también

sabemos hoy que para preservar la biodiversidad, de nada sirve la

ciencia moderna. Al contrario, la destruye. Porque lo que ha conservado

y mantenido la biodiversidad son los conocimientos indígenas

y campesinos. ¿Es acaso una coincidencia que el 80% de la

biodiversidad se encuentre en territorios indígenas? No. Es porque

la naturaleza allí es la Pachamama, no es un recurso natural: “es

parte de nuestra sociabilidad, es parte de nuestra vida”; es un pensamiento

anti-dicotómico. Entonces lo que tengo que evaluar es

si se va a la luna, pero también si se preserva la biodiversidad. Si

queremos las dos cosas, tenemos que entender que necesitamos de

dos tipos de conocimiento y no simplemente de uno de ellos. Es

realmente un saber ecológico el que estoy proponiendo.

 

 

2- Página/12   Sábado, 27 de septiembre de 2014

SOCIEDAD › OPINION

De la “charla” al sujeto político  (fragmento)

Eva Giberti

….Habermas y otros se ocuparon de estudiar la historia de los públicos porque era útil para revelar costumbres de las épocas. La experiencia personal enseña que cada vez que una se enfrenta con el público de un ámbito urbano, o de un cordón suburbano o comparte una agrupación tribal, si calcula que quienes asisten sólo pretenden escuchar, se equivoca; lo que estos públicos invitados esperan es que los acompañemos a pronunciar las palabras que coyunturalmente nos han cedido, como un hecho político.

 

Pero no todos los públicos saben que protagonizan un hecho político. Se lo reconoció de ese modo cuando desde los estertores del terrorismo de Estado pudo rehabilitarse la palabra y la gente, aún temerosa, comenzó a juntarse para contarse y contar lo sucedido. Y aunque la palabra “participación” se instaló en el horizonte, todavía estaba tibia y conversada por una minoría esclarecida.

 

Hoy en día también se asiste a estos encuentros para aprender acerca de algunos temas. Pero actualmente el público está formado por sujetos políticos con derechos, cuyas preguntas pretenden abrir un poco más el campo del conocimiento, además dar testimonio de su existencia…

 

 

14 oct. 2019 19:00

 

Hola María del Carmen, es casi un libro lo que escribiste...bah un libro con muchos ítems interesantes y actuales. Como siempre me resulta admirable tu honestidad intelectual para comentar logros y desaciertos...o digamos mejor intervenciones que no están tan en sintonía con los que los pacientes nos plantean en el momento.

 Esa manera de narrar refiriendo siempre a la clínica me resulta magnética como lectora que atraviesa situaciones parecidas. Comparto ese modo de interpelar lo que nos dicen los pacientes y lo que le decimos....siempre estamos atravesados por paradigmas construidos en otro momento histórico y con un alto predominio del modo patriarcal de concebir las relaciones. El diálogo entre colegas, la revisión de lo qué decimos y hacemos son herramientas necesarias para "vernos" en nuestro rol de terapeutas.

Siempre recuerdo que en un grupo de supervisión que coordine durante varios años, en una reunión dónde debatíamos las concepciones del amor con las que habíamos sido formadas como mujeres y como eso nos impregnaba las intervenciones clínicas, una colega muy feminista y la más joven del grupo dijo: "el concepto de amor romántico es un veneno que nos inocularon de chicas para hacernos más dependientes". Te confieso que me resultó muy fuerte la expresión, si bien la charlamos un montón, me quedó dando vueltas durante años en mi cabeza, Creo que llegué a comprenderla, si es que lo hice, varios años después.

Por eso comparto y apoyo este modo tuyo de plantear alternativas de indagación pero también aludir a la provisoriedad de las respuestas. Me gustó mucho  que agregarás cuestiones en relación a los varones, ya que también están en un proceso de deconstrucción y a veces vulnerabilizados por las movidas femeninas actuales.

 Recuerdo un texto de Juan Carlos Volnovich que se llamaba "hombres postmodernos fragilizados" y hacía referencia a toda esta problemática actual de los varones que les costaba ubicarse ante todos los cambios que se producen en las relaciones entre los géneros.

 Te agradezco tu consideración de compartir este texto. Si se me ocurre algo más para decirte te lo escribo. Traté de sintetizar mi parecer lo mejor que pude. Gracias. Un abrazo, seguimos en contacto.

Silvina Estrada

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