3 dic 2020

Elogio de la ambigüedad

Mi oficio es provocar espanto
cuando me parto el pecho
para arrancar de allí palabras
y ofrecerlas brillando
como guijarros, como mariposas
 en la palma de la mano.
(Y esto aunque se trate
de palabras bellas)
 
Mi otro oficio
es permanecer quieta
 para no ahuyentar los duendes,
(esos que se atreven
a danzar en la penumbra).
 
Mi única certeza
 es que mentiré
 si, en la oscuridad
antes de encender
 la frágil luz
me preguntan
¿cómo estás?.
 
Y mi modo de ser
 sin duda es el silencio,
cuando no está.
 Cuando le tragó por entero
el humo, el vino o la distancia.   
1990

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