Podrá ser al atardecer, o tal vez a la mañana.
O por la noche, cuando se cierran las sombras
sobre el horizonte.
La hora no importará.
Pero será imprescindible
poder escuchar
el despliegue de una melodía
de cajita de música.
que rodará sus notas
mientras mi boca te busca
y el cristal de mi saliva
te envuelve y te pone luminoso
También podrá entonces comenzar,
la suave resonancia de la lluvia
más allá de la ventana.
Y el agua se deslizará como tus manos
cuando me buscan,
cuando me encuentran y me inundan
y me hacen zozobrar.
Y el espejo (melodía, cristal , agua)
nos reflejará en el estallido brillante
(ese que conocemos)
que es siempre el mismo,
que es diferente cada vez.
2002
3 dic 2020
Encuentro
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