24 dic 2020

2010 en La Redecilla

 Nos atropella casi el fin de año. Un año singular como otros, y en el que nos sucedieron cosas.
Nos vimos menos, nos hablamos por t.e. o nos escribimos correos. Las charlas fueron más espaciadas y más que en dulce montón, se pudieron dar en pequeños grupos de dos o tres que alcanzábamos a combinar horarios para el encuentro.
Dorcas se comprometió aún más con su función materna, pero esta vez fue desde un lugar que conjugaba la mirada profesional, y en el colegio de sus chicos. La vimos poco, pero porque estuvo jugada en defensa de aquello a lo que había apostado. Habrá que preguntar a Aixa y Tai como es eso de tener a mamá más visible en su universo escolar. Debe ser lindo, así que seguro que fanfarronean con ello.
Iliana acompañó a su hijo a todos los torneos en los que va construyendo un espacio valioso. Tuvo que dejarse de reclamarle un boletín sin altibajos, y su almita de docente flexibilizar las exigencias en ese rumbo, porque el pibe hace capote en con torres y alfiles.
Estela siguió con las tareas que la absorben. Pero hubo algo más cuando ocupó su lugar en el escenario central del la Feria de Colectividades, superando inhibiciones y a contramano de formalidades. Lo hizo como integrante del Cuba Ballet. Desplegaron toda la gracia, y convocaron todos los aplausos.
Marta se encontró debiendo remar las limitaciones que tienen que ver con no saber volar. Si hubiera sabido, la caída hubiera sido sin consecuencias. Duda de aprender, a volar digo. En cambio valió para redescubrir la constancia de quien le tomó la mano a la silla de ruedas para no perderla en un bache, cuando la llevaba a la plaza del romance.
Y yo, después de las cirugías me encuentro como los vampiros, renaciendo cuando se apaga el sol. Nueva dimensión digna de explorar. Recién allí, la calma vuelve y recupero mi dimensión más apacible después de la irritación del día.
En fin cosas y sucesos que compartimos y que se van sedimentando como parte de historias que llevamos delante, para que (como decía Mafalda) la historia no termine ella de llevarnos por delante.
 
M.C.M. noviembre 2010

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