Esta es una compilación de testimonios de mujeres que tienen algo en común: haber sido (¿seguir siendo?) compañeras de desaparecidos. Todas son sobrevivientes. Algunas pasaron por la cárcel, muchas de ellas quedaron a cargo de los hijos para asumir solas la responsabilidad de cuidar de ellos. Se dispusieron a dar su testimonio, decir la palabra acallada por tantos años y hacer posible este libro que ilumina una dimensión de la historia reciente, poco y mal conocida. Era tiempo de escucharlas.
Bien habla Bayer cuando se refiere a los desaparecidos como: el pecado original de los argentinos.
Y sucede aún que en estos testimonios el fantasma del desparecido y de los que desaparecieron después de diciembre del 83… esos son fantasmas que dan vuelta en nuestra sociedad. Ésta es nuestra noche de brujas dirá Patricia Escofet
Pecado original, noche de brujas, fantasmas que siguen deambulando componen parte de nuestra carga.
Además de esa denuncia, inevitablemente se esboza la añoranza por el que falta, por el que ya no está..
Pulsa la nostalgia del ausente desde aquellos días: Me sentía segura dentro del auto, andando, con los chicos ahí: eran los únicos momentos de seguridad que sentía. Era eso, como si me pusiera un sobretodo de Horacio. Cargaba a los chicos en el auto y era fantástico. María Inés (162)
Se expresará también en estos testimonios la magnífica fuerza de la vida que va a prevalecer. Así leemos en un testimonio: Si no me hubiera pasado todo lo que me pasó no tendría ahora esta visión de los que es la vida. No sé, creo que la hubiera disfrutado menos. Yo cada vez que sale el sol…para mí es un festival nuevo todos los días, salgo temprano, a las seis, a mirar cómo sale. Y eso es e me faltó el sol mucho tiempo; y pasa una mariposa y para mí es un vida hermosa. Hay otros que lo tienen todo y sin embargo no ven nada. (210)Marta Berra
Acerca de la militancia
Hubo diferentes modos de participación en estas mujeres, en los acontecimientos de entonces, modos a veces contrastantes. El balance de lo asumido como compromiso político y militante marca una heterogeneidad que existió ayer y continúa.
No puedo dejar de ser lo que soy y lo que quiero seguir siendo. No sé si es muy duro lo que digo…pero yo no puedo no seguir haciendo mi vida de militancia para preservar la relación con mi hijo. (55)Delia Bisutti
En contraposición leemos:…les decía a mis compañeros que yo nunca iba a poder anteponer lo político a mis sentimientos. (197)Zulema Riccardi
Algunas de las entrevistadas ocuparon diferentes jerarquías dentro de las organizaciones, dándose fuertes paradojas.
Mientras una era responsable del grupo al que perteneció el hombre que sería su compañero desaparecido, y acepta las condiciones que les imponen: “…cuando empezamos a ser pareja todos se opusieron, él no podía saber nada más que mi sobrenombre…”(268) María del Socorro Alonso
Otra de ellas reniega y protesta por ser excluida de la vida del hombre amado:
Después decidieron. Los compañeros con los cuales compartíamos la militancia decidieron que…tenía que ser resguardado. Era mi compañero, mi marido… Paula, nuestra hija, ya tenía dos o tres añitos.
Por eso tuve mucha bronca. Porque decidieron por mí…Habían entrado en mi vida. A definir cómo íbamos a vivir. (124/5) Rufi
Están las que no participaron pero padecieron desde el desconocimiento: Yo tenía miedo, pero no sabía bien lo que realmente estaba ocurriendo. (145) Eva Andrada de Ballestero
Y están quienes registran la profunda injusticia: Nadie tiene derecho a apropiarse de mi desaparecido y decirme que no lo exhume, que no le ponga nombre, que no tramite la reparación porque me prostituyo. ¿con qué derecho? (225)Sonia Severin
Acerca de los hijos
Algunos hijos cuestionaban que sus padres priorizaran la militancia antes que a ellos…, y si sacrificábamos lo individual por lo colectivo no era porque no nos importaran nuestros hijos, al contrario, sacrificábamos lo que más queríamos. (147) Sonia Severini
Muchas veces me planteaba que él quería una mamá como todas. La mamá que estuviera siempre en casa cuando él llegara, y eso fue así en la época más dura…(56) Delia Bisutti
La culpa pasa también por lo anterior a las desapariciones. La vida a la cual uno sometió a estos chicos sin que ellos tuvieran la posibilidad de elegir nada. (100) Susana Botner
Cuestionamientos de algunos hijos, expectativas de una vida como la de los otros chicos, en algunos casos: la culpa de estas madres. En otros, la reivindicación de lo elegido.
En todas ellas el cuidado para protegerlos del resentimiento:
Y una parte importante de que los chicos fueran diez, era como yo les trasmitía la razón por la cual el papá no estaba, sin provocarles un resentimiento tal que el día que vieran a un cartero lo mataran porque tenía gorra; pero tampoco que creyeran que su padre no estaba porque había caído en una zanja. Creo que esto era muy loco, cierta locura militante… (95) Susana Botner
Y el sentimiento de triunfo porque crecieron y ese crecimiento de los hijos, las representa a estas mujeres como el mejor logro, como triunfo sobre lo sombrío :
…a través de cosas concretas, como por ejemplo, los hijos que terminan de estudiar, los hijos que a pesar de todo consiguen trabajo, y a pesar de todo están vivos. Quién hubiera dicho que ese hijo de subversivo iba a salir adelante ¿no? (86) Patricia Escofet
Pero también, insoslayable y dolorosa la constatación del daño, de las lesiones a aquellos que no había podido elegir:
La angustia, el miedo, la tristeza en muchos de esos hijos perdurando en el tiempo ¿cómo secuela, consecuencia, efecto de lo vivido?. Como la enfermedad en la niña que pedía con desconsuelo por un padre que ya no volvería.
Alguna de estas niñas, debió asumir precozmente una madurez que la exigía más allá de sus posibilidades. (el padre desaparecido y la madre enferma)
La que más soportó los peores momentos fue Verónica…se hizo cargo de todo, especialmente cuando mamá estuvo tan mal. Ella no lloraba nunca, se tragaba los nervios, nos cuidaba….Se brotaba toda de los nervios, pero no lloraba. Fue la que llevó la carga más pesada, (231) hija de Dora de Jaramillo
Otras madres abrumadas, aferradas a sus hijos, expresaron su desasosiego con las estrategias que podían: llevándolos consigo todo el tiempo, retirándolas de la escuela, angustiadas si ellos salían, tratando de que no pasara el tiempo, evitando que cambiaran, que crecieran…por si el padre volvía.
Les hacía la vida imposible a las chicas cuando salían, era enorme mi miedo de que les pasara algo. De más grandes cuando iban a bailar y se retrasaban un poco, yo me la pasaba en vela, esperando…terrible (260) Eva Andrada de Ballestero
Pero también esas mujeres encontrando en sus hijos un motivo para vivir, en esas épocas de muerte. En un caso, ella estaba en libertad vigilada después del drama de perder el bebé de Gille, el compañero desaparecido.
Hice el amor con Eduardo… yo quedé embarazada esa noche. Le dije entonces, que quería tener ese bebé, que lo iba a tener, que lo necesitaba porque realmente lo que necesitaba era un motivo para vivir…y que un hijo para mí iba a ser lo más importante. Yo no tenía casa, familia, nada.
A partir del cuarto mes dejé de ver a Polda (madre de Guille) sin decirle nada, porque no quería que ella me viera con la panza. (280) María del Rosario Alonso
Y entre aquellas mujeres fuertes, el vínculo más genuino:
A la semana de haber nacido María Sol, me fui con ella a la ronda de los jueves de las Madres de Plaza de Mayo, me acerqué a Polda, le puse la nena en los brazos y le dije: “Es María Sol y es mía”, y Polda me abrazó y me contestó: “Bueno, también es mía ahora”. (181) María del Socorro Alonso
¿Puede concebirse mayor grandeza que ésta?
Y como una lúcida reflexión que subraya, a modo de síntesis, lo acaecido con todos esos hijos que perdieron a sus padres:
…aunque no se converse cotidianamente, esto es parte de lo que hizo la desaparición forzada de personas a los hijos de los desaparecidos, no los dejó que supieran como iba a ser la relación con sus padres…se cortó la relación, los ciclos de la vida, esto es lo tremendo que hizo la desaparición, es algo que no sucedió, bueno, el interrogante es eterno. (283) María del Socorro Alonso
Acerca de las mujeres
La mayor injusticia comentada en estos testimonios, parece haber sido el sentimiento de devaluación, de ser ignoradas, que registraron casi todas las mujeres que aportan sus testimonios.
Esto de minimizar nuestro dolor, siento que también ha sucedido en los organismos de derechos humanos, como si valiera exclusivamente el núcleo primitivo. (111) Haydeé
Parece que en el caso de las mujeres fue un disvalor el haber acompañado al desaparecido. Es un valor haberlo concebido, es un valor haber nacido de una mujer, de una madre, pero no es un valor ser la compañera de un hombre… (262 ) Eva Andrada de Ballestero
Ellas debieron sostener los trabajos que ejercían o salir a trabajar por primera vez fuera de la casa, para mantener a sus hijos, hacer malabarismos para preservar unidas a sus familias, sorteando el miedo y la pena, la infinita angustia por la desaparición del compañero.
Bueno ya se sabe que teníamos que sobrevivir, que no teníamos tiempo. (166) María Inés
Pudieron empezar a reunirse mucho tiempo después, generalmente en temas que tenían que ver con la defensa de los derechos de sus hijos.
…pienso que el de las mujeres de los desaparecidos sigue siendo un tema muy complejo. Yo mantengo contacto con muchas, nos reunimos por cosas puntuales, cuando fue lo del servicio militar, lo de las pensiones, o ahora lo de la reparación a familiares. Pero siempre andamos a la sombra del protagonismo de los demás. (133) Rufi
Aún más tarde pudieron recuperar fragmentariamente sus propios intereses, sus propias vidas.
Lo que sentí en el 84 fue como un alivio en poder blanquear la situación. Da risa, pero eso se concretaba en que empecé a figurar en la guía y a tener agenda. Y cuando me preguntaban si era casada, separada o viuda decía: “Mi marido está desaparecido” (103) Susana Botner
Desde que salí en libertad en el 83 hasta el 94 hice esa vida once años (estar ubicable todo el tiempo para el hijo), recién después empecé a pensar en mí. ¿Qué hice? Irme a trabajar a Villa Constitución con los compañeros, que es lo que me gusta- (299) Cristina Bollatti
La ausencia del compañero desaparecido, las diferenciaba de aquellas cuyo esposo había sido asesinado, se desplegaban en paradojas e ironías:
…ella contaba que no sabía dónde estaba su compañero, que ella pensaba que estaba muerto pero no se sabía, hubo otra que le contestó: “Al final voy a tener que consolarme porque yo sí sé dónde está enterrado mi compañero”. (187) Mirta Clara
Esa incertidumbre impidió a muchas de estas mujeres establecer otros vínculos amorosos:
No, no me casaría de nuevo, si yo no sé adónde está mi esposo…pero a mí no me da, no sé cómo decirlo, pero a mí mi condición moral no me da. (217) Ada Miozzi
Quienes fueron compañeras de un desaparecido y logran armar una nueva pareja, es como que tienen que renunciar a todo el pasado… (259) Lilia Mannuwal
…a pesar de que Lucho ya no estaba, internamente yo seguía con él y no pude consolidar nada. (248) Lilia Mammuwal
No volví a formar pareja, no pude hacerlo…con la desaparición siempre te queda el interrogante de qué habrá pasado. Por más terapia que hagas, el duelo no se termina. Una se termina enterrando con ellos. (305)María Rosa Balbi
En algunas, la posibilidad de dejar la casa, el barrio, el país fue resistida, por el sentimiento de fallarle al compañero ausente. La obligación ética parecía llevarlas a permanecer en los lugares a los que él podía volver.
Muchas veces me planteé que tenía que irme del país, pero no podía sentía que abandonaba, que por ahí podía hacer algo, y si volvía Horacio que pasaba…Para mí era imposible irme (158) María Inés
…me hicieron salir el país, me hicieron salir de prepo porque yo no quería irme, lo sentía como una traición. (248) Lilia Mannuwal
Esta fidelidad las tuvo también posteriormente como protagonistas de las búsquedas. Han sido mayoría de mujeres las que buscaban:
…las persona que se acercan a nosotros a aportar datos, se logre o no la identificación…casi la mitad de los casos son compañeras o esposas de desparecidos. (323) Darío Olmo (del Equipo de Antropología Forense)
Bordeando la locura
Situaciones tan traumáticas como las vividas por estas mujeres condicen con la posibilidad de un quiebre subjetivo, expresado como enfermedad, desborde, crisis emocional. Como en catástrofes que abruman, sus efectos pueden variar según las historias personales y las características propias de cada hecho desaparición. Pero es imposible que un drama tan profundo como el padecido por ellas, no deje graves daños psíquicos.
Procesando como se puede
Yo lo espero. Siempre. Cosas terribles, ni en el Borda deben pasar. Y sí, Sí. Ir en el tren y ver una cara y creer que es Miguel. Eso me ocurre hoy, todavía. Locuras que quedan. Que una está así, sentada y siente que alguien pasa. Y es él. Esto es una locura absoluta…pero yo esto lo siento. Será parte de la locura, y yo convivo con ella, no me preocupa, pero… (67) Noemí
El primer año de la desaparición e Osvaldo yo me lo pasé teniendo la fantasía de que me iban a llamar y me iban a decir que estaba en tal cárcel, a disposición del PEN. Y todos los meses bajaba su ropa, la lavaba y la planchaba de nuevo, porque en cualquier momento me iban a llamar y yo iba a tener que llevarle la ropa. Bueno, esto era dialogar con la locura…Hay compañeras …que a partir de la desaparición de su compañero no volvieron nunca más a tener una vida…no, ni siquiera podría calificar como quedaron. Quedaron mudas. Mudas. (83) Patricia Escofet
Lo que sí quiero es tocar los huesos de Hugo, necesito tocarlos…Federico me dice que es morboso. Será morboso, no sé, pero lo necesito. Tambièn le dije a mi hijo que es la primera vez que vamos a estar los tres juntos, y le pareció de humor negro. (301) Cristina Bollatti (Vs 218)
Estrategias
…desde el pensamiento del miedo, de cómo ibas a actuar en una situación de muchísimo riesgo, había dos situaciones: lo mejor es dividirse, pensar por ejemplo que soy una roca…yo me convencía de que así yo perdía el miedo. Parece muy loco, pero a mí me servía, era como un seguro. Yo soy una roca. Y de ahí no me van a poder mover. (115) Haydeé
En febrero del 77 vino a visitarme mi hermana y me dijo que el Flaco estaba entre los fusilados. Sal í de esa visita como si fuera una pared. Recién en un tiempo posterior comencé a tener indicios de sufrimiento, síntomas, problemas menstruales…un médico me dijo que lo que padecía era neurosis de guerra. (186) Mirta Clara
Lo que hicieron mis hijos fue ir a Antropólogos. Pero yo no quería. Yo no quería un cadáver. Tampoco quiero saber qué pasó. Nó, porque si no me voy a volver loca. (218) Ada Miozzi
Siempre fui así alegre…Claro que cuando se llevaron a Cacho perdí un poco la alegría. Pero ese carácter me ayudó a llegar hasta el día de hoy, siempre se lo digo a mis hijos. Ellos no son así como yo, ellos tienen tristeza… (220) Ada Miozzi
En el borde
…después de la desaparición de papá, mamá estuvo muy mal, estuvo internada. (228) Hija de Dora Jaramillo
-Sí, a mí le pasó que yo fui perdiendo la noción del tiempo. Mi esposo desapareció y yo empecé a no comer y a no dormir. Salía con mi hija Verónica desde la mañana temprano a buscarlo, a preguntar… (228) Dora de Jaramillo
Pero yo esperaba a Víctor. Cuando vino la democracia pensé que iba a volver a aparecer. Me dolían los ojos mirando por la ventana. Desde mi ventana se ve bien lejos la calle. Me gastaba la vista mirando, esperando, pensaba que estaba en algún hospital, que había perdido la memoria. Lo he buscado en los hospitales…en los regimientos sin darme cuenta de la gravedad de lo que estaba pasando. Qué locura…Después me di cuenta de mi locura. (257) Eva Andrada de Ballestero
Cuando quedé sola con mis chiquitas golpeaba las paredes y decía por qué. Por qué y por qué. No entendía, no podía entender. Tenía miedo. Miedo de volverme loca. (259) Eva Andrada de Ballestero
…Si yo era un guiñapo pateable…Así me sentía en esa época. (164) María Inés (como sobreviviente de los campos nazis)
Tomar conciencia
…mi golpe emocional fue no estar preparada para lo otro. Para lo denigrante, para verlos pasarse una noche con un chiquilín, violándolo, y después matarlo…normalmente no se habla de eso, pero…Y uno para poder seguir una vida correcta y normal tuvo que meter todo esto en algún lugar del cerebro, y es bastante difícil después de pasar por eso pensar que uno cree en algo. (273) María del Socorro Alonso
Sueños y pesadillas
Frecuentemente en el testimonio de estas mujeres, hay referencias a las pesadillas que acompañaron las historias de desaparición, vinculadas a la angustia de la pérdida y como malogrados intentos de restauración de la trama desgarrada.
Tenía pesadillas en las que lo buscaba y lo buscaba sin poder encontrarlo, o que alguien se iba caminando, siempre de espaldas, y yo sabía que era él, pero nunca podía verle la cara. (307) María Rosa Balbi
Las familias
La intervención o falta de apoyo de las familias de las que procedían estas mujeres y sus compañeros, fue diferente.
Así las hubo expulsivas, que necesitaron poner distancia con la compañera del desaparecido (114) Haydeé
Otras abandónicas que no supieron-pudieron acompañar en el trance (161) María Inés.
También quienes asumieron actitudes críticas y de desacuerdo. Hubo una familia política que se oponía a la gestión de una reparación a los hijos del desaparecido (218) Ada Miozi
Aunque por su familia de sangre, contaban con familiares que ofrecían apoyo para viajar al exterior (218) Ada Miozzi
Y hubo también una suegra que pudo acompañar y bendecir a la niña habida de otra relación. (281) María del Socorro Alonso
En otro caso, la dificultad de aceptar lo definitivo jugó una mala pasada. Tal vez por eso que otra de las suegras ¿entrando en confusión? planteó que creyó ver al hijo en Paraguay, en un programa de t.v. La convicción de la compañera era: Si él estuviera vivo, hubiera vuelto ( 315) María Paz de Chavez
Desaparición y sus efectos
Difícil para todos los implicados, las familias también, pero especialmente para estos “pájaros sin luz” preservar la cordura, sin poder cursar los procesos de duelo necesarios. Confrontando el obstáculo del silencio, la exclusión y muchas veces en situación d desamparo.
¿Qué fuerza titánica albergaron estas mujeres, pese a lo padecido, para seguir viviendo, para seguir luchando, para seguir protegiendo a los hijos.
Si hay un crimen, además del asesinato, es el de haber impedido esta tramitación dolorosa pero imprescindible del duelo, insoslayable para poder retomar la vida. El delito de la desaparición, así, se sigue cometiendo.
María del Carmen Marini, abril de 2014
26 dic 2020
Comentario sobre “Pájaros sin luz” de Noemí Ciollaro. 2014
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