1- Supuse durante mucho tiempo que Conventos y Asilos eran espacios de poca libertad, de espacios reglados y tiempos acotados, espacios casi de cautiverio. No siempre es así. Escuché a Gema, en su cumple de 80, contar su historia. Ella dijo, al pedírsele que hablara en la Misa en su homenaje: “Fui una niña muy amada por mis padres, mi niñez fue hermosa. De adolescente me sentí alegre en la escuela y dichosa con tener amigas. He sido una adulta en armonía con mi vida: hice el trabajo que quería, que tiene un sentido, que me da muchas satisfacciones y con gente que comparte mi fervor. Tengo un marido, Jesús, que me escucha. Puedo afirmar que mi vida está bien y si tuviera que partir, estaría conforme porque fue una buena vida.” Gema profesó como religiosa desde joven y su vida transcurrió en un convento y al servicio de su congregación, viviendo de acuerdo a sus votos de pobreza, obediencia y castidad ¿quién puede desautorizar su convicción regida por los sentimientos que ella refiere? ¿Quién puede dudar de la luminosidad y valor de su vida?
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2- Mariano consiguió después de trabajar arduamente, la externación de Juancito del psiquiátrico de Oliveros. Era un triunfo terapéutico lograr que dejara el asilo, y se reintegrara a la vida cotidiana, haciendo tratamiento como paciente ambulatorio.
Pero al cabo de pocas semanas Juancito le dijo a Mariano: Quiero volver a Oliveros. ¿Cómo puede ser? Volver a la internación en el Asilo? ¿Volver a ser un interno de la Colonia? ¿Por qué?
Respondió: “Es que allá tengo amigos. Trabajo en el taller de cestería. Y además hay chicas…”
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3- Pablo dice que vive libre de ataduras en San Marcos, alejado en las sierras. Su retorno a la naturaleza es una elección contundente, que lo lleva a un estilo de vida más que austero. Prescinde de lo superfluo, pero también, en circunstancias, de la asistencia elemental. En dos ocasiones, esa falta de asistencia (La infección en una pierna una, el crecimiento de un quiste en el cuero cabelludo la otra) permitió la progresión del problema, pudieron poner en peligro su salud. Él eligió un modo de autoabastecerse para ese cuidado, y no recurrir a consulta y medicación. ¿Quién puede pensar que está equivocado? ¿Qué de sensato y qué de necio puede desplegar en esa conducta, que los amigos describen como con algo de salvaje? ¿Y puede considerarse esta opción por una libertad a rajatablas otra forma de cautiverio?
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Así, lo que parecía incomprensible y contradictorio, encontraba su sentido. Y los que podemos pensar en los argumentos, entendemos que esas razones son valederas y claras. Lo que desde nuestro registro, podía ser pensado como cautiverio era otra forma de libertad y de realización. Diferente pero válida. ¿O quién se cree en posesión de la fórmula de una vida plena?
17 dic 2020
Contradicciones
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