Zigmunt Bauman
En contraposición a esta modalidad de vinculación propia de la modernidad líquida, en donde nadie se hace eco del prójimo, tan bien descripta en la tira de Daniel Paz, señalaremos, la necesidad de dar otra densidad a las relaciones humanas.
El sociólogo Zygmunt Bauman, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010, ha reflexionado sobre el papel que juega la educación en un mundo en permanente estado de cambio.
Bauman ha recordado que las universidades deben tener el mismo papel que en el pasado: “fomentar la emancipación de la humanidad generando conocimiento y herramientas para construir el futuro”. Además, ha estimulado a los jóvenes para creer en la posibilidad de cambio. No puede haber una revolución sin ese impulso.
Para luchar contra la crisis, hay que buscar vías alternativas de acción colectiva como el movimiento de los indignados. El siglo XXI va a tener que responder a la pregunta de cómo reconciliar el poder, la capacidad de hacer las cosas, y la política, la capacidad de decidir qué debe hacerse”.
Educar en la Modernidad líquida, amar en la Modernidad líquida, vivir en esta Modernidad líquida implicó un empobrecimiento y declinación con el que nos confrontamos. Solo el rescate de valores humanitarios podría detener este deterioro, y abrir esperanzas.
Stephan Hessel
Las consignas de Hessel calaron hondo en millones de ciudadanos europeos, especialmente en España y en Grecia. “La dictadura internacional de los mercados financieros amenaza la paz y la democracia”, advertía el agitador e invocaba a “una insurrección pacífica contra el consumo masivo, el desprecio por los débiles y la competencia de todos contra todos”. Sus palabras sencillas y elocuentes han sido tomados y replicados en las calles europeas y logrado que hombres y mujeres se manifiesten en las calles contra los recortes sociales y la tiranía especulativa de los mercados. “El poder del dinero, que tanto combatimos, nunca fue más insolente y egoísta. Hago un llamamiento a los ciudadanos a asumir la responsabilidad por las cosas que no funcionan en nuestra sociedad. Deseo que cada uno de ustedes encuentre un motivo por el que indignarse con el sistema”, señaló en otro fragmento de su proclama, publicada por una pequeña editorial de Montpellier, en el sur de Francia, sin apenas promoción mediática. “Hessel ha conquistado al lector occidental gracias a su innegable carisma personal y a su historia de héroe de guerra. Además, su mensaje resulta claro y conciso para un pueblo harto de las promesas de los políticos y cada vez más desengañado del liberalismo capitalista”, explicaba el diario Libération.
Emmanuel Levinas
En la misma línea de valoración de lo humano, se pueden leer los conceptos de Levinas. “Levinas plantea una ética de la alteridad porque el Otro me es necesario para ser yo. No puedo ser yo sin el Otro. Está ahí su rostro y en ese rostro puedo ver que no existo solo y que el Otro no existe para negarme sino para completarme. Esta ética de la alteridad lleva hoy a una ética de la diferencia. Yo no soy yo. Existo en tanto diferencia. En un mundo en que todos son diferentes de mí y yo diferente de todos. …Soy diferencia de lo que yo no soy. No soy lo que lo otro es. Pero, al no ser mi presencia completud, totalidad autosuficiente, necesito del Otro, de su diferencia para establecer un yo, así como el Otro necesita de mí para ser él. Esta es la ética de la alteridad. …El pensamiento de Levinas debe instrumentarse en toda teoría de la violencia.
Toda declaración sobre los derechos humanos, que defienda el derecho sustancial de la vida, desde la de las Naciones Unidas de 1948 parte de la afirmación absoluta del respeto a la vida del Otro, y en ese espíritu es que se despliegan las reflexiones de E. Levinas. . J. P. Feinmann, Pág. 12, 30/6/13
La vinculación entre estos tres pensadores reside en que comparten una ética.
Así como Bauman hace la crítica de la modernidad a través del descompromiso de las relaciones, en estos amores y amistades “líquidas”, que evaden la responsabilidad de estar en disponibilidad para el prójimo, y señala el empobrecimiento afectivo que supone esa falta de solidaridad, encontramos afinidades con Stephan Hessel y con Emmanuel Levinas.
Con Hessel por su desconformidad con el estado de cosas en la Europa manipulada por la globalización, la caída de valores humanitarios y la subordinación a los grandes capitales.
Con Levinas por el retorno al concepto del otro ser humano, como mi igual, que por el solo hecho de existir convoca mi ineludible responsabilidad.
María del Carmen Marini, 4 de junio de 2013
Post scriptum
Por Marcelo Ciaramella *
La lógica del sistema hegemónico de acumulación capitalista, que impone a los seres humanos vivir dentro de la lógica absoluta de la valorización del valor, provoca la aparición de la “humanidad sobrante”. Masas “inútiles” que no aportan un valor agregado que se convierta en capital acumulado y que cuentan con un poder adquisitivo casi nulo. Periferias de un centro poderoso que como secarropas centrífugo los arroja contra las paredes que limitan con la nada. Gente que va de acá para allá deambulando por el mundo, exponiéndose a tremendos peligros, experimentando la sensación de haber nacido en el planeta equivocado, culpabilizados de ser la periferia que no tiene derecho ni oportunidad de acceder al lugar de los privilegiados, acusados a menudo del delito de ser visibles, del de-satino de existir y son condenados a una fuga eterna buscando un escondite donde redimir el pecado de la exposición pública. Por eso existen montones de campamentos, hogares, refugios que, como el cuartito del fondo de una casa, esconden todo lo que no sirve para el uso cotidiano o lo que se usa de vez en cuando, para que no sea visto por las visitas.
……
La Convención de Refugiados de 1951 explica que un refugiado es una persona que, “debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores no quiera acogerse a la protección de tal país”. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, los patrones globales de migración se han vuelto cada vez más complejos en los tiempos modernos, con la participación no sólo de los refugiados, sino también de millones de inmigrantes económicos. Los migrantes, especialmente los económicos, deciden mudarse con el fin de mejorar las perspectivas de futuro de sí mismos y sus familias. Los refugiados tienen que moverse si quieren salvar sus vidas o su libertad. Ellos no tienen la protección de su propio Estado –de hecho, es a menudo su propio gobierno que está amenazando con perseguirlos–. Si otros países no les brindan la protección necesaria, y no les ayudan una vez dentro, entonces pueden estar condenándolos a muerte o a una vida insoportable en las sombras, sin sustento y sin derechos. A veces también los desequilibrios ambientales que provoca la insaciable sed de recursos para producir, expulsan a muchos de sus tierras devenidas en desiertos o lugares inhabitables.
….
La contienda va quedando cada vez más clara: un mundo para pocos vs. un mundo para todos. La ideología capitalista liberal nos impone el mérito y la competencia como la premisa para adquirir derechos de vida digna. La mirada cristiana, claramente sostiene que el derecho para la vida digna en este mundo no consiste en hacer méritos, sino en el simple hecho de haber nacido. Si hay refugiados es porque hay perseguidores que se arrogan el derecho de decidir quién queda dentro del sistema, irrespetuosos de la libertad de vivir y morir con dignidad de todo ser humano. ¿Cuándo se separará la Iglesia en su análisis, sus gestos y acciones proféticas de resistencia, de un proyecto de mundo que sólo acarrea pobres en fuga?
* Grupo de Curas en la Opción por los Pobres.
Página 12 13-9-13
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