24 dic 2020

Carlitos

 En mi vida hay varios Carlos importantes: mi papá, mi hermano, mi sobrino. Todos ellos han portado el nombre con hidalguía de caballeros.
Además está Carlos Gardel, honrado por los tangueros trasnochados, y Carlos Chaplin, protagonista del cine mudo, y hasta Carlos Marx, escribiendo sus extensos Manifiestos con perseverancia.
Pero otro es el Carlos que quiero homenajear hoy. Porque este vive en mi ciudad. Porque la  información que comunica desde la certeza, tiene una contundencia  como pocas.
Porque se sigue expresando con sencillez. Porque viene cuando lo llaman. Porque se anima con valentía a decir su palabra.
Porque una vez compartimos un panel y tuvo la grandeza de no robar protagonismo, como pudiera haber  hecho.(1)
Porque otra vez viajamos a Las Rosas, cada quien a dar su propio tema, y nos contó sobre su propuesta en el andén de la Estación, como cuando da conferencias a una audiencia jerarquizada.
Porque venía tan exigido, que se expuso sin prever las consecuencias y corrió riesgo.
Porque en la entrevista le preguntaron qué pensaba sobre lo que le había pasado, y que pese a la gravedad, pudiera estar allí, dando cuenta de su proyecto…él sonrió y se refirió a  lo inescrutable del Universo, que se lo permitía.
Yo hubiera hablado de “Los caminos de la vida, que es muy difícil andarlos”, pero que él ya está de nuevo transitándolos, así que nos podemos quedar tranquilos.  
 

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