Ella dijo: Recibimos a Etienne. Tuvimos ya dos huéspedes en la nueva habitación.
Etienne…el cura belga que acompañó a Mariano, cuando Mariano volvía de Bélgica, unos meses antes que nosotros. Tenía ocho años, y Etienne era la figura protectora y familiar.
La otra piensa: Paradojas de los tiempos.
Ella dijo: Un cura católico alojado en casa, donde le cuestionamos todo.
El se ríe. Podemos porque somos verdaderamente amigos.
Podemos porque es un cura diferente. En Chaco estuvo con las ligas agrarias, y en el 76, claro, su tuvo que ir.
El que conoció a Ana Lina y ella lo eligió para que bendijera su boda…
Lo conoció años después, en uno de sus viajes, en los quince de Viole.
Charló con él que había venido a la celebración y se dijo: este cura es el que quiero para mi boda.
Ana Lina, la que nos encontró cuando buscaba a sus padres en los amigos que lo recordaban.
Ana Lina con la que establecimos este lazo que intenta…
Ana Lina a los cuatro años, en la calle, sola. ¿Qué siente una niña de cuatro años perdida, cuando acaban de llevarse a su mamá?
¿Qué respuestas busca? En quienes fueron amigos de sus padres, reclama los relatos que le devuelvan la historia robada.
Y a los 24 cuando arma el video para su boda, están las fotos que le quedaron, ella bebita, con sus padres.
Los amigos, los amigos. Las fotos… las fotos, el llanto.
Etienne que bendice.
¿Y el otro huésped?¿Quién fue? Preguntó la otra.
El padre de Mariana. La mamá de Mariana tuvo otra nena. Las habían llevado a las tres juntas. A la madre, a Mariana de tres años y también a la Tana, la bebé de cuatro meses.
La que después viviría sola, en un departamento oscuro, tapiado, con dos ovejeras enormes.
Ella relata: Cuando nos conoció me pidió que fuese a su departamento y viéramos que se podía hacer con él…
La otra escucha. Los sótanos, la madre y sus hijas.
Hoy, el departamento que abre una grieta para que por esa grieta entre tanta luz.
Ella dice: ¿Y sabés quién compró una de las casitas que construímos en calle La Paz?
¡Alejandra! ¿Y sabés que el sábado canta en la Biblioteca? ¿Vamos?
Alejandra naciendo empecinadamente. Naciendo de su madre presa.
Naciendo empecinadamente de su madre empecinadamente viva.
A pesar de…
Y la solidaridad de las mamás en la cárcel, pasándole la ropa que sus propios bebés ya no llevaban.
La batita en la soga. La batita que había sido de Mariano flameando para Alejandra.
Los colores de la batita. La música en la Biblioteca.
No pudieron con la música.
Cuantas lágrimas.
La otra piensa. El setentaycuatro. No hubo cárcel, ni hubo exilio. Pero mi bebé agitado en la panza. Retorciéndose con la angustia. Pensé entonces: es como una serpiente aterrada que no entiende.
¿Alguna vez se deja de ser un sobreviviente?
Para Mariano, Ana Lina, la Tana, todos y todas los otros y las otras.
Septiembre 2005
24 dic 2020
Ella y la otra
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