11 dic 2020

Encuentro con las de entonces

 Eran los primeros 70.

Era un grupo que  seguía mis clases cuando nos trasladamos a la Facultad de Humanidades.

La carrera  era Periodismo, más tarde se llamaría Comunicación Social.

Como mi materia era optativa, yo tenía la alegría y la certeza de que estaban las que querían estar, más allá de burocracias…

Como nos mudamos a mitad de año, en Humanidades a veces no había aulas. Pero como el frío ya no era un impedimento, a veces dábamos clases en el patio.

Recuerdo al pequeño grupo, al atardecer sobre uno de los bancos. El mismo patio donde años atrás empezara mi historia con él, cuando éramos estudiantes.

Pero ahora, él y yo éramos profesores.

Y estas nuestras alumnas, las confiables, las que estaban cerca, las que estaban siempre: Elba, Raquel, Norma.

Las que tenían el entusiasmo y la perseverancia. Después vendrían los años oscuros, los años de plomo, pero todavía…Dejamos de vernos cuando terminaron las clases.

Elba fue la primera en tener una niña, me llegó la noticia y recuerdo la emoción y un enterito gris minúsculo.

 La vida siguió ¿por cuánto tiempo?

A veces nos cruzábamos, y venía el relato de lo sucedido en cada historia: hijos, amores, trabajos y trajines

Y este agosto volvimos a reunirnos. Elba cumplía años y nos reunía. Celebraba con alegría su vida, sus hijos, sus amigos de entonces y de ahora.

Y en el salón nos encontramos: Elba desde el esplendor de la vida vivida sin retaceos, con su niña seria convertida en reciente mamá. (Que como todas las hijas ejerce la prudencia y la censura y no le dejó llevar el strapless de color salmón que ella hubiera elegido, porque es muy seria y muy formal).

No importa Elba, igual estabas muy bella cuando te veía bailar incansable.

Y estuvo Raquel, la del diario que lleva adelante con toda su fuerza , y que ya es un referente en la prensa que refleja su empeño y su talento. Raquel que trajo los chocolates  preparados como souvenires en forma de corazón y con envoltura de celofán. Tenía la misma sonrisa de sus 20 años y el orgullo de acompañarse con su hijo bienamado. El Hijo que la llevó a elegirse a sí misma como madre desde el deseo, el entusiasmo y la generosidad. Hijo que entró a formar parte de su vida cuando era apenas una brizna, y que hoy, todo sonrisas (como su mamá)  es un despliegue de vitalidad, simpatía e inteligencia.

Y estuvo la dulce Norma, gestora de mi única experiencia, cuando tenía un programa en Radio Nacional. Con el compañero con que comparte  la vida, la crianza de sus niños, las lecturas y los proyectos.

Que como todas nosotras, armó su historia para que fructificara en lo que es hoy.

Como Raquel, como Elba. Para que pudiéramos compartir desde la alegría esta celebración. A pesar del tiempo, a pesar delos años estuvimos allí, como entonces.

Y valió la pena. Nos hizo recuperar aquellos momentos, cuando nos preguntábamos cómo sería lo que vendría luego. Lo que iría componiendo nuestros días para darles significado.

Ahora, un poco (solo un poco) más sabias, podemos decirnos que sí, que tuvo sentido.
agosto 2010

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