26 dic 2020

Green Books

 “GREEN BOOK”  y “3 TRES ANUNCIOS POR UN CRIMEN”
El oficial Dixon (gran trabajo físico y de composición de Sam Rockwell), es un policía racista y borracho que juega algunas de las secuencias más memorables de un filme
La  película de McDonaugh ofrece una exploración profunda de la ira y el proceso del duelo, que es un elemento que une a los tres personajes principales de este relato.La madre que busca justicia por el asesinato de su hija (a cargo de una intensa Frances McDormand), el sheriff que lidia con un cáncer terminal (otra gran labor de Woody Harrelson) y el policial racista que perdió el rumbo de su vida y su oficio.
El policía, y un tanto furioso al inmaduro oficial Dixon (Rockwell), es un nene de mamá conocido por su temperamento volátil, y su afición por repartir golpes gratuitos cuando se trata de sospechosos afroamericanos. Sí, Dixon es un racista (entre muchas otras cosas) avalado por sus compañeros que no mueven un pelo ante sus exabruptos. No es gente ‘mala’, solo ignorante, al menos ante los ojos de McDonagh. Su transformación es lo notable.
Green Book
Todo arranca cuando a Tony “Lip” Vallelonga (un Viggo Mortensen especialmente engordado para la ocasión) le anuncian que el bar en el que trabaja como seguridad cerrará durante dos meses. El dinero escasea en la economía de esa familia amuchada en un departamento del Bronx, por lo tanto es necesario encontrar un ingreso extra para soportar la clausura. Un trabajo a priori sencillo como chofer y guardaespaldas de un prestigioso doctor asoma como la salvación. Pero hay dos problemas: la tarea y la raza del músico.
La gira, entonces, como escenario de la transformación.
Durante el devenir de la historia, Tony descubre la música inmensa del Stainway en los dedos de Don, y aprende a escribir cartas a su mujer gracias a las metáforas de éste. Negro, homosexual, adinerado, Don Shirley parece desencajado de todo lugar. Sus dedos ni siquiera conocen el aceite del fried chicken con el que Tony le incentiva.
La  situación de desempleo desemboca en la inminente relación con Shirley. El guion de Farrelly, Brian Currie y Nick Vallelonga (hijo de Tony) juega con las referencias al crimen organizado en un sentido estrictamente cinematográfico: años después de los hechos retratados en Green Book, el exchofer y portero inició una carrera como intérprete de bolos y breves apariciones secundarias en el cine y la tevé, usualmente en la piel de personajes “pesados”, gánsteres, asesinos y mafiosos, por lo general de origen italiano
La transformación del versátil y políglota Mortensen en un hombre de familia tosco y malhablado, fornido aunque algo pasado de peso (hay más de un gag referido a su ingesta desenfrenada de hot dogs, hamburguesas y pizzas) y esencialmente desconocedor de todo aquello que exista más allá del horizonte del barrio en el cual nació y vivió toda su vida, resulta un clásico de la actuación del Método  A su vez, la otra transformación, la del personaje –que, en la mejor tradición de la road movie, irá mutando junto con el paisaje, de negro hater a hombre tolerante: él también, a pesar de las apariencias tempranas de control, tendrá algunas cosas que aprender de su chofer

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