Ya me tiene harta.
Se viene comportando como una neurótica histérica, de esas que viene, seduce y se va.
Que lanza su mirada envolvente e insinuante, esboza una sonrisa y cuando creemos que ya está con uno, pega media vuelta desaparece.
Me ha rozado, haciéndose la distraída, cosa de dejarme en plena turbación, y como quien no se da cuenta de nada..
Además de seductora es mentirosa, porque deja mensajes como billetitos de encendidas promesas, y en el momento de sostener su palabra ¡puf! Se hizo humo, y en vez de su tibieza solo el vacío y el frío.
No debiera impacientarme, total no puede evitar venir y quedarse, es solo cuestión de tiempo, y que importa si es un poco antes o un poco después... Entonces será mi turno de mirarla con sarcasmo y decirle con ironía: -¿Y ahora...no te hacés la esquiva?- en el tono de Rodolfo Zalim en “Flores robadas...” cuando estaba en ganador.
Tal vez no pueda evitar ser así, tal vez forma parte de su naturaleza esto de asomarse y esconderse, en este juego perverso y frustrante que asocio a no se que refrán acerca de pavas y braseros...
Es una loca de mierda, una chiflada que me altera el ánimo, sin hacerse cargo de lo que promueve.
Una simuladora con diploma en ese arte de hacer creer cosas que después no cumple. Una mentirosa de marca mayor. Una seductora de novela.
Les digo que no exagero al acusarla de histérica.
¡Y bueh!. ¡La primavera en Rosario es siempre así!.
Solo que este año parece más indecisa y vacilante en quedarse del todo que otras veces. Se asoma y se va. Me ilusiona y desilusiona en cuestión de horas.
Ya guardé las bufandas, los abrigos y los guantes y los volví a sacar como cinco veces.
1984
2 dic 2020
La histérica
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario