Luis debía encargarse de decoración navideña del vestíbulo. Lobbie le dicen los cultos. Importante el hotel. Cerca del obelisco el hotel. Sobre la avenida de 25 carriles donde nos aterramos los provincianos.
Turistas extranjeros, alfombras espesas, mucha madera lustrada, dólares, nose cuantas estrellas pero varias.
Entonces Luis se dijo: -¿ Qué presupuesto me asignan?-. Y para salir de dudas fue a preguntarle al gerente. El gerente irritado, al borde del colapso contestó: -¡Todos, todos, todos me piden plata...La gobernanta pide plata, el de mantenimiento pide plata, la lencera pide plata...¡Ahora usted también me pide plata!. ¡Yo no tengo plata! ...arréglese con lo que hay en la casa para el decorado navideño...
Entonces Luis precisó, cosa de estar seguro: -¿Me da carta blanca? – Y le brillaron los ojos.
La gobernanta austera preguntó: -¿Una escalera?
Luis repitió: -Una escalera.
-¡Ah! ¿ Y de que altura?- intentó determinar la gobernanta.
-No, la altura no importa, más o menos así. La mano de Luis hizo un vagoroso gesto en el aire.
-¡Ah! ¿Y para subir adónde?-
-¡Para subir a ningún lado Jesusa, es para fabricar un árbol de Navidad...
-¡Ah! Para fabricar un árbol de Navidad.- Sin demasiado asombro, sin ningún comentario, eso si, meneando la cabeza con resignación, Jesusa le mostró varias.
El pintor preguntó con su voz más neutra: -¿Verde claro o verde oscuro?
-Verde inglés.
El carpintero se aseguró: -¿De terciada o de aglomerado quiere la estrella?
-De terciada.- sentenció solemnemente Luis.
Y después de ponerla con un clavo en la punta, buscó un balde, de esos de construcción, el menos abollado que encontró, y lo llenó con esferas doradas que se asomaban de los bordes. Lo colgó cosa de que cayera hasta más o menos la mitad del pino, perdón, digo de la escalera, sostenido por una soga blanca.
-¿Delante de la puerta de entrada o delante del ascensor?- preguntó el conserje, divertido.
-Delante del espejo- indicó Luis, contundente.
El pasajero uruguayo dijo entusiasmado: -¡Fantástico! ¡Parece una creación de la Minujín o de Polesello!. Un árbol que simboliza el esfuerzo por ascender, la lucha para resolver las dificultades, el impulso por alcanzar las metas...
Los compañeros le dijeron: -¡Te pasaste flaco...ésto va a dar que hablar!-
El gerente, pálido, no dijo nada. Solo se llevó la mano al pecho (lado izquierdo) y contuvo la respiración.
La prima dijo: -Contámelo con detalles, que ésto es para escribir un cuento...
El vecino del bar de al lado dijo irónico, señalando el suyo, comprado en Casa Tía: -Vení, mirá...esto es un arbolito de Navidad...Si andaban tan mal las cosas, hubieras avisado, viejo...
Luis lo miró despectivo y respondió: -Nadie, nadie ve tu arbolito que es como el más común de los arbolitos. Si no estuviera, sería lo mismo. Es tan exactamente igual a todos los otros que pasa desapercibido...
El periodista canchereó cuando vino a tomar las fotos: -¿Y qué es lo que viene a representar?
Luis contestó: -Puede representar distintas cosas...cada uno le da la interpretación que quiere...Yo intenté mostrar un medio para salir de la mierda en que estamos sumergidos...- El periodista cortado,ya no más canchero, dijo: -Bueeeeno...voy a sacar unas fotos...
La voz anónima del teléfono dijo: -¿Qué mamarracho es ese? ¿Quieren uno mangos para comprar un arbolito en serio?-
Entre tanto, la escalera, impávida, se enseñoreaba burlona y jactanciosa, impregnada del espíritu de la Navidad. Y Luis, con una guiñada cómplice, me mandaba la foto, para que lo viera retratado al lado de su creación, mezcla de delirio punk y travesura surrealista.
Navidad del 84
1 dic 2020
16. HISTORIA SIMPLE
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