Y esto me lleva al tema de que, tradicionalmente se nos exige funcionar como espejos mudos, que los sentimientos que nos suscitan los relatos que escuchamos, no deben entrar a formar parte de la escena, que un terapéuta eficiente debe abstenerse de involucrar sus afectos. Creo que es válido en el sentido en que ni mi compasión, ni mi desaprobación proveerían a quien consulta de los recursos que viene a buscar. Recursos que consisten en poder pensar en lo que le sucede y operar los cambios necesarios.
Ni que sufra con él, ni que lo rechaze apuntarían en esa dirección. Si en cambio, apuntaría en dicho sentido el posicionarme como quien acompaña en una tarea, pero sabiendo que dicha tarea, ineludiblemente la deberá llevar a cabo el otro, o en todo caso entre ambos. Y si bien lo que sucede a ese otro no me es ajeno, y en algunas cincunstancias puedo llegar a sentirme conmovida, no es mi resonancia lo que viene a buscar y necesita de mí, sino la capacidad de mostrar desde otro lugar lo que plantea, pueda referirse ésto a un sufrimiento o a un proyecto. Al fin como dijera alguien: "No son las circunstancias las que nos angustian, sino la visión que se tenga de ellas".
Hubo oportunidades en las que me preguntaba, cómo algunas personas sabias y con una experiencia de vida mayor que la mía, buscaban mi palabra en la consulta.
Personas a las que admiraba por su idealismo, por su valentía, por su capacidad y eficiencia, y por los caminos recorridos y vivencias acumuladas, me llevaban a pensar: ¿Qué puedo aportarles, si yo se menos de la vida, si no he salido de la experiencia acotada de profesional clase media ( clase media boluda como diría Mafalda), monógama y con una vida ordenada en función de trabajo y familia?. ¿Qué puedo aportarles si no he vivido grandes aventuras, ni recorrido el mundo, ni atravesado graves viscisitudes, ni transitado dramas heroicos? ¿Qué puedo decirles que abran nuevas puertas a aquellas existencias que parecen debordar sabiduría y convicción? No lo supe, pero tal vez lo que yo pudiera proveerles era un espacio calmado donde recuperar el sosiego, donde mirar las cosas después de la tormenta, donde prepararse para las próximas batallas.
3 dic 2020
ABSTINENCIA DE LA COMPASIÓN Y EL DESPRECIO
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