Dorcas Bressán colabora con un texto pertinente al tema de los amores “vía Internet”.
AMORES IDEALES, ¿AMORES VIRTUALES?
Se
oye en la vitrola la voz de Gardel, amores maltrechos, de traiciones y
despechos, allí nos situamos y escuchamos la verdad en su
hiperrealidad. Amor contado por machos, hombres que siempre resultaban
heridos por “malas” mujeres y ellos irremediablemente debían volver a
los brazos amorosos e inmaculados de sus siempre amantes y buenas
madres.Luego y más cerca a nuestra historia, muy próxima a mis siete años, escucharíamos los relatos de los amores del Mayo Francés, aquellos besos tibios, cuyos abrazos abrazaban también las utopías. Que en los versos de Joaquín Sabina, cobran su sabor revolucionario, y contradictorio, como por ejemplo:
Aquel año mayo duró doce meses …
… la dulce hoguera de la insurrección”
La poesía salió a la calle,
reconocimos nuestros rostros,
supimos que todo es posible,
en mil novecientos sesenta y ocho”…
Se hablaba de sexo en la empresa Renault.La poesía salió a la calle,
reconocimos nuestros rostros,
supimos que todo es posible,
en mil novecientos sesenta y ocho”…
El amor en versión más libre, menos posesivo.
En la misma década la revolución de la píldora anticonceptiva que nos permite a las mujeres ejercer una sexualidad más libre, y con posibilidades de planificar la maternidad, rompiendo de este modo esa díada de: sexualidad =maternidad. Ahora podíamos elegir cuándo y con quien.
“No, las gentes amamos de diferentes maneras, seguramente para concluir en los mismos naufragios o plenitudes, pero amamos con el molde de una época”. (Rosa M. Rodríguez Magda, “Femenino Fin de Siglo”, Ed. Anthropos. Año 1994)
La época, los momentos, la ciencia, la tecnología, la economía, influyen en los caminos del amor, porque nos atraviesan y nos sujetan a ellas, porque somos productos de época, y esa producción nos afecta, y sobre los errores y los aciertos de nuestros antepasados las generaciones presentes y futuras van aprendiendo y elaborando, entre tantas cosas, las cosas de la vida, entre las que encontramos los caminos del amor. Nos van marcando los modos de amarnos y de amar, a veces pueden ser más cerrados, más abiertos, más libres, menos comprometidos, más profundos, ellos no son otros que encuentros y desencuentros, y en cada uno de ellos está incluído el otro.
Tiempos, aquellos y estos…
Hemos visto el desmoronamiento del amor judeo-cristiano-católico, aquel “para siempre” y “hasta que la muerte los separe”, fueron cayendo en desuso, y el fin puede ser antes, con el “no te soporto más”, allí la muerte es en otro sentido, se muere el vínculo, algunas veces de ambos, otras de alguno de los partenaires. Asistimos a la caída del mito “el matrimonio es una vez y para siempre”, y con ello el advenimiento de nuevas formas de convivencia, surgen nuevas pautas. La duda en relación a los sentimientos deja de ser patrimonio de unos pocos, y se transforma en un sentimiento muy frecuente de una amplia mayoría, instalándose en la sociedad como algo propio al hombre y a la mujer. Naufragan las certidumbres, las certezas que para una época hicieron huella y camino.
El Psa. dirá el deseo, su objeto perdido (o no tanto). El deseo que no tiene objeto predeterminado (Freud). Lacan dirá el “petit a” palabras, términos que intentar acorralar, racionalizar, la libertad y su posibilidad de ser reconocida y expresada.
El poeta J. Sabina, nos cuenta entre en sus poesías algunas de las búsquedas que solemos realizar los hombres y mujeres:
En la misma década la revolución de la píldora anticonceptiva que nos permite a las mujeres ejercer una sexualidad más libre, y con posibilidades de planificar la maternidad, rompiendo de este modo esa díada de: sexualidad =maternidad. Ahora podíamos elegir cuándo y con quien.
“No, las gentes amamos de diferentes maneras, seguramente para concluir en los mismos naufragios o plenitudes, pero amamos con el molde de una época”. (Rosa M. Rodríguez Magda, “Femenino Fin de Siglo”, Ed. Anthropos. Año 1994)
La época, los momentos, la ciencia, la tecnología, la economía, influyen en los caminos del amor, porque nos atraviesan y nos sujetan a ellas, porque somos productos de época, y esa producción nos afecta, y sobre los errores y los aciertos de nuestros antepasados las generaciones presentes y futuras van aprendiendo y elaborando, entre tantas cosas, las cosas de la vida, entre las que encontramos los caminos del amor. Nos van marcando los modos de amarnos y de amar, a veces pueden ser más cerrados, más abiertos, más libres, menos comprometidos, más profundos, ellos no son otros que encuentros y desencuentros, y en cada uno de ellos está incluído el otro.
Tiempos, aquellos y estos…
Hemos visto el desmoronamiento del amor judeo-cristiano-católico, aquel “para siempre” y “hasta que la muerte los separe”, fueron cayendo en desuso, y el fin puede ser antes, con el “no te soporto más”, allí la muerte es en otro sentido, se muere el vínculo, algunas veces de ambos, otras de alguno de los partenaires. Asistimos a la caída del mito “el matrimonio es una vez y para siempre”, y con ello el advenimiento de nuevas formas de convivencia, surgen nuevas pautas. La duda en relación a los sentimientos deja de ser patrimonio de unos pocos, y se transforma en un sentimiento muy frecuente de una amplia mayoría, instalándose en la sociedad como algo propio al hombre y a la mujer. Naufragan las certidumbres, las certezas que para una época hicieron huella y camino.
El Psa. dirá el deseo, su objeto perdido (o no tanto). El deseo que no tiene objeto predeterminado (Freud). Lacan dirá el “petit a” palabras, términos que intentar acorralar, racionalizar, la libertad y su posibilidad de ser reconocida y expresada.
El poeta J. Sabina, nos cuenta entre en sus poesías algunas de las búsquedas que solemos realizar los hombres y mujeres:
“La locura acechando agazapada
La batalla diaria entre dos cuerpos…
la ceniza que queda, los despojos…
Los papeles que nunca nos unieron…
Los oscuros desvanes del deseo
La cama navegando en el vacío…
El sexo rescatándonos del tedio…
(“Inventario”. C.D “Inventario”)
La batalla diaria entre dos cuerpos…
la ceniza que queda, los despojos…
Los papeles que nunca nos unieron…
Los oscuros desvanes del deseo
La cama navegando en el vacío…
El sexo rescatándonos del tedio…
(“Inventario”. C.D “Inventario”)
Continuamos paseándonos y recordando aquella época, que diera tanta letra para tantas disciplinas, ciencias y literatura. ¿Cómo y dónde se daban las citas, y la posibilidad de conocerse? Sino en las reuniones de los partidos, el bar de la facultad, compartir las semejanzas ideológicas, inquietudes políticas, ecológicas, la música, el cine, el consumo de algunas sustancias, que bien podían ser prohibidas, o no. Todas y cada una de ellas constituían puntos de encuentros, de acercamientos, y también de desencuentros. Amores correspondidos que han perdurado en el tiempo, otros probablemente fugaces, pero no por ello menos intensos que los primeros.
“Los sentimientos que alguna vez fueron reales, se han convertido en clishés, mensajes, ideas en sí mismas, productos a consumir” (Ob.citada). Más adelante la misma autora dice: “Los estilos y las formas han vampirizado a aquellos que lo impusieron, vaciándolos de su espesor subjetivo, para convertirlos primero en objetos”.
“Tras el inicio del proceso de idealización por una generación verbalizadora y conceptualizadora y el incremento de este en la sociedad-marketing y consumo, los mensajes, las ideas, son tomadas como cosas y así vuelven a reaparecer con cierta desnudez algunos objetos como si de mensajes se tratara” (Op.citada)
Epoca de razones y fundamentaciones, semejante a la del Iluminismo, primero la razón, su hegemonía, su primacía, tal vez, aquí en esta época, aparece interrogada la pasión, o quizás relegada a un segundo plano…
Vamos llegando con alguna prisa y sin pausa a la era de la tecnología, la máquina, ya los niños no crecen sólo con peluches, o jugando a las bolitas en la vereda, en un campito jugando al foot-ball, hay un mundo de botones que con sólo presionarlos nos dan imágenes de las más diversas, e información de los lugares más recónditos del mundo. ¿Cómo será el crecer para ellos? ¿ Y cómo su desarrollo psicoevolutivo, ya que a edades tempranas intercambian con otros y otras desde el Chat, el cual está incorporado a sus vidas, casi de un modo natural? Está entre ellos como un nuevo modo de conocimiento, de estar y pertenecer. Y desde allí conversan, se seducen, se citan, se mienten, se engañan, se enamoran y desenamoran.
En estos nuevos modos de conocerse y citarse, no pueden faltar los ciber, verdadero espacio de encuentro para los adolescentes y los no tanto. A las primeras las podemos denominar “encuentros ciberespaciales”, en ellas las distancias adquieren otra acepción, o parafraseando al poeta que dice: “No entiendo la distancia, como existe y no es real”.
Formas, modos, pinceladas, texturas, intensidades, todas ellas nos permiten armar la vida de modos diferentes, no hay una distancia, no hay un modo, no hay un camino, no hay una forma de amar y de amor. Hay multiplicidades de colores, formas, texturas, intensidades, profundidades de las cuales algunas pueden ser insondables, difíciles de comprender con nuestra escasa razón.
Entre tanta diversidad, estos nuevos modos de acercamiento, conocimiento que nos permite el ciberespacio, el Chat, que al igual que los otros modos de conocerse, que mencionaramos anteriormente, puede que prosperen o no. También es cierto, que deparan viscicitudes muy similares a las de los modos más tradicionales de conocimiento, para quienes eligen transitarlos. Continúan a modo de presente continuo las dudas, incertidumbres, ansiedades, miedo al engaño, al fracaso, ansiedad por si irá al Chat hoy tal como quedaron. Ayer hablábamos de esperar en algunos de esos lugares citados, la posibilidad del encuentro. Como también cabía la espera de su llamado telefónico.
Intento reflejar en los siguientes párrafos, algunas extracciones de relatos escuchados, que denotan estos nuevos modos de encuentros. Dice una joven de 25 años, “quedamos en chatear, mañana, para ver si salimos el sábado, y nada, no fue al Chat”. “No es la primer vez que lo hace, pero yo sigo yendo”.
Otro extracto de una mujer casada, de 40 años: “Chateamos todos los días, y a él le pasan las mismas cosas que a mi, dentro del matrimonio. A él su esposa no lo comprende, no lo escucha, él cree que la quiere, pero no la ama. Nos damos cuenta que sentimos lo mismo, nos pasa lo mismo, entre nosotros y con los otros…
El me pide que le mande una foto mía, pero no me animo, él me envió una y no sabes lo lindo que es.
Fue una relación que se extendió durante un tiempo considerable, lo que no se pudo concretar fue un encuentro no cibernético, sino real, paradójicamente decían sentir que ambos estaban hechos el uno para el otro, pero que el tiempo les había jugado en su contra, o tal vez ellos mismos, jugaban un juego que solo daba para esos encuentros, furtivos, pocos comprometidos, y tal vez, muy fantasiosos, quizás esto último, son amores de fantasía, otros amores que nos permiten transitar y jugar estos tiempos modernos. Serán estos amores, amores virtuales?.
Tercer relato de una joven mujer de 27 años, “aún no nos hemos visto nunca, esto ya lleva un tiempo, de chatear todos los días, y no encontrarnos, nos conocemos mediante cámara web. Pero a mi eso ya no me gusta, quiero tocarlo, sentirlo, olerlo, esto de la cámara, me está resultando con olor a plástico…” Luego de que ella insistiera un tiempo, él accedió al encuentro, pero la relación no prosperó. Ella sufrió durante un tiempo, al cabo del mismo se enteró que él era casado.
Estos han sido sólo algunos relatos, para ilustrar estos nuevos modos de relacionarse hoy, y que hacen a las viscicitudes del amor, estos casos no pretenden cerrar nada, sino abrir aún más, los diferentes y posibles caminos del amor.
Escuchando ciertos relatos, en estos tiempos de Internet y chateos, he tenido la oportunidad de oír, como por este medio va surgiendo la posibilidad de encuentros/desencuentros con otros/as.
Encuentros que a veces prosperan, y otros que se frustran.
Estamos en condiciones de afirmar que deparan viscicitudes parecidas a los encuentros que supimos conseguir, sin tecnología mediante, ansiedad para la hora del encuentro, incertidumbre acerca de si se concretará, o no, el engaño, etc.
El enamoramiento en su primer fase, nos decía S. Freud
Tardecita de Invierno del mes de Agosto del 2004, Alvarez.
Dorcas. Bressán
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