8 dic 2020

Cotidiano

 Manejo el auto, rumbo a las oficinas donde entregan los aforos de la patente de este año.

Hoy vence la primera cuota. Siempre me entero a último momento. Ahora la larga cola para retirar, la larga cola para pagar.

El encuentro casual con algún conocido.

Volver rápido. Dejé el almuerzo casi listo.

Luchar para que los chicos coman. No les gusta mucho lo que les preparo. Y enseguida llevar a la nena a la escuela.

El reloj me corre. Las dos manecillas son las botas implacables de un gigante que viene tras de mí con intención de aplastarme.

Luego mi trabajo.

Componer la expresión imperturbable de quien escucha las consultas angustiadas de otros.

El 24 vence el Impuesto Inmobiliario.

El 26 Obras Sanitarias.

A las 12 le toca el antibiótico al nene.

Tengo que recordar a mi hija que lleve la carpeta. Ayer la olvidó...Todavía es chiquita...Primer grado.

 
Primer grado.

La espalda apoyada en la pared inmensa y gris. Primer día de clase.

Las monjas revoloteando como cuervos en el patio.

Primer día de clase de primer grado...qué miedo,  qué miedo...¡¡no tengo que llorar!!.

Si hermana Tercilia, traje el cuaderno...Qué grande es el pupitre...Grande y oscuro...Me pierdo en él.

Si hermana, le diré a mi mamá que me ponga un lazo en el pelo.

Si hermana, le diré que mande la cuota de la cooperadora.

Si hermana, si...

Soy una buena chica, una chica obediente...

Estudio, voy al catecismo.


No, no padre, no beso a los muchachos. Confieso que sí, que solo una vez, pero ya no lo haré más.


Si mamá, ya me levanto.

Voy a la escuela. Voy a la biblioteca.

Debo llegar a horario.


Me falta el tiempo.

Voy al trabajo.

Voy a hacer las compras.

¿Qué les gusta a estos chicos? No tengo mano para la cocina.

Ni ganas.

Ni forma   de experimentar...

 
No mamá, no le digas a papá que no quise comer.


Hijos, no le digan a nadie que se me quemó el arroz. ¡Ya escondo esta cacerola tiznada!


Si mamá, ya sabía que el arroz no se cocina bien en acero inoxidable...pero... Si mamá, ya le cambié los pañales al nene...Tiene la cola paspada? Bueno, bueno, voy a ver...


No, no sé dónde están tus llaves...Tu agenda? En la mesita rodante...


Hija, tus hebillitas ¿dónde las dejaste? No hay tiempo de buscarlas...¿Andá con el pelo suelto!.

No, no sé dónde está tu disfraz de Batman...fijate en la caja de los juguetes...¿Y el chupete? ¡Qué sé yo! ¿Vas a dejarme poner la mesa?


Cruzo la plaza trotando, no hay tiempo para mirar el juego del sol entre las hojas, ni aspirar el perfume de los rosales...

Adivino, más que miro, el cartel sobre el verde. Total, ya se lo que dice:

Prohibido pisar el césped.

Prohibido estacionar.

Prohibido para menores de 18.

Prohibido fumar.

Prohibido el paso.

Prohibido hablar con el conductor.

Prohibido girar a la izquierda.

Prohibido usar la radio después de las 23 horas.

Prohibido!

Prohibido!

Prohibido!

Basta!!!

“Desabrochen el pensamiento tan a menudo como la bragueta”.


¿Sabrán los jóvenes de estos lemas?

¿Sabrán de mayo del 68 en Francia?

Yo tenía...Y ya pasaron trece años...

¿Y sabrán del nazismo?

¿Y de Hiroshima y Nagasaki?

¿Y qué? Yo tampoco tuve tiempo de enterarme bien de lo que estuvo pasando en Nicaragua...De lo que está pasando en Irán...

¡Cómo corre el tiempo...!

Y cómo me corre el tiempo...

Si no me apuro llego tarde...


Si señora, debe haber sido difícil...¡cómo reponerse de la pérdida de un hijo?. ¡Tenía 20 años cuando se lo llevaron? ¿Esa es su foto?. Ya veo, siempre la lleva consigo...(Siento el corazón más chico, como si sus hipos y sollozos tuvieran un efecto constrictor. Pienso en mis propios hijos).


No mamá, no salimos esta noche. Nos quedamos con los chicos...

Si, te cuento un cuento.

Si, te armo una casita.

Ya voy, ya voy, no puedo hacerlo todo al mismo tiempo...!

¿Qué hacés con el bebé alzado? Es peligroso...sos chiquita aún...

¿Se te ha caído un diente hija? ¿¡¿¡Ya!?!?

Vamos a guardarlo debajo de la almohada para que el ratoncito te deje una moneda...

¿Qué quién hizo el sol?. Ya te explico...Hay distintas teorías...Esperá, dejé la canilla abierta y desborda la pileta...¡Llaman a la puerta, fijate quién es!

¡Has perdido tu primer diente de leche! ¡Cuánto creciste!.


Mamá, tengo manchas de sangre en la bombacha...

No, por favor, no le digas a papá...No le digas a nadie...Yo la lavo, no le digas...

¿Qué me ha pasado? ¿Qué pasará ahora? ¿Debo temer?


Si, te amo...

No, por favor, no, no puedo...

Siento tanto , tanto...

Pero no, no puedo...


Sí, quiero. Y prometo amarlo y serle fiel tanto en la salud como en la enfermedad...

 
Tengo que apurarme o llego tarde.

Primera consulta. El tema parece ser el amor.

Escucho sus dudas: aceptarlo o no. Responderle o no.

Me oigo decir cuando la despido, al mejor estilo “Corín Tellado”:_ Mirá dentro tuyo, preguntale a tus sentimientos, antes de decidir.-

Estoy transgrediendo desvergonzadamente el encuadre que hubiese exigido un silencio impasible. Si mis colegas lacanianos me oyeran, se rasgarían escandalizados sus vestiduras.

Segundo turno. Hace frío. El sol no alcanza a entibiar del todo.

La escucho. ¿Así que no quiere vivir por vivir...?. ¿Qué quiere saber por qué vive, para qué vive?.

Pienso: ¿Y quién no querría lo mismo?. Al fin estamos ocupando distintos lugares y aspiramos a lo mismo...


Este arroz está hecho un engrudo, nunca aprendo a hacerlo bien...

El chiquito tiene temperatura, ¿podés tenerlo mientras busco que darle? ¿Por qué llora, acá está mamá...ya va, ya va...Tiene cada vez más fiebre...delira...¿qué vamos a hacer? ¡Cómo quisiera calmarlo!


Encanezco...ayer lo descubrí...¿Qué haré cuando mi piel se marchite?. ¿Cuándo las líneas de mi cuerpo se ablanden y pierda fuerza y lozanía?.

¡Adios juventud!.

¿Me amás?. ¿Todavía me amás?.

Si, si, ya se, han sido años juntos...

Sí, yo tampoco se...

Nunca sabré...

Muchas veces me encontrás desaliñada.

Muchas veces me encontrás hablándole ásperamente a los chicos, llena de impaciencia.

Muchas veces, malhumorada, no te escucho, me doy vuelta y nos alejamos...

¡Qué difícil preservar la magia en medio del cansancio, las corridas y tantas cosas...

Y sin embargo, también pude, alguna vez, sentirme hermosa bajo tu mirada.


Si mamá, el guardapolvo le queda justo a la nena. Lo que le van chicos son los zapatos. El mes entrante le compraremos las botas que eligió.

 
Si, si señorita, ya canto el himno: “Oíd mortales el grito sagrado...” fuerte, la cabeza bien alta.

Si, Si, tiraré de la cintita de la torta. A lo mejor saco el anillo. ¿Una saca el anillo y tiene buena suerte?

 
Si, si, el domingo de ramos consigo las hojas de olivo que mamá quema  cuando hay tormenta para atraer la calma. ¿Qué miedo me dan los truenos! ¿Podrá venir otra vez el Diluvio? Estoy tan asustada...

Y en la Navidad, ¡qué hermoso el arbolito! Nace el Salvador...


No, hijo, no es el Salvador porque tenga una escopeta. Es otra clase de Salvador ¿Entendés?

 
No entiendo, no entiendo los logaritmos. Si, si, estudiaré más. Debo traer buenas notas, eximirme de todas las materias, lograr un buen promedio. Es lo menos que puedo hacer...


¿Cómo puedo hacer?. Besar.. ¿cómo se besa?. ¿Con la boca abierta?. Pero, y ¿se respira al mismo tiempo?.

Si me gustás mucho.

Pero siento tanta  inquietud cuando me abrazás. No, no, tengo miedo.

¿Cómo no temer?

Si, si, ya se...


¡Ay mi Príncipe Valiente! En lucha con los dragones insidiosos  del tiempo...

             Frente a mí, crisálida que en vez de mariposa se convirtió en bruja...Con su marmita de arroz pegoteado, con su tiempo partido por las demandas de otros, con silencio para otros, con palabras para otros...


Si señora, tendremos que poner en palabras lo que siente. Entiendo que es difícil hablar de ello, pero puede ser necesario si queremos encontrar una salida positiva.


              Positivo. Acá está el Gravindex. Positivo. ¿Se da cuenta?. Me parece increíble. Y sin embargo, ya es como un pececito flotando en mí.


¿Qué es eso?. ¿Con qué estás jugando?. ¿Qué querés ir a pescar con tu papá?. Si, en los canteros hay lombrices. Te ayudaré a buscarlas, aunque no me gustan, me cuesta, no puedo tocarlas.


No, no, no puedo. No, ...si, me gusta tu piel, la piel de tu cuello, de tu espalda desnuda, de tus brazos alrededor  de mí. Recorro tu piel con la punta de los dedos, con mis labios, con mis mejillas...pero, por favor, no sigas. No...es que temo...
 

Temo cuando te sube tanta fiebre hijo ¿estás mejor?  Dejame besarte, quiero sentirte la frente...Si, aquí me quedo a tu lado.


 Si señora directora, presentaré la planificación a tiempo. Yo cumplo. Yo siempre cumplo.

 
Sí, sí. Ya voy. ¿Ahora? ¡Cuántas cosas! ¡Qué cansada estoy!

 
¿Qué te cuente cuándo nos conocimos con tu padre? No, es un secreto...

 
En el secreto de nuestra primera cita trajiste una rosa. Era bella, frágil, efímera.

                    Era la primera vez que recibía algo tan hermoso...Para conservarla más tiempo la puse en la heladera.  Cada vez que abría para buscar algo, me encontraba con el espectáculo surrealista de la rosa en su caja transparente, en medio de cosas banales. Y parecía tan absurdo el contraste...Después aprendí que la coexistencia de lo sublime y lo burdo son tan frecuentes...

¿Valió la pena tratar de conservar más tiempo aquella flor?

Yo quería que nuestro amor permaneciese siempre igual. ¿Es acaso posible?


¡No es posible, no es posible hija! ¿Dónde aprendiste tantas cosas y tan pronto?.

Si las canciones me las has enseñado a todas. Y ya reconocés las letras de tu nombre...

¿Y dónde aprendiste a cruzar así los ojos?. ¿En la escuela?. ¡Qué cómica con esa cara de payasa!. ¡Qué absurda!.


Sí, me he sentido absurda a veces. Y sin embargo, nunca, nunca olvidaré aquel momento bajo el resplandor de la lámpara...Traté de cubrirme avergonzada de mi desnudez. El embarazo redondeaba mi vientre.

Recuerdo tu mirada y tu voz, no sé cuál acariciándome más. Y recuerdo como apartaste mis manos y me dijiste: “- ¡Qué linda estás!”-¡¿¡ ¿Qué linda estás?!?! con mi panza que tu amor convertía en milagro.


Será un milagro la recuperación. Si mamá, iré a acompañarlos. No, no te preocupes, yo los alcanzo en el auto. ¿Cómo sigue papá doctor? ¿Cómo será el tratamiento? Sí, yo me ocupo...y según siga le aviso...


Le aviso, no me quejo.. solo le aviso, las contracciones son cada cinco minutos.

Debo pensar algo lindo, algo bueno para no sentir tanto el dolor. ¿Ya está! Era de color muy claro y casi en capullo. La sacó de la planta y me la dio.  ¡Ya viene! ¡Qué intensa! ¿Se aliviará si grito? No, no debo gritar, debo estar tranquila...Ya pasa. Es el privilegio de tener un hijo.

 
¿Qué tengo los ojos brillantes? Sí, me siento hermosa... y el bebé ¿viste cómo se prende al pecho?

 
Sí, puedo darle un turno para el martes. El consultorio queda en la calle...

¿Qué la lucha para no enamorarse le parece inútil?

Sí, tal vez sea así.

¿Qué lo sorprende su mejor relación con todos desde que está enamorado? Sí, tal vez sea el poder transformador del amor...Quién sabe...


Quién sabe si podemos comprar una casa, ahora que se da esta oportunidad. Si tiene terreno plantaremos un duraznero.

Si hija, podés correr por el parque. ¿Qué dice: “Prohibido pisar el césped”? No importa, corramos juntas....


La cuota del Banco vence mañana. Si estoy preocupada... No, triste no.

Si, ya sé, no soy tan joven, ni linda, ni brillante. A veces no tengo ganas, y, para colmo, no se cocinar el arroz.

No puedo tenerlo todo.

Ya es bastante con tener cuerda para correr, para ser responsable, para acordarme...

 
Llego harta.

Consultas desde temprano.

La casa llena de niños, los propios y los otros.

Entro pasando y pisando juguetes desparramados en todas las habitaciones.

Levanto un revolver rojo cerca de la estufa.

Sobre la mesada un Colt azul metalizado me sonríe.

Junto a la bañera, el rifle que dispara corchitos, yace indolente.

Confío en llegar al dormitorio. Apoyada en la mesita de luz, la pistola espacial espera a lanzar rayos y centellas, y una Magnum amenazante se queda silenciosa.

 
Silencioso, si, así te siento. Y silenciosa también estoy yo.

¡Qué sueño tengo! Sí, ya se...

¡Qué cansada estoy!

Sí, nos cuesta escucharnos...


Si, te escucho hijo. Ya voy. A las 12 te toca tomar el antibiótico.

El 24 vence el Impuesto Inmobiliario.

El 26 Obras Sanitarias.

Tengo que recordar a mi hija que lleve la carpeta.   

1981

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