24 dic 2020

Dani

 De entrada yo noté algo. Y es que ella abraza fuerte y largo.
Come cuando tiene hambre, y a veces corta el césped.
Nunca se la escucha porque es callada y tranquila.
Le interesa el cuidado de los otros, tanto en el cuerpo y sus fragilidades, como en los sentimientos, y sus vaivenes.
A veces va al patio. Toma sol. Y medita, o hace yoga.
También, cuando barre, o hace otras cosas, canta despacito.
No discute, ni pelea. Por eso es fácil y lindo estar con ella.
Pero lo que me hizo aceptarla del todo, fue cuando me contó que liberó a las comadrejas que habían capturado en el lugar en donde trabajaba.
Y es que tiene en cuenta a todos, Piensa en Marcos, en Iara. Y le construyó, con toda delicadeza un Mandala con relieves a Mariano.
La misma delicadeza con que me enhebra las agujas.
 
4 de enero de 2014

No hay comentarios:

Publicar un comentario