Es la nieta Nº 78 que recupera su identidad, nacida en la Escuela de Mecánica de la Armada
En el 2003, en un bar del Parque Centenario, integrantes de Hermanos le hicieron conocer que era hija de desaparecidos. Que había crecido con una familia apropiadora, y que era posible que sus padres, María Hilda Perez y José María Donda Tigel, hubieran sido entregados por su tío paterno, jefe de operaciones de la ESMA. Este tío, Adolfo (nombre de trágicas reminiscencias) Donda Tigel, hoy detenido en el Liceo Naval de la Plata, encabezó un Grupo de Tareas, entre sus crímenes se incluye haber entregado a su hermano y su cuñada y haber secuestrado a Victoria. Un tío que se negó a recibirla, porque dijo que no le consta que sea su sobrina, pese al 99,99 % de compatibilidad determinado por los análisis.
Que retiene a la hermana mayor de Victoria, que bajo la influencia de ese tío, ha eludido la posibilidad de encuentro con ella, sumando un despojo a los otros.
La familia de la madre, se exilió en Canadá, y es allí donde reside su abuela materna, que desde el deterioro de su enfermedad, a veces la confunde con su madre.
Su partida de nacimiento decía que había nacido en un baldío, y estaba firmada por Horacio Pessino, un médico que actuó en la ESMA.
El 8 de octubre e 2004 con los análisis de ADN, Victoria recuperó su identidad.
Fue entregada al suboficial de Prefectura Juan Antonio Azic, quien falsificó los documentos al anotarla como hija propia. Esto la llevó a creerse durante 23 años Claudia Leonora Azic, hija de un militar. Él está detenido en una clínica psiquiátrica, luego de un intento de suicidio en circunstancias de develarse la mentira.
Ella plantea que la necesidad de verdad debiera imponerse. Sobre todo cuando afecta nada menos que a la identidad.
“Son mis apropiadores. Pero no hablo de ellos porque a pesar de todo, los quiero y tengo una buena relación”. “No solo tenés que asumir lo que te está pasando…sino que además tenés que cargar con la culpa. Porque más allá de cómo haya sido cada historia, uno se siente culpable…Y no debería ser así. No nos pueden hacer sentir culpables por querer saber quiénes somos. Es muy perverso”. (8)
8- María Eugenia Sidoti: “Hijas”, Para Ti, junio de 2008
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