2 dic 2020

El machista

                Lo que más me revienta es que sea tan machista.
               ¡Justo a mí!. ¡Justo a mí!.
               ¿De qué valen años de militancia hasta crear la Coordinadora Feminista de Rosario y llevar carteles y pancartas a la Plaza de los dos Congresos el 8 de marzo?
 
               Es tan celoso, posesivo y dominante que ya no se qué hacer.
               Para ir a verlo a Alberto Cortez me tuve que inventar una reunión científica. Y cuando dieron el espectacular de Victor Heredia estuvo marcándome de cerca para ver cómo lo miraba y escuchar qué comentarios hacía. Como si Victor Heredia pudiera salirse del televisor y venir a saludar.
               Y con Juan Manuel Serrat ya tiene delirio de celos, al punto que amenazó con tirarme todos los cassettes. Yo lo fui a ver a estadio, y sola, porque nadie me acompañó, y cuando ya salía, él preguntó irónico: - ¿Y después del recital volvés?. Se ve que había escuchado lo que alguien farfullaba sobre cuarentonas libidinosas y estaba rabioso.
 
               Pero, ¿qué  se cree?
               Yo, para no echar leña al fuego, pongo cara de boba y miro para otro lado, no es cuestión de andar dándole motivos para que se inquiete. Se la pasa preguntándome  adónde voy y si vuelvo tarde. ¿Acaso yo a él lo controlo?
               El colmo es que me prohibió fumar y cuando mis amigas me ven apagar volando el pucho cuando lo oigo llegar, me cargan porque me dicen que me tiene dominada. Y por ahí también me dicen que es una barbaridad y que yo tendría que ser más coherente y no permitir que me limite así.
               ¿Acaso no estamos luchando por las reivindicaciones afuera?. ¿Y cómo es que nos vamos a dejar mandonear así en casa?.
 
                                               ¿Y cómo se creen que pide las cosas?.
               ¡Pasame la sal!. ¡Alcanzame la ropa!. ¡Pronto...servime un te!. ¡Pasame la birome!. ¡Rápido!. Y sostiene la mirada desafiante, como si lo único que yo tuviera que hacer es atenderlo. O como si fuese su secretaria y él, un ejecutivo que tiene una junta en dos minutos. O peor...como si yo fuese su esclava y él el sultán.
 
Además cuando estoy conversando con alguien interrumpe por cualquier estupidez y se queda cerca, cosa de hacerse notar, de perturbar el diálogo o de evitar que pueda concentrarme en otra persona o apasionarme por otra cosa. Exige que esté pendiente de él y no soporta ser desplazado.
 
               Pero a pesar de toda la bronca que esto me da, desde el momento  en que nos vimos, fue el flechazo, y desde entonces andamos abrazados por el mundo, más allá de todos los desacuerdos y desavenencias. Cuestión de piel que le dicen... y me parece que va a ser así por un buen tiempo.
Por eso... cuando se duerme rodeándome con brazos y piernas, o cuando me mira y me dice: ¡ Qué linda estás!..., o cuando me deja una notita en la mesita de luz diciéndome que me quiere...yo me disuelvo en un charquito de miel, y quedo totalmente entregada por los próximos dos meses.
Hasta le disculpo que repruebe mi mousse de chocolate que tanto trabajo me dio.
Lo que más me gusta es cuando caminamos juntos y vamos charlando de distintas cosas.
Le interesa la astrofísica y me ha sabido explicar cosas que yo no conocía, como la teoría esa... de los agujeros negros del espacio. También es bastante diestro en el uso de la computadora, que yo solo miro de lejos, porque parece cosa de mandinga. En cambio él, la maneja con toda soltura, sin ninguna aprensión. Como si estuviera del todo de acuerdo con su estilo.
Entonces es también cuando me despierta una admiración tan grande, que vuelvo a caer rendida. Y no solo yo, he notado que otras también sucumben en esas situaciones.
 
Es que sigue siendo cierto, como descubrí a los veinte años, que a las mujeres la inteligencia nos seduce, nos fascina, nos subyuga. Aunque se de en un flaco que físicamente no dice nada.
Si, porque él es flaco y tiene una cara de lo más cómica porque como está cambiando los dientes de leche, le faltan los dos de adelante y está todo desportillado.
Fuera de eso tiene una pinta de cervatillo que mata.
Es bastante precoz, como son ahora todos los pibes. ¡Las madres lo sabemos!.
Ah! Si... porque es mi hijo. Del que puedo decir, parodiando a alguien:
 “El que sin ser mi marido, ni mi novio, ni mi amante,
es el que más me controla
¡con eso tengo bastante!
1987

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