2 dic 2020

Y fueron tantos hombres

                Y fueron tantos hombres pasando por mi vida...
               Metiéndose intrusivamente, casi sin darme tiempo a reflexionar, conmoviendo hasta las estructuras más firmes, llegando hasta los cimientos para sacudirlos.
               ¿Cómo puede cambiarse tanto?. Era de una manera firme, estable, parecía permanente...Pero ellos llegaron y con fuerza arrolladora pusieron todo en vilo, dejaron todo en suspenso... trabajo, amistades, proyectos.
               Imposible continuar con mi vida normal, con mi vida prolijamente delineada en un amor, fidelidad, hijos, continuidad de días y de afectos.
               Ellos quebraron toda rutina, y sin prever las consecuencia impusieron su presencia para convertir mi vida en este caótico deambular entre escombros. Entre escombros de lo que fue mi casa, de lo que fue mi vida, antes.
               Antes de ellos. Esos hombres. Desaprensivos, irresponsables, llegando para arrasarlo todo.
               Que fueron crueles, que fueron tantos...
 
               ¿Cómo conservar la estabilidad en medio de arquitecto y constructor. De albañiles, plomeros, electricistas, gasistas, ceramistas, techistas, carpinteros, pintores...que silban, rascan, golpean, sacuden,
escupen, cantan,  insertan, acoplan, bromean, rompen, discuten, ensamblan, colocan, descargan, construyen,  conversan, reparan, respiran, presentan, ajustan, arrastran, rehacen, miran, filosofan y completan la remodelación de mi casa.
               Ayer encontré un tornillo en el tomo II de Freud, dos virutas de cedro en la almohada y tres cascotitos en la sopa.
               1987

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