Como coartada de quienes mintieron (y se mintieron a sí mismos) describiendo como generosidad la adopción de niños que quisieron creer “abandonados”. Perversidad en fingir generosidad y nobleza y ocultar el fracaso personal. La esterilidad como injuria narcisística que obtura el amor que podría dispensarse y que queda teñido de resentimiento Los apropìadores debieron negar algo: su responsabilidad en el despojo al niño, de su familia de sangre, y a la familia de sangre el despojo del niño, hijo de sus hijos asesinados y desaparecidos.
Sostener la mentira de que fueran abandonados cumplía el propósito de mantener despóticamente la subordinación.
¿Qué trámite se opera en mente de apropiadores? Qué sentido tiene culpar al niño después de haberlo despojado de su familia, haberlo engañado para su sórdida manipulación y todavía, y aún, acusarlo de ingratitud cuando quiere conocer la verdad de su origen?
Maltrato, humillación y reproche como caras del sentimiento de fracaso en quienes no pudieron gestar hijos propios, ni maternar al niño apropiado , aunque dadas las condiciones de delito que signan en vínculo, difícilmente fuera posible. (A diferencia de quienes adoptaron con genuino interés en el niño y no en su propia necesidad)
22 dic 2020
El mesianismo
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