3 dic 2020

ELECCIONES Y DECISIONES

 Muchas  veces sucede que el paciente necesite como motivo de consulta, o durante el transcurso de un tratamiento tomar una decisión importante como la de cambiar su casa, y radicarse en otra (temporaria o definitivamente). Sin duda los propios presupuestos respecto a lo que es más sensato interviene en el modo en que se acompañe la reflexión sobre este tema. Así he escuchado planteos buscando el sentido que puede tener para alguien, algo tan importante  como radicarse  en una villa miseria en la que realizaría su tarea de asistencia. O salirse del barrio en el que vivió hasta el momento para  trasladarse a otro lugar ajeno y lejano. O aún, y en los últimos tiempos, acompañar el proceso que llevó  a algunos a decidir radicarse en el exterior, con la conmoción que supone un cambio de tal magnitud. ¿Cuántos de los propios prejuicios, convicciones y certezas entra en juego en la orientación que se de a la reflexión?.
            Y en el mismo sentido cuántos también cuando de lo que se trata es de decisiones respecto a  tomar compromisos como los de elegir carrera, formar pareja, o separarse, o nada más y nada menos que tener un hijo. ¿Cuánto de la propia ideología puede filtrarse en dichos casos?
            En relación a esta última cuestión, la más bizarra formulación surgió recientemente de una joven que planteó medio en broma, medio en serio, que ante los reclamos de su único hijo por un hermanito debería despejar algo: debería decidir si para dar respuesta a su unigénito y hacer algo que lo satisficiera debería poner el cable,  comprar un perro o tener otro niño. Obviamente el planteo permitió avanzar  en el significado de estas decisiones para ella.

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