...mi bebé retoza en las suaves praderas de mi vientre.
Siento que se deja rodar por colinas color bermellón, que se desliza por el tapiz aterciopelado del mundo que lo contiene.
Que navega en el agua tibia y cristalina, dejándose ir, manso y juguetón.
Siento que explora, curioso, las dimensiones del espacio...que se inicia en cabriolas graciosas, y a veces como un trapecista, da un salto mortal.
Pienso en él, como en otro Principito, también él único habitante de un mundo pequeño. Pero como el suyo es un mundo cerrado, no puede perseguir las puestas de sol.
También él, como el otro, dejará su mundo pequeño y se largará a la aventura de conocer otros nuevos.
Mi niño no abandonará una rosa que anhele su vuelta. Solo quedará yo, que aunque sabiendo que es necesario, tal vez lamente verlo partir...es que será tan débil, y los otros mundos tan peligrosos...!
Por ahora es el dueño exclusivo, el único habitante y soberano de su reino...
Y a través de mi piel cada vez más combada, pueden adivinarse sus brincos inquietos, su tensión y su calma...
1974
3 dic 2020
Fragmento
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