24 dic 2020

Galeano

 Lo primero que leí de Galeano, en un diario que seguro desapareció, en un día lejano de los sesentaypico, era una despedida a un escritor uruguayo. Me pegó una frase, en ese homenaje póstumo Galeano le decía: “Tu no moriste contigo”. No me acuerdo de quien se trataba. Pero con esa afirmación contundente se estaba refiriendo a una verdad incuestionable. Porque se permanece vivo en los que fueron tocados por una palabra. O por una imagen, o por una melodía.
Después de aquella frase leída al  azar, hubo muchas otras. Ya en los ochenta escribió que advertía que el mundo estaba en manos de los machos blancos, ricos o militares. Y que aunque él no fuera rico ni militar, por las prerrogativas, se sentía culpable y le daba vergüenza ser varón y blanco.
Hizo referencia a la angustia de aquellos que caminamos en la estrecha cornisa entre quienes  tienen miedo y los que tienen hambre. Esa frase también la hice mía.
Lo leí como cronista de lo cotidiano, como creador de palabras, como testigo de nuestras realidades latinoamericanas. Y lo escuché cuando leyó sus textos de prosa poética,  en el auditorio del parque de España, una noche de primavera ¿hace…?
Por todo eso me queda algo por decirte Galeano, y te la hago corta: Vos no te moriste con vos.
 

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