Las víctimas de la apropiación ilegal
b- La alianza con el apropiador: Evelin Vazquez
Supuestamente hija de Susana Pegoraro y Rubén Bauer, fue criada por Policarpo Vázquez y su mujer Ana María Ferro. Se opuso a las pruebas de histocompatibilidad que determinarían su filiación.
“Estoy dispuesta a someterme a un análisis de sangre para determinar si mi ADN realmente corresponde al de mi supuesta familia biológica. Pero solo si eso no sirve como prueba para condenar a mis padres adoptivos: no quiero ser la culpable de que ellos vayan a la cárcel”
Hace más de 10 años la policía entró a su casa de Mar del Plata para llevarse detenido a su apropiador, el ex_marino Policarpo Vazquez.
Pero en febrero de 2008 su departamento fue allanado en Nuñez por orden judicial, y se llevaron objetos personales para su estudio genético.
La descripción del operativo hace pensar que fue registrado como un avasallamiento de la justicia que recuerda operativos del terrorismo de Estado de entonces, (entrar en patota en la madrugada con violencia) que llevó entonces y lleva ahora a fantasías de exilio, a quienes se ven en esa circunstancia..
(Como en paralelo pueden asociarse a las intempestivas intrusiones para recuperar víctimas de la trata de personas en la actualidad. Los agentes que van a rescatar a las jóvenes capturadas para ejercicio de la prostitución, son sentidos en un primer momento como revictimizadores que aterrorizan)
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Y si bien Evelin (presumiblemente Laura Bauer Pegoraro, hija de Susana Pegoraro y Rubén Bauer) reconoce la búsqueda que su familia llevó adelante por años y lo importante que es para ellos y también para ella el “encuentro con sus raíces”, desea que eso no sea a costa de “usar mi sangre contra la gente que amo”.
Comenta de sus padres adoptivos: “Hicieron lo que pudieron, son buenos. Y ni siquiera estoy pidiendo que no los condenen, lo que no quiero es ser prueba viviente de su condena. Los adoro y ojalá que nunca más tenga que ver a alguno de ellos en la cárcel….
Me explicaron que no sabían bien que hacer, que sintieron el mandato divino de cuidar de mí porque les dijeron que había sido abandonada. Entonces decidieron que tenían que cuidarme porque nadie me quería. Me dijeron que en ese momento no se sabía que era lo que pasaba ni se hablaba de desaparecidos. Ellos no querían que yo quedara tirada por ahí, en un canasto. Hace treinta años que son mis papás y nadie sabe todo lo que me dieron…” (5)
El discurso de Evelin-Laura respecto a sus sentimientos expresa su ligazón afectiva a estos padres que adora, ella dice: “son buenos”, porque “sintieron el mandato divino de cuidar de ella” que “había sido abandonada”, “porque nadie la quería” y “porque no querían que yo quedara por ahí tirada en un canasto”.
¡Qué difícil sustraerse a la fascinación de este relato y que difícil eludir la captura de la culpa que tal relato inocula!
5- María Eugenia Sidoti: “Hijas”, Para Ti, junio de 2008
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