3 dic 2020

LA TRASTIENDA

 Otra de las cuestiones a considerar es lo que di en llamar: el trabajo en la trastienda
 Esto lo refiero a aquellos procesos que se despliegan en los pacientes para aportarles soluciones o nuevas perspectivas para considerar sus problemas y que no llegamos a saber cómo se procesan. Esto es, que hay un nivel de movilización que no puede conceptualizarse pero que produce efectos, sin que podamos, ni paciente, ni terapeuta dar cuenta de ello.
Como ejemplos puedo citar el de una académica, que en razón de su cargo en la Universidad y un intercambio con otra del sur del país, debía ir a dictar una serie de seminarios, lo cual le creaba inquietud. Por dicha inquietud es que planteaba la necesidad de la consulta. Iniciamos  el trabajo y durante todo un tiempo, en las sesiones posteriores se trabajó sobre temas referidos a su historia familiar y a sus vínculos amorosos, sin que volviera a mencionar la angustia que le creaba su tarea académica. Cuando meses después traté de indagar que pasaba al respecto, lo que ella dijo es que ese ya no era un problema, que estaba cumpliendo con los compromisos asumidos sin dificultad, esto es, sin las inhibiciones que le hubieran coartado el dictado de los seminarios cuando llegó a consulta. Pero que no sabía por qué. Yo tampoco lo sabía y me significó un gran interrogante el tratar de enlazar el trabajo realizado sobre otros tópicos con el desanudamiento específico que la había habilitado para algo: dictar clases, sin que supiéramos cómo y por qué.
Un segundo ejemplo que puedo traer es el de una joven que necesitaba resolver un conflicto en la relación con su esposo respecto a los criterios de crianza de sus dos hijos. Los desacuerdos eran tan estridentes que ella se planteó la búsqueda de un espacio en dónde pensar lo que sucedía. También trajo como al pasar, pero con una gran carga de angustia, que había cosas de su historia personal, concretamente de su adolescencia que había transcurrido en orfandad, que eran tan terribles que de ellas no podría hablar, ni aunque se lo propusiera. Que eran cosas que ella pensaba y recordaba muchas veces cuando estaba  solitaria, que nadie sabía y que no creía poder compartir nunca. Empezamos el trabajo y mientras éste se desarrollaba fue pudiéndose situar con respecto al motivo explícito de su consulta: las preocupaciones respecto a la crianza de sus dos hijos pequeños. En determinado momento me dijo que le había sucedido algo que la sorprendía: aquella vieja carga en relación a sucesos antiguos, pero de la que no había hablado, había  desaparecido. Se dio cuenta de que dicha carga en relación a esos sucesos –misteriosos para mi- ya no la oprimía, ya no estaba, y de que algo que no creía posible le había sucedido: había perdonado  a quienes la generaran. Creía poder archivarlos en el pasado y que no le siguieran pesando en adelante. Nunca supe de qué se trataba, ni quiénes eran los causantes de ese secreto dolor, ni tampoco por qué la había marcado de tal modo y por tanto tiempo, porque no lo dijo. Pude suponer que se trataba de cuestiones vergonzantes y siniestras, pero ¿cuáles?. Además aún ésto podían ser solo fruto de mi imaginación, puesto que datos concretos no tenía, no habían surgido, no habían sido trabajados en sesión, aunque si en lo más profundo de la subjetividad de la consultante.
¿Qué resortes se activaron para dar cuenta en estos dos ejemplos, de cambios que permitieron remover obstáculos pesados y persistentes? No lo supimos. Fue una tarea realizada a la sombra, que pudimos leer por sus efectos como una tarea positiva, pero que nos dejó en la incógnita respecto a recursos y procesos desplegados.

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