3 dic 2020

LAS AMIGAS PARALÍTICAS Y LAS HERMANAS MONSTRUOSAS

             Entre las personas significativas para quien consulta, suelen estar amigas a las que se  asigna un lugar tanto más importante según sea la profundidad del vínculo. Y una amiga puede estar representando lo admirado, lo anhelado, lo temido. Alguien en quien se ha depositado lo mejor o lo peor de sí misma.
            Y ha sucedido, escuchar referencias a la imposibilidad, de la otra. De la amiga, que replicaban en espejo pero en otra área, las limitaciones de quien hablaba.
            Así recuerdo a Dora  con sus inhibiciones y su inquietud que limitaban su realización, y el respeto y el afecto que sentía por una amiga instaurada como modelo, según ella de armonía consigo misma y los otros, pero que vivía confinada en una silla de ruedas, y desde allí daba ejemplo de placidez y alegría.
            Y los relatos que traía otra: Beatríz, en autoreproche y autocrítica como malestares crónicos,  impulsada por su mejor amiga, lúcida, emprendedora y positiva, que la estimulaba en sus iniciativas, aunque no pudiera acompañarla por la limitación de sus bastones canadienses, con los que penosamente podía caminar.
            Elena halló en su depresión la compañía incondicional y la palabra consoladora en una amiga imposibilitada por la artrosis.
            En todas estas parejas de amigas el vínculo parecía funcionar estimulando por un lado, y por otro señalando en la asimetría de situaciones y posibilidades una complementación. En la amiga, su limitación física mostraba algo que en la otra se jugaba como traba en lo emocional. Como discapacidades obvias pero jugadas en diferente plano, y en donde escuchar lo que se planteaba de la amiga, a lo que ésta tenía como  mutilaciónes y como capacidades, daba pistas interesantes para considerar en la tarea.
            También el tema de las hermanas pareció jugar en algunos casos, en los que la complementariedad se jugaba en otros sentidos. Por ejemplo recuerdo dos, en los que las consultantes no hacían demasiada referencia a sus hermanas. Pero en ambos casos la hermana debió acercarse al consultorio, encargada de traer mensajes de la otra, de la que estaba en tratamiento. En ambos casos, las consultantes eran mujeres jóvenes y bellas. Y en ambos casos conocer a sus hermanas me produjo sorpresa: una tenía un trastorno endocrino por el cual su aspecto era andrógino al extremo de no poder discernir si era varón o mujer. En la otra, la diminuta estatura y lo encorvado de la columna la  ponía en el límite de lo normal.
            ¿Qué cuestiones se jugaron para que mis consultantes me llevaran a conocer esta dimensión de sus vidas, la encarnada en la hermana diferente, pero parte de su vida y de su historia? ¿Qué de si mismas me enviaron sin palabras?

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