22 dic 2020

Los que reprochan y censuran, los que idealizan

 Hijos y nietos de desaparecidos que crecieron con sus familias de sangre
 
         i- Los que reprochan y censuran, los que idealizan
 
        Hay testimonios de los nietos. Son la segunda generación marcada por el terrorismo de Estado.          Sus abuelos, de los que se cuentan mil relatos no están, solo los conocen por fotos y recuerdos familiares. Son los hijos de los hijos de los desaparecidos.
        Y se posicionan y se expresan.
 
        Josefina no dice “abuelo”, habla de Paco, el escritor Francisco Urondo.
        “Siempre me costó hablar del tema y ahora bastante más. Me genera mucha bronca ni siquiera haber conocido a Paco y a una tía, y haberme perdido muchas cosas. Ultimamente estuve haciendo una crítica más dura hacia ellos, es lo que me pasa, francamente veo cierto egoísmo en ellos, que sólo fueron fieles a sus convicciones ideológicas. Sabían que podían perder la vida en cualquier momento y no tomaron en cuenta a la familia. Mi abuelo, dos hijos, mi tía otros dos. ¿No se podían haber quedado en el molde y luchar desde otro lado? Hay muchas formas de luchar”.
 
        En la misma nota, otra mirada:
        “Suelo pensar que distinto sería todo si mis abuelos vivieran. Tenemos una mamá muy particular. Nos tuvo de muy chica, a los 18 y los 20 y los días de la madre siempre estaba mal. No se podía festejar. Nos ingeniamos para llenar los huecos con otros nietos de desaparecidos, amigos de mi mamá, somos como primos. Vamos a escraches y participamos en lo que podemos, cada marcha nos volvemos a emocionar. Los abuelos, para nosotras fueron las personas más valientes del mundo”. ( 14)
 
        Victoria Grigera, que dice “mi viejo fue un loser, ni siquiera le salió el tiro del final, porque lo salvaron de tomar la pastilla y después lo mataron ellos”. Parece revulsivo pero es absolutamente espontáneo. Ellas se pelean con sus padres: “ya que te moriste —dicen— por lo menos morí como un héroe, pero ni siquiera pudiste manejar tu propia muerte”. (15)
        La relación de Victoria Donda y Victoria Grigera era increíble: el hecho de que se hubieran conocido en la militancia, cuando Victoria Donda no sabía que era hija de desaparecidos, que se hubieran hecho amigas en esa circunstancia, y que el padre de Victoria Grigera hubiera estado secuestrado en la ESMA en el momento en que nacía Victoria Donda es asombroso. Nos interesa toda esa construcción que hicieron ellas, tan distintas y a la vez tan hermanadas.

 

14- Irina Hauser: “Los nietos de desaparecidos hablan de cómo es la vida marcada por la violencia”. Pág. 12. 28 de marzo de 2006  97-98
15-  Osvaldo Aguirre: “Documental sobre el centro clandestino que funcionó en la ESMA”. La Capital. 20 de agosto de 2006

 

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