“¡Che loco!” le dijo su amigo uno de esos días en los que lo vieron una y otra vez pararse frente a la misma foto de Internet. “¡Ese tipo es tu viejo! ¡Mirá si no va a ser tu viejo, si sos igual!”
Sebastián Casado llegó al final de su búsqueda:
Estuvo a punto de jugar a los espías. Ya había encontrado una foto en Internet, ahora sabía que de todas las personas desaparecidas durante la dictadura militar con hijos posibles, al menos había uno, que era igual a él.
-Tenía miedo. Miedo que a mi vieja le pasara algo penalmente, yo no sabía si ella podía estar implicada, o si la podían llevar presa de un día para otro.
Me contaron que cuando llegué a la casa de mi vieja ella me tuvo abrazado en la cama durante nueve meses como si me hubiese parido. Angel dormía en el sillón y yo dormía con ella.
Yo siento que ahora somos como 50 mil en la familia. Yo siento que el punto es que uno quiere la verdad, no lo que hay detrás. Yo no hice una búsqueda para encontrar una familia más, después me fui enterando de que había abuelos, por ejemplo. Y yo sentía que lo peor que me podía pasar era que se murieran mientras me decidía a hacerme el ADN. Tienen 86, 84 y 80 años.
-¿Con qué imagen de tus viejos te encontraste?
- De orgullo…me encontré con dos tipos que querían cambiar las cosas y querían hacer las cosas bien, que querían ayudar.
Está bueno si viene una familia, está más que bien, pero la idea básica es la verdad. La verdad te libera el alma, después vos elegís. El tema es conocerla.
Nadie eligió nada, ninguno de nosotros eligió nada. Pasó còmo pasó. La apuesta por el ADN fue como la única cosa cierta que decidió a lo largo de su vida. Parece extraño pero es así, el único anclaje real en una telaraña de mentiras”. (11)
“El 22 de junio Marcos Suárez estaba visiblemente ansioso y expectante, porque a la mañana se había hecho los exámenes de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos del Hospital Durand. Quería comprobar si era hijo de Hugo Suarez y María Rosa Vedoya desaparecidos el 10 de diciembre de 1976. De vuelta a casa, a la noche prendió la televisión para distraerse de tanta tensión acumulada en su camino por conocer la verdad de su historia. Se puso a ver Montecristo, la telenovela que Telefé emite
En una escena de la trama que transcurría en la sede de las Abuelas de Plaza de Mayo, el muchacho se reconoció en una foto de un bebé que la cámara tomaba en primer plano. Creer o no creer, pero la realidad y la ficción televisiva se combinaron, como nunca, con asombrosa coincidencia.
Suárez fue secuestrado junto a sus padres cuando era un bebé de un año y luego fue criado por una enfermera que lo anotó como propio. Según le informaron a Página 12 en Abuelas, las dos fotos de bebé secuestrados que aparecieron en pantalla el 22 de junio – en el que se reconoció Suárez- fueron elegidas al azar”. (12)
11- Alejandra Dandan: “Sebastián Casado Tasca, el nieto 82 que identifican las abuelas” Pág. 12. 19 de marzo de 2006
12- Emanuel Respighi: “Una foto en Montecristo”. Pág. 12. 24 de septiembre de 2006
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