1-El peso de lo azaroso en nuestros itinerarios, da lugar a preguntas. ¿Puede que hubiera suerte en lo que inicialmente pareciera una desgracia?.
a- Ella consideró el accidente en que un auto enganchó su moto como una suerte. Casi como una bendición, a pesar del riesgo. Me dice: “No me quedaron cicatrices. Y con la indemnización, pude comprar los materiales para que mi compañero empezara a construir nuestra casa. Como él sabe del tema porque es albañil, teníamos planeado lo de la casita, pero no hubiéramos podido hacerlo tan pronto…Fue una desgracia con suerte”.
b- El robo a la casa motivó las respuestas de los hijos, que fueron lecciones de ética. El hijo planteó: “No está bueno aferrarse a las cosas materiales”. Y la hija cuando supo que se habían llevado sus ahorros comentó: “Bueno, habrá que empezar de nuevo”. Y cada uno ocultó su aflicción para no apenar a los otros. Allí ella pudo tomar nota de cada una de esas cosas. Y eso la convenció de que el robo le había mostrado que tenía mucha suerte.
c- Ella relata: “Es cierto que se puede ver toda la vida en un momento. Yo iba rebotando en el pavimento y allí me di cuenta que tenía que salir de la trampa de esa relación. Cuando terminé de deslizarme y me vi y estaba viva, supe que ya había podido romper con él”. (Se refería al ex esposo y padre de sus hijos, con el que permanecía ligada a pesar de que estaban separados. A pesar de que él se había unido a otra mujer. Ella no había podido dejar de aceptar sus acercamientos aunque sentía que eran nocivos, hasta esta instancia en que estuvo en riesgo de muerte. En ese momento, en el que toda su vida pasó frente sus ojos, pudo romper con él).
d- Yo la visito en el sanatorio donde la sometieron a una cirugía en el servicio de cardiología. Está exultante. No por el satisfactorio resultado de la cirugía, sino porque su hijo varón, el que estaba alejado desde hacía tiempo, se acercó y se hizo cargo de la situación con afecto y responsabilidad. Dice: “Recuperar la relación con él, bien vale este trance. No es desgracia haberme enfermado, es suerte. Si es el precio de la reconciliación, estoy feliz”.
2- DEL AMOR
Escucho lo que me cuentan respecto del amor. Son bellas historias.
a) Elena dijo: “Él es lo mejor que me pasó en la vida”
b) Estela hablando de su compañero, relataba el acompañamiento en los últimos tiempos. Los de su enfermedad. Y pudo describirlo así: “Es un hombre que nunca, nunca me decepcionó”.
c) Sandra había contado que su vida había sido muy dura. Que desde adolescente la madre la llevó a prostituirse. Hasta que lo encontró: “Era un chico. Yo tendría 20 años y él era menor. Pero fue él que me enseñó a leer, me enseñó a escribir, me enseñó a comprender y me enseñó a perdonar. Vivimos juntos hasta que lo mataron. No tuvimos hijos nuestros, pero cuidamos otros niños de compañeros abatidos”. (Como los sobrevivientes de la enfermedad que guardaban a los huérfanos del Sida en los 90)
d) Lolita contaba que lo había conocido cuando vino a vivir al barrio. Que él le pidió permiso para caminar al lado de ella en la procesión de la Inmaculada. Y que la primera vez que le dio un beso, ella se miró al espejo al entrar a su casa, no fuera cosa de que se le notara. Cuando me contaba esto ya llevaban casados más de cincuenta años y ella lo seguía llamando “mi vida” cuando le hablaba.
e) Silvana estaba segura de que solo iba a hacer relación y a aceptar a aquel que ella estuviera segura de que era el que esperaba. Se negaba a ensayos inciertos. La familia se preocupaba pensando en si “ese” llegaría. Cuando al fin se produjo el encuentro, se unieron desde el amor y el respeto. Y fue verdadero que ese y no otro era el indicado.
f) Cándido me contò en un viaje de regreso desde Bueno Aires, que era farmacéutico y bioquímico. Había estudiado en España. Que al principio de su carrera, se había enamorado de una compañera, que era la más bella y la más inteligente. Que le propuso ser novios, pero que ella le dijo que eran muy jóvenes entonces, que fueran amigos. Y fueron amigos y compañeros de estudios hasta que se recibieron. Entonces él reiteró su propuesta, y e hicieron novios y se casaron y tuvieron varios hijos, y una vida compartida, hasta que, ya eran casi ancianos, ella murió. Él que era un hombre muy mayor. Y se dijo a sí mismo: “He recibido tanto, ¿qué puedo dar ahora?”. Habló con los hijos que era adultos y cada uno estaba encaminado en su propia vida y decidió entrar al sacerdocio. Su primer destino, una vez ordenado, fue en una zona inhóspita en Perú, Argentina fue su siguiente lugar. Estaba asignado a una iglesia pequeña en Avenida Pellegrini, cerca del río. Murió poco tiempo después, cuando se disponía a dar Misa.
3-ACERCA DE LA ETICA
¿De qué hablamos cuando hablamos de ética?
¿Ética bancaria? ¿Ética deportiva? ¿Ética comercial? ¿Ética política? ¿Ética profesional? ¿Ética privada? ¿Ética conyugal?
Cada una de ellas daría lugar a desarrollos pertinentes.
¿Y qué implican todas ellas? Cuidado y respeto. No solo lo que se hace sino lo que se deja de hacer. Ya que así como se puede hablar de una banalidad del mal, tal vez pudiera considerarse una banalidad del bien.
Respecto a la ética médica, opuesta a los intereses corporativos, tenemos ejemplos que merecen reflexión.
Da cuenta de ello, el relato de pacientes que protagonizaron o presenciaron situaciones de negligencia, arrogancia o abierto maltrato, que son feroces en la situación de desvalimiento que implica la enfermedad de quien consulta. Correlativamente la situación de médicos que son cuestionados, si su rigurosidad resulta antieconómica para las empresas sanatoriales que los contratan . Y que no vacilan en excluirlos si no son afines a sus intereses, pensada la salud no como servicio sino como negocio.
Casos abundan a poco de indagar. Se puede pensar y los ejemplos son estridentes como alaridos.
Así en el tiempo más reciente tuve el relato de indicaciones de cirugías (una en una adulta, otra en una bebé) que se suspendieron, y a la luz de otras consultas, se estableció que hubieran sido innecesarias.
Supe de impericias en las maniobras indicadas que acarrearon angustia y dolor. De negligencia con efectos mutilatorios (el estallido de la trompa de Falopio, en una mujer joven)
También de la desaprensión en la asistencia de un paciente de terapia intensiva, dando por sentado que en esa situación no entiende, no escucha, no ve.
Y desde el otro lado, en los agentes de salud, supe de las presiones de instituciones, llegando a la exclusión de un médico por privilegiar la atención del paciente, por sobre los intereses económicos de la pre-paga.. (La indicación de materiales y prótesis que son los adecuados, pero más costosos, llevó a un apercibimiento primero y a un despido después).
Así las cosas, sería oportuno abrir la discusión sobre un tema, que en tanto eventuales pacientes, nos involucra a todos, en algo tan ineludible como el propio cuidado.
17 dic 2020
Misceláneas de marzo 2014
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