Actualizaciones y tendencias
La “larga marcha” del feminismo. Hector Bonaparte. CEIM. Maestría de Género. UNR
Aún hoy el nombrarse como feminista es eludido por algunas mujeres, como si provocara “desdoro o vergüenza”.
Los reclamos del feminismo tienen que ver con la defensa de la dignidad y la lucha contra arbitrariedades e injusticias que lleva a que las diferencias de sexo (como las de clase, etnia, religión, edad, orientación sexual) se conviertan en rangos de una jerarquía.
También es frecuente oír que el feminismo es la contrapartida del machismo, cuando en realidad lo contrario al descalificado machismo, es el hembrismo (ambos formando parte del sexismo). El feminismo constituye la proclamación de ideas y la realización de actos que tienen que ver con una actitud ética: la búsqueda de justicia y la eliminación de arbitrariedades.
Todo es mercancía
La utilización del prójimo se basa justamente en dichas arbitrariedades que transforman las diferencias en jerarquías. Los diferentes (al prototipo de lo humano: Varón, adulto, blanco) no son considerados personas con dignidad y derechos sino mercancías con las que se puede obtener ganancias.
Así también el cuerpo y el sexo de las mujeres también funciona dentro del orden capitalista como fuente de beneficios económicos.
La dominación también es interna
“La subordinación femenina es presentada como ley biológica, pero se sostiene con la ley humana, con lo cual, a menudo se hace justicia ajusticiando los intereses y los derechos de muchas mujeres”.
Existe así un modelo, un modo de ser mujer cincelado en instituciones, leyes y costumbres. Las mujeres lo asumen y lo incorporan en el modo de ver el mundo y de verse a si mismas.
Esto se expresa en la repetida fórmula: “no soy feminista, soy femenina”.
El “imperio” contraataca
Las feministas enfrentan al imperio, metáfora del poder global. Los poderosos son políticos, cuyos intereses se entrelazan con quienes detentan el manejo de la economía.
Y la aspiración de cambiar el lugar subordinado de las mujeres, implica otros cambios, por lo que esa paz social peligraría, en tanto los otros sometidos: pobres, trabajadores, indígenas, minorías sexuales también podrían indisciplinarse y conmover el funcionamiento de una maquinaria tan aceitada.
“Para neutralizarlas están los servicios de inteligencia que confeccionan las listas de indeseables, y los servicios del orden que perfeccionan los instrumentos para las represiones”.
Podemos preguntarnos si los femicidios que encuentran su reiterado lugar en las crónicas policiales, no forman parte de dicho disciplinamiento.
“Se trata de una lucha dispar. De un lado está el mundo oficial, el mundo del poder, desde donde se vigila el cumplimiento del modelo económico (capitalista) de mantener pocos ricos a costa de muchos pobres, y del modelo sexual (patriarcal) de que las mujeres, supuestamente inferiores, estén al servicio de los hombres, que se definen como superiores. Todo el aparato del poder y del saber, funciona como un sistema eficaz de presión física y cognoscitiva (lavado de cerebro) para que los pobres y los débiles soporten y acepten las reglas de un juego mentiroso en el que siempre ganan los más fuertes”.
Utopías y espejismos
Cuando se adopta la mirada feminista, se inicia un camino difícil y riesgoso. El poder instalado saboteará los intentos de cambio que deberán perseverar en sus intentos. Sin renunciar a los objetivos, saber que no habrá “triunfos fáciles ni logros totales”.
Mujeres en la Universidad. El caso de la Facultad de Psicología de la U.N.R.
Zulma Caballero. CEIM. Maestría de Género. UNR
“En este trabajo abordaré, desde la perspectiva de género, la feminización en la evolución histórica de la población estudiantil del alumnado de la Facultad de Psicología de la UNR, desde el momento de su fundación, hace ahora cincuenta años”.
Entre 1960 y 1961 se expiden los títulos de los veintiún primeros graduados, 18 mujeres y 3 varones, o sea 86 % son mujeres y 14% son varones. La gestión institucional no refleja este índice de feminización. Desde 1955 hasta 1988 la institución tuvo 10 directores y solo 2 directoras, 17% de mujeres frente al 83% de varones.
No hay aún estudios que hayan abordado el fenómeno de la feminización en la carrera de Psicología de Rosario. En los estudios realizados por Alberto Ascolani y Antonio Gentile no se toma la mayoritaria presencia de mujeres en la carrera de Psicología. “Este fenómeno ¿puede deberse a una cierta ceguera de género? Se denomina ginopia, a la imposibilidad de ver lo femenino. Es el acto de hacer invisibles a las mujeres, negando su presencia y su experiencia. Frente a ello veremos su importancia a ala hora de iniciar la inserción laboral por la utilización actual de una mano de obra constituida preferentemente por mujeres”.
Para Debora Tajer, las reformas neoliberales permiten identificar las habilidades tradicionalmente femeninas para utilizarlas en un modelo económico que oculta la crisis del sistema sanitario, delegando en las mujeres las responsabilidades del Estado. De ahí la feminización del sector público de la salud.
Sonia Tessa señala la precarización de la profesión del psicólogo en Rosario. Trabajo sin remuneración en instituciones del Estado, honorarios ínfimos en las obras sociales son las características del desempeño profesional.
Así las psicólogas deben tomar un trabajo de medio tiempo, de carácter precario para sobrevivir. En tanto los servicios de salud mental de hospitales públicos, donde la mitad de los psicólogos trabaja gratis.
Investigando las representaciones estudiantiles sobre la Psicología se registran diferencias entre la primera visión asistencialista de los alumnos en su ingreso, de la visión que en los últimos años va tomando un sentido más profesional.
Esa primera visión parece coincidir con lo que la sociedad de su trabajo como acto de filantropía. A diferencia de ese tipo de feminización (trabajo invisible de cuidado) deberemos construir una feminización profesionalizadora.
“La importante masa crítica femenina que viene egresando de la Universidad, Facultad de Psicología de Rosario, enfrenta aún la existencia de imperativos y prejuicios que inciden en el reconocimiento simbólico y material de una tarea profesional de capital relevancia. Su precaria inserción laboral requiere estudios críticos que aporten mayor claridad al problema en el cruce entre género, educación, trabajo y salud”.
La figura de “lo otro”: mujer docente en filosofía. Mabel A. Campagnoli. UNL/UBA
El texto señala la necesidad de visibilizar el carácter genérico de las subjetividades en contraposición con el sujeto abstracto de la Academia. La existencia generizada es justamente lo eludido por la construcción androcéntrica que identifica o neutro con lo masculino y determina subrepticiamente la exclusión de las mujeres. Así “queda implícita la contradicción de existir como mujer y dedicarse a la filosofía.
Así la reflexión de la autora señala 1) la condición genérica como obliterada por la filosofía 2) el diálogo entre el imaginario de la generación precedente y las subsiguientes y3)el núcleo persistente de la heterosexualidad obligatoria en ambos.
¿Cómo deconstruir esa tradición filosófica patriarcal?
Secretos de mujeres
¿Qué complicidad nos condena al silencio, respecto del malestar padecido?
La que rompe el pacto de silencio pierde la protección del que detenta el poder.
Esto atenta contra la solidaridad entre mujeres. E impide que alguna se atreva a hablar.
¡Qué desgracia ser mujer!
La heteronomía imponiendo normas inflexibles que solo cabe acatar y que devienen de una autoridad externa: el peso del imaginario social patriarcal, ha sido la norma para las generaciones precedentes.
Hablar en términos de libertad nos lleva a las tensiones entre las expectativas personales y las externas. Tensión eludida por las que nos antecedieron. En el silencio, en el acatamiento de las imposiciones a pesar del malestar, se manifestó la complicidad. Esa sensación de “destino” donde no se concebía modificar las condiciones insatisfactorias y se censuraba incluso su planteo, es lo que llevaba a sugerir que nada diferente era posible.
De esa heteronomía la generación de la autora (los cuarenta) pasa a una preocupación por el desarrollo de los propios criterios autónomos.
Soy soltera porque nací así Mae West
Pero queda pendiente el mandato de la heterosexualidad obligatoria, y que obtura la soltería como opción válida. Aunque las jovenes ingresantes a la Universidad (18 a 25 años) se plantean proyectos personales, la soltería sigue siendo descalificada, y sigue fuerte la ilusión de ser madre.
Las hipótesis planteadas apuntan a una continuidad entre los tres imaginarios generacionales (el de su madre, el propio y el de las alumnas, por el papel descalificado de la soltería depositado en la equiparación de : sola de varón como igual a sola en absoluto. Y además la dificultad de conjugar mujer e inteligencia.
Salirse de madre
Lo que es evidente es una ausencia, la que nos precede es una tradición patriarcal. Y puede rastrearse una continuidad entre los imaginarios generacionales.
Así hay mucha tarea pendiente: abrir otra posibilidad de representaciones, habilitar la autoridad de la palabra femenina, develar lo instituido en la práctica docente, postular el reconocimiento entre mujeres, la habilitación de la palabra y la construcción de una genealogía femenina. Conceptualizar esto desde la propia situación, desde las diferencias de género jugando en el aula y desde las expectativas respecto de nuestras identidades, orientaciones y estilos de vida.
MCM septiembre 2006
26 dic 2020
Revista Zona Franca- Año XIV N• 15- Mayo 2006
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