26 dic 2020

Zona Franca - Nº 17-mayo 2008

CAUTIVOS EN LA RACIONALIDAD PATRIARCAL
Adriana Saenz Valdez

La racionalidad patriarcal ha modelado la cotidianidad de hombres y mujeres. En la búsqueda de felicidad “hemos caído en el veneno y hemos quedado pegados al hilo de la telaraña”. Porque dicha búsqueda implica cumplir con formas de ser, que se han querido pensar como naturales, y que son históricas.
La autora se propone dilucidar dichas formas de ser varones y mujeres como cautiverios.
Lo hace analizando el libro “Los años falsos” de Josefina Vincens, a través de la voz de un hombre en la búsqueda y creación de su padre muerto.

La autora, a través de la escritura cuestionará la forma de afirmar la validez de lo enunciado. “Los elementos de validez son las formas del lenguaje que afirman o correcto, lo digno, lo que se debe amar, en fin, todo eso que en lo tácito, en lo inconciente, es la forma de ser personas en el mundo, dentro de la racionalidad patriarcal y su dualidad”
.
Poncho Fernandez “majestuoso y tímido”, a veces hijo, a veces padre. Dos seres en uno, el que recrea, el que critica, hablando a veces desde Poncho, a veces desde Alfonso, que “pueden ser el mismo, varios, o el sincrético hijo dual de la moralidad patriarcal.
A través de la herramienta de la enunciación conocemos la dualidad de un ser que esta viviendo entre el que desea ser, el que debe hacerse y aquel que vive en la sepultura, en el recuerdo y como figura de identificación para ese hijo del que es sumo referente.
Sus hermanas serán hijas patriarcales, no sabrán de sí mismas, deberán ser personas que se construyan a partir del reconocimiento de aquellos para quienes fueron creadas. Deberán asumirse como seres para la casa, para el padre, para el marido, para los hijos o “para quien necesite beber la sangre de otro”. Ellas,  la madre en diálogo con la tumba, la amante también, todas ellas serán mujeres sumergidas en la nebulosa de los espacios privados, presas en su cautiverio, se harán para otros, se vaciarán y dejarán en olvido la construcción de su persona y la darán en holocausto en atas de ser madres, hijas o amantes

La muerte del padre implica para Poncho hacer lo que el padre hacía, vivir una vida que no eligió. Cortar sus sueños y enfrentarse al mundo desde otro lugar. “su cautiverio no le permite elegir libremente. La felicidad está dada, es la vida del padre. Preso de un molde, debe cumplir con todas las exigencias de un patriarca”.
Deberá habitar el espacio público, mostrar su hombría con las prostitutas, emborracharse con los amigos, pasar las pruebas de virilidad como miembro de un grupo juramentado, porque eso, supuestamente al padre lo hacía feliz.
Poncho y Alfonso, padre e hijo primogénito varón como exponentes de la prerrogativa de varón, también cautivos de lo que se espera de ellos.

En tanto sujeto moral, inmerso en la racionalidad patriarcal, en la concepción de hombría (también cautiverio) sentirá los estragos de la doble moral y las cargas del rol.
“Es el la dualidad del ser, entre crecer jugando a ser grande, entre los espacios privados y amorosos y los públicos con sus guerras sangrientas de muerte de inocencias y preguntas silenciadas de aceptación, se da la racionalidad patriarcal, de dos realidades con sus demandas, alegrías, destrezas y amenazas”.
Padre e hijo despojados de la chance de construirse en libertad, acatan roles y fingen felicidad por alcanzar cosas “que ni siquiera desean”.
En esa falsedad, en esa imposibilidad de distinguir, se confunden sentidos de vida, se repiten formas vacías y se obliga a todos: varones y mujeres a entrar en ese cautiverio de la racionalidad patriarcal.

¿Es increible “Los increibles”?

Desde el cine una contribución al análisis de la familia de hoy
Gabriela Ramos UBA

A la autora del artículo le interesa pensar qué concepción de familia transmite el film deanimación para niños “Los increíbles”, si hay ruptura con la concepción tradicional. (La familia de superhéroes devenido clandestinos se compone por la madre Hellen, la hija Violeta, el padre Bob, Dash el hijo travieso y el bebé)
La familia como institución social, regula, canaliza y significa  a las necesidades sexuales y reproductivas, incluye la convivencia, la economía compartida y una domesticidad grupal. Para Foucault incluye dispositivos de disciplinamiento.
La familia se presenta como área de oposición a las relaciones de mercado (trabajo y negocios) reforzando la división de espacios privado y público.
Mujeres y varones son socializados en forma diferente.
Nuestra idea de la familia es parte de las oposiciones simbólicas a través de las cuáles interpretamos nuestras experiencias. Esas oposiciones reflejan las oposiciones entre las personas, pero también les da forma.
Reconociendo la importancia de la familia en la constitución de la subjetividad, en la instauración de los códigos de género, vale pensar en los estereotipos de género presentes en la película.
“Códigos de género” puede definirse como la “intención inconciente” de captar a niños y niñas como portadores de determinadas definiciones de feminidad y masculinidad.
Un dato curioso es que a las integrantes femeninas de la familia, madre e hija, cuando les confeccionan trajes que sea funcionales a la tarea que van a realizar. Para la madre y ama de casa el traje está hecho con una tela que favorecerá la elasticidad de su cuerpo (“la tela es elástica como vos”) Además de su característica como heroína parece metáfora de su lugar en el grupo.
El traje de la hija será capaz de desaparecer, acorde a la capacidad de invisibilizarse de dicha joven.

“Los modelos de género son parte de los sistemas de los que el individuo se apropia y con los que la persona va construyendo su mundo cotidiano y su modo de ser en el mundo” En el caso de Hellen flexible y adaptable a las necesidades de la familia, por ejemplo. La familia es así el lugar principal de construcción de ideología y de modos de vida.

El concepto de género permite analizar los saberes y prácticas sociales develando cuan teñidas están de ideología patriarcal. Permiten cuestionar los determinismos biológicos poniendo el acento en lo histórico y cultural. De ahí la validez de desnaturalizar, develar aquellos elementos que oculta esto.
Badinter señala que el amor maternal es la historia de un amor inducido para las mujeres que forma parte de su colonización sentimental. Esto impide contar con que los afectos son construidos a través de una política de las familias como señala Donzelot (Discurso performativo de las subjetividades)

Llegamos así a decir con Argot acerca de la “necesidad de que las mujeres nos cuestionemos a nosotras mismas, en nuestra propia composición subjetiva, a la vez que cuestionamos nuestros vínculos con los otros, no solo los hombres sino la perspectiva patriarcal androcéntrica del mundo, que impone diferencias genéricas jerarquizadas.

¿Y ésta película viene a decir algo? Solo refuerza la idea de familia nuclear al servicio del capitalismo, con el disciplinamiento de la fuerza de trabajo, proceso en el cual la familia cumple un rol crucial. De ahí la inversión para transmitir valores tradicionales a través de la película.

¿Será que las nuevas estructuras familiares afectan  lo que se viene transmitiendo acerca del deber ser de la familia?
“Será que los nuevos movimientos sociales, sobre todo aquellos relacionados con las diversidades sexuales, los grupos GTTLBI, con su reclamo de derechos plantean nuevos interrogantes que merecen ser escuchados? ¿Será que las nuevas constelaciones familiares que se producen de hecho alteran los cimientos de la sociedad patriarcal y capitalista generando la necesidad de reforzar el viejo modelo para conservar el statu quo? Tal vez la multiplicidad de formas de familia y de convivencia que se decodifica como “la crisis de LA familia”, sea parte de la democratización de los derechos y de la extensión del derecho a tener derechos de algunos-as que están comenzando a tener voz para reclamar la legalidad e situaciones que así lo ameritan”

M.C.M. octubre 2008

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