24 dic 2020

Sobre escribir buscando sentidos II

 ¿Y si escribir fuera para mí la meta y la justificación? Desde aquel temor ante el hecho insoslayable de crecer, generar una chance: la de  encontrar respuestas.
Escribir como dice Javier Nuñez:
“Quién sabe si a veces no me escribo sólo para combatir esa ajenidad inevitable que siempre esconde una parte de nosotros a los demás. Si a veces no me escribo con la ilusión de que mis hijos, o mis amores, o mis afectos, puedan leerme entre líneas algún día y sospechar al otro que fui y nunca supe revelar”.
Y hay temas ineludibles. Son los temas universales. Los que nos muerden con dentelladas  precisas  y fuertes. Ya sé, para algunos son los espejos,  los laberintos, el tigre, las ruinas…
Manoel de Oliveira, y me asocio a él,  como si expresara claramente lo que siento, siempre reflexionó sobre  temas eternos: el amor, la muerte y el paso del tiempo. Y la fe, como motor. Desde la necesidad e inevitabilidad de crecer una pulsión que merezca el trayecto. Que lo empuje, que lo potencie. “La fe. Es imprescindible. Sea moral, política o ética. Sin fe no se sobrevive”
Tal vez también con un compromiso con nosotros mismos primero  y respecto a los demás después.
José Saramago completa la idea cuando dice “Sin memoria no existimos  y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir." Creo que alude a ese compromiso.
Tal vez pase por allí: una página que valga la pena. La angustia de la página ante el escritor en blanco, más que la angustia del escritor ante la página vacía.
Hay quienes encuentran su rumbo. En la escritura o en otras creaciones.
El “La escafandra y la mariposa” el logro del periodista que muere  después de haber concluido su escrito. Jean Dominique Bauby dejó el relato que nos asombra y nos da la medida de su valor, cuando cuadripléjico, pero con las capacidades cognitivas intactas, debe encontrar el modo de dictar su testimonio. Solo podía mover su párpado izquierdo, y con ese movimiento, y la dedicación de las profesionales que lo asistieron, pudo llegar a decir “sí “ y  “no” y luego, complejizando ese recurso, poder   dictar el libro donde narraba sus reflexiones y sentimientos. Cuando terminó la tarea, recién entonces, murió.
En el sueño de “El palacio ideal”  Ferdinand Cheval el cartero que completa con piedras su construcción luego de 33 años. Años en los que recogió los guijarros con los que levantaba su castillo- escultura que recuerda la magia de “La sagrada familia” de Gaudí
Son intentos. Con la grandeza de su puesta en juego con lo que se tiene, que muchas veces es menor de lo que se puede, de lo que se quiere.
Abril 2015
 

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