Una de las ocasiones en que puede evaluarse el sentido de la vida de una persona es en las ceremonias en las que se la despide.
Lionel me hizo notar que en los velatorios hay datos implícitos en el comportamiento de los quedan, que marcan lo que quedó sembrado en ellos del que se va.
Comentaba que lo advirtió por el contraste en el clima crispado del velatorio de su abuela, persona conflictiva y que había suscitado discordias y enemistades entre sus deudos, y el de un abuelo sereno y solidario a quien despedían con una pena contenida, sin estridencias pero con intensa aflicción
También me ha conmovido el relato de quienes acompañando a sus familiares, en el último tramo se hacían eco de los pedidos de éstos. Pudieron escuchar la demanda de afecto de quienes partían expresada de manera sincera: El jóven que pidió a su madre: - Arreglame el pelo, acariciame... En el caso de un hombre que preguntó a su esposa:- Puedo abrazarte? Y murió en ese momento, en sus brazos.
El de aquel padre que dijo a su hija: -Dame un beso. Ella preguntó :-¿Qué pasa, estás mimoso? Y el, lúcido, respondió: -Es que estoy muriendo.
3 dic 2020
VELATORIOS REVELADORES. EXPERIENCIAS DE DESPEDIDA
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