Una de las singularidades en los escritos de Emilio Rodrigué, la encontramos en que escribe sus textos (sobre todo los testimoniales) dirigiéndose a un interlocutor con el que conversa, interlocutor junto al cual piensa en voz alta y que varía según los temas y los tiempos.
Eso crea un efecto en el lector. Nos predispone a formar parte de la trama que despliega.
El linotipista es un personaje jerarquizado, en tanto lo interpela con indicaciones para dar forma a sus libros.
También aquello a quienes habla, según los casos: su hermano Jack, Manuela, su nieta, Lourdes “la esclava imperial” que formó parte de su vida, su hijo Marcos, Varón, colega y amigo, están allí y con ellos va comentando sus ideas mientras las escribe.
Capítulo aparte merecen sus dedicatorias:
Las hay festivas, como la de “El Anti-yoyó”:
Eso crea un efecto en el lector. Nos predispone a formar parte de la trama que despliega.
El linotipista es un personaje jerarquizado, en tanto lo interpela con indicaciones para dar forma a sus libros.
También aquello a quienes habla, según los casos: su hermano Jack, Manuela, su nieta, Lourdes “la esclava imperial” que formó parte de su vida, su hijo Marcos, Varón, colega y amigo, están allí y con ellos va comentando sus ideas mientras las escribe.
Capítulo aparte merecen sus dedicatorias:
Las hay festivas, como la de “El Anti-yoyó”:
Dedicamos este libro a Erica y Miguel, pacientes soberbios que prestaron su biografía a la ficción que da realidad a nuestras fantasías.
O la de “El libro de las Separaciones”;
Dedico este libro al creativo, valiente y un poco histérico psicoanalista argentino que se llama Emilio Rodrigué
Serias, como en “Biografía de una comunidad terapéutica” y “El contexto del proceso psicoanalítico”, en donde sus maestros, y maestras son quienes concitan su gratitud: David Rapaport en uno, Marie y Susanne Langer en el otro.
Reflexivas como la de “El paciente de las 50.000 horas”,
A Marcos, un hijo que deseo como discípulo
A Ariel, un discípulo que pudo ser hijo
Enigmáticas como la de “Heroína”:
Belén, muchacha, la vida también es así. (¿Qué quiso decir? ¿Cómo es que era la vida entonces?)
En otros: “La lección de Ondina”, “Ondina Supertramp”, “Un sueño de fin de análisis”, se lee el homenaje a sus cercanos amados
La hay sugestivas como en “Gigante por su propia naturaleza”:
En el aiyé: Madre Stella
Mestre Didi
Madre Pinguinho
En el orún:Madre Ondina
Padre Julio
Amplias como en “Sigmund Freud. El siglo del Psicoanálisis”, en donde incluye a los argonautas, a sus discípulos –maestros bahianos, a los amigos.
Y a Gracia, su compañera.
Singularidad de su escritura
Una de las cuestiones interesantes es su planteo en que reconoce:
Los académicos escribimos soso (1)
El opera el milagro de dar con el tono justo, que sin perder rigor no tiene la pesadez que hace aburrido un escrito.
Y es que escribir para Emilio es muchas cosas: dificultad, anhelo, compulsión. disciplina, y lo ineludible del testimonio.
Dificultad cuando relata, acerca de su novela “Heroína”, después de la que quedó paralizado un tiempo
Fue un parto duro, después tuve psicosis puerperal, como vos.
-¿La sensación de vacío? La placenta de una novela es el cerebro, te quedás con un agujero, sin ideas.(2)
Anhelo cuando reflexiona:
Anoche circuló otra sospecha. ¿No será que crío en mis pacientes una exigencia para escribir? Puede ser correcto, para mi escribir es indispensable para la psicoprofilaxis cotidiana. ¿Acaso es posible vivir sin escribir? (3)
Compulsión cuando confiesa:
Yo no soy terrorista en el día a día…pero soy terrorista cuando me pongo a escribir. Soy un “veradicida”. El término veradicidio fue acuñado por una paciente y significa una pulsión radical por lo verídico, decir aunque cueste lo que cueste. (4)
Acepta la desconfíanza que suscita su peligrosa incontinencia escritural.
También reconoce:
Escribir es una disciplina para pensar. (5)
Y efectivamente, a veces se lo siente reflexionando y dando lugar a que podamos seguir el hilo de dicho pensamiento mientras se despliega en su escritura.
Pero otras veces juega con las palabras como un niño juega con un palo haciendo que es un caballo, una espada o un bastón según los avatares de juego en el que nos incluye.
Ejemplo de ello son los refranes tergiversados que crean un efecto de refinado humor:
El absurdo con letra entra, dije en voz alta, dando por iniciado el libro
En casa de palo, cuchillo de herrero
Morir es partir un mucho.
En casa de sabio, cuchillo de Fumanchú.
La veleidad pública es la debilidad privada. En casa de soprano, tapones de cera, la más ingeniosa variante en la moraleja del herrero neurótico. (6)
Se puede comenzar de nuevo, plantando una serpiente a prueba de manzanas. (7)
Sus frases revulsivas inquietan formando parte del atractivo que despliega creando efectos singulares.
Nos cuesta recordar, aunque no podemos olvidar.
Habrá pensado alguna vez Fedora que el pene es la lengua de la pelvis? Yo sí.
Todo paraíso tiene que ser ocasionalmente perdido.
Provocativa como góndola de vidrio.(8)
Juega con sus ironías, para provocarnos, sobresaltarnos o hacernos cómplices:
Llegábamos a San Nicolás, cuna del tornillo argentino. (9)
Gran ciudad, Río. Siento el asombro del pajuerano en la metrópolis. Uno aquí tiene la sensación del futuro, con los mutantes bajando del morro. (10)
El pueblo inglés vivió la ocupación argentina de las Falklands, como una humillación, coloso derrotado por un David que come bananas…Pero solo ganamos el primer round. (11)
Toda ciudad, hasta Rosario, tiene su ángel (12).
El estilo inclasificable escapa de corsets
El lo reconoce y se describe en la tarea de abrir un nuevo camino.
La soledad de la meditación creó una disciplina que se refleja en la escritura. (13)
Yo cincelo mi vida escribiendo. (14)
Escribo peligrosamente, Mis mejores páginas fueron redactadas con piel de gallina. Solo en el riesgo mi estilo se sustenta.
Una vez más me topé con la dificultad de caracterizar mi producción literaria, ya que no se trata insisto, de una pieza autobiográfica, aunque use rememoraciones como materia prima. A veces pienso que estoy inventando un nuevo género literario en los límites entre ficción y realidad. (15)
Y respecto a las cartas a Gracia durante el período en que no puede verla, cuando ella hace su iniciación religiosa:
Ahora sucede que no sé dónde las cartas terminan y el libro comienza. Más aún : no se dónde yo termino y la letra comienza. Le estoy dando razón a Lacan cuando dice que el sujeto es un significante para otro significante, sobre todo en este caso donde el significante máximo es el amor en el reinado del Palo Brasil. (16)
Su preocupación por dar cuenta por escrito de lo que le va aconteciendo, me recuerda a la reflexión de Isidoro Blainstein cuando refiere que de no existir la chance de elaborar lo vivido escribiendo, aumentaría el número de asesinos, psicóticos y suicidas.
“Da para un cuento” es una de sus frecuentes reflexiones. ante lo que lo sorprende, lo apena o lo divierte.
Usa esa expresión cuando escucha un relato que cierra redondo sobre sí mismo. Por ejemplo el de una dramática ruptura de un vínculo de Martha.
La muerte llega en cualquier parte…este es un sitio como todos para enterrar el amor. Ese es un final como para escribir un cuento…(17)
En la historia de la Mariposa Mustia, una joven apocada llega a sentirse irresistible, a partir del homenaje fraguado por Emilio y sus amigos en una fiesta. Deja de languidecer y cuando la encuentra de nuevo transformada en esplendorosa mujer, es cuando se dice: “esta historia da para un cuento”.
Emilio utilizó también esa expresión: “da para un cuento” respecto a mi primera carta, donde le cuento mis vicisitudes en la búsqueda de sus libros.
Resonancias
Cuenta de sí mismo:
Cuando se está bien mal, uno no puede darse el lujo de deprimirse. Ahora sí. “Pobre tipo” me digo, no como queja, siento algo como ternura por ese náufrago...Un luto nómade. (18)
Y de pronto lagrimeo apenado por mí: absurdo pero cuantas estaciones quedan por recorrer aún en este peregrinaje al reencuentro de mi padre, cuántos abrazos certeros y tacles al vacío antes de llegar al buen retiro.(19)
Emilio comenta que sus escritos suscitan diversas respuestas:
Un amigo me acusa de “yoyoísmo”, “confesionismo” y “exhibicionismo”, lo que viene a ser crítica pesada. (20)
Cuando relata su dificultad ante la enfermedad, el deterioro y la muerte dice:
Y de pronto pienso en Mimí. Reincido en lo que ella no haría: testimoniar lo íntimo. Pero en este caso escribir para mí es darle sentido a una muerte. El método de la crueldad, además, da dividendos, con ese bisturí se traza la línea transferencial que permite sortear los laberintos de la histeria y del olvido. Corro, eso sí el riesgo de suponer que sé adónde voy. Una vez más, sólo sé que no se nada. (21)
¿Por qué lo menciono? Porque algunas de sus páginas más conmovedoras se refieren la muerte de Noune.
Emilio reflexiona sobre la dificultad en asumir esos momentos trágicos y creo, intenta procesarlos en la descripción posterior.
Señala que Dany, el hijo de Noune, pudo tener un acercamiento en los últimos momentos, que a él se le hacía difícil, abrumado de un dolor que lo dejaba impotente.
Hay imágenes borradas a fuego. Tiene que ser así.
Cada uno lleva la perrera adentro. ¿Sé realmente cómo son las cosas? Porque siempre se está en bolas y nadie conoce cómo es la primera muerte en propia carne propia.
Cada día será como tiene que ser y seamos sinceros, generalmente nacen con doble circular de cordón. (22)
Otras páginas relatan la pesadilla del regreso de Bahía con Marcos para encontrarse con que Beatriz, su primera esposa y madre de sus hijos, ya falleció.
Y se asombra de la intimidad que puede permitirse Marcos con su madre muerta, “la cabeza en su regazo” que él no se había atrevido a enfrentar, que él había eludido, evitando entrar a la habitación.
Sinceridades
Sincero, se reconoce machista y mujeriego.
Recuenta en el balance de su vida la lista de sus cobardías y los escándalos que protagonizó. Y las plasma por escrito. ¿Existe otro escritor que haya llegado a tal nivel de blanqueo de las propias oscuridades? Si lo hay, no lo conozco.
Lo más aproximado que encontré, lo escuché de un cirujano, que reflexionando en voz alta y hablando como para sí mismo dijo: -A veces recuerdo los pacientes a mi cargo que murieron. No son muchos, en todos los años de trabajo, serán 30, 35…Pero cuando los imagino a todos juntos, en una montaña de cadáveres, me siento raro, aunque haya hecho lo mejor que pude…
Una disposición permanente, es la que Emilio refiere a seguir aprendiendo: de la vida, de sí mismo, de su quehacer psicoanalítico.
Reconoce con magnífica modestia su aprendizaje de los pacientes y se apropia de expresiones sagaces y reveladoras.
Subraya su ida y vuelta como “maestro que se transforma en alumno” de sus discípulos “los caníbales bahianos”.
Su sinceridad se expresa también en reconocer la transformación del “hombre Michelín” de su pasado, en un atleta que llega a ser lector atento del cuerpo de los otros, a partir de las resonancias de los nuevos entrenamientos en su propio cuerpo.
Sobre leer y escribir
Su introducción a la obra de Lacán es un desafío que sostiene con valentía a costa de sentirse humillado, como intelectual de trayectoria, al empezar como alumno con otros aprendizajes.
Años atrás había sido la ruptura con la APA, otra renuncia a una inserción de indudable prestigio, para empezar otros recorridos :
Althusser es el campeonísimo del yo yo: de la Vuelta al Mundo con una práctica teórica que es cosa de pasmo. Entonces vos, que solo fuiste al Colegio Nacional, tirás el tuyo como si fuera una vil taba. Althusser es un intelectual cruel; te dice que nadie sabe leer, excepto Marx, y apenas Spinoza que hizo ciertos progresos con “Mamá me ama” y otros textos simples. Entonces a vos, que lees para el carajo, te sacude un calambre intelectual al informarte que se requiere una doble lectura el Capital y que la primera vuelta consiste en leer cuatro tomos, palabra por palabra, línea por línea y en varios idiomas además del alemán pasando, como dice el guacho, por las áridas mesetas de la distribución simple para remontar el majestuoso Iguazú de la plusvalía. Y una vez que has preparado la tierra para esta lectura laboriosa pero ingenua, tenés que empezar de nuevo las obras completas, pescando entre líneas, leyendo los inaudibles susurros y murmullos, en búsqueda de lo que sin decir dice y vos te ponés azul y te comprarías El Tony, (23)
A pesar de esto nunca deja de seguir ampliando su mirada.
Acerca de su trayectoria en Psicoanálisis:
“Cincuentamil horas psicoanalíticas, cincuentamil horas de cincuenta minutos…Océanos mansos y turbulentos de atención flotante donde a veces sentí la Gran Interpretación en la punta de mi lengua mental, arañando los grandes enigmas del alma. Pero también hice muecas invisibles de impotencia. Hubo ocasiones en que dudaba de todo en general y, en particular, de lo que yo estaba haciendo. (24)
¿Existe mayor sencillez y humildad que la que expresa en esta frase? ¿Cómo opera en nosotros el pensar que la inquietud que hemos vivido a la cabecera del diván es compartida y reconocida por un maestro?
Hace 10 años me analicé con Freud. Durante los seis años en que escribí su biografía, Freud, El siglo del psicoanálisis, fui día y noche analizado por él. Gran aventura. Entré en una sintonía envolvente, existencial, retórica, más allá de cualquier simbiosis. Fue un ideal alquímico, lo sé, que me llevó a ser el otro que soy yo. Esa identificación fascinada y fascinante tiene mucho de iniciación, en la que la idea de posesión no está ausente. De una cosa estoy seguro, yo no salí de esa experiencia siendo la misma persona. (25) Correspondencia privada
Su idea respecto a escribir es declarada con énfasis:
Otra vez el efecto terapéutico de la escritura es descripto y subrayado como recurso a la salud mental.
Cuenta un secreto cuando escribe;
El Anti-yoyo fue un libro básico en mi biblioteca, a partir de ese momento comencé a explorar un estilo intimista, condimentado con crueldad y humor, un estilo autobiográfico en el sentido de que hablo cosas de mi vida, usada como ficción. Entonces mi literatura se vuelve terapéutica, en la medida en que opera como un modo de pensar mi vida y para mi pensar es escribir y escribir es vivir. Los libros que se suceden…siguen acompañando mi historia…es como si hubiera escrito diarios. (26)
…cuando se raspa el pasado uno no puede escribir toda la verdad, eso es imposible. Si yo escribiera la imposible verdad, la Iglesia Católica colocaría mis libros en el Index, la Iglesia Universal también. Otro tanto ocurriría con el Partido Comunista, la Sociedad Protectora de Animales, las Damas Católicas y la Interpol. Sería un repudio total, la APA tiraría mi fotografía de la sala de la Comisión Directiva. Por eso omito lo crucificable. (27)
Su sabiduría en los textos
Su interrogación a sí mismo no tiene topes. Llega a formulaciones que son síntesis existenciales, que son precipitados de toda una vida conciente de sí misma.
La desesperación domada se llama sabiduría. (28)
Y otra reflexión en ese tono:
-¿Cuál es el secreto de tu serenidad?
Y él contestó:
-Colaborar, incondicionalmente con lo inevitable.
Concuerdo, pero diría que hay que hacerlo lúdica e irónicamente, si es posible. Saber perder la partida perdida.(29)
En los últimos años se propone como líder de un movimiento:
Hay que crear una literatura senil.
Quizá este libro sea un botón de muestra.
La literatura senil tiene que reflejar la verdad polimorfa del viejo. En ella debe aparecer el viejo verde, el viejo rojo de los grandes amores, el viejo amarillo de los grandes tedios, (30)
Lo cierto es que aún no se bien adónde quiero ir cuando propongo una literatura senil. ¿Cuál es la función del viejo? ¿La función de la experiencia olvidada? El anciano sabio no sabe que sabe, olvidó el saber en los meandros y remansos de su arterioesclerosis.
Hay que apagar la mirada para ver, hay que borrar la memoria para recordar, por eso se equivoca feo quien piensa que el anciano regresa a la condición de niño. El lailai es, antes que nada, un orgulloso portador de oráculos y un maximizador de contradicciones. La literatura senil tiene que profundizar la veta profética y extraer alternativas paradojales.
…la literatura senil tiene que tener algo de novela de caballería. El hombre viejo tiene que ser orgulloso y valiente. (31)
Y Emilio fue orgulloso y valiente. Su obra tiene mucho de novela de caballería del siglo XX.
Seguir su itinerario implica la aventura de asomarse a una manera de vivir. A una manera de ser. A una manera única de escribir.
María del Carmen Marini- invierno de 2009
Ver también: Crónica de San Salvador de Bahía
1- Rodrigué Emilio: El libro de las separaciones Sudamericana. 2000
2- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
3- Rodrigué Emilio y Syra Yahin Lopes: “Un sueño de fin de análisis”Ediciones Nuva Visión. Bs.As., 1991
4- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría” Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
5- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría” Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
6- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría” Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
7- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
8- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría” Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
9- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
10- Rodrigué Emilio: El libro de las separaciones Sudamericana. 2000
11- Rodrigué Emilio: El libro de las separaciones Sudamericana. 2000
12- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
13- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría” Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
14- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
15- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
16- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
17- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
18- Rodrigué Emilio: El libro de las separaciones Sudamericana. 2000
19- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
20- Rodrigué Emilio: El libro de las separaciones Sudamericana. 2000
21- Rodrigué Emilio: “La lección de Ondina Manual (psicoanalítico) de sabiduría” Editorial Fundamentos. Madrid, 1980
22- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
23- Rodrigué Emilio y Berlin Martha: “El Anti-yoyó”. Editorial Fundamentos. 1977
24- Rodrigué Emilio: El libro de las separaciones Sudamericana. 2000
25- Rodrigué Emilio: Correspondencia privada (gentileza de Sergio Rodriguez)
26- Rodrigué Emilio: El libro de las separaciones Sudamericana. 2000
27- Rodrigué Emilio: El libro de las separaciones Sudamericana. 2000
28- Rodrigué Emilio: “La respuesta de Heráclito”. Topía Editorial, 2006
29- Rodrigué Emilio: “La respuesta de Heráclito”. Topía Editorial, 2006
30- Rodrigué Emilio: “Ondina Supertramp”. Editorial Sudamericana, (30)
31- Rodrigué Emilio: “Gigante por su propia naturaleza”. Editorial Sudamericana, 1991
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