3 dic 2020

Fragmento

 ...mi bebé retoza en las suaves praderas de mi vientre.
               Siento que se deja rodar por colinas color bermellón, que se desliza por el tapiz aterciopelado del mundo que lo contiene.
               Que navega en el agua tibia y cristalina, dejándose ir, manso y juguetón.
               Siento que explora, curioso, las dimensiones del espacio...que se inicia en cabriolas graciosas, y a veces como un trapecista, da un salto mortal.
               Pienso en él, como en otro Principito, también él único habitante de un mundo pequeño. Pero como el suyo es un mundo cerrado, no puede perseguir las puestas de sol.
               También él, como el otro, dejará su mundo pequeño y se largará a la aventura de conocer otros nuevos.
               Mi niño no abandonará una rosa que anhele su vuelta. Solo quedará yo, que aunque sabiendo que es necesario, tal vez lamente verlo partir...es que será tan débil, y los otros mundos tan peligrosos...!
               Por ahora es el dueño exclusivo, el único habitante y soberano de su reino...
               Y a través de mi piel cada vez más combada, pueden adivinarse sus brincos inquietos, su tensión y su calma...    
1974

Poema II

 Si pudiera resignarme
a la pérdida de la magia
y aceptar que el tiempo
se lleva cosas
 dejándonos otras a cambio...
 
Tal vez debería bastarme
la sonrisa de mi hija
 para compensar
que el Trintignan
que me fascinó en “Un hombre y una mujer”
 ha envejecido,
y que aquel vestido claro
 que tanto le gustó
 está en el fondo de un cajón
convertido en delantal de cocina...
 
Tal vez debería bastarme
 el color de los malvones en el patio
 para compensar
 su ironía de hoy
 y mi silencio o mi violencia.
 Pero lo exijo todo.    
1977

Poema I

 Compré un poco de sol
con un poco de lluvia
y un poco de alegría
con un poco de tristeza,
pagando una sonrisa
 con dos lágrimas pequeñas.
 
Valoré la compañía del amigo
 por haber caminado sola
 y  jerarquicé las rosas
porque mucho tiempo
 anduve en el desierto.
 
Llegué a saber
 (la gloria del descubrimiento
 me costó heridas en las manos
 y en las rodillas mientras avanzaba)
que todo se compensa
 antes o después...
 (más bien después).
 
El silencio es hermoso
 luego del bullicio
y el sosiego
 luego de la inquietud.
Pero no se comprenden uno separado del otro.   
1977

Autobiografía breve

 Tuve un osito de felpa y una muñeca de trapo.
Luego guardapolvos blancos y manchas de tinta en los dedos.
 
Después tuve un hombre y esperé que me diera una casa con jardín,
un automóvil rojo, los gestos del amor y también hijos.
¡Guay de él si no llegaba a dármelos!.
 
También esperé que me diera palabras solo a mí.
Las palabras más bellas y un sentido para vivir.
 
Cuando pude (recién cuando pude, y fue bastante tarde...)
Descubrí que debía darme a mí misma razones y argumentos.
Porque las razones prestadas no sirven.
 
Desde las hebillas del pelo, hasta los zapatos que calzo,
los conseguí trabajando.
Y con esfuerzo conseguí, de los gestos del amor,
el goce que nadie puede darnos, ya listo y terminado.
 
Y, sobre todo, con desgarramiento me doy
las ideas que puedo pensar
y las palabras que llenan el silencio.  
1984

Mujer II

Fui sombra
fui  eco
satélite en el espacio,
reflejo en un cristal.
 
Palabra muda
para designar nada,
ausencia de sentidos
tiempo deslizado
sin aconteceres propios.
 
De pronto, el horror.
De pronto, el vacío.
La soledad de siempre
ahora sin disfraces.
Saber que no,
que es mentira el encuentro
cuando se es sombra,
eco, satélite, reflejo.
 
Me miro, me palpo,
De pie, siento mi fuerza.
Existo por mi misma,
pariéndome con dolor
busco mi voz
y encuentro un grito...
es el primer vagido
de este, mi ser con consistencia.
 
Estoy naciendo entera
(no sombra ni reflejo).
Estoy naciendo entera.
Tengo un cuerpo, ideas, sentimientos,
tengo un rumbo que es mío
(y no prestado).
 
Se adónde voy
y es a la conquista de mi misma
a rescatar allá adentro
lo que pudo quedar enajenado.
 
No me importa lastimarme las rodillas
ni arañarme en los escollos de la ruta,
estor recién nacida,
estoy entera...
no me importa el dolor.
Vale la pena.     

1985